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01

El primer día en aquel lugar no era tan malo como Jisung pensaba, despedirse fue algo bastante confuso, no dijo ninguna palabra cuando se fue de su departamento, solo recibió el abrazo de su madre y de Felix antes de que el auto lo llevara hasta una casa fuera de Seúl. Un lugar lejos de la ciudad, con mucha naturaleza y tranquilidad.

Jihyo, la psiquiatra, le mencionó durante el viaje que el lugar no era un centro psiquiátrico como él pensaba, era más bien una casa de ayuda, no atendían personas con enfermedades mentales, solo aquellos que deseaban recibir algo de apoyo fuera de su hogar y también dentro recibían ancianos que guardaban reposo.

La casa era grande, el personal vestía un uniforme celeste y aquellos estaban a los alrededores no se veían como esos pacientes en ropas blancas y despeinados.

-Te dije que no es como piensas- dijo ella estacionandose para salir del auto.

Estaba al fin lejos, Jisung bajó del coche para sacar su maleta, aún bastante sorprendido de ver el lugar y las personas que ya estaban curiosas de su visita. Fue llevado hasta su habitación en un segundo piso, un cuarto con cama, escritorio y clóset, los baños eran compartidos y el comedor también pero había posibilidades de comer individualmente en cada habitación.

Tenía a un personal, una muchacha joven que iba a atenderlo si lo necesitaba, que se encargaba de recordarle a él y 7 personas más sobre sus terapias y quizás algún medicamento. Aún no se acostumbraba, no salió mucho de su habitación y no le permitieron colocar cortinas ya que dijeron que la luz era lo mejor para él.

Así es como pasó un día entero, acostumbrándose, sin poder hablar con nadie aún, hasta el siguiente día donde tenía que salir rumbo a la oficina central encontrándose nuevamente con Jihyo quien estaba haciendo anotaciones.

-Que bueno que llegaste Jisung, puedes sentarte.

El rubio se frotó el cuello y tomó asiento mirando por todos lados, el escritorio repleto de libros atrás, algunas cosa de psicología por la mesa, una bonita decoración y el ambiente calmado, iluminado, con una gran ventana a una parte del jardín.

-¿Cómo has estado? ¿Pasaste bien la noche?.

-Un poco.

-Ya te acostumbraras, tampoco pido que lo hagas al instante, todo toma su tiempo- ella termino de anotar algunas cosas y luego volvió a verlo -¿Quieres agua? ¿Prefieres echarte?.

-Así esta bien, el sillón es muy cómodo- dijo él apoyando la espalda.

Un silencio de segundos apareció repentinamente, el omega no estaba seguro de qué cosas necesitaba hablar y aunque solo quería irse, estaba también consciente que tenía que poner de su parte.

-¿Tienes una buena relación con tu madre verdad?.

Jisung asintió, sin mirarle a los ojos y más concentrado en una cosas que estaban en la mesa.

-¿Sientes que has tenido una infancia feliz?.

La pregunta hizo eco en su cabeza, preguntándose lo mismo, no sabía como referirse a su infancia, habían momentos agradables y desagradables.

-Supongo.

Jihyo no dejaba de observarlo -¿Supones? ¿Tuviste momentos que hubieras querido no pasar?.

-Como todo niño, solo fui criado por mi madre y mis abuelos, nunca conocí a mi papá, no era tan extrovertido en la escuela así que era difícil hacer amigos siendo tímido.

-¿Sientes que te hubiera gustado tener a tu padre contigo?.

-No, bueno... quizás como todo niño si hubo momentos en los que sentí que me hacía falta pero era lo suficiente inteligente para darme cuenta y mi madre siempre fue sincera conmigo.

Ella sonrió -Eso es bueno, veo que te han cuidado muy bien, como omega adolescente ¿Crees que también te fue bien?.

Los recuerdos hicieron que él mostrara una ligera sonrisa de solo segundos.

-Mi madre siempre me dijo que era probable que sea omega, ella es una mujer alfa al igual que mi abuela pero por alguna extraña razón yo no lo fui, solo tuve un pequeño grupo de amigos pero era considerado uno de los más bonitos de la escuela.

-¿Nunca tuviste complejos contigo mismo?.

La pregunta hizo que Jisung se llevara una mano a su lunar.

-A veces, solo algunas personas hacían comentarios desagradables, hubo un tiempo en el solo me tapaba esto con maquillaje.

-Es un lunar muy bonito.

El halago le traía algunos recuerdos, ¿cuántos alfas no le dijeron lo mismo para ligar con él? Y cuantos dijeron lo contrario. Bajó la mirada para jugar con los hilos de su manga.

-¿Nunca has tenido una pareja Jisung?.

La respuesta no iba a ser sencilla, se quedó observando los hilos de colores de su manga mientras intentaba regresar algunos momentos que había ocultado muy al fondo.

-Tuve, en la escuela y en mi último año de universidad.

-¿Fue un buen momento para ti?.

El suspiro que salió de los labios del rubio, hizo que la doctora se preparara para escuchar atentamente todo lo que realmente necesitaba saber por ahora para saber que medidas tomar.

-Termine bien con el alfa que conocí en la escuela pero no me fue tan bien luego.

Los vivos recuerdos y el rostro de aquella persona aparecían en la mente de Jisung.

-Él me engañó, quizás yo lo sabía pero intenté no buscar para no sufrir y sin embargo la verdad fue inevitable.

Jihyo asintió golpeando la parte de arriba del lapicero contra su cuaderno un par de veces.

-¿Fueron años de relación?.

-Cuatro años, muchos planes, quizás más míos que de él.

-¿Y por eso no te volviste a enamorar?.

Era sorprendente el hecho de que Jisung no llorará de solo recordar a ese tonto. Solo sentía mucha cólera

-Tuve que hacer una maestría pero todo mi dinero siempre se iba en él, no me di cuenta hasta que supe que me engañaba, cuando lo hice era muy tarde. No tenía valor para pedir algo a mi familia y por eso encontré un medio más rápido de conseguir dinero.

-¿El vientre de alquiler verdad?- preguntó ella anotando las cosas que escuchaba.

Él asintió otra vez.

Fue realmente extraño, mi madre no me habló por 2 meses, no estaba contenta con esa decisión.

-Fue muy drástica esa decisión.

-La segunda vez que lo intente es por ayudar, porque sentía que hacía algo bueno.

-¿La tercera?.

Una segunda memoria que deseaba ocultar fue abierta en Jisung, sintiendo que su corazón se estrujaba, intentando comprender porqué todo esto le hizo más daño que la primera vez.

-Fue también por ayudar y no entiendo que sucedió.

-Uhmm...- ella lo observó por unos segundos -¿Te sentías bien con ese alfa?.

-Supongo, quizás eran las hormonas.

-Quizas- Jihyo vio el dolor en la mirada del rubio y solo cerró su libreta -Eso es todo, te agradezco por ser tan sincero, voy a analizar todo. Recuerda que si tienes algo más que decirme yo estoy aquí o la enferma a cargo también. Mañana empiezo con algunas cosas, verás que será de mucha ayuda.

Jisung se levantó dando un reverencia ligera antes de salir sintiéndose menos pesado pero aún preocupado de cómo todo eso le iba a ayudar. Felix también lo escuchaba aunque esos días estuvo bastante alejado.
Caminó fuera de aquella oficina pasando por una sala enorme donde habían algunas personas leyendo o coversando.

Una mujer muy mayor en silla de ruedas estaba cerca de una mesa, intentando mover uno de sus brazos para alcanzar un vaso de plástico rojo pero apenas lo tomó este cayo al suelo. Jisung miró a todos lados y al ver que aquella anciana no podía recogerlo se agachó a ayudar.

-Oh, muchas gracias- dijo ella sonriendole.

-No hay de qué ¿Deseaba tomar agua?.

- Sí, antes que luego lo olvide.

Jisung fue hasta los filtros de agua llenando el vaso rojo y dándole a la anciana que recibía todo con un buen gesto.

- Soy Minjoon- la anciana sonrió mostrándole su cartel que estaba pegado a su ropa -A veces olvido las cosas y tengo dificultades para controlar mi motricidad- dijo alegre, como si no fuera nada grave.

Jisung no estaba interesado en conversar pero tampoco podía ser muy irrespetuoso.

-Soy Jisung.

La mujer asintió -No voy a obligarte a decir la razón de tu estadía pero eres un muchacho muy guapo.

-Gracias.

-Sea lo que estés buscando aquí, espero que lo logres y seas feliz.

-Nuevamente gracias- Jisung sonrió.

-Espero que no sea la primera vez que nos veamos, iré a buscar a mi amiga.

La anciana terminó su agua y dejó en vaso para irse por otro pasillo desplazándose en la silla de ruedas que para su suerte era mecánica.

Minho miró el reloj que se encontraba en un espacio de aquella cocina. Eran casi la hora del almuerzo y moría de ganas de regresar a casa pero hoy el hotel estaba casi lleno y tenía que supervisar la cocina así como ayudar en alguno platillos. Le estaba yendo bien a decir verdad, después de su divorcio, se alejó de algunos programas de televisión de cocina para dedicarse a su hija aún cuando habían propuestas bastante buenas.

La hora punta significaba que el restaurante del hotel se llene y debían hacer todo según lo indicado, todo marchaba de maravilla y faltaba menos de una hora para que por fin pueda dejar por un momento el hotel y ver a su hija, ser dueño tenía algunas ventajas.

Cuando poco a poco estaba vaciandose el local, Minho salió para ver a los últimos comensales y saludarles mientras era reconocido por algunos cuantos que estaban felices de verlo. Caminó por algunas mesas preguntando si todo estaba bien, observó a un camarero entregar un postre pero Minho se acercó al ver que el plato tenía una mancha de chocolate que no veía bien en ello.

-Disculpe- dijo él pasando una servilleta por el plato para entregarlo luego a una chica que estaba esperando por ello -Aquí tiene.

-Gracias... Minho- mencionó ella sonriendo y mirando luego su postre -Siempre quise encontrarte aquí.

El castaño parpadeó un par de veces.

-Disculpe si no la reconozco.

-No claro que no, solo soy una comensal más, pero estudié contigo en la secundaria, era un grado menor- dijo esta vez mirando a Minho -Tú padre me dio una invitación aquí.

-Oh...- Minho entendió todo y suspiró sin ser muy evidente -Pero bueno, espero que te haya gustado mucho la comida.

-Muy bueno, ahora sé porque eres muy reconocido y el hotel es muy bonito también, siempre supe que ibas a lograr muchas cosas.

Minho sonrió un poco apenado y solo le dio las gracias sin saber que hacer o decir.

-Cuando desees puedes venir.

-No te preocupes, la siguiente vez pagaré mi propia comida.

-El postre va de mi cuenta.

Ella volvió a sonreír y se colocó un mechón de su cabello por detrás de su oreja, el alfa pudo apreciar un lunar cerca a su cien, un poco notorio. Los recuerdos de una marca similar hicieron que él no despegue la vista y mirara con nostalgia.

-Tienes...- Minho señaló la marca y ella volvió a taparlo con su cabello.

-Haz de cuenta que no lo viste- mencionó apenada.

-No, no quería decir nada desagradable, en realidad es muy bonito.

Ella observó al castaño con asombro y ternura.

-Me llamo Jisu- mencionó ella estirando la mano. Minho no dudó y solo le tomó la mano asintiendo.

-Gusto en conocerte Jisu.

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Una señorita tocó la puerta de la habitación antes de esperar e ingresar para ver a su paciente que estaba echado en la cama mientras apretaba su abdomen.

-Traje algo de medicina- mencionó ella colocando una jarra de agua nueva y dos pastillas - Tomalos, te harán sentir mejor.

-He tomando eso durante días y no me está ayudando- dijo sin mirarla.

-Esto es diferente, no son la misma medicina. Te ayudará mucho, especialmente con los síntomas físicos.

Con algo de dolor, Jisung se movió de su cama para sentarse y poder tomar la medicina, odiaba tener que hacerlo, no era fanático de las pastillas y tomar dos por día era demasiado para él.

-Probablemente te de sueño, es normal, va ayudar con el problema cuando despiertes.

Y esperaba que sea verdad, había estado lidiando con mucho dolor desde que salió del hospital, tanto físico como mental, el vacío en su abdomen y el dolor de pecho parecían insoportables.

-Descansa lo que puedas, mañana hay algunos talleres muy buenos, te buscaré para llevarte.

-¿Es necesario que asista?.

Ella sonrió -Parte de esto es ayudar a que las personas mantengan ocupadas su mente en otras actividades, hay talleres muy bonitos.

La enfermera tapó la jarra de agua despidiéndose de Jisung, el rubio apenas escuchó la puerta cerrarse, solo se recostó nuevamente en la cama intentando dormir y esperando que cuando despertara, el dolor haya desvanecido hasta el día siguiente.

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