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09

—Eres un imbécil, tardaste demasiado.— se quejó JiMin, golpeándole el pecho con los puñitos y luego lo empujó sin medir su fuerza.

YoonGi se resbaló con el lobo y cayó de lleno, pero ni se inmutó, estaba sonriente y miraba fijamente al contrario. Entendía perfectamente que estuviera enojado con él porque dijo que tardaría cierto tiempo y pasó mucho más.

JiMin se limpió el rostro con el antebrazo y al instante se sintió culpable por haberlo hecho caer, así que le cedió la manita para ayudarlo a pararse. Aunque YoonGi no tenía eso en mente, lo extrañó demasiado y lo necesitaba con tanta urgencia, por lo que tiró de él para hacerlo caer.

—YoonGi!— grito JiMin, sorprendiéndose por ser arrastrado también al lodo.

—Soy todo tuyo, ya no hay nada que nos lo impida.— aseguró YoonGi, acomodándolo sobre su regazo para darle castos besos en el rostro.

JiMin dudo —¿La red?

—Mi hermano mayor y mi cuñado se encargarán de eso, deje de ser un narcotraficante para poder estar a tu lado.— aclaró y cerró sus ojos fuertemente ante el revoltijo de emociones que sentía al estar libre para amarlo como quería.

JiMin se emocionó al escuchar sus palabras, atrapó el pálido rostro entre sus manitas y lo beso, moviendo sus belfos al ritmo. YoonGi correspondió sin dudar, lo tomó de las caderas y mordisqueo su boquita para introducir su lengua.

—Nos enfermaremos, debemos entrar a la casa.— señaló JiMin, deteniéndose y haciendo referencia a la lluvia que no paraba ni parecía hacerlo pronto.

YoonGi lo vio intentar ponerse de pie, más lo detuvo y nuevamente lo hizo caer, solamente escucho un resoplido de su vaquerito. Luego lo empujó suavemente contra el lodo y se acomodó sobre su cuerpo para encerrarlo, no lo dejaría ir.

—Si enfermas cuidare de ti, pero te quiero justo ahora.— comentó YoonGi tentativamente y le tomó la mano para dirigirla hacia su entrepierna.

JiMin tocó la dureza, sonrió con picardía y no fue capaz de rechazar tal oferta, también lo deseaba y requería su calidez. YoonGi noto que estaba de acuerdo y se quitó los pantalones con cierta prisa, mientras su vaquerito hacía lo mismo.

—Todos los días pensaba en ti y en volver a tenerte, me vuelves loco.— confesó, desabrochando la camisa que llevaba y admiro la perlada piel con hambre.

JiMin percibió como las pupilas de YoonGi se dilataban con solo observarlo y se sintió tan deseado que su propio pene brincó. Bajo la atenta mirada felina, se acarició y pellizcó a sí mismo los pezones, jadeando de puro placer.

—Es bueno saberlo, yo estaba asustado por lo que decían en las noticias y no tuve tiempo de hacer algo más.

YoonGi no esperaba que estuviera al pendiente de lo que ocurría en la ciudad, ya que JiMin no tenía ni una televisión en su casa y menos un radio.

—Escuché que habías muerto, la reportera dijo que había una posibilidad y parecía muy segura de que tus enemigos te capturaron.— insistió JiMin, deslizando sus manitas y atrapó el eje del contrario para masturbarlo.

—Fue el plan de SeokJin, un método de escape para que no me siguieran hasta aquí y por eso tarde.— YoonGi parecía estar disculpándose, pero con el tacto en su cuerpo no le estaba resultando —¿Estás enojado por eso?— preguntó, dándose cuenta del ceño fruncido en el hermoso rostro de su vaquerito.

JiMin asintió e impulsado por sus emociones bajó y subió su mano con brusquedad, lo que hizo a YoonGi apoyar las manos en la tierra. No se detuvo, continuó haciéndolo por minutos, como si estuviera castigándolo.

YoonGi se dejó hacer porque, primero que nada, le encantaba la sensación y en segundo, entendía que debió estar preocupado por su culpa. Sin embargo, no era momento para discutir, para eso ya tendrían muchos años.

—Perdón, vaquerito.— gruño y le apartó las manos para juntarlas con solo una suya —Estás portándote muy mal, ¿Debería castigarte y mostrarte lo peligroso que soy?— interrogó presionando la lengua en el interior de su mejilla.

JiMin gimoteo ante la advertencia y se removió, trató de liberarse y girar los papeles para continuar masturbando a YoonGi. Pese a sus esfuerzos, no lo logró y únicamente consiguió que terminaran completamente enlodados.

YoonGi era más fuerte, antes no lo había demostrado porque no pretendía lastimarlo, pero sabía que a su vaquerito le excitaba hacerlo rudo y quería hacerlo sentir bien. Lo sometió casi con violencia, dirigió su mano libre a los pomposos labios y le metió dos dedos para que los chupara.

JiMin entendió el mensaje y sacó la lengua para lamerlos, acto seguido los succiono y lleno de saliva. Sintió la oscura mirada observándolo y los mamo como un experto, aunque los soltó con una cantidad considerable de baba.

YoonGi lo preparó, aunque muy a diferencia de la primera vez, no lo hizo lentamente y suave, sino brusco. Insertó los dígitos de golpe y no estiró las paredes, hasta que encontró la próstata. Estaba haciendo a su vaquerito un desastre, pero justamente eso quería, enloquecerlo y volverlo adicto a él.

—Mgh~ no, no... Me vendré muy rápido si haces eso.— gimió JiMin, titubeando.

—Bien, pero ten en cuenta que estás siendo reprendido por tu comportamiento.— recalcó YoonGi, dejando de prepararlo para soltarle una nalgada en el culo —Has sido grosero y te comportas como una puta al dejar que te folle al aire libre.— agregó, propiciándole una segunda y una tercera.

Fue extraño llamarlo de esa manera, pero quería ver si eso le gustaba también y dejaría de hacerlo si veía que era negativo. Sin embargo, JiMin se mostró más sensible, lloriqueo, y el ardor en su piel hizo que comenzara a respirar erráticamente, no se ofendió, sino que se excitó por ser tratado de esa manera.

—Si te pudieras ver.— YoonGi se burló y admiro las mejillas rojizas —Estas tan duro con tan poco y te ves jodidamente patético.

—Yoon~

YoonGi lo silencio con una mirada —¿Tanto quieres mi verga dentro de tu asqueroso culo?— pregunto y al verlo asentir, le escupió en la entrada —¿Qué diría tu padre si viera como follo a su inocente hijo en medio de la granja?— insistió mordaz.

JiMin se sonrojó ante la idea, JaeSang no tenía ni la menor sospecha de sus gustos sexuales o lo que hacía con sus múltiples dildos y vibradores a solas. El imaginarse que alguien -no en específico su padre- los encontrará de esta manera, a él siendo maltratado y bien cogido, oh, eso sería el éxtasis.

—Dilo.— exigió YoonGi, dándole dos golpecitos en la mejilla con el dorso de su mano —Quiero escucharte rogar.

—Deseo... Necesito que me folles, por favor.— suplico JiMin con los ojos grisáceos acuosos por el anhelo.

YoonGi no necesito que lo repitiera, se acomodó para penetrarlo y se adentró de un solo movimiento, tan profundo y repentino que no le dio oportunidad de asimilarlo. JiMin echó su cabeza hacia atrás y soltó un gritito silencioso, podía sentir el miembro golpeando su punto sensible y su estómago estaba tan lleno.

—Voy a moverme, se una buena puta, JiMin y resiste que te rompa.

JiMin asintió y se deleitó al ser denigrado por alguien que comúnmente era adorable, escuchar a YoonGi hablarle así era como el paraíso. El lodo en su cuerpo le daba un toque al encuentro y el erecto pene abusando de su culo, todo era tan bueno que ya ni siquiera le presto importancia a la lluvia.

YoonGi aceleró sus estocadas al verlo virar los ojos, se agachó y alzó sobre su cuerpo para morderle los pezones. JiMin balbuceo y rogó por más, era tan delicioso que incluso movía sus caderas al compás.

—¿Te gusta, mi vaquerito?— preguntó YoonGi, dejándolo repleto de marquitas.

—S-sí~— respondió JiMin, sonriendo.

—Me voy a venir dentro de ti, JiMin, quiero que sientas mi semen llenar tu culo y puedas recordar que me perteneces.— advirtió YoonGi, soltando las manos que retenía con una de las suyas y se aferró al lodo para hacer presión.

JiMin sintió que se hundía en la tierra por la fuerza ejercida contra su cuerpo y observó hacia su vientre, tenía un bulto que podía identificar. La imagen delante de sus ojos lo tenía al límite: YoonGi encima, con su entrecejo fruncido y su cuerpo sudado, lleno de lodo mientras lo folla sin piedad.

—Di que eres mío.— pidió YoonGi.

—Soy tuyo.— correspondió JiMin, sintiendo los espasmos en su vientre —Soy tu vaquero~— repitió y se corrió en lentas tiras de esencia.

YoonGi lo siguió, llenándolo con su semen y no se detuvo, busco los muslos perlados para apresarlos y sentó el cuerpo sobre su miembro. JiMin lo sintió tan profundo, así que solamente reaccionó a rodearlo del cuello con sus brazos.

—Te quiero, mi vaquerito.— susurro YoonGi con la respiración entre cortada.

—También te quiero, mi mandilón.— correspondió JiMin tiernamente.

Como solían hacerlo, rompieron en carcajadas por sus tonterías y se abrazaron, allí en el lodo, en medio de la granja y con la lluvia empapándolos.

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Es todo mis galletitas, fuimonos chikorita yijaaa!

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