03
¿YoonGi ya había dicho que le encantaba montar? Bueno, no importa, realmente empezaba a hacerlo. Sobre todo con JiMin al frente y con las riendas sujetas entre sus pequeñas manitas regordetas mientras el caballo trota lentamente.
Nunca se le pasó por la cabeza lo bien que podía sentirse esto, pero esperaba no estar siendo un maldito hormonal a sus treintas, aunque era culpa de la silla por tenerlos tan pegados. Demonios, no se iba a quejar al respecto, tenía el respingón culo de JiMin frotando en cada galope contra su entrepierna y estaba luchando desde hace ya una hora para no tener una erección.
Sinceramente, no le estaba yendo nada bien porque tenía el aroma de JiMin inundando sus fosas nasales, una deliciosa combinación de duraznos y sudor. Encima de eso, tenía sus manos en la fina cintura y no podía evitar apretarla de vez en cuando, a la vez que cerraba sus ojos y mordía su labio inferior.
JiMin podía sentirlo tenso y también era consciente de la dureza detrás de él, pero no se detenía, continuaba avanzando con el caballo. Le gustaba la sensación y aceleraba, en momentos incluso se atrevía a ir por caminos rocosos en vez de la vegetación para que hubiera más movimiento entre ellos.
Sabía que estaba haciendo mal, pero se sentía tan bien que solamente intentaba prolongar el suceso porque nunca antes había sentido algo parecido. Estaba actuando inocente y miraba a todos lados en busca de su vaca, así que no era tan obvio con su jugada, o esperaba no estarlo siendo.
—No la veo por ningún lado y el sol se empieza a ocultar.— comentó JiMin, deteniendo el caballo frente al siguiente terreno.
—¿Quieres regresar?— pregunto YoonGi, soltando un suspiro —Entiendo si quieres continuar buscando a tu vaca, montar no es tan malo como pensé.
JiMin se quiso reír por su argumento, pero no lo hizo y se puso a recordar si había pasado por alto alguna zona por estar entretenido con YoonGi.
—Creo que podría estar en la presa que tienes en el este.— señaló JiMin hacia aquella dirección y tomó nuevamente las riendas.
—Vengo poco a mi rancho, no conozco todo el terreno y ni siquiera sabía que tengo algo como eso.— confesó YoonGi, sosteniéndose esta vez de las estrechas caderas con más confianza y recargando su cabeza en la espalda del contrario.
—Lo sé, suelo pasar por tus tierras cuando mi ganado se sale, ya que vienen a estas zonas porque tienes bastantes forrajes secos y les encanta.
YoonGi asintió —No sé ni que sea eso, pero puedes pasar cuando gustes y necesites, por mí no hay problema.— concedió, intentando ser amable.
JiMin no sabía si tomar eso como algo bueno, los demás vaqueros no solían ser tan abiertos con el permiso para sus terrenos y se consideraban hasta contrincantes. Quizá YoonGi no lo sabía, pero sus palabras estaban cediendo cierto poder, un favoritismo sobre otros y encima podría ser hasta un coqueteo.
¿O realmente le estaba coqueteando? Rayos, no tenía ni idea sobre esas cosas, nunca fue bueno detectando esos detalles y sus parejas normalmente eran hombres que esperaban que él hiciera todo. Exactamente por eso se volvió alguien bastante cerrado y prefería la comodidad de su granja, alejado de esos asuntos románticos que lo habían dejado con malas experiencias.
—¿Cada cuánto vienes? No te había visto ni una sola vez en mis veintiséis años— interrogó JiMin, tratando de no ponerse a pensar demasiado.
YoonGi no sabía si responder con la verdad o distorsionarla un poco porque decirle "Oye, JiMin, soy el narcotraficante más poderoso y temido de Corea, de hecho, las autoridades me buscan en este momento y soy un fugitivo" No sonaba para nada bien.
—Es esporádico, no tengo fechas porque mi trabajo no permite hacerlo tanto como quisiera, pero me gusta estar más en estos ambientes que en la ciudad.— respondió, decidiendo omitir algunas cosas por conveniencia.
JiMin se dio por satisfecho con la información, ya sabía su nombre, edad y que venía de la ciudad, eso era suficiente para él. Continuó con el camino, siendo consciente de que poco a poco YoonGi se acostumbraba a la fricción entre ellos y dejaba de estar empalmado.
Ahora ya no le era tan complicado voltear a mirarlo, quería volver a verlo igual de cerca que cuando se montó porque no había apreciado tan bien su rostro como quería. Podía recordar que tenía muchas pestañas negras, algunos lunares cerca de la nariz de botón y lo rojizos que eran sus finos labios. Además, le gusto la forma en que su largo cabello sudado estaba hacia atrás y como su colonia de mandarinas seguía oliendo sobre el del sudor.
YoonGi también había notado los pequeños detalles en su rostro, como las múltiples pecas y los preciosos fanales grisáceos que poseía, lo esponjosos que eran sus labios. Era justamente por todo eso y lo que ya recordaba que apenas podía mirarlo al rostro en este momento, no quería volver a ponerse duro y quería ayudarlo con su mentada vaca para ganar puntos.
—Mira la presa está detrás de esa loma.— apuntó JiMin con la cabeza, sin dejar de trotar y aumentó la velocidad para poder subir sin problemas.
YoonGi ni siquiera pudo responderle porque se estaba sujetando a él como un maldito gato que colgaba de un árbol, temeroso de caerse y ser pateado por el caballo. Lo cual en su cabeza se veía sumamente gracioso, pero debía doler como el infierno, así que se abrazó a JiMin como si su vida dependiera de ello.
Después de un parpadeo ya estaban sobre la loma y la presa quedaba frente a sus ojos, allí en una orilla estaba una solitaria vaca bebiendo agua. Al parecer la condenada sí se había escapado y vino desde la granja de JiMin para comer acá.
—Ey, galletita!— gritó JiMin hacia el animal de manchas blancas y negras.
—¿Galletita?— dudo YoonGi con una risita entre dientes.
—Mi vaca se llama
"galletita" y este pinto se llama "te voy a pegar si te sigues burlando".— advirtió JiMin con un puchero en sus labios.
Ambos podían verse porque estaban detenidos y se habían girado para mirarse al hablar, por lo que estallaron en carcajadas por la situación.
—Fuera de broma, esa vaca es importante para mí, forma parte de mi ganado desde que era un niño y yo la nombre en ese tiempo— informó JiMin, bajándose del caballo y mirándolo desde abajo.
—Bueno, eso explica su nombre, pero ¿Por qué me dejas solo aquí arriba?
—No seas llorón, pásame la cuerda que está colgando en el lado derecho, por favor.— pidió JiMin, estaba siendo confianzudo y bastante juguetón.
No era así generalmente, esto se debía a que YoonGi parecía ser alguien fácil de molestar y lo encontraba divertido porque el hombre no se defendía, solamente se sonrojaba. Agregando el hecho de que sonreía de forma tan tierna y tenía esa pinta de ser alguien muy dulce, no podía dejarlo pasar y quería flirtear con él.
YoonGi pensó que si supiera que es narcotraficante, tal vez no se arriesgaría tanto, menos a sabiendas de que ha matado muchísima gente por diversas razones y a veces sin una. Estaba frente a un asesino a sangre fría, pero JiMin ni siquiera se daba cuenta y eso lo hacía sentir reconfortado porque no lo estaba señalando por quien era, sino por como es.
—Puedo enseñarte a montar y así ya no tengas miedo, piénsalo y míralo como un agradecimiento por ayudarme con mi vaca.— comentó JiMin, recibiendo la cuerda y alejándose para ir por ella.
YoonGi se quedó encima del caballo, viendo como formaba el lazo y se acercaba cariñosamente al animal. JiMin aprovecho para colocarle la cuerda alrededor del cuello y no asustarla, la acarreo hacía pinto y la ató antes de volver a subirse.
—Me gustaría que me enseñaras a montar.— respondió YoonGi en doble sentido, algo que JiMin logró entender a la perfección.
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