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¿Hello?
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Haewon había tomado la decisión de sorprender a Bae en su cumpleaños, después de todo, era su mejor amiga. Los últimos meses habían sido ocupados y distantes, pero eso no significaba que olvidara lo importante que Bae era para ella. Así que, sin pensarlo demasiado, había tomado un vuelo de último minuto, lista para aparecer sin previo aviso en la fiesta de cumpleaños.

El viaje fue largo, pero la emoción la mantenía despierta y expectante. Sabía que Bae estaría emocionada de verla, y la idea de compartir ese momento especial la hacía sonreír. Al llegar a la casa de Bae, la fiesta ya estaba en pleno apogeo. Había luces brillantes decorando el jardín y la música se escuchaba desde afuera. Respiró hondo antes de entrar, asegurándose de que todo estuviera perfecto.

Cuando finalmente cruzó la puerta, el bullicio de la fiesta la envolvió. Había gente por todas partes, sonriendo, charlando, celebrando. Pero sus ojos se enfocaron en una sola persona: Bae. Estaba en el centro de todo, radiante, como siempre, hablando con un grupo de amigos.

Haewon sonrió para sí misma y caminó hacia ella, abriéndose paso entre la multitud.

—¡Sorpresa! —exclamó cuando llegó a su lado, provocando que Bae girara rápidamente hacia ella.

—¡Haewonnie! —gritó Bae, lanzándose a abrazarla—. ¡No puedo creer que estés aquí!

Ambas se abrazaron con fuerza, las risas y la emoción llenando el aire. Bae parecía genuinamente conmovida por su llegada, y eso le dio a Haewon una calidez que no había sentido en mucho tiempo. A pesar de la distancia, su amistad seguía siendo sólida.

Pasaron las horas, charlando y poniéndose al día, pero algo en el ambiente se sintió diferente para Haewon cuando notó una figura familiar entre los invitados. El corazón de Haewon se detuvo por un instante cuando vio a Lily, la chica que había estado evitando desde que escuchó que se había casado.

Lily estaba de pie, no muy lejos, charlando con algunas personas. Se veía exactamente igual, si no más hermosa, de lo que Haewon recordaba. Su cabello caía en suaves ondas, y la manera en que reía, esa risa que Haewon conocía tan bien, la hizo sentir una punzada de nostalgia.

—¿Todo bien? —preguntó Bae, notando el cambio en la expresión de Haewon.

—Sí, solo... me sorprendió verla aquí —respondió Haewon, tratando de mantener la compostura.

Bae miró hacia donde estaba Lily y luego volvió a mirar a Haewon con una expresión comprensiva.

—Es una historia complicada, ¿verdad? —comentó Bae suavemente—. Pero tal vez esta sea la oportunidad de hablar con ella, de aclarar las cosas.

Haewon asintió lentamente. Parte de ella había esperado evitar a Lily esa noche, pero otra parte sabía que Bae tenía razón. No podían seguir ignorándose para siempre.

Con una última sonrisa de apoyo de Bae, Haewon reunió el valor y caminó hacia Lily. A medida que se acercaba, Lily levantó la mirada y sus ojos se encontraron. El tiempo pareció detenerse, igual que en los viejos tiempos, como si el mundo entero se desvaneciera.

—Jin —dijo Haewon suavemente cuando estuvo lo suficientemente cerca.

Lily la miró durante un largo segundo antes de esbozar una pequeña sonrisa.

—Haewon, no esperaba verte aquí —respondió, con una mezcla de sorpresa y algo que Haewon no pudo identificar.

—Yo tampoco esperaba verte —confesó Haewon, sintiendo que el aire entre ellas se llenaba de tensión—. Pero estoy aquí. Y creo que... necesitamos hablar.

Lily asintió, sabiendo exactamente a qué se refería Haewon. Se apartaron de la multitud y encontraron un lugar tranquilo en el jardín, bajo las luces colgantes. Ambas se sentaron, el silencio entre ellas cargado de todo lo no dicho.

—Escuché que te casaste —dijo Haewon finalmente, rompiendo el hielo con las palabras que tanto le habían costado pronunciar.

Lily asintió lentamente, su mirada se suavizó, pero también pareció algo distante.

—Sí, lo hice. Pero… me divorcié hace unos meses.

El corazón de Haewon se aceleró al escuchar esas palabras. De repente, todo cambió. El reencuentro que pensaba sería doloroso ahora estaba teñido de algo más complejo.

—¿Por qué no me lo dijiste antes? —preguntó Haewon, su voz llena de confusión.

Lily suspiró y la miró directamente a los ojos.

—Porque pensé que ya habías seguido adelante, que estabas feliz con tu vida. No quería remover viejas heridas, Haewon. Pero… no funcionó. Lo intenté, pero no pude olvidarte.

Las palabras de Lily resonaron profundamente en Haewon. Sabía que, en el fondo, ella tampoco había podido olvidar. Los años y la distancia no habían hecho nada para apagar lo que sentía.

—Yo tampoco te he olvidado —murmuró Haewon, sus ojos brillando con una mezcla de emociones.

Ambas se quedaron en silencio, dejando que sus miradas dijeran lo que las palabras no podían. El pasado no podía cambiarse, pero quizá, en ese momento, el futuro podía ser distinto.

Lily la miró con una ceja levantada, una sonrisa ligeramente incrédula en sus labios.

—¿No viste las noticias sobre mi divorcio? Fue bastante comentado —dijo, con un tono más relajado de lo que Haewon esperaba.

Haewon apartó su vista un momento, mirando al suelo. No había seguido ninguna noticia sobre Lily desde hacía tiempo. En realidad, había hecho todo lo posible para evitar cualquier rastro de ella.

—Te bloqueé en todas las redes —confesó Haewon con un suspiro, sintiendo cómo la tensión entre ambas crecía—. No podía soportar ver todo lo que estabas haciendo, y mucho menos leer sobre tu… matrimonio.

Lily la miró, sorprendida por la sinceridad de Haewon. Por un momento, no supo qué decir, pero luego asintió lentamente, comprendiendo lo que la otra chica había pasado.

—Tiene sentido —dijo finalmente, sus ojos suavizándose—. Supongo que yo habría hecho lo mismo si las cosas hubieran sido al revés.

Haewon se cruzó de brazos, mordiéndose el labio mientras miraba al suelo. No era fácil admitirlo, pero lo había hecho para protegerse. Saber que Lily se había casado con alguien más había sido como un golpe directo al corazón, y la única manera de seguir adelante había sido bloquearla de su vida, o al menos intentarlo.

—Te bloqueé porque no quería seguir pensando en ti, en lo que habíamos tenido. Me dolía demasiado ver cómo seguías adelante… sin mí —continuó Haewon en voz baja, su mirada fija en el suelo.

Lily se inclinó un poco hacia adelante, tratando de captar los ojos de Haewon.

—Haewon… nunca seguí adelante. Incluso cuando lo intenté, nunca pude olvidarte —dijo Lily con sinceridad, su voz más suave, más vulnerable—. El matrimonio no fue lo que esperaba. Sabía desde el principio que no era lo correcto, pero lo hice de todas formas, pensando que podría olvidarte.

Haewon levantó la mirada, encontrándose con los ojos de Lily, que ahora reflejaban una mezcla de arrepentimiento y sinceridad. Las palabras de Lily resonaron en ella, deshaciendo lentamente las barreras que había construido durante todo ese tiempo.

Haewon sintió su corazón acelerarse con las palabras de Lily. Las emociones que creía haber enterrado volvían a la superficie, como si nunca hubieran desaparecido realmente. El aire entre ellas se había vuelto pesado, cargado de una tensión que ambas reconocían, pero no sabían cómo manejar.

Lily se levantó lentamente, señalando hacia las puertas que daban al balcón.

—¿Te gustaría hablar fuera? Aquí dentro está un poco… ruidoso —sugirió, con una sonrisa tenue, buscando una salida para el torbellino de emociones que estaban enfrentando.

Haewon asintió en silencio, sin confiar mucho en su voz. Siguió a Lily hasta el balcón, donde el aire nocturno les brindó un respiro, fresco y calmante. La fiesta seguía vibrando en el interior, pero allí fuera todo parecía más tranquilo. Las luces de la ciudad parpadeaban a lo lejos, y el murmullo distante del tráfico servía como un suave telón de fondo.

Lily apoyó las manos en la barandilla, mirando al horizonte, su perfil iluminado por la luz de la luna. Haewon se quedó a su lado, observándola de reojo, sintiendo la distancia física que todavía las separaba a pesar de todo lo que acababan de compartir.

—Es raro estar aquí contigo otra vez —admitió Haewon finalmente, rompiendo el silencio—. No imaginé que te volvería a ver, y mucho menos así.

Lily dejó escapar una risa suave, sin apartar la mirada del cielo nocturno.

—Tampoco lo planeé. Si te soy honesta, no estaba preparada para verte hoy… y menos para enfrentar todo lo que pasó entre nosotras.

Haewon la observó, su expresión suavizándose. Se acercó un poco más, dejando que sus brazos se rozaran ligeramente, sintiendo la calidez de Lily a pesar del aire fresco.

Haewon observó el horizonte, sumida en sus pensamientos. El silencio entre ellas era cómodo, pero sabía que había cosas sin resolver. El frío viento del balcón revolvía su cabello, pero no lo sentía. Lo único en lo que podía pensar era en lo que había sido, lo que nunca llegaron a ser.

De repente, sin apartar la mirada del paisaje, se atrevió a decir:

—No llegamos a ser novias... ¿No?

Lily, quien seguía mirando al horizonte, no respondió de inmediato. El silencio se extendió por un par de segundos que parecieron más largos. Luego, sin voltear hacia Haewon, respondió con voz suave, pero llena de honestidad.

—Para mí sí lo éramos —admitió—. Solo que… nunca me animé a plantearlo. Tenía miedo de arruinar lo que teníamos.

Haewon la miró de reojo, sorprendida, aunque en el fondo siempre había sospechado algo parecido. Dejó escapar una risa ligera, casi incrédula.

—Yo pensaba lo mismo, pero tampoco dije nada —contestó, sacudiendo la cabeza—. Qué tontas fuimos, ¿no?

Ambas se miraron y rieron suavemente, con una mezcla de nostalgia y alivio. Habían sido tan cautelosas, tan cuidadosas de no cruzar esa línea, que ni siquiera se dieron cuenta de que ya estaban en ella.

—Sí, tontas —repitió Lily, sonriendo, esta vez mirándola de frente.

El ambiente entre ellas se había aligerado, como si reírse de sus errores pasados hubiera liberado algo dentro de ellas.

El viento seguía acariciando sus rostros, pero ahora el ambiente parecía más cálido, casi íntimo. La risa entre ellas se fue apagando lentamente, dejando solo el sonido suave de la brisa. Después de unos segundos de silencio, Lily miró a Haewon de nuevo, con una expresión seria y un brillo incierto en los ojos.

—Haewon —comenzó, con la voz más baja, casi insegura—. ¿Tú me amas?

La pregunta cayó como una piedra en el agua, creando ondas que rompieron la tranquilidad del momento. Haewon la miró directamente, sorprendida por la franqueza, y sintió su corazón latir con fuerza en el pecho. No esperaba esa pregunta, pero, de alguna manera, siempre había estado en el aire entre ellas.

No supo qué decir al principio.

Haewon respiró hondo, sintiendo cómo sus emociones afloraban. Se volvió hacia Lily, mirándola con intensidad.

—Sí, mucho. Pero antes lo disfrutaba. Ahora me atormenta. —La voz de Haewon temblaba, y la vulnerabilidad la envolvía—. No puedo dejar de pensar en lo que podríamos haber sido. Y eso me duele.

Lily la miró, sorprendida, y sintió cómo sus propias emociones se desbordaban.

—Yo también he sentido lo mismo —admitió Lily, su voz suave—. Pero no sabía cómo decirlo, cómo enfrentar lo que pasó.

Haewon sonrió con melancolía.

—Fue un gusto sentirlo todo y no ser nada, Lily.—Ambas rieron, un eco de complicidad que llenó el aire entre ellas. La risa, aunque breve, alivió la tensión acumulada.—Cada una de nosotras estaba sufriendo a su manera —continuó Haewon, su tono un poco más serio.

—Tienes razón —asintió Lily, sintiendo la conexión entre ellas fortalecerse.

Después de un momento, Lily miró a Haewon con una expresión seria.

—¿Alguna vez perdiste el interés por mí?

Haewon la miró a los ojos, la sinceridad en su mirada.

—Nunca dejé de estar enamorada de ti. Simplemente acepté que no te podía tener.

Lily sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar esas palabras. Quería que el tiempo se detuviera, pero también necesitaba más respuestas.

—¿Sabías que traté de buscarte en el aeropuerto? Llegué tarde —dijo Lily, casi temiendo la reacción de Haewon.

La sorpresa se reflejó en el rostro de Haewon.

—¿De verdad? Pensé que aún seguías enojada conmigo.

—No estaba enojada, solo... confundida. —Lily miró hacia abajo—. Quería hablar contigo, pero no sabía cómo.

Haewon sintió una mezcla de alivio y tristeza. Las palabras no pronunciadas entre ellas parecían finalmente comenzar a fluir.

—Podríamos haberlo hecho todo de otra manera —dijo Haewon, con un susurro.

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