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04

"Creo que te verías bien usando medias negras, incluso sin ellas"

YoonGi tomó sus manitas, las subió sobre su cabeza y las sostuvo con una de las suyas para con la otra tomarle de la cadera y volver a penetrarlo. JiMin soltó un gritito por el placer, sintió como llegaba profundamente en su interior y golpeaba sin pudor alguno su próstata.

—P-papi~.— gimió, echando su cabeza hacia atrás.

—Shhh... los empleados podrían escucharte, bebé.— le recordó, haciéndolo mirar a las múltiples personas que transitaban en el pasillo.

JiMin a pesar de haberse corrido recientemente, volvió a erectarse por la expectativa de ser visto. Su lindo, gordito y pequeño pene rosado se pegó contra el vidrio y en cada penetración se frotaba.

YoonGi continuó arremetiendo contra su culo, apretándole la cadera de vez en cuando para enterrarse más, pero al encontrarse cerca de su orgasmo decidió cambiar la posición. Libero las manitas de JiMin, salió de él y lo giró para besarlo de manera apasionada, entrelazando sus lenguas en un vicioso intercambio de fluidos.

—Sostente bien, mi pequeño.— le advirtió cargándolo y JiMin por inercia enredó sus piernas en su cintura.

—Bebé quiere que lo toques más.— pidió dulcemente el pelirrojo, acariciándose sus duros pezoncitos.

YoonGi asintió, agacho un poco su rostro y comenzó a lamer, succionar y morder esas preciosas protuberancias. JiMin le sostenía por sus cabellos rubios para que continuara jugueteando con él y solo lo soltó cuando sus dos pezones dolían por el exceso de estimulación.

—Mgh~ Ah~ papi para.— rogó al sentir el ardor.

—Qué bonito te ves llevando mis marcas.— comentó el mayor, apartándose para mirar los múltiples chupetones y mordidas que le dejó en esa área.

JiMin bajo su mirada para también observarse y jadeo al notar que estaba completamente rojo y maltratado, pero se sentía tan jodidamente bien que no se quejó en absoluto.

YoonGi aprovechó su distracción para volver a introducirse y esta vez no se detendría por nada del mundo, ni siquiera si su pequeño se lo pedía. Sus estocadas eran tan fuertes que el cristal de la puerta comenzó a vibrar, estaba cercas y no le importaba comprar otra.

JiMin estaba asombrado y asustado, pero eso no tenía cabida cuando estaba siendo follado tan brutalmente, solo podía balbucear y gemir. Llegó a un segundo orgasmo cuando su interior fue llenado por el espeso y calientito semen de YoonGi.

—Minnie~.— gruñó el rubio, tomándole por el culo para abrirlo aún más y quedarse dentro mientras terminaba.

—Ah, papi~ tan bueno.— gimió en respuesta JiMin, apretándole con sus paredes anales para succionar cada gota.

YoonGi le dio múltiples besos en su precioso rostro, bajando lentamente hasta su cuello para también llenarlo en esa zona y después de unos instantes de adorarlo, salió de él.

JiMin se bajó para sostenerse por sí solo, pero sus piernitas tambalearon y el dolor en su culo le impidió caminar. YoonGi lo noto, así que lo cargó al estilo nupcial para llevarlo consigo hacia su silla giratoria y quedarse juntos en ese lugar hasta que se recompusieran.

—¿No tienes miedo de que nos vieran? — preguntó JiMin, mirando hacia la puerta —Todos piensan que realmente eres mi padre de sangre y yo tu hijo.

YoonGi se burló de su expresión y lo acomodo para que quedara acunado entre sus brazos. Entonces besó su frente y escondió su pálido rostro en su pecho.

—Mande a que les pusieran efecto espejo, solo se puede ver de adentro para afuera.— informó, riéndose contra su piel porque después de todo NamJoon sí que le había dicho sobre sus malévolos planes.

JiMin se rió con él por la jugada que le había hecho, pero sabía que se vengaría en cuanto tuviera oportunidad y lo disfrutaría como nunca antes.

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Dos semanas más habían pasado desde aquel encuentro y esta vez las cosas estaban sucediendo al revés, YoonGi intentaba por todos los medios estar con JiMin mientras que él se hacía el desentendido.

Era su forma de castigar a su padre por haberle jugado sucio, pero no era solamente eso, en realidad quería provocarlo para que llegara a sus límites y lo follara adecuadamente.

—¿Qué tengo que hacer para que me perdones? — cuestionó YoonGi arrepentido, observando como JiMin dejaba unos papeles sobre su escritorio para luego retirarse sin siquiera responderle.

YoonGi salió de su oficina para seguirlo y observó a JiMin entrar al elevador, así que también subió y en cuanto las puertas se cerraron pulso el botón para detenerlos. De esta manera su pequeño ya no tendría escapatoria y tendría que hablar con él, eso era lo que pensaba cuando en realidad JiMin tenía todo planeado con anterioridad.

—Fóllame.— dijo repentinamente con una ceja arqueada y sus brazos cruzados —Aquí, pero sin detener el elevador.— demandó firme.

—Sabes que pueden atraparnos.— señaló el mayor, viéndolo con temor.

—Mju, exactamente por eso lo pido.

—Minnie...

—Bueno, si mi papi no quiere jugar conmigo, tendré que buscar a otro que lo haga.— amenazó JiMin, mirando hacia otro lado seriamente.

YoonGi no pudo soportar esa idea, atrajo a su pequeño para desabotonarle la camisa, retirarle la corbata y el mismo proceso con sus pantalones, solo que sin quitárselos completamente por si alguien entraba.

JiMin sonrió en grande al ver que logró lo que quería, dejó que su mayor lo preparara mientras presionaba el botón para que el ascensor siguiera su curso. Observó como los números se iban encendiendo a la vez que bajaban los pisos, el edificio tenía cuarenta y tres, así que creía eran los suficientes para un rapidín.

YoonGi para ese momento ya había terminado de prepararlo con sus dedos y estaba enterrándose en su interior, escucharon el tintineo de la puerta, alguien había detenido el ascensor. Pensó en retirarse o esconderse de alguna manera, pero le fue imposible, al abrir las puertas no había nadie al otro lado y eso lo animó a continuar, aunque con el corazón acelerado.

JiMin movía sus caderas por sí mismo, disfrutando de la tensión y el miedo que YoonGi sufría por temor a ser vistos follando en pleno elevador. Que gran noticia seria para todos que el gran CEO Min YoonGi y su hijo Park JiMin tuvieron sexo en la empresa.

—Mi papi es tan lindo~.— ronroneo JiMin, sintiendo el aliento caliente de YoonGi contra su cuello y oído —Mi papi es el mejor.— halagó, ladeando su rostro para unirse en un beso.

YoonGi estaba demasiado cachondo para pensar en algo más que no fuera complacer a su pequeño, llevó ambas manos hacia sus pechitos y pellizcó sus pezoncitos para estimularlo. Mientras que continuaba con las penetraciones, esta vez más lentas y duras, asegurándose de golpear el punto correcto.

JiMin estaba en éxtasis, sintiendo en su vientre el remolineo del orgasmo, miro el número del ascensor y YoonGi también. Estaban en el piso quince, después de allí eran los niveles más frecuentados y la sensación de ser descubiertos era mucho peor que antes.

—Minnie, bebé.— llamó desesperado YoonGi, sabiendo lo que podría ocurrir.

—No, papi~.— se negó JiMin, apretando sus paredes para evitar que saliera de su interior —Debes consentir a tu bebé por haberle mentido.

YoonGi gruño y tambaleo un poco al sentirse tan asfixiado, JiMin era tan húmedo, caliente y apretado que no podía evitarlo. Continúo moviendo sus caderas, moliendo su interior mientras disfrutaba de sus hermosos gemidos y balbuceos, pidiéndole por más.

JiMin llegó al límite cuando estaban en el piso ocho, manchó la pared del elevador con su semen y YoonGi no sabía cómo demonios ocultarían eso, tampoco tenían como limpiarlo.

Sin embargo, JiMin hizo algo que no pensó que haría y se agachó a ese nivel para comenzar a lamer su propia esencia y limpiar las pruebas de su encuentro. Sabía que su padre estaba pensando en esos detalles, pero en vez de preocuparle como a él, le hacían sentir más excitado y la adrenalina corriéndole por las venas junto al placer lo cegaban totalmente.

YoonGi ahora lo tenía agachado, con su bonito culo a disposición y verlo comportarse de esa manera tan lasciva solo lo provocaba mucho más. Sus estocadas se volvieron rápidas y violentas, esta vez no se corrió en su interior, sino que salió para llenarle su rosadito anillo y mejillas.

—Bebé~.— le llamó con voz ronca por la satisfacción.

JiMin dejo de lamer la pared del elevador al ser llamado, ya no había nada que pudiera señalarlos y al sentir como su mayor lo ensuciaba solo pudo retener su segundo orgasmo con la mano, tapando su uretra para que el semen no saliera nuevamente.

YoonGi se había dado cuenta de ese detalle, por eso le estaba hablando, le amoldo el culo con sus grandes y venosas manos para darle dos nalgadas en cada una. Su esencia estaba escurriéndole desde el ano, pasando por sus bonitos testículos, hasta llegar al interior de sus muslos, y esa imagen tan pornográfica lo tenía encantado.

—Mi pequeño ha sido bueno, así que papi lo recompensará.— aseguró YoonGi, mirando que se encontraban en el piso tres.

JiMin era consciente de eso también, así que obedeció sin rechistar y se giró para ver como su mayor se colocaba de rodillas y le abría la boca. Sabía lo que debía hacer y no dudó en colocar su miembro en esa cavidad para retirar su mano y su semen retenido saliera a chorros.

YoonGi trago todo, le ayudó a acomodarse la ropa, aunque obviamente no se veía igual que cuando subieron, pero algo era algo. Se puso de pie y el elevador sonó alertando que llegaron al piso uno, donde había un montón de gente haciendo sus labores.

Nadie los miro, nadie supo lo que paso en ese elevador, a excepción de ellos y la única prueba estaba deslizándose por las esbeltas piernas de JiMin dentro de su pantalón negro de vestir.

—Vamos a casa, papi.— dijo el menor sonriendo extensamente, sus ojitos se entrecerraron tiernamente y YoonGi sin importar la gente que estaba alrededor, le dio un casto beso sobre los abultados labios.

—Vamos, mi bebé.

"Tan seductivo, ven conmigo, niño, eres tan sexy"

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