Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

02

"Joder, tú conoces demasiado bien lo que me gusta"

YoonGi no correspondió al primer instante, pero lo hizo cuando JiMin comenzó a mover sus belfos contra los suyos y le enredó sus manitas en su cabello para profundizar. El pequeño cuerpo del pelirrojo se giró, pasando de estar en su regazo a encontrarse a horcajadas sobre él e inició un vaivén para frotar sus entrepiernas.

—M-Minnie~.— balbuceo YoonGi contra sus labios, intentando alejarlo porque era incorrecto hacer algo como esto con su precioso hijo adoptivo.

JiMin gimoteo al escuchar su cariñoso apodo, le introdujo la lengua en su cavidad bucal y comenzó a saborear cada rincón. Había soñado con esto desde hace demasiado tiempo como para echarse para atrás, era su oportunidad.

Sin embargo, ambos habían olvidado algo y es que la puerta no tenía seguro, JiMin rápidamente tuvo que quitarse de sus piernas y esconderse bajo el escritorio. YoonGi agradecía haber comprado uno que tuviera ese espacio porque quien había entrado era un amigo inversionista muy importante junto a su secretaria y si los hubieran visto sería una locura.

—Disculpe CEO, estuve intentando comunicarme con usted, pero parece que el comunicador está fallando de nuevo.— se excusó su secretaria por la intromisión sin previo aviso.

YoonGi negó —No es nada, suele suceder, debemos comprar otro y gracias.

JiMin escuchó los tacones de la mujer salir de la oficina y sonrió levemente, miró hacia arriba y se encontró con la mirada de su padre, quien parecía rogarle que no saliera de allí. Obviamente no lo haría, pero aprovecharía el momento para hacer de las suyas, estaba entre las piernas de YoonGi y con el espacio suficiente para divertirse un poco.

—¿Sucede algo, Min? — cuestionó NamJoon.

—Para nada.— respondió tranquilamente, aunque le está poniendo de nervios que JiMin le esté dando besitos en el interior de sus muslos, sobre la tela de su pantalón de vestir negro.

NamJoon asiente, acomoda sus lentes sobre el puente de su nariz y toma asiento en la silla que hay frente al escritorio. Le entrega unos papeles con una nueva táctica de ventas para mejorar los ingresos de la empresa y se desconcierta un poco al ver que su jefe tiene las mejillas rojas.

—¿Te sientes mal? — dudó un tanto preocupado.

YoonGi niega silenciosamente porque si abre su boca sabe que podría dejar salir un jadeo de placer, JiMin bajo el escritorio ya le ha desabrochado el cinturón y liberado su miembro. Su travieso hijo le da tímidas lamidas a su glande como si fuese una paleta, le masturba con sus pequeñas manitas y finalmente se lo introduce todo a la boca.

—Esperaré a que lo revises, todavía hay tiempo para entregarlo a las sucursales.— señaló NamJoon como si nada, mirando su reloj.

Mierda, YoonGi sabe que tiene que llenar esos papeles y entregárselos, pero con JiMin chupándosela es imposible concentrarse y tiene miedo de que los descubran. Muerde el interior de su mejilla para no gemir, baja su mirada y ve como su precioso hijo libera su verga, dejándola llena de saliva. El rostro de JiMin está sonrojado, sus ojitos llorosos, sus labios hinchados y rojizos.

—¿Está todo bien? — preguntó NamJoon atrayéndolo a la realidad.

—Sí, me parece que debo...

JiMin evita que hable cuando comienza a delinearle las venas de su miembro con la lengua, dejándole pequeñas mordiditas mientras que juega con sus testículos para estimularlo.

NamJoon no sabe qué pasa, nada más puede ver que YoonGi lleva una mano hacia su rostro para tapar su reacción, simulando sentirse mal porque no ha encontrado otra salida.

—L-los revisaré... y te los enviaré.— aseguró como puede.

—Está bien, jefe, pero si se siente muy mal puedo llevárselos a JiMin y...

JiMin al escuchar su nombre sonríe sádicamente porque sabe que si lo va a buscar no lo encontrará y divertido por la situación vuelve a comerse la verga entera de YoonGi. Succiona, chupa y lame cuanto quiere, sabe que su padre no tarda en correrse por la forma en que sus piernas intentan cerrarse y la manera en que sus músculos se tensan.

—S-solo... vete.— le interrumpió YoonGi tartamudeando.

NamJoon se retira desconcertado, aunque antes de cerrar la puerta puede ver por un pequeño espacio del escritorio que hay alguien escondido y su mente no tarda en conectar la situación. Se quiere burlar, pero decide solo molestar un poco a su jefe y amigo, así que se detiene y cuando YoonGi lo mira interrogante le guiña un ojo y le coloca el seguro de la puerta.

—Si JiMin te descubre con algún empleado, se enojará.— le advierte sin saber que es el mismo JiMin quien se encuentra allí y cierra.

YoonGi deja caer su cabeza en el escritorio, NamJoon se ha retirado y JiMin no para de mamársela y masturbarlo. Se corre y sus ojos se centran en el bonito rostro de su hijo lleno de su semen, el muy travieso recolecta lo que puede y lo lleva a sus maltratados labios para degustarlo.

—Siempre me pregunté a qué sabía la leche de papi~.— canturrea JiMin relamiéndose los labios, sus pupilas están dilatadas y su propio miembro sufre las consecuencias de haber probado finalmente a su padre.

Oh, santa mierda, YoonGi no cree haberlo escuchado bien, quiere creer que fue algo de su imaginación y que realmente su pequeño no lo ha llamado papi porque no podrá controlarse.

—¿Qué sucede, papi? ¿Acaso Minnie no lo hizo bien? — interrogó JiMin con fingida inocencia, puchereando y alzándose para jugar con su corbata.

YoonGi no era ciego, sabía que JiMin era lo más hermoso que había visto en su vida, desde niño lo era, pero con los años fue creciendo y convirtiéndose en un fruto que consideraba prohibido, o por lo menos lo era para él.

¿Cuándo comenzó a verlo de esa manera? Fue probablemente cuando se pintó el cabello rojo, a sus dieciocho años, que utilizó por primera vez un smoking para su graduación de la preparatoria.

YoonGi tenía muy presente ese día porque según JiMin nadie lo había invitado al baile y le había pedido que lo acompañara para no estar solo, él no se pudo negar, así que esa noche ambos fueron juntos.

La imagen de JiMin bajando por las escaleras con un traje pegado a todas sus curvas y el cabello de ese tono tan llamativo lo habían dejado sin aire. Todos en la graduación se lo comían con la pura mirada y YoonGi evito dejarlo solo por temor a que se lo quitaran, pero no dijo nada al respecto.

Por primera vez en su vida sintió celos, nunca le había pasado con ninguna pareja y fue en ese momento que se percató de que veía a JiMin no solamente como un hijo. No obstante, eso no afectó en su relación, ya era alguien mayor y sabía separar las cosas, primero era su papel como padre que sus fantasías.

Por eso es que intentaba constantemente acostarse con otras personas, buscaba saciar su necesidad y deseos en otros para no pensar en JiMin.

—Detente~.— rogó YoonGi, tomándole por las caderas y apretándolas, el menor había comenzado a besarle el cuello.

—No puedo y no quiero, papi~.

—Sabes que soy tu padre.— comentó, intentando hacerlo reaccionar —Tal vez te sientes confundido, esto no es lo que hace un hijo.

—Nunca has sido un papá de verdad para mí.— señaló JiMin frunciendo su entrecejo —Me adoptaste, me criaste y cuidaste, pero no eres mi padre en realidad. No compartimos sangre, aunque estoy agradecido de todo lo que has hecho por hacerme feliz, son dos cosas distintas.

YoonGi sintió su pecho doler por las palabras que salieron de sus rojizos labios, agacho su rostro un poco herido y miro la posición en la que se encontraban. Los dos tenían unas notables erecciones en sus pantalones, sus cuerpos respondían sin importar que fuese bueno o no, decente o no. Porque los dos lo deseaban, los dos tenían sentimientos por el otro y eso no podrían ocultarlo por más que quisieran.

—¿Cuándo?... ¿Desde cuándo? — preguntó YoonGi.

JiMin se volvió a subir a su regazo, se recargó en su pecho para esconder su rostro y aspiró su varonil aroma, eso le tranquilizó y reconforto.

—Creo que desde la primera vez que nos vimos, en el orfanato.— señaló haciendo memoria —Nunca me acercaba a los otros candidatos o niños, la gente me aterraba porque mi verdadero padre me golpeaba lo suficiente como para tenerle miedo a todo el mundo.

YoonGi asintió —Lo sé, en tu expediente venía esa información.

JiMin se avergonzó de que supiera algo así desde hace tanto tiempo y jamás lo señalara, su corazón se aceleró y una sonrisa tonta surco su rostro.

—El día que llegaste pensé que parecías un gatito con los rasgos de tu rostro y tu cabello rubio, fue por eso que me acerqué a ti.— confesó sonrojado hasta las orejas, era solo un niño y no podía culparse por priorizar el aspecto tierno del adulto.

YoonGi se rio por la descripción y JiMin alzó su rostro para ver la forma en que mostraba sus rosaditas encías, fue justo eso lo que lo había atrapado.

El hombre que llegó al orfanato tenía la mirada apagada, vestía elegantemente y estaba con un rostro serio que nunca olvidaría. JiMin recuerda que cuando se vieron, YoonGi le sonrió porque ambos se encontraban apartados, como si estuvieran fuera de lugar en aquel sitio.

—Eso lo entiendo, pero hablo en el ámbito romántico, Minnie.— le aclaró.

JiMin no sabía cómo explicarlo, cómo decirle que lo vio en pleno acto con alguien más y que lo hizo excitarse. Tampoco sabía cómo confesarle que lo observó múltiples veces y que se masturbaba pensando en él.

Había hecho muchas locuras en ese tiempo, todas a escondidas, lo cual aumentaba su excitación por la probabilidad de ser atrapado por YoonGi.

—Siempre te estuve observando, desde tus duchas hasta tus encuentros sexuales en casa, cuando creías que no estaba.— confesó.

YoonGi se sorprendió ante los hechos, sus pálidas mejillas se calentaron por la inquietud y observó cómo los ojitos de JiMin se ponían acuosos por el temor a ser regañado.

—Es normal sentir atracción.

—Lo sé, pero nunca la sentí con nadie, solo contigo y quiero que seas tú.— dijo firmemente JiMin, balanceándose más hacia él para unir sus frentes.

YoonGi no sabía si besarlo, pero la tentación de estar tan cerca y a la vez tan lejos lo estaba matando. Era como vivir su primer amor, ese donde tu estómago se llena de mariposas y las ansias crecen con los segundos.

—¿Estás realmente seguro? — dudó, posando su gatuna mirada en los pomposos labios de su hijo —¿Sabes lo que estás haciendo? — insistió.

JiMin asiente y ambos se unen en un beso lleno de sentimientos sinceros.

"Si sigues haciendo eso, lo haces difícil para los dos"

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro