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"Bebé ¿No puedes ver? Te estoy llamando, no hay escape"
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—Yoon...— balbuceo JiMin un tanto mareado, sus párpados apenas podían abrirse y estaba caliente como el infierno.
No hubo ninguna respuesta, escuchó un siseo en el piso e intentó mirar, pero al hacerlo solamente pudo distinguir una sombra enorme distorsionada. Sus ojos volvieron a cerrarse, poco a poco fue recordando dónde estaba y qué había pasado para llegar a esta situación.
Hace una semana YoonGi y él habían cumplido cinco años de relación, para variar la ocasión decidieron celebrarlo de una manera distinta y perder el estrés de siempre encontrarse ocupados con sus empleos. Habían optado por rentar una cabaña lejos de la ciudad, ya habían estado en varios restaurantes elegantes en sus aniversarios y se vieron tentados por cambiar su costumbre por algo nuevo.
JiMin recuerda perfectamente el momento en que montaron el auto de YoonGi, lo llenaron de maletas y provisiones, ambos habían acordado una fecha con el dueño del sitio por llamada para quedarse. Ninguno de los dos se percató de algo extraño, dado que la persona tras el teléfono parecía normal, incluso les dio indicaciones e información básica y les pidió que el pago se hiciese en persona el día que se marcharan.
YoonGi estaba satisfecho, pues no parecía una estafa, las fotos del sitio que había en internet eran buenas y aunque no tenía recomendación alguna, el precio era muy bueno. Simplemente era el lugar indicado para pasar unos días lejos de presiones, un lugar privado, apartado de todo y todos, solo serían ellos en muchos kilómetros a la redonda.
JiMin por su parte, sí se sentía algo nervioso, pero no era tanto por el hecho de ir a quedarse en un sitio desconocido, sino porque sentía algo extraño en su pecho desde el instante en que escuchó la voz a través del teléfono. No quiso hacer un alboroto por nada, decidió callar su incomodidad, dejó que YoonGi lo complaciera y festejaran su quinto aniversario como era debido.
El viaje de la ciudad a la cabaña fue tranquilo y emocionante, hacía mucho que no tenían un descanso y pocas veces podían salir con éxito. Siendo pareja desde la universidad habían tenido sus momentos, pero ahora con sus empleos estos eran escasos y casi imposibles.
YoonGi todo el camino estuvo contándole anécdotas y JiMin se dedicaba a escucharlo mientras cantaba las canciones que había colocado en el estéreo con su celular, todo estaba bien. Sin embargo, cuando llegaron a su destino todo cambió de manera brusca y es que cuando vislumbraron la cabaña a la distancia, se dieron cuenta de que no había un camino fijo y tenían que manejar por encima del área verde.
No solo eso fue particularmente raro, sino también el hecho de que se viera abandonado a los alrededores y la cabaña en sí estuviese como nueva. Ninguno opino algo al respecto, simplemente bajaron sus cosas y se decidieron a entrar. El dueño ya les había dicho de antemano que les dejaría una llave escondida debajo del tapete que estaba en la entrada, un repuesto.
JiMin en ese momento es cuando empieza a recordar entre borrones, estaba seguro de que entraron, que era precioso por dentro y muy moderno. Habían colocado sus cosas en el recibidor, su pareja lo miró expectante con sus ojos llenos de lujuria y comenzó a besarlo de manera desenfrenada.
Las pálidas manos de YoonGi viajaron a las nalgas de su novio, las amasaron y apretaron mientras lo alzaba para simular pequeñas estocadas. JiMin le rodeó la cintura con sus muslos, le tomó por sus cabellos morados e intensificó el beso, introdujo su lengua en la boca de su novio y delineó sus finos labios al terminar para sonreírle dulcemente.
Podrían haber hecho el amor porque estaban sumamente necesitados por el otro, pero no lo hicieron debido a unos extraños sonidos siseantes en el lugar. JiMin fue quien se apartó primero, alarmado, y YoonGi lo hizo luego un tanto desconcertado, pensando que debía ser algún animal que entró por alguna ventana o algo parecido.
Lo que sucedió después fue demasiado rápido para ser verdad, YoonGi se había envalentonado a ver qué era lo que provocaba aquel sonido tan llamativo y JiMin por orden suya se quedó en la entrada totalmente asustado.
Cualquier cosa que haya sido, logró llegar hacia JiMin por otro ángulo, le levantó del piso y le mordió el cuello. Cuando YoonGi lo escuchó gritar, volvió y lo miró con su rostro más pálido de lo normal, ese era su último recuerdo.
No obstante, YoonGi sí que recordaba mucho más porque fue él quien había presenciado como una enorme bestia mitad humano y mitad serpiente, le sostenía y mordía el cuello a la vez que lo miraba fijamente.
Aquella serpiente enorme, conocido como naga, o JungKook, poseía ojos plateados y cabellos negros. La bestia media más de dos metros y su escamosa cola era de un negro oscuro muy llamativo, como la noche misma.
YoonGi había quedado estático en su lugar, demasiado asombrado y aterrado como para reaccionar o saber qué hacer, no era algo de todos los días encontrarse con algo como eso.
JungKook se aseguró de inyectar el suficiente veneno en JiMin para dormirlo y debilitarlo, le soltó y el cuerpo del peli rosa golpeó contra el suelo de manera estridente. Sus enormes ojos miraron a su otra presa sin parpadear, le sonrió y su lengua siseo, se le acercó tan velozmente que no le dio ninguna oportunidad de escapar o siquiera intentarlo.
YoonGi fue apresado por la enorme cola del naga, estaba siendo asfixiado por la rudeza de las escamas, recuerda haber perdido lentamente la conciencia y finalmente sentir una mordida en el cuello.
—Despierta Minnie...— pidió la voz cansada de YoonGi en apenas un hilo.
JiMin por fin despertó, intentó tocarse el cuello porque le dolía y también su cabeza, pero al hacer el movimiento se dio cuenta de que estaba inmovilizado. Sus pequeños ojos viajaron a inspeccionar su cuerpo y se percató de que estaba amarrado con ¿Enredaderas florales? Dejó de mirarlas para ver a YoonGi delante suyo, que se encontraba de la misma manera que él.
—¿Cómo te sientes?— preguntó YoonGi un tanto más activo, quizás porque el veneno no le afectó tanto o porque simplemente JungKook no le dio la misma cantidad en la mordida.
JiMin quiso responder algo, pero estaba demasiado confundido y, en cambio, soltó un jadeo adolorido al sentir una enorme sensación caliente recorriendo todo su ser. Era extraño, estaba débil, su cuerpo se encontraba pesado y aun así con esos malestares tenía una erección entre sus piernas, eufórico por deseo sexual puro.
YoonGi gruñó —No te asustes amor, es... es, no sé lo que es en realidad, creo que una clase de afrodisiaco.— informó molesto.
YoonGi llevaba unos minutos más despierto que él, así que había tenido las mismas sensaciones, un hambre voraz y apetito sexual inimaginable. Lo cual no se había ido, continuaba sintiéndolo. Apenas se podía controlar y estaba intentando hacerlo porque importaba más escapar de allí lo antes posible.
—S-se siente...— balbuceo JiMin entre espasmos, se retorció desesperado y las enredaderas le apretaron aún más el cuerpo —Bien...— finalizó con sus ojos cristalinos, jadeante y ansioso por llegar a su tan deseado orgasmo.
—Te entiendo, pero no te muevas.— pidió YoonGi, mordiendo su labio inferior con fuerza, no le era fácil verlo tan excitado —Las plantas tienen algo como magia, te apretaran cada que intentes liberarte.— señaló con seguridad, pues también lo había intentado antes.
JiMin dejó de moverse, aspiró todo el oxígeno que pudo con sus pulmones y lo soltó lentamente, necesitaba calmarse y controlarse. Al lograrlo, volvió la mirada a su novio, le sonrió débilmente y decidió guardar silencio unos instantes por temor, sentía que si hablaba volvería la necesidad.
—¿D-dónde estamos?— preguntó, ahora más calmado, mirando a su alrededor con curiosidad y desconcierto.
Ambos se encontraban en una habitación llena de plantas, todas eran verdes y frondosas, hermosas a la vista. Pero de alguna manera sus colores exóticos infundían miedo, casi como si tuvieran vida y jugarán con tu mente para que las tocaras, probablemente fueran venenosas.
—Sé que sonará muy loco, Minnie, pero estamos en la cabaña, había alguien dentro... algo dentro... yo, mierda, es complicado de describir.— intentó explicar YoonGi con la mirada perdida, sin saber cómo decirle lo que había visto.
El sonido siseante volvió y los dos se tensaron en sus lugares, miraron hacia una esquina, donde la puerta del lugar se encontraba. JungKook entró con suma tranquilidad, cerró tras de él y sus plateados fanales los miraron de hito en hito.
—Es hora de divertirse.— dijo la serpiente con su voz grave resaltando las "s" en las palabras mientras se encaminaba a ellos y les daba una sonrisa coqueta que mostraba sus alargados colmillos.
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"Un chico como tú debería llevar una advertencia, eres peligroso"
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