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XXI

Jueves en la noche. Noche de chicas. El Club Nocturno Bangtan estaba lleno como siempre.

Después de aplicarme maquillaje y colocarme mi par favorito de pantalones ajustados con botas altas y una blusa elegante, entré al club incapaz de estar sosegada ante mi ansiedad por presentarme en público.

Caminando entre la multitud, me mantuve cerca de las paredes oscuras preguntándome si él estaría atendiendo mesas o sirviendo tragos esta noche. Escaneé los asientos primero hasta que vi a un mesero; el compañero de Namjoon se hallaba de pie junto a una mesita, metiendo unos billetes en la cintura de su delantal negro para darle al grupo de chicas su cambio. Tuve el mal presentimiento sobre saber dónde había obtenido el ojo negro que llevó a clase toda la semana, así que no le pregunté al respecto a Namjoon.

Mientras Park Jimin entregaba el dinero, se inclinó para hablar en el oído de una chica. Pero lo que sea que dijo debió haber sido bastante ofensivo porque la boca de ella se abrió justo antes de abofetearlo. Él sonrió, le lanzó un beso y se alejó sin prisa.

Sacudiendo la cabeza, me pregunté cómo Namjoon se había hecho amigo de tal personaje.

El próximo mesero que vi resultó ser otro de mis estudiantes. También otro jugador de futbol. Él debió haber sentido mi mirada porque me vio al pasar y casi se tropezó con sus pies. Miró boquiabierto un segundo antes de acercarse a mí.

—D-Doctora Lim —saludó. Maldición. Mi cubierta estaba arruinada—¿Necesita un trago?

—No. Yo... —Comencé antes de callarme. Idiota. Si no necesitaba un trago a mitad de precio en la noche de chicas, entonces ¿qué razón tenía para estar aquí? Así que abrí la boca para ordenar algo, cualquier cosa, cuando él señaló con su cabeza a la parte trasera del club.

—Nam está trabajando en el bar esta noche.

Quedé boquiabierta. —...¿perdón? —Fruncí el ceño como si estuviera confundida. Por dentro, mi sistema nervioso se volvió loco de pánico.

Pero ¿por qué demonios me diría automáticamente donde estaba Namjoon? No debería saber que me encontraba aquí para ver a Namjoon.

Como si se diera cuenta que había hablado de más, amplió los ojos. —Es decir... —Tosió en su puño—. Es decir, mi amigo, Namjoon, fue al bar... en caso de que cambie de parecer y quiera ordenar algo. Puede ir allá sin problema y ordenar... algo... si quiere... más tarde.

Él debía ser el peor mentiroso en la faz de la tierra. Una instantánea capa de sudor ya había cubierto su rostro y sus ojos abiertos como si me rogaran que le creyera. Pero al menos parecía saber que estaba atrapado porque se alejó antes de que pudiera responder y se perdió en la multitud de personas.

Lo observé, mi corazón latiendo fuerte. Él sabía. Sabía acerca de nosotros. Mis instintos de huida se activaron. Quería correr hacia la puerta y continuar corriendo, porque si este chico sabía, entonces, ¿quién más estaba al tanto? El compañero de cuarto de Namjoon también sabía. Más se acabarían enterando.

De repente me sentí como si estuviera en frente del tictac de una bomba. Esto iba a terminal muy mal. No parecía haber forma de salir ilesa.

—Hola, dama hermosa —dijo una voz a mi derecha regresándome al presente—. ¿Puedo conseguirte un trago?

Me di la vuelta lentamente para ver a otro mesero acercándose. Este tenía un aire de modelo CEO mafioso y hombros anchos. Lo miré, pero no lo observé realmente. La certeza de mi inminente perdición me abrumada, y no podía respirar bien.

Pero el mesero sonrió y chasqueó sus dedos como si me reconociera.

—Estuviste aquí hace unas semanas coqueteando con nuestro Nam, ¿cierto? Él está trabajando en la barra esta noche. —Serpenteando su brazo alrededor de mi cintura, aplicó la más minina presión en la base de mi espalda y me incitó hacia adelante mientras me acompañaba al bar.

No estaba presionando, sino siendo considerado, por lo que sabía que podía retroceder y escapar si quería. La parte mala era que sí quería escapar. No estaba segura de si podía enfrentar a Namjoon ahora. Mi mente daba vueltas y el objeto de mi bolso parecía calentarse a través del cuero y quemar mi pierna.

Dejé que el hombre que se me asemejaba en edad me guiara de todas maneras. Se inclinó ligeramente para hablar en mi oído.

—Está algo malhumorado esta noche, así que tal vez puedas animarlo para nosotros, ¿sí?

Quería preguntar por qué mi novio estaba malhumorado, pero apenas parpadeé, ya habíamos llegado a nuestro destino: el bar.

—¡Oye, Kim! —gritó el sujeto a mi lado mientras sacaba una banqueta y me ofrecía una mano para ayudarme a sentarme.

La espalda de Namjoon nos enfrentaba. Se encontraba ocupado mezclando una bebida, así que no se dio vuelta de inmediato. Solo coloqué mi bolso en mi regazo y enderecé la postura en el asiento cuando finalmente echó un vistazo.

Su compañero de trabajo apoyó un brazo en la barra y dejó el otro suelto alrededor de mi cintura mientras gritaba por encima del ruido—: ¡Tienes cliente esperando aquí!

—Deja de gritarme SeokJin.

Namjoon se dio la vuelta.

Nunca quitando sus ojos de los míos, llevó su trago a la barra y lo colocó frente a la persona que lo había ordenado. Y entonces vino directamente hacia nosotros.

—Necesito dos cervezas de barril —dijo el trabajador de anteojos.

Namjoon ni siquiera le dio la hora del día. Sus labios se retorcieron y sus ojos brillaron en una sonrisa. Al final, me preguntó—: ¿Qué estás haciendo aquí?

Él lucia demasiado complacido de verme como para empezar a lanzar preguntas acerca de cuantas personas sabían acerca de nosotros. Diablos, incluso olvidé lo que resguardaba en mi bolso; me sentía demasiado emocionada de estar de nuevo en su compañía. Nuestro tiempo robado para estar juntos había sido escaso esta semana. Unas pocas miradas de anhelo a través del salón de clases fueron todo lo que habíamos sido capaces de conseguir.

Mi cuerpo se volvió consciente de todo. Quería agarrar su ajustada camisa negra, arrastrarlo al armario más cercano y recrear nuestra primera vez juntos. Y por la forma en que sus ojos centellaron, tenía el presentimiento de que tenía pensamientos similares.

—Vine por una bebida —me las arreglé para decir.

Su media sonrisa se convirtió en una completa. Con un guiño, se inclinó sobre el bar y con una voz ronca dijo—: Entonces viniste al lugar adecuado.

—Oye —Su compañero golpeó la parte superior del bar entre los dos—. ¿Me escuchaste? Dije que necesitaba...

—Te escuché. —espetó, pero continuaba mirándome. Su voz bajó de nuevo al dirigirse a mí—: Ya vuelvo. No vayas a ninguna parte.

Él regresó con todo un lote de alcohol.

—Cerveza de la casa. Dos para ti —entregó los tarros a su amigo—. Y una para la adorable dama. —Mientras colocaba la bebida en frente de mí, añadió con un guiñó—: Cortesía de la casa.

Tomé la cerveza, deleitándome con la forma en que el líquido frío humedeció mi garganta seca. Namjoon se quedó para observar; su mirada dirigida a mis labios. Sabiendo lo mucho que le gustaban las bocas, coloqué mi labio inferior entre mis dientes y succioné una gota de cerveza de él.

—Quédate hasta cerrar —pidió.—. Iré a casa contigo esta noche.

La inutilidad de nuestra situación me inundó de nuevo, pero asentí de todas maneras. No podía ni quería mantenerme alejada de él.

Me quedé hasta la hora de cierre, y luego me quedé un poco más. Para el momento en que los clientes rezagados ordenaban los últimos tragos, los cuatro compañeros de trabajo de Namjoon miraban en mi dirección, pero ninguno de ellos me había pedido que me fuera. Estoy bastante segura de que todos sabían exactamente la razón de mi presencia.

A pesar de que me emocionaba pasar tiempo con él después de terminar su turno, las preocupaciones aumentaron mientras permanecía allí. ¿Todos con los que trabajaba sabían sobre nosotros? Estábamos siendo muy obvios, ¿no es así? Dios, ¿cuán patético era esto? Nos conocíamos por dentro y por fuera, compartimos más intimidades que nunca antes había compartido con otra alma viviente, y debíamos esconder todo como un par de adolescentes patéticos.

Esto debía terminar.

Como sintiendo mi estado de ánimo, Namjoon echó un vistazo. Su mirada parecía ver todo dentro de mí; decidió dirigirse hasta mí justo cuando alguien más se acercó al bar. Noté por la forma en que tensó su mandíbula que apretaba los dientes en frustración mientras observaba a la mujer de mediana edad que nos interrumpió.

—Lo siento —le dijo—, pero estamos cerrando.

—Está bien —respondió ella, lenta y metódicamente colocando su mano en la barra—. No vine por una bebida.

Campanas de alerta sonaron dentro de mi cabeza mientras me giraba en su dirección y la observaba del todo. Algo acerca de ella, la forma limpia y precisa en que se hallaba vestida y cada movimiento calculado que hacía, me recordó a mi madre. Esta mujer era una cobra, y estaba enrollada fuertemente, lista para atacar a su próxima víctima.

Cuando se dio vuelta para mirar directamente al trabajador más joven detrás del bar, tuve que voltear y mirar también. Jeon Jungkook, quien asistía a historia de la literatura conmigo con su energética y alegre novia, se encontraba de pie junto a la caja registradora contando las ventas con su espalda a nosotras.

Como si sintiera ojos sobre él, o tal vez había escuchado la voz de la mujer y la reconoció, sus manos se congelaron en la pila de billetes. Un respiro pasó antes de que girara lentamente y viera directamente a la cobra. Luego se puso tieso como si ella de algún modo lo hubiera inmovilizado y atrapado con su mirada. El color se drenó de su rostro, y el puñado de billetes cayó de su mano floja.

La mirada en su rostro era tan familiar para mí. La vi muchas veces en el espejo después de que había sido abusada por JongDae. Cada vez que me preguntaba: ¿por qué esto me pasa a mí?, ¿por qué el mundo me odia tanto?, ¿qué he hecho para merecer esto?, había tenido esa misma expresión en mi rostro.

Lanzándole una sonrisa conspiradora, la mujer murmuró—: Hola, Jungkook.

Directamente a través de la barra, podía de hecho sentir a Namjoon ponerse rígido. Un vistazo a su rostro me dijo que podía sentir la incomodidad entre Jungkook y la mujer tanto como yo podía. Su mirada estaba fija entre los dos y lucía como si quisiera saltar y defender al chico, pero no estaba seguro de cómo... o por qué.

Después de tragar duramente, Jungkook finalmente abrió su boca.

—Vete.

El acero detrás de esa única palabra envió escalofríos a través de mí. Si fuera la mujer me hubiera ido ya mismo, pero ella solo sonrió como si su orden severa la divirtiera. Luego se delató cuando pestañeó, agitando sus pestañas rápidamente. Él la había puesto nerviosa.

—Necesito hablar contigo, cariño.

El rostro de Jungkook fue de blanco a verde tan rápido que pensé que vomitaría por todo el piso.

—No estoy interesado —respondió, acto seguido se agachó para recoger los billetes caídos; sus manos temblaban lo suficiente para hacerlo titubear.

—¿No quieres saber lo que tengo que decir? Vine hasta aquí para verte.

—No me interesa lo que tienes que decir. Quiero que te vayas. Para siempre.

Ella entrecerró los ojos y apretó los dientes. No le gustó ser ignorada, justo como a mi madre.

Namjoon se agachó y lo ayudó a recoger el dinero. No pude escuchar lo que decía, pero murmuraba algo, y Jungkook asintió en respuesta. Justo cuando hizo eso, Namjoon se levantó enderezándose y dando la vuelta para darle a la mujer una sonrisa amable.

—Entonces, como dije —comenzó de nuevo él—, el bar está cerrado. Si puede irse ahora...

—No me voy a ir hasta que hable con Jungkook.

La sonrisa de Namjoon cayó y su mandíbula se endureció de nuevo. —Bueno, él no quiere hablar con usted, así que piérdase.

Ella lo fulminó con la mirada al mismo tiempo que un sonido de repugnancia salió de sus fosas nasales antes de darse la vuelta para ver a Jungkook levantarse y colocar los billetes de regreso en la caja registradora.

—Él no parece saber lo que eres, ¿verdad? —amenazó la cuarentona mirando más allá del hombro de Namjoon— Dudo que alguien en este lugar sepa lo que has hecho.

Giró para mirar a los demás empleados. Eran las únicas personas ahora. Ella y yo éramos las dos últimas clientes que quedaban. Todos los chicos que habían estado de meseros y que se hallaban cerca recogiendo la basura, limpiando, se detuvieron de hacer lo que hacían y fijaron su atención en ella.

Habiendo ganado su audiencia, la malvada mujer rio y se dio vuelta hacia el chico.

—Apuesto a que estarían muy interesados en saber cómo solías ganarte tu dinero.

Jungkook cerró de golpe la caja registradora haciéndome saltar. Giró para lanzarle una mirada asesina a su visitante. —¿Qué demonios quieres?

El placer rebosó por el rostro femenino.

En una voz dulce, murmuró—: Te lo dije; necesito hablar contigo.

—Entonces di lo que sea que mueres por decirme y vete, SonHa. Y nunca regreses.

Ella observó a Namjoon y luego a mí antes de discretamente lamer sus labios.

—Creo que preferirías escuchar esto en privado.

Él rio, duro y corto. —No pasará.

—Bien —Agitó su cabello y dio una sonrisa débil—. Ya que me fuerzas a hablar delante de tus amigos, entonces lo haré. Estoy embarazada. Y eres el padre.

Bueno, joder. Nunca había una noche aburrida en Bangtan, pero por lo general la acción sucedía durante las horas de trabajo, no después.

Luego de que la amiga asaltacunas de Jungkook soltó su pequeña bomba, el novato la miró como si se hubiera congelado por unos buenos cinco segundos antes de que se diera la vuelta y desapareciera por el pasillo sin decir una palabra.

La mujer se movió para seguirlo, pero gruñí—: Ni siquiera lo piense.

—Amigo —Jimin apareció al lado de Se Mi—, ¿no tiene una novia por la que se mudó desde Busan?

Le gruñí como diciendo cállate y me giré de nuevo hacia el problema de Jungkook, quien no dejaba de mirarme.

—Bueno, escuchó al muchacho —intervine—. Quería que una vez que dijera lo que tenía por decir, se largara, así que momento de irse, señora.

Traté de ser respetuoso con ella, pero eso no funcionó. Por lo que no me importó ser directo. Demonios, me encontraba impaciente por ser totalmente grosero con esta persona. Dejaba un gusto asqueroso en mi boca por alguna razón. Tal vez era porque me miraba como todo el mundo en mi ciudad natal siempre lo hizo: Como si fuera basura.

—¿No oíste lo que acabo de decir? Tengo que hablar con él. Tenemos que discutir esto juntos.

Me reí. —Señora, si él hubiera querido discutir algo con usted, lo habría hecho. Pero no lo hizo. Por lo tanto, largo.

Cuando no se movió, la miré fijamente a los ojos y llamé a Hoseok.

—Oye, Hoseok. Escolta a esta fina señora a la puerta, ¿podrías?

El problema de Jungkook se hallaba muy ocupado matándome con la mirada para notar la forma en que Hobi saltó y amplió sus ojos como si quisiera orinar en sus pantalones en lugar de estar en cualquier sitio cerca de ella. Pero se calmó justo a tiempo para asustar a la perra. La bruja no necesitaba saber que era inofensivo como un gatito.

Su rostro fue tan masculinamente intimidante como su voz áspera cuando dijo—: Por aquí.

La mujer se puso en marcha sin quejarse y estuvo fuera del club en momentos.

Luego de que la puerta se cerrara y el silencio descendió en el bar, miré a SeMi.

—Bueno, joder —explotó Jimin—. Creo que Jungkook no es tan devoto a esa novia como pretende ser.

Suspiré y sacudí la cabeza. —No puedes hacer suposiciones sobre algo de lo que no sabemos nada al respecto.

—¿Fue solo a mí, o esa mujer asustó a todo el mundo? —preguntó Hoseok, apareciendo al otro lado de SeMi en el bar. Tiritando, se frotó los brazos y miró hacia la puerta principal como si se quisiera asegurar que todo el mal se había ido.

—Pienso que era atractiva —respondió Jimin moviendo sus cejas—. No culpen a Jungkook por tener sexo con una asaltacunas como esa. Yo definitivamente me la follaría.

Con la palabra asaltacunas, explícitamente recordé a Jungkook diciendo que no le gustaban tales. En absoluto.

Fruncí el ceño totalmente confundido por lo que pasó.

—Bueno, está vomitando —anunció Jin, volviendo del pasillo. Supongo que fue atrás para ver a Jungkook—. La inminente paternidad no debe sentarle bien.

SeMi dejó escapar un suspiro y abrió la boca como si fuera a decir algo, pero luego cerró sus labios y permaneció en silencio. Le dediqué otra mirada.

—¿Qué?

Con una pequeña sacudida de su cabeza, me envió una tensa sonrisa. —Nada.

Supe que sí era algo y la estudié por un segundo, pero una campanada por la máquina registradora interrumpió la silenciosa habitación.

—¿Ese es el teléfono de Jungkook? —preguntó Jimin.

Los cinco en el bar compartimos una mirada. Creo que todos sabíamos que el timbre de su celular no podía ser buenas noticias. Dado que nadie se movió, me adelanté y miré la pantalla encendida mientras continuó sonando. La foto de una chica con largo y sedoso cabello oscuro me miró con una linda y despreocupada sonrisa. El nombre bajo su foto decía SiYeon.

—Es Si Yeon —dije, preguntándome si...

—Ese es el nombre de su novia —contestó Jin, confirmando mis sospechas.

Mierda.

—¿Deberíamos contestar por él? —Hoseok fue el primero en sugerirlo.

Abrí los brazos. —¿Y decir qué? Lo siento, pero tu novio no puede ponerse al teléfono en este momento; acaba de descubrir que va a convertirse en papi... con otra mujer.

Hobi hizo un gesto de dolor; SeMi levantó sus cejas como diciéndome que apoyaba cualquier decisión que yo tomara, pero no contesté el teléfono y finalmente se calló. La habitación exhaló un suspiro colectivo de alivio.

Hasta que el teléfono empezó a sonar de nuevo.

—Tengo el presentimiento de que va a seguir llamando —postuló Seokjin—. Debe saber que algo sucede.

Mierda. Miré de nuevo a SeMi. Su firme mirada me dio el empujón que necesitaba para contestar el teléfono. Oprimí aceptar, todavía preguntándome qué decirle a la chica de Jungkook, cuando Jimin gritó:

—¡¿Qué haces?! ¿De verdad vas a decirle que una vieja acaba de venir reclamando que Jungkook la embarazó?

¿Decir qué? —chilló la voz de una chica desde el otro lado de la línea. Doble mierda. Entrando en pánico, golpeé el botón de finalizar llamada y miré a mi compañero de cuarto.

—¡Idiota! —explotó Jin abofeteando la parte de atrás de la cabeza de Jimin—. Ya había contestado el teléfono, seguro escuchó todo lo que dijiste.

—Lo siento —Jimin me envió un encogimiento arrepentido—. Mi error.

No debí haber tratado de contestar el teléfono. Cuando volvió a sonar, salté, dejándolo de nuevo donde lo encontré. Luego levanté mis manos y retrocedí lentamente. Jungkook me iba a matar por esto.

Él no regresó a la barra sino hasta que el teléfono dejó de sonar. Nadie pareció moverse, así que cuando salió del pasillo trasero, frotándose la cara, todos giramos a verlo. Estaba ocupado limpiando su boca con la palma de su mano y no notó inmediatamente toda la atención hasta que levantó la vista. Cuando nos atrapó boquiabiertos, paró de golpe y dejó caer su brazo.

Su rostro seguía pálido y su piel lucía húmeda como hubiera sudado un balde de ansiedad.

—¿Qué? —gruñó, sus ojos corrieron a toda velocidad por cada uno de nosotros— Ah, no se fue, ¿verdad?

—Um. No, ella se fue, pero... eh, nosotros tal vez... accidentalmente le dijimos a tu novia lo que pasó —Cuando simplemente parpadeó, aclaré mi garganta—. Tu teléfono sonó... y luego volvió a sonar. Solo le iba a hacer saber que te fuiste por un minuto, pero... si... lo siento.

Jungkook corrió al mostrador y prendió su teléfono. Después de su torpeza para marcar por el apuro, lo presionó contra su oído. —¿SiYeon?

—Déjame adivinar —apuró una voz femenina desde la entrada del club—. La señora Yoon acaba de aparecer para anunciar que le hiciste un bebé.

Levanté mi rostro para ver a la chica de la foto del teléfono de Jungkook entrar en Bangtan, seguida por una castaña que también se encontraba muy embarazada.

Mierda, ¿a cuántas mujeres Jungkook les hizo un bebé?

Dejando caer su teléfono al costado, Jungkook dejó salir un extenso suspiro.—Sí.

Luego de una rápida mirada entre los dos, decidí que Jungkook no iba a ser golpeado hasta convertirse en una pulpa sangrienta por sus transgresiones. Se veía tan mal con sus arrepentidos ojos de bambi; su expresión era una máscara de vergüenza y arrepentimiento. Pero aparte de la tensión en su mandíbula, su chica no parecía querer matarlo.

Miré a SeMi preguntándome que haría ella si nos encontráramos en el mismo dilema. Pensé que de alguna forma ya lo pasamos, o no, cuando asumió que Yeonwoo era una de mis chicas de fiesta. Y no... no fue tan indulgente. La novia de Jungkook lucía molesta, pero permaneció racional.

—Tengo la sensación de que no nos deshicimos de ella tan fácil. —Si Yeon se acercó, y su acompañante embarazada caminó detrás de ella. Parándose cerca de Hoseok, apoyó las manos en la encimera y soltó un suspiro cansado—. Digo, si apuñalarla con una estaca en el corazón no funciona, deberíamos tratar de cortarle la cabeza.

Mientras todo el mundo jadeó como si estuviera loca, Jungkook se rio. Se acercó y tomó sus manos en las de él, así podía levantarlas hacia su boca y besarlas con veneración.

Volviéndose serio dijo—: Lo siento tanto.

Lágrimas brillaron en sus ojos, pero ella trató de encogerse de hombros. —Oye, si no hay algún obstáculo insuperable en nuestro camino no seríamos nosotros, ¿o sí?

Jungkook sacudió la cabeza. —No deberías tener que lidiar con esto —Dejó salir un suspiro tembloroso—. No deberías...

—Creo que mentía —cortó de tajo la pequeña embarazada. Después de echar su cabello sobre el hombro, se deslizó en uno de los taburetes al lado de SiYeon y se estiró por el tazón de maní, pero Jin los alejó antes de que pudiera alcanzarlos.

Cuando le dirigió una mirada de odio, él simplemente sonrió.

—Déjame darte un lote nuevo, Princesa. Quién sabe qué tipo de dedos asquerosos estuvieron ahí toda la noche.

Abrió la boca mientras lo miraba saltar sobre la barra y lanzar el tazón viejo para sacar una caja y esparcir una nueva pila, solo para ella. Luego lo deslizó hacia la joven con una sonrisa indulgente.

—Estoy de acuerdo con ella —opinó SeMi sorprendiéndome. Giré curioso por su aporte.

—¿A qué te refieres?

—También creo que ella miente.

—Síiiiii —chilló la embarazada levantando la mano en un gesto de agradecimiento para SeMi. Tenía la boca llena de maníes cuando añadió—: Es decir, ¡hola!, tendría que estar de tanto tiempo como yo, ¿cierto? A todo el mundo que necesité decirle sobre mi bebé, se lo dije hace meses. ¿Por qué esperó tanto tiempo para dejar caer la bomba?

Si Yeon trabó su mirada con la de su novio, sus ojos brillaron con esperanza.

—Nayeon tiene razón. ¿Y qué hay sobre su prometido? ¿Cómo sabe que no es suyo?

Jungkook puso su labio inferior entre los dientes luciendo razonable. —Tal vez le llevó un tiempo encontrarme.

—Sí, claro —resopló Si Yeon—. Tú sabes, bien claro, que esa perra no tardaría en averiguar cada paso que dimos desde que dejaste Dongseo. Descubrió todo lo que había por saber sobre mí en menos de un mes. No hay forma de que te haya perdido el rastro.

—Espera, espera, espera —Jimin sacudió las manos—. Jungkook, tú te acostaste con otra mujer, tal vez incluso la dejaste embarazada, y tú... —puso su mirada en Si Yeon—, ¿no te enfadas?

—Oh, estoy muy enojada —Si Yeon fue clara en su declaración—, pero no con Jungkook. Aparte, este particular... evento, sucedió antes de que nosotros saliéramos. —Luego se aclaró la garganta y bajó su rostro antes de murmurar—: Técnicamente.

Jungkook hizo un gesto de dolor y se estiró para correr su mano sobre el cabello de ella antes de inclinarse sobre el bar y besar su sien.

—No puedo creer que esto esté sucediendo. Eres la única persona con la que quise alguna vez tener hijos. Lo juro, Si Yeon. —Cerró sus ojos y presionó su frente con la de ella— ¿No podemos rebobinar todo, así puedo volver y hacerlo bien la primera vez?

Miré a SeMi porque, demonios, ver la conexión de SiYeon y Jungkook simplemente me atrajo hacia ella queriendo una muestra del mismo vínculo que ellos compartían.

Me miró como si sintiera la misma atracción. Sus ojos se llenaron de lágrimas. Luego se giró de nuevo a la afligida pareja.

—Eh...bueno...yo...—Carraspeó nerviosa intentando hablarles a sus estudiantes. —Digamos que tengo un montón de experiencia con personas como esta... Señora Yoon, ¿no?

Si Yeon se giró hacia Se Mi secando sus mejillas mojadas. —Sí, así se llama.

—Correcto —murmuró mi chica con un tono suave—. Y he llegado a aprender que siempre dejan ciertos detalles cuando mienten. Cada persona puede ser diferente, pero ellos usualmente hacen algo que denota la mentira. Y por su comportamiento ni siquiera le creo que esté embarazada, mucho menos que sea sincera sobre la paternidad.

Jungkook dejó salir un respiro aliviado. —¿De verdad?

Sacudió la cabeza.

—Pero tenía una barriga grande cuando se soltó la cintilla. —Jimin extendió la mano y pretendió contonearse. A su lado Hobi asintió pensando también que la asaltacunas parecía embarazada.

—Sin embargo, no tenía la forma correcta —insistió SeMi, luego apuntó a la amiga de SiYeon—. Su estómago luce casi perfectamente redondeado, mientras que el de la otra mujer era más... rectangular.

Apoyando sus codos en el bar, Jin se recostó sobre el mostrador para comprobar la silueta de la castaña. —Tienes la barriga de embarazada más adorable que haya visto.

—Y los pechos de la otra mujer no lucían ni de cerca tan hinchados como los suyos —siguió SeMi.

Jin resopló. —Diría lo mismo.

La chica en cuestión le lanzó una mirada. —¿Quién demonios eres tú?

Le sonrió.

—Jin.

Ella parpadeó. —¿Qué?

—Ese es mi nombre, Princesa. Jin. "Nombre artístico" para Seok-Jin. ¿Te gusta?

—De todas formas —SeMi levantó su voz para hablar sobre el extraño coqueteo de Jin —, no tenía nada de la retención de líquidos que esta chica tiene en su rostro.

La embarazada jadeó agarrando sus mejillas mientras se giraba hacia Si Yeon. —¿Tengo retención de líquidos?

¿Qué? ¡No! No, cariño. Apenas.

—¿Entonces sí lo tengo?

—Claro que no. Son tus mejillas regordetas preciosas de siempre.

Apretando los dientes, SiYeon le envió a SeMi un ceño fruncido. Pensé que iba a saltar sobre el bar para defenderla, pero la puerta principal se abrió de nuevo.

Volvió la señora Yoon.

—Hoseok —gruñí—, ve a cerrar la jodida puerta antes de que alguien más entre aquí, ¿podrías?

—¿Alguien tiene un hacha de mano? —gruñó Si Yeon alejándose del bar para enfrentarse con la señora Yoon— Porque siento la necesidad de matar a una bruja.

—Amigo —Jimin le dio un codazo a Hoseok luciendo emocionado en tanto rebotaba sobre los dedos de sus pies—. Pelea de chicas.

Jungkook se alejó rápidamente de la barra, le llevó un microsegundo llegar al lado de su novia. Envolviendo su cintura con un brazo, la jaló contra su pecho mientras miraba a la recién llegada.

—Te dije que no volvieras. Y dejé muy claro antes de incluso dejar Busan que no quería tener nada que ver contigo. ¿Por qué haces esto?

Lo ignoró, sonriendo casi amablemente a Si Yeon... casi siendo la palabra clave porque no había nada placentero en el brillo de sus ojos.

—Si Yeon — murmuró asintiendo en reconocimiento—. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que te vi.

—Lo sé, ¿verdad? —respondió ella con la misma falsa amabilidad antes de mirarla con desprecio— Mi mano dejó de doler desde la última vez que te abofeteé.

—¡Oh! —Jimin gritó golpeando su rodilla y ululando— Toma eso.

La señora Yoon estrechó sus ojos. —Debes dejarlo ir, querida. Él no pertenece aquí.

Si Yeon estalló en una risa. —¿Yo? ¿Dejarlo ir? ¿Me está tomando el pelo? Usted era la que lo...

Jungkook cubrió su boca con la mano sofocando sus palabras. —No nos vamos a meter en esto —le dijo él a la vieja—. Es hora de que te vayas.

—¿Pero que hay sobre nuestro bebé?

Visiblemente estremecido, sacudió la cabeza. —Ni siquiera estás embarazada. No sé porque inventas esta mentira o qué crees que vas a lograr con esto, pero nada que puedas hacer me hará dejar mi vida aquí o separarme de Si Yeon.

—Oh, yo puedo adivinar por qué lo hace. —la valiente novia se llevó las manos a la cadera—. Apuesto a que su prometido la dejó, y no tiene a quien más torturar.

Por la forma en que señora la miró con furia, me imaginé que Si Yeon dio en el clavo.

—Si no estoy embarazada, entonces ¿cómo explicas esto? —De nuevo hizo una dramática actuación de apartar el abrigo para mostrar su estómago.

—Oh, por favor—La señorita a quien Si Yeon llamó Nayeon se rio—. Esa es la panza de embarazada más falsa que haya visto.

Cuando la señora Yoon la perforó con el ceño fruncido, ella palmeó su propio estómago.

—Esto es autentico, anciana. Deja de molestar a mis primos y regresa a tu patética vida. O mejor, encuentra a alguien nuevo a quien molestar. De hecho, te recomiendo buscar a Im Tae Woo y su esposa Cheon SeAh. Ellos realmente merecen tu tipo de atención.

La mujer simplemente resopló. —Debería haber adivinado que eras la primita altanera de Park SiYeon. Im Nayeon, ¿no es así? La que trató de atrapar al heredero Seo Hyun en matrimonio quedándose embarazada.

—De acuerdo, eso es suficiente —interrumpió Si Yeon—. ¿Por qué sigues aquí? Nadie te quiere.

—Y nadie te cree tampoco —agregó Jungkook.

—Así que, ¿de verdad vas a apostar a la posibilidad de que esta barriga podría ser falsa? —La señora Yoon frotó amorosamente su vientre— ¿Estás seguro de que podrás vivir con la incertidumbre de saber si tienes un hijo ahí afuera o no?

El tormento llenó los ojos de Jungkook. Presionó a su chica más cerca de su pecho. Si Yeon me impresionó cuando frotó su brazo tiernamente. Me hizo preguntarme qué podría pasar si fuera puesto en esta situación. Luego de casi criar a mis hermanos, sabía que nunca podría darle la espalda a la posibilidad de ser padre. Pero ahora que SeMi se encontraba en mi vida, me mataría pensar en tener el hijo de alguien más.

Dándome cuenta lo que acababa de pensar, le deslicé una mirada de asombro. ¿Acababa de...? ¿Significaba esto que no quería tener bebés con nadie más que con ella? Guau. Creo que sí acabo de pensar en eso.

Bastante loco.

—Me ofrezco de voluntario para averiguar si la barriga es real. —Cuando Jimin frotó sus manos con una mirada lasciva y dio un paso hacia la señora Yoon, ella gritó y saltó lejos de él levantando su dedo de modo amenazador.

—Acércate a mí, y te golpearé tan rápido que volará tu cabeza. Nadie me toca.

—Entonces no estoy convencido que estés embarazada. —Jungkook acercó su rostro al de Si Yeon luciendo incentivado por su presencia. Su tono de piel ya no era pálido, y ahora parecía más enojado que asustado.

—Es un varón —siguió la persistente mujer—. Apuesto a que tendrá tus ojos y tu hermoso cabello. Estoy pensando en el nombre.

Cuando Jungkook se volvió otra vez blanco como el papel, decidí que había tenido demasiado. Alguien necesitaba tomar control de la situación y cortarla de raíz.

—Déjelo ya —dije mirando hacia la mujer.

—Ha ido demasiado lejos —añadió SeMi parándose de su taburete y abriendo su bolso—. Ésta es una mentira que no puedes sostener. Podemos quedarnos aquí, bromear toda la noche y no logar nada, o podemos probar si está diciendo la verdad en cuestión de minutos.

Sacando una bolsita de farmacia de su bolso, la abrió y sacó una caja. Cuando entorné los ojos para centrarme en ella, me di cuenta de que era una prueba de embarazo.

¿Qué demo...?

Aturdido y sin palabras, la miré boquiabierto. Ella se encogió a modo de disculpa al mismo tiempo que Jimin explotó—: ¿Qué demonios, Nam? ¿Dejaste embarazada a la Dra. Lim?

Hola a todxs. Lamento en verdad la demora de mis actualizaciones pero...puff la vida de adulto. Espero les guste este capítulo largo que en lo personal me encanta ya que por primera vez los personajes y sus historias realmente se entrelazan. Me emociona mucho esta serie; no importa el tiempo que me lleve terminarla, se logrará. 

Lxs quiero. (Si votan y dejan un comentario me harían la semana entera) 

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