XVIII
—¿Qué pasa? —Fue todo lo que pregunté.
Namjoon se estremeció cuando lo toqué. Eso mató una parte de mí. Después de lo que acabábamos de hacer, de compartir...
Nunca había sentido algo así con nadie, como si ya no fuéramos dos personas separadas, sino un conjunto.
Desgarrada por su pequeño rechazo, comencé a retirar mi mano. Pero agarró mis dedos y los apretó con fuerza. Sus ojos se pusieron frenéticos, lanzándose por mi cara como si estuviera asustado... por mí.
—¿Estás bien? — preguntó, su respiración ya no era constante, sino que salía en ráfagas cortas.
Asentí confundida. Acababa de preguntarme eso. —Por... por supuesto. ¿Por qué? ¿Qué pasa?
Había estado flotando completamente eufórica. Nada podría superar las sensaciones vivas y abundantes dentro de mí. Namjoon tenía razón; juntos éramos una fuerza de la naturaleza. Porque eso había sido, había sido mejor que cada palabra increíble en todo el diccionario. Ni siquiera podía describir...
Pero todavía se veía aterrado. No tenía ningún sentido. ¿Cómo iba a tener miedo? No tenía nada que temer. La vida era maravillosa.
Parpadeó, aliviando el miedo en sus ojos y luego soltó un suspiro, como si controlara a la fuerza sus emociones. Cuando se inclinó y me abrazó con ternura, mis músculos se relajaron.
—Te lo juro, Se Mi, no mentía cuando dije que nunca lo olvido. Digo, nunca lo olvidé. Pero esto fue... vaya. No fue como nada que he hecho antes. Y debes admitir que fue totalmente espontáneo. No estábamos pensando racionalmente, y-y... si yo hubiera tenido el estado de ánimo adecuado para recordar, entonces... Es probable qu-que... tal vez no hubiéramos hecho nada.
Me aparté y lo miré con el ceño fruncido. ¿Pero qué diablos decía? Se encogió como disculpándose.
—Estoy limpio. No tienes que preocuparte. Se aseguran de eso con frecuencia mientras estás en el equipo de fútbol.
Asentí. —Está bien
Todavía no lo entendía hasta que añadió—: Tú, por casualidad, ¿tomas la píldora?
¿La píldora?
Por fin comprendí lo que quería decir, y cada músculo de mi cuerpo se tensó. Por un momento me sentí como una completa idiota. No tenía mucha experiencia en esto, pero aun así, había visto suficientes películas, y...y debí haberme dado cuenta de lo que hablaba. Tenía un doctorado, por amor de Dios.
¿Cuál es el problema con las chicas inteligentes que se volvían estúpidas cada vez que un chico sexy les sonreía?
Sorprendida de que acabara de ponerme yo misma en esta situación, y que esto estuviera sucediéndome, empecé a alejarme, necesitando espacio para hacer frente a... pues a todo. Pero Namjoon apretó sus brazos alrededor de mí.
Ya no firme y reconfortante, su voz tembló un poco mientras susurraba—: ¿SeMi?
Me acarició el pelo con esas manos dignas de suspiros justo cuando algo golpeó contra la puerta del armario de suministros.
Grité, y las personas al otro lado se rieron entre sí; sus voces apagadas llenaron nuestro pequeño espacio y me trajo de vuelta al presente con una venganza maliciosa, antes de que se pusieran en marcha de nuevo, obviamente sin darse cuenta de que nos encontrábamos dentro.
—Oh, Dios mío —Estaba absolutamente horrorizada. Mi falda continuaba subida hasta mi ombligo y algo húmedo se deslizaba por el interior de mis muslos.
—No te asustes —ordenó con una voz suave de advertencia. Alargó la mano hacia mi brazo.
Chillé y lo empujé, entonces me quedé mirándolo con absoluto horror.
Pero... ¿cómo puede decirme que no me asuste? ¿Estaba loco?
—Acabamos de...
Dejó escapar un largo suspiro. —Sí. Lo sé.
—En la escuela —susurré, perdiendo por completo la calma—. Oh Dios, oh Dios, oh Dios. —Agitando mis manos, caminé en círculos porque no tenía otro lugar al que ir en este armario estrecho, y desde luego no podía salir y correr el riesgo de que alguien viera mi aspecto de "acabo de tener el mejor sexo de mi vida".
Al notar el desorden de mi ropa, intenté acomodarla, bajando mi falda sobre mis piernas y moviéndola hasta que la cremallera se hallaba a donde pertenecía. Mi blusa era un desastre y no había forma de quitarle las arrugas, pero traté desesperadamente de alisarla con mis manos.
—SeMi, escucha. —Comenzó, pero no interrumpí.
—No puedo creer que acabo de tener sexo con un estudiante. Voy a ser despedida antes de volver a mi oficina. Ay, mierda. Maldita sea. Mis padres se van a enterar, y también todos los demás. —Con los ojos abiertos, lo miré—. Eres Kim Namjoon. Esto sin duda va a ser noticia. Va a ser incluso más grande que lo del entrenador con la corredora. Oh... Dios mío. Voy a ser un escándalo. ¿Cómo es posible? Nunca he recibido una multa de aparcamiento. Conduzco al límite de velocidad y uso mi luz intermitente para cambiar de carril. Una vez la compañía telefónica me reembolsó demasiado dinero en mi cuenta de teléfono celular, pero descubrí el error y lo devolví. ¡Lo Devolví! Siempre hago lo correcto. Nunca... ¿por qué? Es lo peor que he hecho. Ni siquiera puedo...
—Respira —ordenó Namjoon, capturando mis hombros y presionándome la espalda contra la pared—. Cálmate, está bien.
Respiré hondo, dándome cuenta de que no lo había hecho desde que comencé con mi ataque de pánico. Miré a los ojos de Namjoon en busca de consuelo, él aparentaba la calma suficiente para los dos, así que me reconforté con eso por como un microsegundo. Pero al instante toda la realidad volvió a golpearme.
—¡Tu entrenador! —jadeé—. Ay, no. ¡Namjoon! Tu entrenador dijo que echaría a cualquier jugador del equipo que fuera visto...
—No tiene por qué saberlo. Nadie va a descubrirnos —aseguró por encima de mis palabras; la determinación iluminaba su mirada al tiempo que él apretaba los dientes.
—Pero...
Me besó. Brusco y rápido, pero me calló eficazmente. Agarrando mi cara entre sus manos, me obligó a mirarlo.
—Lo que hicimos fue increíble. Fue solo entre tú y yo, y no es el maldito asunto de nadie más. Sé que no me vas a mostrar ningún favoritismo en la clase, y te aseguro que no voy a pedirte nada. Voy a esforzarme mucho para ganar cualquier calificación que tenga. Podemos mantener las dos cosas separadas; eso es todo lo que importa. Somos adultos con consentimiento mutuo, que...
—Que acaban de tener sexo en el armario como un par de locos irresponsables sin ningún tipo de protección. Se supone que debo ser una especie de modelo a seguir para todas las chicas de esta universidad. ¿Qué tipo de mensaje enviaría esto? Maldita sea, Namjoon, sabes que esto está mal. Nunca puede volver a suceder, y no es que importe. Van a atraparnos tan pronto como abramos la puerta, y todo estará acabado.
Sacudió la cabeza con insistencia. En ese momento, no podía asegurar si alguna vez conocí a una persona más terca.
—Mira, está bien, lo del condón sí fue un error. Voy a admitir que lo fue. Ninguno de los dos pensaba. Las cosas sucedieron. Pero ocurrió, y no podemos deshacerlo. Así que, vamos a tratar con las consecuencias, si las hay. Y no van a atraparnos aquí. Vamos a esperar hasta que todos se dirijan a sus clases. Podemos salir después.
—Pero tengo otra clase que dar. —Simplemente decir eso en voz alta hizo que esto sea mucho más real. Y horrible.
Acababa de tener sexo duro y sucio, en la universidad, con uno de mis alumnos, y tenía que dar clases en... mierda, diez minutos.
Mis manos comenzaron a temblar. Ahora era una de esas mujeres. No parecía real.
Namjoon reprimió un sonido de dolor y su expresión se derrumbó al tiempo que me agarraba la cara. —Vamos, no llores. —Cuando limpió la humedad de mi mejilla, me di cuenta de que ya lo hacía.
Un sollozo subió hasta mi garganta, me estremecí de miedo.
—No. —Me atrajo hacia él, por lo que mi frente chocó con fuerza contra su clavícula—. Lo siento —Sus dedos se hundieron en mi cabello y frotó mi cuero cabelludo—. Me volví loco. Antes de darme cuenta ya estaba dentro de ti. Lo siento mucho, SeMi. Voy a hacer esto bien. Te lo juro.
Dejé que sus palabras me calmaran. Incluso apoyé la mejilla en su pecho hasta que él se mostró satisfecho de que estuviera bien. Luego le permití abrir un poquito la puerta para que pudiera mirar el pasillo, tomó mi mano y me sacó del armario de suministros que ahora olía a nosotros. Pero tan pronto como nos encontrábamos afuera, aparté mis dedos de los suyos.
Me miró como si quisiera discutir al respecto. Sabía que él quería que fuéramos juntos a otro lugar. Pero esto tenía que parar aquí. Y debió haber visto algo en mi cara que le hizo saber que no me iba a ninguna parte con él, porque apretó los dientes, pero asintió en silencio.
Así, se dirigió hacia un pasillo, y yo, hacia otro, diciéndome a mí misma que esto nunca podría volver a ocurrir. No importaba lo increíble que había sido, no importaba lo mucho que me gustara estar con Namjoon, no importaba lo bien que me sentía solo con mirarlo, esto nunca podría... volver... a suceder.
Decidido. Primera y última vez.
Necesitaba alejarme de él y todo lo que me hacía sentir, o esto acabaría muy mal para ambos.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro