Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

EPÍLOGO

Me encontraba vacía. Siendo menos que un cascaron de cualquier cosa.

Mirando los ataúdes de mis padres, me pregunté por qué no lloraba, por qué no había perdido una sola lágrima por sus muertes.

A mi lado, mi antigua nana sacudió su nariz en un pañuelo y frotó sus ojos. Extendí la mano y palmeé su brazo tratando de ofrecerle un poco de consuelo, pero ¿cómo le ofrecía algo cuando yo no tenía nada? ¿Cuándo no sentía nada?

Las últimas semanas habían sido un completo borrón. Después de "renunciar" a mi posición como profesora había ido a casa y empacado un bolso, lista para dejar Yongsan por un par de días para, no lo sé, encontrarme; quizá reacomodar mi vida. Hacer planes para el futuro. Ocultarme de Namjoon.

Justo cuando había cumplido ocho días oculta cerca de la playa, la ama de llaves llamó, y ahora mi miedo más grande se había hecho realidad: Mis padres habían muerto antes de decirme que me amaban o incluso de mostrarme que les importaba. Sabía que debía haberme sentido destruida, perdida, sola, sin esperanza. Pero no. Nada. Era solo un gran vacío absoluto, una vacante donde nunca habían llenado mi corazón.

Me había preparado para escuchar acerca de mi padre. En el hospital, con neumonía y al perder su pierna por la diabetes, sabía que este destino se acercaba a él. Pero no murió así. De hecho, mamá lo llevaba del hospital a casa cuando tuvieron un choque de frente en la autopista. Ambos muertos. Inmediatamente.

¿Conmocionada? Sí, bastante. Tal vez esa era la razón de que estuviera tan entumecida. O tal vez solo era una bruja sin corazón. Tal vez Lee Hye-young y Lim Kwan Hoon me heredaron su amargura y ya no podía sentir nunca más. Pero cuando pensaba en Namjoon, sabía que no era cierto. Porque solo de proyectar su rostro en mi mente, ya no me sentía entumecida, sino que dolida y rota.

Quizá mis padres nunca me mostraron el amor, pero sí conocía como era. Sabía cómo se sentía hallar a alguien por el que valiera la pena vivir, arriesgar todo por ese amor, y sacrificar por ello. Era hermoso e increíble. Así que ya no lo anhelaba de los dos cuerpos tendidos en la fría y dura caja. Podrían llevarse su tan cotizado cariño con ellos, a donde quiera que fueran.

Junto con los más allegados socios y compañeros de mis padres salimos de la funeraria en orden y como si de una corte real se tratara. Viendo el carro fúnebre a tan solo cinco metros de mí, me hallaba lista para terminar con esto. Qué curioso. Ningún amigo, ninguna otra familia. Solo personas del trabajo.

Un crujido vino detrás de mí, y sabía que mi nana se apresuraba para alcanzarme. Desaceleré lo suficiente para que lo hiciera, luego enganché mi brazo con el de ella, y caminamos hasta el otro coche negro que nos esperaba.

—¿Soy una persona horrible?

Cálidos dedos rodearon los míos y estrujaron fuerte. —¿Por qué creerías semejante cosa, niña?

—Ellos me criaron. Me mantuvieron saludable y vestida, con un techo sobre mi cabeza; pagaron por mi educación y me ayudaron a tener un buen comienzo en la vida. No tendría nada si no fuera por ellos. ¿No tendría que deberles más que esto? ¿No debería... lamentarlo?

—Oh, cariño. Solo estás conmocionada. La negación es una etapa muy real del duelo.

—No. Sé que se han ido. Sé que... —Nunca los vería de nuevo. Deteniéndome a mirar las caravanas que nos escoltaban al cementerio, mientras todavía éramos solo nosotras dos, me giré hacia ella—. Estoy aliviada —confesé finalmente—. Pasé toda mi vida preocupada por decepcionarlos, esforzándome por ganar su amor. Y ahora... soy libre. Perdí mi trabajo hace poco, y mi mayor miedo era como iba a decirles. Pero ahora no tengo que preocuparme por eso. Nunca más tendré que preocuparme por ganar su aprobación.

La mujer mayor sorbio y me cogió para abrazarme. —Esto es mi culpa. Debí haberte apoyado más. Nunca debí haberles permitido intimidarme para mantener mi distancia. Siempre fuiste una chica tan obediente, y todo lo que siempre necesitaste fue un abrazo, solo un poco de compasión.

—Está bien. Entiendo por qué no podías hacer mucho. Y siempre recodaré los momentos en que sí hiciste algo.

Agarrando mis hombros, ella me miró con ojos pálidos y húmedos. — Nunca te trataron bien. No sé cómo resultaste tan cuerda como lo hiciste.

Al final, tuve que parpadear para ocultar algunas emociones. Esta era mi verdadera madre. Y me acababa de dar toda la aprobación parental que alguna vez necesité.

—Gracias.

Después de que regresáramos a la casa, el abogado de mis padres vino a leer su testamento. Mi nana obtuvo una compensación del 80% por encima de su salario por cada año de servicio que había trabajado para ellos, y luego dejaron el resto de su valor financiero al hospital que mamá dirigía y a la empresa de papá.

Cuando esas palabras fueron dichas en voz alta, el frío dentro de mí solo se hizo más grande. La ama de llaves jadeó y se cubrió la boca.

—Pero... pero ¿qué pasa con Se Mi?

El abogado hizo una mueca. —Les pregunté por ella cuando hicieron el redactado. Pero dijeron que ya le habían dado las herramientas que necesitaba para sobrevivir. El dinero no era importante para ella.

Ni siquiera me sorprendió. Aún vacía, simplemente levanté el mentón y respondí: —Tenían razón. No necesito su dinero.

Realmente me habían dado todas las herramientas que necesitaba para sobrevivir. Podía hacer esto. De algún modo.

Me tomó un par de días ver los asuntos de mis padres. Tan claros y ordenaros como siempre fueron, aun así necesitaban a alguien que pusiera todos sus deseos en acción, así qué todo recayó en mí. Pasé otro día con su abogado asegurándome que nana estuviera lista y con su dinero, y todas las piezas de arte y objetos de valor pudieran ser vendidas en una subasta.

Me detuve junto a sus tumbas una última vez antes de dejar el distrito para decir adiós y tener un cierre. Un peso se quitó de mi pecho cuando me subí nuevamente a mi coche. Era tan extraño. Había tocado fondo. Había perdido el amor de mi vida, mi trabajo y a mis padres. Básicamente no tenía oportunidades para el futuro, y el dinero de mis cuentas bancarias duraría probablemente solo un mes o dos.

Pero no se sentía como si esto fuera el fin, como si todo hubiese terminado. Tal vez de verdad me encontraba en negación. Excepto que una semilla de esperanza se había almacenado en el lugar vacío de mi corazón. Crecía y germinaba, y no podía evitar sentir que un nuevo comienzo despertaba dentro de mí.

Mi teléfono sonó mientras alcanzaba los límites de la ciudad, haciendo que mi capullo de esperanza se convirtiera en una flor. Habían pasado un par de días desde que Namjoon había dejado de llamarme y comenzó a dejar mensajes. Todavía me escribía cada mañana dándome citas para mi colección. Pero además de esos mensajes, había dejado de rogarme que le llamara, o que lo perdonara, o que regresara a casa. Había dejado de disculparse por la pérdida de mi trabajo. Había dejado de luchar ferozmente por mí.

No respondí a ninguno de sus intentos, así que él no tenía una razón para pensar que quedaba algo por lo que pelear, excepto que todavía lo amaba. Siempre lo amaría.

Mi corazón se sacudió en mi pecho mientras mi mano rebuscaba mi teléfono en mi bolso en el asiento del pasajero. Tal vez, después de todo, Namjoon no se había rendido por completo conmigo.

El identificador en la pantalla mostraba a mi vieja consejera y mentor.

Mis hombros se hundieron y respondí educadamente. La Dra. Kwon extendió sus condolencias por la muerte de mis padres. Después de que acepté sus disculpas por no haber asistido al funeral, por fin llegó a la razón de la llamada.

—Sé que tal vez te las estás arreglando muy bien sola en Yongsan —dijo, provocando que me encogiera porque no quería confesar que ya no era empleada allí—. Pero tenemos un miembro de la facultad en el departamento de literatura que decidió retirarse al final del semestre, y fuiste la primera persona en la que pensé para reemplazarlo. Siempre fuiste tan entusiasta, tienes la juventud y la viveza que quiero aquí. ¿Así que, crees que es posible que consideraras regresar a nosotros... como profesora?

Bien, supongo que después de todo, no todas las puertas se cierran.

Era tarde cuando regresé a Yongsan. Había conducido directo hasta aquí y debí haber estado exhausta, pero mientras mi cuerpo solo quería descansar, todo lo demás dentro de mí permanecía despierto y emocionado por el hecho de que Namjoon se hallaba cerca. Pude haber esperado hasta la mañana, pero no lo hice. Tenía que verlo ahora. Aparqué frente a su edificio y atravesé rápidamente la oscuridad hasta la entrada principal donde una luz descompuesta colgaba sin vida sobre las escaleras. Subí los dos pisos a toda prisa, empuñé mi mano y la llevé a su puerta, pero decidí que no quería despertar a su compañero de cuarto, así que saqué el teléfono de mi bolso para llamar cuando cambié de opinión de nuevo. Preferiría despertarlo de otro modo.

Digité el código y entré. De puntillas a través del camino oscuro, llegué a su habitación y giré la manilla. La lámpara cerca de su cama brillaba suavemente y las sábanas crujieron cuando aparecí. Me preguntaba si ya estaba despierto, esperándome, sintiendo que vendría. Pero al levantar mis ojos hacia la cama, encontré a una chica conmocionada sentándose en el colchón.

Sosteniendo las mantas contra su mejilla, jadeó con un par de ojos abiertos y con manchas de lágrimas.

Me congelé como si me hubieran sacado el aire del pecho. Era hermosa, con un corto cabello caramelo que brillaba y rasgos impresionantes. Me dolía mirarla.

Ácido llenó mi estómago, pensé que podría vomitar sobre el piso. Las lágrimas llenaron mis propios ojos porque él había seguido adelante. Era demasiado tarde. Él...

—¿Estás buscando a Namjoon? —preguntó antes de sorber por la nariz y secar su mejilla— Creo... creo que está en la sala de estar, durmiendo en el piso o en el sofá. No estoy segura de cuál.

Parecía amigable. No podía creer que esta joven -a quien no conocía, pero odiaba más que a cualquiera en la tierra- se atreviera a ser amigable conmigo, como si no estuviera destrozando mi alma en un millón de pedazos. Me tomó unos buenos cinco segundos procesar lo que acababa de decir.

Namjoon dormía en la sala. No aquí. No con ella.

La confusión debió haberse hecho muy obvia en mi rostro porque dijo—:¿Eres SeMi, cierto? He escuchado sobre ti. Soy la hermana de Namjoon.

—¿Yeonwoo? —Respiré. Oh, por todos los cielos. Gracias Diosa de las chicas con el corazón endeble.

El alivio me dejó aturdida y tuve que alcanzar el marco de la puerta para sostenerme. Una vez más mis emociones abrumadoras me tuvieron despistada de un par de detalles inconscientes por demasiados segundos; de otro modo no me hubiera tomado tanto tiempo darme cuenta de que la hermana de Namjoon estaba llorando... y aquí. ¿Por qué se encontraba aquí, y donde estaban los dos hermanos?

—¿Te encuentras bien? — decidí acercarme preocupada más ella que sobre todo lo demás.

—Sí —Asintió y se abrazó a sí misma dejando caer la sábana para revelar que usaba una de las camisetas del uniforme de Namjoon—. Yo... yo... no. No, no estoy bien. No creo que lo esté nunca más.

Cuando enterró su rostro en las manos y dejó caer todos los pretextos para no sollozar, mi corazón se rompió por ella. Me arrastré en el colchón y tiré de ella en un abrazo. Tan natural como respirar, descansó su cabeza en mi hombro y aceptó mi consuelo. El aroma de Namjoon en las sábanas me confortó mientras consolaba a su hermana.

—¿Es el bebé? —pregunté finalmente, apartando suavemente el cabello de su rostro.

Su cuerpo se estremeció mientras se acurrucaba más cerca de mí. —Ya no hay bebé.

El eco vacío de su voz me dijo exactamente cuál era el problema. En lugar de preguntar qué sucedió, dije—: ¿Cómo llegaste aquí?

—Namjoon me trajo.

Asentí y continué pasando mis dedos por su cabello. No tengo idea de dónde vino mi lado maternal, pero esta chica era parte de Namjoon, y se hallaba herida. Tenía que arreglarlo.

—¿Dónde están tus hermanos?

—Están durmiendo en la habitación de Jimin —Al fin elevó su rostro y parpadeó en mi dirección—. ¿Algo duele más que un corazón roto?

La respuesta diplomática se atoró en mi garganta y no saldría. Así que fui con la más honesta

—No, en mi experiencia no.

Abrió la boca para decir algo más, pero pisadas en el pasillo atrajeron nuestras miradas a la puerta.

—¿Cariño? —La voz baja de Namjoon despertó cada fibra viva dentro de mí, haciendo que mis músculos se tensaran con anticipación— ¿Estás bien? Escuché voces... —Entró a la habitación y dio un paso completo antes de verme. Deteniéndose, me miró. Y miró algo más antes de decir con voz ronca—: ¿Se Mi?

No sabía que decir. De repente me sentí apenada e insegura. Cuando la palabra "Hola" salió de mis labios en una voz pequeña e insegura, me encogí internamente.

—¿Qué...? —respiró, mirando de un lado a otro entre Yeonwoo y yo. Su voz sonaba plana cuando añadió—: ¿Qué haces aquí?

—Yo... necesitaba hablar contigo, pero... conocí a tu hermana.

Giró su atención a la bonita chica y ella se escabulló de la cama.

—Oh, yo solo...—Señaló con su pulgar hacia la puerta—. Los dejaré a los dos para que hablen.

—No —Namjoon levantó una mano—. Quédate, podemos irnos. Necesitas descansar —Ladeando su cabeza, por fin pareció notar sus ojos húmedos—. ¿Estás bien?

Asintió y trató de borrar la evidencia de su rostro. —Sí. Mejor. Con un poco de ayuda de SeMi.

Cuando me miró, le envié una sonrisa de apoyo. Regresó a la cama, así que tomé eso como mi pista para bajarme. Pero cuando cambiamos lugares, me dio un último abrazo impulsivo.

—Gracias —susurró en mi oído.

Asentí, dándole una sonrisa de despedida, y me volví hacia Namjoon. Me miraba, sus ojos con un intenso remolino de emociones, pero expresión severa. Entonces giró y salió de la habitación; lo seguí por el pasillo hasta la puerta principal. No se detuvo ni extendió su mano para mí, y eso dolía. Pero no podía esperar menos, ¿cierto?

Una vez que estuvimos fuera del apartamento, las luces tenues del pasillo mostraron cuan rígidos e inflexibles estaban sus hombros.

—No me dijiste que Yeonwoo había perdido al bebé en ninguno de tus mensajes.

En un solo impulso agarró mi brazo y me llevó hacia la pared hasta que la pintura helada encontró mi columna.

Acercándose lo suficiente para sentir su calor y aliento de menta, gruñó—: No me dijiste que te ibas de la ciudad. No me dijiste que Kang Seulgi te había chantajeado. Tampoco que habías perdido tu maldito trabajo... por mi culpa. ¿Por qué, Se Mi? —Acunó mi rostro y presionó su frente con la mía—. ¿Por qué no me lo dijiste?

Estaba tan enojado que se estremeció. Sentí cada temblor en su cuerpo tan intensamente que bien podría haber temblado yo también.

—Maldición —murmuró cuando no respondí—. ¿Por qué?

—Porque no quería que hicieras algo estúpido.

—Demasiado tarde.

—¡Namjoon! —Empujándolo, jadeé—. Mentí por ti. Me negué a decirles quien eras, para protegerte. Por qué harías... espera. ¿Qué hiciste?

Inclinándose sobre mí, empuñó las manos en sus caderas y frunció el ceño. —Les dije que era yo en esa foto. ¿Qué crees que hice?

—No —Negándolo, sacudí la cabeza rotundamente. Temor recorrió mi piel hormigueando en mi cráneo. Pero si Namjoon había salido herido por esto, después de todo lo que sacrifiqué para mantenerlo a salvo, yo... yo no sabía que haría. Tal vez perdería toda la fe en el mundo—. ¿Ellos... te echaron?

La vergüenza cubrió sus ojos. Inclinando la cabeza ligeramente, apartó la mirada y pasó la mano por su cabello. —No.

Siseé a través de mis dientes. —Oh, gracias a Dios.

—No me dejaron irme —añadió con una mueca de frustración.

—¿No te dejaron? ¿Qué hiciste? Por favor no me digas que lo intentaste. Dios, Namjoon. Necesitas esta beca.

Dio un paso hacia mí.

—¿Sabes qué? Estoy cansado de que últimamente todos me digan qué necesito. Lo que necesito eres tú. Nadie me entiende como tú. Nadie me ama como tú. Tú eres todo. Y cuando te hundiste por mi culpa, una parte de mí murió. Me sentí roto porque no podía dejar el maldito lugar contigo. Lo intenté. Intenté tanto conseguir que te trajeran de vuelta. Y cuando amenacé con irme, ellos también. Y ahora, si me voy, harán toda esta cosa pública y ensuciarán tu nombre. Nunca podrías volver a enseñar, en ningún lugar. Así que, aquí estoy, atrapado, sin poder hacer ni una puñetera cosa, mientras tú asumes toda la culpa por...

—Shh —Toqué su rostro y le acaricié la mejilla, ofreciéndole una sonrisa mojada—. Está bien.

—No —Apretó los dientes, gruñéndome, y aplastó su frente contra la mía con más firmeza—. No está bien, maldición. Lo que te hicieron no estuvo bien. Convirtieron lo que teníamos en algo morboso, sucio y equivocado. Y no lo era. Solo... no lo era. Lo juro, eres lo único correcto que he hecho en mi vida.

Me alcé sobre los dedos de mis pies y estrellé mi boca contra la suya. Me devolvió el beso salvajemente, agarrando fuerte mi cabello y estrechando su pecho con el mío. Pero entonces se apartó de golpe, apretándose los labios como si lo hubieran traicionado.

Mirándome fijamente, dijo—: No vuelvas a hacer eso. Si nos atrapan, nos hundiremos juntos.

—No recuerdo haber hecho ese trato.

—¿Por qué no me escuchas? —Se acercó de nuevo, hundiendo las manos en mi cabello y acunando mi cabeza entre sus palmas— No podía hacer nada, SeMi. ¿Acaso entiendes lo que eso me hizo? Mis manos siguen atadas, no puedo hacer nada por ti, ¿mientras tú sacrificas alegremente toda tu vida por ? Eso no está bien. No es justo. ¿Por qué no me dijiste lo que pasaba? Algún tipo de advertencia...

—Quería hacer esto por ti.

—Pero ¿por qué no me lo dijiste? Y después de eso, ¿por qué te fuiste sin una palabra? ¿Por qué no contestaste ni un puto mensaje?

—Contactarme contigo después de esto podría haber alertado a la universidad que era tu brazo en la imagen. No quería eso. Además, pensé que podría venirnos bien un poco de tiempo separados, para aclarar las ideas y mirar todo desde una perspectiva nueva. —Cuando sus ojos se estrecharon y abrió la boca, me apresuré a añadir—: Y yo fui una cobarde. Si me hubiera puesto en contacto contigo, sabía que hubiera estado tentada a volver.

—Pero sí volviste.

—Volví.

Un sollozo rasgó su garganta. Envolvió los brazos a mi alrededor y nos alineó. Este beso fue más suave, pero igual de codicioso.

—Entonces, ¿esto es todo? No hay nada que nos mantenga separados, ¿por fin podemos estar juntos? ¿Abierta y permanentemente? —Me mordí el labio y él sintió mi vacilación. —No me gusta esa mirada en tus ojos.

—Me ofrecieron un trabajo —confesé— para enseñar en una universidad que está bastante lejos de aquí.

El aliento salió de sus pulmones, luego dejó caer sus manos de mi rostro y retrocedió lentamente.

—Entonces te vas. Y no puedo seguirte. Maldita sea, SeMi. ¿Cuántas veces planeas romperme el corazón?

—No más, espero —tomé una respiración profunda, y di el salto más grande de mi vida—. Porque rechacé el trabajo.

—¿Tú qué?

—No me iré a ninguna parte.

—¿Qué? ¿Estás loca? No puedes rechazarlo. ¿Y si no puedes encontrar un trabajo cerca?

Me encogí de hombros. —Entonces no enseñaré. Haré otra cosa.

—Pero amas enseñar.

—Sí, lo amo.

—¿Tengo que estrangularte, mujer? No sacrificarás nada más por mí.

—Tampoco te dejaré. Puede ser que ame enseñar, pero te amo más a ti. Kim Namjoon. Mi hogar es donde sea que tú estés, así que me quedaré aquí.

—Deberías ir. —Su voz era tensa, pero siguió instando—: Sé que quieres el trabajo, me doy cuenta. Debes tomarlo.

—Sí lo quiero, pero no me importa. Te quiero más a ti.

—Dices eso ahora. Pero en un par de años, cuando estés atrapada aquí por mí, te resentirás conmigo y con todo de lo que te aparté. Necesito que sigas tus sueños.

—Estoy siguiendo mi sueño. Confía en mí. Todo lo que siempre he querido es ser amada.

—Te amo. Nunca he amado a nadie como te amo a ti, pero...

—Eso es todo lo que necesito. Créeme, puedo conseguir un trabajo en cualquier lugar. No tiene que ser en una universidad. Lo que me gusta es tratar de llenar a la gente con el mismo aprecio por la literatura que yo tengo. Encontraré trabajo en donde sea que esté. Pero no encontraré otro tú. No quiero dejarte.

Se dobló. Sus hombros cayeron y su cuerpo se desplomó contra el mío mientras sus labios atrapaban mi sien. —Tampoco quiero que te vayas.

—Entonces está decidido. Todos nos quedaremos.

Namjoon me besó de nuevo. —Te amo. Te amo tanto. No sé cómo podría probarte alguna vez cuánto te amo.

Ya lo había probado. Nunca nadie me había amado así. Con cada palabra, cada gesto y cada acto. Me había enseñado lo que era amar y ser amado. Desató mi niño interior y me ayudó a vivir el momento.

Sabía que me diría lo que había pasado con sus hermanos durante mi ausencia, así como yo le contaría sobre mis padres. Teníamos mucho que discutir, pero presentía que tendríamos un montón de tiempo para hablar de eso.

Después.

Por ahora, me sentía demasiado emocionada al saber que en realidad tendríamos un después. Un amor que sí iba a poder ser. Un futuro al cual ir. Un pasado al cual volver.

Así que le devolví el beso y disfruté el presente.

Éste no fue el final, ni mucho menos el principio. Fue el prólogo de nuestra historia, que continúa, continúa y nunca terminará.

Quizá el futuro era incierto, pero Kim Namjoon era amado, me amaba, y no podía pedir nada más al respecto.

No sé cómo sentirme al respecto de este final. Claro, me encanta que nuestros SeMi y Namjoon estén juntos, pero...no sé, siento que su historia apenas va a empezar. Así que creo que tendremos mucho más de ellos (al igual que de Jungkook y SiYeon) en los siguientes libros. Ahora es el turno de JIN (aprovechando que lo extraño mucho todos los días). 

"ONLY YOU", viene pronto. Gracias por leer, les tqm

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro