Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🎐 四 : ⁴ 🎐

Gon tomo la última gota de la medicina que quedaba en el frasco, se sentía débil con sueño.

—La medicina es más fuerte ahora, mi emperador no sé porque no funciona, debería de hacerlo—la voz desesperada del hombre resonaba en sus oídos como un susurro—¡He seguido con mis investigaciones!

—Doctor respeto su trabajo, pero, ¡Gon ha empeorado!, encuentre una forma de ayudarlo—Gon escucho la voz suplicante de Killua a lo lejos, como si hubiera una pared entre ellos y no podría escuchar ni ver bien.

—¡Lo haré!, ¡lo prometo!—se escucharon pasos leves la puerta cerrar. Sus manos comenzaron a sentirse cálidas por el tacto de Kumiko, sus mejillas estaban mojadas, sus ojos se veían hinchados, una sonrisa débil se posaba en su hermoso rostro.

¿Por que había llorado?

¿Estaba bien?

Quiso levantarse de la silla, no podía, no tenía fuerzas en los pies.

¿Cuánto tiempo había pasado desde que no salía de esa habitación?

¿Dos meses?

¿Tal vez tres? Había perdido la cuenta.

Sus ojos se fueron cerrando poco a poco, tenía tanto sueño.

—¡Emperador!—gritó Kumiko sosteniendo el cuerpo sin consciencia de su amigo.

Killua se apresuro a ir con ella y cargarlo dejándolo en la cama, tapando su cuerpo y poniendo un trapo mojado en su frente, estaba ardiendo en fiebre.

Kumiko no pudo evitar soltar lágrimas espesas, tomo la mano fría se Gon con fuerza, dándole un beso en el torso de la mano. Las lágrimas caían de sus ojos, se sentía mareada con ganas de vomitar, ya no podía verlo así. No más.

—Ire a buscar a Tomoki—el albino se levantó dejando a la chica cuidar de su amigo.

El nudo en la garganta no desaparecía, habían pasado tres largos meses y en vez de mejorar Gon empeoraba. En un inicio la medicina había surtido efecto, subió de peso, su tes se volvió colorida; podía dejar la habitación y caminar en los alrededores junto a Tomoki y Raito, con el tiempo nuevamente recayó e incluso parecía peor que antes.

Habían pasado muchas cosas, los rebeldes seguían atacando y cada vez se volvían más numerosos, tenía varias campañas de revisión a diferentes lugares, cosa que había pospuesto hasta ver qué Gon mejorará. No podía cuidarlo y tener que mantener todo un país, no podía hacerlo... Tenía miedo de perderlo.

No estaba pensando con claridad por estar esperando un milagro o que el doctor Yamamoto entrara por la puerta alegando que tenía ya la fórmula para salvar a Gon.

Entro a su despacho, sentandose en la silla con la cabeza doliendo, vio los papeles que habían en el escritorio con la vista llena de lágrimas que durante estos meses no había podido sacar. Lo estaba perdiendo, Gon moriría. El dolor que crecía en su pecho y subía por todo su cuerpo lo consumía, como el fuego consumía todo lo que tocaba, como la marea arrastraba todo a su paso a lo más hondo. Ahogándose, se sentía asfixiado como si sus pulmones estuvieran llenos de humo, quemándose por dentro.

Un sollozo salió desde su garganta, con las lágrimas bajando por sus ojos, su cuerpo temblaba lleno de impotencia por no poder hacer nada, por no poder ayudarlo.

[...]

Kumiko caminaba sin ganas a la cocina, Gon había despertado pidiendo comida por lo que esperaba poder calentar la cena que todos habían comido. Encendió las velas alumbrando la cocina y con la cuchara comenzó a servir en un tazón arroz con pescado.

De forma mecánica ponía las cosas en su lugar sin expresión alguna, como si su alma no estuviera dentro de su cuerpo cansado y lleno de dolor. Con un movimiento torpe tiro la cuchara al suelo, chasqueo la lengua agachándose para levantarla, sin embargo, su nariz captó un olor fuerte... Agrio, casi a vinagre.

Miro al estante que era tapado por un trapo que antes debía ser blanco y ahora era más de un tono amarillo, tomo la vela que había dejado en la tabla y la acercó para mirar si algún recipiente seguía abierto el hedor era aún más intenso una vez que se había acercado más a la fuente. Detrás de varios recipientes que guardaban especias para ponerlas a la comida encontró uno más, estaba un poco abierto; lo tomo para tirarlo tal vez la hierva que estaba ahí se había podrido.

Cuando la acercó a ella el olor se hizo más fuerte, quitó la tela que lo cubría haciendo que el aroma saliera sin ningún impedimento. Vio algunas ramas adentro, junto a plantas verdes un poco amarillentas dejando un rastro de su antiguo color; en el fondo del vaso habían tres frutos de un color rojo brillante con el centro abierto dejando ver su semilla negra.

Era un falso fruto. Algo estaba mal, una mal presentimiento surco en su pecho, dejo el recipiente dónde lo encontró sellado; lavo sus manos con bastante agua y jabón tomando la bandeja donde la comida de Gon se encontraba.

¿Por qué tendrían en la cocina un falso fruto?, ni siquiera tenían sabor para poder ser echados a la comida y tampoco eran muy usados para decorar. Subió con cuidando entrando a la habitación donde Gon se encontraba viendo la ventana, sentado en la cama con las mantas tapando de su torso para abajo.

—Traigo tu cena—le sonrió, el chico asintio comiendo poco a poco pues si comía rápido le daban muchas náuseas.

—Gon, necesito ir por agua para cuando te tomes tu medicina—lo miro pidiendo permiso para ir.

—Si, ve—acepto el muchacho sin dejar de comer poco a poco.

La castaña se acercó a la puerta viendo a Hekima, la mujer le sonrió asintiendo y haciendo un ademán para que saliera de la habitación. Con pasos veloces se dirigió a la biblioteca buscando algún libro de herbolaria que pudiera ayudarla a recordar acerca de esa planta.

Los rayos del sol besaban su rostro esperando a que abriera los ojos, cosa que hizo poco después de sentir su lado izquierdo vacío, otra vez. Se extraño que no hubiera nadie tocando la puerta o pidiendo que dejara pasar a esa chiquilla de cabellos claros y mirada triste que siempre venía por las mañanas.

Pocos segundos y después de sentarse en la cama, con un libro sobre sus manos la puerta fue tocada.

—Pase—hablo, esperando ver a Kumiko, sin embargo, miro con sorpresa al chico que lo veía con una sonrisa.

—Buenos días, Gon—Raito le miraba con una sonrisa infantil.

—Buenos días—sonrió—¿A qué se debe tu visita?

El chico se adentro a la habitación sentandose en el suelo a un lado de la cama con las piernas cruzadas y con una sonrisa emocionada. Era un niño en el cuerpo de un hombre de 17 años, en el cuerpo de uno de los mejores soldados que según Japón había tenido.

—¡Mejore mis habilidades!—como un niño esperando un cumplido por parte de su madre hablo.

Y Gon se vio a sí mismo, cuando pintaban algo mejor que su último cuadro e iba corriendo a la habitación de sus padres para que esté le felicitara dándole cumplidos y besos por su rostro, luego corría para ver a papá en su despacho quien inflaba su pecho con orgullo y le regalaba un nuevo pincel o un nuevo color.

—Felicidades—sonrió con cariño—Te has vuelto más fuerte.

—No es por presumir—el chico hablo con orgullo—Pero, soy el mejor en mi clase.

—También te has vuelto más soberbio, Raito—se burló un poco el moreno.

—Claro que no—el chico nego con la cabeza—Solo digo las verdades, tú me dijiste que cuando hiciera algo bien me sintiera orgulloso de mi.

—Porque debes de hacerlo—sonrió el moreno—Debes sentirte orgulloso de tus logros, pero, jamás olvidar tu humildad ni tu buen corazón.

El muchacho de cabellos rebeldes asintio efusivamente:—Jamás lo haré.

—Eres un buen muchacho Raito—le sonrió—Sé que serás muy fuerte y admirado.

—¿De verdad lo crees?—con la ilusión en sus ojos almendra lo miro.

—Estoy completamente seguro.

—Tú... ¿Cómo te sientes?—indago inseguro, no queriendo recibir una respuesta.

—Bien—mintió—Pronto tal vez vuelva a salir, extraño regar mis flores.

—¡Lo he hecho!—el chico hablo dejando perplejo a Gon—Las jardineras me ayudan cuando yo no puedo, pero, he pedido ser yo quien me ocupe de tus flores hasta que mejores, deberías ver los rosales han crecido un montón. Oh, oh, ¿recuerdas el árbol de cerezo que plantamos juntos?—el moreno asintio escuchando atentamente—¡Creció!, poco a poco está creciendo, mi hermano dice que será un árbol precioso, también los lotos del estanque han florecido.

Gon sonrió con ternura, las ganas de llorar le invadieron:—¿Lo has estado cuidando desde que enferme?

—Si, Killua dijo que no había ningún problema. Dijo que te haría muy feliz si te enterarás—la sonrisa que le dió era la de un sol, la de un niño emocionado platicando sus mejores anécdotas, la de un niño esperando la atención que su verdadero padre no le daba.

—Ven aquí—extendio sus brazos invitándolo a acercarse, el chico se sonrojo y con pasos inseguros se acercó a aquellos brazos que lo rodearon con cariño y con cuidado.

Cálido, Gon representaba eso. Cómo el sol cuando te calienta el rostro de forma suave dejando una marca abrasadora en ese lugar, indolora y cariñosa. Gon era eso, calidez demostrada con un gesto, una palabra o un abrazo, con sus dedos delgados pasándose por su cabello, dejando su huella y su cariño; para Raito, era como el sol.

Cuando se separaron el pelinegro hablo de otras cosas con el moreno que lo escuchaba con atención; fue así hasta que sus sirvientas llegaron de desayunar.

Su mañana había sido divertida y cálida.

[...]

—¿Buscas algo?—la voz de Takeshi la espanto haciendo que girará con preocupación para luego verlo de mala manera.

—Idiota—dijo con una mano en su pecho y los ojos cerrados en alivio—No me espantes así.

—Lo siento—sonrió burlón—Es raro no verte con Gon, ¿pasa algo?

—Busco un libro de herbolaria—dijo volteando al estante—Encontre algunos pero, ningún me ayuda mucho.

—¿Para que buscas uno?—se acercó a la mesa cercana donde habían varios libros apilados, abiertos en diferentes hojas mostrando los dibujos de varias flores, plantas y arbustos.

—Ayer encontré un recipiente con un fruto dentro—hablo sin voltearse—Mi madre lo llamaba fruto falso. Recuerdo muy poco, hace tiempo que no lo veía o escuchaba.

—¿Fruto falso?—cuestiono pasando su mirada de los dibujos a ella.

—Si, rojo y con un orificio en el centro que deja ver su semilla. Mi madre jamás dejo que lo comiera—continuo mirándolo—Decía que no tenía sentido comerlo porque no tenía sabor.

—Ya se de cuál me hablas—asintió el chico—¿No era el que tenían a las afueras del pueblo?

—Esos eran árboles.

—Esos árboles tenían ese fruto, tonta.

—¿Seguro?—preguntó con una ceja alzada.

—Lo estoy, mi abuelo me decía que por nada del mundo comiera sus hojas, siempre me decía que si me portaba mal haría que me comiera una de esas; desde ahí trataba de alejarme de esas plantas—explicó apoyándose en la mesa.

—¿Esas cosas no eran venenosas?—preguntó asustada.

—Kumiko, ¿qué estás pensando?

—Ayer que encontré la planta estaba como escondida en los estantes de la cocina, estaba atrás de varias botellas altas—dijo con lentitud pensando—Como si no quisieran que la vieran.

—¿Qué?, Kumiko, ¿cómo por qué alguien guardaría una planta de esa forma?—el chico cuestiono con los brazos cruzados.

—No lo sé, iré con el doctor Yamamoto—casi corriendo se dirigió a las afueras de la biblioteca, caminando hacía la enfermería dónde sabía el doctor se encontraría. Abrió la puerta con desespero, miles de cosas pasaban por su cabeza; cosas que no ayudaban mucho a la paranoia que los últimos meses había tenido.

—¿Kumiko?—preguntó el hombre al verla—¿Paso algo?

—Doctor, us-usted sabe, ¿qué es el fruto falso?

—Si—asintió varias veces sin entender—Se le conoce así porque ni siquiera es un fruto, es más una semilla.

—¿Es venenosa?—indago más.

—La semilla no, pero, el árbol de dónde proviene si lo es—dijo mirando como a la castaña poco a poco se le iba el color—¿Te sientes bien?

—¿Y-y es muy peligroso?

—Si, en grandes cantidades causa hasta la muerte, ¿por qué?—preguntó comenzando a preocuparse por la chica.

—¿Hay un remedio?, por si alguien lo consume

—Hay uno, ayuda a descontaminar el cuerpo—confirmo—Kumiko estás espantándome, ¿paso algo?

—Creo que están envenenando a Gon.

A verrrr jajaajajja, ya tenía el capítulo listo, pero, no sabía si seguirle o no. Lo edite varias veces y decidí que con lo último terminaba más que bien.

Yo ya les había dicho que este pedazo del pasado iba a hacer bastante largo pero es el último viaje al pasado que tendremos.

Espero no volver a retrasarme, también estoy buscando otras formas de decir padre en japonés para que podamos diferenciar entre el papá doncel y el papá "normal". Porque la neta no quiero llamarlo mamá al doncel.

Y tampoco quiero llamar papá y padre xdxd. Suena muy equis.

Ahora sí, ¿Cómo están?

¿Les gustó?

Nos leemos la siguiente actualización <3 ❤️

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro