🎐 六 ⠘ ⁶ 🎐
Parte 2.
Mucho tiempo atrás.
El miedo entumecía sus extremidades, el frío se colaba por su espalda y el palpitar incesante de su corazón se sentía en sus oídos. Incluso respirar les afectaba, sentían que al mínimo ruido podían asesinarlas.
Tenían un costal de color café sobre sus cabezas no podían ver nada, solo sentían el frío piso sobre las plantas de sus pies, el aire helado colarse por debajo de la tela de su kimono y el hambre voraz que cada una tenía. ¿Cuánto tiempo ya había pasado desde el altercado en la noche?
No tenían ni idea, habían intentado recordar y contar las horas sin embargo lo único que consiguieron fue enterarse que en la habitación había alguien más.
Observándolas.
¿Quiénes eran?, ¿los hombres del general Watanabe?, ¿de la concubina?
Sus manos comenzaron a doler después de bastante tiempo, al estar sujetadas con fuerza día y noche las heridas empezaban a levantar un poco la piel de sus muñecas. Tenían raspones al rededor de ellas, dolor no solo físico si no también mental mismo que les hizo entender que pelear contra los nudos solo hacía que se dañarán más y que su cordura fuera disminuyendo con el paso de las horas.
-¿Azami?-escucho la leve y pequeña voz de la otra mujer al otro lado de la habitación.
-Estoy aquí-respondió susurrando en serio tenía la sensación de que estaban observando todos sus movimientos.
-Tengo hambre-dijo la chica con voz débil-Me duele el cuerpo y tengo escalofríos.
-Tranquila, todo estará bien. ¿Si? Quédate conmigo-un horrible presentimiento golpeó su mente.
Akami estaba a punto de morir.
Cuando no escucho más palabras de su amiga, la desesperación empezó a golpear su cuerpo como navajas, un nudo apareció en su garganta y comenzó a llorar:-¡Akami!, despierta por favor.
Pronto una puerta de gran tamaño se escuchó que se abría movió su cabeza al lugar donde provenía el sonido, habían entrado. Sintió una leve brisa a su lado, iban por Akami:-¡Déjenla!
Más sonidos, por el miedo no contó cuánta gente había entrado. Pocos segundos después la puerta fue cerrada de nuevo, dejo salir más lágrimas, estaba exhausta. Le dolía todo y se habían llevado a la única persona que la tenía cuerda en ese horrible lugar, ¿por qué?, ¿por qué los Dioses la estaban castigando?
La imagen de la emperatriz apareció en su cabeza, era el karma que se empezaba a cobrar. Y entonces dolió mucho más, no tenía otra opción si no lo hacía la matarían a ella y a su familia.
-¡No tenía opción!-gritó esperando que alguien, quien fuera la escuchara. Quería que los Dioses si es que existían escucharán cuan arrepentida estaba-¡Lo juro, no teníamos opción!
Al voltear donde sabía que estaba la puerta las sogas se apretaron mucho más lastimando sus muñecas de nuevo.
Pasaron horas, pudo dormir un poco por el cansancio y para dejar de sentir el dolor que se formaba en su estómago por no comer. Pronto, empezó a escuchar bastante ruido afuera de la habitación, trato de agudizar su oído escuchando leves voces la gran mayoría de hombres.
-¿Cuántos días han pasado?-la voz era muy conocida, sin embargo, no recordaba de quién era.
-Cinco días, señor-la revelación hizo que su cuerpo se tensara. Durante todo este tiempo lo único que se les dió fue un poco de agua por horas.
-¿¡Por qué no avisaron que las tenían ya!?-su voz estaba algo enojada-¡Les dijimos que de inmediato se lo hicieran saber al emperador!
¿El emperador?
-Yo fui quien decidió que no se le informará de inmediato al emperador-se escucho una voz delicada pero firme... Era la de... una mujer-Pido disculpas por mi atrevimiento.
-General Ishii-la voz fue de enojo a impaciencia-Ya hablaremos después-hubo un corto silencio-¿Han hablado algo?
-Una de ellas se desmayo, fue llevada a la enfermería-dió un suspiro aliviado y nuevamente las lágrimas brotaron de sus ojos-Y la otra está viva.
-¿Está consciente?-preguntó, nuevamente comenzó a ponerse nerviosa y el miedo se elevó como espuma en cada por de su piel.
-Desde hace unas horas.
-Abrán la puerta, el emperador quiere saber todo lo que sabe a la brevedad-la voz firme de ese hombre le hizo temblar, la puerta fue abierta poco después sintió dos brazos levantarla con algo de agresividad para luego sentarla en una silla, su cuerpo comenzó a doler por la nueva posición-Quitenle eso de la cabeza.
Cuando sus ojos por fin pudieron enfocar y notó la luz de la vela en la mesa pudo definir las facciones del hombre frente a ella. Era el príncipe Haruto, a su lado había una mujer de expresión seria y cabellos negros sujetados en un moño, misma que la veía con repudio.
-¿Sabes dónde estás?-preguntó el albino, nego varias veces con la cabeza mordiendo su labio inferior.
-¡Contesta!-la voz fría de esa mujer le hizo temblar, bajando la mirada contesto.
-No, alteza-dijo con voz temblorosa.
-Es la cárcel con mayor seguridad de nuestro país-explico, al escuchar levantó la mirada con miedo sin poder creer lo que escuchaba-Para poder hacer algo por ti, quiero que seas muy sincera conmigo.
-S-si alteza-hablo con miedo, no solo por ella si no por la familia que había abandonado en su hogar natal.
-¿Para quién trabajabas?
-S-sola-sus labios fueron más rápidos, tenía miedo. Si ellos descubrían que ese general era en verdad la mente maestra de lo sucedido... Ella moriría no importaría donde estuviera, él la buscaría hasta acabar con ella. Él se los había advertido.
-Di la verdad-hablo el príncipe con un suspiro decepcionado.
-Y-yo sola lo hice-volvió a contestar.
-No es cierto-el albino nego con la cabeza-No hagas esto más difícil Azami, si tú nos ayudas nosotros también podemos hacerlo.
-Y-yo-lagrimas comenzaron a salir de sus ojos color miel, estaba aterrada. Vio la expresión de la mujer a su lado, inmutable-Odio al sur, por e-eso lo hice.
El albino nego con la cabeza varias veces, la mujer a su lado dió una orden con una de sus manos. Azami vio sorprendida como a la habitación entraba un hombre de estatura baja, barba de chivo y ojos cansados con una bandeja llena de varias herramientas echas de hierro.
Dejo la madera en la mesa, con horror miro la sangre seca que aún había en varias de ellas, así como lo viejas y oxidadas que se veían.
-¿Para quién trabajas?-preguntó Haruto con autoridad, la mujer levantó unas pinzas con una mirada casi sádica-Sabes odio torturar mujeres-sus ojos se expandieron aterrados, las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos con más intensidad.
-Usted diga cuando, príncipe-la voz fría de aquella fémina le hizo temblar aún más.
-Lo repetiré de nuevo-le miro sin ninguna expresión-¿Quién te dió las órdenes de envenenar a la emperatriz?
Había sido tonta, debió negarse desde un inicio. Ellos ni siquiera le habían dicho porque estaba aquí, se delató sola diciendo que no trabajaba para nadie al ver al príncipe supo porque estaba aquí... Pero, ¿ellos cómo lo supieron?
-El General Watanabe-respondió, si moriría al menos se llevaría consigo al único culpable.
Gracias a las medicinas su cabeza dejo de doler y la resaca ya no se sentía tanto, en serio no volvería a tomar por el resto de su vida.
-Estas listo-dijo Kumiko con una sonrisa.
-Dime que no hice nada tonto ayer, por favor-dijo el moreno avergonzado.
-Realmente si hiciste algo "tonto"-hizo comillas con las manos-El único que lo vio fue tu esposo.
-Eso no me reconforta-suspiro mirándose en el espejo viendo su reflejo, dejando su mirada en la corona en su cabeza. Ya era más de un año desde que había visto a su padre.
Abrazo el collar sobre su pecho sintiéndose feliz por verlo. Los recuerdos de la noche regresaron a su mente poniéndose nervioso, su tes morena se volvió colorada y Kumiko solo pudo burlarse de él.
-Oh, la cruda moral es la peor-le dijo con una sonrisa burlona.
-Calláte-trato de recomponerse olvidando su sinvergüenza del día anterior.
-Que mal día para ver a tus suegros-la castaña dijo mordaz disfrutando de molestar a su amigo mientras recogía las telas que estaban tiradas así como el maquillaje.
-Kumiko no estás ayudando-se quejo el moreno-Aunque en otras cosas más importantes realmente estoy preocupado.
-Por lo de hoy-su amiga lo vio expectante.
-Esas mujeres, ¿por qué lo hicieron?, ¿por qué no hablaron?
-Pueden haber muchos motivos por los cuales aceptar una orden o simplemente no haberlos-la mujer doblo con precisión los kimonos.
-Eso es lo que me preocupa-suspiro, la puerta fue abierta Killua ya estaba en la habitación alado de Haruto.
-El almuerzo está listo-sonrio el mayor-Después de comer tendremos en nuestras manos a ese bastardo.
Gon sonrió como pudo, caminando junto a ambos que hablaban sobre otras cosas de las que ya tenía noción. Al llegar al comedor busco con la mirada a su padre y sin poder evitar camino a el con una gran sonrisa.
-Mi hija-el hombre le miro con una sonrisa orgullosa-Me alegra saber que estás bien.
Gon abrazo a su padre, en serio necesitaba el cariño que ese hombre siempre le brindaba. A veces se sentía tan solo dentro de las paredes del castillo, en este cuerpo y en esta vida. Cuando se separó se avergonzó un poco al ver la mirada de su suegra sobre el.
La palabra suegra lo avergonzó aún más sabiendo la relación extraña que tenía con Killua. Al comedor entro su tía saludando a los presentes y dándole una sonrisa amistosa a su padre.
Mientras tanto la madre de Killua le sonreía con emoción, misma de cuando se conocieron:-Eres tan guapa-sonrió guiñándole un ojo-Me conforta saber que mi hijo está cuidándote como se debe.
-Su hijo está haciendo un maravilloso trabajo-dijo con sinceridad, notando la sonrisa tímida que le dió el albino a su madre.
-Pasemos a la mesa-miro a los invitados-Fue un viaje largo.
-Peor aún siendo invierno-agregó Haruto, las sirvientes ayudaron vertiendo el té en los vasos de jade.
-Fue agradable el viaje, la capital está irreconocible-su padre hablo-El reino es próspero y su matrimonio es fuerte, estás haciendo un buen trabajo, Killua.
-Gracias-dijo Killua al notar la mirada del hombre sobre el. Nervioso al saber que no solo hablaba del reino si no también de su relación con Gon, el moreno le dió una sonrisa tímida pero llena de afecto. Era feliz estando con el y sinceramente hasta ahora es lo único que le importaba.
-Creo que fue una buena idea crear el festival de invierno-hablo el padre de Killua con un rostro sin expresión pero su voz tenía un tinte amable-Darles calma a los ciudadanos después de tanta guerra es sin duda alguna un excelente movimiento.
-¿Lo harán cada año?-preguntó ahora su padre con curiosidad.
-Esa es la idea-respondió Killua.
-Hay un tema bastante importante del que hablar-el abuelo de Killua quien hasta ahora se había limitado a escuchar la conversación hablo mirando a ambos monarcas-Los rebeldes.
Gon estaba de acuerdo, los rebeldes eran esa espinita incrustada en su mente que le decía "pon atención, son peligrosos" era el momento perfecto para poder hablarlo antes de pasar... Al complot que harían en contra del general Watanabe.
-Aun no sé qué medidas debemos ocupar con ellos-hablo Killua poniéndose más recto-. Pero, Gon y yo no queremos utilizar la fuerza...
-Por ahora-termino la oración el moreno.
-Es inteligente, entre menos violencia ocupen el pueblo estará más de su lado-el mayor de los Ashikaga dijo viendo a ambos con orgullo.
-Me preocupa que no estén preparados para tomar una decisión-Hayate hablo tomando su taza-Que requiera usar la violencia.
-Lo estaremos-hablo Killua seguro, aunque si era sincero el tampoco sabía si estaba preparado para ordenar. Fue un soldado uno que servía no que ordenaba, el de las decisiones siempre fue si hermano por eso mismo dudaba, pero, si era necesario podría hacerlo.
-Me alegra saber que ambos están trabajando para el pueblo-la madre de Killua les dió una sonrisa a ambos mientras con elegancia llevaba comida a su boca-. Eso habla de la buen relación que tienen.
-Somos un equipo-contestó el moreno con las mariposas volando en su estómago al sentir una de las manos de Killua sobre su muslo. Le gustaban esos detalles.
-Me encantaría seguir hablando de lo buen esposo que es mi hermanito, madre-Haruto hablo con una sonrisa burlona al ver el rostro colorado en ambos monarcas-. Pero, hay una razón mucho más importante por la que vinieron.
-Así es-con un carraspeó y volviendo a tener una postura seria Killua miro a los presentes ahí-. Tenemos todo preparado para que el general Watanabe ente a prisión.
-Aunque no hubieran pruebas, tienes el poder para poderlo someterlo desde antes, Killua-Hayate miro al albino que asintio a sus palabras.
-Ahora lo tengo, algunas partes del concejo comenzaron a rebelarse-dio un suspiro-. No quería precipitarme y echar todo a perder.
-Además la vida de mi cuñado-lo último lo susurro un poco aunque las puertas de ese comedor estaban cerradas y solamente el personal esencial estaba ahí, personas que sabían el secreto-Aún estaba en peligro, si ya una vez lo intento asesinar una segunda no sería una sorpresa.
-Pues no esperemos más-hablo su padre con furia, las manos cerradas alrededor de la taza. No quiere imaginarse la sensación de saber que por la avaricia de otros pierdas a un hijo-Encierren a ese bastardo.
-Lo haremos-aseguró Killua-Ahora mismo debe estar siendo arrestado por la general Ishii.
Tomoki jamás se consideró hijo de su padre, siempre fue la oveja negra de la familia. Sin fuerza, sin corazón para la pelea a diferencia de su hermano quien desde pequeño fue el prototipo de soldado.
El soldado que su padre quería.
Ahora mismo estaba orgulloso por el solo porque estaba en el palacio, porque tenía un lugar dentro y porque tenía una "estrecha relación con la emperatriz". Lo odiaba, por eso mismo no le importaba lo que pasará con él. No era su problema, así como él se desligo de su vida por completo con gusto haría lo mismo.
-Para mi es un orgullo-el hombre dejo que el alcohol raspara su garganta y con una sonrisa satisfactoria siguio-Que mis dos hijos sean tan importantes dentro del palacio. No tendré que preocuparme por ustedes.
-Claro-le sonrió tomando el té que se había servido.
-Son mi más grande orgullo-de nuevo le sonrió, con avaricia. Era lo único que podían encontrar en su mirada-Cuando las cosas cambien, ustedes tendrán mejores puestos.
-¿Así?-su padre jamás le había hablado de sus planes, asesinar a la emperatriz, tener manipulado al emperador, ¿qué más? Hacerse con el poder, talvez. Lo que si sabía es que su padre podía ser muy paciente y diestro a la hora de ejecutar sus planes para conseguir su objetivo. Para el no le importaría estar en las sombras diez años si con ello sabía que obtendría la gloria-Creo que mi puesto ya está bien.
-Eso crees-se sentó aún más relajado que antes-Pero cuando sientas la dulce tentación del poder querrás más-sonrió orgulloso-No serías mi hijo si no quisieras más.
Le regaló una sonrisa, de esas que había aprendido especialmente para él. A lo lejos, vio a una mujer con armadura y una una naginata¹ sobresaliendo de su espalda. La hora había llegado, la mirada fría e impasible de esa mujer casi le hace temblar, iba alado de Takeshi y Rui junto con otros soldados de bajo nivel.
Sonrió, por primera vez en mucho tiempo le regaló una sonrisa de completa felicidad a su padre:-Estaras tan orgulloso de mi, padre.
Para cuándo saboreo esas palabras la mujer de cabellos negros como la obsidiana ya había llegado al pequeño patio.
-General Ishii-su padre se levantó de inmediato con sorpresa sin dejar de lado su sonrisa característica.
-General Watanabe Yamato-la mujer dejo ver unas esposas de hierro grandes y oxidadas-Por ordenes del emperador queda a sentencia.
-¿Qué?-la sonrisa de desvaneció al escuchar aquellas palabras, Tomoki incluso quiso reír al ver que el color se le iba poco a poco-¿Es una broma?
-No, no lo es-con brusquedad se dirigió al hombre que de inmediato se alejo de la mujer-Su sentencia se llevará en unas cuantas horas-aunque la mujer era un poco más baja que él aún así le dirigió una mirada de advertencia-Le sugiero que no haga estupideces-lo tomo de la muñeca colocando el primer grillete-Y coopere.
El segundo click se escuchó.
-¿Ustedes sabían de esto?-preguntó sin voz a sus hijos-¡Soy su padre!
-Eres un criminal-dijo Tomoki con seriedad-Nuestra lealtad está con el emperador, ¿no es así como nos criaste?
-¡Infeliz! ¡Hijo de puta!-gritó el hombre con los ojos inyectados en sangre, las venas se marcaban en su frente y al gritar salpicaba un poco de saliva.
Detrás del hombre se fueron los otros dos soldados. Rui no miro a su padre ni un momento, no por lástima o tristeza si no por decepción.
•••
Cuando la sala estaba llena con los concejales y los padres de cada uno de los monarcas la sesión empezó.
-¿De que se trata esto, emperador?-el hombre estaba furioso, no se creía que lo hubieran descubierto.
-Atentaste contra la vida de tu emperatriz-hablo con autoridad, los fríos ojos azules le veían como si en cualquier momento el mismo bajara para acabar con su vida.
-Yo jamás haría algo así-dijo dejando ver una máscara de sorpresa-¡Le jure lealtad a su reinato y jure proteger a la emperatriz! ¡Lo jure por los cielos!
-Juramentos vacíos-a su lado Gon miraba con seriedad la escena, había una sensación de pesadez como si estuviera mirando todo esto por medio de otra persona. Cómo si estuviera fuera de su cuerpo-No quiera pasarse de listo Watanabe.
El hecho de que no le llamara general fue un golpe duro a su orgullo, tratando de convencer al estúpido del emperador dejo ver una faceta más preocupada:-¿Po-por qué creen que yo haría algo asi?
-Tenemos una testigo que lo escucho hablar con Yami Azami e Ishigami Akami-Killua vio como los ojos del general se expandían un poco, para luego pasar a una expresión neutral, lo tenía-Y antes de que siga haciéndose el tonto, tenemos cartas con su concubina que afirman lo que esas mujeres también confesaron.
-¿Confesaron?-a la habitación dos mujeres con las ropas sucias y los rostros llorosos entraron escoltadas de dos guardias. Ellas habían hablado, creyó que estaban muertas, ¿acaso sus hombres le mintieron?
-No tiene escapatoria-hablo con una sonrisa-Podría tener un poco de misericordia por sus años en servicio-se levantó para mirarlo con frialdad -Pero, no puedo permitir una ofensa así de grande, intentaste matar a la emperatriz... A mí pareja-fue como si todo perdiera sonido, para Gon era ver a Killua y solo a él, su enojo, su tristeza, su dolor, la palabra pareja jamás había tenido tanto significado como ahora-La luz de la nación.
-Tu sentencia es la muerte.
HOLAAAAAAA
No podía no despedirme, y que mejor que hacerlo en esta hermosa historia. A la que amo demasiado<333
Espero que sus fiestas hayan sido lo mejor y que este fin de año les traiga los bonitos recuerdos y todo lo aprendieron. Espero que el siguiente año sea el mejor para ustedes, que tengan aprendizajes y recompensas que seguramente merecen.
Nuevamente gracias por seguir en este fanfic en el que poco a poco nos acercamos al final. De verdad gracias por los votos y comentarios no saben lo feliz que me hacen.
El siguiente año seguramente salga a la luz "La Nación del Sol" un fanfic que ya tiene bastante en el que he estado trabajado, espero, le den una oportunidad.
Ahora sí, me despido.
¡Feliz año nuevo! ¡Les quiero!
💗💗
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro