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Parte 1.
Cuando escucho lo que su amiga le proponía casi saltaba de su asiento con la cara sonrojada.
—¿¡Cortejo!?—casi grito estando sorprendido por la sola idea, dos días habían pasado desde que los invitados se habían ido y aunque las cosas con Gon estaban normales se sentía algo extraño, había una tensión rara entre ambos y no sabía como proceder. No tenía ni idea—¿Co-cómo hago eso?
—Killua, ¿alguna vez tus padres te hablaron del ritual de cortejo a una joven dama?—preguntó divertida.
—Mi madre me habló de eso—asintió recordando las palabras—Pero, cuando se decidió el matrimonio lo que querían es que habláramos de la alianza... Era absurdo cortejar a Gon si ya nos íbamos a casar—dijo pensando en las veces que pensó que tal vez al moreno le importaba, más sin embargo no era así. Gon le dijo que no le importaba.
—Sé que están casados—la chica sirvió el té—Pero, si quieres que la relación avance tal vez un cortejo por tu parte no sea malo.
—¿Cómo si no estuviéramos casados?
—Exacto, es fácil. ¿Tu sientes que están en un matrimonio?—preguntó dejando que contestara antes de que lo hiciera interrumpió—Sin ser emperador y emperatriz.
—No—respondió con facilidad—No es como un matrimonio, uno... ¿Por amor?
—Es porque no lo son. Y si tú de verdad quieres que lo sean acercarte a él debe ser en u modo... Totalmente romántico—la rubia vio como su amigo analizaba sus palabras como si fueran las instrucciones que debía llevar a cabo al pie de la letra en el campo de batalla.
—A veces tengo miedo de confundir mis sentimientos—dijo con una mueca complicada—Me dolería mucho lastimarlo o lastimarme.
—Creo que es más bien que tienes miedo a sentir—la muchacha dejo sus manos una sobre la otra arriba de la mesa viendo la mirada confundida de Killua—Estoy segura que sabes lo que sientes, pero, tienes miedo de que si los aceptas... Puedan esfumarse en cualquier momento.
El albino le miro asustado fue como una apuñalada en su pecho al saber que Retz tenía razón.
—No te mortifiques y siente—puso una mano sobre la de su amigo dándole una sonrisa maternal—Por favor, no te prohibas amar.
Cuando salió de la habitación de su amiga, sobre pensó de más hasta que su cabeza empezó a doler. Después de algunas horas resistiendo el dolor punzante le pidió a Haruto que se encargará de las cosas en el palacio por ese día decidió que lo mejor sería ir a dormir, se empezaba a sentir bastante enfermo y los dolores de cabeza ya eran constantes.
Al llegar a la habitación la vio vacía por lo que se acostó en la cama tratando de calmar sus pensamientos. Tenía tantas cosas que hacer, había pedido una junta de concejo, invitando también a los gobernantes de las regiones sur y norte, en dos días por fin acabaría con el idiota de Watanabe. Tenía que poner atención a los rebeldes que se habían atrincherado en una de las ciudades de la parte norte del país, el comercio extranjero también estaba en su lista de pendientes.
Las nuevas leyes para militares y policías.
Eran muchas cosas que su cabeza tenía rondando. Día y noche.
Por un momento todo se convirtió en blanco, sus músculos se sentían livianos y su respiración se volvió tranquila.
•••
Gon leía un libro extranjero chino que Tomoki le había prestado, el arte de la guerra por Sun Tzu. Libro que había ayudado a muchos emperadores y reyes de todo el mundo, en realidad era un escrito bastante lógico y que siguiendo cada uno de sus pasos se podían lograr muchas cosas.
Gracias a su institutriz supo que los rebeldes ya habían tomado un nuevo pueblo en la parte norte del país. Algo le decía que no le estaban dando la debida importancia que merecían, además el invierno estaba llegando tenían que mirar por aquellas ciudades dónde se estaba pasando hambre e incluso pequeñas enfermedades por el frío.
Dejo el libro en la mesa, dándose leves círculos en su cien, respirando profundamente y luego dejando salir todo ese aire.
A su mente también llegó el pensamiento que desde la mañana su cerebro parecía querer tocar. Retz y Killua estaban pasando mucho tiempo juntos, en serio no le gustaba ser tan inseguro.
Killua se lo había dicho, el solo se interesaba en el, ¿en qué sentido? Era obvio en qué sentido pero estaba la espina en su cabeza que le decía que se estaba confundiendo, que era un idiota y que Killua estaba en una aventura con su amiga de la infancia.
Quiso chillar, quería de regreso su actitud fuerte y no tener que estar dependiendo de palabras a las que le podía dar varias significados.
—Emperatriz—la voz dulce de la amante de su marido sonó por la biblioteca, a veces se caía tan mal por ser tan dramático—Que bueno que la encontré, ¿puedo sentarme con usted? Traje algunos aperitivos.
"No" quiso responder, pero, bien su tía le había dicho que tener al enemigo cerca era mejor que tenerlo lejos. Se quiso golpear, ¿enemiga en que? Solito se ponía pelear imaginarias con situaciones que tal vez eran inexistentes.
"O tal vez si" quiso reventarse la cabeza en la mesa, no había peor enemigo que su misma mente.
—Claro—le sonrió forzadamente, la chica hizo que su doncella personal le dejara un plato lleno de frutas, té y algunas galletas.
Haciendo que ambos quedarán totalmente solos, la rubia hablo:—No sé si notó que la hija menor de los Inoue es una interesada.
Se sorprendió un poco por la afirmación que aunque era real viniendo de alguien como la princesa sonaba... Raro:—Lo note, quiere convertirse en concubina.
—En sus sueños nadamás—dijo la rubia hasta cierto punto enfadada—Los sirvientes me dijeron que incluso en el festival tuvo la osadez de interrumpirla a usted y al emperador.
—Así es—respondió con fastidio.
—Sabe odio el concubinato—dijo la chica jugando con una uva—Provengo de un matrimonio arreglado, y no solo es eso—el moreno escucho con atención a la rubia que aunque su mente le decía ten cuidado puede estar engañandote su parte ingenua le decía que esa chica se veía de todo menos mala—Mi madre murió cuando yo era muy pequeña, mi padre me crío junto a su concubina favorita.
—Lo siento mucho—dijo simpatizando con la rubia, era difícil perder a un padre peor aún si este prácticamente tenía un remplazo al cual ni siquiera podrías importarle en lo más mínimo.
—Esa mujer me separó muy rápido de todo lo que quería—suspiró—Me educó para ser una buena concubina.
Los ojos de Gon se abrieron por completo sorprendido e indignado en partes iguales:—¿Tu padre lo supo?
—Si, sinceramente no le interesaba. Lo único importante para el era que pudiera tener un matrimonio con cualquiera de los hermanos—dijo fastidiada recordando las palabras frías que su padre le dió antes de irse.
—Siento mucho que hayas pasado por eso Retz—dijo con verdadera empatía, no podía imaginar un padre tan cruel que buscaba su propia avaricia através de su hija—¿Killua lo sabe?
—No—le sonrió con complicidad—Sera nuestro secretito, emperatriz.
—Sere una tumba entonces—dijo con diversión, sintiéndose menos incómodo con la presencia de la amiga de Killua.
—Por eso en verdad me negaría a un concubinato dentro del palacio, usted no necesita preocuparse por esas cosas—le sonrió—Además ver mujeres competir por los favores de un hombre es tan... Humillante.
—Lo sé—concordo, no podía imaginarse a sí mismo hacerlo que aunque el ahora esté tomando el papel de una mujer jamás sabría lo que una de verdad sentirá estando en esa situación, tenían que hacerlo eso era lo obvio. Tenían que sobrevivir, pero, incluso él no querría ver a diferentes mujeres humillarse y pelearse entre si; solo para tener un lugar en la cama de un estúpido hombre.
—Pero esta tan normalizado que esa niña está buscando una oportunidad, majestad—hablo Retz, después de unos segundos bebió de su vaso—Solo tenga cuidado, con esa niña.
—Lo tendré—le sonrió—Gracias por la preocupación.
—Es la esposa de mi mejor amigo, claro que estaré preocupada—le sonrió con dulzura—Solo quiero serle de ayuda. Majestad.
—¿Te puedo hacer una pregunta?—la dignidad ya no la tenía, preguntar y dejar que supiera sus sentimientos era un arma de doble filo, pero necesitaba saber. Además ella había confiado algo que ni siquiera sus menores amigos sabían.
—Por supuesto—le sonrió.
—Tu... Y mi marido, ¿estuvieron juntos en algún momento?—quiso desviar la mirada, pero, no lo hizo. Quería ver todas las expresiones de la rubia por tan pequeñas que fueran.
Lo que obtuvo fue una carcajada divertida:—¿Él y yo? ¡Claro que no!
—Antes de casarme con el emperador hubieron muchos rumores—mintió, aunque no era del todo una mentira.
—Pero son eso majestad, rumores-le sonrió—Killua, Haruto y yo siempre fuimos mejores amigos. Crecimos juntos—le sonrió—Jamás sentí algo por el emperador, el cariño que le tengo es el de un hermano.
—Ya veo—sonrió más seguro.
—Además siempre estuve un poco encantada con Haruto—por primera vez notó un sonrojo leve en la tersa piel de la sonrisa. ¿Retz y Haruto?
—¿En serio?—de verdad estaba sorprendido. La chica le dió una sonrisa nerviosa.
—Jamás dije nada porque no quería darle gusto a mi padre—dijo con honestidad—No quería que me viera casada con un Ashikaga.
—Eso es...—no supo que palabra utilizar, anteponer sus sentimientos solo para hacer enojar a su padre era...
—Una locura—se burlo, para luego pasar a la seriedad—Emperatriz sé que tal vez no empezamos bien—dijo apenada—En serio culpó al concejo por eso—el moreno le dió una risa divertida aceptando sus palabras—Pero, en serio quiero ayudarle a usted y a Killua.
—¿Ayudarnos?—le preguntó curioso.
—Creo que los dos necesitan bastante ayuda—se burló un poco de ambos, viendo a Retz con una sonrisa algo emocionada. Se preguntó si era por la relación extraña que tenían. ¿Tanto se notaba?
—Te puedo pedir un último favor—el moreno le vio con una sonrisa avergonzada, la chica asintió con rapidez—¿Puedes hablarme de Killua niño?
Retz sonrió con satisfacción comenzando a hablar de las anécdotas más divertidas que tenía de su amigo así como de algunas que sabía le tocarían su corazón a la emperatriz.
Pasaron la tarde entre platicas que no solo tenían que ver con Killua, si no también sobre ellos. No supieron en que momento la plática se había alargado, ni siquiera sabían porque comenzaron a beber.
Simplemente la princesa recordó que tenía un vino rosa que la familia de su madre le habían enviado, sugirió la idea de tomarse un par de vasos... Vasos que se convirtieron en toda la tarde llena de risas y anécdotas divertidas olvidando un poco la etiqueta que emperatriz y princesa.
—¿En serio?—comenzaba a ver algo borroso, ¿cuántos vasos llevaban?
—Sip—la rubia también se veía mareada—Se subió al árbol y no pudo bajarse de el—comenzo a reír—Así que tuve que correr por Haruto.
Comenzó a reír al imaginar a Killua llorando arriba de un árbol y a una pequeña Retz corriendo espantada. Se veían tan pequeños y gorditos en su imaginación. Que lindos.
—Oh—la rubia que ya tenía la cara roja debido al alcohol se volvió un poco más roja—De niña estaba tan enamorada de Haruto.
—¿Ahora ya no?—el moreno en el pico de la borrachera pensó en ambos, en realidad se veían lindos juntos.
—De hecho creo estar un poquito enamorada aún—con los dedos índice y pulgar hizo mímica que significaba lo poquito que Haruto aún le interesaba—Solo poquito.
—No creo que sea po-poquito—dijo Gon riendo, al ver a la rubia negar con la cabeza varias veces.
—Que tierna—dijo el moreno—Ahora entiendo porque a Killua le gustabas.
—No le gustaba—corrigio—Ese tonto confundió sus sentimientos.
Gon la miro con sospecha aunque después de unos segundos comenzó a reírse haciendo que Retz también se uniera a las risas sin sentido. A la biblioteca, entro Kumiko junto a Ume, la doncella de la princesa.
—Majestad, alteza son las siete—dijo acercándose a la mesa identificando un olor dulzón—¿Quieren que les traiga... La ce-cena?—vio a ambos riendo con las mejillas rojas y la mirada perdida, tomo la botella de porcelana blanca y la olió alejándose de inmediato al oler el aroma fuerte.
—¿Están borrachas?—la doncella de la princesa miro con los ojos bien abiertos a ambas que ya empezaban a dormirse.
—Ume, puedes ir corriendo por el emperador y por el príncipe Haruto—la muchacha de cabellos negros asintio saliendo de prisa de la biblioteca. Kumiko suspiro, cerro las puertas de la biblioteca, esperaba que nadie más hubiera entrado aunque no creía. La emperatriz había dado la orden de no ser molestada en la biblioteca.
¿Por qué se habían puesto tan borrachos? Gon tenía y para sopresa de muchos bastante tolerancia al alcohol y según entendía en el norte la mayoría de gente solía tener buena resistencia al mismo. Pero la princesa y Gon parecían bastante borrachos, del vaso del moreno tomo un poco del vino.
De inmediato entendió el porque. Era vino rosa, un vino sumamente dulce que no sabía a alcohol por lo que podías tomar y tomar sin sentir el ardor del mismo. No era hasta después de varios vasos que sientes que todo se te mueve, ese es el peligro del vino rosa. No sabes en qué momento es que te puede dejar mal.
A los minutos la puerta fue abierta, Haruto y Tomoki entraron a la biblioteca, viendo a ambos durmiendo sobre la mesa con los rostros rojos.
—Kumiko dime qué no salieron de la biblioteca—la miro preocupado el príncipe.
—Tal parece que se quedaron aquí toda la tarde—explico—¿Y el emperador?
—Se sintió enfermo desde hace un par de horas, fue a recostarse—dijo el chico acercándose a la rubia que dormía tranquila—Tomoki hazme el favor de llevar a mi cuñada a su habitación, Killua ya está ahí—el chico asintio acercándose al cuerpo del moreno—Kumiko por favor ayuda a Killua con Sayuri.
—Como ordene príncipe—vio que el concejal cargo sin muchos problemas el cuerpo de su amigo.
—Ume, vámonos—la doncella asintio saliendo de la biblioteca detrás del príncipe quien cargaba a la princesa.
Tratando de que pocos sirvientes los vieran, Tomoki y Kumiko por fin llegaron a la habitación del matrimonio imperial. Tomoki se empezó a poner algo nervioso porque aunque el emperador jamás le dijo algo a veces sentía que sus acciones con la emperatriz podían confundirse a ojos de Killua y no quería perder su empleo por ello.
Tocaron la puerta por unos segundos después de una leve espera fue abierta. El albino tenía ropas cómodas y el cabello mojado, su mirada fue de la doncella que lo veía apenada a Tomoki cargando a Gon.
Su primer pensamiento fue que algo malo paso.
—¿Se desmayo?—el miedo lo inundó de inmediato pensando que de nuevo algún tipo de enfermedad le atacase, sin siquiera pedirlo hizo que Tomoki se lo diera en brazos.
—No emperador—el castaño vio la mueca confundida de Killua quien ya tenía el cuerpo de la emperatriz en sus brazos—Esta borracho.
Kumiko quiso reírse al ver el rostro de confusión del albino, adentrándose a la habitación lo dejo en la cama viendo su rostro rojo lo sintió con el dorso de su mano, estaba bastante caliente.
—¿Borracho?—miro a Tomoki con desconfianza—¿Lo pusiste borracho?
—¡No!—nego de inmediato—Tal parece que bebió con la princesa Retz.
—¿Con Retz?—en verdad no estaba entendiendo nada.
—Hace unas horas ambos estaban conversando—explicó Kumiko—Nos pidieron que los dejáramos solos y que no molestaramos, después de un par de horas fui a verlos y ya estaban así.
—Dioses—el albino suspiro, viendo a Gon rodar en la cama—¿Alguien los vio?
—Parece que no emperador—dijo Kumiko.
—¿Retz cómo está?—miro a ambos.
—El príncipe Haruto se la llevó a su habitación—respondio Tomoki.
—Bueno, gracias a los dos por traerlo a la habitación—miro a Tomoki quien asintió varias veces—Me encargaré de él.
—¿Le traigo la cena?—preguntó Kumiko.
—Si, por favor Kumiko—le sonrió pasando una de sus manos por su cabello húmedo—Ve, para que puedas ir a descansar.
—Claro emperador—la castaña salió de la habitación dejando solos a Killua y a Tomoki.
—De nuevo, gracias—dijo más serio de lo que realmente quería decirlo, su boca trabajo más rápido las palabras que cuando las analizo ya las estaba diciendo—Si vuelve a pesar algo como esto, vengan por mi. No es necesario que lo cargues hasta aquí, pero, gracias. Hiciste un buen trabajo.
—Lo que diga emperador—de inmediato contesto—Que tengan una buena noche.
—Igualmente—dijo viendo cómo el hombre salía de la habitación apurado cerrando tras de el la puerta.
Al ver a Gon en la cama dió otro suspiro, ¿qué demonios bebieron para ponerse así? Vio el peinado ya desecho así como las horquillas que se veían bastante incómodas.
Se sentó a un lado del moreno quitando cada una de ellas, haciendo que su cabello se empezará a regar por la cama. El chico se movía un poco entre sueños, tocó su frente de notando que poco a poco parecía estar de nuevo en su temperatura normal.
Se levantó de la cama buscando ropas más cómodas para el moreno. Al darse la vuelta, encontró a Gon sentado sobre sus rodillas con los ojos cerrados y con su cuerpo balanceándose de un lado a otro.
—¿Te sientes bien?—preguntó el albino acercándose con rapidez al pelinegro—¿Quieres vomitar?
—Te quiero a ti—le contesto de inmediato abriendo los ojos, sin poder reaccionar Killua se sonrojo, tragando saliva al ver los ojos más brillosos que nunca.
—Gon sigues muy borracho—le dijo sentandose en la cama viendo que el chico lo seguía con la mirada—¿Qué fue lo que tomaste?, ¿te acuerdas?
—Vino rosa—respondió, ahora entendía porque estaba así—¿Me quitas la ropa?
—¿¡Ah!?—el emperador lo vio como si le hubiera salido una segunda cabeza.
—Estoy incomodo—se le salió un puchero—No quiero dormir con esto, Killua.
Era un berrinchudo. Le asintio levemente:—Volteate, quitaré los nudos-aunque después de unos minutos pensó que Kumiko llegaría en cualquier momento—¿No quieres que mejor Kumiko te quite las telas?
—No—nego con la cabeza haciendo que su largo cabello se moviera al compás—Eres mi esposo, quitalas tu.
En otra situación tal vez no le hubiera tomado importancia incluso se hubiera burlado un poco, pero, ahora Gon le confirmaba lo que ya eran, dicen que los borrachos dicen la verdad y ahora parecía que el moreno reclamaría lo que un matrimonio debía hacer.
Antes de que poder decir algo la puerta fue tocada, Kumiko entro junto a la doncella menor dejando la comida en la mesa de la habitación.
—¿Quiere que me encargue, emperador?—preguntó la castaña al ver el ceño fruncido de Gon.
—No creo que te deje...—hablo Killua viendo que el moreno se cruzaba de brazos—No, no te va a dejar. Déjalo en mis manos—le sonrió para que la chica se fuera tranquila—Lo cuídare bien.
Kumiko lo vio con un poco de desconfianza, aún así asintió. Era Killua no le haría nada a su amigo.
—Descansen—dijeron ambas mujeres saliendo de la habitación.
El sol empezó a ocultarse. En serio esto sería muy difícil, se acercó de nuevo a Gon quien con una sonrisa se dió la vuelta, Killua hizo que sus cabellos largos quedarán encima de su hombro izquierdo, empezó a desatar los nudos dejando que poco a poco las telas cayeran.
—Alza los brazos—ordeno, Gon obedeció de inmediato dejando sacar el kimono. Killua comenzó a ponerse intranquilo, no quería ver de más por respeto al moreno al final de cuentas estaba borracho y tal vez esto no era algo que un Gon sobrio deseara.
El moreno ladeo su cuello, Killua vio un poco más del color de su piel, sus hombros desnudos, sin quererlo bajo solo un poco la mirada viendo la delicada espalda bajando hasta llegar a...
—Killua hace frío—salido de su trance y sintiéndose la persona más horrible del mundo, dejo que la bata con la que solía dormir el moreno cubriera su cuerpo, el chico se volteo.
—¿Tienes hambre?—desvio la mirada a la mesa, Gon nego con la cabeza.
—¿No?—de nuevo nego.
—¿Puedes acostarte conmigo?—el chico le miro con ojos suplicantes, Killua ya se había dado cuenta que jamás podría decirle que no.
—Esta bien—se acercó a la cama y se acostó pensando que Gon se acostaría a su lado.
—¿Puedes subirte un poco a la cabecera?—pidió, el emperador le hizo caso al extraño pedido.
Una vez Killua estando recargado solo un poco, Gon dejo que su cabeza se recostara en el pecho de su esposo dejo una de sus pequeñas manos en el mismo lugar escuchando los latidos de su Killua, eran rápidos. No quería cerrar los ojos porque sentía que se movía todo y no le gustaba.
Sonrió al sentir las manos de Killua acariciar sus cabellos, por lo que abrazo más el cuerpo contrario. Le gustaba estar así con el. Se sentía íntimo.
—¿Te sientes bien?—le preguntó casi en un susurro.
—Todo me da vueltas—se quejo alzando su mirada para ver los ojos azules mirarle. No sabía si era su imaginación pero los ojos de Killua brillaban mucho y sus pupilas estaban muy dilatadas.
Se incorporó sentándose a su lado.
—¿Necesitas algo?—Killua se quiso incorporar, viéndolo con preocupación de que se sintiera mal, lo último que esperaba es que Gon se acomodara en medio del espacio que dejaban sus piernas, sin saber que hacer vio como el moreno dejaba sus manos apoyadas en sus hombros, viéndose frente a frente.
El corazón de ambos palpitó con rapidez, con anticipación. Gon dejo un pequeño beso en la frente del albino, Killua se sonrojo por completo, luego llegó otro en su mejilla... Y cuando vio que un tercero se iba a plantar en sus labios puso su mano como barrera.
La emperatriz le miro con el ceño fruncido, sus ojos pasaron del enojo momentáneo a llenarse con lágrimas listas para salir:-¿No quieres que te bese?
Killua se vio a sí mismo negándose, no quería que lo besara en estás circunstancias. Porque mañana Gon no lo recordaría, y el tendría que esconder todo lo que había ocurrido está noche y no lo quería.
No se negaba a qué lo besara, de hecho... Quería besarlo. Se sonrojo ante el pensamiento y mirando sus labios de un color rosado, las ganas solo aumentaron.
—No en estás circunstancias—le tomo su mejilla, el chico dejo salir algunas lágrimas—No llores, Gon.
—¿Seguro?—le miro con un puchero un tanto infantil que le hizo reír.
—Estoy seguro que tú tampoco desearías que nuestro primer beso sea contigo borracho—le sonrió.
—¿Prometes que me besaras?—le preguntó con sus ojos brillosos, era hermoso como parecían miel derritiéndose en fuego.
—Lo prometo—en algún momento, cuando ambos estuvieran listos.
Gon le sonrió, acostándose de nuevo sobre Killua está vez dejo que sus ojos cansados se cerrarán y que los cariños de su esposo en su cabello lo relajarán.
Cuando Killua notó la respiración tranquila de Gon pudo soltar el aire que estaba reteniendo. Estás emociones tan fuertes, solo ocurrían con el moreno, incluso la idea de besarlo era tentadora, ver su piel desnuda le despertó algo que ninguna otra mujer o incluso hombre le hubieran generado.
Estaba cayendo por Gon tal vez incluso había caído desde antes y jamás puso atención. Abrazo el cuerpo pequeño, pensando en que tal vez esto que estaba viviendo en un pasado habría sido solo un sueño, una fantasía; sí ese imbécil en verdad hubiera logrado su cometido.
Alejo esos pensamientos, Gon estaba bien, su Gon estaba con el.
Cuando despertó lo primero que sintió fueron las ganas de vomitar y un horrible dolor de cabeza. La luz lastimaba sus ojos, estaba solo en la cama.
Se levantó con cuidado buscando el baño con la mirada para irse a vomitar.
—Gon, te llevo. Vamos—al alzar la mirada vio a Killua que le tendía su mano, la tomo cuando por fin llegaron al baño el albino sostuvo sus cabellos largos para que el pudiera vaciar todo, cuando terminó le acercó algunos trapos limpios-¿Mejor?
Asintió tapándose la boca con el trapo.
—El doctor Yamamoto me dió algunas hierbas para el vómito—dijo dándole tres hojitas de menta—También menciono que funcionaban para el aliento.
—Gracias—hablo através de la tela. Dándole privacidad, Killua se alejo para que pudiera lavarse el rostro y la boca detrás de la pantalla. Los recuerdos empezaron a llegar a su mente, había estado hablando con Retz y luego se quedó dormido.
—Gon, recuerda que hoy llega tu padre—escucho la voz del albino, como si de cuchillas se tratarán a su mente aparecieron imágenes de lo que había pasado ayer... Espera un momento, ¿se besaron?
No recuerda que Killua le haya dicho que no, ¿o si? Tal vez lo soño...
Sus ojos se pusieron llorosos al imaginar haber hecho algo que a Killua no le gustará peor aún que todo cambiará. ¿Por qué se sentía tan sentimental de repente?
—¿Gon?, ¿te sientes bien?—el albino se acercó a la pantalla observando a través de ella—¿Qué pasó, por qué lloras?
—Ayer... ¿Hice algo que no te gustará? Perdón Killua, me puse en riesgo y te cause problemas—dijo con silenciosas lágrimas bañando sus mejillas.
Killua lo abrazo dejando que el moreno se aferrara a él, ¿por que estaba así? Desde hace varios días se sentía con ganas de llorar todo el tiempo, se empezaba a odiar demasiado.
—No hiciste nada—le aseguro—Aunque si te pusiste en riesgo, nadie te vio a ti o a Retz.
—¿Ella está bien?—preguntó preocupado sin alejarse de Killua.
—La fui a ver hace unos momentos, tiene resaca y vómitos—tranquilizo al moreno—Mi hermano dijo que la estaría cuidando ademas Ume está con ella.
—¿No hice nada raro ayer?—se limpio las lágrimas con la palma de sus manos alejándose del cuerpo contrario—La verdad Killua
—Solo pediste que durmiera contigo, es todo—mintió.
—¿Seguro?—le preguntó indeciso.
—No paso nada, confía en mí ¿Si?
El moreno asintio de mala gana, estaba seguro que habían pasado más cosas esos recuerdos no eran como los sueños.
—Emperador—la menor de las doncellas entro a la habitación con algo de rapidez, viendo lo cercas que estaban la pareja—Sus padres han llegado al palacio—dado el anuncio salió de la habitación dejando a solas al matrimonio.
—¿¡Tus padres!?—Gon le miro inquieto, ¿por qué llegaron tan temprano?
—Hey, tranquilo—el albino tomo las manos del moreno entre las suyas viendo la inquietud en los ojos del pelinegro—Descansa, diré que estás indispuesto.
—Eso sería una grosería Killua—dijo alarmado.
—En realidad no, son casi las siete de la mañana. Conozco a mis padres y sé que van a querer descansar un par de horas más antes de empezar con todo el protocol—-explico tranquilizando a su moreno—Descansa un poco más, ¿si?
—Esta bien—se sentía horrible, físicamente y emocionalmente.
—Deja de preocuparte, Gon—con una mano acaricio su mejilla, recordando las palabras que Retz le dijo. Si quería que la relación avanzará tenía que esforzarse, con todas las agallas posibles y tratando de simular que por dentro no estaba gritando dejo un beso en la mejilla del moreno.
Soltandolo y casi corriendo a la salida de la habitación le dió un último "descansa" saliendo de la recamara.
Gon se tocó su mejilla, sin entender muy bien que estaba pasando. ¿Killua lo beso? Su rostro se sentía muy caliente y avergonzado.
Y apenas había empezado el día.
Holi<3
Espero que estén bien jiji.
El capítulo se hizo re largo JAJAJAJAJJA y ni siquiera lo pude terminar. Potente que se viene la segunda parte de este capítulo.
¿Pensaron que iba a ver beso? JAJAJAJJA la verdad solo quise emocionarlos, el beso me lo estoy reservando ;)
Hay una canción de Morat que cada que la escucho recuerdo al killugon de los fanfics así bien potente.
En especial la frase que dice "Y todo lo que dices me parece inocente y no se te entiende a lo que quieres jugar."
Yyyyyy en serio amo. Por fa escuchenla ;)
Fotito de mi niño precioso.
Y otra del irresponsable junto con un Gon bebé. Véanlo todo tierno. 😭
Ahora sí me despido, a lo mejor y digo a l o m e j o r publique entre la semana. Dependiendo.
Bye bye, los quiero mucho. 💗
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