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Una nota rapidísima antes de que empiece el capítulo. Como saben ha pasado mucho tiempo desde que escribí un capítulo para soulmates y mi modo de narrar a cambiado: antes ponía ambos narradores de los personajes en el mismo momento sin embargo ahora ya no me es cómodo.
La primer parte de este capítulo fue escrito en enero del 2023, y aunque intente escribir como antes ya no pude jajaja, entonces espero que el cambio no se vea tan brusco. Eso es todo, quien sea que estuviera esperando un nuevo capítulo ¡disfrutalo!
La luz de la nación, no era más que un título que se le daba a la emperatriz por ser la única que podría brindar hijos al emperador; es un título que se caracterizaba por la sabiduría que una madre debía tener para poder criar a un joven heredero que tomaría el trono en unos años. Era un título que glorificaba su lugar como una mujer que puede dar a la luz a niños fuertes y capaces. Había leído que muchas emperatrices anteriores amaban el título ya que era como una confirmación de su lugar al lado del emperador. Sim embargo, cuando él lo leyó lo odio de inmediato.
Era injusto que rebajaran a la emperatriz a un simple útero que pueda dar hijos. Olvidando que también era una parte fundamental para gobernar un país. Killua jamás utilizo el título, aunque si lo llegó a escuchar el día de su coronación por el sacerdote y por algunos viejos nobles.
Pero, en este momento... que Killua lo haya pronunciado se sentía diferente. No era solo por el horrible significado que el título tenía por si solo, sino... había algo más ahí. Gon sabía que el hombre al que llamaba esposo lo veía más que una yegua para dar hijos.
El hombre juzgado lo veía con odio, en definitiva el idiota no podía creerse que hace pocos minutos era un hombre con un poder que pocos tenían en el palacio; y que ahora estaba siendo juzgado a muerte.
—¡Emperador esto debe ser un error!—gritó el hombre desesperado, totalmente humillado se hincó para sorpresa de todos en la sala, su cabeza pegaba en el suelo en una perfecta reverencia—. Le ruego, que me escuche.
La frialdad en los ojos de Killua no desapareció en ningún momento, es más la alegría de por fin tener a este sujeto en sus manos y hacer justicia era más que gratificante, Gon podía verlo, en esa mirada gelida y cortante que podría poner a cualquier hombre de rodillas.
—Majestad— un hombre de una de las familias del norte habló con seguridad levantándose—. ¿No cree que el testimonio de simples sirvientas pueda ser verosímil?, ¿o si?
—¿Disculpe?— el albino alzó una ceja viendo al hombre—. ¿Me está diciendo que mi juicio es incorrecto?
El rostro del hombre se puso pálido al escuchar la pregunta:—N-no— tartamudeo el hombre—. Jamás Su majestad.
—¿Acaso cree que las cartas que tuvo con su concubina no son suficiente prueba?— el porte y la voz eran algo que jamás lograrían arrebatar de Killua, pudieron haber tomado su voto por mucho tiempo, haber querido que fuera una marioneta pero ya no. Gon vio en el albino a aquel guerrero que los rumores decían, impredecible y poderoso—. No solo se le está acusando de intento de homicidio contra su emperatriz sino también de una aparente alianza con los rebeldes.
Un suspiro ahogado se hizo presente en toda la sala, Gon miro con sorpresa a su marido al igual que la mayoría de personas que estaban ahí. ¿Por qué no se lo había dicho? El condenado en el suelo cerró los ojos, sus dedos se cerraron en el suelo con fuerza como si estuviera recordando que hilo fue el que tiraron para encontrar sus crímenes.
—Hay una exhaustiva investigación del último crimen— habló Haruto con un porte parecido al de su hermano menor—. Esto no puede quedarse impune.
—Quedara en custodia hasta que el día de su juicio llegue— habló Killua, viendo directamente al hombre que lo miraba con rencor si habían encontrado tan solo un hilo era cuestión de tiempo para que se supiera lo demás—. Igualmente la concubina Watanabe Nokaumura queda en búsqueda para dictar su sentencia como cómplice al igual que las sirvientes Azami y Akina.
Una vez dichas esas palabras, todos dentro de la sala no hablaron más. Killua era la ley. Cuando la general Ishii salió de la sala con el criminal en manos todos los demás pudieron salir del lugar, aceptando las sentencias que su emperador había dictado.
A puertas cerradas Gon necesitaba, no, exigía una explicación; ¿Por qué demonios Killua no le mencionó que ese estúpido estaba aliado a los rebeldes?
—¿Te puedes explicar?— era como una traición, ¿no se supone que ya no iban a existir secretos entre ellos?, con los brazos cruzados le miro enojado, exigiendo que hablara.
—Porque me enteré hoy mismo— suspiró Killua, algo intranquilo—. Tenía mis sospechas, pero, no encontrábamos nada hasta que Haruto pudo encontrar algo, de inmediato me lo hizo saber hoy en la mañana.
—¿Y por qué no me dijiste? Por lo menos para estar preparado— rodó los ojos.
—¿En serio quieres que te recuerde como estabas en la mañana?— le preguntó sonriendo al ver que su chico se empezaba a poner rojo de la vergüenza suponía.
—Te odio, de verdad— dijo el moreno olvidando por completo porque estaba tan molesto, la vergüenza de ayer y hoy invadió cada célula de su cuerpo.
—¿En serio?— quería molestarlo, jamás había hecho las cosas que hacía con Gon, era nuevo en todo esto y aún así parecía que le salía natural—. Ayer no parecía que me odiaras.
El rostro que parecía ser besado por el sol, se puso de un hermoso color rojo. Gon quiso escapar de la habitación, Killua empezaba a hacer más... expresivo con lo que tenían, era algo que había anhelado y que ahora que estaba sucediendo no sabía como combatirlo.
—Eres un idiota— susurró completamente apenado, viendo una preciosa sonrisa en el rostro pálido una que sabía solo eran dirigidas a él.
—Lo soy— se acercó a Gon, con los dedos temblorosos porque así lo ponía el moreno, lo desequilibraba por completo, cuando sus manos tocaron su cuerpo lo abrazo. Estaba bien, el idiota que le hizo daño estaba tras los barrotes de una fría celda y Gon estaba aquí en sus brazos—. Me alegra que estés aquí.
Gon se dejó abrazar, era real lo que estaba sucediendo. No era un sueño, abrazo al albino sintiendo la respiración calmada en su nuca, cuando se separaron vieron que el rostro del otro estaba rojo. Rieron como dos adolescentes descubriendo su primer amor.
Por mucho que Gon hubiera querido seguir en esa burbuja al lado de Killua se dio cuenta demasiado pronto que eso cambiaría.
El palacio tenía una tensión palpante en cada pasillo, en cada sirviente y concejal.
Las horas habían pasado hasta que de nuevo estaban sentados en la sala de reuniones con los concejales atendiendo las nuevas necesidades de este... nuevo... problema.
El hecho de que uno de los hombres más importantes del Norte fuera un traidor era el tema fresco, la mitad del concejal estaba vuelto loco en estos momentos. Gon podía escuchar como se peleaban sur y norte de nuevo, Killua miraba la riña desde su trono con cansancio, su cabeza recargada en su mano mientras los veía con desprecio, por su parte decidió poner una mano en la de Killua para apoyarlo.
—¡Deberíamos pensar en mejores opciones!— dijo Satō con nerviosismo—. Fue uno de los mejores guerreros del norte, no creo que merezca un trato tan injusto ¡por una pequeñez!
Miró a su tía que parecía estar roja de la rabia queriendo hablar para defender las acciones del emperador. Sin embargo antes de que la mujer pudiera siquiera abrir la boca, la discusión se vio interrumpida por la voz fría del emperador.
—¿Una pequeñez?— Killua se levantó de su trono con una mueca seria—. ¿Dígame Satō es una pequeñez que ese hombre haya atentado con la vida de mi esposa? ¡Que haya hecho planes con los rebeldes!— gritó con furia haciendo que todos en la sala lo vieran sorprendidos—. Dígame, ¿esta deacuerdo con ello?— lo miro con esos ojos enfurecidos—. A menos de que sea cómplice de esos actos no veo porque quiera justificarlos.
—Y-yo... n-no...
—¿Entonces por qué?— le preguntó con un gruñido—. ¿Acaso quiere acompañarlo en la celda?
—¡No majestad..!
—¿No?— se levantó con gracia mirando a cada uno de los concejales pero clavando cuchillas en ese hombre en particular que aun lo veía asustado—. Ahora todos escúchenme— dijo con voz seria, Haruto que había estado callado todo el tiempo desde la entrada asintió entre orgulloso y emocionado—. Yo soy su emperador, yo soy su mayor gobernante, su ley. Si yo digo que corran ustedes lo hacen, si digo que rían ustedes cumplen— miró a los hombres que le generaban más problemas sobre todo ese anciano Satō y la mayoría que eran del norte, su propia gente lo traicionaba de esta forma—. Y si ahora digo que cualquiera que tenga si quiera la osadía de dirigirle una mirada a ese hombre entonces sufrirán el mismo destino— la sala se quedó en un silencio helado, algunos nobles que también estaban dentro de la sala miraron con terror al hombre que los gobernaba como si la revelación de que ya no era un niño estuviera frente a ellos—. Van a respetar las jerarquías en este palacio, soy su emperador y mi esposa su emperatriz— se tensó por completo cuando la mirada de todos cayó sobre él—. Si ella habla ustedes escuchan, si ella pide ustedes dan sin objeción alguna.
Todos en la gran sala miraron al emperador con una mirada realmente asustada. Gon por el contrario, vio al hombre de los rumores, vio al hombre que se supone era un guerrero inteligente y despiadado.
—¿Entendido?— pregunta mientras su voz resuena en la habitación—. No quiero réplicas, no quiero que mi palabra de nuevo se ponga en duda.
Miró a su tía quien llevaba una mueca seria pero definitivamente sus ojos hablaban de lo orgullosa que estaba la mujer. Era como si su rostro gritara: ¡Por fin!
—Les vuelvo a preguntar— Killua parece más grande ahora, su espalda ancha es todo lo que puede ver junto a esa pose confiada—. ¿Entendido?
Un coro de afirmaciones se escuchó en la habitación, Killua asintio aparentemente satisfecho. Luego dio un gran respiro y siguió:—Al tener una vacante libre, quiero que los concejales del norte y sur me presenten una propuesta para alguien que tome su lugar.
Todos asintieron, Satō se veía casi enfermo en su asiento a Gon sinceramente poco le importo; ese hombre ha resultado ser un dolor de cabeza y agradece que Killua lo haya puesto en su lugar, por fin.
Cuando la junta termina después de un extenso diálogo de saber como procederan con los rebeldes y con el mismo general, el salón termina solo con ellos dos en él. Gon baja de su trono para caminar y colocarse detrás de Killua.
—Entonces, emperador...— dice con un tono juguetón—. Yo tendré alguna... ¿regla que seguir?
Killua se voltea relajando las expresiones duras que llevaba su rostro, para luego dar una leve sonrisa, mientras tanto se acerca para tomar sus manos entre las suyas sus dedos largos y pálidos acarician sus nudillos con una sonrisa cariñosa.
—Tú sigue siendo mi maravilloso esposo— lo último lo murmura con una sonrisa ladina—. Mantente sano, es lo único que me interesa. Es una orden.
—Una orden— repite divertido asintiendo, sin quitar sus manos del agarre suave pero firme de Killua—. Creo que fuiste un poco... rudo con ellos.
Killua rueda los ojos:—Necesito serlo, algunos de esos idiotas se han pasado contigo— a Gon le tiembla el corazón al saber que Killua esta haciendo esto por ambos—. Necesitan entender quienes mandan aquí, así que ya no te preocupes por ellos... me encargare de que todos tus caprichos sean atendidos.
—¿Todos?— le dice fingiendo sorpresa mientras abre los ojos, Killua asiente divertido—. Creo que la mayoría de mis caprichos serán para ti, más te vale cumplirlos.
Killua asiente como si no le importara:—Ni siquiera un emperador le puede decir que no a su emperatriz— dice divertido y extrañamente cariñoso—. No te preocupes, Gon— susurra—. Me encargaré de ellos.
A Gon se le estanca la respiración cuando el alfa besa sus manos mientras lo ve a los ojos.
Ahí en esa enorme habitación de colores cafés, pinturas preciosas con la luz natural entrando por los ventales. Ahí, en medio del todo se encontraba un emperador besando y tomando el frágil corazón de su emperatriz. Cualquier afortunado que pudiera ver la escena sacada de una pintura podría decir que emperador y emperatriz estaban totalmente perdidos el uno del otro.
Y eso fue... de hecho lo que se comenzó a decir por los pasillos del palacio. Las sirvientas hablaban del cariño casi ciego que el emperador tenía por su mujer, y esos rumores no solo se quedaron en los muros del palacio, pues la gente de las afueras hablaban también.
La historia de un amor sin igual, uno que se alimentaba después de saber que un concejal intentó asesinar a su emperatriz y que este seguía en encarcelamiento hasta que su juicio llegará... pero que ese acto, fue hecho totalmente por un emperador que buscaba vengar a su esposa.
Gon cuando escuchaba las historias reía hasta que no podía más. Era verdad que Killua y él tenían una extraña relación demasiado íntima para llamarla fraternal pero sin ninguna etiqueta romántica.
Aun así, Gon atesoraba esta relación con Killua, amaba tenerlo lo sufientemente cerca... mientras ambos trabajaban para construir un futuro mejor para Japón.
Mientras los juicios, y los nuevos recados se creaban. Mientras tanto, Killua y él parecían cada vez más cerca, con el paso de los días y las semanas su relación se fortalecía y para Gon no había mejor regalo que ese.
Al menos hasta que las cosas comenzaron a cambiar... de nuevo.
Killua había estado raro en el buen sentido. El hombre había comenzando a besar su frente todas las mañanas que se iba a trabajar y todas las noches cuando iban a dormir, lo abrazaba con más seguridad mientras dormían al punto de que si alguien los veía entonces no sabrían donde empezaba uno y donde terminaba el otro.
Se daba el tiempo para visitarlo por las tardes, para tomarlo de la mano y caminar por los pasillos del palacio.
Siempre cuidándolo, viéndolo como si colgara el mismo sol y era tan abrumador, porque según Kumiko era normal que su marido quisiera llevar su matrimonio a un nivel más íntimo sobre todo después de que casi lo asesinaran. Pasó una semana cuando Killua volvió radiante, con una sonrisa preciosa y la emoción surcando de esas joyas que tenía por ojos.
—¡El anuncio del desfile ya se dio a conocer!— gritó con felicidad—. ¡No tardaremos mucho en partir! Él concejo está bastante feliz por ello, además los nobles también mostraron su emoción.
—Eso es maravilloso— respondió con una sonrisa—. Has hecho un espléndido trabajo mi emperador.
Eso hizo que la sonrisa del albino se ensanchara y que un pequeño sonrojo comenzará a colorear el rostro pálido del emperador. Killua estaba sentado en la cama con el kimono a medio abrir, se acercó para tomar el rostro de su marido en sus manos dando caricias con sus delgados dedos a las mejillas del mismo. El albino rodeo su cintura acercándolo a su cuerpo, abrazándolo con fuerza, su corazón palpito con tanta rapidez que pensó que en cualquier momento se saldría de su pecho.
De repente Killua lo jalo con la suficiente fuerza para que sus piernas se doblaran y terminara sentándose en el regazo del emperador. Sintió su rostro enrojecer con tanta fuerza que las manos comenzaron a temblar, los ojos azules que lo miraban ahora tenían tantos tonos de azul que pensaba que no podía enumerarlos o siquiera ponerles nombre a todos. La mano grande de Killua pasó a su mejilla acariciando con ternura con su otro brazo rodeando su cintura como si tuviera miedo de que cualquier toque lo espantaría y lo haría correr y lo único que pudiera evitarlo fuera esa mano.
—¿Killua?— su voz salió tan pequeña que por un momento creyó que el hombre no lo había escuchado.
—¿Mmh?— el albino jugó con sus cabellos desordenados, sin mirarlo a los ojos recostó su cabeza en el hombro contrario y lo abrazo con mucha más fuerza.
—¿Estas bien?— su voz estaba ronca no sabía que esperar del increíble hombre que lo sostenía.
—Si— dio un suspiro pesado, el aire caliente chocó con su cuello haciendo que un escalofrío surcara su espalda—. Solo, aún no puedo creer que todo ya pasó... Estas bien, estas conmigo eso es lo único que importa.
Sonaba tan desesperado, tan abrumado como si decir esas palabras en voz alta significaran que él terminaría desapareciendo. Él también estaba sorprendido con como terminaron las cosas, al final de cuentas hace unos meses estaba seguro que terminaría igual que su padre...
Moribundo en una cama. Sin poder disfrutar más de la vida o de su matrimonio.
Decidió pasar sus dedos delgados por el cabello sedoso de Killua, haciendo que el hombre lo viera con una pequeña sonrisa llena de afecto que hizo temblar a su corazón:—Estoy contigo— le sonrió—. Estaremos bien, lo presiento.
—Si tú lo dices— el albino le sonrió con alegría, de repente ambos salieron de la burbuja cálida en la que se habían encerrado dándose cuenta en las posiciones en las que se encontraban. Su rostro se sentía caliente mientras que el pálido y atractivo de Killua se coloreaba de rojo a cada segundo que pasaban así—. Lo siento...
Puso un dedo en los labios de Killua para que no hablara:—No te disculpes— el albino lo vio con las cejas ligeramente fruncidas apretando el agarre que tenía sobre su cuerpo—. No me desagrada.
Killua lo miro con tanta intensidad que sus piernas temblaron, esos ojos azules lo veían como si fuera la mayor obra de arte sobre la tierra dio un jadeo porque lo que por meses había deseado, lo que había imaginado y soñado como una fantasía que creyó jamás vivir ahora lo tenía ahí. Sus ojos desnudaban su alma, era como si esperara que ellos le dijeran todo lo que no podía decir y la sola idea de obtener un poco de lo que quería lo ponía tan nervioso.
Por meses lo deseo, ahora que parecía tenerlo ¿que tendría que hacer?
Cuando casi decía algo más, la puerta fue tocada de inmediato se levantó de las piernas de Killua como si estas quemaran se alejó lo más que pudo del hombre casi al otro lado de la habitación:—Pase— dijo con voz ronca, nerviosa.
Se sorprendió al ver a su tía entrar con su siempre aura seria sobre ella, la mujer lo vio con una delgada ceja alzada luego miro a Killua con la misma mirada escrutadora:—Espero no haber interrumpido nada— dijo mirándolos a ambos sin mucha sorpresa. Negó con la cabeza aunque de nuevo sentía su rostro caliente, Killua no estaba en mejores condiciones—. Espero que no se estén poniendo cariñosos entre ustedes, Gon aún te estas recuperando.
—¡Tía!— dio un chillido escandalizado—. ¡No estábamos haciendo nada!
—Es cierto Aneko-san— dijo Killua levantándose de la cama con el sonrojo llegando hasta su cuello—. Soy muy consciente de que Gon sigue recuperándose.
Eso hizo que Gon lo mirara con una ceja alzada casi tímido, entonces si no estuviera "recuperándose"... ¿Killua ya habría intentado algo? Ambos se miraron y luego bajaron las miradas avergonzadas, su tía solo dio un resoplido con su típica expresión seria y poco impresionada.
—Eso esperaría— la mujer camino por la habitación sus manos tocaron los arreglos de porcelana de uno de los estante—. Si bien un heredero haría que... el país entrará en júbilo, no creo que tu cuerpo pueda soportarlo Gon.
Ambos yacian en sus lugares con las miradas bajas, ¿por qué su tía estaba hablando de herederos? Ni siquiera se han besado... claro son íntimos en el sentido en que duermen juntos y en posiciones poco fraternales pero... Killua nunca se ha sobrepasado.
¿Eso... es bueno? ¿O es malo?
—No creo que un heredero sea bueno en general— Killua dice fingiendo que no esta sonrojado y poniendo una mirada seria—. Estoy de acuerdo que Gon a penas se está... recuperando, apenas esta obteniendo el peso que tenía antes... un embarazo demandaría mucho.
—No soy débil— dice defendiéndose, ambos hablan de él como si fuera una flor pequeña que con la más ligera brisa saldría volando y no es así. Para empezar ni siquiera es una mujer, tiene más fuerza que una—. Me están subestimando.
—¿Quieres un bebé, Gon?— esta vez su tía abrió los ojos sorprendida, por el contrario la mirada de Killua aunque estaba estupefacto había un brillo oscuro en ellos que desapareció tan rápido como apareció. Que curiosa reacción.
—N-no... ahora— dice apartando la mirada y cruzando los brazos—. Solo digo que no soy frágil, no me voy a morir.
—No seas necio Gon— su tía rodo los ojos con exasperación—. Puede que no seas débil pero tu cuerpo... lo es.
Killua asintio, pasando saliva y acercándose para tomarle la mano:—Bien sabes que yo soy el último en subestimarte, pero, ahora mismo no sería muy... responsable de nuestra parte.
—Hazle caso a tu marido, Gon— su tía dice con una mueca—. Ahora, el festival... necesito que ambos luzcan muy enamorados y melosos, justo como los chismes dicen.
Ambos miraron a la mujer con dudas, no es que finjan, en realidad Killua y él solo... pasan el rato juntos que la gente se invente tremendas novelas es muy su problema.
—Claro— Killua acepta de inmediato como si no tuviera problemas—. Pero... ¿por qué?
—Porque el amor vende, mi Emperador— la mujer junta ambas manos y sonríe levemente—. Ustedes tienen que ganarse al pueblo, y por alguna extraña razón entre más enamorados luzcan sus monarcas más los siguen, ahora con el tema del juicio de ese sujeto... su gobierno se ha vuelto más fuerte— su tía toma una pieza de jade de un juego de mesa y la mira con atención—. Con el emperador habiendo hecho uso de su puesto para mandar a sentencia de muerte a un general importante además del lado Norte, la gente ha comenzando a hablar; admiración o miedo... no importa, lo que sí importa es el respeto que ya se ha ganado...
—Y que tiene que mantener— termina Gon asintiendo a las palabras de la mujer.
—Exacto, Killua ahora mismo es un monarca compasivo, inteligente, locamente enamorado de su emperatriz pero también despiadado y orgulloso.
Killua asintio mirando a ambos familiares como si fueron los reyes en un juego de manipulación y él solo fuera un torpe peón.
—Ya veo— Gon asiente—. En ese festival debemos demostrar más sobre el lado humano y humilde de Killua.
—Y el tuyo Gon— su tía dice con cuidado—. Eres la razón por la que el emperador se enfurecio, es obvio que la gente tendrá el ojo en la mujer que ha conquistado el corazón de un hombre como Killua— el moreno se sonrojo un poco—. Además, las alianzas políticas qué se terminarán haciendo serán a costa de que tan bien sepan fingir, ni hablar de los pocos extranjeros que llegarán al festival.
—Ellos son los importantes— Killua agrega, porque Japón ha dado un paso que otros regentes no habían dado... las puertas de su nación estaban abiertas de nuevo a extranjeros occidentes. Por lo que demostrar un gobierno fuerte, unido, orgulloso de su cultura, pero, también con la mente abierta a una modernización y turismo era muy importante.
—Exacto— Aneko habla con seriedad mirando la pieza de jade—. Y a los extranjeros les encantan las historias llenas de romance— dice divertida—. Solo procuren que se vea real.
—No es que finjamos— Killua dice acariciando el dorso de su mano haciendo que Gon sonría como un niño al que le han dado su dulce favorito—. Así que por eso no se preocupe.
Aneko entrecerro los ojos, les dio una mirada seria y dejo salir un suspiro pesado:—No quiero meterme en su matrimonio— ella comienza—. Como ya mencionamos un heredero sería una... irresponsabilidad, pero, no una desgracia— su voz ahora tiene un tono vacilante, sus manos se juntan y aparta la mirada para luego volverlos a ver, su mirada se posa más tiempo en él como si estuviera registrando su cuerpo—. Hay algunos tés que regulan... La posibilidad de un embarazo.
Ambos se quedan pasmados, Killua se pone totalmente rojo mientras que Gon evita la mirada de su tía.
—Aneko-san— Killua se pasa la mano por sus cabellos con la otra mano sigue sosteniendo la mano de Gon.
—Si usted mi emperador no quiere que Gon utilice esos tés— la mujer habla con el ceño fruncido—. Déjeme decirle que aunque entiendo no lo apruebo, debería dejar que mi sobrino tome la decisión.
—Es que...— Killua mira a otro lado—. Gon y yo nunca...
—No tenemos esa clase de intimidad, tía— termina Gon con una sonrisa tímida.
Aneko parpadea varias veces, luego suelta un suspiro tembloroso:—Oh— es todo lo que dice, Gon puede decir que es la primera vez que ve a su tía tan... descolocada—. Aun así, algún día tendrán que comenzar con relaciones más íntimas— dice recuperando su porte serio y sin filtros—. Es importante que como pareja sepan las situaciones en que pueden ayudar al otro, sobre todo usted mi emperador.
Killua asiente severamente como si le estuvieran dando una orden para un batallón. Gon no puede evitar sonrojarse más.
—Entonces eso es todo— su tía se aleja para ir a la puerta—. Recuerden lo que les dije, solo salgan ahí y demuestren su cariño.
Estaba vez su tía no utilizó la palabra fingir por lo que eso lo lleno de una sensación gratificante. Killua no fingía. Cuando la mujer salió de la habitación Gon miro a su marido y aunque aún estaba acalorado no había incomodidad alguna.
—Perdona a mi tía— dice Gon con una mueca, esperando que Killua no se sintiera incómodo, si bien... tenían una relación sentimental y física fuera de lo fraternal, la verdad es que es muy diferente a algo íntimo.
Gon es consciente que su cuerpo no es como el de una mujer y si Killua ya tiene experiencia en esos rubros... entonces no quiere... obligarlo, en realidad quiere que cuando el momento suceda porque sucederá... sea gratificante para ambos.
Sus pensamiento son interrumpidos por las manos de Killua que siguen acariciando sus manos:—Ella tiene razón— Killua dice viéndolo a los ojos—. Cuando llegue el momento... no quiero... es decir— su voz suena nerviosa, cierra los ojos con una mueca frustrada y luego prosigue—. Quiero que solo tú me digas cuando quieres hijos, eres tú quien los llevara— una de sus manos toca el vientre de Gon haciendo que el moreno aguante la respiración—. Yo estaré a tus ordenes.
Gon extiende sus manos para tocar el rostro de Killua y mirarlo con afecto, su corazón está lleno de cariño por este hombre:—Ambos, Killua— le sonríe—. También quiero escucharte, cuando llegue el momento...
Ese brillo oscuro vuelve a aparecer en los ojos de Killua, es tan efímero que cree que lo imaginó, el albino toma su mano y besa la parte interna de su brazo.
—Creo que haremos una buena interpretación si nos presentamos así— dice como una broma, pero Killua frunce el ceño.
—Yo no interpretó Gon— dice con voz seria, sus ojos se tornan en un brillo determinado—. Nada de lo que hago contigo es interpretado, sea en público o privado, si te trato así es porque así lo deseo.
Gon traga saliva, están tan cerca que el calor de Killua se siente tan... vivido. Sus respiraciones se mezclan, puede ver cada pestaña albina de los bonitos ojos de Killua.
Podrían besarse.
Quiere besarlo.
Pero en ese momento cuando Gon se lo va a pedir, Killua se aparta con una sonrisa apretando su mano con cariño:—Quiero que me ayudes... con algunas cosas del festival.
Gon pasa la tarde a su lado, pero también... su mente se pierde en ese momento en su habitación. Cuando están acostados en la cama, Killua besa su frente y lo abraza con tanta fuerza que es... cálido pero no suficiente.
Y esa situación siguió pasando... varias veces.
Habían momentos en que el emperador y él parecían estar a punto de besarse, muchas veces sucedió mientras estaban acostados en la cama, otras mientras pintaba y Killua interrumpía como si fuera un niño pequeño, en otras ocasiones y de forma sorprendente sucedía cuando Killua lo encontraba con Tomoki en la biblioteca.
Killua parecía serio y luego simplemente lo abrazaba por la cintura y lo sostenía cerca, varias veces vio la forma en que el albino bajaba su mirada a sus labios lo que hacía que su cuerpo temblara de anticipación.
Pero luego... Killua simplemente se alejaba.
Gon sinceramente tiene miedo de que Killua se este esforzando por querer... pasar a una relación más... fuerte.
Íntima.
Espera que no, pero a veces siente que aunque si Killua y él tienen una relación fuerte... y claro no dudaba en el cariño del albino... pero tal vez no despertaba el deseo en Killua y era por esto que parecía tan reacio a besarlo.
Él entendía.
Solo le gustaría que Killua se lo dijera, buscar una forma para que esto sea sencillo para su esposo. Sin embargo, las cosas siguieron así, tanto que ya mejor ignoraba esos momentos en los que un beso podría ser mejor que palabras.
Killua no lo desea, y él podía vivir con ello.
Tres meses pasaron.
Killua estaba un poco frustrado de que el juicio del general Watanabe aún no se habían presentado. Lo cual era terrible porque el festival era en una semana, no podían empezarlo con una ejecución por lo que seguramente se pospondría de nuevo.
Además...
Estaba Gon.
Gon, su esposo.
Se pasa una mano por su rostro, ese hombre en serio ha hecho que piense en cosas que nunca había pensado, que sienta cosas que jamás había sentido con tanta pasión o intensidad. Ha descubierto partes de si mismo que no le gustan.
Como lo celoso que en realidad es...
Adora que Gon se lleve bien con los concejales, sirvientes y en general con la gente. Pero su amistad con el mayor de los Watanabe le generaba querer golpear algo tampoco es que hicieran algo malo, Tomoki era muy respetuoso con Gon, mientras que obviamente su esposo era fiel... de ello no había duda.
Pero saber que el hombre tenía un lugar en el corazón de su esposo le generaba incomodidad. Además, también... existían estás ganas casi obsesivas de querer...
Besarlo.
Cada que lo mira con esa belleza inocente pero juguetona, cuando lo ve acostado en su cama con el kimono desacomodado, cuando lo ve pintando y totalmente concentrado, o simplemente cuando lo siente respirar tan cerca le da unas ganas te tomarlo del cuello y reclamar esos labios pequeños y rosados.
Muchas veces se ha tenido que pellizcar por no sucumbir a esos deseos, pero, es que Gon enciende cosas que nadie había hecho. Adora a su esposo, con cada día que pasa a su lado; escuchando sus risas, teniendo pláticas con él, disfrutando de su cuerpo contra el suyo...
Sabe que esta perdido.
Sabe que esta perdiendo, Killua esta empezando a sentir más que un solo sentido de fraternidad y lo peor es que esta sintiendo todo de forma más intensa.
Su corazón se ha vuelto egoísta y muchas veces piensa cosas terribles, pero desde que Aneko hablo sobre herederos, la idea no se le fue de la mente. Gon cargaría con sus hijos, le daría niños...
Es una forma de marcar a su esposo... una que jamás va a olvidar, y eso general un sentido feo de orgullo. En su cerebro, Gon es suyo, solo suyo. Y lo será mucho más en el momento en que Gon le de un bebé, en el momento en que se entreguen.
Muerde su labio inferior, se golpea mentalmente por estar pensando cosas tan... indecentes con alguien tan puro como Gon... Aunque... él mismo le pidió que lo besara, Gon quería besarlo.
Borracho o no. Quería hacerlo.
Y Killua estaría idiota sino sintiera lo mismo, aquel día pudo haber dejado que se besaran... pero pensar en que el moreno no se acordaría de un momento tan especial e íntimo lo hacía sentir enfermo.
Retz entró a la habitación con una bandeja llena de aperitivos y vasos de agua fresca.
—Pero...— la rubia lo vio—. ¿No has dormido bien?
No. No lo ha hecho, porque en cada sueño que tiene, Gon aparece como la tentación reencarnada y tiene que despertar y obligarse a no despertar al moreno para rogarle que le deje tocar tan siquiera un poquito.
—No— dice con sinceridad—. El festival me tiene con los nervios a flor de piel— miente a medias, si bien es verdad que el festival le preocupa, lo que en serio lo tiene en alerta son sus malditos deseos. No quiere abrumar a Gon.
Su amiga parece no creerle se sienta frente a él y luego hace una pregunta con aparente normalidad:—¿Cómo van las cosas con Gon?— pregunta mientras pone el vaso de agua de sabor frente a él.
—Bien— miente, bueno, en realidad van muy bien pero...—. Nos entendemos bien.
Retz le alza una rubia ceja con el ceño fruncido:—La mentira huele hasta acá— Retz dice sin estar impresionada—. ¿Están peleados?
—Obvio no— dice como la idea fuera incluso imposible—. Solo... estamos bien— pasan unos segundos de un sepulcral silencio—. Solo... ¿cómo quisieras que fuera tu primer beso?
Pregunta mirando con intensidad a Retz lo que hace que la rubia lo mire con curiosidad pero queriendo responder la pregunta:—Con alguien especial, y ya sabes en un momento íntimo.
Killua la mira como si estuviera loca, lo que hace que la rubia rueda los ojos y siga:—Me refiero a que me encantaría que fuera en un lugar tranquilo, no tanto en alguno lujoso sino algo más... íntimo. Que cuando suceda sea solo porque ambos lo queríamos...
El albino asiente...
—¿Por qué?— pregunta con una mirada pícara—. ¿Estas pensando en besar a Gon?
Retz pregunta con una sonrisa divertida mientras que Killua se sonroja:—Puede ser— le dice—. Cuando se emborracho casi lo hacemos.
Retz sonríe como si estuviera leyendo la parte más importante de una novela:—Él casi lo hace— dice bajando un tono de voz mientras mira a un punto perdido de la habitación—. Y yo... quiero hacerlo, es decir, Retz...
Killua se levanta de su asiento y se voltea mirando por el ventanal de su oficina abierto, la brisa cálida del día golpea su rostro mientras que su pulso se acelera y su voz tiene un tono más bajo, más vulnerable:—Él es... perfecto, cuando te dije que quería pasar a algo más serio con él era porque sentía con tanta intensidad, ahora, comprendo que es lo que estoy sintiendo— revela con una sonrisa tensa—. Estoy enamorado de él.
Retz sonríe en su asiente con una mueca cariñosa:—¿Y eso es malo?
—Por supuesto que no— niega mirándola sobre su hombro—. Me siento más fuerte teniéndolo a mi lado, cuando camino a su lado es como— sus puños se cierran—. O cuando lo tengo entre mis brazos, es una sensación que me deja tan torpe, estúpido... me siento desarmado.
—¿Y por qué me estas diciendo esto a mi?— Retz pregunta con una ceja alzada—. ¿Y no a él?
—No quiero abrumarlo— responde con una mueca—. No quiero que parezca que solo quiero que me de un heredero, aunque la idea es maravillosa no quiero que se exija de más cuando apenas... está recuperando color— dice de inmediato—. Los partos son difícil y más en... su situación... yo no podría perderlo Retz.
La rubia lo miró con una expresión llena de empatía, con el cariño que la caracterizaba hablo:—Killua para eso son las platicas, tienes que hablar con él, dilo ahora que será el festival, la capital estara de fiesta durante toda la semana— Retz se levanta y lo mira con una sonrisa ladina—. Si quieres hacerlo, este es tu mejor momento, fuera de políticas, fuera de... ejecuciones. Solo tú y tu emperatriz.
Killa bajó la mirada y asintio sabiendo que esto sería complicado, pero, aún así queriendo que para su esposo está semana sea la mejor, que disfruten los días de fiestas como dos enamorados que apenas se están conociendo. Porque Killua no duda del cariño de Gon estaría muy estúpido y ciego.
La semana había llegado. Gon estaba nervoso mientras Tsumiki le ayudaba con su corona... su maquillaje estaba impecable y su kimono era de las mejores telas posibles, de un bonito color rojo anaranjado con bordados llenos de ponías y peces de un hilo dorado.
Este kimono había sido un regalo de Killua, y como le había gustado, se miró al espejo muchas veces porque aún no podía creer que se viera tan bien.
Por su parte Killua también estaba siendo atendido con los últimos retoques en su propio kimono frente a él. Estaban esperando en la recepción para hacer su entrada, dar algunas palabras y dar inicio al festival. Su cuerpo se sentía sumamente nervioso mientras caminaba hacia Killua, esto tiene que salir bien.
—Saldrá bien— Killua dice colo si le leyera su mente—. No te preocupes, mi emperatriz.
Gon sonrió ante el evidente cariño que desbordan esas palabritas:—Esta muy guapo, emperador— dice Gon con una mano en pecho y sonriendo con aparente inocencia.
—¿Ah si?— Killua lo tomó de la cintura pegándolo más a él, abrió los ojos sorprendido pero no incómodo, Killua se inclino en su oído—. Tú luces exquisito, eres precioso.
Gon se sonrojo, las estúpidas mariposas volaron como si las estuvieran espantando y su corazón iba tan rápido como si estuviera corriendo un maratón. Alza su mirada y lo ve a los ojos con afecto.
—Quiero besarte— Killua suelta de repente haciendo que su suelo desaparezca, sus dedo se aprietan en el antebrazo de Killua y su cuerpo se siente pesado, las manos del albino tocan su cintura con cariño y otra cosa—. Pero no quiero forzar las cosas.
—No las estas forzando— dice de inmediato negando con la cabeza, es un murmullo que solo Killua escucha.
Killua le sonrió como si esa fuera su permiso para que las cosas fueran más allá, ¿todo este tiempo estaba interpretando mal las cosas? Sin embargo en ese momento, la puerta se deslizó dejando ver a un sirviente que hablo.
—Esta listo todo, majestades— habla el hombre mientras ambos se sonríen, Killua toma su mano y salen de la habitación.
Lo primero que Gon ve son los colores rojos y dorados, ve a la multitud deseosos porque este festival comience, la música suena fuerte en algún lugar del escenario, Gon se posa al lado de su esposo y aunque hay reglas de etiqueta en donde dicen que no pueden tocarse demasiado en público a Killua no le parece importar porque ya esta tomando de su mano mientras comienza a dar su discurso.
—¡Qué el festival comience, que nuestras tierras Norte y Sur se unan como una misma y que el progreso toque a nuestra puerta!
Y con esas palabras. El festival real dio inicio.
Omggggg. Hace mucho que no nos vemos aquí...
¿Cómo están?
¿Les gustó?
¿Aun hay alguien aquí esperando ésto?
LO SIENTO, como saben ya no tenía tantas ganas de escribir esta historia me dio muy feo el sentimiento de no estar haciendo bien las cosas.
Y como estuve releyendo los capítulos para saber que demonios estaba escribiendo... tengo que decir que obvio agregaría muchas cosas y quitaría algunas aún así no es el desastre que yo creí que era.
También mi... estilo de escritura cambió un poquito y creo que si se nota la primera parte antes del primer separador fue escrita a inicio de este año y todavía hoy en la mañana tuve que corregirlo porque habían cosas que no me gustaban.
Antes me lanzaba JAJAJA ha poner varios narradores en una sola escena, y mientras leía me daba cuenta que a veces no se distinguían quien era quien JAJAJAJAJAJ. Por eso, mis demás historias y esta comenzando a escribirse si en tercera person pero con un solo narrador para que todo fluya mejor.
Y siento yo que me gusta más escribir así.
También las narraciones irán escalando ajjajajaja en este no fue tanto pero en loa demás espero jugar más con ellas.
Ahora a quienes me han mandado mensaje por esta historia, lo siento. En verdad lo siento, este año ha sido un subi-baja de emociones y situaciones. He estado ocupada la mayoría del tiempo así que mucho tiempo tampoco tenía.
Pero leyendo los nuevos comentarios que dejaban en esta historia me dije a mi misma que no podía seguir en hiatus. Agradezco sus comentarios y su extrema paciencia para que esta historia volviera.
Espero ya no... abandonarla muajaja
No cierto, en realidad nunca la abandone, sabía que algún día iba a regresar JAJAJAJ.
Ahora, acerca del capitulo. Bueno me di cuenta que estos dos ya estaban evolucionando mucho en su relación, oye que pedirle a Killua que lo bese y hacer berrinche porque no quiso JAJAJAJAJA BUEHHHH
Me gusta porque en esta historia Killua no es tan serio y Gon es un descarado de lo peor. Aquí puedo hacer que los dos fluyan más... rápido JAJAJAJA.
Y también me di cuenta gracias a mis notas que momentos candentes se avecinaban también acá JAJAJAJA lo cual me deja trabajo doble porque quienes leen la nación del sol JAJAJAJ saben que por allá también ya habrá relaciones íntimas y apasionadas.
Lo cual es maravilloso para ustedes pero para mi terrible JAJAJAJ el smut no se me da bien pero haré mi mayor trabajo.
Sin más que decir, ¡feliz 24! Este es su regalo de navidad JAJAJAJ los amo demasiado gracias por seguirme en cada tonta idea sobre el killugon.
LOS AMOOO.
Felices fiestas, pásenla bonito y platiquenne que harán este día ustedes solos o con su familia. ❤️🎄☃️
Nos leemos la siguiente actualización! Bye Bye.
-Annie ☾-
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