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🎐一 ⠘ ¹🎐

Gon se encontraba sentado en la almohadilla del suelo, Kumiko quitaba las horquillas que este tenía en su cabello largo color tinta, ninguno dijo nada, todo era verdadero silencio, solo escuchándose cuando la castaña tomaba la horquilla y la ponía en aquel cajoncito de cerámica blanca. Las velas que adornaban la habitación proyectaban las dos sombras en la pared, el olor del incienso también era participe de aquella escena.

- Fue... Genial -dijo la mujer con una sonrisa.

- ¿Tu... Lo crees? -preguntó el moreno.

- Por supuesto, fue increíble como te defendiste de todos esos idiotas que se creen mejor que tú -hablo con una sonrisa animada y orgullosa.

- Fue... Simplemente, increíble, debiste a ver visto la cara de idiota de tu prometido -se burló la joven.

- Ni me recuerdes a ese idiota -dijo el chico rodando los ojos y sintiendo una liberación tremenda cuando su cabello cayó y la cabeza le pudo descansar - Por eso odio estos peinados, ¿Acaso no te cansas Kumiko -chan?

- Ya estoy acostumbrada, además no son peinados tan elaborados -dijo la joven con una sonrisa mientras se levantaba con la cajita en las manos, el moreno movió su cabeza a los lados haciendo que su cabello danzará a los lados. Soltó un suspiro con una sonrisa se levantó, lo poco que quedaba del kimono se resbaló de su cuerpo, dejando al descubierto aquellos hombros morenos. Se sentía feliz, hace mucho que no se sentía así de orgulloso de si mismo, pensó en la sonrisa que tendría su... ¿madre?, siempre tuvo esa duda, ¿cómo le debía llamar?, ¡Bah!, ¡No importaba! lo único importante era lo feliz y emocionado que se sentía.

- ¡Gracias Kumiko -chan! -gritó con alegría, lanzándose a la castaña que lo sostuvo con fuerza al notar el gran abrazo que esté le estaba dando.

- ¿De qué? -preguntó con una sonrisa mientras se dejaba abrazar por el joven.

- Por darme fuerzas para entrar ahí, si no hubieras estado a mi lado me hubiera encerrado y jamás salido -dijo con una sonrisa alegre, mientras se apretaba más al cuerpo de aquella hermosa mujer que siempre lo apoyaba.

- Mi niño -la joven hablo, ella era mayor que Gon por 4 años y desde que lo tuvo a su cuidado lo vio como un hermanito el cual debía de protegerse y escuchar. Era afortunada de poder ser una de las personas más cercanas a él - Siempre estaré contigo, te lo dije es una promesa.

- Aaaaaah -gritó el chico - ¿¡Qué hice para merecerte!?

La joven dió una pequeña risilla para después separar su cuerpo del moreno, y con una sonrisa hablo.

- Ya, ya, no es para tanto, coloca tu pijama y a dormir mañana tienes muchas cosas que hacer con aquella gente -dijo separándose de él, y con una reverencia salió de la habitación.

Gon, quien estaba emocionado por lo que había pasado, dejo que el kimono cayera por su cuerpo dejándolo totalmente desnudo a excepción de su ropa interior y de aquel relleno que ya quería quitarse. Ya no sería necesario que ocupará esa cosa mañana, solo la ocupaba cuando habían fiestas de esa forma cosa que ya había pasado, todos sabían cuál era su verdadera naturaleza y ya no debía ocupar cosas molestas para su cuerpo.

Se coloco su pijama, con una bata de seda verde que se amarraba a su pequeña cintura, se sentía tan feliz que decidió salir de su habitación y dirigirse al jardín acuático, dónde las flores de loto se encontraban flotando en aquel estanque, la luna se reflejaba orgullosa al mostrarse más hermosa de lo habitual y ahí en ese lugar un moreno se encontraba sentado, maravillado al ver esa luna.

Sentado ahí, se prometió no cambiar, ser siempre Gon, aunque el mundo pidiera a gritos Sayuri él sería Gon y llevaría su nombre y su persona con orgullo.

No le defraudaría. No más.

- Por dios, ¡Lo viste! -decia la joven rubia con una sonrisa.

- Si, lo ví, no sé que tanto te emociona, no es para tanto -decia el albino frustrado por su amiga.

- Por dios Killua, se puso a pelear con tu abuelo, ¡Tu abuelo!, se notó que no sabía quién era pero aún así además te gritoneo a ti también -la rubia quien estaba ya en su cama lista para dormir no podía dejar de repetir aquellas palabras - Mañana debes disculparte.

- ¿Qué? -el albino la miro como si se hubiera vuelto loca, bueno lo estaba pero más.

- Debes ir y pedirle disculpas, un matrimonio por lo menos debe tener respeto y tú no fuiste muy respetuoso con él -dijo la joven con el ceño fruncido - Fue malo de tu parte haberle dicho monstruo.

- Me exalte, estaba nervioso, ¿Qué querías que hiciera? -preguntó el albino algo... Arrepentido.

- No lo sé, defenderlo. Tu padre siempre escoge las cosas por algo, jamás se equivoca -dijo con una sonrisa.

- Pues tal vez se equivocó con esto, yo no estoy listo para ser emperador mucho menos para casarme con alguien que no eres tú -el albino la miro con tristeza, estaba enamorado y si ella le decía escapemos o no te cases sin dudarlo lo haría.

La rubia lo miro con tristeza, tomo sus manos y beso el dorso de cada una.

- Killua eres... -como decirlo, era una persona especial, alguien a quien amaba con locura, él único que la tomaba como un igual: una guerrera, una princesa, una mujer. Era alguien tan importante para ella, lo amaba, claro que sí, pero, no de la misma forma que el albino le decía amarla además se iba a casar aunque hipotéticamente hablando ella lo amara no podía dejar que sus deseos egoístas le nublaran la mente y dejar a millones de personas en guerra, no podría - Importante para mí, te amo como no tiene una idea.

Los ojos del albino parecieron brillar ante esa confesión, sin embargo, antes de que pudiera decir cualquier cosa la rubia siguió.

- Pero, no es el mismo amor que dices tener por mi -la chica le dió una sonrisa triste - Y aunque estuviera enamorada no te lo haría saber, tienes un deber que cumplir yo no soy ese deber, el tuyo está ahí afuera con ese chico que seguramente gobernará increíble. Estaré contigo siempre pero no de la forma que quieres.

La mirada del albino se entristeció, pero, por eso la amaba, porque siempre tenía que decir ya sea bueno o malo, sabía cómo hacerlo y cuando decirlo. Era tan gentil, hermosa que él debía entender dejarla ir.

El albino salió de la habitación dejando a solas a la chica rubia que suspiro con tristeza. Killua no sabía que era el amor, estaba segura que su amigo no estaba enamorado de ella, lo sabía porque el amor era tan diferente a lo que Killua decía tener, ella creía que seguramente lo había confundido con lo que realmente siente:

Admiración.

Por su parte Killua caminaba, por los jardines la luna se veía hermosa, tenía tanto en su cabeza.

Al inicio cuando su padre dijo que harían una alianza se enfureció, no quería que lo hicieran odiaba el solo hecho de forma una alianza con las personas que habían asesinado a su pueblo sin miramientos, (aunque sabía que ellos habían hecho lo mismo), pero, la palabra del emperador nunca se cuestionaba mucho menos una que se conocía por ser justo con su pueblo. Una que siempre decía la verdad y si hablaba era por bien.

Cuando supo que él sería quien llevará acabo el matrimonio con la heredera de la dinastía sur no podía pensar en nada más que Retz. Hace tiempo que le había confesado sus sentimientos e incluso la estaba cortejando pero, con esto ya no podría, en un momento de locura le pidió que huyeran juntos o aceptará casarse con él todo por querer escapar de sus obligaciones, pero tenía miedo. Mucho miedo.

A la mañana siguiente el moreno se encontraba con un kimono más sencillo en el comedor real. Aneko lo miraba con una emoción rara en sus ojos y eso hizo sentir a Gon algo agobiado.

Kumiko estaba en el comedor de los sirvientes, se sentía segura al saber que Gon se daría a respetar con toda esa gente. En el comedor real los señores de la dinastía sur ya estaban sentados en sus respectivos lugares con la mirada clavada en el chico que había dejado de lado los adornos finos y el maquillaje por algo más normal y que dejaba ver sus facciones masculinas pero a la vez finas.

- ¿Algún problema? -preguntó el chico viendo las miradas de los demás.

- ¿No debiste haberte vestido de otra forma? -preguntó una de las ancianas con una mueca de disgusto.

- ¿Acaso no ven el kimono?, es de mujer -el chico alzó sus hombros para después continuar - Además ya saben que soy un hombre, ¿por qué debería vestirme como mujer ante mi familia más cercana?

El moreno la miro con burla, eso hizo enojarla ¿cómo se atrevía ese chiquillo insolente a hablarle así?

- No creo que sea un atuendo para recibir a tu esposo -dijo uno de los ancianos. Gon tuvo que resistirse poner los ojos en blanco.

- No estoy aquí para verme bonito ante mi marido -dijo con una sonrisa al ver que la comida había llegado - Estoy aquí porque vamos a hablar de política, negocios, educación y además de todo ello vamos a hablar de esta alianza y de lo que cada una de las dinastías quiere, ¿No es así?

- ¿Tú vas a hablar de eso? -preguntó otro hombre.

- Por supuesto que lo haré, no soy un adorno y no me voy a dejar por ustedes ni por su heredero -la voz segura de Gon hizo verlo con sorpresa y en pocos segundo Killua ya estaba con unas lindas ojeras en su lugar, alado de Gon.

Este por su parte estaba nervioso si, pero también estaba a la defensiva, tanto por su queridísimo esposo como por sus queridísimos concejales, además ese anciano de cabellos tan blancos lo veía con una sonrisa entre satisfactoria y burlona. Además le habían llamado monstruo ayer, que tontería.

La comida fue callada, y un tanto tensa. Aunque Gon trato de comer sin importarle las miradas desaprobatorias de los concejales, si creían que el doncel de la dinastía sur sería sumiso estaban muy equivocados. Primero muerto a bajar la cabeza ya lo había hecho por mucho tiempo y esta vez seria una excepción por él, por su gente, su padre y por su... Madre.

Killua pensaba en que hacer, estaba convencido que su futuro esposo no sería alguien con él que se llevara bien, mucho menos después de lo de ayer entonces ¿Cómo iban a llevar un matrimonio en cual por lo menos podrían llevarse bien?

Miro de reojo al joven moreno que se limitaba a comer, ¿Cómo podía estar tan tranquilo? Él estaba tan aterrado con la sola idea de llamarse Emperador y de gobernar a lo grande tenía muchas dudas, ¿Cómo era que el moreno que se sentaba alado de él no pudiera tener nada de nervios es su ser?

- Bien, entonces Hayate -kun -el mencionado lo miro esperando a que el anciano prosiguiera, esta situación era muy extraña - ¿El tratado y alianza siguen en pie, cierto?

- Por supuesto, mi hijo esta totalmente seguro del matrimonio -el moreno frunció el ceño pues a pesar de que estaba seguro que con este matrimonio muchas de las cosas malas que han pasado a lo largo de los años darían fin, él no lo quería. Al menos quería poder llevarse bien con su marido; esa sería su nueva misión: llevarse bien con el hombre que le acompañaría hasta morir. Sabía que el amor jamás existiría pero si podía haber respeto incluso una amistad. No podían odiarse, no tenían ese lujo.

- Estoy listo -la voz del hombre a su lado sonó por lo que curioso lo volteo a ver - No puedo no estarlo, esta alianza es lo único que podrá salvarnos de una nueva guerra, de que gente inocente muera solo por el ansiado poder y si eso conlleva casarme con el heredero de la dinastía sur lo haré.

Gon sonrió satisfecho, este es el hombre del que había oído hablar, aquel que jamás dijo no a algo que ayudara a su gente puede que hayan iniciado con la pierna izquierda pero esperaba que se llevarán bien. Además su manera de pensar le gustaba "personas inocentes morirían" él no podía permitir eso.

- Exacto -hablo el moreno recibiendo miradas de repulsión, bueno se esperaba aquella reacción pero, por nada del mundo bajaría la cabeza - Solo quiero aclarar algo -mostro una gentil sonrisa que hizo tener a su padre un déjà vu - No bajare la cabeza, estaré al tanto de todo lo que pase en el país, de lo que harán con mi gente. No crean que podrán doblegarme soy consciente de mi posición y es por eso que no dejare que me humillen de la misma forma que intentaron hacerlo ayer; ni yo ni Sayuri somos sumisos, ¿Entendido?

Los ancianos miraban con sorpresa a aquel joven que los veía con una sonrisa que en vez de dar calma daba todo lo contrario. Taiki sonrió con diversión, el matrimonio de su nieto será muy divertido. Killua miraba a su prometido con sorpresa incluso admiración. Retz tenía razón debía disculparse. Él era un hombre valores, su madre siempre le había inculcado el respeto y el que perder el orgullo a veces estaba bien sobre todo por motivos que valían la pena. Así que se levanto Gon miraba atento todas las acciones que hacía. Kumiko quien ya estaba en el comedor para servir los demás platillos veía con atención lo que ese idiota quería hacer.

Y sin pronostico alguno, Killua hizo una perfecta reverencia sorprendiendo no solo a Gon sino también a sus viejos concejales, incluso a Hayate lo tomo desprevenido. Gon no sabía que hacer esta totalmente pasmado.

- ¡Me disculpo!, Por haberlo ofendido no solo a usted sino a su gente, sabemos la posición en la que estuviéramos si ustedes no aceptaban esta alianza y aún así fuimos groseros. Le ruego que me perdone a mi su futuro esposo y a mis viejos concejales que se convertirán en los suyos, fui arrogante e irrespetuoso una falta así no debe ser concebida ni por mi ni por nadie. No a la que ahora será la emperatriz de este país. Ruego por un castigo -las palabras del joven no tenían falsedad, en verdad se estaba disculpando. Ni siquiera parecía el hombre que había conocido ayer.

- Deja de hacer eso -el moreno dijo con voz suave, ¿Un castigo? Jamás había castigado a alguien, con esa disculpa estaba más que perdonado. Lo único que quería era que lo respetarán, entonces una idea surco su mente, una que sería muy divertida y que le encantaría hacer. El albino se levanto y miro a sus concejales quienes también hicieron una reverencia a Gon.

- Estaré totalmente de acuerdo con lo que ponga -el albino lo miro con seriedad.

- Entonces, quiero que por un día seas mi guardia personal y me llevas a las afueras del pueblo además de que dejaras que te haga una pintura -el moreno lucía emocionado cosa que confundió al albino e hizo reír al anciano. Este chico era muy interesante - Y, para tus viejos concejales... Solo quiero que me respeten, solo pido eso. ¿Entonces aceptas tu castigo Killua?

El albino asintió. Pronto y después de que Hayate le diera un sermón al moreno de que se cuidara partieron a las afueras del pueblo.

- ¿En serio este es el castigo? -preguntó el albino al moreno quien cabalgaba su caballo.

- Jamás salgo del palacio, pocas veces son las que estoy aquí -el lugar estaba lleno de arboles, un pequeño arroyo adornaba el lugar y pequeños lirios que adornaban el agua - Mi... madre muchas veces me trajo aquí, se que tendré que partir pronto y simplemente quiero pasar más tiempo aquí y que mejor que pasarlo con el tonto de mi prometido.

- No entiendo

El moreno rio divertido

- Hablo de que debemos conocernos, no podemos caernos mal pero tampoco podemos ser desconocidos estaremos casados Killua, debemos confiar el uno del otro porque estoy seguro que muchos no quieren esta alianza y esperaran el momento indicado para atacarnos -el ojiazul miraba con atención al moreno, su cabello largo bailaba al compás del viento, Gon miraba al frente sosteniendo las riendas de su caballo - Si nuestro matrimonio es débil nuestro reinado también lo será.

- Entiendo, por eso querías salir del palacio, ¿Cierto? -el albino miro como el semblante del joven se volvía serio.

- Es verdad, hay alguien en ese palacio que no esta de acuerdo con esta alianza -el moreno recordó aquella noche antes de que el heredero llegara - ¿Puedo confiar en ti Killua?

- ¿Y yo puedo hacerlo en ti?

Gon miro al albino con una leve sonrisa, ambos sabían que tenían muchas personas en contra, por algo solamente habían ido unos pocos viejos concejales, por eso había mas guardias, más vigilancia, porque todos esos enemigos esperaban el momento indicado para llegar al trono, para llegar al poder y obviamente Killua y él eran un obstáculo. Killua sabía porque incluso habían traído a Retz, ella corría peligro en la dinastía norte, todo era una mentira. Su padre sabía que ahora en los únicos en los que podían confiar era en Gon y Hayate -sama

"Recuerda hijo, esta es la única alternativa. Debes confiar en ellos, en mi."

- No tienes otra opción.

Holaaaaa ❤️

¿Les gustó?

Si pude publicarlooo, espero que les haya gustado a mi me gustó cómo quedó :3

Nos leemos la siguiente actualización ❤️

Bye bye.

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