Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

01

El aroma de las hierbas medicinales flotaba en el pequeño hogar de Liu Yi. Sus manos, encallecidas por el trabajo en el campo pero ágiles por años de práctica en las artes marciales, trabajaban mecánicamente mientras preparaba la cena. El sonido distante de los tambores de guerra había sido su única compañía durante días, un recordatorio constante de que el conflicto se acercaba a su pequeño rincón del mundo.

'Padre', susurró para sí misma, sus ojos desviándose hacia el pergamino gastado en la pared, donde caracteres elegantes formaban un poema sobre el honor - el último regalo de su padre antes del accidente. El noble que había renunciado a todo por amor le había enseñado más que solo letras y movimientos de combate; le había mostrado que la verdadera nobleza residía en el corazón.

A lo lejos, el estruendo de la guerra resonaba más cerca que nunca. Exhaló un suspiro de hastío; hacía días que no dormía bien por el ruido de los soldados. Como miembro del Reino de Qi, el último Estado que aún resistía las conquistas de Qin, estaba obligada a ayudar a los soldados, una tarea que detestaba profundamente. Había tenido que abandonar su entrenamiento con la lanza, pues la presencia ocasional de soldados heridos que buscaban tratamiento hacía peligroso exhibir sus habilidades marciales, poco comunes en una mujer.

'Ah... madre... padre... ¿Qué harían en esta situación?'

Contempló el cielo a través de la ventana. Su madre, una habilidosa médica, había fallecido hacía dos años debido a una enfermedad. Su padre, el segundo hijo de un noble del Estado de Qin, había muerto en un accidente. De su historia solo conocía lo que le habían contado: un amor prohibido, un matrimonio arreglado que amenazaba con separarlos y una fuga desesperada. Para dos jóvenes acostumbrados a los lujos y servidumbre, la vida había sido difícil al principio, pero según su madre, cada momento había sido maravilloso en su simplicidad, especialmente tras el nacimiento de Liu Yi.

Suspiró nuevamente, anhelando el retorno a su rutina habitual. Sabía que su madre, con su característica amabilidad e ingenuidad, habría ayudado a cualquiera que lo necesitara. Ella no sería tan confiada, pero honraría la memoria de su madre y sus enseñanzas en medicina, así como preservaría las lecciones de artes marciales y escritura que su padre le había legado.

Un sonido estruendoso resonó en su patio trasero, y Liu Yi se tensó visiblemente. Con cuidado agarró un farol de mano y su cuchillo de cocina; su lanza estaba escondida demasiado profundo para que los soldados no sospecharan de ella, así que no tenía nada más con lo que defenderse. Se movió con pasos silenciosos, debía darle el mérito a su padre, la había entrenado muy bien.

La luna estaba en lo más alto esa noche, una hermosa luna llena que quizás iluminaba más que el farol que traía en mano. Debajo de su árbol de durazno que estaba en su patio trasero -árbol que había plantado y cuidado junto con su madre- había un cuerpo desplomado. Por su complexión debía ser un hombre, sin duda alguna; era fornido y, aunque estaba tirado en el suelo, sus piernas eran lo suficientemente largas como para que Liu Yi supiera que era alto. Estaba por completo cubierto por una armadura, y ella sabía a la perfección por los delicados adornos que valía más que todo un año de su trabajo en el campo. Se percató de que la respiración del hombre era errática; aun así, parecía como si solo estuviera tomando una siesta y de paso estuviera regando su árbol con la enorme herida de su costado.

Liu Yi resopló, reconociendo al instante que era una armadura que sin duda pertenecía a alguien importante y, para rematar, era muy del estilo del Reino de Qin. ¿Qué debía hacer? ¿Debía ayudar al enemigo? ¿Y si la descubrían? Sin duda sería tachada de traidora y su cabeza volaría.

-¡Ah, hola! -la voz cantarina del hombre llamó su atención, aunque el dolor era evidente-. Qué noche tan agradable para un encuentro fortuito. Me gustaría saludarla como es debido, pero... ¡como puede ver, mi condición no es la mejor!

El hombre dio una risotada y desconcertó a la mujer. ¿Cómo podía reír en tal situación?

'Toda vida es valiosa, un médico no hace excepción a la hora de tratar a alguien, ya sea por sexo, edad, estatus o región. El deber de un médico es preservar vidas.'

Las palabras de su madre resonaban en su cabeza. Claro, su madre era muy... ingenua, pero muy amable y bondadosa.

-Estás... sangrando en mi árbol de durazno -dijo finalmente, aún desorientada por el aparente buen humor del hombre a pesar de la situación.

-¡Ah, es un árbol de durazno! Con razón es tan cómodo -rió él, pero rápidamente su risa se convirtió en una mueca de dolor. Parecía que pretendía bromear-. De donde vengo hay un montón de estos. En mi residencia tengo muchos, ¡pero ninguno es tan hospitalario como el tuyo!

Liu Yi estaba aún más desorientada; el hombre parecía hablar sin parar de cosas tontas.

-¿Estás delirando por la pérdida de sangre? -dijo de forma cansada. Si de por sí su rutina estaba hecha un caos últimamente por la tonta guerra, ahora parecía que tenía un dilema entre manos. Le empezaba a doler la cabeza, aun así se acercó a él con pasos rápidos, temiendo que realmente el hombre estuviera delirando. Su lado de sanadora a veces podía más que su sentido común.

Él levantó un dedo, como si estuviera callando a la mujer para poder hablar.

-Para nada, estoy más que cuerdo en este momento.

A pesar de que su cara estaba cubierta por un casco y sus ojos estaban tapados, lo que hacía que ella no viera sus rasgos, podía ver perfectamente su sonrisa jocosa y juguetona.

Liu Yi miró al cielo preguntándose por segunda vez qué debía hacer con esta situación. La respuesta llegó con un par de gotas de agua que le cayeron en la cara. Si el hombre se quedaba afuera con esa tremenda herida y con la humedad de la lluvia, eso lo llevaría a una infección y posteriormente, posiblemente, a la muerte.

-Métete -murmuró ella cansada.

-¿Disculpa? No te oí -dijo el hombre un poco confundido pero sin borrar su sonrisa confiada.

-¡Que metas tu culo en la casa si no quieres morir!

El hombre abrió los labios con asombro; esa mujer hablaba de una forma tosca y orgullosa, lo había sorprendido, hacía mucho tiempo que nadie le hablaba de esa forma.

-¡Pero qué directa! ¿No piensas invitarme a tomar el té primero? -bromeó mientras trataba de ponerse de pie, mas las fuerzas le fallaron y Liu Yi lo tuvo que sujetar. Fue un acto reflejo, pero lo hecho, hecho estaba...

-Camina... -ordenó ella y lo ayudó a entrar a la casa.

-¿Sabes? La mayoría de la gente se deshace en reverencias ante mí. ¡Es bastante refrescante encontrar a alguien que simplemente me ordena entrar! -dijo él con deleite, mientras aún mantenía esa sonrisa jocosa.

-Lo más seguro es que la mayoría de gente no te encuentra desangrándote en su patio -dijo ella con obviedad y un poco seca, rodando los ojos. Este hombre... actuaba como un niño mimado en muchos sentidos...

-¡Touché! Aunque técnicamente, era tu árbol de durazno, no tu patio -corrigió él alegremente, dejándose caer en la estera que ella le indicó-. ¡Oh, qué acogedor! Aunque mis aposentos son más grandes que toda tu casa... ¡pero tu casa tiene más carácter!

-¿Oye, tienes algún problema con mi casa, desgraciado?

Ella lo miró con enojo y el hombre podría jurar que estaba viendo un demonio en ese momento. Liu Yi amaba su vida sí, pero tampoco es que amara ser tan pobre.

-Me disculpo -dijo algo nervioso, su sonrisa flaqueando un poco. Sin duda esa mujer no era alguien común... la única mujer que había visto ser tan valiente y fuerte había sido...

-Necesito quitarte la armadura -la voz de la mujer interrumpió sus pensamientos.

-¡Por supuesto, por supuesto! -dijo, pero tras eso no se movió y se quedó en silencio por unos segundos-. Pero la máscara se queda -su tono se volvió ligeramente más serio, aunque mantuvo su aire juguetón-. Es una cuestión de vida o muerte, me temo. Principalmente para ti...

-¿Me estás amenazando mientras salvo tu vida? -Liu Yi alzó una ceja.

-¡No, no! Simplemente establezco un par de reglas -respondió él, volviendo a su tono alegre-. ¡Piénsalo como un juego! Tú me curas, yo mantengo mi identidad en secreto, ¡y todos nos divertimos!

-No le encuentro el sentido a eso... ¿seguro que no sólo eres un loquito de por ahí? -rió ella, comenzando a desatar la armadura. La sonrisa del hombre se ensanchó.

-¡Excéntrico! -corrigió él alegremente-. Es lo que dice todo el mundo en la cor... en el lugar de donde vengo -soltó una risita que se convirtió en un quejido de dolor.

-Quédate quieto -ordenó ella, aunque una pequeña sonrisa se asomaba a sus labios. Había algo extrañamente encantador en su paciente, a pesar de -o tal vez debido a- su comportamiento absurdo.

-¡Como ordenes! -exclamó él con exagerada solemnidad-. Aunque, técnicamente, yo soy quien da las órdenes normalmente. ¡Esto es muy emocionante! ¡Como un cambio de roles!

-Vaya, pareces disfrutar bastante que te den órdenes -bromeó ella mientras seguía trabajando con los broches de la armadura-. ¿Quién diría que el señor 'mis-aposentos-son-más-grandes' tiene gustos tan peculiares?

El hombre se atragantó con su propia risa, tosiendo dramáticamente.

-¡Mi reputación! ¡Mi dignidad! -exclamó llevándose una mano al pecho con teatralidad-. ¡Una plebeya me ha descubierto! Aunque debo corregirte: no son gustos peculiares, son... preferencias refinadas.

-¿Refinadas? -Liu Yi soltó una carcajada mientras retiraba una pieza de la armadura, se había referido a ella como plebeya-. ¿Así le llaman ahora los nobles?

-Por supuesto, todo suena más elegante si le pones un nombre refinado -respondió él, recuperando su tono juguetón, por lo menos no negaba que era un noble-. Por ejemplo, no estoy desangrándome, estoy 'liberando exceso de fluidos vitales con estilo'.

-Si sigues haciendo el payaso, voy a 'refinar' mi bota contra tu cabeza -amenazó ella, aunque no pudo evitar que una sonrisa se le escapara.

-¡Qué violenta! -rio él-. Me gusta tu estilo.

Ella solo asintió con la cabeza para concentrarse en terminar de desarmar la armadura. Cuando finalmente la aflojó, le indicó al hombre que subiera los brazos; le costó un poco, pero finalmente lo logró y sin más empezó a tratarlo.

-Esto te va a doler un poco... -dijo preocupada, mientras mojaba un trapo limpio con desinfectante y miraba al hombre. Ya había tratado a varios soldados antes, y por muy fieros que fueran en el campo de batalla, cuando tocaba usar el poderoso desinfectante de heridas hasta el más fiero chillaba como un cerdo.

-Descuida, puedo soportar algo como mi propio dolor -sonrió él de forma jocosa.

Mientras trabajaba en sus heridas, Liu Yi se encontró preguntándose qué tipo de hombre era este que podía mantener tal espíritu juguetón incluso estando herido. Y por qué, a pesar de su evidente excentricidad, había algo magnético en su presencia.

Lo que no sabía era que acababa de conocer al hombre más poderoso de China, quien, por primera vez en mucho tiempo, se sentía simplemente como un hombre normal. Bueno, tan normal como él podía ser.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro