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Multimedia: Bird Set Free by Sia.
Escenario: Después del partido donde las Strikas salieron victoriosas, Rhaenyra tendría que cumplir su palabra en ir a la casa de sus padres para que ambos le felicitaran por su cumpleaños.
Personajes: Rhaenyra Luck, Iron Valkyrie, Familia de Rhaenyra Luck.
°Hoy presentamos: Exención.°
×ACLARACIÓN: La letra cursiva significa que hablan en inglés mientras que la letra normal significa que hablan en japonés. Este capítulo estará mayormente en japonés.×
⚠️ADVERTENCIA: Este capítulo hablará sobre casos de la vida real.⚠️
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El mundo estaba de fiesta.
Los testigos de la gran victoria de las mujeres de rojo estaban felices, mientras que los seguidores de Invencibles no tanto por lo acontecido. Pero eso es su problema.
Como ya se había comentado, el partido fue transmitido por todo el mundo y lo mismo será cuando llegue la Final de la copa y cuando eso suceda no habrá ser humano amante del deporte que no vea quién ganará esta temporada.
Como ahora que con solo ver la Semifinal los aficionados estaban dando la vuelta al mundo en redes sociales por el desarrollo de cada equipo.
Pero el tema principal es el último gol que la portera de las Strikas dio a últimos segundos de acabar. Incluso había gente que repetía el momento exacto y otros volvían a ver el partido entero, como cierto futbolista de piel morena y de ojos magenta que no dejaba de ver su celular mientras veía los comentarios en Twitter (X), imágenes GIF, fanarts y mucho más. Definitivamente se había enganchado con ese equipo.
-Deja eso de una vez y ve a la cancha, pequeño Demonio. -le dijo una voz masculina acercándose hacia el apodado haciendo que desviara sus ojos hacia aquella persona.
-Dame 5 minutos más pestañitas mayor, necesito descargar algunas fotos para mi álbum. -le responde a este que solo frunció el ceño por lo que acababa de decir.
-¿De qué carajo de estás hablando? ¿Álbum de qué?
-Ya lo sabrás, pestañitas mayor. -dijo mientras se dedicaba a buscar ciertas imágenes que le llamaban la atención para proceder a descargarlas en su celular y posteriormente agregarlas a su nuevo álbum titulado: ♥Mis Futuras Suggar Mommys♥.
El joven ya sin querer saber más se retiró de ahí para volver a la práctica, lo único que quería era irse del establecimiento pero lo usaba como una buena excusa para no contestar las llamadas que le llegaban a su buzón. Era algo hartante cuando insistían a que fuera a cierto lugar del que ahora no tiene intención de ir. Al menos no por ahora.
[Mientras en el albergue de las Strikas.]
-¿Segura que no necesitas que alguien te acompañe? -le vuelve a preguntar por enésima vez Ashley que ve a la chica subirse a la motocicleta de su amiga albina.
-Estoy muy segura capitana, tengo que resolver esto antes de que se salga de control. Por eso necesito ir y enfrentar mis miedos y ya no tener pendientes en esta vida para poder avanzar y ser mejor. Eso lo aprendí de usted capitana. -le dijo a la mayor con una sonrisa en la cara a lo que Ashley le devolvió el gesto sintiéndose orgullosa de ella.
-En ese caso... -le puso su mano en su cabeza palmeándola suavemente. -Te deseo suerte, hermana Rhae.
Dicho eso la rubia se acomodó el casco que le otorgó Valkyrie para poner sus brazos alrededor de su torso para evitar que se caiga en el trayecto. Una vez que Valkyrie supo que ella estaba lista arrancó para ir a su destino.
La antigua casa de Rhaenyra.
Sería un viaje largo.
[Una hora y media después.]
O hubiera sido más largo de no ser que su amiga peliblanca maneja como loca. A ella le encanta la velocidad mientras que la que se encontraba atrás de ella abrazando fuertemente su torso solo cerraba los ojos cuando daba las curvas.
La motocicleta fue bajando la velocidad a una cuadra antes de la casa de la chica (A petición de ella) para después proceder a bajar del vehículo y poder arreglarse tanto la ropa como el cabello para no levantar sospechas.
-Bien, todo listo. -dijo estando debidamente presentable para la ocasión. La rubia, quien ahora usaba una peluca de su color de cabello natural y de un estilo corto hasta por debajo de los hombros, junto a una blusa blanca con mangas largas y de cuello de tortuga a causa de la baja temperatura del clima presente junto a una larga falda de color azul marino acompañado de unos botines negros con leve tacón alto y una bolsa de mano a juego con el conjunto. -Le llamaré a mi padre para que venga y terminar con esto de una vez. -dice para sacar su celular y proceder a hacer la llamada.
-Aún estás a tiempo. -le dice su acompañante que ha estado callada desde que salieron del albergue.
-Lo sé, pero... Esta es una decisión que debo de tomar ahora que puedo. -le responde. La llamada toma curso. -Hola ¿papá? Ya estoy a una cuadra de la casa, necesito que vengas para que mamá no sepa que vine en moto, le dará un infarto. -le dice al adulto a lo que él acepta para salir de la casa. Colgando en el proceso. -Bien, ahora solo queda esperarlo.
-Y cuando la tengas enfrente ¿Qué harás? ¿Le dirás como si nada que renunciaste a seguir sus sueños y ahora sigues los tuyos? No creo que acepte así como así. -dijo Valkyrie mientras apoyaba sus antebrazos al frente de su moto, dejando su peso en ellos y al mismo tiempo mirando a la chica. La peliblanca estaba usando sus lentes de sol.
-Tendrá que hacerlo, opciones no tiene muchas.
-Y tu tampoco.
-¡No me lo recuerdes!
-Es mi trabajo hacerlo.
-Pues tu trabajo apuesta.
-Al igual que este intento de plan pacifista. Dile lo que sientes y listo. Si acepta que bien, sino, que se vaya al demonio. Algo que debió de haber hecho hace mucho tiempo. -dijo seriamente frunciendo el ceño que no se veía por los lentes grandes de sol.
-Kyrie, es mi madre. -dijo suspirando en señal de que no podría ganar la discusión.
-Una muy mala por cierto.
-No somos quienes para juzgar, Kyrie. -le responde su amiga que ya veía de lejos a su padre. Esta levantó su mano para que la viera.
-Tu no pero yo si, según mi tipo de personalidad. -dijo teniendo la última palabra para después dirigir su mirada hacia el adulto que recién llegó a ellas. - Buenas señor ¿Cómo le va? -le saluda la joven al padre de la chica.
-Hola niñas, y estoy bien gracias por preguntar. -le responde con una leve sonrisa a la peliblanca. -Ahora si te ves diferente a cuando te vi en los vestidores hija. -le dice ahora a su hija quien solo sonrió ante ello y luego lo abrazó.
-Hola papá. -lo suelta y toman camino hacia su casa. -No te preocupes por mi, papá y yo nos encargaremos, ¿Si? Puedes irte sin pendiente alguno. -se voltea para verla y sonreírle a su amiga.
-Cualquier cosa llámame o usted señor, también tiene mi número. -le dice en tono levemente preocupado tanto a padre como a hija.
-Agradezco mucho que te preocupes por mi hija muchacha, no sabes lo aliviado que me pone eso. Y no tienes de que preocuparte, como dijo ella, nos ocuparemos de esto. -le dice el hombre para después caminar junto a Rhae directo al lugar donde su esposa los espera con ansias.
Valkyrie al verlos desaparecer de su vista encendió su motocicleta para irse de ahí, aún con un sabor amargo en la boca por no haber logrado persuadir a la rubia y de ahorrarse una plática innecesaria con aquella mujer.
Mientras que con la rubia, que ahora no es rubia gracias a la peluca, respiraba hondo para calmarse antes de cruzar aquella puerta. Llegaron a la casa, seguía igual a como la vio la última vez, su padre insertó la llave para poder abrir y cruzar la puerta recibiéndolos con un aroma agradable. Supuso que la mujer mayor estaba en la cocina preparando la comida para esta tarde.
El señor avisó que ya habían llegado mientras que la chica se quitaba sus botines para entrar a la sala y dejaba su bolsa en el sofá. Escuchó pasos apresurados pero suaves hasta que se detuvieron en seco, la chica se volteó despacio para luego sus ojos posarse en aquella figura haciendo que la contraria sonriera de alegría por ver a su hija ser ahora una señorita.
La señora fue directo hacia ella para poder abrazarla fuertemente, Rhaenyra algo sorprendida decide devolverle el abrazo pero sin apretarla demasiado. La tomó desprevenida, en todos los sentidos.
-¡Hija, no sabes lo mucho que te extrañé en todos estos años! Mírate, ya eres toda una mujer hecha y derecha. ¡Y muchas felicidades por tu cumpleaños, mi amor! -le dijo la señora una vez la vaya soltado un poco de aquel abrazo pero aún la tenía cerca suyo.
Es cierto que si había pasado mucho tiempo desde que se vieron por última vez.
Seis años para ser exactas.
-Yo igual te extrañé madre. Y gracias por tus felicitaciones. Espero que te hayas mantenido bien de salud. -le dice a su madre mientras le miraba enternecida.
-Eso debería de decírtelo yo, tu eres la que se tiene que cuidar para poder seguir haciendo gimnasia, mi niña. -le dice con una gran sonrisa a la joven.
Uy si... Gimnasia.
-Tienes toda la razón madre. -le dice con una pequeña mueca de nerviosismo. -Y dime, ¿Qué estabas haciendo en la cocina? -le cambia el tema para que no le pregunte.
-¡Oh es cierto! Preparé algo especial por el día de hoy. -se va a la cocina para traer un bol de ensalada y pollo hervido. -Este es una parte de lo que hice hija, debes de mantenerte sana y fuerte para tus próximos eventos. -le dice tiernamente a su hija a lo que ella solo tragó en seco.
No tenía buenos momentos con el pollo hervido, el entrenador le hizo comer eso a todo el equipo durante 1 semana por motivo de partidos consecutivos.
La señora regresó a la cocina y la chica aprovechó eso para ir directo con su padre quien llegó a la sala con una caja en manos.
-No sé si podré hacerlo. -le susurra al mayor quien solo la ve como la pobre entra en pánico. -¡Hizo pollo hervido! -le grita en susurro.
-¿Qué tiene de malo...? Olvídalo ya lo recordé. -le dijo a su hija llevándose una mano a su frente. Su esposa le hacía eso desde que tiene memoria y nunca le agradó, ni a sus otros hijos les hacía eso.
-¿Qué tienes ahí? -le dice ahora observando la caja en manos del adulto.
-Es tu regalo de cumpleaños. -le dice entregándoselo con una sonrisa en el rostro. -Lo del pastel no cuenta. -le dijo eso en un susurro para que la señora no pudiera escuchar aquello. Se supone que no puede comer eso.
La joven sonrió con alegría por el presente.
-Gracias papá, tu siempre has sabido como ponerme de buenas. -le abrazó con amor.
-¡La comida está lista! ¡Vengan a comer! -les avisa la mujer desde la cocina para después trasladarse al comedor con algunos platos en mano.
Ambas figuras fueron a ayudarla con las demás cosas que le faltaban. Ya estando todos listos los 3 se sentaron en su respectiva silla, solamente dejando 2 sillas libres. Rhaenyra al ver eso se le hizo extraño.
-Creí que mi hermano también vendría aquí, pero parece que no será así. -se dirige a sus padres quienes solo suspiraron ante lo que dijo la fémina.
-Así iba a ser pero solamente leyó los mensajes ignorando mi petición y cuando traté de contactarlo me manda directo a su buzón. -le responde su madre desanimada mientras suelta un suspiro de decepción al ver que uno de sus hijos no se dignaba a aparecer.
-Ya veo. Siempre ha sido así desde que éramos niños. -le menciona mientras se ríe un poco nerviosa y recuerda los momentos en que el joven siempre se ha comportado de esa manera.
La plática fue algo amena para suerte de Rhaenyra ya que solamente se enfocaban en preguntar el como ha estado la joven en estos años, que si no se ha enfermado, si ha tenido un entrenamiento adecuado, si ha tenido una coreografía nueva para su rutina. Cosas que por fortuna ya había previsto y se preparó con respuestas convincentes, junto al apoyo de su padre quien le seguía la corriente.
Ya terminando de comer entre madre e hija limpiaban los platos mientras continuaban con su conversación.
-Y dime hija, ¿Cuántas medallas has obtenido hasta ahora? ¿Ya has pensado en como ir a las Olimpiadas? -le pregunta la señora mientras secaba los platos que le pasaba Rhaenyra con un trapo.
La joven ya estaba algo harta con tanta interrogativa con respecto al tema. ¿Cuándo va a terminar? Eso era lo que se le pasaba por la cabeza mientras enjabonaba los trastes.
-He ganado algunos torneos madre y todas en medalla de oro, así que no me ha ido tan mal. -le responde sin querer entrar a detalles.
-¡Me alegra tanto escuchar eso, querida hija! Muy pronto podrás clasificar para llegar a un lugar mucho más lejos. Estoy tan orgullosa de ti. Serás una gran estrella en nombre de tu linda madre. -le dice con tanta alegría.
"Estoy tan orgullosa de ti."
"Serás una gran estrella en nombre de tu linda madre."
Resonaban en su mente aquellas frases, apretó el plato en sus manos para evitar soltar la frustración que poco a poco le consumía.
-Mamá, nunca me contaste porqué no fuiste a las Olimpiadas. Vi tus fotos y tenías todo para llegar a ello, ¿Qué fue lo que pasó? -soltó para poder comprender aquel absurdo deseo del que no compartía nada.
La mujer cuando escuchó eso se detuvo abruptamente en secar el plato en mano para proceder a suspirar. Sabía que este día llegaría así que dejó el traste en su lugar para después dirigirse a su hija quien la miraba preocupada.
-Verás linda, es cierto que si estaba entre las candidatas a representar el país en las Olimpiadas pero me sucedió algo desafortunado... Tu bisabuelo, quien era mi abuelo, tuvo problemas del corazón, mi padre quien era el único que lo cuidaba estuvo a su lado hasta que falleció pero entre tanto gasto y tiempo invertido en el hospital no le fue suficiente a él para poder apoyarme en lo necesario. Claro que intenté trabajar por mi cuenta pero mi madre no me lo permitía, decía que ese rol no era apto para mi y querían que yo fuera a ese gran evento que solo pasa una vez en la vida si o si. Un día cuando iba de salida del entrenamiento, al momento de cruzar la calle un auto que no respetó la luz roja se impactó en mi dejándome en el hospital con varios huesos rotos, incluyendo una fractura en la pierna. -dijo bajando la mirada un poco mientras aquellos recuerdos llegaban a su mente.- Los doctores me dijeron que era preferible que no volviera a practicar esa disciplina por riesgo a quedar sin movilidad en esa misma pierna, así que me resigné a cumplir mis sueños.- cerró los ojos ante lo que acababa de decir. Le dolía mucho recordar aquella época de su vida. - Tiempo después conocí a tu padre y nos enamoramos. El día en que nos enteramos que estaba embarazada yo rezaba ante Dios que me diera una hermosa niña sana y fuerte. Cuando fuimos a consulta y la ginecóloga nos dijo que iba a tenerte no sabes lo feliz que estaba porque la vida me dio una segunda oportunidad, por fin podría cumplir con mis objetivos con alguien que fuera sangre de mi sangre y carne de mi carne.- la mira para poder tomarle los hombros fuertemente mientras la sacudía un poco.- Por eso debes de enfocarte muy bien hija mía, que el mundo sepa que aquella gimnasta prometedora nunca se fue, sino que ahora está en otro cuerpo. -lo que decía no tenía sentido alguno. Rhaenyra la miraba algo sorprendida por no decir asustada por la absurda obsesión de su madre en querer ser reconocida.- Mi linda nena, ¿Harás feliz a tu madre cumpliendo su sueño? ¿Pondrás en alto el nombre de la persona que te trajo a este mundo? -le pregunta mientras le acaricia su rostros delicadamente y la observa con aquellos ojos oscuros que se encontraban nublados por sus recuerdos.
Al escucharla decir toda su historia, ya estaba más que segura sobre su decisión. Sentía pena por su madre que pasó por tanto, pero esta era su historia, no la de ella.
Y si tenía que enfrentarse a su progenitora para poder ser ella misma, lo hará sin nada por lo que tema a perder. Se quita sus manos de su rostro para alejarse lentamente de ella, no iba a sucumbir por la locura de su enferma madre.
-Yo no nací para cumplir tus sueños frustrados, madre. -le dijo seriamente encarando finalmente después de tantos años de silencio.
La mujer solo quedó en shock ante lo que escuchó de su primogénita.
-¿Qué? ¿De qué estás hablando hija mía? ¡Claro que lo harás! ¡Eres mi hija! ¡Mi sucesora! ¡La carne de mi carne y sangre de mi sangre! -le decía mientras se tambalea cuando se empieza a acercar a ella con las manos extendidas.
Rhaenyra da un paso hacia atrás con cada paso que su madre daba para avanzar. No quería estar cerca de ella, no en ese estado. El señor llegó de inmediato cuando escuchó los gritos de su esposa. Ahora sabía que ya no había vuelta atrás.
-Querida, ¿Porqué no tomas asiento? La niña tiene que hablar contigo de algo muy importante. -le intenta tomar de los brazos pero la mujer se separa bruscamente ante el contacto de su marido.
-¡NO! ¿¡Porqué dices esas cosas hija?! Tú... Naciste para brillar en escenarios grandes y con reflectores encima de ti. ¿¡Por qué no lo entiendes?! -al borde de la histeria la señora hacia puños sus manos por las palabras tontas de su hija.
-La que no entiende aquí eres tu. -esta vez le respondió su esposo que la veía con el ceño fruncido. Ella estaba mal, muy mal. Y se culpaba por no haberse dado cuenta a tiempo sobre la salud mental de su mujer. -Nuestra hija no era feliz ejerciendo esa disciplina desde que era niña y la obligaste a aceptar solo porque no tenía consciencia para poder elegir por si misma. Dando por hecho que ella le gustaba la gimnasia pero solo querías sembrar tu semilla para que no te cuestionara más adelante, pero mira como terminó... Tu hija al final se dio cuenta de tus intenciones ocultas y ahora la tienes frente tuya renegando a esa cosa que le llamas enseñanza prematura.
La mujer no escuchaba ni veía nada, se negaba a aceptarlo. Todos esos años que dedicó en ella para que ahora se echara para atrás.
No.
No. No. No. No. No. Y mil veces no.
No lo permitiría.
No dejaría que su hija tome decisiones que no le corresponden. Tomó medidas desesperadas.
Y con desesperadas se refería a ir hacia ella corriendo para no dejarla ir, pero su esposo se interpuso para que no tocara ni un solo cabello de ella.
-¿¡Me estás jodiendo, verdad?! ¿¡Cómo puedes tirar por la borda tu gran talento?! ¡No seas tonta! -le decía furiosa la mujer mientras era retenida por su esposo.
-¿¡Mi talento?! ¿¡O el tuyo que crees que se trasladó a mi cuerpo cuando nací?! ¿No ves que lo que dices es totalmente absurdo? ¡Necesitas ayuda madre! ¡Y profesional! -le exclamó la joven al ver a su madre en ese estado. La pobre se refugió tanto en sus recuerdos que ya no sabe lo que es el presente y que es el pasado.
-¡Respétame maldita desagradecida! ¡Una hija como tú no debería de decirle eso a madre que ha hecho mucho para que tengas un buen futuro! -la mujer ya no tenía control de su mente, su esposo ya se preocupó en gran escala.
Rhaenyra sin ya poder tolerar más lo que escuchaba, se quitó la peluca que era de su antiguo color de cabello dejando ver así su larga cabellera rubia tomando por sorpresa a su madre nuevamente.
Su madre le prohibió muchas cosas y una de ellas era teñirse el cabello.
-Pero... ¿A quién se supone que veo, eh? ¡Lo que veo en estos momentos es a una niña desobediente que no sabe lo mucho que sacrifiqué para darle una buena vida! -le dice su madre viendo lo que estaba frente a ella.
-Soy Rhaenyra... Rhaenyra Luck. Y ahora soy dueña de mi vida, una vida que ya no podrás manipular a tu antojo madre. -le dijo segura de si misma.
-¿Crees que es así de fácil? Soy tu madre, ¡Te di la vida! -le recrimina la señora.
-Vida que arruinaste en el pasado... Pero ya no más. Ahora tengo 18 años madre, soy legal y ya no podrás tener acceso a ella. ¡Ni hoy, ni nunca! -la encara para finalmente irse fuera de la vista de su madre.
-¡Vuelve aquí jovencita! ¡Todavía no hemos terminado! -la sigue zafándose del agarre de su marido hecha furia.
-Pues yo si terminé contigo y en definitiva. -va a su antigua habitación para llevarse lo que se podía empacar como fotos, álbumes y otro accesorio bonito. La ropa que se encontraba ahí no, porque ya no le quedaba. Afortunadamente no había muchas cosas y lo poco que recolectó las puso en una bolsa negra.
Su madre solo veía lo que hacía la joven, intentó quitarle la bolsa pero esta no se lo permitió fácilmente. Una vez ya teniendo todo en mano bajó rápidamente hacia la sala donde se encontraba su bolsa y su regalo que le dio su padre. Quería irse ya, no soportaba ni un segundo más estar en ese lugar que se hacía llamar casa. Vaya falsedad.
Cuando iba directo a la salida donde se encontraban sus botines su madre se le cruza nuevamente y atrás de ella su padre.
-No te permitiré que eches a perder tu vida solo porque dices que ya no quieres practicar la gimnasia. ¡No sabes las oportunidades de oro que estarías perdiendo si lo haces! -le dice implorando para que recapacite. Pero Rhaenyra ya estaba más de decidida.
No sería el títere de su madre.
-Madre, será mejor que te muevas, por favor. -le dice en tono calmante para no alterarla más de lo que ya estaba.
-¿O qué? ¿Dime que harás, eh? -retó la adulta.
-Querida ya basta, te estás lastimando a ti y a nuestra hija. Esta familia no solo se basa en tus deseos egoístas, deja que la niña elija su propio camino. Así debió de ser hace muchos años. Dejaste que nuestros otros hijos hicieran lo que les placiera pero le arrebataste esa opción a ella solo porque nació mujer. Entiende que las eras cambian y ella no nació para ser tu reemplazo en el mundo de la gimnasia. ¡ELLA NO ES TÚ! -intenta hacerla reaccionar el hombre, pero dudaba que funcionara con palabras a estas alturas.
-Muévete o te muevo, madre. Y créeme, preferirás hacerlo por ti misma.
-¿Me estás amenazando? ¿A mí? ¿¡A tu propia madre?! -ve a su esposo que la miraba preocupado por lo que hará después. -¿¡Vas a permitir que me hable así?! ¡Eres su padre!
-Precisamente porque soy su padre sé por todo lo que pasó, ella no estaba a gusto haciendo lo que le pedías pero no tenía alternativa porque te veía feliz. ¿No lo ves? Ella sacrificó su felicidad infantil solamente para complacerte. -ahora mira a su hija. -Lamento tanto por no poder haberte ayudado como debía mi bebé. No merezco ser tu padre. -dice mientras intentaba no quebrarse.
Rhaenyra solo negaba a lo que decía su padre.
-No te culpo de nada porque no me hiciste nada malo. Al contrario, siempre sentí tu apoyo en lo que podías y más en las cartas que te dabas tiempo de respondérmelas. No eres culpable de absolutamente nada. Solo ella es culpable por no saber dejar ir su pasado, el obsesionarse tanto en revivir su época dorada que olvidó donde se encontraba ahora. -decía mirando alternadamente a ambos padres.
Ahora solo miró a su madre, ya estaba lista para decirle todo sin importarle nada. No se arrepentiría llegando a estos extremos.
-Madre, dejé la gimnasia. Ahora soy una respetable y famosa miembro del equipo de fútbol femenil más fuerte de todo el mundo. Junto a ellas me siento realmente yo, no debo de fingir ser alguien más delante de ellas ya que me aceptan por quien soy. El entrenador es un hombre sabio que se encarga de cuidarnos en todos los sentidos junto con su asistente quien tiene una linda novia que es la que nos cura cuando estamos heridas. Al equipo no les interesa si eres pariente de alguien que tiene o tuvo una gran trayectoria en la historia del deporte, solamente les importa si deseas jugar y si quieres superarte conforme pasan los días. La pasión con la que cada una juega en la cancha es indescriptible madre, no espero que lo entiendas ahora ni pronto, pero solo quiero que sepas que el tiempo que le dedicaste a mi carrera como gimnasta no será en vano porque uso mi flexibilidad para destacar en el campo. Soy una gran y reconocida defensa que con mi duro esfuerzo pude llegar hasta donde estoy y porque tengo amigas que me ayudaron a ser mejor persona. Lamento tanto que hayas caído a esto pero era ahora o nunca sobre contarte mi situación. Me pediste muchas cosas y yo te las di sin rechistar... Pero ya no más, buscaré salir de esta jaula para poder volar por mi propia cuenta. -al terminar se pone de rodillas para proceder a realizar la dogeza.- Muchas gracias por tus enseñanzas madre, ahora es mi turno de aplicarlas en algo bueno para mi vida. Te juro por mi vida que no las usaré para nada deshonroso. -dicho eso se levanta para después ver a su padre. -Nos veremos después padre, no olvides que tienes que ver mi partido. -ahora se dirige a su madre que no ha soltado ninguna palabra. Estaba estática, la joven solo suspira algo triste. - Por cierto, ¿Recuerdas aquella niña de cabellos rojos que siempre me acompañaba de regreso a casa después de mis prácticas de gimnasia? ¿A esa que vetaste de esta casa porque creíste que era mala influencia para mi? Pues ahora es mi compañera de equipo y soy muy feliz con ella. -le dijo sin importarle si le causó un golpe de gracia o no. - Adiós madre, cuida bien de tu salud.- al terminar pasa por un lado de ella para ponerse sus botines y cruzar esa puerta, para no volver jamás.
Sin haber avanzado mucho escuchó como la puerta se abría para después escuchar los gritos de aquella mujer.
-¡NO VUELVAS NUNCA MÁS A ESTA CASA! ¿¡ME OÍSTE?! ¡A PARTIR DE AHORA YA NO TENGO UNA HIJA! ¡ERES UNA DESGRACIA PARA MI PRESENCIA! ¡LARGO DE AQUÍ! -luego escuchó como azotó la puerta y reinó el silencio. Jamás volteó y seguía avanzando lentamente para después salir completamente de la propiedad ajena para seguir caminando tranquilamente.
Al salir de aquel lugar al que nunca se sintió cómoda a lo lejos llegó a observar algo.
Un auto rojo y una motocicleta era lo que captaban sus ojos. Al acercarse vio de quienes se trataban... Eran Tigresa y Valkirye, la pelirroja estaba recargada en su auto mientras que la peliblanca estaba encima de su moto con un cigarro en la mano platicando sobre algo. Cuando sus visiones captaron a la rubia se acercaron rápidamente a ella preguntando si se encontraba bien o si no estaba herida.
Rhaenyra abrió los ojos de la sorpresa que sentía al ver a ambas ahí para posteriormente dar paso a las lágrimas y aferrarse a sus cuerpos como si su vida dependiera de ello, las otras dos se exaltaron por su reacción haciendo que entre ambas la abrazaran para que pudiera desahogarse.
Era más que un hecho.
Aquella mujer no tuvo compasión con su hija ni con sus metas y la echó a la calle como si fuera un perro.
Rhaenyra sabía como terminaría todo eso pero quería darle una última oportunidad a su madre para arreglar las cosas, sin embargo, esa mujer fue quien desperdició el esfuerzo de su hija para que finalmente ella fuera quien tomara unas gigantes tijeras y rompiera los lazos que la mantenían unida a ella.
Fue un día lleno de emociones fuertes, pero ahora estaba más que feliz por lo que logró al soltar sus angustias de tantos años en su interior. Fue el primer paso a su, tardía, pero sana recuperación mental y espiritual.
Las alas que alguna vez su madre quebró para colocarle las suyas, representando sus sueños frustrados, ahora desaparecen para dar lugar a sus propias alas que simbolizan sus crecientes deseos de mejorar y ser diferente a ella.
Rhaenyra grita alto por su exitosa exención.
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Exención: Uno de los sinónimos de la palabra Libertad. Hace alusión a que Rhaenyra por fin es libre de las cadenas de su madre como tanto había anhelado. La canción también representa el como se sentía constantemente en su niñez y pubertad.
Dogeza (土下座): Es un elemento de la etiqueta tradicional japonesa que implica arrodillarse directamente en el suelo e inclinarse para postrarse mientras se toca el suelo con la cabeza. Se ve como parte de la etiqueta y está lleno de la sensación de lamentar haber molestado a la otra persona. Al realizar dogeza y disculparse con alguien, normalmente la otra persona tiende a perdonar.
¿Sabías que?
Rhaenyra fue campeona a nivel Nacional de gimnasia rítmica durante 4 años seguidos, por lo que en parte no le mintió del todo a su madre.
Dejó de ejercerla profesionalmente a la edad de 15 años para que un año después ya se uniera a las Strikas por una recomendación.
Hoy no pondré datos sobre fútbol en la vida real, pero si sobre lo que les pasa a los niños que tienen padres que quieren proyectar sus sueños rotos en ellos.
[NO PROYECTES EN TUS HIJOS TUS SUEÑOS ROTOS.]
[Si bien los padres pueden tener una idea de lo que podría ser su hijo, a veces se olvidan de tomar en cuenta cuáles son sus aptitudes, cualidades, opiniones, ideas y personalidad a la hora de pensar en el día de mañana.
Los padres que proyectan en sus sueños rotos en los niños no van a conseguir nada con ello. Porque aún si el niño hace lo que sus padres le obligan a hacer, la satisfacción nunca será la misma. Por otra parte, estos padres se autosabotean la oportunidad de experimentar un crecimiento personal.
Los hijos no tienen la culpa de que no cumplieran los sueños de sus padres, ellos tienen todo el derecho de elegir su propio camino y no están en la obligación de continuar el suyo. En otras palabras, cada quien toma sus propias decisiones en la vida.]
"Los niños deben tienen el derecho de elegir sus propios sueños y de hacer lo posible por alcanzarlos. No tienen por qué continuar nuestra labor."
[Consecuencias de imponer sueños rotos sobre los hijos:]
•Baja autoestima.
•Desconfianza en sí mismos (y en los demás).
•Ansiedad.
•Desidia.
•Inseguridad.
•Depresión.
•Mala toma de decisiones.
[¿Por qué algunos padres proyectan sus sueños rotos en los hijos? Estos padres lo hacen de manera inconsciente ya que continuamente ven a sus hijos como una extensión de sí mismos. Desean ver cumplidos sus propios deseos a cualquier costo, y se olvidan de vivir sus propias.]
"Si los niños no tienen opciones y no son capaces de ser ellos mismos, el panorama para ellos será triste, injusto y desolador."
[Es muy importante enseñar a los niños a por sí mismos, porque así podrán convertirse en adultos saludables y felices.]
[Si aman a sus hijo, apóyenlos en lo que les gusta. Deben permitirles que tengan tanto responsabilidad como control sobre sus decisiones, y también deben animarles a seguir sus propias pasiones y sueños.]
[Porque, al final del día, lo importante siempre será honrar, cuidar y respetar su verdadero yo. En otras palabras, permitir que sus hijos sean auténticos.]
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Yo se que parece más relleno que cualquier otra cosa pero es necesario para poder avanzar en la historia, cada personaje necesita su buen desarrollo para poder ser mejor en su vida. Además de que esta escena era fuertemente necesaria para un futuro. Y porque quería dejar en claro lo que pienso en la situación de Rhaenyra y de Hiori.
No olviden dejar su estrellita y comentar si les gustó el capítulo.
Nos vemos en otro segmento.
-Alessa.
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