[𝓡𝓮𝓽𝓾𝓻𝓷𝓼]
Duele como el mismo infierno.
Mordía sus uñas con nerviosismo, se suponía que hoy estaría con su NovioNoNovio, para pasar todo el día juntos — Como lo habían planeado hace semanas atrás —, pero todo se fue por la borda, cuando lo vio besarse con el que se suponía que era el ex de su NoNovio.
Y odio fingir que no.
— Me mintió de nuevo.
Susurró totalmente anonadado, sin poder creerse lo que había mirado hace unas horas. Con pequeñas lágrimas en los ojos, las cuales, algunas de ellas, ya recorrían por sus rellenitas mejillas, sollozó cubriendo sus labios con una mano, casi sorprendido. Yoongi le había prometido que iba a dejar a Hoseok, pero al parecer era solo una vil y cruel mentira, como muchas otras más.
— ¿Porqué, Yoongi?
Sé que no debo creerte, pero es mi única excusa para tenerte
Murmuró Jimin afligido, mordiéndose las uñas de sus dedos tratando que calmar su inquietud. Aún después de todo, se preguntaba: ¿Por qué seguía cayendo en sus mentiras? Sabiendo que, muy en el fondo, nunca cumpliría sus promesas.
Me dijeron: Ve por todo. Y fui a por ti
El timbre de la puerta sonó, provocando que Jimin se sobresalta, luego inhaló conteniendo sus ganas de golpear algo y exhaló considerablemente más calmado, y con las mangas de su suéter se borró todo rastro de lágrimas — Sin contar que sus ojos, aún estaban levemente hinchados —. Caminó lentamente hacia la puerta y la abrió luego de suspirar y mirar directamente a los ojos de aquel chico parado frente a él.
— Hola — Murmuró Jimin con una falsa sonrisa.
Luchando mil batallas por dentro con mil sonrisas por fuera
— Hola, lindo — Dijo un alegre Yoongi. ¡Y cómo no! Si se acababa de follar con Hoseok. ¿Quién no disfrutaría eso? El remordimiento de ese momento era mínimo. Después de todo... No eran nada, ¿Verdad? No había porqué preocuparse. No había porqué disculparse.
Prefiero un lo siento antes que no sentir
Se acercó a besar a Jimin, pero este último se alejó, al ver una mancha rojiza con tonos morados en el cuello de Yoongi.
«Un chupón» Pensó afligido.
— Cierra — Murmuró Jimin alejándose lo más rápido posible del recién llegado, al sentir el potente perfume que cubría el cuerpo, para luego dirigirse a la sala, seguido de Yoongi, quién ya había cerrado aquella vieja puerta de madera.
Ambos se sentaron uno al lado del otro en el sofá de la amplia sala, Jimin con la cabeza gacha y Yoongi mirándolo fijamente con un signo de interrogación a su alrededor.
— ¿Pasa algo, cariño? — Preguntó luego de unos minutos.
— Donde estuviste — Jimin quería una respuesta, levantó la cabeza, para mirar un punto fijo en la pared blanca frente a él. No era una pregunta, no sonaba como una, sonaba demandante y el tono de voz tan desanimado y ronco que usó, provocó que su acompañante sintiera un severo temblor en el cuerpo, incómodo.
— ¿Ah? — Preguntó cohibido, tratando de hacerse el desentendido.
— Dime, Minmin... — Dijo usando ese apodo cursi que le había creado. Lo miró —, ¿Dónde estuviste? — El tono cambió, y la voz suave y delicada ahora se escuchaba totalmente irritada.
— Pues... con Namjoon y SeokJin — Saltó de inmediato —, sabes que siempre me invitan a tocar el violín y-
— Ah, ¿Sí? — Yoongi asintió, tratando de aliviar el dolor que comenzaba a brotar en su pecho, sintiéndose extrañamente asfixiado al inventar tal estupidez —. Da la casualidad, que Namjoon y SeokJin, estuvieron todo el día conmigo, incluso salimos, y ahí fue donde...
«Ahí fue donde te vi besarte con el se supone que era tu ex» Quiso decir.
— Ahí fue donde, qué — Dijo Yoongi buscando una respuesta en la expresión del contrario.
— N-No... Nada — Suspiró el rubio jugando con sus manos sobre las piernas.
¿Por qué aún no lo enfrentaba? Se preguntó de repente ¿Qué buscaba? Un engaño era un engaño. Debía terminarlo ya. Pero inmediatamente se respondía: «Solo quiero la verdad y, tal vez, darle otra oportunidad»
— Ahora dime, cariño — Tragó en seco —. ¿Dónde estuviste?
— S-Solo estuve con unos amigos — Volvió a decir con un toque de nerviosismo, evitando a toda costa la mirada afligida de Jimin.
Hasta quien te quiere te puede mentir
— ¿Y esos son...? — Levantó una ceja.
— Personas... — Habló bajando la voz.
Tus mentiras no me engañan a mí, te engañan a ti mismo.
— ¿Qué personas? — Volvió a preguntar, empuñando sus manos.
«Dímelo. Dilo y te perdonaré. Dilo y volveremos a ser como antes. Vamos...» Suplicaba en su interior.
El fallo de un problema es nunca aprender
— Unos chicos de mi antiguo colegio.
«Te daré las oportunidades que quieras... Confiésalo»
— ¿Estás seguro?
«No me mientas» Pensó con temor «Por lo que más quieras»
— Sí — Aseguró tragando en grueso.
— Yoongi-
— ¡Que te importa, Jimin! — Explotó intranquilo, sobresaltando al menor —. ¡Solo salí con unos amigos! ¡Mierda que jodes! — Gritó levantándose del sofá y dirigiéndose a la cocina por un vaso de agua. Pero la mano en el brazo de Yoongi, lo impidió, haciendo que se diera vuelta y lo mirará directamente a los ojos.
— Eres un maldito estúpido y mentiroso — Susurró Jimin mirando al susodicho —. No sabía que los amigos se besaran.
«Así empezamos nosotros. Como simples amigos»
— De-De qué hablas.
«Hace dos años, luego de una noche de copas»
Jimin aflojó su agarre en el brazo de Yoongi y llevó su mano al cabello, para luego hacerlo hacia atrás — Una pequeña manía de él —, y finalmente suspirar.
«Se terminó» Pensó adolorido «Después de todo, ¿Qué me llevo a confiar tanto en él? Me hice estúpido a su lado. Pasando de alto lo obvio»
— Sé que estuviste con Hoseok, y no intentes decirme lo contrario, porque soy capaz de romperte las pelotas.
«Aunque me duela...»
— Y-Yo... — Tragó en seco —, ¿Cómo lo supiste?
— Te vi, Yoongi... ¿Qué no es evidente?
El entonces pelirrojo suspiró cansino y miró a Jimin.
— Sí, estuve con Hoseok... — Chasqueó la lengua al escuchar los rápidos latidos de su corazón y las ganas de llorar que sintió tan de repente —. En todo caso... No debería importarse... Ni siquiera somos algo... Solo compañeros de sexo, ¿Recuerdas?
Yoongi humedeció sus labios con ansiedad, bajó la mirada completamente cabreado por haber sido descubierto y entonces recordó su promesa: «No estaré con nadie más, eres tú y solo tú. Te amo y te pediré ser mi novio en el momento adecuado. Es una promesa»
— Pero ¡Te juro que no llegamos a más de un beso! — Se apresuró a decir cuando supo que ya la había echado a perder.
— Vaya... — Empezó Jimin —. No sabía que todos esos "Te amo..." "Siempre estaré contigo..." O "Dejaré todo por ti..." — Le recordó con los ojos cristalizados —. Eran una completa mierda para ti — Desvío la mirada —. Yoongi... No me mientas — Espetó, para luego volver a mirarlo fijamente —, ¡Sé que te follaste a Hoseok! ¡Sé que por eso llegaste tres horas tarde a la que iba a ser nuestra "Cita perfecta"!
— Y-Yo...
Lamento tener que lucharte creyendo que te haría feliz
— Sé que eres un maldito mentiroso, Min.
A sus diecisiete años ya sufría de amor.
— Bueno ¡Sí! ¡Estuve con él! ¡Me acosté con él! ¡Me encantó! ¡¿Qué quieres que te diga?! ¡Fue increíble...! — Gritó con la voz temblorosa, tratando de acercarse y abrazar a Jimin, quien se alejó de su toque al instante —. Pero... A quien amo es a ti.
— Vuelves... A decirme lo de siempre, que me amas, pero no puedes tenerme, he hecho lo imposible por hacerme el fuerte, pero simplemente — Sollozó ya cansado de todo lo que ocurría y mareado por las recientes confesiones —. Vuelves... Solo quiero que lo intentes... No me digas que ahora necesitas suerte.
— Jimin... — Susurró.
— ¿De verdad tú necesitas te recuerde que las cosas que se cuidan no se tiran de repente? — Inquirió resentido.
— Lo siento.
«¿Serás capaz de perdonarme una vez más? ¿Podrías darme una última oportunidad?» Pero eso no salió de los labios de Yoongi. No se atrevió. No pudo.
— Esto no se resuelve con un "lo siento" — Dijo el rubio caminando hasta la puerta con rapidez, para luego abrirla y hacer unas señas bastante flojas para que Yoongi, quien fue tras él, entendiera la indirecta y abandonará el lugar —. Vete.
— J-Jimin... No me digas eso, tú sabes que no puedo vivir sin ti — Habló mirando a Jimin buscando un poco de piedad en sus hermosos ojos, aquellos que en algún momento portaban un hermoso brillo logrando que se comparasen con el mismísimo sol, pero que ahora, no estaba.
Me duele más tenerte
— No, ya no más Yoongi, no caeré de nuevo, quiero que te vayas — Sostuvo evitando volver a caer ante las palabras de quien amaba.
Que dejarte ir
— Jimin... No hagas esto... Tú no puedes vivir sin mí — Razonó desesperado.
— ¿Qué? — Preguntó incrédulo.
¿Hasta qué momento se aprende y hasta qué momento se perderá el tiempo solo por seguir?
— Lo que escuchaste — Mantuvo firme.
— ¿Qué no puedo vivir sin ti? — Objetó casi divertido —. Oh, vamos, Yoongi. ¿Qué clase de tontería acabas de decir? Todas las personas pueden superarse con el tiempo, y tú... No serás la excepción.
Dicen que lo bueno tarda y yo llevo esperando tanto tiempo que lo bueno no quiere venir
— Jimin, no hagas esto, tú sabes que eres frágil, tú sabes que regresarás llorando a mí, ahorremos este show y sigamos juntos — Argumentó sin más.
Pero lo único que consiguió como respuesta fue una dolorosa carcajada tras otra, que de cierta manera molestó al pelirrojo, pero al fin y al cabo, esa risa que era como música para los oídos, tan suave y melodiosa.
«Entonces, ¿Eso soy para él? ¿Un chico frágil que no puede vivir sin él? ¿Dependiente de su amor? ¿Incapaz de pensar por sí mismo?»
— Qué... ¿Qué te ocurre?
— Oh, vamos, Min, seré bueno, torpe, iluso, hasta un jodido estúpido — Sonrió irónico —, seré muchas cosas, pero no soy imbécil, no soy tan idiota para saber que no podemos estar juntos, no soy tan mierda para saber que por más que quieras... Siempre estarás con Hoseok.
Ahora me doy cuenta que hay problemas que resuelvo en tanta gente, pero nunca los resuelvo en mí
— ¡Sí lo dejaré! — Clamó agobiado, ya cansado de no obtener el perdón que deseaba. Yoongi no podía perderlo. No así —. ¡Te lo prometo! ¡Te lo juro! Pe-Pero... Déjame estar contigo, déjame probar tus labios, déjame-
— No — Interrumpió Jimin —. No más, te di mil oportunidades, pero ninguna la aprovechaste, me dijiste que habías terminado con Hoseok, pero una mentira... Cómo todas las demás.
— Jimin...
«Un intento» Pensó el pelirrojo.
— Vete, Yoongi.
«Solo una oportunidad más»
— Pero... — Su mano quiso alcanzar el cuerpo de Jimin, pero, por alguna razón, cada vez se veía más lejos.
«Déjame arreglarlo»
— ¡Qué te vayas! ¡Lárgate! — Le gritó señalando la puerta, ya cansado de esperar.
«¡Lo juro! ¡Lo haré! ¡Ya no fallaré!»
— Yo... Joder, yo... — Yoongi resopló y miró directamente a los ojos de Jimin —. Me iré — Habló ronco, con voz fuerte —, pero luego no quiero que vengas corriendo a mí, no quiero que regreses para volver conmigo, no quiero que digas: Vuelve.
— Yo no seré quién diga eso, te lo puedo asegurar.
— Adiós, cariño — Susurró tratando de besar por última vez al más bajo, pero éste sólo volvió a alejarse de su toque. Provocando otra de las muchas punzadas de dolor que sintió el pelirrojo en ese momento.
Al mundo le sobra gente rota y necesita de verdad personas fuertes que sepan unir
— Vete.
El pelirrojo suspiró y caminó sin más, para luego por salir de aquella casa.
Jimin por su parte, luego de darse cuenta que estaba solo, cerró la puerta y se fue a su cuarto a rastras, permitiéndose desahogarse y llorar, como nunca antes lo había hecho en su vida.
Su primer amor le rompió el corazón.
Un corazón roto es difícil de sanar, y más si es por la persona con quién se supone estarías el resto de tu vida.
[10 𝓪ñ𝓸𝓼 𝓭𝓮𝓼𝓹𝓾é𝓼]
Un chico bajo, ahora peliplateado, caminaba por las calles en busca de su regalo, estaba emocionado, pronto vería a sus amigos, para terminar su perfecto plan.
Luego de unos treinta minutos en lo que era el centro de Corea, finalmente ya tenía el presente en sus manos, su mirada se centraba en la caja que había dentro de la bolsa que cargaba, por lo que caminaba con la cabeza gacha, apreciando detalladamente el obsequio de marca Gucci, una pulsera, con significativas letras en cursiva. El nombre de ambos estaban grabados ahí, el resplandeciente de los hermosos brillos y rubíes incrustados ahí, le daban un toque mágico. Era perfecto.
Tal fue su concentración en la bolsa que sostenían sus manos, que, por andar de esa manera tan despreocupada, chocó con un fornido y delgado cuerpo, con el cual, estuvo a punto de caer al suelo, más esa acción no se pudo completar, ya que los brazos de aquel chico le rodearon el cuerpo y lo atraparon, logrando así, que la caída no pueda llevarse a cabo.
— O-Oh... Lo siento — Susurró parándose correctamente, sintiendo como aquel chico pelinegro lo aprisionaban aún más fuerte contra su cuerpo, por la cintura —. A-Amm... Ya puedes soltarme.
— Jimin — Susurró aquel chico.
Jimin tenía miedo, es decir, ¿Cómo no podría tenerlo? El rostro del muchacho estaba cubierto por una mascarilla que solo dejaba a vista unos ojos gatunos, su vestimenta más los guantes que portaba, era de color negro, lo cual, fácilmente podría confundirse con algún tipo de secuestrador, además poseía un aura penoso y tenso, que hacía a Jimin sospechar en todo momento, preparándose para gritar.
El peliplateado levantó ceja y quitó lentamente los brazos del chico, manteniendo en todo momento la calma.
— Muchas gracias por ayudarme, señor — Hizo una pequeña reverencia mostrando una diminuta sonrisa en sus labios —. Adiós — Estuvo a punto de irse, cuando sintió como una mano se envolvía el brazo de Jimin, provocando que se parase por completo. Hizo una mueca completamente disgustado. No le gustaba para nada por donde iba todo esto.
«Joder, ¿Otra vez?»
Debía suponer que salir de la nada solo traería algún tipo de secuestro. Se regañó a sí mismo por no haber llamado a sus guardaespaldas, pero estaba apurado, y no quería dos gorilas vigilándolo todo el tiempo. En Corea respetaban su espacio, solían tomarle fotos a la distancia, algunas veces le pedían cautelosamente firmar una imagen, e incluso se acercaban tímidos a regalarle una que otra cosa, por lo que no creyó que necesitara a un escolta. Empero, en esos momentos se lo estaba cuestionando.
No estaba enojado, curiosamente era normal que esta clase de evento — tomarlo por el brazo a la fuerza — ocurriera, sin embargo, y por más obvio que fuera, no era lo más conveniente agarrarlo de esa manera tan angustiosa. La mano del extraño apretaba más y más el brazo de Jimin, quien cansado, chasqueó la lengua y lo miró con una seriedad impropia de él.
— Oye, me estás lastimando, ya suéltame — Dijo con el ceño fruncido y una voz fuerte, pero que no logró llamar la atención de las personas —. Tengo que irme. No me causes problemas.
— Oh... Sí, lo siento, lo siento — Se apresuró a decir el desconocido soltando su agarre, e hizo que Jimin lo mirara a los ojos. Fingió una pequeña tos y continuó: —. ¿No me reconoces?
— ¿Debería? — Ladeó la cabeza, provocando que sus cabellos se hicieran a un lado, dándole un toque tan bello a su persona.
Aquel extraño de casi su estatura, se quitó la mascarilla negra que traía sobre su rostro, guardándola en su chaqueta con movimientos torpes e inoportunos, dejando a la vista, lo que alguna vez creyó nunca volvería a ver.
— Soy... Soy Yoongi — Anunció conectando su mirada con la persona frente a él.
Jimin abrió extremadamente sus pequeños ojos, mordió su labio inferior y sujetó con más fuerza la bolsa en su mano.
— Y-Yoongi... Que sorpresa — Susurró aún con un pequeño shock. Y es que era extraño. Encontrárselo en el centro de Corea, dónde a esta hora estaba casi repleto de gente, era una gran casualidad.
No es que Yoongi lo haya visto y seguido desde lejos.
No.
Bueno sí.
— ¡S-Sí! — Elevó la voz poco, logrando que se sonrojarse y chasparreó —. D-Digo sí... Es una sorpresa — Miró a su alrededor y se fijó en un lugar que estaba cruzando la calle —. Te... Te invito un café ¿Qué dices?
— No, lo siento, debo irme — Se negó cautelosamente, evitando sonar grosero, mirando la bolsa entre sus manos y comenzando a caminar, despidiéndose con un simple asentimiento.
— ¡Por favor! — Gritó, para trotar un poco y colocarse delante de Jimin —. S-Solo serán unos minutos... — Suplicó mordiéndose los labios, totalmente nervioso por la respuesta del contrario.
No luchar por lo que tienes, solo tiene un nombre y se llama perder
— En serio debo irme, Yoongi — Suspiró mirando el reloj de su muñeca. Las cinco con quince marcaban, y él debía estar en casa máximo a las cinco y media.
— P-Por favor, solo cinco minutos. Lo juro.
Jimin volvió a suspirar con falso cansancio, miró el lugar y sintió que merecía, aunque sea, un momento de relajo, estuvo caminando por treinta minutos sin descanso, en estos momentos, sin importar si fuera con o sin compañía, quería sentarse por un rato, por lo que, tras aceptar el debate mental, asintió con pesadez.
— Solo cinco minutos. Pero luego debo irme, tengo cosas que hacer — Explicó brevemente.
— ¡S-Sí!
[...]
Ambos ya estaban sentados, uno frente al otro, al lado de una gran ventana, que daba la vista a la calle.
Si hablamos de los dos chicos, Jimin estaba extrañamente tranquilo, muchas veces se convenció de que nunca vería a Yoongi, más, no esperó esto, y a pesar de tenerlo delante suyo, su mente se sentía extrañamente tranquila, se sentía bien, poderoso, esa persona no logró hacerlo sentir mal, ni recodar lo que ocurrió en el pasado como creyó que sería, ya no había lágrimas, ya no había dolor, solo un recuerdo.
Ahora me doy cuenta que hay caminos que acaban con otros
Mientras tanto, al otro extremo de la mesa, estaba Yoongi, moviendo rítmicamente su pierna derecha, y mordiéndose el labio inferior con fuerza. ¡Joder! ¿Por qué no lo haría? Si en todo el tiempo que ha pasado, nunca había dejado de pensar en Jimin; en su rostro, en sus labios, en su nariz de botón, e incluso lo sedoso e inigualable de su cabello.
Y personas que acaban porque sí
Todo el tiempo que pasó, estuvo al pendiente de las revistas, canciones, series o películas en las que Jimin estaba, porque sí, ahora aquel peliplateado era uno de los mejores actores, bailarines, cantantes y modelos reconocidos a nivel mundial. Junto con otros artistas como Taehyung, un actor y modelo muy reconocido que competía con Jimin, pero con una amistad muy fuerte y genuina entre ellos; o también Jungkook, un vocalista y rapero coreano, pero de familia estadounidense, que dominaba el mundo con sus hermosas letras, también novio de Jimin — Algo que, según Yoongi, nadie creía ni tampoco existía, ya que se suponía que era solo un rumor aquello de que estaban juntos o casados. Min se convencía que todo eso era solo por conveniencia. Éste último nunca quiso saber las relaciones que tenía Jimin, por lo que solo se encargaba de ver imágenes o vídeos de él a solas, sin preguntas personales de por medio —, y todo esto provocaba que cada vez que intentaba olvidarlo, sea completamente imposible.
— ¿Y bien? — Dijo Jimin levantando una ceja —. No tengo mucho tiempo, Yoongi... Lo sabes muy bien.
Si te hice daño no fue sin quererte, si no sin querer
— Yo... Bueno yo... — Balbuceó perdiéndose por la belleza de Jimin y lo recuerdos que traía con ella.
Como la primera vez que se conocieron, cuando se encontraron en esa fiesta que dio comienzo a su relación, la primera vez que nerviosos se tomaron las manos, o cuando se dieron su primer beso bajo un árbol... era hermoso. Un hermoso recuerdo.
— Quería saber... Cómo te había ido.
«Patético» Pensó Yoongi de sí mismo «¿No se te ocurrió decir algo más estúpido?»
Ahora él se arrepentía de todo, es que, ¡Qué estaba pensando al meterse con Jung Hoseok! Podía ser cierto que lo quería, pero como amigo, no como novio... No como a Jimin.
— Pues, estoy bien. Ahora... ya iré a casa — Se mordió levemente el labio inferior —. ¿Y tú? ¿Sigues con Hoseok?
Su acompañante negó frenéticamente.
— N-No... Terminé con él, luego de darme cuenta que-
Dejó de hablar mirando a través de la ventana que estaba su derecha, tragando en grueso por lo que iba a decir. Dolía. Dolía como el mismísimo infierno.
El día que Jimin lo hecho de casa, Min rompió aquella relación con Hoseok, dejándole en claro sus sentimientos y el daño que podía causarle, él lo entendió. Y nunca más supo de él.
Yoongi creyó tras hacer eso Jimin iría tras él, lo buscaría, se amarían y vivirían juntos para siempre... No ocurrió. Nada pasó. Y aunque tuvo la oportunidad de buscarlo a él por su cuenta, no pudo... Yoongi quería que Jimin llegará a él.
Era una mierda.
Una mierda que en su momento tenía sentido.
Dime quien ama de verdad. ¿Quién deja de lado los argumentos?
— ¿De qué? — Indago curioso.
— De que... Estaba enamorado de ti — Susurró tímido por lo que diría el contrario.
Jimin tiró de su cabello para atrás con su mano izquierda y suspiró.
«Es difícil»
— Bien. Eso fue antes... ¿Y ahora? ¿Estás con alguien? — Cuestionó con una reluciente sonrisa.
Volvió a negar, arrugando su nariz.
— No — Negó con la cabeza —, estoy esperando.
El peliplateado frunció el ceño extrañado, al igual que curioso.
— ¿Esperando a qué?
— A que vuelvas a mis brazos.
Jimin lo miró y tras unos segundos comenzó a reír.
— Y-Yoongi... Es lo más raro que me han dicho en años, sin contar la vez que-
— No es mentira, Jimin — Manifestó su acompañante con la mirada afligida —. Muchos menos una broma.
Si éramos un sueño, dime, ¿Quién nos despierta?
En ese momento, el mencionado dejo de reír, miró al pelinegro con cierta confusión en su rostro y parpadeó desorientado.
— ¿De qué estás hablando, Yoongi? — Preguntó colocando suavemente ambas manos en la mesa.
— Jimin, en estos diez años... No he dejado de pensar en ti, no he podido olvidarte, tú eras mi luz, tú eras mi sol, tú eras todo para mí. Siempre lo fuiste, y fui un completo idiota al dejarte ir — Llevó sus manos a las del más bajo y las entrelazó suavemente —. Te necesito, Jimin... Vuelve conmigo.
— Estás loco — Negó reiteradas veces.
— De verdad necesito que estés conmigo, me lamento por todo, por todo ese sentimiento que pudo y no fue.
Quiero reflejarme en tu mirada una vez más. Que pueda abrazarte sin mirar atrás
Jimin miró sus manos y las quitó lentamente, pronto su celular comenzó a sonar y lo sacó del bolsillo de su pantalón con rapidez, para finalmente contestar, tratando de que Yoongi no escuchara.
— Hola, amor — Dijo el peliplateado con una sonrisa inconsciente.
— Uff, bebé... Pensé que no contestarías ¿Dónde estás?
— En un café... — Dijo simple —. ¿Porqué?
— ¿Cómo que por qué? — Le recriminó con una boba sonrisa en sus delgados labios —. Estaba preocupado... No contestabas los mensajes... ¡Pensé que te había pasado algo!
— Lo siento, amor — Rio tiernamente cubriendo su sonrisa con su mano desocupada —. ¿Vas a venir a buscarme?
— Yo creo que esa pregunta es muy obvia.
Jimin entornó los ojos y habló:
— Estoy en un café, se llama Sweeet Nights, lo encontrarás fácil, es grande y colorido.
— Voy para allá. Me esperas ¿Entendido? Estoy cerca...
— Sí, tranquilo — Sonríe en grande —. Aquí te espero... No tardes.
Cuando finalmente cortó la llamada, guardó su celular y miró a Yoongi, quien estaba completamente perdido en su mundo, repitiendo y analizando las palabras de su acompañante, mirando un punto fijo en el rostro de Jimin.
— ¿Yoongi?
Caos.
Esa palabra describía su mente en esos momentos.
No quiero recordarte, solo quiero verte pese a estar contigo
Pero... ¿Qué decir? Él solamente buscaba y veía entrevistas con respecto al trabajo de Jimin, nunca hizo el más mínimo esfuerzo en averiguar si tenía a alguien a su lado, ya que, la respuesta a sus preguntas, y cobardía al saber de qué su ex puede ser feliz sin él, lo carcomía por dentro, haciendo que se sienta como la misma mierda por haberlo dejarlo ir, sabiendo de que si en ese tiempo, ponía algo de esfuerzo, hubiera logrado que ambos estuvieran juntos el día de hoy.
«Cobarde. Una y mil veces cobarde»
«No quiero buscarlo. No quiero verlo. No quiero estar con él» Pensaba y decía constantemente. Y lo único que logró, es mantenerlo en su mente y corazón, dañándolo lentamente y de paso, a las pocas personas de su alrededor, quienes, con el tiempo, habían perdido la fe de que Yoongi por fin superara el pasado.
Sé que apenas nos quiere la suerte, pero quiero darte lo que me hace sentir vivo
Pasaron unos cinco o diez minutos cuando finalmente habló, el ambiente era tenso y confuso, y la pregunta que hizo solo lo hizo verse como estúpido... Otra vez.
— ¿A-Amor? Tú dijiste... ¿Amor? ¿Quién era él?
Jimin asintió lentamente y cuando iba a responder, la campana de la puerta sonó, dejando ver a un chico de cabellos castaños, tez bronceada y bastante alto, Jimin al verlo se levantó emocionado, dejando a Yoongi y la bolsa de regalo atrás, para finalmente abrazarlo por el cuello, quedando en su mundo a un lado de la entrada, frente a una enorme ventana, que dejaba a la vista aquella amorosa pareja.
— ¡Jungkook! — Chilló sonriente —. Por fin llegas, amor.
— Bebé, cuando Namjoon me dijo que aún no llegabas me había preocupado... Te extrañe — Susurró envolviendo sus brazos alrededor de la cintura de Jimin.
En ese momento, Yoongi se levantó de la mesa y chasparreó.
— O-Oh, lo siento... Yoongi, él es Jungkook, amor, él es Yoongi — Los presentó.
Y lo siento si te sigo buscando, si no sé cortar las cosas a tiempo
Jungkook levantó una ceja desconfiado, extrañado y un poco cabreado, sabía perfectamente quién era ese tipo y joder, solo quería alejarlo de su chico.
— Me cambiaste... ¿Por él? — Dijo Yoongi con cierta burla en su voz. Aunque por dentro estuviese llorando como un bebé, lamentándose por todo lo que estaba ocurriendo ahí.
«Definitivamente es mejor que yo»
Tiempo ganado, tiempo perdido de echarte de menos
— De qué estás ha-
— ¿En serio me cambiaste por este, mitad conejo? — Opinó frustrado.
— Yoongi — Dijo Jimin entre dientes.
— ¡Tan solo mirarlo! Parece un puto fideo — Se cruzó de brazos y recargo su cuerpo en su pierna izquierda.
Lo único bueno de esto, es que la cafetería no estaba tan colapsada de personas, por lo que el berrinche que estaba haciendo Yoongi, no era algo de qué preocuparse. Los medios no se llegarían a enterar de este encuentro.
— No se te ocurra volver a hablarle así a mi esposo.
Yoongi casi vomita.
Eso no podía ser cierto.
— ¿Q-Qué?
«Esto no es cierto. Un rumor. Es solo un maldito rumor»
— Lo que escuchaste rata... — Habló esta vez el de tez bronceada —. Soy su esposo.
Y no, no puedo soportar que todo esto se lo lleve el viento
Jimin colocó su mano derecha en el brazo de Jungkook tratando de calmarlo, y ahí fue cuando el mencionado pudo ver el anillo, el cual ya había visto, pero por alguna razón, no quiso prestarle atención o importancia. Cabe mencionar que el anillo era hermoso, era color plateado, con ciertos diamantes incrustados en él, que formaban el adorno perfecto, para aquella manita delicada de Jimin.
Yoongi los miró a ambos con atención.
— ¿Desde hace cuánto? — Preguntó ronco.
«¿Por qué lo haces? ¿Por qué preguntas? Solo cállate. Ya resígnate» Las palabras de Namjoon resonaron en su cabeza. Debía olvidarlo. Tenía que hacerlo. Pero Yoongi no podía. Él necesitaba saberlo.
— Cinco años — Respondieron al unísono.
— Esto... No puede ser cierto... Jimin, tú deberías extrañarme, tú deberías decirme que me amas... Y qué quieres volver a intentar algo conmigo.
Si me pierdo en ti... ¿Quién me encuentra?
Jungkook juraba que iba a golpearlo.
— Yo no haría eso, Yoongi, te lo dije una vez y te lo repito ahora, puede que sea bueno, torpe y despistado, pero nunca sería un idiota, que se deja llevar por las bonitas palabras de los demás — Dijo recordando las palabras que había dicho hace unos años atrás.
— Te extraño, porque nadie se compara a ti, entre más traté de alejarme más me enamoré, porque eso de olvidarte nunca lo aprendí... — Susurró dolorido —. Si fuiste mío, si yo fui tuyo ¿Por qué?
Jimin suspiró, mientras Jungkook con su brazo derecho, envolvió la estrecha cintura de el más bajo.
— Porqué te alejas, porqué el orgullo...
— No fue mi orgullo, y no me alejo, esto fue lo que tú provocaste, pero de algún modo... Gracias.
— ¿Qué? ¿Porqué? — Lo miró incrédulo.
— Te agradezco por dejarme. Te agradezco por no estar conmigo, porque por hacer eso, conseguí este hombre — Sonrió mostrando sus blanquecinos dientes —. El que me apoyó. El que siempre estuvo conmigo... El que nunca me dejó de lado.
Yoongi resopló y rodó los ojos.
— Este tipo no sabe qué a quien amas es a mí... No conoce tu cuerpo como yo... El no sa-
— Para ahí, hermano — Habló Jungkook, ya cansado de la actitud del pelinegro —. Esto no se trata de quién conoce mejor a Jimin, esto no se trata de quién es más hombre, está mierda no es una competencia, si él está conmigo, es porque te olvidó... No como tú, que podrías estar con mil personas, y a todas decirles que los amas. ¿Se entendió? O quieres que te haga dibujitos, rata.
En esos momentos, Yoongi quería golpearlo, era increíble como aquel altote hablaba de Jimin, como si este estuviera enamorado de él.
Demasiado lejos de mí... Demasiado dentro
Pero también le jodía que Jungkook tuviera razón, él había lastimado a muchas personas, chicas y chicos utilizándolos a su conveniencia, queriendo olvidar a su pequeño, tratando de sacarlo de su ser, e intentando convertirlo en un bonito recuerdo.
¿Por qué seguimos buscando la mitad?
No lo logró.
— Él es mío — Fue lo único que dijo el pelinegro.
Si estamos de sobra enteros por dentro
— Te dije que esto no es una competencia, Hyung— Miró a Jimin —. Vamos, bebé.
Este sonrió levemente y asintió.
— Yoongi, fue un gusto encontrarte... Tenemos que irnos — Miró a su esposo —. Dejaste a los niños con SeokJin, ¿Verdad? — Cuestionó de inmediato levantando una ceja —. Sabes perfectamente que solo tienen dos años y medio.
Jungkook comenzó se comenzó a rascar detrás de la oreja — Una vieja manía que hacía cuando estaba nervioso —, y sonrió con cierta desconfianza, alertando completamente a su esposo.
— Kookie — Dijo Jimin con voz amenazante, dándole un ligero escalofríos a su marido.
— B-Bueno... ¿Qué pasaría si los dejé con Namjoon?
— ¿El mismo Namjoon que casi provoca que los bebes se caigan de la ventana de la casa? — Cuestionó rememorando ese suceso de hace no mucho tiempo.
— Buen punto.
Jimin chocó la palma de la mano en su frente y suspiró.
— Más te vale que sigan vivos, amor — Dijo entre dientes —. Porque aparte de estar en abstinencia, duermes en la casa del perro.
— ¡N-No! ¡Ten fe en mí, bebé!
Yoongi los quedó mirando con completa sorpresa, admirando en silencio la pelea de pareja que tenían frente a él.
No quisieras quedar con el corazón tan roto
Cómo si estuvieran en su mundo. Cómo si nadie más existiera. Cómo si se amaran.
«Pero ellos se aman» No, no es cierto. Se contradecía y negaba. Yoongi no lo creería.
Espera...
«¿Niños? ¿Ellos tenían niños?»
Elevando la mirada, vio como Jimin golpeaba a Jungkook con un puchero, mientras este último reía y le besaba el rostro.
— Jimin... Tú... ¿Tienes hijos? — Indagó en un pequeño susurro.
El peliplateado en ese momento salió de su ensoñación con Jungkook, para luego mirarlo y formó con sus pomposos labios una línea recta.
«¿Es que acaso vive bajo una roca?» Pensó Jungkook con obvia extrañeza «¿Cómo es que no lo sabe? ¿No ve las noticias?»
— Sí, tenemos dos niños... Ambos de dos años.
El pelinegro lo miró con asombro. Él odiaba a los niños. Todas sus pequeñas esperanzas, todo lo que su mente planeó para volver a tener a Jimin, todo lo que imaginó por un milisegundo en su encuentro con él se había ido a la misma mierda por esos mocosos.
Mocosos que ni siquiera conocía.
Mocosos que si hacía falta, cuidaría para tener a Jimin a su lado.
— Bueno, Bro... Debemos irnos... Tenemos un aniversario que celebrar — Le sonrió a Jimin —. Te tengo una sorpresa — Susurró en el oído del más bajo, pero, aun así, de alguna extraña manera Yoongi logró escuchar perfectamente.
— S-Su... ¿Aniversario? — Susurró un poco aturdido por toda la información que recibía.
Jimin miró a su esposo, luego ambos miraron a Yoongi y asintieron. Jungkook empezaba a presentir que la rata de verdad vivía en una especie de cueva muy lejos del mundo... ¿Cómo es posible que no supiera?
Tengo que aprender a quererme y no a querer. Olvidarte y seguir.
— Mañana es nuestro aniversario — Dijo Jimin con una sonrisa —. Y justo hoy pase a recoger el regalo de... — En ese momento Jimin abrió sus ojos y fue en busca de la bolsa que dejó sobre la mesa, ambos chicos lo miraron con una ceja levantada.
— ¿Jiminie? — Preguntó el pelinegro.
— ¿Bebé? — Dijo Jungkook ladeando la cabeza.
— Aquí estoy — Murmuró con una sonrisa, escondiendo la bolsa detrás de sí mismo —. No se te ocurra ver lo que hay dentro, Jeon Jungkook, porque juro que te corto la polla — Jimin de inmediato se avergonzó, nunca se acostumbraría a decir esas palabras, su sonrojo lo delataba.
El mencionado hizo un puchero.
— Pero me quitarías lo mejor de mí — Puchereó bajando la mirada.
Jimin entornó los ojos.
— No seas tan dramático.
— Es la parte más importante de mí.
El peliplateado bufó.
— Oh, bebé es una broma — Susurró sonriendo mientras envolvía nuevamente su brazo alrededor de la cintura del más pequeño.
— Pero... Sí, me quedaría sin lo mejor de ti — Admitió en un pequeño murmuro.
— ¡Já! ¡Lo sabía! — Exclamó — ... Espera... ¿Sólo me quieres por-?
— Hay, cállate — Hizo un puchero sonrojado.
Jungkook sonrió, besó su puchero, luego miró a Yoongi.
— Bien, rata — Humedeció sus labios —. Ya debemos irnos.
— No me llames rata, engendro.
— ¿A quién le dices engendro, gato? — Dijo con justificante enojo.
— ¿Ves a alguien más? — Inquirió observando a su alrededor.
— Conmigo no te metas, rata de dos patas, animal rastrero, escoria de la vi-
— ¡Ya paren! — Gritó Jimin, llamando la atención de las personas que estaban a el café, dos meseros y un par de ancianos.
Ambos chicos procedieron a mirarse con enojo, hasta que Jungkook suspiró cansino, negando con la cabeza.
— Esto no vale la pena.
— Amor... Vámonos — Susurró agarrando a Jungkook del brazo —. Y Yoongi... — El mencionado lo miró expectante —, fue un gusto verte. Gracias por todo — Y sin más, ambos desaparecieron tras cruzar la puerta.
Yoongi los vio irse, y sintió como es que pequeñas lágrimas resbalaban por sus mejillas, el dolor mezclado con la tristeza que sentía en esos momentos era lo peor que me podría haber pasado. No quería esto. Y se maldijo mil veces por dejar ir a su persona favorita en el mundo. Sabía que las cosas pudieron ser distintas, sabía que su historia pudo haber sido incluso al revés, sin embargo, decidió cometer esos errores que ahora lo carcomía por dentro, creyendo que sería invencible ante todo aquel martirio que supuestamente no sentiría, dañando con fuerza su interior y sintiéndose peor que antes. Tenían razón cuando decían: No sabes lo que tienes, hasta que lo pierdes.
Tus acuerdos te dirán dónde estás, pero tus fallos hacia dónde ir
Le dolía.
Existen cartas que nunca se dieron, porque aquel que las escribía se ha quedado sin aliento
Aún tiene en la mente las palabras de Jimin hace diez años atrás.
» — Vuelves a decirme lo de siempre, que me quieres, pero no puedes tenerme, he hecho lo imposible por hacerme el fuerte, pero simplemente vuelves... Solo quiero que lo intentes... No me digas que ahora necesitas suerte...
— Jimin...
— ¿De verdad tú necesitas te recuerde que las cosas que se cuidan no se tiran de repente? «
Yoongi miró a su alrededor, aún estaba parado en medio de aquella cafetería, algunas personas lo miraban extraño, y otras simplemente lo ignoraban.
Pagó la cuenta y salió de ahí.
— Vuelve... Vuelve a mí — Susurró a la nada, con el rostro afligido y gotas cristalinas cayendo por sus mejillas, por última vez antes de irse de ahí.
Lo siento por hacerte perder el tiempo, por pensar en hacer otro intento.
[...]
Cuando conoció a Jimin, él estaba devastado, fue hace nueve años cuando sus caminos se cruzaron como si de una película se tratase.
He encontrado una razón para mí, para cambiar quien solía ser, una razón para empezar de nuevo... y la razón eres tú
El entonces rubio estaba sentado en el banco del parque al que habitualmente iba para desahogarse, hacer reír a los niños, acompañar a sus amigos o a tan solo tratar de respirar con tranquilidad. Pero ese día fue distinto, ese día lloró como nunca, sus sollozos fueron de dolor y amargura pura, se sentía solo, completamente solo, él creía que ya no podía confiar en nadie, porque pensaba que si le daba otra oportunidad al amor, volvería a salir lastimado, ya nada sentía como antes, ya nada parecía ser el cuento de hadas que una vez imaginó. Ahí apareció Jungkook, quién sin decir nada se sentó a su lado y con una sonrisa encantadora lo abrazó y arrullo entre sus brazos, sintiendo, después de tanto tiempo, como la felicidad volvía a su ser.
No estamos rotos, solo algo doblamos, pero podemos aprender a amar de nuevo
No era que necesitase una pareja, porque muchas veces creyó que era así, lo único que necesitaba era apoyo, algo más de cariño, y alguien que le dijera que todo estaba bien. Que no le ocurriría nada malo.
Y de pronto un día de suerte me hizo conocerte; te cruzaste en mi camino, ahora creo en el destino.
Su historia fue de una montaña rusa de emociones, la falta de optimismo e inseguridad en Jimin complicaba muchas veces los avances que tenían, sin embargo y gracias al apoyo incondicional de sus padres, sus amigos y Jungkook logró salir adelante, de la mano de su chico.
Entra en mi vida, te abro la puerta, sé que en tus brazos ya no habrá noches desiertas.
Después de dos largos y rigurosos años, Jimin pudo recuperar aquella confianza y coquetería propio de él, y tras eso, Jungkook no pudo aguantar más y se le declaró, obteniendo en las primeras confesiones el no temeroso y rotundo del rubio, no obstante, y con el paso de las semanas, el amor oculto en el corazón de Jimin, floreció, y luego de tratar de autoconvencerse de que no sentía nada, se rindió ante esos ojos de Bambi que poseía Jungkook, y un día de la nada lo besó confesando así, todos sus sentimientos, tomando al menor sorprendido por aquella linda sorpresa.
Aun no entiendo como tu amor puede lograr lo que nadie más consigue.
Con el paso de los años su relación fortaleció, ambos debutaron en el mundo del entretenimiento musical, volviéndose completamente famosos por ser la pareja más hermosa y fuerte de toda la industria.
Era, es y será hermoso para la persona que los mire.
Luego de eso, a los tres años de casados, decidieron adoptar a un par de niños, los cuales alegraban su día y llenaba su vida de colores. Nuevamente, fortaleciendo aquel inigualable amor de ellos y con eso enamorándolos de manera mágica.
Su corazón, ahí es donde están sus cabezas.
Jimin y Jungkook llegaban de la cafetería a su hogar, estaban algo tensos por lo que había pasado, pero no tanto como para que un par de besos y caricias por parte de ambos no arreglaría. El camino había sido ameno, y sus manos entrelazadas dejaban en evidencia que ni siquiera la presencia de ese sujeto lastimaría aquello que tenían desde hace tiempo.
¿Me quieres? Yo suelo querer más de lo que debo, yo bebo de la fuente del amor mientras me elevo
Antes de entrar a la casa, Jimin agarró del brazo a Jungkook, le dio vuelta y lo besó, colocando ambas manos en las mejillas del mencionado; el castaño sonrió y correspondió enseguida, colocando sus manos en la cadera del más bajo, acariciando con sus pulgares esa zona con extrema delicadeza.
Si vas a quedarte que sea conmigo
Al separarse ambos suspiraron y rozaron sus narices.
— Te amo — Susurró, Jimin cerrando los ojos.
Regálame tu risa, enséñame a soñar. Con solo una caricia me pierdo en este mar
— Y yo a ti, bebé — Murmuró Jungkook acariciando la cintura de su pequeño.
Cuando dices que me amas, ten presente que yo te amo más
— Nunca lo dudes... Fuiste lo mejor que ha pasado.
— Tú también fuiste lo mejor de mi vida, amor. Eres y serás aquella luz que ilumina mis noches de soledad, esa persona que alegrará mis días perdidos, ese pequeño con el lograré salir adelante sin importar qué, y el padre de esos los bebés más hermosos del mundo, no sé qué haría sin esos niños causa problemas... — Dijo mientras recibía un pequeño golpe en el pecho por parte de Jimin —. E-Es broma, bebé.
Cambiaría mi vida por repetir mil instantes y daría mil instantes por llamarte vida mía
— Más te vale, Jeon Jungkook.
— No me llames por mi nombre completo, Jeon Jimin.
Ambos rieron y volvieron a besarse, demostrándose el potente amor albergado en sus cuerpos.
Hazme tu sol. Y brillaré para ti. Hazme tus pasos. Y cuidaré de ti. Todo eso y más. Por ti. Por amor a ti.
El tiempo que estuvieron juntos y cuando Jungkook estuvo con él, apoyándolo, solo fortaleció aquel lazo que tenían ambos. Sus corazones latían a la par, sincronizándose de una manera enigmática, provocando que sintieran escalofríos en medio de aquel fogoso beso.
El amor solo es una palabra, pero tú le aportas definición.
No hubieran salido de su ensoñación, si no hubiera sido por qué escucharon como algo se rompía dentro de la casa.
— ¡Alerta roja! ¡Se rompió un jarrón! ¡Alerta roja! ¡Se rompió el jarrón de porcelana! ¡Jimin me va a matar! ¡Dónde están los niños! ¡Se me perdieron los niños!
— ¡Acá estamos tío! — Gritaron los hijos de los Jeon, Soobin y Soyeon.
— ¡Y mi hijo! ¡¿Dónde está mi hijo?!
— ¡Acá estoy papá! — Gritó el pequeño hijo de los Kim, tan solo dos años mayor que los otros dos, Yeonjun.
— ¡Jin ayúdame! — Chilló Namjoon desesperado.
— ¡Tú me dijiste que lo ibas a cuidar tú! "¡No Jin tú no puedes hacerte cargo de los tres niños, son mucho para ti! ¡Eres muy tonto para hacerlo! ¡Puedes matarlos con tus super hombros!" — Imitó Jin con cierta furia y diversión en su voz —. ¡Arréglatelas, genio!
— ¡Pero Jimin me va a matar!
— ¡Me vale mil hectáreas de mierda, Kim Namjoon!
La pareja suspiró y sonrió. Sus vidas estaban completamente perfectas, y Namjoon y SeokJin nunca cambiarían, seguían siendo esa encantadora pareja enamorada desde la primaria, trabajando como productores y modelos, ahora con un hijo de tres años, y otro más en camino.
Te conocí, me enamoré y puse mi vida en tus manos. Te quise, aceleré y nunca pisé los frenos.
Por ti saltaré todas las vallas, vayas donde vayas, besaré tus huellas en el suelo.
N/A: ¡gracias a todos los que apoyaron esta pequeña historia! 😭😭😭🏳️🌈
😘gracias también por los comentarios💬 y votos entregados⭐️ realmente me hace muy feliz💞
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