Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

uno

𝓡𝓮𝓬𝓾𝓮𝓻𝓭𝓸𝓼 𝔂 𝓛𝓪𝓶𝓮𝓷𝓽𝓸𝓼

• • •











La Haruno veía con tranquilidad la taza que tenía entre sus manos, revolviendo el líquido oscuro con una cuchara de metal y llevó el objeto a sus labios, absorbiendo el líquido caliente a la vez que sentía una presencia posicionarse frente a ella, al otro lado de la mesa, y mirarla con detenimiento. Miró a su hija con una ligera sonrisa y dejó la taza a un lado, dándole una fugaz mirada al reloj que estaba colgado en la pared más cercana, dándose cuenta que tenía bastante tiempo para ir al hospital.

—Buenos días, hija —saludó con tranquilidad la mayor.

—Buenos días, mamá —correspondió el saludo la menor peinando sus cabellos oscuros—. Me queda bastante tiempo para ir a la academia, ¿me podrías contar algo de Gisei?

La de hebras rosadas soltó una exhalación mientras negaba con una sonrisa, sin creer que su pequeña luz quiera seguir escuchando quien fue Gisei para ella. Se acomodó en su lugar y miró por unos breves segundos el anillo que estaba colgado en una fina cadena, oculto entre las ropas que portaba, y asintió.

—¿Qué te gustaría saber?

—¿Tenía familia? —la de ojos jades achinó sus ojos, rebuscando entre sus memorias y asintió.

—Su abuela, pero falleció cuando Pain atacó a la aldea.

Sakura realizó una mueca recordando lo destrozada que estaba la muchacha al enterarse que su abuela, su única familia, estaba muerta y que fue por un ataque de corazón luego de haber sido revivida por el jutsu que realizó en sus últimos suspiros Nagato. Parpadeó varias veces, sin querer sumergirse en ese basto mar de los recuerdos dolorosos y le dio otro sorbo a su café negro.

—¿Ustedes fueron pareja? —se atragantó con el café que aún permanecía en su cavidad bocal y tosió, siendo rápidamente auxiliada por su hija que comenzó a darle ligeros golpes a su espalda—. Lo siento, fui directa.

—No... no pasa nada, debía de haber supuesto que realizarías esa pregunta —negó Sakura pasando una servilleta por sus labios, limpiando los residuos que quedaron en sus belfos y siguió hablando—:  Sí, fuimos pareja.

—Cuéntame cómo pasó eso —dijo emocionada Sarada con sus ojos brillando, le gustaba ver a su madre sonrojarse al contar cosas de Gisei.

—Cuando tu padre se fue de la aldea, ella estuvo a mi lado siempre, ayudándome y haciéndome salir a delante; y unos tres meses, luego de que mi sensei me diera día libre, ella me lo pidió.

—¡Sakura! —escuchó el grito de saludo de la pelinegro que trotaba para alcanzarla y alzó su mano saludándola con una ligera sonrisa—. Supe que tienes día libre.

—Así es, ¿sucede algo?

—Me gustaría llevarte a un lado, si es que quieres —sonrió apenada a la vez que sus mejillas se teñían de rojo. Sakura sonrió.

—Claro, ¿a dónde me llevarás?

Ambas caminaron hacia un bosque que ambas recordaban demasiado bien, en donde fue su primera cita. La Haruno observó con extrañez las velas aromáticas que flotaban en el aire y varios pétalos de rosas estaban regadas por el suelo, miró a su costado a la mayor para preguntarle que era lo que estaba pasando pero solo pudo ver un gran ramo de rosas frente a su rostro.

—¿Gisei, qué es esto?

—Y-Yo..., m-me gustaría que f-fueras mi n-novia —musitó con nerviosismo la fémina mayor, la cual se regañaba mentalmente por haber tartamudeado como si se estuviera declarando frente al amor de su vida; irónico, porque así era—. ¡D-Digo! Y-Yo, eh... la verdad me gustas mucho, Sakura.

—Gisei, yo...

—Déjame terminar, por favor, porque sé que después me avergonzaré —pidió con un rubor en sus mejillas y bajando levemente el ramo de rosas—. Ha pasado ya casi un año desde que nos conocimos aún más, aunque yo te conocía desde antes pero me daba pena acercarme, y en verdad me gustas demasiado, linda, demasiado. 

«Tu personalidad fuerte, cuando sonríes emocionada ante la idea de ser genial en el ninjutsu médico, cuando finges molestias al escuchar el apodo que siempre te dice Ino, tus ojos brillando al ver un paisaje que realmente te encantó ver, el esfuerzo que pones en tus entrenamientos, tus gestos al comer tu comida favorita, la forma en que te expresas y tu basta inteligencia, tu risa, tu sonrisa y en como se ven tu cabellera rosada mecerse por la brisa.

—Todo en ti me gusta, Sakura, todo —sonrió a lo grande Gisei sin ser consciente de la mirada apenada de la menor—. Y sé que tu corazón aún le pertenece al Uchiha pero yo puedo esperar, puedo esperar por tu respuesta.

—Lo siento, Gisei, yo amo a Sasuke y tu no mereces que comiences una relación conmigo cuando aún tengo sentimientos por otra persona —se disculpó la Haruno viendo como la sonrisa de su acompañante decaía poco a poco, hasta quedar una sonrisa vacía.

—Lo sé, por lo menos acepta las rosas —aplanó sus labios bajando su mirada y agarró el gran ramo para después alzar su mirada y ver que ya no estaba la presencia de Gisei

—Lo siento.

—La rechazaste —musitó sorprendida Sarada y notó como su madre tenía una mirada brillosa—. ¿Por qué? Se notaba que ella te hubiera hecho bien, ¡hasta amada! y también noté que tu también gustabas de ella, pero... ¡elegiste a Sasuke! ¡Mamá! Hasta yo hubiera aceptado a Gisei.

La Haruno soltó una risa ante la rabieta de su hija y terminó el café de su taza, se paró y caminó a la cocina para lavar su taza escuchando detrás de ella las quejas de su hija.

—¡Encima! Papá nunca te trató bien mientras que ella sí, ojalá yo hubiera nacido en esa época y hubiera conquistado a Gisei.

Apretó sus puños ante lo que dijo Sarada y un tic se vio en su ojo al escuchar más.

—A parte, yo la haría más feliz, seguramente; no la rechazaría y le daría el mismo amor que ella te hubiera dado.

—¡Gisei es mía, Sarada! —exclamó con fuerza Sakura volteándose a verla y recibió una sonrisa de lado de su hija, se quedó tiesa por unos minutos dándose cuenta de su error—. H-Hija...

—Te pusiste celosa, ¡te pusiste celosa de tu propia hija! —rio la menor en la cara de su madre, logrando que un potente sonrojo se presentara en las mejillas de la mayor—. Bueno, bueno; ay, creo que voy a llorar de la risa.

—Hija, no me pongas así —pidió la mujer que trataba de ocultar su sonrojo.

—Me gusta verte así, mamá, es como si estuviera viendo a una adolescente enamorada —soltó con una sonrisa la muchacha de hebras negras parándose y abrazando a su madre—. Ya debo irme, ¿después me puedes seguir contando de ella? Porque dijiste que fueron parejas pero tu la rechazaste, así que hubo algo más y me lo deberás contar.

Sakura correspondió el abrazo y quiso por unos momentos tener una vida así de cálida junto con Gisei, tragó el nudo en su garganta y musitó una respuesta afirmativa. Unos momentos después vio a su hija salir por la puerta despidiéndose de ella y suspiró bajando su mirada, se estaba hundiendo a ese mar y sabía que le dificultaría salir si es que seguía recordando cada vez más.

—Te extraño, Gisei.

• • •

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro