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Es increíble lo rápido que se te puede caer el mundo. Si, ese mundo que conocías.

No soy capaz de decir nada pero soy consciente de que no estoy bien. Era de esperar, tantos espasmos no son un buen presagio.
Pero en estas situaciones lo mejor que puedes hacer es aceptarlo.

-Estaba con la familia Larwen- informo para disipar los pocos ánimos. Amanda me mira y frunce el ceño enfadada.

-No sé que se te ha perdido allí para que vayas directamente nada más salir- su tono muestra irritación.

A los pocos segundos su expresión cambia a desasosiego. Esta chica es bipolar.

Comienzo a mirar sus ojos en los que ella siempre ha reflejado sus emociones. Su rostro está tal y como lo conocía excepto porque ha crecido. La pequeña Amanda ya no es tan pequeña.

Flashback

Suena el timbre de mi casa. No tengo que salir por la ventana para ver quien es.

-¡Mami me voy! - comienzo a bajar las escaleras de la casa con ímpetu.

-Pequeño ni se te ocurra ir afuera sin chaqueta- su voz dulce hace me siento bien. Tras unos segundos ya tengo una en la mano. -¿No te llevas al señor Mister Warley? Se pondrá triste- hace una mueca de tristeza agitando los brazos del conejo de peluche.

-Vale pero solo esta vez- lo sujeto con mis pequeñas manos y salgo a la calle.
Una chica pelirroja con pecas en la cara y ojos azules me mira sonriente. Amanda Jobs

-Ya era hora, te he estado esperando mucho- la niña se acomoda la trenza.

-Mi mami me distrajo con Mister Warley- le enseño el conejito.

-¡Vamos! - me coge de la mano y empieza a correr para que las gotas de lluvia no le mojen el pelo.

Fin del Flashback

-Voy a ir a un parque cercano- ambos levantan la vista. Sus miradas son de tristeza todavía pero entiendo que les cueste asimilarlo y no puedan disimular.
Al final asienten sin decir ni una sola palabra.

Salgo de casa y me dirijo hacia el "National Mall". Marco un número y al instante me contesta.

Tras unos minutos llego al fin y me dirijo a la zona del parque en la que he quedado.
La luz del Sol me ciega y escucho a los pájaros cantar. Es alucinante lo bonita que es la vida cuando prestas atención.

Media hora después al fin aparece.

-Has tardado bastante- lo miro de reojo.

-Sabes que no puedo aparecer así porque sí- su tono es serio y parece que no se alegra de verme

-No es culpa mía que estés metido en esa mierda

-No se para que me llamas- rueda los ojos- si vas a criticarme mejor vete

-Tengo problemas papá- lo miro a los ojos- ¿O debería llamarte traidor?

-Sabes que no os abandoné porque quise

-Claro, fue para saciar tu lujuria, gula y egoísmo ¿Verdad? - su rostro se torna serio.

-¿Para qué me has citado aquí? - pregunta cambiando de tema.

-Quería arreglar las cosas contigo y no tener rencores- mi voz suena segura y pacífica. Richard me mira y saca un cigarrillo.

-Sabes que no tengo problemas contigo

-Pero yo sí y quería hablar contigo de mamá - el silencio que se forma después de mis palabras es abrumador

-¿Que quiere Lizeth?- frunce el ceño y arruga la nariz. Su rostro se tapa por el humo que suelta el cigarro y tose.

-Murió hace veintidos años en el terremoto. Ni siquiera viniste a por mí a pesar de que los Larwen te llamaron todos los días durante dos años. - recuerdo esos momentos. Fueron abrumadores y muy tristes. Para cualquier niño es traumático. Su cara se torna triste pero no puedo distinguir si lo hace para vacilarme.

-No tenía ninguna intención- tira el cigarrillo al suelo y lo pisa. -Suerte con tus problemas y con tu difunta madre- camina hacia la salida y cada vez se aleja más de mi.

¿Enserio? No puedo creerlo. ¿No siente nada hacia su propio hijo?

Salgo del parque y llamo a Amanda. En tan solo diez minutos está en la entrada del parque.

-¿Qué ha pasado? -por su tono de voz suena preocupada, pero ella siempre lo está por mí. Me siento en la hierba.

-He quedado con mi padre- digo al fin tras cinco minutos en completo silencio .
Ella asiente en señal de que continúe. - Me ha dicho que nunca ha tenido intención de verme a mi o a mi madre

-Lo siento mucho- se sienta a mi lado y me pasa la mano por la espalda acariciandome. Sonrío de lado.

-No pasa nada, lo suponía- la miro a los ojos. Todavía guarda su color azul intenso en el iris. El viento sopla lo que provoca que un mechón de pelo rojizo me de directamente en la cara.

-Perdona- ríe acomodandose el mechón detrás de la oreja. Yo río también.

-¿Te apetece un helado? - su expresión es de sorpresa -¿Sabes que es un helado "Amandrius"? - se que odia ese nombre.

-Claro que se que es un helado- cruza los brazos- no soy idiota

-Ah, no lo sabía- ella me da un golpe en la cara y comienza a reírse.
Me froto la parte enrojecida y me río con ella.
Me pongo de pie y la invito a ir a una heladería que hay cerca. Ella acepta.





-No puede ser- susurra Amanda tapándose la cara para que no la vean.

-¿Qué pasa? - pregunto dándome la vuelta y entonces lo entiendo. El ex de Amanda aparece por la puerta con una mujer que para la edad que sé que tiene, es mayor que él.

Él nos mira y levanta la mano en señal de saludo. Se acerca a nosotros.

-¡Damon! ¡Cuánto tiempo! ¿Dónde te habías metido? - el castaño me da una palmada fuerte en la espalda.

-Si tu supieras...
Amanda sigue incómoda. Solo se limita a sonreír y a mover la mano saludando.

-¿Por qué no me has escrito en tanto tiempo?

-Matt... - la chica habla en señal de que deje de ser tan intenso. O eso quiero pensar.

-Estuve ocupado

-Hola Amanda- se acerca a ella y se agacha para darle dos besos.

-Hey

-¿Y qué contáis? ¿Qué tal está Rebeca? ¿Y Blair? ¿Siguen juntos como en el instituto?- pregunta Matthew con su característica energía arrolladora.

-Preguntales a ellos- sonrío al ver entrar por la puerta a Rebeca y Blair. Al fin han llegado, parece que han pasado siglos desde que la he llamado.

Ambos se sorprenden al ver a Matthew otra vez y acompañado de una mujer más mayor.

-¡Cuánto tiempo! - Matthew abraza a Blair y lo estruja. Parece fingido. -Madre mia- su cara de sorprendido al ver a Rebeca embarazada es muy evidente. Hasta yo me quedé en shock. -Sigues igual de preciosa que en el instituto- su sonrisa es más grande ahora. No se que pretende.
¿No ve que esta casada? Disimula un poco tío.

-Gracias Matthew- Rebeca parece incómoda. Pero no más que Amanda.

-¿Quieres que nos vayamos? - susurro cerca de ella. Me percato de que está mirando a Rebeca sólamente. ¿Qué le pasa? - Hey- vuelvo a llamarla

-No, quedémonos aquí- sonríe. Asiento no muy convencido.



Me levanto al baño un momento después de hablar con todos los de la mesa. La novia de Matthew, Lisa, es muy amigable y guapa a pesar de tener siete años más que él.

Al acabar salgo y me encuentro a la morena.

-Perdona, no sabía que aún estabas aquí- sonríe inocente.

-Tranquila, ya me voy- salgo y le sujeto la puerta para que pase.

-En realidad... - me empuja adentro del baño y pone el pestillo. -Quería conocerte mejor, me has caído muy bien Dam- su perfume a rosas inunda la sala.

-¿Qué haces? - pregunto confundido y sorprendido a la vez. Ella sonríe pícara.

-Disfruta el momento y no pienses, no es sano- eso me pilla por sorpresa lo que hace que baje la guardia y en ese instante me bese. ¿¡Qué hace?!

Abro los ojos como platos y la aparto de un empujón.

-¡Déjame en paz! - salgo del baño asqueado.

Llego a la mesa y me siento como si nada hubiera pasado. Amanda y Rebeca me miran sorprendidas. Rebeca levanta su mano y se toca la boca con el dedo índice. ¿Qué?

-¿Qué has hecho? - Matthew se levanta del asiento. -¿Y Lisa?

-En el baño- contesto tocandome la boca con los dedos. Cuando los retiro veo rastro de pintalabios rojo.
Mierda. No me da tiempo a nada antes de que Matthew me pegue un puñetazo.

Me caigo de la silla y mi espalda impacta bruscamente con el suelo.

-¡Matthew! - escucho a Rebeca gritar

-¡Yo no he hecho nada! - le grito antes de que me de otro puñetazo, el cual no consigo esquivar.
El sabor metálico de la sangre inunda mi boca. Escupo.

-¡Vosotros dos parad ya! - el dueño del lugar viene y aparta a Matthew de encima mío. -¡Fuera de aquí ahora mismo!
Lo arrastra hasta la puerta y lo empuja afuera. -¡Vosotros también! - nos señala a todos nosotros. Todos los que están en la heladería nos miran curiosos.

Blair me ayuda a levantarme del suelo y nos vamos todos juntos fuera.
Tratamos de calmar a Matthew y al final Amanda lo consigue. Menos mal.

Al poco rato el dueño saca a Lisa a la calle con nosotros. Lleva el pelo hecho un asco y se le ha corrido el rímel. ¿Qué ha hecho?

-¡Y no volváis hasta que sepáis comportaros como adultos que sois!

-¿¡Qué te ha hecho?! - Matthew vuelve a alterarse. Mira a Lisa.
Ella se queda callada unos segundos pero al final habla.

-El ha tratado de forzarme a... - salen las lágrimas de sus ojos y sus piernas tiemblan.
Me mira a mí.

-Te he dicho que no yo he hecho nada tío- me acerco a el. - De verdad, yo no la he tocado

-¡No soy idiota! - me grita y vuelve a darme un puñetazo en la mejilla. Hago una mueca de dolor y me toco la zona.

Matthew respira hondo. Blair y Rebeca están mudos y Amanda no deja de mirarme.
Me acerco a ella.

-De verdad que no he hecho nada- su mirada de decepción me rompe el alma. -Amanda por favor...

-¡No!- sus ojos se llenan de lágrimas-No me hables- se da la vuelta y comienza a irse del lugar. La veo alejarse lentamente.

Matthew me amenaza y se va con Lisa en busca de un taxi. Por suerte no va a denunciarme.

Blair y Rebeca siguen allí conmigo. El silencio es abrumador y sus caras de confusión son evidentes.

-Yo te creo- la voz dulce de Rebeca rompe la tensión en el ambiente. La miro y sonrío apenado.

-Yo también- Blair me pone una mano en el hombro -Eres tonto pero no idiota- sonríe.

-Lo siento, no debería haber pasado esto...

-Tranquilo, lo entendemos. - Rebeca habla por los dos. - Matthew es muy intenso y Lisa una aprovechada.

-Gracias...

-Amanda no te dejará entrar en la casa de Keyn ¿Verdad? - Blair me mira a los ojos.

-No lo sé. Keyn no está así que supongo que ella ahora es la dueña por unos días. Voy a llamarla- marco su número y espero a que suene. Un toque, dos toques, tres... Cuelga. -Esta enfadada conmigo.

-Ven con nosotros- Rebeca se acerca a mí. -Me vendrá bien un poco de compañía en casa ya que Blair se va a trabajar todos los días- ella lo mira y este asiente sonriendo.

-Claro, teóricamente eres mi hermano

Sonrío agradecido y Rebeca me devuelve la sonrisa.
Esto me recuerda a viejos tiempos cuando casi la tenía enamorada de mi. Me entra la nostalgia en menos de lo que pensé y me invaden recuerdos que no deberían.

Solo conseguí besarla una vez en mi vida. Y cuando desperté en la cama en casa de Keyn pensé que vendría conmigo. Pero me equivoqué.

A veces las cosas no salen como uno quiere y solo tienes la opción de aguantar y ver a la persona que quieres siendo feliz con otro.

Pero es mucho más difícil si es con tu propio hermano.


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