02
Jisung jugaba con sus pies, impaciente, en la sala de espera del consultorio del doctor. Minho le tomó la mano y liberó algo de su olor para transmitirle confianza. El menor esbozó una tímida sonrisa en respuesta, y aspiró hondo el aroma a café y chocolate de su pareja.
—Pasen por favor. El doctor Seo los espera — anunció la secretaria, sacando al omega de su ensoñación.
Ambos entraron al consultorio y cada uno se sentó en una silla frente al escritorio de ese grande cuarto. Jisung observó su alrededor, en un intento de calmarse. Algunos diplomas enmarcados colgaban de las paredes, habían estantes llenos de libros, y unas cuantas fotos donde se veía a una pareja con un niño pequeño. Jisung supuso que sería la familia del doctor Seo. El cual, sentado frente a ellos, habló.
—Buenos días, soy el doctor Seo Changbin.
El doctor era un hombre de estatura media, de piel blanca y por lo que Jisung pudo sentir gracias a un leve aroma a petricor que desprendía, un alfa. Se había presentado sonriendo y mostrando unos lindos hoyuelos.
—Ustedes deben ser la pareja Lee... Jisung, ¿cierto? — el nombrado asintió — ¿Es tu primera visita por tu embarazo?
—S-si, de echo apenas me enteré hace unas semanas.
—Ok, ahora te haré algunas preguntas rutinarias — aclaró el doctor — ¿Fecha de último celo?
—Hace un mes. El catorce — respondió con algo de timidez — Creo...
—Ok — Seo tecleó algo en una computadora y continuó — ¿Has ingerido alcohol, tabaco, o alguna otra sustancia tóxica?
—No, no fumo, pero hace unas semanas tomé algo de alcohol, ¿es peligroso?
—No tanto, si fue en pequeña o moderada cantidad — respondió, pensativo — Pero a partir de ahora, absolutamente nada de alcohol o algo de lo que te mencioné.
Jisung suspiró.
—Esta bien, doctor.
Salieron del consultorio, el doctor le había recetado a Jisung algunas vitaminas por su embarazo, además de darle algunos consejos sobre su alimentación y cuidados para que el bebé naciera sano y fuerte. Minho manejó hasta su departamento, mientras Jisung no despegaba la vista de un folleto que había tomado del consultorio.
— No leas cuando estoy en movimiento — advirtió — Puede dañar tu vista.
—Mhm, lo que digas, cielo — respondió sin dejar de leer.
Minho gruñó, levemente molesto. Pero ignoró lo ocurrido y se concentró en al camino.
—Oh, ¿en serio me pondré así de gordo? — aprovechó el semáforo en rojo para voltear a ver a Jisung, que tenía un tierno puchero en sus labios — Ya no me querrás entonces...
El folleto que venía leyendo tenía un diagrama sobre cómo el vientre crecía durante el embarazo.
Jisung llevaba poco tiempo, así que su abdomen aún estaba plano. Por curiosidad, se imaginó cómo luciría Jisung en el noveno mes, con la barriga hinchada y las mejillas regordetas. Sonrió, enternecido de solo pensarlo.
—Tonto, siempre te querré — besó su mejilla — pero déjame conducir, o chocaré y no habrá nada de ti que querer — devolvió su vista al camino.
Jisung mostró una linda sonrisa, que dejaba ver sus dientes. Miró a la ventana y se recargó, mientras pensaba en la nueva etapa que estaría por pasar. Una vida estaba creciendo en su vientre, y aquel infantil sueño de encontrar al alfa de sus sueños y formar una familia con él finalmente se cumplía.
Algo dentro de él le decía que todo iba a estar bien
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