La vida con Giyuu Tomioka, era por así decirlo...
...extremadamente monótona.
Se levantaba, se aseaba, desayunada y se iba a hacer su trabajo como cazador dejando a la ladrona albina sola todo el día, sin supervisión, cabe agregar.
Y la ladrona sacaba provecho de tener la casa sola. Salía a pasear por las mañanas y tomaba cosas de peatones despistados que probablemente no se daban cuenta del hurto hasta que llegaban a casa y ya era muy tarde para saber quién había sido el ladrón.
Ella por su lado guardaba cuidadosamente sus "trofeos" en la habitación que Tomioka le había proporcionado. Tenía la suerte de que el pilar era un tanto disperso y nunca consideraba siquiera revisar su habitación para verificar que se estaba comportando.
Después robar hacía su parte, lógicamente. Limpiaba la finca un poco (cosa que Tomioka buscaba el momento apropiado para decirle que no haga más, ya que queda más sucio que como estaba antes) y cocinaba una cena relativamente decente.
Aunque el azabache no solía llegar a casa el mismo día que salía, cenar sola tampoco era desagradable. Podía sentarse en el patio y escuchar a los grillos cantar hasta quedarse dormida. En algunas ocasiones despertaba en su habitación, gracias a Tomioka, que la encontraba durmiendo afuera y después de debatir mucho con su voz interior decidía levantarla y dejarla sobre el futon de su habitación.
Ahora mismo era lo opuesto, el pilar del agua había llegado temprano y se encontraban cenando. No era una cena callada, ella hablaba lo suficiente por los dos y él no tenía problema alguno en sentarse a escuchar sus disparates mientras comía.
— ¿Sabes Tomioka-Kun? Las mariposas son bonitas pero en el fondo son malignas, una vez leí que les gusta la sangre y los cadáveres en descomposición, son un poco como los demonios, se ven bonitos pero son unos traidores hijos de #^{*]%]+.
Tomioka solo asintió mientras comía, haciendo una nota mental con la inútil información que acababa de escuchar.
—Oh, ahora que lo recuerdo, anoche soñé con alguien llamado Sabito, me recomendó prepararte salmon con daikon, así que hice un poco. — comentó mientras se levantaba para dirigirse a la cocina, mientras Tomioka se atragantó con lo que estaba comiendo por la impresión.
En la cabeza del pilar era imposible, ¿cómo habría soñado con alguien que nunca conoció? También era inconcebible que supiera de su platillo favorito sin haberle preguntado.
Un plato cuidadosamente preparado y presentado de salmón con daikon fue colocado en la mesa frente a él, sacándolo de sus pensamientos. El salmón tenía un color rosado apetecible y el daikon estaba cortado tan uniformemente que se veía irrealista. El problema era esa fuerza poderosa que tiraba de las comisuras de su boca para hacerlo sonreír. Se aclaró suavemente la garganta para mitigar la sensación cálida que burbujeaba en su estómago y miró a la ladrona, que lo veía con una sonrisa entusiasta.
—C-Cuéntame sobre tu sueño...— pidió el pilar suavemente mientras tartamudeaba levemente, la sorpresa de escuchar ese nombre y el apetecible platillo frente a él lo estaban afectando.
La ladrona por su parte estaba sorprendida, ¿Cuatro palabras juntas y sin que ella le hiciera una pregunta, siendo él quien iniciaba la conversación? Eso era lo más que lo había escuchado hablar durante una cena en las dos semanas que llevaban viviendo juntos en la finca del agua.
Cuanto se recuperó de su sorpresa y miró al rostro del azabache, distinguió en sus ojos claramente un atisbo de curiosidad e incredulidad.
—Bueno... —comenzó ella, poniendo sus ideas en orden— justo antes de quedarme dormida afuera, escuché una voz suave y vi un destello blanco. Al abrir los ojos de nuevo, estaba en un bosque montañoso cubierto de niebla y frente a mí había un chico con un haori que tenía el mismo patrón que la mitad del tuyo, entonces asumí que eran amigos e iban a juego, entonces le pregunté qué asuntos tenía en mis sueños.
Él la escuchaba y la sorpresa en sus ojos poco a poco iba contagiando el resto de su rostro, el bosque montañoso podría referirse al cual donde vive su maestro Urokodaki. Además, no tendría forma de saber lo del haori sin haber conocido a Sabito.
—Me dijo que quería conocer en persona a quien cuidaba de ti. —ella continuó— me pidió que te siguiera acompañando mientras me fuera posible y me contó lo del salmón con daikon. Después de eso desperté y habían dos cosas sobre mi futon. —se levantó y fue a su habitación, Tomioka escuchó sus pasos acelerados y el sonido de cosas moviéndose y después de unos segundos la ladrona apareció de nuevo—
Llevaba puesta la máscara protectora y tenía una carta con su nombre en el sobre. Tomioka sentía como si el mismo Sabito hubiera llegado a despedirse en persona.
La ladrona se levantó para darle espacio. Desde su habitación le pareció escuchar un suave sollozo y dedujo que era Tomioka quien lloraba así que regresó con él, sin saber si quería estar solo o acompañado en su dolor.
La escena que encontró la conmovió. La carta estaba abierta sobre la mesa ya habiendo sido leída. Y Tomioka Giyuu...
...tenía una sonrisa mientras comía con lágrimas el salmón con daikon, el último regalo que Sabido y Makomo habían preparado para él.
La albina sonrió y lo abrazó, su abrazo fue correspondido.
Se sintió realizada y feliz, hasta que vio un rostro con 6 ojos mirándola fijamente a través de una de las ventanas de la finca. Nunca supo que decía la carta destinada a Giyuu, pero ahora ese era el menor de sus problemas.
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Bueno, un capítulo más, un capítulo menos. En este capítulo decidí hacer algo más profundo para explicar su relación con Tomioka y al mismo tiempo les di otra pista sobre las habilidades de la ladrona albina.
Bien excluyendo su futura respiración, la protagonista tiene 2 habilidades irregulares. Una fue mostrada en el capítulo y la otra fue mostrada en este.
Quiero escuchar sus deducciones en los comentarios, los veo pronto.
Después de todo, recuperé la pasión por escribir.
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