Darle un puñetazo a alguien dentro del recinto escolar implicaba ser expulsado deforma inmediata.

Yo no quería que me expulsaran.

Eso fue lo que me dije a mí mismo mientras caminaba desde el aula de castigo hacia el aparcamiento.

Había sido el primero en salir de la clase y tenía que llegar a casa sin ver a Mingyu o no sería capaz de controlarme.

Llegar al aparcamiento no me sirvió de nada, porque ni mi hermano y ni mi madre estaban esperándome.

Saqué el móvil y le envié un mensaje a Jimin:

«¿Va a venir alguien abuscarme?»

— Jeon —dijo una voz detrás de mí.

Era Mingyu.

Me di la vuelta rápidamente para darle la cara.

Luego retrocedí un paso, pero las manos se me cerraron en dos puños.

Dos puños muy apretados que se morían por entrar en acción.

— ¿Qué?

— ¿Él sabe que eres tú?

El estómago me dio un vuelco.

Así que había atado cabos.

Ahora tenía que pensar cómo responder a esa pregunta.

Si decía que sí, él se encararía con Tae Hyung.

Si decía que no...

¿Qué pasaría?

¿Se lo diría?

¿Continuaría siguiéndole la corriente como si fuera él... Si es que era eso lo que había estado haciendo?

Tenía que tomar una decisión.

— No. No lo sabe.

Pero ni de broma iba a decirle que Kim pensaba que era él.

Mingyu sonrió con suficiencia.

— Eso pensaba. Eun Woo me ha dicho que escribes y lees cartas en Química casi todos los días. No sabía con quién te las intercambiabas.

Así que Mingyu no había atados cabos solo con las letras de mis canciones.

Chá Eun Woo también le había contado lo de mis cartas.

— Si Tae se entera de que eres tú, se muere —siguió Mingyu— Te odia.

— Lo sé.

Se me estaba formando un nudo en la garganta y no sabía por qué.

Él no había dicho nada que yo no supiera ya.

¿Por qué ya no estaba enfadado, sino triste?

¿Por qué había pasado de querer golpearlo a querer meterme en la cama y no salir jamás?

— Si supieras la mitad de las cosas que ha dicho sobre ti, no estarías colado por él —continuó con crueldad.

— No estoy colado por él. Tengo... Novio.

La última palabra me salió un poco ahogada.

Principalmente porque Yoongi no era mi novio, pero en aquel momento me hacía mucha falta considerarlo como tal.

— Esos poemas cuentan una historia muy distinta.

— No estoy colado por él.

— No le diré a Tae que eres tú, pero tienes que dejar de escribirle. Ahora estamos juntos.

— Lo sé.

Alguien tocó el claxon dos veces y eché un vistazo con la esperanza de ver a mi hermano.

En su lugar, vi a Tae Hyung.

— Vienen a buscarme —dijo Mingyu con una sonrisa tan engreída como el tono de su voz.

Debió de tardar un segundo de más en salir corriendo hacia el coche, porque Kim se bajó y se acercó a nosotros.

Aquello iba de mal en peor.

— Hola, chicos —dijo.

— Vámonos —le dijo Mingyu.

Tae Hyung me señaló.

— Qué bien llevas hoy el pelo, Koo.

Me obligué a no levantar la mano para peinármelo.

Se notaba que me lo había dicho con sarcasmo por aquella estúpida sonrisa suya.

Mingyu se rió.

— ¿Se han hecho amigos durante el castigo? —preguntó Kim.

— Qué va —le aseguré, tratando de mantener el control de mí mismo.

Por suerte, ya no tenía ganas de llorar.

Solo estaba enfadado.

— ¿Él también es enemigo tuyo? —me preguntó, sonriéndome aún con burla.

— No finjas que no lo sabes —le solté— Tu novio solo me estaba recordando por qué no me relaciono con personas como ustedes dos.

Mingyu se rió.

— No te relacionas con nosotros porque no eres bienvenido, pero buen intento.

Tae Hyung parecía estar a punto de decir algo, pero dudó, como si estuviera esperando a que yo respondiera.

No lo hice.

Estaba harto de ellos.

Me di la vuelta y me alejé a toda prisa.

Me permití mirar atrás una vez y, por desgracia, vi que Mingyu le había rodeado la cintura con un brazo.

Mientras se marchaban, me guiñó el ojo por encima del hombro, como si fuéramos conspiradores.

Como si fuéramos algo.

¿Por qué no le había pegado un puñetazo y punto?

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⚘ Atte. ⚜☦ Ðҽʋιℓ Ɱιɳ ☽⋆