Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXV

Así como así, los dos más horribles seres humanos ahora estaban muertos.

¿Cómo procesar eso?

Jungkook, por su parte, se apresuró y se arrodilló junto a mí y Hoseok que todavía seguía encima de mío sangrando.

—Nayeon. ¿Estás bien?

—Te dije que no me siguieras —me quejé.

Con un bufido negó con la cabeza solo para aspirar una bocanada de aire y volver su atención a Hoseok—. ¿Está...?

—No, está vivo —Acaricié el pelo de mi salvador—. Puedo sentir su aliento en mi cuello.

—Ay, carajo. Gracias —Agarrando el hombro de Hoseok, Jungkook apretó los dientes mientras rodaba el cuerpo de encima—. Maldita sea, así como lo ves es puro músculo también, ¿eh?

Aspiré el aire tan pronto como Hoseok estuvo fuera de mí. Luego de que Jungkook colocó suavemente a nuestro amigo de espaldas a mi lado, me senté y me arrastré hacia ellos sólo para darme cuenta de toda la sangre que había.

Absolutamente traumático y aterrador.

Vi a Jungkook tragar saliva con tristeza, y levantar el brazo de su compañero para encontrar la fuente de la herida.

—Aquí. Le dio en el brazo.

Me saqué la camisa que llevaba manchada de sangre para hacer con ella un torniquete. Cuando hice presión al brazo de Hoseok, contuvo el aliento.

Oscuras pestañas largas revolotearon antes de que abriera los ojos. Se centró en mí, y luego volvió la cabeza ligeramente para ver a Jungkook.

—¿Qué pasó?

—Te negaste a dejarme sola con mi padre, dulce y noble idiota —le dije.

—Y te dispararon por eso —añadió Jungkook.

—¿En serio? —Hoseok frunció el ceño mientras trataba de incorporarse—No me siento disparado. No duele nada. —Cuando hice una seña a la sangrienta herida en el brazo que presionaba con mi camisa, tomó aire, y su rostro de inmediato palideció—. Bien, ahora lo siento.

Su voz se hizo más débil, y se tambaleó.

Jungkook cogió su hombro estabilizándolo. —Tal vez deberías recostarte antes de desmayarte de nuevo.

Horror inundó la expresión del chico. —¿Me desmayé? No vas a decirle a Jimin, ¿verdad? Nunca me dejaría olvidar eso.

Contuve una carcajada sorprendida, a pesar de que el sonido salió al final en una extraña especie de sollozo. —Creo que seré capaz de omitir eso y centrarme más en la parte donde te metiste en frente de una bala para salvar mi vida.

Hoseok asintió sin entender mi broma. —Gracias. Lamento desmayarme encima de ti. Qué vergonzoso. —Sus ojos eran tan sinceros.

Le di una mirada incrédula a Jungkook. Pero en serio, ¿este chico se disculpaba después de arriesgar su propia vida para salvar la mía?

—Creo que va a encontrar una manera de perdonarte, hyung. —Los labios de Jungkook se apretaron mientras trataba de ocultar su propia sonrisa.

—Bien —Hoseok se sentó de nuevo, solo para detectar los cuerpos de mi padre y la señora Yoon en la calle—. ¿Qué...? —se quejó, con los ojos muy abiertos mientras iba de blanco a verde—. ¿Están...?

Me mordí el labio, negándome a mirarlos. Mi estómago protestó y me tapé la boca—. Tenemos que movernos de aquí.

Ayudamos a Hoseok a ponerse de pie. Todavía parecía mareado, pero podía estar parado sin ayuda.

Tan pronto como despejamos el área, un grito que venía doblando la esquina nos dijo que la policía había llegado. Jungkook respondió pidiéndoles que se aproximaran.

No sé cuánto tiempo paso después de eso, pero los tres nos aferramos juntos cuando nos preguntaron lo que pasó y un paramédico miró el brazo de Hoseok. El pobre se encontraba aún más avergonzado de desmayarse cuando se dio cuenta de que la bala apenas había rozado su bíceps. Era tan pequeña la herida que los asistentes médicos decidieron vendar el corte allí en el bar sin siquiera llevarlo al hospital.

Herida superficial o no, yo todavía pensaba que era muy valiente, y se lo dije mientras le daba un beso de agradecimiento en la mejilla. Luego me pegué a él, sintiéndome segura teniéndolo a mi lado.

Cuando se sonrojó tímidamente y bajó la cara, el oficial asintió en su dirección. —¿Y qué hacía aquí, señor Jung?

No sabía que era posible que la cara de Hoseok se pusiera más roja, pero lo hizo.

Mirando rápidamente a Jungkook, balbuceó—: La señora Yoon me llamó temprano antes de mi turno. Dijo que necesitaba que moviera algunas cajas. Pero... eso no es lo que quería realmente. Cuando Nayeon apareció para hablar con el... eh... señor Im, me quedé porque no confiaba en él. Mientras estaba con el teléfono, fingiendo escuchar música, le envié un mensaje a su novio diciéndole lo que sucedía.

—¿Le enviaste un mensaje a Jin?

Asintió haciendo una mueca como si me pidiera disculpas por su engaño. —No tenía ni idea de que la señora Yoon sacaría un arma, pero en cuanto desaparecieron por la puerta de atrás y ella fue tras ustedes, mi intuición me dijo que algo no iba bien. Así que seguí mis instintos.

—Muy inteligente, muchacho. —dijo el oficial. No hizo más preguntas después de eso, y se alejó para tener más información de la oficina.

Miré a los dos hombres que me rodeaban, agradecida de que estuvieran ahí. Si no fuera por su presencia, seguramente estaría hecha un lio, irracional e histérica.

Resoplé, necesitando algún alivio cómico.

—¿Sabes?, esta es la segunda vez que me disparan en un año. Como que ya está pasando de moda.

Jungkook resopló y agitó su cabeza. —Sí, bueno, es la segunda vez que he tenido que quitarle la pistola a la persona que te disparó. ¿Qué no se supone que portar armas en este país es ilegal?

Resoplé en respuesta. —Ah, por cierto, eres un pésimo negociador.

—¿Qué querías que le dijera, que también la amo?

—Sí. La mujer tenía una pistola, tonto. Podría haberte disparado por decirle que amabas a SiYeon. Ay, mierda. ¿Llamaste a SiYeon?

—Sí. —Rodó los ojos—. Se está volviendo loca porque está cuidando a los niños y no puede venir con nosotros.

—Pobrecita —Palmeé su brazo, y le observé un segundo más cuando sentí sus músculos temblar con mi toque. Seguía bastante nervioso por todo. Pero, bueno, no era el único—. ¿Estás bien?

Me miró con sus cejas elevadas y expresión de niño perdido. —Claro. ¿Por qué? Nadie me disparó.

Qué mentiroso.

—Bueno... Tu agresora está muerta. —Eso tenía que significar algo.

Agitó la cabeza como si no quisiera pensar en lo que acababa de pasar, pero luego me miró. —El tuyo también.

Tragué saliva. —Sí. Supongo que eso significa que estás pasando más o menos por lo mismo que yo, ¿eh?

—Básicamente. —Tomó mi mano y apretó los dedos en compañerismo, haciéndome saber que todo estaría bien.

Hoseok miró entre nosotros. —Probablemente debería fingir que nunca he oído nada de eso, ¿verdad?

Creí que estaría horrorizada de que otra persona supiera mi profundo, sucio y oscuro secreto, pero la verdad, ya no importaba. Jin me sacó de todos los horrores que me atormentaban, y ahora podía encontrar una manera de sobrellevarlo.

Pero pensar en Jin me hizo ansiarle más. Si Hoseok le envió un mensaje de texto de emergencia, ¿por qué diablos no había venido? Necesitaba su...

Y entonces, como si mis anhelos lo hubieran arrastrado hasta aquí, lo escuché gritar mi nombre. A la entrada del club, fue rodeado por un grupo de policías que le sujetaron diciéndole que no podía entrar. Cuando me vio, gritó mi nombre otra vez y trató de abrirse paso con más fuerza.

Salté del taburete y me apresuré hacia él. —¡Está bien! ¡Está aquí por mí!

Un policía me miró y finalmente lo soltó. Casi me rompió una costilla al abrazarme tan fuerte contra él.

—Nayeon. Mierda. ¿Estás bien? Me he estado volviendo loco desde que leí ese mensaje. —Mirando la sangre, dijo—: ¿Por qué estas sangrando? ¿Estás herida? ¿Te tocó? ¿Qué pasó?

—Estoy bien. No es mi sangre. Estoy bien. —Le abracé, definitivamente sintiéndome mejor porque al fin me encontraba donde más quería estar en el mundo. En sus brazos.

Y ahora que lo tenía donde más le necesitaba, todas las emociones que había estado guardando se escaparon. Lo apreté más fuerte, enterré la cara en su cuello respirando su relajante olor, y lloré. Lloré mucho y con fuerza.

—Ya está —murmuró, acariciando mi cabeza y meciéndome—. Déjalo salir. Solo déjalo salir.

Él no tenía ni idea de por qué lloraba, o lo que acababa de sobrevivir. Solo sabía que tenía que drenar todo el miedo, el horror, el shock y la angustia.

No supe durante cuánto tiempo me abrazó, pero lo hizo hasta que se me secaron las lágrimas. Estaba mareada de lo fuerte que le había cogido, y me dolía la cabeza. Di un paso atrás para mirarle; él, me besó la mejilla y secó mi cara con sus palmas.

—¿Por qué tardaste tanto en llegar?

Aturdido agitó la cabeza. —Una trabajadora social apareció en el taller para hablar conmigo.

¿Cómo? Maldición, y yo que salía del shock de lo que acababa de pasar en el bar. Esto me metió el miedo en el cuerpo nuevamente.

—¿Bon-hwa?

Gracias al cielo que se encontraba con SiYeon. Ningún oficial sabría dónde buscarlo; no serían capaces de llevárselo. A lo mejor Jin y yo podríamos meternos a escondidas donde Jungkook y huir juntos con los bebés a algún lugar donde ningún trabajador social nunca nos encontrara.

Jin asintió, pero no parecía preocupado. —Antes de morir, Joo escribió en un pañuelo que quería darme su tutela. Parece que algunos en la fiscalía están teniendo eso en cuenta junto con la declaración de uno de los policías que me vio cuidándolo. Además, digo, lo registramos con mi apellido. Lo van a poner bajo evaluación, pero cree que tengo una gran oportunidad de ser capaz de adoptarlo.

—Oh Dios mío —chillé y me lancé para otro abrazo—. Eso es increíble.

—Lo sé —Comenzó a acariciar mi pelo—. El mensaje de Hoseok llegó mientras hablaba con ella. No lo leí hasta que se fue. Y luego... maldición, Princesa. Nunca estuve tan asustado en mi vida. —Apretando mi cara en sus manos, me contempló antes de gruñir—: ¿Cómo pudiste ser tan estúpida?

Pestañeé sin esperar esa pregunta. —¿Qué?

—¿Quieres saber por qué no te dije que él compró este sitio? Porque sabía qué harías algo así. De ninguna manera. Si te hubieras marchado te habría seguido y no habría parado de buscarte. Me hiciste una promesa. Dijiste que nunca te marcharías. Y juro por nuestros hijos que vas a cumplirla.

Asentí, y mis labios temblaron. —De acuerdo.

—¿De acuerdo?

—De acuerdo, mantendré mi promesa. Estaré contigo para siempre.

Sus hombros se relajaron.

—Sí, lo harás —murmuró antes de besarme y apretar su frente contra la mía—. Dios, te amo tanto.

Vaya, pensé que ya había terminado de llorar, pero más lágrimas empezaron a caer. —Yo te amo más,

—Eso no es posible. —Se estremeció y me siguió abrazando. Cuando escuché un sorbido, miré hacia arriba y vi lo rojo que tenía los ojos.

—Oh, vamos. Está bien —Pasé los dedos por su cara y besé sus mejillas—. Ya pasó todo.

Cerró sus ojos con fuerza. —No me gustó casi perderte. ¿Dónde está el bastardo? ¿Ya lo detuvieron?

—Um... —No tenía ni idea de cómo empezar a contarle lo ocurrido.

—¿De quién es este sitio? —preguntó uno de los detectives irrumpiendo en mis pensamientos.

—¡Oh! —Apunté a Jin. Sí, tenía mucho más que contarle de lo que pensé en un principio—Justo aquí

Jin me miró. —¿Qué?

—Hay una escritura con tu nombre en la oficina.

Agitó la cabeza, aún confuso. —No entiendo.

Sí, había mucho más que contarle. Y había un montón de problemas nuevos para mí. Pero al menos ahora sabía que tenía a gente que me quería y que estaban dispuestos a ayudar a recuperarme.

Eso, para mí, era amor en toda la extensión de la palabra.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro