Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

XXII

Adolorido, agotado, y muy asustado, volví a entrar en mi apartamento en las primeras horas de la mañana. Sin Luchador.

Había buscado a cada contacto o casa de drogas en las que pude pensar, tratando de encontrar a JooHyun. Nunca había sido cercano a esa multitud, pero me encontré con unas viejas amistadas que la conocían, y me dieron un par de ideas de dónde podría estar. Pero cada una dirigía a un callejón sin salida.

No tenía idea de dónde se encontraba Bon-hwa. Pensar en él estando herido, asustado o solo, jodía demasiado mi cabeza; así que traté de mantener fuera esos pensamientos a pesar de que seguían aglomerándose adentro y casi enviándome a un ataque de pánico.

Contacté a cada hospital, ya sea preguntando por Joohyun o por él. Había llamado a cada viejo amigo suyo que se me ocurrió, pidiéndoles que pasaran el mensaje. Pero ni siquiera el jodido dealer la había visto en las últimas veinticuatro horas.

Bombardeé sus redes sociales. Conduje durante horas. No sabía qué más intentar. Me imaginé cuál era el siguiente paso de Joo, pero no podía aceptarlo. No podía esperar a que ella se volviera a cansar de él. Probablemente no duraría mucho, no por sí sola. Lo traería de vuelta eventualmente, pero estar lejos de él justo ahora era demasiado.

Necesitando a Nayeon para que ayudara a aliviar mi corazón roto, regresé a mi habitación solo para encontrarla vacía.

—... Maldición.

Ella había estado histérica, y no la consolé. Recordar la forma en que me suplicó que la perdonara destrozó mi pecho. Pero le había dicho que estaba bien, ¿no? Mierda, no podía recordar lo que dije. Había estado demasiado frenético por encontrar a mi chico. Sin embargo, sabía una cosa: no podría dormir en mi cama sin ella.

Me encontré golpeando la puerta de Jeon Jungkook a las cuatro y media de la mañana. Le tomó más de un minuto abrirla, pero cuando me vio, dejó escapar un gran suspiro, sacudió la cabeza, y se movió a un lado sin decir una palabra. Entré, y me siguió a la habitación de Nayeon.

Fui directamente a su cama y toqué su hombro, haciéndola rodar sobre su espalda, solo para darme cuenta que esta mujer tenía el cabello oscuro. Al lado de SiYeon, otra forma se agitaba y la luz del pasillo hizo que sus preciosos mechones chocolate brillaran. Omitiendo a la novia de Jungkook, alcancé a Nayeon y la atraje a mis brazos. Sus pestañas revolotearon. Cuando estuvo lo bastante despierta como para enfocarse en mi cara, se aferró a mi brazo.

—¿Lo encontraste?

—Aún no.

SiYeon se levantó de la cama y se apresuró para recoger a Eun Ji. Ni siquiera tuve que pedírselo; ella simplemente puso a la niña dormida en su silla de auto y luego recogió la pañalera para nosotros. Después asintió hacia mí haciéndome saber que ella me seguiría con la niña. Saqué a Nayeon de la habitación y la llevé al auto. No protestó, lo cual era bueno, porque no quedaba nada de pelea dentro de mí.

Cuando llegamos a casa, pusimos a la bebé en la cuna. Parecía extra pequeña allí sola. Luego fuimos al salón principal y nos sentamos en el sofá a esperar. Presionado contra ella y sosteniendo su mano, apreté los dedos de Nayeon.

—Gracias por luchar por él —dije finalmente.

Ella no respondió, solo apoyó su mejilla en mi hombro y lloró en silencio, esperando el resto de la noche conmigo.

┍━━━━━━━♔━━━━━━━┑

Pasaron dos días. Los dos días más largos de mi vida.

No trabajaba, rara vez comía, y solo dormía a ratos porque siempre despertaba sobresaltado con una nueva idea de dónde podía buscar a Joo. Pero nunca se encontraba en ningún lugar que busqué. Me llegaban informes de la gente que la vio con un bebé, pero siempre los perdía para cuando llegaba allí.

Al comienzo del tercer día, mi celular sonó a las dos de la mañana. Me encontré despierto al instante para responder el número desconocido. A mi lado, Nayeon se sentó de golpe y encendió la lámpara de noche, sus ojos abiertos y alerta.

—¿Hola?

Por favor, que sea ella. Por favor, que sea Joohyun, por favor...

—¿J-Jin? —La voz ronca de Joo sonaba asustada e insegura, pero me hizo sollozar con alivio.

—Gracias a Dios. Joo, ¿dónde estás? ¿Bon-hwa está bien?

—¿Bon-hwa? —se burló después de un fuerte resoplido—Todo lo que te importa es Bon-hwa, ¿no? Solías preguntar si yo estaba bien.

—No me jodas, Joo. Lo abandonaste aquí, a tu propio hijo. Lo dejaste conmigo para cuidarlo. Así que lo hice. ¿Me puedes culpar por amarlo? ¿Por preocuparme por él? ¿Por qué te lo llevaste?

—¡Porque él es mío! ¿Por qué no debería llevármelo? Es mi hijo. Tú anulaste nuestro matrimonio.

—Anulé el matrimonio porque te fuiste. Pero eso no importa. ¿Dónde te encuentras? Iré a buscarte, y podemos hablar, cara a cara. —Cuando no respondió, cerré los ojos y apreté los dientes—. Joo, por favor. Me asustaste mucho. Estos últimos días, sin saber tu paradero, sin saber lo que pasaba con él, han sido los peores días de mi vida. Solo... háblame. Por favor, dime dónde estás.

—No te creo —carraspeó—. No creo que esa sea la razón por la que anulaste nuestro matrimonio.

—¿Qué? No tiene ningún sentido. ¿Por qué haces esto? ¿Dónde estás? ¿Por qué te fuiste sin siquiera hablar conmigo primero?

—Debido a la zorra plástica que tienes en tu apartamento, esa es la razón.

Mi mirada se disparó a Princesa. Mordía la uña de su pulgar mientras me miraba, sus ojos muy abiertos por la preocupación.

¿Qué? — articuló.

Sacudí la cabeza y volví mi atención a Joo. —¿Qué pasa con ella? — pregunté con cautela.

—¿Quién es? ¿Y por qué cuidaba a mi hijo?

—Cuidaba al hijo que tú abandonaste porque es la niñera.

Nayeon se enderezó, su pulgar cayendo de su boca cuando se dio cuenta que fue sacada en la conversación.

—Pensé que la señora Choi lo cuidaba.

—Todos en su familia enfermaron. Tuve que contratar a alguien más. ¿Por qué eso debería molestarte? ¿Estás diciendo que de repente te importa lo que le sucede, después de que jodidamente lo dejaste solo? Pasaron horas antes de que lo encontrara ese día. Por todos los cielos, Joo, ¿cómo pudiste hacer eso? Él no está solo ahora, ¿verdad? ¿Está allí contigo? ¿Está bien?

—Él está bien —murmuró con desdén—, y sigo pensando que mientes. Creo que ella es mucho más que solo la niñera.

Siseé una maldición y froté un lugar en el centro de mi frente que comenzaba a doler. —¿Por qué estamos hablando de esto? ¿Me estás diciendo que te llevaste al niño lejos de mí por culpa de Nayeon?

Nayeon jadeó y puso la mano sobre su corazón. Las lágrimas brotaron de inmediato en sus ojos. Estiré la mano y agarré sus dedos con fuerza, haciéndole saber que no había hecho absolutamente nada malo.

—Es ella, ¿no? Tu puta Princesa.

Excepto... tal vez eso.

Maldición.

Apreté los ojos.

—Sí —respondí, con algo de pesar. Ya sabía por dónde iba todo esto—. Sí, lo es. ¿Y qué? Tú te fuiste.

Esnifó. —¿Así que es verdad? La encontraste. ¿Realmente encontraste a la chica que esa bruja te dijo que era tu único amor?

Mi garganta se secó. ¿Por qué odiaba hablar de esto con Joohyun?, no lo sé, pero lo odiaba. Lo detestaba.

Con una inclinación, le di la respuesta practicada. —Sí. La encontré.

Sus lloriqueos se convirtieron en sollozos en toda regla.

—Así que, todo va a hacerse realidad. Vas a irte y vivir con ella en tu pequeño felices para siempre en tu perfecta casa con el jodido césped verde. Y yo voy a morir sola.

—No vas a morir sola. No cuando estoy aquí para ti. Siempre he estado aquí. Eres mi amiga más antigua, me encargaré de ti y Bonhwa sin importar qué. Solo dime dónde estás, e iré a cuidar de ti.

Hizo una pesada pausa.

—Siempre pensé que me amarías.

—Joo. —la voz se me quebró.

—Pensé que me amarías de la manera en que la amabas. Pensé... pensé que seguiríamos casados, y finalmente te darías cuenta de lo mucho que nos pertenecemos. Ya hemos pasado por todo. Nos conocemos por dentro y por fuera. ¿Cómo pudo venir y alejarte de mí?

—Joo, por favor, no hagas esto. Necesitas ayuda. Solo...solo déjame ir a ayudarte.

—¡Ya no quiero ser tu puto proyecto de caridad! Quiero que me mires y-y... me ames, y ya.

—Lo hago —aseguré, mi voz ronca y todo mi pecho apretado con miedo. No quería que colgara sin decirme dónde estaba—. ¿Crees que aguantaría tanta mierda de ti todos estos años si no te amara? ¿Quién estuvo siempre ahí después de que él te violó? ¿Quién te llevó al cuarto de baño y te lavó? ¿Quién golpeó a cualquiera que te lastimó? ¿Quién te acogió cuando tenías tres meses de embarazo? ¿Quién hizo cada bendito esfuerzo para ayudarte a superar tu adicción? ¿Cómo siquiera puedes pensar que no te amo?

Solo porque nunca la amaría de la forma en que ella quería que lo hiciera, no quería decir que no me importaba.

Le eché un vistazo a Nayeon, preguntándome en qué pensó cuando le expresé mis sentimientos a otra mujer. Las lágrimas corrían por su rostro, haciéndome sentir como una mierda. Alejando la mirada porque no podía soportar verla llorar, estiré mi mano y fui recompensado cuando tomó mis dedos, apretando con apoyo.

—Te amo, Joo —tuve que decirle, tragando el ácido en mi garganta mientras profanaba esas palabras, todo el rato acercando más a Nayeon y enterrando mi cara en su cuello—. Ahora, por favor, por favor, dime cómo llegar a ti.

—Yo... —Hizo una pausa para toser—. Estoy en un edificio abandonado junto a la estación Mangu.

—Está bien. Bueno. Estaré ahí. No vayas a ninguna parte. Estaré justo ahí. Llegaré pronto por ti. —Tomó todo lo que tenía no preguntar por Bon-hwa de nuevo, pero no quería hacer nada más para molestarla y causar que se fuera antes de que yo llegara.

—Date prisa —urgió, arrastrando las palabras—. Me estoy cansando.

—Lo haré. Estaré ahí. —Colgué y me giré inmediatamente hacia Nayeon—. Lo siento.

Parpadeó, luciendo sorprendida. —¿Por qué? Conseguiste que te dijera dónde se encontraba.

Sí, sí, lo hice. Y había sacado una parte de mi alma al hacerlo.

— Pero odié tener que hacerlo. Tener que decir todo eso delante de ti.

—Jin, no tenemos tiempo para esto. Lo entiendo. Solo trae a nuestro hijo de vuelta.

—Sabes que no puedes venir.

No era una pregunta, sino una revelación sorprendida. Asumí que ella lucharía para ir conmigo, trataría de llamar a su prima para que cuidara a Eunji y así poder estar ahí cuando viera a Bon-hwa de nuevo. Pero eso no podía suceder. Solo había calmado a Joohyun por ahora, y Nayeon lo sabía tan bien como yo.

Encontrando un par de pantalones para mí, se inclinó y los mantuvo abiertos para que me los pusiera. Más amor y respeto surgieron dentro de mí. Poniendo mi mano en su cabeza, puse el primer pie en la mezclilla y luego el segundo.

—Te amo mucho, Princesa.

—Lo sé—Su voz estaba un poco jadeante mientras abrochaba mi cremallera—. También te amo. —Su sonrisa tembló.

—Me tengo que ir.

Asintió, pero cuando empecé a girarme para buscar la chaqueta, agarró mi camiseta y me tiró de vuelta.

—Espera —Cuando encontré sus ojos, capturó mi rostro entre sus manos—. Eres el mejor hombre que he conocido, Kim Seokjin. El mejor de todos. Gracias por elegirme.

—Te elegiré siempre.

La besé con fuerza después.

┍━━━━━━━♔━━━━━━━┑

Me tomó veintiséis minutos llegar a la estación del metro y otros ocho dar exactamente con el edificio abandonado al que Bae Joo Hyun se refería. El lugar era demasiado enorme y profundo; había tantos muros caídos y cimientos reconstruidos que ni siquiera sabía por dónde comenzar a buscar, así que simplemente me puse a gritar su nombre mientras avanzaba entre las vigas colgantes. Me tropecé con un vagabundo, pero ni señales de Joohyun ni Bon-hwa. Él tipo empezó a molestarme con que le diera dinero hasta que, luego de que intentara colgarse de mi espalda, lo arrojé al suelo con todas mis fuerzas. No tenía tiempo para esa mierda. Sólo entonces retrocedió y me dejó solo.

Traté con el siguiente piso, sin aliento para cuando lo alcancé. Seguía sin suerte. Haciendo inspección del vestíbulo del segundo nivel, seguí buscando.

Aproximadamente quince minutos después de mi llegada a la búsqueda, escuché las sirenas de policía. Mi estómago se anudó en un gran manojo doloroso cuando sentí un mal presentimiento. Otro grupo de personas sin hogar se arremolinaron hacia el estacionamiento subterráneo, así que fui allí. Los oficiales ya tenían barricadas y bloqueaban a una multitud para el momento en que llegué allí. Respirando con dificultad por mi carrera, codeé a todos para llegar al frente, donde un policía le ordenaba a todo el mundo que se dispersara.

Fue justo ahí que escuché a un bebé llorando donde todas las luces rojas y azules parpadeaban. Entré en pánico porque estaba seguro de que era el llanto de Bon-hwa.

Saltando una de las líneas policiales, fui en esa dirección, pero un uniformado me gritó.

—¡Oye! —Me agarró del brazo.

—Creo que ese es mi hijo —Señalé y aminoré un poco el paso, pero seguí caminando en dirección a toda la conmoción de coches de policía y ambulancias—. Mi esposa se lo llevó hace un par de días, creo que ella está por aquí. Tengo que ver si es mi bebé.

—Muy bien, chico, cálmate. Quédate aquí, y averiguaré si ese es tu hijo. —Me señaló a modo de advertencia, pero tan pronto como se dio la vuelta, dando grandes zancadas, lo seguí.

Otro oficial nos vislumbró acercándonos, los ojos de éste se ampliaron en cuanto nos reconocimos. El policía agradable que había estado en mi apartamento por todas las quejas señaló hacia mí.

—Oye, ahí está el padre.

Oh, Dios.

Consciente de que había encontrado a Bon-hwa, me lancé hacia delante, escaneando frenéticamente.

—¿Dónde está? ¿Está bien?

—Justo aquí —contestó alguien.

Me giré para encontrar a un teniente de pie en las puertas abiertas de una ambulancia tratando de sostener a un histérico Bon-hwa. La manta envuelta a su alrededor se hallaba destrozada y lo bastante sucia que bien podría haber estado arrastrándose por el suelo durante los últimos tres días. Pero lo que causó que las lágrimas pincharan mis ojos fue la suciedad que cubría a mi hijo y los moretones hinchados y cortes a través de su frente.

—¿Qué...? —Mis rodillas cedieron una vez, pero seguí corriendo hasta que estuve con él y lo saqué de las manos del otro hombre. Lo giré para presionar su pecho contra el mío como le gustaba que lo sostuviera cuando estaba molesto, y de inmediato empecé a arrullarlo en su oído. —Está bien. Estoy aquí. Papá llegó. Ya estoy aquí.

Él agarró mi camiseta y enterró su cara en mi cuello. Mis lágrimas seguían fluyendo mientras se acomodaba. Pero el pequeño se encontraba tan molesto y teniendo pequeños temblores ocasionales de hiperventilación que lo inundaban mientras jadeaba por aire. A pesar de todo, se negó a soltarme. Y me negué a dejarlo ir.

—Está bien —repetí, justo cuando sentía que no podía más. —. Papá está aquí —Mantuve mi voz calmada a pesar de que el resto de mí se ponía más y más furioso. Besando el lado de su cabeza, le acaricié el cabello, y luego descansé mi mejilla contra él antes de mirar al policía que lo había estado sosteniendo—. ¿Cómo pudo hacerle esto? ¿Dónde demonios está ella?

Los ojos del hombre se llenaron de afición y pesar.

—Lo siento, señor. Suesposa tuvo una sobredosis.

Este capítulo me duele en varias formas, pero me parece muy bello (de alguna manera)

Gracias por seguir leyendo. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro