Luego de nuestro primer beso, mis labios picaban por más.

Justo como ahora, que se abultaban de forma rara tratando de llamar la atención de Taehyun, pero él solo me ignoraba por leer su libro.

— ¿Cuánto te falta? —pregunté en un susurro, como si eso fuera a disminuir el enojo que Taehyun sentiría al ser interrumpido.

— Mucho.

— ¿Y es necesario que lo leas todo hoy?

— Necesito terminarlo para mañana, y en el campeonato no me será posible concentrarme con la obra en la mano —volteó su rostro hacia mí, cerrando el libro—. ¿Qué es lo que quieres?

Sonreí coqueto y Taehyun alzó la ceja incrédulo, sin captar lo que le decía con la mirada.

— Un beso.

Vi como sus ojos se desviaron, abriendo de nuevo el libro y escondiendo su rostro con este. Como dije antes, Taehyun era demasiado conservador: luego de nuestro beso me había botado de su habitación.

Le saqué la lengua sabiendo que no me vería, y comencé a arrancar el pasto del patio de la escuela como distracción. Solté un quejido cuando él me pellizco el brazo, haciéndome entender que no siguiera haciendo eso.

Entonces me decidí por verlo, aunque no se pudo, ya que el libro tapaba su rostro por completo. Pero de todas formas, no desvíe la mirada.

Parece que fui muy intenso: Taehyun bajó un poco el objeto, apenas notando sus ojos grandes y acusativos, como si estuviera enojado.

— Deja de mirarme y vete.

Yo me resentí, ¿cómo podía hablarme de esa forma cuando en la habitación me sonrió demasiado lindo?

Mis ojos comenzaron una guerra con los suyos, Taehyun terminando por bajar por completo el libro hacia sus muslos, ahora sin importar que la campana ya haya sonado.

— No me puedes dar órdenes —le respondí feo—. Solo mi mamá lo hace.

— Yo también lo hago, y me haces caso, deja de comportarte como un tonto.

— ¿Tonto? —fruncí el ceño enojado, levantándome del pasto y Taehyun imitándome—. Este tonto ya no irá a verte mañana, prefiero comer un buffet que observarte correr detrás de una pelota.

— No me interesa en lo absoluto.

— Okay.

Volteé con la intención de irme y enojarme de verdad por primera vez, ahora sí me sentía molesto. Podía percibir el odio hacia el mal carácter de Taehyun en mi pecho.

Pero antes de que se cumpliera el milagro del año, sentí mi brazo ser  apretado por esas nerviosas manos.

Quería enojarme, en serio.

Lmentablemente, los ojos suplicantes de Taehyun me detuvieron. Su rostro parecía indiferente, pero la mirada que me daba podía deducirse fácilmente como miedo.

— ¿En serio no vendrás mañana? —dijo en voz baja, como si estuviera lleno de vergüenza—. Yo te quería dedicar un gol.

Taehyun...

Él parecía enojarse por las cosas más mínimas, echándote la culpa de todas las tragedias mundiales, golpearte como si tuvieras la culpa de tener tan solo una neurona.

Para luego hablarte como si fueras la persona más importante en su vida, como si le gustaras, pareciendo que te podría traer la luna con las estrellas, hasta toda la galaxia, a tus pies.

A mis pies.

Antes de que lo pensara, avancé tan solo un paso hacia él, lo suficiente para estampar mis labios sobre los suyos en un simple beso, corto y tímido.

Algo muy inocente pero emocionante en nuestra edad, o por lo menos para mí, ya que el rostro de Taehyun no mostró nada, era algo así como cuando yo me quedaba en blanco por no entender las clases de matemáticas.

Pero sus manos temblorosas se fueron a mis mejillas, decidiendo besarnos una vez más. Yo tomé su cintura que era cubierta por la chamarra rosa que llevaba: no quería que se diera cuenta que mis manos estaban sudando.

El segundo y tercer beso con Taehyun en el patio de la escuela. Se sentía demasiado bien, tanto que no pude evitar acercarlo más, con un poco de desespero y emoción. Sus manos suaves hacían cosquillas en mis mejillas mientras que yo me inclinaba más hacia él, cogiendo fuerte su pequeña cintura.

Fue el beso más largo que di en mi vida, mi tercer beso con Taehyun definitivamente mandaba cosquillas a mi cuerpo, nuestros labios comportándose como labios de adultos, mis brazos apretándolo contra mí y sus manos acariciando distraído mi rostro.

Pero nuestro beso tuvo que ser cortado por el bullicio del equipo de fútbol.

Yo sé que aquellos chicos son unos idiotas, Taehyun sabe que aquellos chicos son unos idiotas. Yo podría estar escaso de neuronas, pero nunca sería tan idiota como el equipo de Taehyun, y este último siempre me daría la razón, más aún cuando aquellos chicos comenzaban a burlarse mientras cruzaban por nuestro lado.

Iba a comenzar una pelea cuando la palabra "maricones" escapó de alguno de ellos; me dio una cólera parecida a una corriente eléctrica, queriendo comportarme como un animal y molerlos a golpes, pero antes de que pudiera lograrlo, Taehyun ya sostenía mi mano para detenerme.

Sus compañeros se fueron luego de unas cuantas risas cómplices, y yo me quedé con las ganas de golpearlos. Volteé hacia Taehyun para reclamar, para decirle que debía dejarme darles una lección, pero me detuve por completo cuando noté como sus ojos parecían mostrar asco por lo que había pasado.

— Ignóralos.

Su orden fue demasiado obvia y fija, pero yo no podía aguantarme la cólera—: ¿Ignorarlos? Esos imbéciles merecen un golpe y una anotación por idiotas.

— Él único que saldrá golpeado serás tú —Taehyun soltó mi mano, agachándose ligeramente para recoger su libro y la cajita de jugo vacía—. Y sobre la anotación, el único que se asusta por eso eres tú, también.

— Las anotaciones son malas.

— No para esos tipos sin atención de sus padres.

Yo achiqué los ojos sin estar convencido, pero relajándome como un cachorro inmediatamente cuando Taehyun volvió a tomar mi mano para ir a clases.

Claro que eso fue nada romántico, ya que me jaloneaba sin cuidado mientras que yo sonreía feliz y emocionado por su muestra de afecto. Pero de todas formas se sintió bien.

El día definitivamente hubiera sido completamente lindo si no fuera por aquella manada de idiotas.

Hoy los ojos de Taehyun mostraron asco.

No sé si fue porque sus compañeros idiotas le dijeron maricón, o si fue porque sus compañeros idiotas son unos completos homofóbicos.