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Capítulo 5: Plantando cara


Grito. Me siento rápidamente en la cama y noto mi respiración pesada, entrecortada... Mi pelo se ha pegado a mi cara y el sudor que emerge de mi frente cae por mis mejillas sin ton ni son.

Sólo es una pesadilla. Vuelvo a recordar la escena donde Blair me mata con sus propias manos por culpa de Emily y abrazo mis rodillas como si fuese la única forma de mantenerme con vida. Él no haría eso... ¿No? Bueno, a decir verdad es un Larwen y un Smithsoniano. Genial, lo tiene todo.

La luz se filtra por las ventanas de mi habitación y una suave brisa mueve las cortinas color salmón. Miro la hora en el despertador.

¡¡Las 8:15!!¡¡En 15 minutos empiezan las clases!!

Salto de la cama y comienzo a vestirme. Un short no muy corto negro, una camiseta pegada al cuerpo con volantes en la parte de las mangas y dejan ver mis hombros. Y unos botines marrones de H&M. Corro hacia el baño y me lavo los dientes, la cara y me peino.

—Auch—me quejo cuando toco la herida que mi mejor amiga Emily me hizo ayer en la pista de hielo. Está súper mal así que me la disimulo con maquillaje, aunque creo que no sirve para nada. No soy fanática de maquillarme pero en este caso lo haré.

Pongo en la mochila las llaves de casa, los cascos y salgo corriendo con las llaves de coche y el móvil al garaje, saco mi Ford rojo y conduzco hasta el instituto.

Cuando llego aparco el coche en el parking, tomo mi mochila y salgo corriendo para ir a clase. Al entrar choco con alguien musculoso lo que provoca un efecto revote.

—Cuidado— Matthew me sostiene para que no me caiga de espaldas.

—Perdón, no te había visto— me excuso y sonrío amablemente. A su lado está David y otro chico más que no se como se llama. Me quedo mirándolo sabiendo que lo había visto antes...

—Hola — me saluda el chico—soy Pedro.

—Rebeca—me presento también y le devuelvo la sonrisa. Miro la hora en el móvil y veo que son las 8:35.

—Ya llego tarde a clase— digo para mis adentros pero al parecer los chicos lo escuchan.

—Ah, no te preocupes por eso— dice Pedro— Si te acompaña Matt no te dirán nada, ya verás—añade y le da un codazo a Matthew.

Me despido de ellos y Matthew y yo nos dirigimos a clase. Por mala suerte esta clase no nos toca juntos. Cuando llegamos a la puerta de mi aula suspiro antes de llamar. Toco la puerta y se oye un ligero "adelante". Matthew me hace una señal de que entre.

—Señorita Philm se puede saber donde se...—deja las palabras al aire al ver a Matthew a mis espaldas—Oh, Matthew que agradable sorpresa

—No está nada mal pero le pido que no sea muy estricto con ella—le pide a la profesora y yo sonrío.

—No ni mucho menos—le contesta —señorita Philm puede sentarse—sonrío a Matthew en señal de agradecimiento y me dirijo a la única mesa libre. Al darme cuenta de quien está en la mesa contigua me entra un escalofrío. No puede ser.


Flashback

—Te ha traído aquí Blair Larwen. Gracias a el no ha pasado nada más grave— Rosi sonríe amablemente. Claro, si ella supiera que es un demonio...— Tiene que preocuparse mucho por ti como para venir en calcetines y todo. — sube y baja las cejas rápidamente.

Fin del Flashback


Saco el material necesario para aquella clase y comienzo a escribir.

—¿Esta bien tu cabeza?— Blair me mira curioso y noto cierto sarcasmo en su voz.

—Si, bien— intento concentrarme en la explicación de la profesora pero por culpa del grupito de Emily no puedo. ¿No saben hablar susurrando? Parece que tienen un megáfono implantado en la garganta. Intento no darles importancia pero me es imposible y hasta Larwen parece cansado. Uf como odio ese apellido.—¿Podéis callaros?— pregunto dirigiéndome a Emily. El odio hacia Blair se ha volcado en ellas— Hay gente que quiere tomar apuntes— vuelvo a mirar hacia adelante.

—Lo único que veo yo es que hay gente que se aburre en esta clase, y no somos nerds para tomar apuntes ¿Sabes?— contesta ella en su defensa.

—Ya está bien Emily— le dice el profesor — Mi clase no es aburrida

—Lo único que aburre en esta clase son los cotilleos que decís sobre asuntos que no os incumben y no hace falta ser nerd para tomar apuntes y querer aprobar, solo se necesita un cerebro, cosa que tu no tienes linda— salgo apoyando al profesor. Bueno, y a mí misma.

Todos en clase me miran atónitos y comienzan a cuchichear.

—Rebeca— me susurra Larwen en señal de que me calle. Pero no pienso hacerlo. Esto aún acaba de empezar. Salseo del bueno.

—¡Philm!— me llama la atención la profesora pero hago caso omiso a sus palabras también.

—Que madura...—comienza a decir Emily— parece que se te ha ido del cuerpo a la cabeza.

—Prefiero ser plana a estar llena de silicona como algunas — Blair ríe disimuladamente. No sé de qué se ríe si él mas que nadie sabe de lo que hablo.

—Ah, mejor cállate tabla de planchar—Emily rueda los ojos y sus amigas ríen. Por favor, esto es muy fácil. Hago como que busco algo con la mirada por toda la clase y Emily vuelve a hablar.—¿Pero qué buscas tú ahora?—frunce el ceño. Me giro hacia ella

—Aquí viene otra vez—dice Blair mirándome. Lo miro de reojo.

—Busco tu gracia, inculta— la clase ríe y ríe. Al parecer Emily por fin se rinde y se limita a cruzar los brazos y a mirar para adelante como si por ese gesto, la humillación se hiciera menor.

—Suficiente— añade la profesora tratando de no reír y se gira a la pizarra otra vez.


Después de 30 minutos la clase acaba y voy a reunirme con Vanesa y María cuando alguien me coge del brazo.

—¡Hey suéltame!— me zafo del agarre de un chico al que vi junto a Blair el primer día de clase.

—Tranquila fiera— alza los brazos para que me calme.

—Soy Lucas— se presenta— Rebeca ¿No?

—Si, que quieres— le pregunto— tengo prisa.

—Vale pues entonces voy al grano. Toma— me ofrece un sobre blanco con mi nombre en una cara— pone la dirección y la hora, no faltes— se va antes de darme tiempo a replicar o preguntar qué es esto. Eso si que es brevedad.

—¿Qué ha sido eso?— pregunta Vanesa cuando llego hasta ellas.

—Un tal Lucas me ha dado esto— les digo sin darle importancia. Vanesa chilla de emoción y María pone los ojos en blanco.

—Ábrelo — me sugiere Vane . Se lo doy y comienza a leer: "Celebración de cumpleaños"

—¿De quién es?

—No lo dice sólo la hora y el día. ¡¡También hay que llevar máscara!!— ¿Iremos no?

—No— zanja el tema María.

—Vamos María que estará Pedro— inmediatamente sus mejillas se sonrojan.

—Sólo si prometes no beber demasiado— Vanesa asiente—Y que no hagas ninguna locura— vuelve a asentir.— Está bien.

—¡Si!—exclama Vane—¿Y tu que opinas?—me pregunta— ¿Irás verdad? Si tú no vas nosotras no podemos ir.

—¿A una fiesta? No sé si es buena idea...

—Estará mi primo— dice Vanesa. Lo pienso. Es muy tentador pero no debería ir.

—No, mejor no—sonrío inocente.

—Si no quieres...—comienza a decir Vane —Pues nada

—Id vosotras solas sino, no creo que pase nada— les sugiero y asienten. El timbre suena.

—Ya llego tarde a clase—susurro—otra vez.

—Ah, por cierto— María me detiene— has estado muy bien en clase—añade y sonrío al recordar la humillación de Emily—eres la única que le ha plantado cara.

—¡Venga chicas!— grita Vanesa y sigue saltando de alegría.

—¿Crees que es buena idea?—me pregunta María. Esa es la cuestión. ¿Es buena idea?

—Sinceramente... Creo que no.

—Bueno, deberíamos ir para ayudarla—suspiro.

—No puedo, no voy a fiestas desde hace dos años— le digo recordando lo que pasó aquella vez.

—Te entiendo.


Las clases pasaron volando y más cuando Emily se indignaba con cada cosa que le decía.

—Si vamos a una fiesta, deberíamos ir vestidas como tal—aconseja la castaña.

—Supongo— María hace una mueca.

—¿Quedamos esta tarde para ir de compras?—le pregunta Vanesa. Nunca lo diría pero tengo ganas de que sea esta tarde. Así podré descansar.

—Chicas, ¿Iréis a la fiesta no?—nos pregunta Matthew y al parecer ha venido con su grupito. María abre la boca para decir algo pero la cierra de golpe al ver a Pedro al lado de Matt y se sonroja un poquito.

—Bequi no—contesta Vanesa rodando los ojos.

—¿Por qué?— pregunta Matthew abriendo los ojos como platos.

—Por que tiene... Que estudiar— dice María ayudándome.

—Si, así es— le sigo la corriente—Lo siento—me voy rápidamente de allí con los ojos vidriosos.

Al final llego al parking. Me subo al coche y comienzo a llorar. Las lágrimas corren por mis mejillas y para mi suerte hoy no llevo rímel. Recuerdo ese día y las lágrimas vuelven a surgir de mis ojos. Todavía no puedo entender como alguien puede hacer eso.  Trato de relajarme pero es inútil. Apoyo la cabeza en el volante y suspiro. Alguien abre la puerta de copiloto y se sienta en el asiento. 

—María ya te he dicho que no voy a ir a la fiesta.

—¿Por qué?—pregunta una voz masculina y giro la cabeza.

—¿Blair?—pregunto—¿Qué narices haces aquí?— añado y me seco las lágrimas rápidamente.

—Yo he preguntado primero—me contesta él—¿Por qué no vienes a la fiesta?— vuelve a preguntar.

—No es un tema del que me guste hablar— le contesto. Suspira

—¿Por qué lloras?— me pregunta. Cierro los ojos y tras un largo rato contesto

—No es asunto tuyo.

—Vale, vale. Yo solo quería ayudar— sube las manos en señal de excusa—Ah y por cierto me debes una disculpa por lo de mi nariz.

—Te lo merecías.

—¿¡Que me lo merecía?!—pregunta él y se indigna.—Si fuiste tu la que empezaste siendo borde.

—Si fuiste tu el que llamó nerds a mis amigas— contesto enfadada defendiéndome.

—Pero tu eres la que tiene un problema conmigo sin siquiera conocerme.

¿No sabe quién soy? No me lo puedo creer. Llevo dos semanas y media de clase amargándome por un idiota que ni siquiera sabe quien soy.

—Descarado— susurro—sal de mi coche Larwen— bufa.

—No—contesta y se abrocha el cinturón.

—Que salgas de mi coche— levanto la voz y al fin obedece.

Pongo en marcha el coche y comienzo a conducir.


Llego a casa y me pongo a comer la comida que me ha hecho Marcela.

He llegado hace unas horas y Vanesa ya está diciendo que María no se olvide de que han quedado. Leo el último mensaje y bloqueo mi teléfono.

—Está muy bueno Marcela— le digo a la mujer. Suena el timbre

—Me alegro señorita— va a abrir la puerta.

Sigo comiendo y cuando acabo subo a mi habitación. Me pongo a escuchar música y alguien llama a mi puerta.

—Adelante—Marcela entra con una gran caja en sus manos—¿Qué es?—pregunto entusiasmada sonriendo.

—No lo sé. "Espero que vayas a la fiesta"—lee ella y me tumbo en la cama. Bufo.

—No voy a ir—informo ante su expresión.

—Señorita— me llama— debería ir, hace mucho que no sale a divertirse, debería hacerlo. La soledad es mala— me sorprendo. Es la primera vez que ella da en el clavo.

—Me lo pensaré—asiente y deja la caja sobre la cama, sonríe y se va.

¿Qué hago? La última vez que fui a una fiesta tuve que testificar delante de un juzgado. Genial, siempre me toca la parte más alucinante. Todo Washington se enteró de que Mariana López metió a un chico en la cárcel por culpa de la hija de los Philm. Es realmente absurdo lo que el ser humano es capaz de hacer por dinero.



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