Vanesa y María se fueron a clase mientras que yo decidí ir primero a la sala del director. Necesito darle los papeles de la matricula que mis padres pasaron por alto. Entre tanto trabajo no tienen casi tiempo para mí.

Miro los carteles de las puertas. Todo menos dirección. Me acerco a un profesor que merodea por allí para pedirle indicaciones. ¿Cómo puede ser este maldito instituto tan grande?

—¿La nueva no?— sonríe. Asiento tímidamente. Decide guiarme antes de empezar su jornada laboral. Intento memorizar el camino para poder llegar lo mas pronto posible a mi primera clase después de hablar con el director.—Es aquí, la segunda a la derecha—me indica un pasillo de la primera planta. Le doy las gracias y me marcho.

Cuando llego, toco la puerta con los nudillos y tras oír un débil "adelante" entro. El director parece un hombre mayor, yo le calculo sesenta y dos  años. Tiene el pelo blanco y casi toda la dentadura. 

—Tu debes de ser Rebeca Philm— levanta la cabeza para mirarme. 

—Si, soy yo—me acerco a su escritorio y me siento en las sillas que hay enfrente — he venido a entregarle los papeles de matriculación firmados y también la hoja donde sale todo lo que he cursado en...— la puerta se abre de golpe.

—Señor director, he venido a traerle al rebelde— dice el profesor mientras mete a un joven a la sala tirándole de la chaqueta. Intento no reírme. ¡El profesor tiene el pelo verde! El director los observa de pies a cabeza y por fin habla.

—Bonito cambio de look— le dice al profesor. El joven se ríe y la victima no parece muy contenta.

—Esa no es la cuestión—dice el profesor indignado.

— Blair...— el director niega con la cabeza mientras sonríe levemente. — Es el primer día de clases y ya estás causando problemas.— El profesor lo arrastra hacia la silla de mi derecha.—¿Qué ha hecho esta vez?

Yo también lo examino y veo que debe ser de los populares. Tiene ojos castaños verdosos, pelo castaño y con mechones naturales rubios. Tiene buen cuerpo y creo que está en el equipo de fútbol del instituto, ya que lleva una chaqueta del club. Creo que lo he observado demasiado pero es que es muy guapo.

—No, no— dice el profesor interrumpiendo mi observación—¿Qué no ha hecho?— añade— díselo tú— anima el profesor con malicia. Estará en un problema muy gordo.

El chico suspira.

—Solamente he reventado una ventana del instituto con un balón de fútbol— el director no se sorprende así que debe de estar acostumbrado a oír esas noticias.—También sin querer he pintado al profesor el pelo de spray verde.

Evito reírme pero al parecer se me escapa una carcajada. Todos se me quedan mirando. ¿Sabéis cuando en momentos tensos no podéis parar de reír? Pues eso me pasa a mí. 

—Lo siento— sonrío tímidamente ante la mirada del chico una vez que consigo callarme. El director asiente.

—¿Solo es eso?— pregunta el director desganado. ¿Sólo eso? A mi ya me habrían expulsado.

Blair asiente desganado

—¡¿Solo?!— grita el profesor —¡¡Me ha pintado el pelo de verde!!— hace señales exageradas dirigidas a su cabeza. Sonrío ante su acción. Esto parece el club de la comedia.

—¿Qué te parece tan gracioso niñata?— el profesor me mira fijamente y con mala cara — ¿Tus padres no te enseñaron modales?

Oh no, dime que no acaba de decir eso. Clavo mis ojos en él y levanto una ceja.

— Me río por que usted parece ser un profesor incompetente que no es capaz ni de controlar a un simple adolescente— abre los ojos como platos y Blair ríe.

—Tranquilo Vincent, ya te he dicho un millón de veces que no era para ti.

—¿Y entonces para quién?—pregunta el director intrigado haciendo como que no ha escuchado mi contestación subida de tono.

—Para las dos nerds del instituto, seguro que las conoces. Son tus favoritas.— dice el chico como si no tuviera importancia. Al darme cuenta de a quienes se refiere aparece mi carácter impulsivo. Me levanto de la silla.

—¡Déjalas en paz!— grito mirándolo con furia—¿Quién te crees que eres para hacerles algo así?

El chico me mira perplejo por mi reacción pero al final sube y baja los hombros restándole importancia.

—Emily me lo pidió

Esa maldita hija de...

Blair Larwen.

Ella sigue de pie. Esas dos nerds deben de ser sus amigas aunque no me explico como alguien como ella ha caído tan bajo. Parece de clase media y creo que nadie en este instituto está en dicha clase. Carece de modales pero a la vez tiene una gran ira dentro. Es graciosa verla explotar y mucho más irritarla.

—Rebeca, siéntese— le dice el director a la fiera. Obedece sin rechistar pero al mirarla veo como tensa su mandíbula y aprieta los puños. Chica mala ¿Eh? —Pues no es nada novedoso— el director Randolf me mira.

—Es que este profesor es un exagerado.

—¡Respeto guapo!—exclama enfadado. Creo que su cabeza ya comienza a echar humo. ¿Acaba de decirme un piropo?

—Para ser el primer día no está nada mal, me esperaba algo más—añade el director apoyando sus codos en la mesa— así que esta vez no tendrás castigo— Randolf mira al profesor.

Eso se debe a que soy el favorito del director gracias a mis padres. Sino, podría darme por muerto.

—Pero...— empieza a querer replicar el profesor de física y química.

—Sin peros— le interrumpe el director—No hay más que hablar ¿Rebeca serías tan amable de dejarme los papeles? Ya los miraré yo.

Ella asiente y le entrega una carpeta azul marino con varias hojas dentro.

—Tienes ahora clase conmigo si no me equivoco. ¿Rebeca Philm?— le pregunta el profesor exagerado. Ella asiente todavía tensa. Espera, ¿Philm? ¿De qué me suena ese apellido?

—Vamos, Blair te guiará hasta clase y yo ahora iré. Espero que se os bajen esos humos.

Rebeca se marcha sin despedirse de la sala del director y comienza a caminar molesta hacia la cafetería.

—No es por allí— le digo yo deteniéndola del brazo.

Se zafa de mi agarre bruscamente, se gira y camina hacia el lado opuesto de la cafetería. Si, definitivamente es muy bruta. No es mi tipo. 

—Y dime...¿Esas nerds son tus amigas?— trato de disipar la tensión que nos envuelve. Se detiene en seco.

—No las llames así y si, son mis amigas—contesta ella y sigue caminando. ¿Quién se cree para decirme lo que tengo que hacer? 

—Todo el mundo las llama así—trato de ignorar sus palabras y me apresuro a seguirle el paso. A pesar de su baja estatura camina más rápido que yo. 

—Sí pero si tu querida amiga se hubiese callado la boca un poco... Ellas tendrían un poco más de respeto— su expresión es dura, parece que va en serio.

—¿Emily?— le pregunto sin dejar de caminar.—Sólo nos divertimos nada más— le contesto y ella clava sus ojos en mí.

—Aparte de egocéntrico también un calzonazos...— la oigo murmurar.

—No soy un calzonazos— me defendiendo indignado. 

—¿Ah no?— frunce el ceño sarcástica— Pues perdone usted señor... 

—Larwen—sonrío satisfecho ante mi apellido. Su cara se torna seria en segundos. Se da la vuelta y sigue caminando, esta vez mucho más deprisa. Trato de averiguar el motivo de su molestia pero no lo consigo.— Hemos llegado—me detengo enfrente de una puerta que ahora está con un poco de spray verde. Entramos.

Todas las miradas se dirigen a nosotros dos y mis amigos se sorprenden. Observo a Rebeca durante un milisegundo y me doy cuenta de que tiene mucho mejor cuerpo que algunas de esta clase. Suena muy vulgar decirlo pero "está buena". Que pena que sea tan bruta.

Rebeca se sienta con sus amigas las nerds sin siquiera darme las gracias y yo voy directo a mi asiento ¿Esta chica no sabe de modales?

—¿Quién es esa?— me pregunta Matteo sin dejar de mirarla. 

—Rebeca Philm—contesto desinteresado.

—No está nada mal— Lucas me guiña un ojo. Está loco. Aspiro a mucho más que eso.

—Es una nerd y no es mi tipo

—No lo creo—Matteo cruza los brazos.

—Miradla. Si se sienta con nerds— les contesto y me pongo cómodo en la silla. 

—Blair— esa voz chillona otra vez. No puedo estar tranquilo ni tres segundos ¿O qué? Me giro y le hago un gesto para que hable.—¿Tienes algún plan para esta noche?—juguetea con un mechón de cabello rubio. Niego—¿Entonces te apetece quedar hoy?— Piensa Blair, piensa. No te conviene pasar por su casa otra vez. La última vez casi se le va de las manos.

—¡Ay! Se me olvidó— me doy una facepalm intencionada.— Tengo que entrenar con el equipo ¿Verdad chicos?— les hago una seña de que me ayuden. Lucas asiente siguiéndome el rollo.

—Y vamos a tardar bastante. El entrenador no está de muy buen humor—nos sigue Matteo.

Emily pone cara de desilusión y se incorpora en su pupitre. Me quedo mirando a la nada durante bastante tiempo. ¿Cómo es posible que el profesor tarde tanto?

Matteo me da un codazo y mira hacia un punto exacto. Rebeca me observa pero cuando se da cuenta de que le he pillado inmediatamente aparta la mirada. Esto va a ser divertido.