El día de la boda había llegado muy rápido para su propio gust, podía ver ir y venir a los meseros y a sus hermanos por todo el jardín de su hogar, fastidiado se encerró en el dojo esperando a que todo se calmará un poco, cuando todo quedó en silencio se ánimo a salir.

Antes de poder dar algún paso la mano de alguien lo detuvo, arrugó la nariz cuando el olor sintió el olor a menta y madera de la persona que semanas atrás lo había atrapado en su huida, miró al alfa soltando un suspiro.

El alfa sonrió al verlo, Manjiro se veía tan lindo con el cabello trenzado y algunos mechones sueltos, el poco maquillaje en su rostro le daba vida debido al rubor en sus mejillas y sus labios se veían tan apetecibles debido al brillo labial que le provocaban a probarlos, le sonrió al rubio esperando a que el omega lo saludara, Manjiro simplemente lo miro mientras se soltaba de su agarre.

El omega no dudo en dar media vuelta y seguir su camino dejando al más alto atrás, el alfa negó con una sonrisa mientras lo seguía.

La boda había sido linda, Emma tomaba su mano mientras lloraba al ver a Izana bailando junto a Kakucho, negó mientras limpiaba el rostro de su hermana teniendo cuidado con las pestañas y rímel.

Contuvo sus propias lágrimas cuando Izana fue por el para bailar, cuando todo se calmó un poco para dar paso a la cena pudo ver que el alfa no dejaba de observarle, negó mientras enfocaba su atención en otro lado, casi se atraganta con el vino cuando reconoció a cierto chico hablando con su ahora cuñado, detalló al pelirosa de pies a cabeza, Haruchiyo llevaba un traje negro de tres piezas, su cabello iba suelto haciéndolo ver maravillosamente guapo, con trabajo paso saliba mientras negaba, no podía permitirse pensar así del beta, ellos no eran así, desvió la mirada cuando Sanzu lo vio, juro sentirse acalorado y necesitado, miró hacia otro lado evitando al beta.

En su intento de no ser descubierto se topó con la mano extendida del alfa, por insistencia de Emma accedió a bailar, estando en la pista improvisada suspiro, de nuevo el olor a menta, madera y rosas llego a su nariz, negó mientras intentaba seguir el paso de la melodía, el alfa por su parte lo  miraba como si el fuera lo único sobre la tierra, se deleitaba con el olor a frambuesas, miel y jazmín que bailaba con cada movimiento de ambos, lo hacían apegarse más al omega. En una vuelta Manjiro se soltó, salió corriendo en dirección contraria, cuando el alfa estaba por seguirlo una mujer lo tomó de la mano para bailar.

Respiraba pesadamente, podía sentir su lubricante bajar por sus muslos haciéndolo gemir de forma baja, con algo de desesperación marco el número de siempre recibiendo respuesta inmediata, pronto se encontró en el auto del pelirosa siendo besado y embestido con fuerza mientras su poca cordura le hacía rogar que lo llevara al departamento.