Mikey veía a Nahoya escondiéndose detrás del mostrador de la cafetería, antes de preguntar que pasaba la campanita del lugar anuncio un visitante, el chico suplicó desde el suelo donde estaba sentado, Mikey rodo los ojos antes de ir y atender al desconocido.

Una hora después Manjiro se cansó, el alfa no se iba y Nahoya se había pegado a él cuál sanguijuela, para mejorar su situación su pretendiente no pedido llegó.

Ken había llegado para comer junto a él cómo cada tercer día desde hacía casi un mes, llevaba en la mano derecha un pequeño ramo de tulipanes y en la izquierda dorayakis, Mikey miró a Nahoya, el pelinaranja negó y suplicó, Manjiro lo ignoro cuando tuvo el primer dorayakis en la mano, le hizo una seña para que saliera por la puerta trasera aprovechando que el otro alfa estaba distraído.

Cuando vio al de cabellos melocotón fugarse espero antes de avisarle al alfa que salió corriendo detrás del omega.

Ken lo miró con una sonrisa, Manjiro suspiro mientras se dejaba caer en una silla.

Los dos comieron en silencio, Mikey agradecía que el alfa no hablase mucho, era una de las virtudes mejor dadas por la vida al más alto.

Cuando la hora de comer termino el alfa se despidió, Mikey suspiro regresando a trabajar.

Sonrió al ver las flores que descansaban junto a él en la mesa.

Sentía la respiración agitada del omega sobre sus labios, Nahoya se había cansado de correr despavoridamente de él, en cuanto lo vio detenerse cerca de un callejón no dudo en arrinconarlo.

Aprovechando la cercanía entre ambos toco la mejilla del pelinaranja, Nahoya se removió cómo si aquella caricia le quemara, un suspiro fue su respuesta al sentir el olor del contrario salir, correspondido la acción dejando salir sus feromonas de manera delicada, el contrario le miro con una mueca de resignación, satisfecho con lo sucedido tomo la mano del omega para comenzar a caminar por el lugar hasta llegar a una plaza.

El resto de la tarde la pasaron juntos, Ran dejaba claras sus intenciones de cortejo y Nahoya las suyas por no aceptar.