02
"¿Crees que estemos enamorados?"
⚠
JiMin se estremece ante el espacio de la jaula, sus piernas tiemblan y fallan. El movimiento de la carreta lo marea y el hechizo que tiene el artefacto lo mantiene débil. Mira a sus lados y ve como las demás criaturas mágicas ya se encuentran adormecidas, unas están muertas y otras desangrándose.
Llevaban ya una hora de recorrido y él no ha dejado de ver el camino por si en algún momento logra escapar o por sí logra de alguna manera volver. Traga saliva, se acurruca en una esquina de la jaula y se abraza las rodillas para calentarse un poco. La noche es muy fría y solamente lleva prendas ligeras.
Para la próxima media hora comienza a cabecear, pero un movimiento brusco de la carreta lo despabila y sus ojos se abren en grande cuando distingue enormes figuras aproximándose, los están rodeando.
—¡Son orcos! — grita uno de los humanos horrorizado porque una de las ruedas sale disparada por el giro brusco que tuvo que dar cuando uno de los orcos lanzó su enorme hacha hacia ellos.
JiMin entra también en pánico porque esa especie es salvaje, violenta y si tenía alguna esperanza de sobrevivir al ser vendido ahora ya no la tenía.
Los humanos salieron de la carreta e intentaron enfrentarlos, pero sus antorchas no ayudaban del todo para ver en la oscuridad. Los orcos, en cambio, veían perfectamente aun en la oscuridad por naturaleza y por eso tenían ventaja. Además, poseían mucha más altura y fuerza que ellos.
JiMin solo pudo escuchar el sonido de los gritos, súplicas y huesos crujir mientras que esperaba su propia muerte. El aroma a sangre colándose en sus fosas nasales lo hizo sollozar, cubrió su rostro con pavor. Entonces recordó que sus conocidos siempre hablaban de los orcos, su bestialidad y canibalismo.
—Tenemos a las criaturas.— gruñe un orco, acercándose a la carreta y empujando las diversas jaulas hasta que vio una en específico que llamó su atención por el campo mágico que tenía —Hay un hada aquí.— informa.
Los demás orcos escucharon al más joven del grupo, dejaron de comerse a los humanos y tomaron los cuerpos para amontonarlos y llevárselos. Cuando acabaron, se acercaron para ver a la especie, pero JiMin no se descubrió el rostro, continuó temblando y llorando silenciosamente.
—Muéstrate.— ordena uno de los orcos con su voz gruesa y ronca.
JiMin niega, no quiere ser comido, todo menos eso, prefiere una muerte súbita a una lenta y dolorosa, así que se mantiene firme a su idea para hacerlos enojar y provocar que lo maten de una sola vez.
El orco golpea la carreta con su puño y el vehículo se rompe en pedazos, las jaulas caen al piso y se rompen, pero la del hada es distinta y no lo hace. Se enfurece al ver que no logra su cometido y la toma en sus manos, siente el picor de la magia en sus palmas, pero lo ignora para partirla en dos.
—No... no... no.— repite JiMin, sosteniéndose de un lado para no caer, podría huir volando, pero sus alas son inútiles luego de estar en la jaula.
—Eres muy bonito.— confiesa la ronca voz apresándolo, el orco puede verlo, pero JiMin a él no, aun si lo tiene frente a frente, la oscuridad no se lo permite.
—No me comas, por favor.— ruega JiMin desesperado, sin siquiera abrir sus ojos, porque puede sentir el aliento caliente golpeando contra su rostro.
El orco ríe, lo apega a su cara para olerlo, el hada tiene pelo naranja y de alguna manera cree que huele a eso, pero no, su aroma es mandarina.
JiMin siente la nariz del contrario recorriendo su pecho, estómago y rostro, hundiéndose exactamente en su cuello y siente los labios y colmillos contra su piel. Se imagina que está a punto de ser comido por el orco y abre sus ojos solo para ver el rojo de los fanales frente a él, hace el intento de alejarlo con sus pequeñas manos, aunque no logra absolutamente nada.
—Me gusta, me lo quedaré.— dice el orco firme, le ha agradado su aspecto, su aroma y todo en él —Ten presente, pequeña cosa, que de ahora en adelante le perteneces al rey orco, Min YoonGi.— gruñe.
—Ya han oído a YoonGi, nadie ve al hada.— reafirma el joven orco, viendo la escena con diversión, jamás vio a su líder emocionado con algo.
—JungKook.— llama YoonGi y el otro asiente —Revisa que pueden llevarse, tomen lo que quieran y liberen lo que no.— ordena.
Los orcos se cuelgan criaturas y humanos en los hombros para llevárselos y JiMin mientras tanto sigue sin procesar lo que acaba de pasar. Realmente ¿Acaba de reclamarlo como suyo un orco? Eso era simplemente imposible.
—¿P-pertenecer? — balbucea el hada incrédulo, temblando y empuñando sus manos, su rostro enrojece y las lágrimas se detienen de golpe.
YoonGi sonríe extensamente porque le parece divertido que la cosita tomara ese color, no les presta atención a sus quejas y se arranca un pedazo de tela para envolverlo y atarlo en el collar que lleva puesto. No era tan tonto como se piensa, podía ver como el hada tenía frío y temblaba, así que no solo lo hizo como un acto de posesividad, sino también de protección.
JiMin está inmovilizado por completo en un capullo cálido, ya no siente el frío de la noche, pero no se da cuenta de eso porque sigue molesto. Está tan ido en sus emociones desde el inicio que tampoco se percató de que el orco lo había apresado en sus manos con suavidad para no lastimarlo.
—No puedo unirme a un orco.— refunfuña, removiéndose para liberarse.
—No soy cualquier orco.— se defiende YoonGi —Soy el rey y si yo quiero unirme a ti lo haré.— aclara con egocentrismo.
JiMin niega —Eso no tiene nada que ver, yo soy un príncipe y no por eso voy adueñándome de las criaturas, bestia.
—Te casarás con esta bestia, pequeña cosita.
—¡No soy una pequeña cosa!
—¿No?
—Me llamo Park JiMin, príncipe menor del reino hada y mido medio metro.— insiste, defendiéndose porque él se considera alto para su especie.
YoonGi se carcajea —Muy bien, pequeña cosita... ¿Te parece JiMincito?
El grupo de orcos escucha al par discutir y se carcajean porque es cómico que el hada se defienda y se niegue. No debería siquiera intentarlo porque su líder ya lo había tomado y nada ni nadie podía contradecirlo.
—NamJoon escuche mal o ¿Dijo en serio que era príncipe? — cuestiona JungKook a su compañero, el otro orco asiente —Esto será interesante, los dos son tal para cual ¿Crees que yo también pueda tener una pareja hada?
—No veo por qué no.
Sin embargo, JiMin a la distancia los mira aterrorizado, no quiere que busquen a su gente y los tomen para obligarlos. Decide guardar silencio porque supone que portándose bien se ganará que dejen el reino hada en paz.
YoonGi se da cuenta de sus acciones, pero no dice nada al respecto y se encamina hacia su propio reino, viendo de vez en cuando como la pequeña cosita va cayendo dormida por la falta de magia.
—Es tan testarudo, hermoso y leal, tan perfecto para mí.
⚠
"¿Crees que estaremos enamorados para siempre?"
Solo quiero recordarles que YoonGi mide 2 mts aproximadamente y JiMin dijo que mide medio metro para que tengan presente esa diferencia de tamaño 👉🏻👈🏻
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro