Extra (Grecia)
🌷Lovely🌷
Policias y ladrones.
Me tambaleo en el umbral del palacio antes de entrar, quiero seguir bebiendo, ya no soporto el vacío que tengo en el pecho... tropiezo con alzo y elevo la vista a un chico de ojos azules que me parece estatua.
—Que guapo, ¿cómo te llamas?
—Es un guardia del rey, no puede hacer eso —me regaña Damon.
—¿Disculpa? —me cruzo de brazos entrecerrando los ojos, y me dirijo a mi amigo—. ¡Elton!
—¿Sí, muñeca?
—¿Puedes darle un día libre a tu soldado?
—¿Eso quieres?
—Sí.
Elton lo saluda y...
—¡Le ordenó que tome descanso! Y haga lo que la preciosa de ojos grises de diga. Yo te doy permiso.
—¿No lo castigarán? —pregunta Ostin.
—¿Cómo podrían? —se carcajea—. Soy el príncipe.
El soldado no muy convencido cede y me engancho de su brazo.
—¿Cuánto fue la última vez que te divertiste?
No habla este.
—¿No hablan?
—Para ti si —suelta Elton—. Complácela. Si tienes novia no pasa nada, es parte de tu trabajo.
—No tengo novia —susurra para ambos.
—Yo tampoco tengo novia —me tambaleo y el me sujeta.
Bebemos adentro de la Fuente de Elton y él me da un frasco de no sé qué, lo bebemos entre todos, y seguimos la fiesta.
El cuerpo se me siente pesado al igual que las manos, la electricidad me recorre y sonrío a la cascada de agua mientras estamos dentro de la fuente gigante. El agua cae y nos oculta a todos, Elton está flotando y acaricia la cascada que cierra la fuente.
—¿Qué es esto? —pregunta Vann enseñando el frasco.
—Una droga que me dió una amiga que se llama Odelia, es una belleza de mujer —se saborea—. Lo único malo es que podría ser mi madre.
—¿Te gustan las mayores? —le pregunto al uniformado.
—Sólo si usted me lo dice.
Hago puchero y le rodeo las caderas con mis piernas.
—Dime lo que te gusta.
—Todo.
—Me encanta.
Nos vamos al patio de afuera, y el soldado me carga a caballito mientras yo juego con su espada trozando uno que otro arbusto.
—¡Una bestia! —grito con el dinosaurio que está cruzando la mitad del lugar.
«Creí que los había matado el meteoro»
—¡Es un árbol! —me dice Damon.
—¡Me parece que alguien está ciego! —lo señalo.
—¡Quítenle eso a Lovely! —grita Van.
—¡Vas a matar a alguien! —me regaña Ostin mientras el soldado me sigue cargando a pilonche y yo sigo tirando espadasos.
—Mi amigo —me detengo cuando se que no se cómo se llama—. ¿Nombre?
—Como usted quiera.
—Mi amigo cómo quiera me está cuidando —me indigno.
Nos quedamos en la piscina. Las cosas comienzan a jugar con mi cerebro. Me baja y yo me quito la camisa tirando la espada, le quito el uniforme de pila al soldado que tiembla con mi tacto, me pongo el sombrero y comenzamos a bailar.
—¡Elton! —grito y aparecen todos jugando la víbora de la mar.
Me agarro de las caderas de Damon que también está jugando pero en bóxers, me miro a mí misma y me doy cuenta de que también lo estoy y...
Siento que me ahogo y no puedo ver nada. Unos brazos me redean y estoy en medio del Mar, el frío es abrazador, y las olas me ahogan con fuerza mientras trato de salir.
—¡Los tiburones! —empiezo a patalear.
—¡Cállate! —me grita Damon—. ¿Cuáles tiburones?
Me avienta a qué me coman y... «¿pasto?», abro los ojos y estoy de nuevo en la alberca.
—¿Cómo llegamos tan rápido? —pregunto pasando las manos por mi cara, la cual no siento.
—¡Los angeles! —grita Elton corriendo a besar a la fuente de agua.
Me desarmo a carcajadas y el soldado cae a mi lado con bóxers blancos mostrándome el increíble cuerpo que tiene, me subo sobre él sintiendo sus músculos, y... le falta algo en el pecho.
—¿Tenías una cicatriz? —pregunto.
—No.
—Creí verla.
—¿Tienes tatuajes aquí? —dirijo mi dedo hacia el elástico de su bóxer blanco y no por sexo—. ¿Qué es?
—No me permiten tatuarme, señorita —me dice—. Soy un servidor de su majestad, no puedo dañar mi cuerpo, si algún día necesita sangra, sería un honor donarle.
—¿Es verdad que tienen la sangre azul?
Sonríe.
—Sólo es muy oscura —me cuenta—. Él y el señor...
—¡Sexo! —grita Elton y volteo mirando qué se lanza hacia Vann atrapándole la boca. Damon besa a la pelinegra al igual que Ostin.
—¿Va a besarme? —me pregunta.
—Quiero bailar —niego divertida.
Se levanta sin soltarme y nos dirigimos a la bocina que me retumba los tímpanos para subir el volumen. La música latina es que le invade el lugar y con eso todos se detienen de lo que hacen y... Elton baila con un árbol. Damon está queriendo derribar un matojo, Vann se besa con Ellie y Ostin baila solo para...
Bailo con el soldado y con Elton, sus partes íntimas me están acalorando y no sólo eso. Elton besa mi hombro y el soldado besa el otro mientras nos movemos, se... se están besando y yo me escabullo bailando para llegar hasta Ostin mientras Vann se une a beso. Pierdo la noción del tiempo y... los guardias están bailando también, me levanto de la silla de playa y me uno a ellos. Tomo una de las armas que tiene uno de los guardias de Elton.
—¡Policías y ladrones! —grito y disparo al aire.
—¡Yo soy ladrón! —grita Ostin.
—¡Policía!
No sé quién dice pero cuando me veo ya estoy corriendo de los tiros que me pasan por la oreja. Un mano me jala y veo la cadena en su brazo. «Damon», me digo.
Me acorrala contra una de las paredes y pega de disparos contando.
—¿Qué sucede? —pregunto.
—Estamos jugando, calabacita.
—¿Adónde estamos?
—¿Adónde crees?
—En Londres —le digo.
—Si —vuelve a disparar—. Estamos en Londres.
—¿Volviste? —me arde la garganta.
—Sí. —me besa y me subo a sus caderas sintiendo que algo me falta pero menos las ganas.
—¡Arriba las manos ladrones degenerados! —grita Elton.
Me baja Damon.
—¿Elton? —pregunto. «¿Por qué conoce a Damon?»
—Sí. ¡Arriba las manos!
—¿Alguien vió a Petee? —pregunta Vann.
—¡Yo lo vi! —Damon alza la mano—. Tenía un tiro en la pierna.
Elton se desarma a cargadas y Vann llora. Ellie aparece con el soldado que tiene el brazo lleno de sangre.
—Atrape al otro ladrón.
—Buen trabajo —dice Elton y le guiña el ojo.
—¡La ambulancia viene en camino! —grita Tabatha.
—¡La fiesta se acabó! —informa el jefe de seguridad apuntando con una rama.
—Cuidado vaquero —dice Elton riéndose.
Disparan al aire y los gritos se hacen, Elton y Damon me cubren mientras me carcajeo corriendo hacia la casa, chocamos y caemos de costalazo porque las puertas no son automáticas. Ruedos en las escaleras y veo el cielo naranja.
—¿Quién tiene hambre descomunal?
Estamos comiendo en el piso real y hay de todo tirado, todos están, de hecho el soldado tiene una venda y está sobre el mármol mientras yo estoy recostada de puerta y teniendo paso libre a los macarrones. Nadie habla, todos estamos en rueda comiendo como vagabundos. Damon me ofrece un pedazo de pollo y yo le ofrezco un puño de macarrones que acepta.
Asiente y yo también porque está buena la combinación.
El frío me aturde, la boca la tengo seca, los ojos me pesan y... todos están durmiendo, tengo la cabeza de Damon en las piernas y la palpita la sien como un taladro.
Trato de estar ebria porque sólo así olvido que necesito a alguien más, y quizá esté loca pero siento que lo que me hace falta es justo lo que debería odiar.
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