Capítulo 65
Lloré mares escribiendo esta fase del libro así que, suerte.🖤
Lovely Walker.🥀
¿Es ella?
Dejo mi drama por un lado sintiéndome de la mierda, pero hago lo que se supone que debería hacer una chica de 19 años, me retoco el maquillaje y aprieto la cola alta con el cabello bien recojido, pongo sombra oscura en mis ojos, y delineo bien para tener el aspecto de zorra que tanto decían que era.
Coloco mi labial de barra mate recalcando el rojo quemado sobre mis labios. Repaso mi vestido ceñido de tela de algodón con un cinturón negro delgado, amoldando mi cintura. Coloco unas zapatillas negras de satin y me alejo del tocador apreciando el escote cuadrado del vestido verde oscuro de mangas largas que me dió Elton.
Saco el sombrero estilo playa del mismo color de las zapatillas y cinturón.
Salgo cuando tocan la puerta, alzo el mentón y me topo con los ojos azules que quería ver.
—Mierda, Love.
Asiento y respiro abriéndome paso ignorando lo mucho que quiero huir.
Los gritos y murmullos me estresan porque tuvimos que aterrizan en una pista cerca del estrado de Berlín. Pero desde aquí nos seguirán la alta guardia hasta el tribunal.
—¿Necesitas ayuda? —pregunta cuando escucho la compuerta.
—No.
Abre la cortina y los flases entran por la puerta. Veo al hombre que está esposado, lleva un traje a la medida, está peinado, afeitado, y ese cinturón... veo a Damon que se porta firme tras de él dejando ver que Aragon es unos diez centímetros más alto, sin embargo, comparten la sombra de la muerte.
Me estremezco cuando aspira y frunce el ceño buscando lo que huele, alza la vista y el pecho me retumba cuando me repara de pies a cabeza sin disimulo.
Damon hace lo mismo pero a deferencia de Aragon se pierde en el collar en lugar de mis ojos y labios.
—¡En marcha! —decreta Elton haciéndome brincar.
Aclaro la garganta y camino detrás de Elton. Bajan a Aragon y los flases me nublan, no sabía que había tantos.
Comienzo a bajar y Elton me escolta colocando la mano en mi espalda, alzo la mirada y camino como si la vida que tuviese no estuviese más vendida que un policía de la jerarquía.
—¡Apartense! —gritan los guardias que llevan por delante a Tayler.
Frunzo el ceño cuando veo a chicas entre la gente a lo lejos. Caminamos hacia el area restringida, donde nos llevarán directo al tribunal. Las chicas lo miran y después gritan como si fuesen unas locas.
—¿Cómo le explico a mi ovulo que ese hombre no lo va a fecundar? —le dice a una sacudiendo a otra.
Paso cerca de los barrotes que las deciden y la acribillo con la mirada.
—No creo que te sirve —muestro la mano izquierda y meneo mi meñique aunque sé que vió mi anillo.
—Mantenga su distancia, Señora Aragon —dice Elton.
Río para mis adentros por la cara que ponen y le doy un codazo disimulada.
—Aguas y te da una embolia —susurra.
—No me llamo Tayler.
Niega divertido y me abre paso para correr cuando pasamos la parte que da a la carretera. Suben a Tayler a otra camioneta y le echo un vistazo que también me da con disimulo. Elton viene conmigo y Damon se va a aparte.
Apartan a todos casi atropellándolos porque pueden y quieren.
—¿Traes mi teléfono? —le pregunto a Elton.
—Oh, sí. —lo saca de su bolsillo dándomelo—. Tus padres no tienen permitido estar aquí.
Quiero ver a mi padre pero no sé a mi madre. Me limito a enviarle mensaje a Vann y a Ostin. Reviso los mensajes y un mensaje de Damon nubla mi vista.
Damon:
¿Te enteraste de que tu maldito perro será padre? Tuvo que buscar a otra para darle lo que tú aún no le das.
Algo se me sube a la garganta, el pecho se me parte en mil pedazos y las manos comienzan a temblarme con el impulso de tirar una arcada me atraviesa.
Respiro hondo porque obviamente esto era para joderme, fue mucho antes de esto cuando mandó el mensaje. «Damon siempre jode, él no embarazaría a nadie, él no follaria a nadie más, yo lo sé», trato de mentirme mientras la duda y rabia me recorre la piel.
Llegamos al tribunal de Berlín y el primero el bajar es Aragon siendo perseguido por paparazzis, Damon baja empujando a tales personas y me abre paso a mí cuando bajo de la camioneta, la cual se abre cuando Coddy la abre para mí.
—Luce espectacular, señorita —el pecho me retumba con la felicidad.
—Lo voy a creer porque viene de alguien muy atractivo.
Asiente sonrojado y Damon me presiona con la mirada para que avance. Los flases me ciegan pero no bajo la mirada, camino con el mentón en alto, Elton se acopla a mi paso y los dos me escoltan mientras Aragon arrastra cadenas que da miedo.
Al frente hay un lugar precioso que si no supiera a qué vine diría que es una maldita casa victoriana. El acabado, y el increíble pasto que la rodea al igual que los árboles que la cubren por detrás, es amplio así que llegar es tardado.
Entran los primeros y se abren las puertas de par a par para que pasemos como si fuésemos realeza, bueno. Elton actúa como tal.
Al entrar lo primero que suena son mis tacones y las cadenas de Aragon arrastrando el suelo, el piso blanco de mármol es precioso, el techo curvo como si fuese una capilla.
Hay un camino recto y amplio, sin embargo hay personas hacia adelante y también se nota que hay puerta a lo largo. Hay una recepción no sé porque, pero la alberga una chica de cabello corto y plateado con u tatuaje en el cuello.
Elton me deja sola mientras va con un hombre de cabello negro y hablan sobre algo que no quiero saber.
—Te ves preciosa —dice Damon a mí lado—. No es secreto que tu belleza hipnotiza pero espero que sirva con el juez, Calabacita. —se gira y da la espalda a los demás mientras me mira, alzo la mirada para ver ese azul—. Vas a necesitar suerte, o quizá te lo cojas también.
Su palabras se me resbalan de una manera poco saludable.
—Tal vez. —resoplo—. Quizá me folle a aquel caballero —asiento con la cabeza para el hombre que dice adónde deben llevar a Aragon.
Me acribilla y lo dejo solo con su drama caminando como si me importara tres hectáreas de lombriz.
El hombre de lentes me repara y hace una pequeña reverencia, me pide la mano y un flash me nubla cuando le extiendo la mano izquierda para que bese mi dorso.
—Digna —pone su frente en mi dorso y sonríe—. Mi hijo te va a representar.
Me estremezco y asiento sin saber que mierda acaba de decir.
Miro a todos lados y veo a la rubia que trae traje blanco a la medida y zapatillas del mismo color. Odio ese puto razonar.
—Adelante, por favor —pide un señor de lentes pasando como si nada. Se detiene y me repara—. ¿Walker?
—Sí.
—Creí que tenías 15 —dice confundido.
—Tenía menos cuando empezó —suelto y camino rodando los ojos.
Alguien carraspea y paso sin fijarme del juez. Me acomodo en la parte que me indican como parte de la defensa de Aragon y se sienta un hombre de lentes y calvo. Miro a mi al rededor y veo a adolescentes, no muchas, cuatro para ser exactos, vienen de la parte contraria pero algo me dice que no es así.
Damon me mira desde la puerta y pasa abriéndole a la maldita esa, me repara con asco pero no me inmuto. Cómo si no me conociera.
—¿Estás bien? —pregunta Elton sentándose a mi lado.
Asiento y suspiro. Mis oídos se vuelven sordos de la nada cuando la tipa se sienta a dos asientos lejos de mí. Franck se sienta a mi lado y el señor Graham se sienta enmedio de ellos dos. Alguien habla y le abren paso a Tayler que de alguna manera logra verse mejor ahora, le quitan las cadenas para caminé al lado de la mesa dónde su abogado lo dirije.
Me busca pero su abogado me tapa, se posa frente a mí y por unos segundos mis ojos se encuentran con los suyos. Los desvía y se dirijen a mi derecha. Lo sigo y me percato de que mira a la mujer de blanco que tiene las tetas saliéndose del traje.
Me remuevo en mi lugar y respiro hondo sintiendo que algo me retuerce el estómago al igual que lo salado aparece en mi garganta. «¿Qué dices tonta?», regaño.
Un hombre de unos cincuenta bien aparecido sale por una puerta de madera a mi izquierda y camina cargando una solapa y un maletín hasta estar sentado en el estrado.
—¿Sabe porqué se le citó hoy al estrado, Sr. Aragon? —habla acomodando el micrófono.
—Sí, señor.
—¿Conoce los cargos en su contra?
—Sí, señor.
—Demos inició a la excomulgacion.
Elton busca y maldice.
—Toma. —me entrega un audífono—. Olvidé algo importante.
—Okay. —asiento y respiro tomando el auricular.
Se levanta discretamente y sale por la parte de atrás.
El juez sigue hablándole a Aragon sobre cosas que realmente no quiero escuchar, me duele la cabeza, el mensaje me punza el pecho, y todo lo demás. Las llamadas, las noches... todo.
—¿De qué otro cargo se le acusa a mi cliente? —pregunta el abogado levantándose.
Presto atención ya que estaba mirando el auricular. Me lo coloco y lo activo.
—Incumplimiento de contrato, y traición.
—Irrelevante, señoría —aleja el abogado de Tayler—. Estamos aquí por el incumplimiento de contrato.
—¿Negará que fue él quien casi mata al jerarca? —dice el abogado de los acuerdos.
—Cuide su boca, Shelman —dice el juez—. En mi estrado se habla con prueba o no. Y, el caso es irrelevante ya que estamos tratando un caso de adulterio.
—Le haré una pregunta señor Aragon —habla en abogado que lo acusa—. ¿Qué es el acuerdo de compra de posesión?
Aragon se levanta y con las manos atrás comienza:
—Un contrato el cual me permite hacer con mi presa lo que se me plazca.
—¿Podría recitarme la cláusula no incumplida del contrato?
—En caso de que la presa adjunte adulterio esto se castiga con la muerte a menos que esté justificado.
—¿Estamos viendo demás o la mujer de sombrero escandaloso es la presa?
—Es ella —dice con firmeza.
—¿Entonces se declara culpable? —pregunta.
—No.
«¿Y el puto abogado?»
—¿Algo que decir en su defensa, Mr. Aragon?
—Como dije, es mi presa y hago lo que sea con ella, quería que follara con ese bastardo porque me apetecía —suelta como si nada—. Disfruto de que las mujeres se entreguen a otros sabiendo que piensan en mí.
—¿Quiere decir qué...?
El abogado defensor se levanta.
—Mi cliente estaba enterado, él colocó las cámaras, y él sabía que el hombre se encontraba allí —dice y comienza a caminar frente a todos—. Hay videos que lo pruebas.
El pecho se me comprime y me tambaleo en mi lugar aunque estoy sentada.
—Proceda, Donovan —pide el juez.
Aragon se sienta y una pantalla es encendida.
—Mi cliente a lo largo de su vida ha grabado, y disfrutado de tales cosas. El exhibicionismo es uno de ellos —dice y las chicas se soplan haciendo que me duela la cabeza—. Primera prueba de que lo es. Lovely y Armstrong, amigo íntimo de mi cliente.
La pantalla se ilumina con el video con Zoom, pero la nube de sangre me empaña la vista cuando noto que mi cuerpo está en la pantalla, siendo azotado en casa del dragón. El pecho se me comprime.
—Como verá, todo esto fue consensuado —dice el abajado—, mi cliente y su presa tenían un acuerdo mutuo.
La pantalla se cambia y un video mío y de Damon en los pasillos sale, pero sólo la parte conveniente. La pantalla es interrumpida por algo y todos se quedan quietos.
Los ojos se me empañan con lo que veo y es a mí y a Damon en la casa mientras él me obliga a abrir las piernas. Miro a Tayler, la espalda se le expande y el video no quiere cambiar, y finaliza con una bofetada que me aniquila la conciencia recordando lo que hizo Damon.
—¿Esto también fue consensuado? —pregunta el juez.
El abogado acusado se adelanta.
—Llamo a declarar a Lovely Walker de Aragon —dice—. Por ley no puede negarse.
Respiro y me levanto con las rodillas temblando y fingiendo que no me acaba de doler el acto tan cruel de estos hombres con tal de tenerme.
Me siento y me ponen una biblia.
—Señorita, Lovely Argon, ¿Jura decir la verdad y nada más que la verdad?
—Lo juro.
Aragon está temblando de rabia por lo que no le dije.
Trago las lágrimas porque no quiero llorar frente a todos.
—¡Love! —grita Elton en mi oído—. Coddy lleva los papeles, el tráfico me agarro. Pero todo está allí. Suspira si me escuchaste.
Suspiro y asiento hacia el abogado para que haga preguntas. Y la señal se corta.
—¿Es este video consensuado? —pregunta el hombre.
—Sí —no titubeo.
Él ríe y asiente.
—¿Ha estado con algún otro hombre?
—¡Objeción! —dice Donovan.
—Denegano —declara el juez—. Shelman, al grano.
Asiente.
—Dígame usted señorita Lovely, ¿quién fue su primer hombre? —pregunta y me dirijo a Tayler que abre los ojos como platos.
—¿Qué tiene que ver esto con lo que mi esposo y yo acordamos? —espeto.
—¿Esposo? —dice en tono burlón.
—¡Shelman! —lo reprende el juez.
Me dirijo por inercia a la mujer de blanco y noto las miradas...
—Dígame —sigue—. ¿También perder la virginidad con Armstrong era parte del fetiche de su comprador?
Las lágrimas me pueden, pero las reprimo. Mi madre no pudo hacerlo, ella no pudo.
—¿Punto? —dice el juez.
—Un audio su señoría.
El audio comienza y un suspiro deja que mi lagrima resbale mirando a Tayler que tiene la mirada en el papel. Miro a la mujer de blanco que sonríe.
Es del día que me fui de la cena, donde declara lo que había pasado con Damon y Franck.
—¿Qué significa esto? —pregunta el juez.
—Algo mío —dice Tayler—, ese día ella se fue conmigo. Todos lo pueden comprobar, saben bien que desde hace un año ella es mía.
—Se refiere que la secuestro —dice el abogado Shelman.
—No puede una secuestrada lucir así de feliz —dice el abogado defensor, pasa algo a la pantalla y me quiebro a pedazos.
Es una foto de nosotros en el auto bebiendo de la Coca Cola. Se escuchan los "Awww" en el tribunal.
—¡Orden que no estamos en una propuesta matrimonial! —decreta el juez.
—Una pregunta más señoría —dice Shelman pedazo de mierda.
—Prosiga.
Miro a Tayler y tiembla. Coddy entra con los papeles pero... ¿Damon?
—¿Estaba usted enterada de esto? —toma el control de la pantalla.
Comienzo a ver en luz verde pero no comprendo.
—¡Irrelevante! —grita el abogado defensor.
—Al lugar, Donovan —espeta el juez.
El pecho se me comprime, el aire me falta y me sostengo de la puerta inclinándome a mirar lo que yace frente a mis ojos. Miro a Tayler y esta vez si es imposible no llorar, siento como si pecho se me abriera, y clavaran una estaca llena de ácido.
La mujer de blanco se levanta pero no escucho, no soy consciente de absolutamente nada, de hecho no sé si respiro. Sus gemidos me asquean, él azotandola... tomo mi teléfono que está debajo de mi vestido, limpio mis lágrimas mientras el estrado es una catástrofe. Tiemblo apenas respirando.
Marco el número y alzo la mirada... el teléfono está tirado por el forcejeo de Graham y ella, pero es ese. El abogado que acusa a Aragon lo toma y se lo devuelve a Graham. Ella lo toma y lo azota.
Una cámara de retroceso me toma, la piel de me eriza, el estómago se me comprime, y el tórax se me parte cuando se corta la llamada.
—¡Orden! —exige el juez—. ¡Orden o tomaremos un receso es una semana!
—¡Quiten eso! —grita ella.
—Señora, la evidencia no se quita de un tribunal —objeta el juez.
Miro al abogado mientras limpio mis lágrimas.
—¿Estaba usted de acuerdo? —reitera.
Tayler me mira pero la rabia me estruja el pecho y respiro para responder.
—No. No lo estaba.
—Si me disculpa señoría —habla el abogado de Aragon—. La señorita Lovely firmó un acuerdo hace meses, es legal y fue aprobado por la aristocracia. Votos matrimoniales —se lo entrega en lo que yo lo maldigo—. Al igual que matrimonio de sangre.
Las lágrimas me arrebatan el dolor de la garganta y sus ojos no se me despegan la mirada haciéndome sentir estúpida por creer en él, por tratarlo como lo hice.
—Es verdad —dice el juez—. La joven aceptó los votos matrimoniales al igual que la boda de Aragon con Angela de respaldo, y su boda de sangre, ¿es eso verdad, Srta. Walker?
Alzo la barbilla y lo miro.
—Lo es.
—¡La sesión tomará un receso para el veredicto! —golpetea.
Franck se apresura hacia mí y no me niego a que lo necesito ya que estoy apunto de caerme aquí sentada.
Abre y me da la mano, pone su mano en mi cintura. Trato de enfocarme en él y no en el panorama.
—Tranquila, Cherry... todo estará bien.
Salimos y cuando las puertas se cierran lo empujo corriendo hacia la entrada, abro la puerta sintiendo el frío en mi rostro, acto seguido los flases me aturden con preguntas que no escucho.
Una mano me toma y me calmo al ver que es Franck. Me cubre de las cámaras pero no son las cámaras lo que no quiero cerca. Volvemos a entrar mientras su padre le grita a su madre. Ella lo empuja y él la manda a la mierda.
Aragon da vueltas más adelante, ella lo toca por la espalda y la empuja. Ella lo retiene, pero lo que viene es lo que me lleva al suelo.
—Estoy embarazada —dicen sus labios en un susurro.
Las rodillas seden llevándome al suelo con un nudo en la garganta que no aguanto. No soporto y no asimilo. Es como un cuchillo se me clava en el pecho.
Damon dijo la verdad, él me engañó, me usó y era de esperarse. Un maldito así siempre hace lo que quiere y que yo no sirviera como mujer lo comprobó. Le sirvo para follar pero no para ser la madre de un heredero, no un bastardo de una adicta al sexo y drogas como yo. Él lo sabía, todos lo sabían... ¿Elton? Él no me haría eso, ¿verdad? Él es mi amigo...
El aire me falta pero y ya no sé de dónde tomarlo porque él era el mío. Él me tranquilizaba cuando me desvanecía, pero ahora es el causante del dolor que me atraviesa como bomba el pecho, haciendo que cada poro se abra al igual que las antiguas cicatrices, como si en todas las que hubiese curado las volviese a abrir.
Franck me levanta y ese maldito me mira, gira hacia ella sabiendo lo que acabo de leer. Estamos a una distancia de metros pero conozco bien esa mirada.
—No —niego retrocediendo. Sigue avanzado a toda prisa empujando a su abogado—. ¡No!
—¡Aléjate de ella! —grita Franck—. Es mi clienta, y estás obstruyendo su espacio.
Los guardias lo detienen y él los empuja. Le doy la espalda sintiendo miles de bombas atómicas en el estómago. Paso mis manos temblorosas por mi rostro.
Saco mi teléfono temblando y alejo a Franck.
—Que nadie venga —le digo y asiente.
El teléfono suena y contestan al cuarto pitido.
—¿Sí?
—No tengo el documento pero te necesito, por favor dime qué estás aquí.
—Estoy justo aquí —giro y lo veo.
Está sonriendo con un portafolio, sus guardias de la alta jerarquía lo acompañan. Sorbo los mocos y me limpio para él.
—Salvatore —ladeo la cabeza sonriendo.
—Ven aquí, niña —me voy contra los brazos que me abre y agradezco que esté aquí.
Miro a mi alrededor viendo que me he ganando la mirada de muerte, pero también la de todos los demás.
El ministro me apoya desde que salvé a su hija, así que, básicamente me debe esto. Después del receso que duro mil años limpio mis lágrimas ardientes sobre mi piel y dentro de mi garganta.
Vuelvo a mi lugar anterior como me lo ordena el abogado mientras el ministro se sienta en la parte acusada, todos le dan el saludo militar pero yo me limito a mirar fijamente esos ojos dorados con verde mierda.
No le bastó con humillarme, usarme, castigarme y traicionarme. Me engañó con ella, con esa mujer.
Graham no está en la sala pero ella sí, y está detrás de él. Está bebiendo agua y llorando. Él no le hace caso, lo cual es normal ya que jamás haría algo bueno sin que incluyera sexo.
Los abogados dan diversos puntos y yo no le despego los ojos a es maldito, ese que me acaba de partir en mil pedazos.
—... y le pido que mi cliente que pase seis meses en prisión y un año en libertad condicional. Ya que es irracional que por no matar a la señorita Walker deba ir preso tanto tiempo.
—El tribunal ya tiene la sentencia —dice el juez.
Alguien habla pero yo no veo nada. Paso las manos por mi rostro y suspiro aburrida de esta vida.
—El jurado declara a Aragon Tayler Leon inocente de todo lo acusado.
El juez decreta mientras yo no me quito de aquí y eso pone nervioso a Aragon.
—Será trasladado a la prision de Berlín donde cumplirá seis meses de arresto y un año en libertad condicional bajo en contrato de la jerarquía que aún no vence. Después de ese lapso los acuerdos con la mafia serán declinados y será usted nuevamente uno de los más buscados. —va a azotar el maltillo—. Se le...
—Señoría —lo llamo levantándome. Todos se quedan quietos, Aragon trata de acercarse pero lo comienzan a esposar—. Me gustaría poder presentar una petición.
—¿Tiene validez? ¿Y un representante?
—Yo señoría —se levanta Franck.
—Sí, señoría —habla el ministro y todos se dirigen al hombre de traje y medallas que se levanta—. Un amparo para exigir el exilio de la señorita Lovely Walker. Quedando en libertad de la posesión de Aragon por incumplimiento de acuerdos a su doncella.
—¡Lovely, no! —me grita, limpio las lágrimas mientras me parto al escuchar el desgarrador grito—. ¡Lovely, no...! Mocosa, no.
El juez repasa lo que le entrega el ministro y asiente.
—Confío en el juicio de uno de los mejores ministros que han existido. —estrecha la mano y se levanta—. Caso cerrado. Los derechos por posesión son declinados, dejando en exilio a Lovely Walker. La cual sólo es llamada dos veces al año para cumplir con el acuerdo de sangre que es inquebrantable ya que, no es regido por nuestra jurisdicción. ¿Está consciente que la jerarquía dejará de protegerla? Que su vida será como la de cualquier ciudadano y no podrá hacer nada para comunicarse con su familia. ¿Está de acuerdo que el contrato intacta fue anulado por lo tanto en ser reclamada deberá acceder a menos de conseguir un amparo?
«Malditasea la hora en que me enredé con ese idiota», pienso. Pero duele más que mi madre haya sido la responsable de esto, que ella haya dado la palabra como si fuese una moneda de canjear.
—¿Está de acuerdo? —pregunta el ministro.
—Sí, estoy de acuerdo, ministro y señor juez —miento con descaro.
No puedo renegar, debo de buscar la manera de protegerme.
—Se levanta la sesión —golpea la madera y los murmullos se hacen fuertes.
—¡Lovely! —me grita.
Todos comienzan a salir y yo hago lo mismo, el ministro se despide de mí yéndose con él juez. Bajo del estrado sin mirarlo porque me duele hasta pestañar.
De la nada un trueno de un arma me hace brincar. Giro antes de abrir la puerta y veo que mato a un guardia o no sé porque nadie se inmuta.
—¡Espera, malditasea!
Los guardias vuelven pero esto no es más que una rabieta la cual me está desgarrando.
—¡Baja el arma! —ordena Elton que entra.
—¡Escúchame, Love! —camina hacia mí mientras apunta a Elton—. Lo siento, mocosa. Lo siento.
—No te me acerques. —las lágrimas me traicionan—. Creíste que eras muy inteligente, creíste que me podrías tener para siempre pero te dije mil veces que no, y no me escuchaste. ¡Espero que disfrutes de tu familia, y a mí me dejes tranquila!
—¡No hay tal mierda, Lovely! Yo...
—¡No te quiero seguir escuchando! —me quiebro en pedazos. Acorto espacio—. ¿Era ella?
Me tiembla la barbilla mientras las lágrimas me deslizan.
—Sí.
Pierdo el control pegándole un puñetazo y el arma sale volando en lo que sacude la cabeza. La garganta me arde con el dolor que me atraviesa.
—¡Ella me hizo esto, ella me destruyó! —acorto espacio y su respiración choca con la mía—. Pero tú... tú me mataste.
—Mocosa...
Giro dándole la espalda.
—¡Joder, te odio! —grita—. ¡Y me jode lastimarte! Por favor, mi vida.
Me devuelvo veo que está de rodillas.
El policía se está levantando ya que no lo mató. Elton está hablando con el juez y el ministro mientras la tipa de blanco está con Franck y Franco en la otra puerta mirando lo que está haciendo. Pero no podría perdonarlo sólo por verlo de rodillas.
—Un líder nunca se arrodilla —digo burlona.
—No puedo sin ti. No lo hagas.
—Ya lo hice.
Suspira asintiendo. Se levanta con el mentón en alto.
—Entonces te espero, mocosa —se le eleva el pecho con gusto—. En navidad estarás vistandome.
—Dile a la madre de tu hijo.
Empujo la puerta y camino tan rápido como puedo llevándome a quien se me atraviese. Los ojos se me empañan. La respiración se me comprime y sólo soy consciente de que salgo.
Los gritos me atraviesan. Todas las veces, y los besos, gemidos. La manera en que me hace sentir.
Aún tengo su tacto en mi piel, tengo su aroma, su loción, aún tengo la sensación de su polla dentro de mí, de su aliento y su voz diciendo que está loco por mí, pero es una puta mentira como todo lo que los malditos hombres dicen.
—¡Lovely! —gritan y alzo la vista viendo a Ostin viene corriendo.
Está lloviendo y ni siquiera me había dado cuenta. Estoy lejos de todo, no sé cómo pase entre la multitud, sólo empujé y empujé. Se lo están llevando y toman fotos pero está cubierto por guardias, me concentro en el chico que corre y me levanta en el aire.
—Me dijo Félix que ya habías llegado —me dice—. Vann salió a una misión pero está bien. Yo dije que tenías una investigación de extracción, convencí a Andersson.
—Está bien, es mejor que nadie sepa.
Me baja y pongo los pies en el suelo. Me alza la barbilla y escanea mis ojos mientras se dirige al hombre que arrastran y no me deja de ver como si me fuese a matar. Quisiera ser esta chica que besaba a chicos para poner celoso a alguien pero no. Sólo quiero que me abrace y Ostin lo sabe.
—Tranquila —me envuelve y aspiro su aroma a chico bueno—. Todo pasará, ya verás.
—Sácame de aquí —suplico—. Llévame lejos de aquí.
—Claro —besa mi sien.
Nota:
Y cómo dijo Elton, que empiecen los juegos del hambre.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro