Capítulo 24
Elton es una pieza clave para este libro. Cómo ya saben aquí todo se conecta y mi zafiro es un diamante. 💙🫰🏻
Elton Makris.
Placer y dolor.
Llegar a Grecia es un dolor de cabeza pero realmente no se necesita de mucho cuando tienes un poder como el mío entre tus dedos. He sido privilegiado con ello y lo uso cuando me conviene, no me molesta mi dinero pero tampoco soy fan de ello, fácilmente podría vivir cómodo con mi trabajo, y renunciar a ser rey, pero cada que lo pienso las cosas cambian debo tomar la corona.
Hablé con el consejo en mi casa, en el jardín donde me intoxiqué y me caí de lo drogado que me encontraba, pero no me quedó nada más que asentir con el ceño fruncido, con la mirada de que yo tengo la última palabra y listo, un papel firmado del consejo para que se lo entregue a Tayler y que firme concediéndome la compra.
Él debe estar de acuerdo, se supone que cuando alguien planea estar con otra puede poner a la venta sus compras si ya no le sirven. Aunque se me hace difícil creerlo.
La vida se me ha hecho un patín desde que conozco a Lovely y no me arrepiento porque la quiero, es como si quisiera cuidarla siempre, pero también está esta parte que suena a miedo, huele a muerte y desesperanza.
Han muerto agentes, y Coddy se mantiene oculto aún en la mansión para darme informes, informes de posibles soplones, la vida es amarga y me carcome la piel cuando no puedo tener todo bajo control. Conozco a Tayler, pero su obsesión por Lovely no lo deja ver, no se ha dado cuenta de los infiltrados, y ella es demasiado ingenua para hacerlo.
Tayler ha sido despiadado, lo aprendió a las malas cuando tuvo que abrir a su propia madre mientras su padre le apuntaba a su prima. Las mierdas que Tayler ha soportado lo hicieron la basura que es, la muerte de su madre le dolió a pesar de ella fuese un completo monstruo.
A este grado ya no sé cómo diablos culparla, y hacerla ver cómo basura aún muerta, no puedo. Pero los cojones que tengo no son de una cobarde que abusaba de su hijo.
Suspiro para darme una ducha, y revisando el audio de Lovely, se escucha silencio en mi auricular, lo cual significa que está dormida. El viernes voy a ir por ella, ya casi tiene un mes desde que regreso, los días han pasado lentos.
Aunque la verdad trato de enfocarme en Lovely para que cuando llegue no tenga que pensar en la pelinegra que me va a ver mal cuando vea a quién llevare a casa. Pase por los hermanos Jonson para que podamos irnos juntos.
Las noches con Ellie son una maldita locura, lucho conmigo mismo para no ir a su habitación pero cuando no es ella soy yo, y me enferma del asco que me da después.
Cuando mi madre nació se le permitió nacer porque era heredera, pero sólo fue ella como mayor, y su hermana gemela tuvo a Ellie al mismo tiempo que a mí, iba a ser una desonrra para la corona que su hermana tuviera un hijo fuera del matrimonio y más siendo una bastarda. El parto fue programado para ambas con cesárea, ella nació y momentos después su madre murió.
Mi madre aceptó el cargo y dijo que era una hija, que había nacido después, y aunque fuese al revés ella no me entregaría, dado que yo era hombre, y por lo tanto el heredero perfecto.
Ahora sólo falta quitarme la necesidad de tenerla en mi cama.
—¿Han hablando con Lovely? —pregunta la rubia que va a mi derecha.
—Sí, estaba en una reunión con unos invitados de Tayler —les informo.
—¿Has sabido algo de Damon? —pregunta Ostin detrás mí.
Damon es un dolor de escroto incomparable.
—No, pero sé que está buscando el video de su revolcón con Lovely —le explico—, tuve varios avisos de intentos de interrupción en mi sistema, mis troyanos respondieron poniendo un virus en el servidor que lo estuviese intentando.
Se quedan en silencio como si hablaran por telepatía.
—¿Y si lo encuentra? —finalmente pregunta la rubia.
Resoplo tratando de no ahogarme.
—Irían a juicio, porque esos tiene meses, y si él acepta que ya sabía le preguntaran porque no la mató, y si dice que no... —tomo una pausa—, tendrá que hacerlo.
—Eso... —me estresa su tontería.
—Lovely no sabe nada de esto —la freno—, ella no lo puede saber, no hasta que yo hablé con Tayler. No ha querido hablar conmigo, y no sé qué tan protegido este de su tecnología. Yo dejé un refuerzo, pero algo me dice que no me debo confiar.
Ellos asienten mientras me concentro en llegar a la fortaleza, dejo que el escáner detecte mi rostro para que el acceso se cierre una vez que yo cruce. Ya no puedo confiar en nadie, y menos en dar las cosas por hecho.
Llegamos y cómo es de esperarse me encuentro con algo que me deja ciego. Ellie en bata de baño, cruzo el umbral ignorándola cuando se quienes vienen detrás de mí.
—Jonson... —saborea su nombre y me da comezón en las manos cuando ayudo Vanessa con la maleta.
—¿Qué haces vestida así? —espeto de mala gana.
Ostin no le toma importancia y la abraza mientras Vanessa cruza de largo hasta la cocina por un vaso de agua quitándose las sandalias en la entrada antes de seguir.
—Hacía calor, hermanito —hace puchero trepándose a las caderas de Ostin y me ciega su niñería.
—¿Vamos a descansar? —me pregunta Vanessa poniéndose cómoda.
Y con eso quiero decir que está quitándose la chaqueta para quedarse en top. Se me salen los ojos al ver sus pechos y me enciendo en menos de nada.
—Dudo que pueda descansar —murmuro—. ¿No quieren cenar algo?
Ellos niegan y tomo mi portafolio para dirigirme hasta mi habitación con Vanessa de la mano. Echo un último vistazo a Ellie que se esta comiendo a Ostin, es como una montaña de desagrado pero no puedo tomarme tal atrevimiento cómo sentir celos.
Me doy una ducha y gracias al cielo ya Vanessa se durmió, tecleo en mi escritorio mientras ella duerme tranquilamente. El audio del anillo está bien, y sólo escucho quejidos como si estuviese teniendo una pesadilla, tallo mis ojos frunciendo el ceño con esta amargura que tengo en el pecho.
No sé cómo mantenerme ocupado ya, no tengo que revisar el audio de Lovely, hace mucho que no lo hago, me pican los pies por salir pero no, no puedo hacer que me ganen los impulsos.
Reviso los movimientos de Rosemary después de nuestra charla, envío a una amiga para que la mantuviera al tanto, y bueno...
Tomo mi teléfono y le llamo, contesta al tercer pitido.
—¿Quién es y porque? —gruñe.
Me río con discreción.
—¿Qué has conseguido?
Resopla con rabia.
—¿No podías esperar cuatro horas más?
—Sinceramente no, tengo una crisis sexual así que, dime.
—Pude notarlo —abro la boca pero la cierro cuando me doy cuenta de que no sé qué decir—. Es la guerra.
La erección se desvanece y los oídos se me vuelven sordos.
—Cómo...? —me levanto haciendo mas ruido del que quiero y la rubia se menea.
Salgo del cuarto para concentrarme en la llamada.
—Aragon está haciendo negocios con gente que transporta arma letales, no sé mucho porque no ha hablado con nadie, sólo sé que todo lo está haciendo en discreción —dice en susurros—. Se prepara para algo grande y me comentó que la mafia roja ya respondió.
—¿Los exiliados?
—Sí, y al parecer tienen apoyo de la jerarquía.
Su respuesta me acusa náuseas. La mafia calavera es una de las mafias más rebeldes qué hay, la jerarquía los dejó libres porque no hacían daño a sus asuntos, sin embargo me dice que algo va a cambiar. Esta mafia está liada con la Bratva, sólo que se desplazan como peste.
—Hoy llegó el rumor de que la mafia roja recibió una amenaza de parte de Aragon —prosigue y toma una pausa dramática—, pero él no fue.
—La jerarquía —añado antes de que lo diga.
Paso la mano por mi cara sintiendo que las cosas se me están saliendo de las manos. Esta mierda se va a hacer si o sí.
—Iré a visitar en estos días —me dice.
—Ve el viernes, yo iré a buscar a Lovely —le informo y me dirijo a la cocina.
—Claro, guapo —me dice y me cuelga la muy atrevida.
Me río pero freno cuando sonidos sexuales abruman mis oídos haciendo que mi corazón retumbe con furia, sé bien de quién son porque los conozco. Camino y veo a oscuras a esa pelinegra con la cabeza echada hacia atrás en la barra mientras Jonson navega con la lengua por su sexo, ella alza la cabeza y hunde más a Jonson con las manos.
Su mirada choca con la mía y el morbo que siento no es sano, sin importar qué otro se la esté follando con la lengua yo soy el que se siente bendecido. Gime con más fuerza y me recargo en la oscuridad donde quedo lejos de la vista del chico. Su mirada baja a mi bóxer, y si... lo tengo como un iman.
—Sigue —gime y Ostin le pone las piernas en sus hombros.
Me hierve la piel que traspasa lo que soy capaz de soportar, bajo la mano a el elástico y ella asiente jadeando, mi pecho se eleva con fuerza y me la saco provocando que sus gemidos se hagan más fuertes.
Me estremezco en la oscuridad como un ladrón de orgasmos y comienzo a masajear mi falo.
Ostin saca un condon y sé que esta fechoría me va a doler pero sigo sacudiendo sintiendo que me tiemblan las piernas, ella se recuesta en la barra manteniendo la cara de Ostin hacia ella, él se sube sobre ella colocando el látex y comienza a embestirla arrancándole un grito de placer mientras aprieto y ma agarro de la pared mordiendo mis labios para no gemir.
Su cara y labios me provocan.
—Oh, Ostin —gimotea—. Mierda, sí, sí.
Comienza a ser brusco y me asqueo por la manera en que ella se desvanece. Grita cuando los sonidos de sus pieles chocando se vuelven violentos. De un momento a otro ya no tengo erección. El pecho se me comprime y ella ni siquiera me mira, esta concentrada en el chico que la embiste con gozo.
—Mi Ellie, eres tan jodidamente hermosa —Ostin jadea y me hace desaparecer en el pasillo.
Mi teléfono está en mi mano y no sé cómo sobrevivió al apretón. Mis ojos arden, me duele, y me frustran.
A la brevedad me introduzco con el pecho al mil por hora a la regadera para quitarme el mal sabor de boca.
—¿Estás bien? —pregunta una voz tierna y somnolienta desde la puerta.
La rubia viene en ropa interior y deslizo la puerta de cristal de la regadera invitando a entrar.
—No podía dormir —miento.
—Ya sé, también me despertaron los gritos —ríe con asco. Se quita la ropa y entra mostrándome que realmente es bella.
En menos de dos segundos vuelvo a estar lleno de lujuria y ella se viene contra mí al notarlo. La beso con deseo quemándome la piel, se siente bien, suave y cálida, mi lengua pasa por la suya absorbiendo el sabor a pasta dental que la acompaña y mete su mano a mi bóxer haciéndome jadear.
Es una paz indescriptible pero me gusta, y si debo hacerlo así, lo haré. La cargo y le subo las manos al tubo de la regadera para que se sostenga.
—No te sueltes —pido comiéndome sus pechos preciosos, y arranco gemidos ahogandos por el agua que cae al suelo.
—¿Te gusto? —pregunta entre jadeos.
—No definiría en sexo el la manera en que me atraes, preciosa —reparto besos por su cuello.
Introduzco mis dedos dentro de ella y noto que está más que lista para que lo haga. Cierro la llave y elijo un condon del cajón que está cerca del jabón, lo coloco y pongo en la puerta de su entrada mi punta sedienta de ella.
—Sólo suéltate —le pido.
Comienza a respirar con dificultad y se suelta obligándome a poner fuerza cuando cae con velocidad y masa sobre mi falo tieso hasta el ultimo nervio.
—Tan malditamente preciosa, bella rubia —gimoteo embistiéndola con furia.
La imagen de Ellie aparece y me da rabia pero no tanta porque realmente me gusta esta chica, y no voy a dejar que se me vaya. Me pierdo en el placer que me envuelve su lindo sexo y la beso mordiendo su labio inferior, es tan jugosa. Devoro su boca con rapidez mientras siento que voy a caerme del placer que me envuelve cuando aprieta desde adentro.
Jalo su cabello y la obligo a darme su cuello mientras se remueve contra mí. Es fogosa, deliciosa, resbaladiza y delicada.
La bajo y de doy la vuelta para que me de la mirada de su redondo trasero, esta roja de tanto apretón y me encanta la manera en que se vuelve loca porque vuelva a entrar en ella. Envuelvo su cabello en mi mano y le doy el placer que me pide a gritos, con la otra masajeo su clitoris provocando que me apriete con fuerza y mis jadeos se hagan más notorios, sedientos, tengo las malditas ganas de gritar.
—¡Ya no aguanto! —chilla cuando empujo con fuerza.
Masajeo con fuerza el timbre que la está poniendo a temblar.
—Déjate ir —digo entre jadeos.
Ella empuja y yo hago lo mismo perdiéndome el la sensación de su desesperada cadera. La vibración y calor sube y baja bombeándome mientras aprieto con fuerza su cabello.
—¡Joder, joder...! —gimo cuando me corro después de ella que me moja los pies—. ¡Puta madre, preciosa!
Sigo empujando mientras la atraigo hacia mi torso sin de dejar de empujar con suavidad, esta en el aire, con el brazo que le tenía envuelto el cabello, le atrapo el tórax, levantándola mientras masajeo su clitoris con la otra, flexionando mis rodillas para tenerla cómoda mientras termina de bombear y empujando mi polla.
Busca mis besos y respondo saboreando el placer que aún emana de sus labios desesperados y sin fuerza.
No la bajo, simplemente me salgo de ella y la cargo con la fuerza que me queda, saco el condon, y me rodea con las piernas, dejando su cabeza en mi hombro exahusta.
—¿Cansada? —me rio acomodando un beso en su nariz mientras salgo del baño después de arrojar en condon al canasto.
—Mmhmm —dice en un pequeño gemido.
—La próxima vez me cargas tú.
Me da un golpe que me hace reír y quejarme como si me hubiese dado un balazo. La acuesto conmigo a la cama y me envuelve con sus piernas. No me molesta y tampoco trato de enfocarme en nadie más, me gusta como se ve su nariz roja y sus pechos erizados cuando su piel blanca me apapacha.
—¿Tienes novio? —pregunto.
—No —dice acomodándose somnolienta.
—Bueno. Probablemente ya tengas uno. —acomodo un beso en sus labios y sonríe.
Es lo más sano, no importa si no es lo que anhelo, esto es lo que quiero.
Nota:
¿Habrá un final feliz para ellos? Dios quién sabe. Todo es confusoooo, y se pone peor.
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