Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 9;

𝒢𝓎𝑒𝑜𝓃𝑔-𝒽𝓊𝒾

Estar a mediados de la semana y sentirme inquieta no era nada bueno. De vez en cuando seguía suspirando al recordar la manera en la que ese arrogante empresario me había poseído. Aún tenía algunas marcas que he estado ocultando con camisas cuello de tortuga a pesar de estar en medio del verano.

Sin embargo, tenía que dejar de pensar en él porqué definitivamente no iba a verlo nunca más, ese hombre olía a problemas.

Meditando un poco mientras sobre eso, mezclaba harina, huevo y canela morena, pero mi tarea fue interrumpida porque había una rubia en la puerta de la tienda. Dado que eran las ocho de la mañana, aún no habían clientes por aquí. La rubia parecía buscar con la mirada a alguien dentro, así que me limpié las manos en mi delantal y fui a la puerta.

Abrí la puerta haciendo que la campanita de la entrada sonara. Cuando abrí le di una sonrisa a la mujer.

— Mmm, disculpa, ¿la dueña? — preguntó. La mujer estaba embutida en un abrigo de beige, con botas altas y unos espantosos lentes amarillos.

— La estás viendo — le respondí cruzando mis brazos — ¿Deseas algo? Aún no hemos abierto pero si quieres pasar y esperas un poco... — me cortó.

— No, no, no. No he venido a tomarme un café o comer un pudin con muchas calorías — dijo con altanería — he venido porque mi jefe, un importantisimo hombre, me ha pedido contactarte.

Dudé.

— Bueno... ¿y?

— Quiere contratar tus servicios. Permanentemente — sin pedir permiso ella pasó por mi lado y entró a la tienda. Rodando los ojos cerré la puerta y la seguí — Lo siento pero estaba asandome.

— Oye, rubia... no se quien rayos es tu jefe, así que si eres amable iluminame con esa información — tomé uno de los bancos y me senté.

— Jeon Jungkook  — me quedé helada — Soy Bomie, su asistenta — me dijo con una sonrisa — Dejando eso de lado me gustaría decir que recién ha abierto una cafetería en la compañía y en lugar de contratar los servicios de una tienda más... — dio una mirada alrededor — ...más profesional, ha decidido llamarte a ti.

— No me interesa — le respondí.

— No, cariño, no me entiendes. Él te quiere en su cafetería y nadie se atreve a decirle que no.

— Bueno pero el no es Dios. He dicho que no.

— Déjame te explico. Va a pagarte mucho, tu tienda lo necesita.

Sí, eso era cierto, pero no planeaba hacer tratos con un demonio como él. Quería jugar y no podía entrar en el trapo.

— Dile que venga a buscarme él — dado que sabía que no iba a hacerlo, decidí ir por ese lado.

— Soy su asistente. Su mano derecha está aquí.

Rodé los ojos y tuve que escuchar una de esas diatribas que se echan las personas que no están dispuestas a escuchar un no por respuesta. Mencionó las mil y un razones por las cuales tenía que decirle que sí a su jefe. Dijo que todo eso iba a ayudarme a crecer y que talvez ganaba popularidad, que podía ser que recibiera bonificaciones y tarjetas de regalo para unos de sus hoteles y poder ir con mi novio. Rodé los ojos cuando escuché esa parte.

No importaba cuantos puntos a favor tuviera, mi decisión era la misma. No debía pisar un solo ladrillo de esa empresa, porque no iba a lograr salir entera.

— La mejor parte de todo, es que trabajarás sola — le di una mirada en blanco — Es un piso para ti solita, para tu pastelería.

Lo pensé por unos segundos. La idea era loca y no había manera de que eso sonara razonable en mi cabeza, pero escuchar todas las oportunidades que se iban a presentar, sacaban mi lado más pueril y ambicioso por una sola razón. Quería hacer crecer mi negocio.

— ¿Tienes algún contrato? — pregunté.

Sus ojos se iluminaron y sacó de su diminuto bolso una hoja doblada y me la entregó.

— Hay muchas especificaciones. Si algo no te gusta marcalo de rojo — se colocó de nuevo sus lentes de sol y se puso en pie — Me despido. Espero y aceptes, porque no me gusta perder el tiempo.

Se fue y me dejó sola con el papel en la mano.

Empecé a leer la hoja y cada palabra que leía me parecía más loca y terrible que lo que ella había dicho. A como ella había dicho, habían muchas especificaciones y al final de la hoja estaba la firma de Jeon Jungkook, lo que se me hacía raro porque los contratos laborales siempre venían de parte de recursos humanos.

Tenía tres apartados y cada uno con cinco incisos. El primer apartado eran horas laborales. Tenia que cumplir al menos doce horas diarias, porque el "jefe" también trabajaba doce horas. También mencionaba que en caso de incumplir, obtendría una sanción.

La segunda y la más ridícula. Era que no tenía permitido saludar al "jefe" a menos que él lo pidiera.

Dejé de leer cuando llegué a esa parte. Habían unas letras resaltadas que decían que el contrato tenía que durar como mínimo un año, de lo contrario obtendría una demanda por incumplimiento. Eso era lo más normal que leí. El pago era otra cosa que me parecía absurdo, era demasiado y en evidencia la mayoría de las ganancias eran para mi.

Busqué me celular para marcar el correo electrónico que venia en la hoja y contactarme con el personal.

-Asunto: contrato

Sin duda es la propuesta de trabajo más rara que alguna vez he recibido, sin embargo me gustaría mencionar algunas condiciones.

Sinceramente,
Mok Gyeong-hui.

Esperaba que la rubia contestara pronto.

-Asunto: Re: Contrato

Ya me lo esperaba.

Mencionalas.

Jeon Jungkook
Presidente de 7fates.

Me sorprendió saber que esa dirección de correo era de Jungkook y no de la chica que vino esta mañana. Respondí el correo dudando.

-Asunto: Re: Re: Contrato

La primera es que no me interesa si trabajas doce horas diarias. Yo haré menos.

Y la segunda es que no pienso trabajar los fines de semana.

Mok Gyeong-hui.

Su respuesta fue inmediata.

-Asunto: Re: Re: Re: Contrato

Quiero ver tu trasero por las cámaras trabajando doce horas diarias. Y vendrás los sábados.

Jeon Jungkook
Presidente de 7fates.

Tiré mi celular sobre la mesa, resignada porque no iba a poder negociar con este hombre.

°

Jueves, un nuevo día lleno de las mismas idioteces que rodeaban mi vida. Una vez más tuve que cerrar la pastelería pero me encargué de enviar todos mis pedidos esta mañana. Ayer fue un día totalmente lucrativo, vendí mucho y aunque eso me decía que no tenia la necesidad de firmar un maldito contrato con una empresa, sabía que solo era una temporada.

Tuve que vestirme con algo formal porque fui convocada a una reunión para firmar el contrato. Aún dudaba de mi decisión sobre todo porque primero dije que no estaba interesada. Conduje mi viejo auto hasta la empresa, había un gigante letrero que decía 'IMPERIO JEON' en letras grandes. Era obvio que alguien como él no necesitaba socios para hacer crecer su negocio, menos para mantenerlo, según la web era uno de los hombres más millonarios del país.

Caminé hasta recepción y me dijeron que esperaban por mi y que estaba llegando unos minutos tardes. No iba a explicarles que mi auto daba fallas y que casi no enciende por la mañana.

Tuve que subir muchos pisos en el ascensor, porque obviamente y como siempre pasaba, la oficina principal estaba en el último piso. Los pasillos tenían buena decoración y en este no había mucha gente. Sólo la recepcionista que estaba cerca del ascensor y un guarda que me llevó hasta la puerta de la oficina de Jeon.

Abrió la puerta por mi y tan pronto como lo hizo el frío de esa oficina golpeó mis pies. Era verano y entendía que necesitaba refrescarse, pero ¿era necesario poner el clima tan bajo?

Di unos pasos y la puerta se cerró detrás de mi. Todo era de colores oscuros y no habían muchos muebles. Solo una mesa de vidrio con papeles sobre ella y una taza de café intacta. Caminé un poco más y en una esquina sentía que alguien me miraba. Volteé despacio hasta encontrarme con el protagonista de mis sueños estos últimos días. Tan sexy como siempre, con un traje que le quedaba perfecto. Chaleco negro, pantalón negro y una camisa color azul, no traía corbata y algunos botones estaban abiertos.

— Llegas tarde — dijo suavemente, sin saludar.

— Ocho minutos solo — le dije.

Sus ojos chocaron con los míos y la tensión empezó a crecer.

— No me gusta esperar, señorita Mok.

Se puso de pie y empezó a caminar hacia mi. Se acercó lo suficientemente como para poder sentir su perfume. Con una mano me indicó tomar asiento y él fue hasta su lugar.

— Supongo que has venido a firmar — dijo cuando tomó asiento.

— No estaría en tu oficina de no ser así — me crucé de piernas — Aún no estoy completamente segura de poder cumplir doce horas.

— Créeme, lo estarás. ¿Piensas que vas a estar todo el día en medio de la masa? — me preguntó con una risa.

— No planeo traerte tu maldito café — respondí.

— No estás entendiendo, Gyeong-hui. Quiero que te quedes para que tu y yo podamos tener sexo.

Sentí que mi corazón caía directo a mi estómago y cuando lo miré fijamente para ver si él estaba jugando me di cuenta que no era así, tenía una expresión seria. No estaba jugando.

— Pensé que habíamos acordado que no iba a volver a pasar — le dije cuando pude volver a funcionar — Nunca.

— Yo también, pero por alguna razón no he podido sacarte de mi mente. Bueno, no hablo exactamente de ti, hablo de tu co... — lo corté.

— Por Dios, no digas nada de eso. No puede volver a pasar — le recordé más que obvia — Seremos "empleada, empleador" de ahora en adelante.

— Quiero dejar algunas cosas en claro. La primera, nadie se atreverá a decir ni una sola mierda sobre lo que pase, y la segunda, no vamos a ir por ahí agarrados de la mano.

— ¿Qué quieres entonces? — pregunté dudando.

— Quiero que estés dispuesta a tener sexo conmigo cada vez que lo deseemos, porque se que tu lo haces también, quiero que todo esto sea solamente físico — mencionó con rotundidad — No quiero que esperes nada de mi y yo no esperaré nada de ti, no quiero saber nada de tu vida fuera de la cama y tu no tendrás que preguntar sobre la mía. No vamos a llamarnos ni enviarnos mensajes sobre nuestra vida a menos que estés desesperada por estar conmigo.

— Eso es... ridículo — estaba sorprendida por todo lo que habia dicho.

— No quiero que pienses que podemos llegar a ser algo más y te prometo que no me voy a enamorar de ti, porque espero que tu tampoco lo hagas. Solo quiero que compartamos nuestros cuerpos, no nuestras vidas.

— No quiero — respondí sin dudar — yo nunca he tenido un amorío y si es de esta manera no quiero tener que probarlo.

— Se que sí quieres — respondió de manera arrogante — Puedo verlo.

— Te equivocas. Eso que estas proponiendo solo te beneficia a ti. No quiero que me trates como a una muñeca inflable.

— Será gratificante para ti — dijo seguro — lo prometo.

— En medio de esas ridículas cosas no mencionas nada sobre mi.

— Eso se entiende. Estaré para ti cada vez que lo desees y no dudaré en satisfacer todas tus necesidades.

— Jungkook, me estas proponiendo ser un robot, dices que no quieres saber nada de mi.

— No necesitamos conocernos. Solo necesitas correrte — ambos nos mirábamos a los ojos, los de él parecían consumirme — Yo no mantengo relaciones.

— No es necesario tener una pero no pienso ceder hasta que al menos seas un poco cordial conmigo — rodó los ojos.

— Lo seré, pero eso no te dará chance de creer que seremos amigo, novios o una pareja — esto estaba claro.

Entendía todo lo que me decía, no quería involucrarse conmigo, no quería tener que mezclar sentimientos y en el fondo de mi sabía que él de hecho no tenía ese tipo de atracción por mi. No me quería como una compañera, él solo estaba obsesionado con él sexo. Conmigo.

Mi cuerpo iba por el contrario de mi mente, porque incluso si mi boca decía que no quería, mis terminaciones nerviosas ya estaban atentas y deseosas.

— Promete que vas a tratarme con respeto — le dije. Estaba loca por aceptar esas terribles condiciones — Necesito que al menos me digas que vas a mantener una conversación cordial conmigo y que no me vas a lastimar.

— Gyeong-hui, no lo voy a hacer. Te daré todo el respeto que tu quieres, sin embargo dudo mucho que tengamos que hablar de algo. No voy a lastimarte, porque para que lo haga tú tendrías que desarrollar sentimientos y no quiero que hagas eso.

Lo miré a los ojos y después de unos minutos tomé mi decisión.

— Está bien, seremos todo eso que quieres — sonrió y se puso de pie.

Llegó hasta mi y me puso de pie para después besarme, como si ese fuera el sello para esto. En realidad sabía que esto traería problemas, que probablemente no iba a soportarlo porque nunca había hecho esto antes.

Dejó de besarme hasta que ya no tenía aliento, hasta que sentí que mi cuerpo estaba encendido. Que una pieza de hielo se había derretido justo frente a su ojos. Entonces las puertas de infierno se abrieron.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro