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𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 6;

𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀

Llevaba días en los que parecía un león enjaulado, deseoso de comer a su presa, y ese sentimiento tenía nombre y apellido. Mok Gyeong-hui.

A pesar de que han pasado unos cuantos días aún tengo la sensación de sus labios contra los míos, la suavidad de sus pechos y los irreales que parecían luego de que, por muchos años, fueran los primeros pechos no operados que tenía la oportunidad de manosear a mi antojo. Es que ¡joder! Fueron suaves y se movían al compás de su cuerpo, no eran dos pelotas rígidas que en algún punto molestaban. Tan solo pensar en ellos le daba a mi mano la fuerte necesidad de apretarlos una vez más. A mi boca también.

Recuerdo cada espacio de su cuerpo, la suavidad de su trasero y como eran tan blanco que cada palmada que le di logró que se hiciera una marca roja. Nunca antes me había excitado tanto azotar el trasero de una mujer. En algún punto me sentí avergonzado porque la tensión se acumulaba tanto que me corrí de manera estrepitosa, como un colegial. Yo no era así y no permitía bajo ningún motivo que ninguna mujer tuviera ese tipo de control sobre mi. Por eso mi necesidad de repetir.

Esta mujer en específico parecía un hueso duro de roer, tan altanera y de boca tan aguda que me hacía preguntar si en algún momento esa boca iba a hacer más que escupir palabras sarcásticas. Era una necesidad desde mi lado más sádico. Quería doblegarla y llevarla hasta el borde.

Suspirando tomé los papeles que uno de mis nuevos internos había llevado hasta mi escritorio, un informe detallado de quien era ella, porque a pesar de que nunca me involucraba de más con las mujeres, tenía que tener especial cuidado porque me habían pasado ya varias trastadas. Recuerdo cuando tuve una relación medio intensa con Yena, una modelo de reputación temblorosa porque consumía drogas pero era condenadamente buena en la cama, sin embargo, al dormir conmigo, pensó que podía dar un golpe de suerte e inventarse un embarazo, cosa que no iba a permitir porque era especialmente cuidadoso con esos temas. Incluso pensé en hacerme la visectomia para evitar sustos, pero lo desterre después de llegar a la conclusión que aún así tenía que seguir usando condones. De preferencia los que yo cargaba conmigo.

Dejé de pensar en eso y me concentré en el expediente.

— Mok Gyeong-hui, veinticuatro años, sin rastros de familia... — leí en voz alta lo que estaba escrito — dueña de una pastelería, ex novia de un abogado y con un expediente de calificaciones excelente — pase la hoja — graduada de la universidad nacional de Seúl hace dos años... — hice una pausa.

Somos de la misma generación de graduados y egresados de la misma universidad. Curioso, nunca vi su trasero redondo por ningún pasillo de la universidad.

Conforme seguí leyendo más cosas aparecieron. Fue fanática de una banda británica, había fotos de ella con la camisa y el logo de la banda, su padre fue un militar que se retiro debido a que un disparo en su pierna lo inhabilito para seguir sirviendo.

Su mamá la abandonó cuando tenía ocho años y creció bajo el cuidó total de su padre y sus abuelos. No tiene familia dado que todos están muertos.

— Mok Gyeong-hui, hueles a problemas — me dije a mi mismo, metiéndome esa idea en la cabeza porque nada más no podía dejar de pensar en ella — Debo de estar loco.

Hice los papeles una bola y los tiré al basurero, poco tiempo después entro Namjoon.

— Tenemos un problema — dijo mientras se acomoda en la silla frente a mi.

— ¡Demonios! Esa parece ser la palabra de la semana.

— Jungkook, necesito dejar de ver tu culo impreso en los periódicos. ¿Qué no puedes mantener los pantalones sujetos a tu cintura?

Tiró el periódico que sostenía sobre el escritorio, y en efecto, una foto de mi trasero estaba en la primera hoja.

"El magnate Jeon Jungkook muestra sus atributos, ¿una forma de vender la idea de sus hoteles?"

— ¡Demonios! — me mordí los labios tratando de recordar cuando habia sido esto.

— ¿Es todo lo que vas a decir? ¿Sabes el dinero que nos va a costar arreglar esto? Tu agente de marketing ya está harto de tener que ocultar tus pelotas del mundo.

— Tendré más cuidado.

— Eso no me sirve, Jungkook. ¿Qué crees que piensa el consejo administrativo después de ver tu culo blanco impreso en el periódico? Perderás credibilidad y te miraran como un ninfomano que no piensa con la cabeza correcta.

— Me importa bien poco lo que piensen — respondí con rotundidad — este es mi jodido negocio y si yo quiero puedo mostrar mi pene a todo el mundo. Ya tengo el respeto.

— Tienes la apertura de tu próximo hotel pronto, piensa bien las cosas.

— Está bien, seré más cuidadoso.

— No, quiero que me prometas que no vas a tener nada con nadie. Se acabó — lo miré como si estuviera loco — Al menos por un tiempo.

— ¿Podrías vivir tú sin esa parte de tu vida?

— No es lo mismo, Sol-i no vendería una foto de mi trasero. Puedo mostrarle tanto como quiera porque se que al día siguiente todo estará normal.

— Gilipolleces.

— Te funcionaria más una relación estable, si lo que tanto deseas es sexo, ser monogamo con alguien parece ser mejor.

— ¿Estás loco? Así no es como to funciono — lo que decía Namjoon sonaba como un chiste malo. De esos que no te hacen reír — Sabes que no puedo...

— ¿Por ella? ¡joder! Tienes que superar eso. Si es tan horrible ni siquiera tendrías que traerlo a memoria.

— No era a ti a quien amordazaban hasta que tenias como mínimo cinco orgasmos seguidos.

En mi vida había una parte oscura, una que me lastimaba y que me hacía incapaz de ver el potencial de una mujer más allá de lo físico. Minha fue un oscuro y terrible verdugo que me sometió a los castigos más pueriles y dolorosos que alguien de diecinueve años puede soportar.

— Joder, lo siento. No debí decirlo — la mirada de Namjoon estaba apenada, avergonzado por lo que había dicho — Tienes razón, no se lo que se siente.

— Dejemos ese tema a un lado, que aún me escuece y me toca las pelotas — miré mi taza de café en el escritorio, ya estaba fría y no había necesidad de tomarla — Trataré de aminorar el asunto.

— ¿Sabes quién fue?

— Younha, seguro. Está presionando para que le ofrezca algo más.

— Sabes que ella no me cae bien, es una serpiente astuta, pero, podría funcionar.

— No, preferiría hacerlo con otra persona... — la imagen de la pelinegra se cruzó por mi cabeza.

— ¿No me digas que estas teniendo un tipo de atracción por alguien?

— Me atraen todas las mujeres, pero hay una en específico que me tocó las pelotas y no me gusta que me provoquen de esa manera.

— Supongo que es la chica del otro día. La pelinegra, ¿cierto?

— La investigué, es trigo limpio...

— Si te sirve de algo, mañana estará en mi boda. Pondrá la mesa de postres — me guiñó un ojo y se puso de pie.

— Mira, hasta que al fin tu boda me sirve de algo. Yo pensaba no ir...

— Jódete, Jungkook. Y agradece a Sol-i.

— Mañana sin duda — le dije mientras él se acercaba a la puerta — Para las dos cosas.

°

Domingo, el día de la boda de Namjoon llegó. Mi amigo que era casi como yo, había decidido por algo tranquilo y corto, también le huía a la gente y Sol-i no estaba muy interesada en los convivios.

Namjoon tocó por todos lados hasta que accedí a ser el padrino y, sin reconocerlo frente a nadie, me hubiera sentido decepcionado si no me lo pide a mi. Casi compartimos todo juntos.

Con un traje completamente oscuro y gemelos que combinaban con lo negro de todo mi atuendo, me sentí satisfecho cuando em observé en el espejo. Tomé mi abrigo negro hasta la mitad de mi pierna y cogi las llaves de mi Mercedes.

Aunque tenia un chófer, en situaciones como esta prefería ir solo, más porque esperaba regresar a casa acompañado... ¿Qué demonios? A casa no. A un hotel. Nunca traigo mujeres a mi casa. Mi vida hogareña esta separada de mi vida sexual.

Tenía solo una hora para llegar a la capilla que los novios habían seleccionado, supuestamente porque ahí se habían conocido. Me pregunto si de haberse conocido en un callejon también harían la boda ahí.

Namjoom decidió hacer todo en la mañana porque según por la noche tenía un vuelo hacia París. Linda noche de bodas. Porque dudo mucho que en un avión se puedan hacer todas las cosas que uno le puede hacer a su esposa en la primera noche.

Llegue hasta el lugar y vi a Namjoon en una esquina, tocando su corbatin. Joder, que se iba a ahorcar. Namjoon no era mi objetivo para nada, busqué a la pelinegra de trasero redondo que me traía intrigado, porque una mujer no podía ser tan normal como ella.

La encontré. Embutida en un vestido azul oscuro con un escote impresionante. Le llegaba a mitad de las piernas y aprisionaba a la perfección su cintura, resaltando sus pechos. Estaba sentada en una silla blanca junto a la mesa de sus postres, se tapaba el sol de las diez de la mañana con su bolso de mano y podía ver como tenia arrugada la cara.

Sonreí y empecé a caminar para acercarme a ella. Pasé caminando con seguridad en medio de todas las personas, ajustando mis gafas de sol.

— Es una hermosa mañana, ¿no te parece? — le dije como casualidad. Poniendo mi cuerpo a un costado de ella para cubrirla del sol y permitir que se quitara el bolso de la cara.

— ¿Tú? — preguntó con el ceño fruncido — Pareces ser como las rocas, en todos lados las encuentro.

— O talvez tu trasero tiene un imán y me llama cada cierta vez.

— ¿Quieres por favor callarte? ¡Dios mio! Pareces un sádico.

— Cada quien con sus preferencias.

— ¿Bueno y que haces aquí? — preguntó levantando una ceja.

— Calentando sillas, no te digo — respondí divertido — O talvez estoy intentando seducir a una mujer que parece querer jugar conmigo.

— Buena suerte con ello. Espero y tus diez centímetros logren convencerla — lo que había dicho. Tenía la lengua muy aguda.

— Tú sabes que son más de diez centímetros. ¿Hace falta que hagas la comprobación con tu boca? — Ella se puso roja y me pareció jodidamente sexy.

— Dejeme sola, Señor Jeon.

Sonreí.

— Te tengo una propuesta.

— No hago negocios con ninfomanos — respondió altanera.

— No son negocios precisamente. Es algo que te envuelve a ti y a mi cama.

— Olvídalo, ya te dije. Ayer miré tu trasero en el periódico — achicó los ojos en mi dirección — No vaya a ser que tengas un montón de cámaras en tu madriguera y de pronto aparezca el mío también.

— Eso no pasará a menos que te apetezca grabar un video — me encogí de hombros — Siempre estoy abierto a opciones, aunque la pornografia no es lo mío.

— Ya sabía yo que eras un pervertido. Se ve en tu cara — me reí. Esta mujer me había hecho reír mucho más que cualquier otra persona en mi vida.

— ¿No se me ven las ganas que tengo de estar contigo una vez más? — otra vez, ese maldito rubor que me hacía querer morderse los labios aquí mismo — Porque eso es lo único que puedes ver en mi cara ahora mismo. No soy fanático de tener público, pero si encontramos un lugar discreto puedo demostrarte cuanto te deseo.

— No, eres ese típico hombre que solo quiere sexo. No puedo hacerlo si mañana se que vas a estar con otra — me dijo, algo que me hizo dudar — Tienes que ofrecerme más que un efímero revolcon.

— ¿Qué significa?

— Que tu boca puede decir que me deseas mucho pero se que eso se lo dices a toda mujer que quieres llevarte al huerto.

Frustrado por su terquedad me alejé. ¿Qué mierda? Ella era de esas locas que quería un novio. Una locura.  Pero teniendo en cuenta su recién ruptura, la entendía. Pero eso conmigo no funcionaba, no iba a ceder a eso.

Seguramente alguien en esta fiesta querría estar conmigo. Las primas de Namjoon parecían tener potencial.

Definitivamente tenía que sacarme a esa mujer de la cabeza, y también tenía que controlar a mi amigo porque iba suelto y tenía que estar frente a mucha gente.

Me acerqué a Namjoon y después de unos minutos la boda empezó, aunque aún seguí dándole una que otra mirada a Gyeong-hui.

¡hola! Ha sido mucho tiempo desde el último capítulo. Perdonen, estoy iniciando semestre en la universidad.

Felices vacaciones de semana santa, cuídense 💜

Trataré de actualizar más seguido :)

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