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𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 4;

𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀

"El éxito de Jungkook y su nueva atracción"

"Los hoteles Jeon vuelven a la lista de conversación de Naver"

"Jeon Jungkook, él magnate que tiene al mundo en sus manos"

"¿Jeon Jungkook y su nueva novia?

Leí todos los titulares de los artículos en los periódicos de la web, sintiéndome orgulloso conforme leía cada una de las palabras. Amaba mucho que me dieran reconocimiento porque me esforzaba por hacer todo bien. Las cosas en mi vida no podían ser menos que perfectas, por eso, me gustaba que aceptaran que no había nadie más como yo en el ámbito del mundo de hoteles.

Hoy era solo un logro más, mañana marcaría las páginas de la historia. Eso era lo que siempre me decía.

Dado que era domingo y que no tenía nada mas que hacer, me desplace por las fotos tomadas por la prensa deteniendome en la que estaba la mujer que me encontré en el baño. Su cuerpo estaba inclinado sobre la mesa de postre mostrando un trasero perfecto y unas piernas excelentes.

Me reí. Durante la fiesta le di unas cuantas miradas y lo único que ella hizo fue torcer los ojos. Era guapa, de eso no había dudas, pero no era mi tipo.

Mientras veía fotos, un mensaje de Younha entró en mi teléfono. Contando, este era el número cien que me enviaba en el fin de semana. No quería responder y de hecho no iba a hacerlo pero necesitaba ponerle un alto.

"Estoy muy mojada"

Torcí los ojos cuando leí el mensaje. Borré toda la conversación y si en un principio pensé pensé responder, justo ahora era lo menos que quería.

"Jeon, tienes diez minutos para traer tu enorme trasero a The black"
"Le diré a Sol-i que patee tu trasero si no vienes"

Torcí los ojos por el último mensaje y fui en busca de unos Jeans. Amaba andar solo en bóxer por mi casa, dado que vivía solo y que no tenía a nadie de limpieza o que ayudara, no me preocupaba en absoluto.

Con un pantalón negro y una camiseta blanca, medio acomodé mi cabello para salir de casa. Honestamente no tenía nada de ganas de ir a una maldita fiesta de despedida, pero dado que Namjoon podía llegar a ser bastante tocapelotas cuando se lo proponía, no había más opción que ir.

Desde mi casa, tenía que recorrer al menos veinte minutos en mi auto, pero dado que era domingo por la tarde, el tráfico era peor.

Cuando llegué solo di mi identificación, el personal de seguridad no pedía mucha información sobre quien eras, solo le interesaba ver la membresía exclusiva de la cual yo era dueño.

Entré hasta la fiesta y por todos lados había botellas de licor e imágenes de la juventud de Namjoon. También había una piñata y mucha comida alrededor. Todos estaban allí, Hoseok, Seokjin, TaeHyung, Yoongi, Namjoon y otro tipo del cual no tenía idea.

- Jungkook, hombre, pensé que no ibas a venir - Namjoon se puso en pie para darme un abrazo - Es casi un milagro que estés aquí.

- Me llenaste el celular de mensajes amenazando mis pelotas - entrecerre los ojos en su dirección - Le ibas a decir a tu mujer.

- No es mi mujer - dijo - Lo será en unas semanas.

- Da lo mismo - rodé los ojos y empecé a caminar en dirección a los demás.

Los saludé a todos con un apretón de mano y cuando estaba por saludar al único que no conocía, Namjoon interfirio.

- Él es Jinhyuk. Un amigo de la facultad de derecho y dueño de un despacho - quedé viendo al tal Jinhyuk. Parecía un tipo decente así que le tendí la mano.

- Jeon Jungkook - saludé.

- Yoo Jinhyuk - me dijo de vuelta, apretando mi mano.

Una mesera se acercó a ofrecerme un trago de licor. Lo tomé y escuchando la plática tranquila de los chicos, pude relajarme de verdad.

Yo no era alguien a quien le encantaba andar con muchas personas, de hecho los tenía a ellos porque todos éramos de casi la misma generación. Fuimos a la misma universidad y nuestros padres eran conocidos.

De todos ellos era más cercano con Namjoon, dado que él y yo trabajábamos juntos casi todo el tiempo. Él era el abogado de mis hoteles, manejaba todos los acuerdos importantes de mi entorno, si algo fallaba con él, mi vida se venía abajo. Por suerte, Namjoon era una feria en los negocios y contaba con un poder excepcional oara conversar y logar todas mis peticiones, pero no era solo eso lo que nos unía. Siempre he sentido una admiración nata por él. Desde pequeño, dado que era unos años mayor que yo, lo seguía a todos lados y cualquier cosa que él hacía me parecía ser algo fantástico.

Era sabio y sabía estar en su lugar, así que más allá de ser mi compañero de trabajo, era y sería por siempre mi modelo.

Los demás no eran menos importantes, solo que muchas veces no compartíamos las mismas opiniones y discutíamos, pero todos eran personas que no quería perder. Eran los únicos aparte de mi familia.

Después de estar en el bar por al menos unas dos horas, y cuando todo estaba tranquilo, en la parte de afuera se escuchó un escándalo. Las personas de seguridad vinieron a decirle a Namjoon que había una mujer afuera con un bate de béisbol en su mano.

Todos nos miramos extrañados y decidimos salir.

- ¿Qué carajos, Namjoon? - pregunté con confusión y bastante irritado porque los gritos eran cada vez más fuertes.

- ¿No será una de tus novias? - preguntó de regreso.

- Que no tengo novias.

Cuando llegamos a la parte de afuera, la misma mujer de la gala de mi hotel estaba más que furiosa y preparada para golpear a alguien con el bate.

- Señorita tiene que irse - dijo uno de seguridad sosteniendo la mano donde ella tenia el bate - esta es una fiesta privada.

- ¡Me importa una carajo! - gritó ella. Honestamente, y sabiendo que no era momento para pensar en eso, se miraba jodidamente increíble - ¿Donde está Jinhyuk?

Namjoon y yo nos miramos mutuamente y el mencionado salió hasta la acera.

- ¿Cariño que haces? - preguntó Jinhyuk.

- Ahorita mismo voy a golpearte - levantó el bate y antes de que pudiera golpear a Jinhyuk este la detuvo - ¡Eres un desgraciado!

Namjoon y los demás estábamos un poco sorprendidos, pero al menos estaba siendo entretenido ver la discusión.

- ¿Puedes explicar que pasa? - todos estábamos viendo a la pareja pelear.

Yo le di un rápido escaneo a la pelignegra, corroborando una vez más que era bastante sexy.

- Pasa, cabron, que has estado tirandote a mi amiga mientras me pedías ir a vivir contigo - la mujer soltó el bate e hizo sus palmas en puños.

- Cariño, no se de qué hablas - Incluso yo podía notar la falsedad de sus palabras - Seguro estas confundida.

- No trates de negarlo, ¡te vi! - ella estaba a punto de lágrimas y cuando pensé que de verdad iba a llorar, su derecha estaba acomodada en la nariz de Jinhyuk - Esta es mi respuesta civilizada a tu traición.

- ¡Uh! - dijimos todos en coro.

Nos quedamos viendo entre nosotros, pensando en intervenir pero Namjoon negó.

- Creo que no es lugar para esto - dijo Namjoon. Yo no podía quitar los ojos de la pelinegra.

- No importa - escupió ella con disguto - Solo he venido a darle un puñetazo a este imbécil - se sacudió las manos y cuando estaba por dar la vuelta, Jinhyuk la tomó del cuello.

Todos nos movimos igual de rápido que él, dispuestos a sacar a la mujer de las manos de ese imbécil.

- ¡Escúchame bien, Gyeong-hui! ¡Jamás, jamás vuelvas a hacer esto! - le apretó el cuello a ella y Hoseok junto con Seokjin le apretaron la mano para que la soltara - Te recuerdo que tu me necesitas más que yo a ti.

- ¿Por eso te tirabas a mi amiga?

- Suéltala, Jinhyuk - pidió Seokjin - Aquí no golpeamos a ninguna mujer, menos si este tiene motivos para estar así de cabreada.

- No se metan - dijo apretando los dientes - Y me la tiraba porque aparentemente tu no eres lo suficientemente buena, así que te estaba haciendo un favor al seguir contigo. Recuerda que eres solo una pastelera. Nadie querría dormir contigo.

Los ojos de ella estaban cristalizados. Los chicos lograron que la soltara y lo apresaron entre sus brazos.

- Eres peor de lo que pensé - dijo ella, aun dispuesta a lanzar más palabras - Te recuerdo que la tienes así - mostró su bastante pequeño dedo meñique - con ese tamaño nadie podría ser buena.

Namjoon y yo soltamos una risa baja, asombrados por la lengua aguda de la mujer. Hoseok, Seokjin y Yoongi, quien observaba de largo, también se rieron.

- Puede que nadie quiera dormir conmigo - dijo ella - pero te seguro que cualquier hombre de la calle me haría sentir mejor de lo que alguna vez tú lo hiciste en todos estos años.

Los chicos lo soltaron, y aún con sus caras serias le advirtieron con el dedo que era mejor que estuviera tranquilo.

- Pregunta quién en esta calle estaría lo suficientemente loco para dormir contigo.

- Dormiré con el próximo que pase frente a mi.

Se dio la vuelta y empezó a caminar alejándose de nosotros. Dándome una excelente vista de su trasero.

- Vete, Jinhyuk - le pidió Namjoon con el rostro serio - No me gustan quienes engañan a su novia y después intentan golpearla.

- Lo harías si la conocieras tanto como yo...

Mientras ellos seguían discutiendo, yo me acerqué a Yoongi y dado que los demás ya habían regresado adentro, podía preguntarle unas cuantas cosas a mi callado amigo.

- La chica tiene carácter - dijo Yoongi con una sonrisa ladina - Y un trasero estupendo.

- Estás casado, amigo mío.

- Lo estoy, pero eso no significa que sea ciego.

- ¿Crees que ella de verdad vaya a dormir con un desconocido? - le pregunté.

- Creo que esa chica estará haciendo de todo menos eso por esta noche.

No quise preguntar nada más, porque Namjoon regresaba hacia nosotros. Nos pidió entrar de nuevo a la fiesta pero me negué.

Tenía algo más por hacer...

°

No me costó encontrar a la mujer. Estaba sentada en una tienda de autoservicio bebiendo Soju mientras se sonaba la nariz.

Me puse de pie frente a ella, sin decir nada.

- Largo, no tengo tiempo para gastar con idiotas - me dijo de mala gana.

- ¿No has encontrado a nadie aún?

- No, y tampoco dormiré contigo - levantó la cara y sonrió de lado - Pero miren a quien tenemos aquí... - dijo con burla - Jeon Jungkook.

- Me da gusto que conozcas mi nombre. Gyeong-hui...

- ¿Vienes a burlarte de mi? ¿A decirme que soy patética y que no debí de hacer eso por un hombre?

- No, vine a decir que si planeas dormir con alguien esta noche, no tienes que seguir buscando. El candidato está justo frente a ti - sin duda yo estaba fuera de mi mente. Ella me dio una mirada de dudas.

- Definitivamente estas jugando...

- Jamás. Yo si puedo demostrar que estoy más grande que ese meñique - le dije lentamente.

Una señora que pasaba por nuestro lado abrió los ojos desmesuradamente.

- Mucha charla, poca acción. Pareces abogado - le dio un trago a su botella de la manera más sexy que alguna vez había visto.

- Sí subes tu trasero a mi auto te demostraré que estas equivocada.

Asintió y acabó su botella para empezar a caminar en dirección a mi auto. Sonreí victorioso.

Con ella en mi auto, mi cabeza daba vueltas y me decía que esto traería problemas, pero no podía dejar de pensar en lo sexy de su boca y que si lograba besarla se estaría colocando en la posición número uno de mis cosas favoritas.

Conduje en silencio por la ciudad. No iba a llevarla a mi casa, jamás hacía eso, sin embargo opté por ir a una de las habitaciones de mi hotel en Seúl.

Sin pensarlo la tomé de la mano y la llevé hasta el elevador. Cuando las puertas se cerraron ella empezó a morderse el labio y no pude resistirme.

- No creo que podamos llegar a la habitación... - dije excitado y desesperado a partes iguales.

Tomé su cara entre mis manos y me dirigí a su boca. Sabía muy bien, tenía los labios más suaves que alguna vez había besado y la manera en la que suspiraba elevó mi presión arterial a un máximo histórico. No me importaron las cámaras de seguridad, no podía detenerme.

La besé tan fuerte que pude escuchar un lamento. Explore su boca tanto como quise y ella hizo lo mismo. Cuando sentía que no podía más, las puertas del elevador se abrieron.

La llevé hasta la habitación de lujo que había reservado y me aseguré de que entrara primero para ver su trasero envuelto en los Jeans.

Cerré la puerta tras de mi y encendí la luz. Ella llegó al borde de la cama y se dio la vuelta para quedar frente a mi.

Sonreí y me acerqué a paso lento. Con mis manos acaricié su rostro y bajé mi dedo hasta el cuello de su camisa de botones. Sin perderme ni un detalle de su rostro, empecé a bajar cada uno de los botones hasta dejar la camisa abierta por completo, encontrándome con un sosten de color negro y liso.

Sus pechos eran grandes, mucho más que la copa del sosten porque podía ver su rosados pezones asomándose.

Sin preocuparme de nada bajé bruscamente la camisa y las tiras del sosten, dejando sus pechos libres. Eran perfectos.

- ¿Cuánto tiempo tienes? - pregunté sin apartar la vista de sus impresionantes pezones.

- ¿Para qué?

- Para que te quedes conmigo, porque una vez que empiece no voy a detenerme.

- Tengo toda esta noche - la miré a los ojos y besé una vez más.

Esto iba a acabar mal.

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