𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 32;
𝒢𝓎𝑒𝑜𝓃𝑔-𝒽𝓊𝒾
Mi platica con Sol-i estuvo cargada de tensión y de lágrimas, ella era mi única amiga real con quien yo parecía querer hablar de lo que pasaba por mi cabeza, le hablé de Jimin y de todo lo que me dijo, también le dije como me sentía al respecto de lo que había pasado con él y como en realidad no me dolía como se suponía. No sentía que había perdido a Jimin porque no quiero negarlo, él se convirtió en una persona importante en mi vida, me mostró colores, la belleza del arte y la simplicidad de una charla a mena que se vuelve maravillosa conforme descubres que escuchar y ser escuchado es maravilloso.
Pero no me dolía su separación de mi, solo tenía el gusto amargo en la boca de haberlo lastimado. Sol-i me contó de Jungkook y de su repentino cambio en donde se había tomado tiempo para reconstruirse emocionalmente, aunque yo no le creía mucho, simplemente se me hacía difícil aceptar que Jeon Jungkook podía ser algo diferente de lo que yo conocía, pero ella estaba segura de que en realidad sí era así.
Sol-i era demasiado buena como para no ver lo mal que estaba Jungkook, era de esas personas que siempre miraba al diamante aunque de lodo estuviera cubierto, todo eso la llevó a decirme sutilmente que talvez Jungkook merecía una oportunidad, me dijo que yo podía correr de él y de no darle oportunidad a mostrarme su cambio, pero que luego lo lamentaría. Lo que sí me preocupó fue el estado de salud del imbecil ese que me hacía odiar de más.
Según Sol-i, producto de su tratamiento Jungkook estaba teniendo pequeños episodios por una montaña rusa de emociones que tenía estancadas en el pecho desde que había vivido escenas trágicas en su vida, no me habló de ello a profundidad puesto que ella dijo que le correspondía a Jungkook decir algo sobre eso. Dicho por sus palabras, Jungkook tenía un pequeño grado de anemia y gastritis porque no se alimentaba bien y trabajaba demasiado, tampoco dormía. Sol-i aseguró que no tenía nada que ver conmigo pero sí que yo podia de alguna manera contrarrestar su carga porque Jungkook no era de los que se dejaba acunar por la familia. Jamás lo había hecho.
Le hablé a ella de la carta y me sugirió leerla pero se negó en redondo cuando le dije que si podía hacerlo frente a ella. Este era un tema que solo me interesaba a mi, que en realidad era yo quien tenia que leer y repasar aquellas palabras llenas de honestidad que él había escrito. Ella abandonó mi casa cuando ya era muy tarde y Namjoon pasó a recogerla.
Me quedé sola y guarde la carta bajo mi almohada y eso me impidió dormir por la noche puesto que no dejaba de pensar en qué estupidez estaba escrita. No pude evitar levantarme muy temprano, tenía que leer la carta algún día y si era pronto mejor, entonces podía seguir con mi vida para así olvidarlo de una vez o decidirme por sufrir y vivir de aquellos vanos recuerdos.
Tomé la carta y jugué con ella en mis manos, el sobre era simple, blanco, solo con el kombre de Jungkook escrito en tinta de color negro y más abajo de este estaba mi nombre. Rasgue es papel y saqué la pequeña oja de color beige. La letra de Jungkook era maravillosa, casi perfecta y muy bien marcada, no tenía ni un solo error en si redacción y a pesar de estar escrita a mano, toda estaba completamente escrita en línea recta.
"Para ti, solamente para ti,
En realidad no quiero hacer esto y creo que lo sabes, no quiero escribir ni una sola de las palabras que leerás a continuación...
Sin quererlo mis ojos picaron.
...definitivamente eres lo mejor que pudo haberme pasado y lamento desde la profundidad de mi alma haberte tratado de la manera en la que lo hice, se que no vas a creerme, sin embargo.
Jamás, en todo mi historial nunca había pensado en ni una sola mujer, en cambio contigo no te he sacado de mi mente desde que me dejaste(o te dejé). Al final del día eres en lo único que pienso, lo único que anhelo y deseo regresar a esas noches donde me pedías dormir contigo y así poder abrazarte, también deseo escuchar uno de esos monólogos que soltabas cada vez que teníamos sexo y por si lo dudas también extraño tu cuerpo, lo bien que se sentía junto al mío y como pasé de poder tocarlo a solo tener que imaginar como se siente estar envuelto en ti una vez más.
Pero de todo esto lo que más echo de menos es saber que tenía tu corazón y lo rechacé, porque a pesar de que yo solía ser una persona terrible (digo esto en pasado porque estoy mejorando. No lo hago por ti) tu estabas conmigo y parecías querer estar cerca de mi.
No estoy seguro de si esto ha funcionado, también estoy listo para disculparme en persona si eso es lo que necesitas, quiero que estés segura de cuanto lo lamento. Con esta carta no quiero que pienses que lo hago solo para tenerte en mi cama otra vez porque en donde quiero tenerte en realidad es en mi vida, conmigo. Solo lo hago para decirte que lo siento, además no estoy seguro de cómo decirte que te amo...
Te amo, Hui. Estoy muy seguro de ello. Perdón por todo lo que pasó y me muero por tenerte de regreso en mi vida.
Sinceramente,
Jeon Jungkook"
Cuando terminé de leer la carta todo lo que sentí fueron las lágrimas bajando por mis mejillas, mi respiración se alteró y no pude evitar soltar un quejido, no pude evitar llorar más fuerte mientras sostenía la carta contra mi pecho. Unas cuantas palabras de él bastaron para hacerme todo esto. ¿Cómo era posible? Ni siquiera escuché su voz pero las palabras escritas en este papel habían lastimado mi corazón, no porque fueran hipócritas sino porque eran demasiado reales como para ser aceptadas por alguien que había sido lastimado de esta manera.
Llorando fuertemente me acosté en el sillón de mi sala y me quedé dormida.
°
Cuando desperté ya era tarde, demasiado, el sol estaba poniéndose otra vez, casi en el crepúsculo del día dando así por finalizada otra vez una tarde. Desde mi ventana la claridad entraba fuertemente y los últimos rayos del sol golpeaban contra mi cara, me levanté con mucha pereza y observé en mi mano la carya arrugada y mojada por algunas lágrimas, aunque el papel ya estaba seco las manchas estaban en él.
Busqué mi celular, necesitaba llamarlo y decirle que se fuera al infierno y que de verdad deseaba no haberlo conocido nunca, pero él no respondió, su teléfono le enviaba al buzón de voz y todo lo que escuchaba era a su contestadora. "Te has comunicado con Jeon Jungkook. Te llamaré si lo considero oportuno " eso era todo, luego solo el "beep" de fin de la llamada. Me desespere y llamé a Sol-i.
Ella contestó casi al instante.
— Hola, cariño — contestó demasiado alegre — estoy preparando la cena, ¿vienes con nosotros?
— No, no. Escucha — le dije desesperada — Estoy llamando a Jungkook y no responde. Necesito hablar con él.
— Hui, Jungkook no está en Seúl — dijo ella — creo que está volando a la isla justo ahora.
— ¿Namjoon va con el?
— No, nosotros viajamos hasta mañana. ¿Por qué?
— Necesito decirle lo que siento... ya leí la carta — dije abatida pues no podría hablar con él hasta en unas horas.
— Cariño, si yo fuera tú, iría tras él — dijo ella con entusiasmo — Probablemente el llegue en una hora más o menos pero si sales ahora de tu casa puedes alcanzarlo en el hotel.
— No se si pueda conseguir un vuelo...
— Tengo un marido, ¿Sabes? — no me dio tiempo de responder pues empezó a hablar con Namjoon — Hui, es tu día de suerte. Mi Namjoon te enviará un boleto de viaje que él tenía en fecha abierta, si tienes un poco más de suerte conseguirás abordar el siguiente vuelo pero tienes que estar en el aeropuerto en dos horas.
— ¡¿Dos horas?!
— Sí, es mejor que te apures — me levanté del sillón y empecé a correr hacia mi habitación — Ah, sí. También se me olvidaba. Jungkook está en un hotel de Monte Carlo en la habitación presidencial. Buena suerte querida y llama más seguido.
Colgó y no pude decirle gracias. Segundos después mi celular vibró y era un correo con el ticket del avión. Me apuré aún más y me puse ropa limpia, me cepille los dientes y en una maleta de mano puse ropa interior por montones y ropa casual, po suerte tenía un kit de viaje y lo puse en la maleta, busqué mis documentos y salí de casa.
Corrí hasta la salida de mi edificio y detuve a un taxista que de mala gana me llevó hasta el aeropuerto. Los minutos pasaban y mi desperacion iba en aumento, casi tocando la ansiedad. No había mucho tráfico y llegamos al aeropuerto antes de lo pensado, pagué el viaje y corrí por la terminal hasta mi puerta de embarque pues ya era hora del vuelo.
Presenté mis documentos y no tuve problemas en ingresar. Sentí paz cuando estaba en el asiento. Suspiré profundamente y traté de relajarme pero no pude porque estaba pensando en todo lo que pasaría una vez frente a él.
°
Unas horas después estaba en la Isla, en el aeropuerto para ser exacta. Tuve que buscar un taxi y dar la dirección del hotel.
— ¿Señorita está usted bien? — preguntó el taxista, yo le miré extrañada.
— ¿Por qué lo dice?
— Parece como si estuviera tratando de huir de su novio — me dijo sonriendo.
— Mmm, algo así — le dije recostando mi cabeza en el asiento — A veces las cosas son complicadas.
— No, las cosas no. Las personas somos complicadas — me dijo él — Pero no debería huir de nadie, ya sabe, es mejor esperar el golpe y no esconderte de él.
— No estoy huyendo... estoy, bueno yo no se que estoy haciendo, pero necesito ir a buscar a alguien.
— ¿Es urgente? Parece ambrienta — parpadee sin saber como era posible que un desconocido fuera tan meticon — Hambrienta y cansada.
— Primero necesito buscarlo, luego veré si como — le dije un poco incomoda — Ya sabe, los hombres guapos son el blanco de las mustias.
Se echó a reír.
— ¿Sabe qué? No le voy a cobrar el viaje, buscar a su novio guapo sin duda es un viaje que necesita hacer de gratis.
No le respondí y miré por la ventana, entrando en desesperación pues nunca llegábamos al bendito hotel. Desgraciadamente empezó a llover.
— Tiene mala suerte, ha empezado a llover — dijo él preocupado — no sería un problema si me fuera posible acercarla hasta el edificio pero dado que es área restringida tengo que dejarla una calle antes.
— ¿Cómo? — quise llorar.
— Lo siento tanto... — me miró por el espejo en medio de la preocupación — Tendrá que correr.
El auto se detuvo y de malas maneras salí y la lluvia golpeó mi cara y todo mi cuerpo, de malas ganas baje mi maleta y salí corriendo hasta el anden.
— ¡Buena suerte! — gritó el taxista y yo solo asentí con la cabeza.
Corrí rápidamente bajo la lluvia, auqnue en realidad no tenía mucho caso pues ya estaba completamente mojada, y no dudaba que toda la ropa seca que traía también. Sentí tranquilidad hasta que vi las puertas del hotel y supe que tendría problemas al entrar.
— Buenas noches — le dije a la recepcionista.
— Buenas noches, dígame en que puedo servirle — me dijo ella de manera amable — Si desea una habitación tendrá que esperar porque...
— No, no, disculpe, vengo en busca de alguien que está aqui — ella me miró alzando una ceja — Verá, hoy estoy de aniversario con mi novio y quiero sorprenderlo.
— ¿De quién está hablando?
— De Jeon Jungkook — le dije nerviosa.
— ¿Usted es su novia? — preguntó con desagrado, yo asenti — no sabía que él tuviera esos gustos.
— ¿Me dejará pasar o no?
— ¿Cómo se que no me esta mintiendo? — preguntó.
— Si desea llame a su habitación y dígale que Mok Gyeong-hui está aqui — respondí con la misma arrogancia que ella me estaba hablando.
Me miró detenidamente muchas veces y luego suspiró.
— Tenga — me dio una llave — Último piso habitación presidencial.
Tome la llave y me fui sin decir gracias. Tomé el elevador y pulse hasta el último piso, sentí que el camino fue eterno. Mire la hora y pasaban las diez de la noche, ¿qué pasaba si ya estaba durmiendo? Empecé a sentirme más nerviosa, sobre todo ridícula por intentar aparecer frente a su puerta empapada y probablemente con los labios morados.
El ascensor se detuvo y abrió sus puertas en un hermoso pasillo decorado con luces y una alfombra roja, con algunos adornos de navidad pues ya era casi la temporada, de hecho la lluvia hoy era un poco extraña, caminé hasta que llegué a la puerta correspondiente y tomando toda mi valentía llamé tres veces.
Esperé unos segundos y la puerta se abrió. Me encontré con la cara de Jungkook frente a mi, sorprendido como yo, tenía el cabello mojado y algunas gotas de agua escurriendo por su cuerpo, seguro lo había sorprendido dándose una ducha.
— Hola — dije débilmente.
— Hui... — dijo en un susurró — Joder, Gyeong-hui, estás aquí...
Sin pedir permiso me abrazó y me deje envolver por el calor de sus brazos.
Me sentía en casa.
°
Un regalito para quienes dicen que esperan los capítulos con ansias. Muchas has gracias de verdad, eso me impulsa a seguir escribiendo.
Tengan una linda noche (dado que no se de donde me leen supongo que es de noche aún) aquí en mi país son las 7:30 pm.
Besitos.
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