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𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 23;

𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀

En poco tiempo han pasado muchas cosas, y ninguna me parecía interesante. Después de un vuelo corto a Jeju para revisar los avances del hotel y verificar el problema de la tela de las sábanas, regresé a casa con la esperanza de descansar, pero no pude hacerlo.

En mi pecho tenía instalada la sensación de que me hacía falta algo, de que algún asunto no andaba bien conmigo y eso provocaba terribles dolores de cabeza. Sabía que no era ningún tipo de enfermedad física, más bien era como mental. Talvez por primera vez en muchos años debía tomarme vacaciones, que se yo, ir a una playa en Italia y divertirme, olvidarme de lo que soy por un momento y recordar en primer lugar porqué es que he llegado hasta aquí.

Inquieto, sin poder dormir incluso después de pasar más de veinticuatro horas despierto en mi habitación de hotel en Jeju, decidí que era tiempo de relajarme. Necesitaba compañía...

Tomé una ducha rápida y me vestí de manera casual, pensaba en ir a un bar privado que estaba a sólo dos bloques de distancia de mi condominio, era uno de esos lugares en donde solo gente adinerada pasaba a disfrutar y tener un poco de privacidad. Era famoso por tener espectaculos especiales en donde la decencia se perdía. Esta noche necesitaba un poco de eso. A unas cuantas semanas de haber terminado con Gyeong-hui llegue a la conclusión de que mi malestar se debía a la falta de sexo y eso tenía que ser enmendado de cualquier manera.

Para empezar, tenía la manía de traerla a mi mente de vez en cuando y aunque quería evitarlo no podía aveces dejar de pensar en ella y recordar todo lo que hicimos, una pequeña idea se formó en mi mente una noche de esas en donde recordaba la veces que estuvo entre mis brazos pidiendo más, pero sabía que era absurdo. Sin embargo decidí llamarlo como una "obsesión temporal" ella no me gustaba de ninguna manera, solo el sexo era demasiado bueno.

Me dirigí hacia el bar y mostré mi identificación haciendo que me dieran pase inmediatamente. Estas personas conocían aquí tu estatus social y dado que los costos de los espectáculos eran carisimos, solo personas con algunos millones de dólares en su cuenta podían pasar. Yo era cliente de oro si de eso se trataba. Me acerqué has una mesa pequeña redonda y me senté en el banco dispuesto, a los pocos segundos una mujer extravagante se acercó a mi. Vestía ropa interior transparente y toda su pierna derecha estaba cubierta por el tatuaje de un dragón. Era visiblemente sexy, así que esperé el ramalazo de excitacion, o al menos una pizca de deseo pero no hubo nada.

— ¿Qué te ofrezco, guapo? — ella curvo una sonrisa pequeña, mostrándome los hoyuelos que acompañaban sus mejillas — ¿Qué tipo de servicios quieres esta noche?

Detalle bien su cara y comprobé por segunda vez que era guapa, demasiado a decir verdad, pero no había completamente más allá de eso que me llamara la atención.

— Tráeme un Martini — le pedí con mi mirada sobre ella. Sacó una libreta diminuta de un lado de su tanga y escribió.

— Si te esperas hasta las once y consumes más de quinientos dolares, podrás tener un servicio privado con una de nuestras mejores chicas.

Levanté una ceja, algo curioso.

— Te noto muy tenso, talvez quieras liberarte — se mordió el labio y me miró de arriba a abajo — O si quieres puedes tener público.

Me removi en mi asiento algo más animado, aún sin decidir sobre lo que quería hacer pero al menos ya tenía claro que no había ningún tipo de problema conmigo. Ella me miró una vez más y después se fue, meneando su enorme trasero en una caminata sensual hecha completamente para seducir.

En otro tiempo talvez pude llegar a considerar la idea de tener público, pero no me llamaba la atención tener espectadores. Antes de que Namjoon se casara o conociera a Sol-i, él y yo hicimos una que otra cosa, de hecho él era más proclive a hacer esto, ya fuera tener público o un trío, por eso me sorprendió cuando de la nada decidió casarse. Ahora no tenía a mi fiel amigo. Y si hablamos del resto, ellos también han decidido pertenecer a alguien. Ridículo por completo.

Otra de las meseras me trajo la bebida y empecé a disfrutarla lentamente. De la nada las luces de la sala se apagaron y el escenario se iluminó, mostrando a una rubia vestida de un traje masculino, estaba sentada en una silla y un antifaz cubría su cara. Una suave melodía empezó a sonar haciendo que todos los que estábamos allí comenzamos a poner atención.

Los movimientos de la mujer eran suaves, profundos y completamente sexuales. Cada paso que daba era una manera para quitarse algo de su traje. Sentí mi garganta seca cuando la vi removerse la camisa blanca y quedra solamente con una estrellas cubriendo sus pezones. Mis músculos empezaron a tensarse cuando vi que seguía con sus pantalones, descubriendo una pequeña tanga negra. Se deshizo de ellos por completo y otro bailarín se unió al escenario.

Este empezó mordiendo las estrellas que ella tenía en sus pezones, uno por uno, hasta que empezó a bajar la boca y dejó un camino de besos por todo su estómago hasta que llegó al borde la tanga. La bajo con la boca y después la beso justo en el pubis. No pude seguir viendo porque alguien giró mi cabeza hacia la izquierda.

Unos labios calientes se apoderaron de los míos y me besaban con desesperación. Yo aún tenia mis manos en la mesa pero fueron removidas por otra persona. Entonces sentí como empezaban a besar mi cuello y una mano pequeña empezaba a colarse a mis pantalones. Bajaron el cierre de éstos y creí perder el control cuando mi piel tuvo contacto con una mano. Gemi con frustración porque a pesar de estar justo ahora a punto de tener un trío, la excitacion que tenia era ridícula, casi una burla.

Dejé de mover mi boca y moví con mis manos a la otra mujer que estaba en mis pantalones. Hice mi cara a un lado y suspiré.

Maldita sea mi existencia... — dije en voz baja.

Sin decir nada me levanté del banco y busqué dinero en mi cartera para ponerlo sobre la mesa. Mientras caminaba hacia la salida empecé a arreglar mi ropa, demasiado enojado como para pensar con claridad decidí enfrentar la situación.

Tendría que ir a ver a la responsable de mi manera de actuar. Necesitaba verla para comprobar si mis temores eran ciertos. Necesitaba ver a Mok Gyeong-hui.

°

No me tomó mucho tiempo encontrar su pastelería. Era viernes y según lo que alguna vez ella me dijo en medio de sus monólogos, ella solía revelar un pastel nuevo cada viernes, entonces debía de estar en su tienda.

Me acerqué en el auto demasiado despacio y salí de este, pensando en qué decir. Me quedé a un lado de la calle y cuando iba a empezar a caminar la miré por el vidrio de las ventanas. Sentí que mi corazón dio un vuelco y di unos pasos más hasta que me detuve en seco porque no estaba sola. Frente a ella había un hombre sentado, ella sonreía maravillosamente, justo como nunca antes había visto que lo hiciera. Se veía animada, diferente de como yo la había visto. Jamás sonrió así mientras estuvo conmigo.

Me quedé de pie observando sus movimientos, dándome cuenta de que en realidad sí había cometido un error. La miré por tanto tiempo hasta que nuestros ojos se encontraron por el vidrio y ella inmediatamente dejó de sonreír. Me miró por unos segundos y después apartó la vista.

Me di cuenta de algo en ese momento. Gyeong-hui no solo me gustaba.

°

Cuando llegó la mañana no había podido dormir un solo poco. Tenía serios problemas con eso. Además tuve que atender una reunión que a decir verdad me pareció estúpida y sin fundamentos, pero mi cámara de socios llamaban a una si algo les parecía anormal.

Todo lo que apareció en mi cabeza durante esas horas fue lo que descubrí anoche y el hecho de que Gyeong-hui estaba viendo a alguien. Eso me enojaba aún más, demasiado a decir verdad. Necesitaba saber quien era y dejarle claro que ella era mía.

Del cajón de mi escritorio saqué mis medicinas para relajar los músculos. Las necesitaba urgentemente. Mientras tomaba las pastillas Namjoon entró a mi oficina, enojado como siempre. Me miró sin decir nada.

— ¿Estás drogandote, Jungkook? — lo miré, casi riéndome por su estupidez — Lo pregunto en serio porque estas actuando de manera estúpida.

— ¿Se puede saber qué hice ahora?

— Nada. Solo decirle a los socios que podía irse a la mierda si no te gustaban tus ideas en la reunión de hoy — Namjoon tomo asiento y se recostó en el espaldar — ¿Alguna vez has pensado en chequear si algo anda mal contigo?

— Es mi jodido hotel, yo decido. Eso responde a lo primero — le dije tranquilamente — Y con respecto a lo segundo, claro que no. No estoy loco.

— Yo diría que sí — me dijo medio desesperado, medio enojado — Estos días estas como un muerto en vida.

— ¿No puedo tener una mala racha?

— Claro que sí puedes, pero te conozco y tu no eres así.

— Estoy completamente bien...

— Pues yo creo que no — de su bolsillo saco una pequeña tarjeta — Ten — la puso sobre el escritorio — es de un psicólogo, necesitas contarle tus problemas a alguien antes de que ellos te consuman a ti.

— No iré a ningún lado.

— Lo harás — me dijo con dureza — de lo contrario tendré que intervenir con el resto de socios para que se retiren del consejo y entonces no podrás darle apertura a tu hotel porque perderás el voto — me dijo retandome. Entrecerre los ojos en su dirección — Ve al maldito psicólogo o verás.

— No serias capaz...

— ¿Quieres verme? Estas demasiado hecho mierda como para que arrastres contigo lo último que te queda, necesitas mejorar.

— No me pasa nada.

— ¿Entonces por qué no puedes dormir? ¿Cómo es que estás tomando aspirinas? ¿Por qué hueles a alcohol todos los días? ¿Por qué has dejado de comer? — no dije nada — Se que conmigo no vas a hablar eso.

— ¿Qué te hace pensar que se lo diré a alguien a quien no conozco?

— Lo harás, porque se que en el fondo estas desesperado y necesitas que alguien te ayude. Mingyu es mi amigo, te atenderá bien — me dijo preocupado.

— No.

— Entonces tendré que hablar con el comité — Cerré los ojos frustrado — Ve a al menos tres sesiones.

— ¿Me dejarás tranquilo? — asintió — Bien, pero que conste, eres un pésimo amigo.

— No me interesa — ambos nos quedamos en silencio por unos segundos — Sol-i te manda saludos.

— ¿Cómo lleva el embarazo?

— Los bebes están bien — abrí los ojos con sorpresa.

— ¿Gemelos, eh? Tienes suerte.

— Lo sé. Algún día será tu turno también, te prometo que es lo mejor del mundo.

— Eso es ridículo — me reí. Nada de eso podía pasar — Tengo una pregunta...

— Te escucho.

— ¿Cómo supiste que te habías enamorado de Sol-i?

Me miró por unos segundos en silencio, seguramente sorprendido.

— Esa pregunta es muy ambigua. Mucha gente define el amor de manera distinta.

— Eso no me ayuda, Namjoon.

— ¿Te enamoraste de alguien?

— Pues no se, tu no me diste una respuesta.

Se rió de mi.

— Sabes que estas enamorado cuando decides que es esa persona y punto — me dijo — No diré más porque se me hace raro hablar de sentimientos con alguien más que no sea Sol-i.

Se puso de pie y caminó hasta la puerta.

— Recuerda nuestro trato. Ve a la cita y diviértete.

Levanté mi dedo medio. Que se joda, ya veré la manera de librarme de eso.

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