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𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 18; 𝓔𝓵 𝓯𝓲𝓷𝓪𝓵

𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀

— ¿Podemos hablar? — volvió a preguntar Gyeong-hui.

Minha estaba sentada sobre mis piernas, sonriente, mirando de forma burlesca a Gyeong-hui. Le hice una señal para que saliera, sabía que no se iba a negar porque ciertamente disfrutaba del dolor provocado. Sabía que Gyeong-hui sufriría mucho aquí adentro. Salió sin decir una sola palabra.

— ¿No te he dicho ya que tienes que tocar? — me puse de pie y empecé a caminar en su dirección, acompañado con la tranquilidad que siempre estaba dentro de mi.

— ¡Eres un imbécil! — gritó. Ahí estaba, lo que siempre habia evitado — ¿Por qué me haces esto?

— ¿Hacer qué...? Te dije que yo no mantenía relaciones con nadie — al borde de la furia, también grité — Te lo dije desde la primera vez que estuvimos juntos y tú aceptaste.

— ¿Ya te has acostado con alguien? — preguntó con dolor en sus ojos. Suspiré a un paso de perder el control.

— Eso no tiene que ver contigo. Hemos acabado y cuando algo termina las acciones que vienen después ya no influyen en la vida de ninguno.

Pensaba que el mensaje dejado en su celular hace algunas horas había sido suficiente, pensé que ella estaba lista para dejarlo ir, puesto que era lo mejor para ambos.

— Solo responde, Jungkook — me miró vulnerable, pero eso de verdad no influía en mi — Han pasado meses ya, pensé que también sentías lo mismo... — sus palabras entrecortadas eran demandantes. Eso seguían sin cambiar algo — Seis meses también es bastante tiempo...

— No recuerdo haberte dado un período de tiempo. Te dije que esto para mi solo era una aventura — di un paso más cerca de ella, sintiendo la tensión que siempre nos acompañaba. Casi arrepintiendome cuando sentí su aroma — Jamás dije que iba a enamorarme de ti.

Fui sincero. Gyeong-hui necesitaba aceptar la realidad, el hecho de ambos fallamos en lo que queríamos y que no había vuelta atrás.

— No lo dijiste, es cierto. Pero cada jodida vez que mirabas que yo quería ir un poco más allá tú aceptabas y me hacías creer que me amabas.

Gyeong-hui estaba mal y necesitaba un poco de realidad. Jamás le di pase para que creer que podíamos ser algo más que la nada, nunca tuve intenciones de dejar que se enamorara de mi, de hecho, aún dudaba de eso, no podía concebir como era posible enamorarse de quien nunca está.

Talvez la terquedad de su alma la llevaba a pensar que las veces en las que fui amable con ella lo hice porque lo quería, no, todas esas veces fueron producto del deseo.

— Eso lo hice para que no te enfadaras conmigo. Gyeong-hui, yo no quise que malinterpretaras las cosas — un poco más calmado estiré mi mano para poner un mechón de su cabello tras su oreja — Jamás te dije que sentía algo por ti.

— Te dije que te amaba...

— Y yo te dije que no era mi culpa — retrocedí unos pasos, poco dispuesto a volver a escuchar el bendito te amo — Tienes que olvidarte de eso.

— ¿Por qué no quieres intentarlo? — preguntó sofocada, buscando la respuesta anhelada.

Parecía un chiste, no tenía dudas de que no había motivo para iniciar una relación con ella, no quería. No la amaba.

— ¿Por qué querría? He pasado muchos años de mi vida evitando esto, tratando de que ninguna mujer se mezcle lo suficiente conmigo como para que crea que podemos ser algo — dije cada palabra con honestidad, convencido de que mi razonamiento era el mejor y cuanto más rápido ella lo entendiera, mejor.— Contigo no es diferente. Sí, nos mantuvimos monógamos por mucho tiempo, pero eso fue por decisión tuya. Te dije claramente que podíamos buscar a más personas.

— No es fácil para mi — ella estaba al borde de las lágrimas — Te dije que yo no acostumbraba a hacer eso.

— Y yo te dije que eso era lo único que podías tener de mi. Entiende, Gyeong-hui, esto no puede ser. Te envíe un mensaje anoche.

— Un estúpido mensaje que decía "no puedo seguir con esto. Buscaré a alguien más. Haz lo mismo" ¿Crees que es fácil de leer? ¿Crees que no me duele saber que para ti es fácil cambiar página?

En mi mente, ese era el mensaje más cortés que podía recibir de una persona que no quería ningún tipo de relación. Solo dije lo necesario.

— ¿Y qué diablos querías que dijera? — pregunté exasperado — ¿Qué te amo y no puedo vivir sin ti? ¿Qué en todo este tiempo no he hecho nada más que desear un futuro contigo? — asintió segura — No, nada de eso pasa en la realidad.

— Eres un imbécil mayúsculo — me dijo con asco y enojo — No entiendo como pude enamorarme de ti...

— Exactamente lo mismo me pregunto. Nunca te di pie para que lo hicieras — la miré a los ojos sintiéndome poco culpable por su estado justo ahora — ¿Algo más?

— Sí — limpio las lágrimas de su cara y me miró con furia — Deseo que te enamores de alguien y que te deje, para que entonces te puedas sentir como yo.

Después de eso salió de mi oficina azotando la puerta.

Suspiré. Parecía increíble todo lo que una pequeña porción de aventura había ocacionado. Dolor y enojo eran dos resultados obtenidos del deseo de mezclar las cosas. De mezclarse de más con las personas a tu alrededor. Mi intención nunca fue herir a Gyeong-hui, pero para su mala suerte ella hizo todo escenario para un corazón roto. Jamás fue mi culpa.

A los pocos minutos de la partida de Gyeong-hui, Namjoon entró. Seguramente a tocarme la moral.

— ¿Así que lo habeis dejado? — preguntó, dando vueltas por la oficina — ¿Eres imbécil acaso?

— No te metas, esto no es de tu interés — le dije, poco seguro de que él fuera a mantenerse al margen.

— Minha también está aquí — dijo con rabia — ¿Volviste con quien te hizo de esta manera?

Sabia muy bien los pensamientos de Namjoon para con Minha. Él detestaba a la mujer por haber ocasionado problemas en el pasado.

— Otra vez, no te incumbe.

Estuvimos un rato en silencio, hasta que Namjoon encontró calma y pudo tomar asiento.

— ¿Sabes? Me da felicidad que lo hayan dejado — arquee una ceja, sorprendido por su cambio — No la mereces. Gyeong-hui es mucho para ti.

Sus palabras estaban llenas de malicia, intentando provocar alguna reacción en mi, pero eso no iba a ser posible.

— Bien, que busque a alguien de su nivel entonces.

— Si fueras un poco más listo te darías cuenta de que Gyeong-hui no ha perdido nada aquí. En cambio tú, dejaste ir a la única persona capaz de amar a toda la mierda con la que cargas.

— No necesito que me ame — respondí cansado de escuchar las mismas palabras siempre.

— Eres increíble. Definitivamente no la mereces — se puso de pie y empezó a caminar enojado hacia la salida — Sí yo fuera tu — dijo antes de salir por completo — me daría cuenta que las mujeres como Gyeong-hui pasan por la vida de un hombre una sola vez. Bien para aquellos que las retienen. Tú vas a lamentar haberla soltado.

Salió de mi oficina y no me podía importar menos toda la palabrería estúpida que había dicho. ¿Cuándo iban a entender? El amor para mí no tenía el mismo valor que tenía para ellos. Yo no lo miraba de esa forma. Que Gyeong-hui y yo terminaramos había sido la mejor decisión alguna vez tomada. Lo único que extrañaría de ella era su aguda lengua a la hora de llevarme la contraria, pero de ahí nada más.

Tomé asiento otra vez frustrado por lo que había pasado, no tenía cabeza para concentrarme de nuevo así que lo mejor fue ir al único lugar que me provocaba paz.

Necesitaba ir a casa de mis padres.

°

Mis papás vivían alejados de la ciudad, casi entrando a un pequeño bosque. Ellos eran amantes de la naturaleza y la tranquilidad, por ende la ciudad y el ruido de esta no era de su agrado.

Conduje unas cuantas horas hasta llegar a la mansión, casi despreocupado y listo para tener una conversación tranquila con mis padres. Como era de costumbre, todo el personal de trabajo me dio la bienvenida.

— Tenemos casa llena hoy — dijo la señora Kim, nuestra ama de llaves, cuando entré a casa. La miré extrañado — Su hermano está aquí.

— No fui avisado, talvez me hubiera puesto uno de mis mejores trajes — dije con ironía.

— No ha cambiado...

Me dio una mirada de desaprobación y fue hasta la cocina.

El recibidor de casa estaba lleno de luz, había música y un olor exquisito que provenía de las candelas aromáticas de mamá. Caminé hasta el área del comedor y vi que mi familia estaba sentada, casi lista para comer.

— Así que tenemos fiesta y no fui invitado — mis padres voltearon a verme, sonriendo mientras mi mamá se levantaba.

— Hijo — ella me abrazó fuertemente. Mi papá solo levantó la mano.

— Hola madre. ¿Ya no me quieres en casa?

— No digas estupideces Jungkook — dijo mi papá — Pero es tan difícil hablar contigo que para invitarte a cenar hubiéramos tenido que agendar una cita primero.

— Exageras, papá — me acerqué a él y le di unas palmadas en el hombro, teníamos este tipo de confianza, así que era libre de hacerlo.

— Siéntate — mi mamá estaba emocionada, estaba muy seguro que era más por la idea de que todos estábamos en la mesa. Era la primera vez en años — ¿No vas a saludar a tu hermano?

Park Jimin — apenas agaché la cabeza. Mi hermano me miró con una sonrisa — ¿Te han corrido de París?

— Que chistoso, hermanito — Jimin sabía cuanto odiaba esa palabra — Más bien, diría que me han atado a Seúl nuevamente.

— Tu hermano está aquí para hacer una exposición de arte — dijo mi madre con orgullo — Tu padre y yo le sugerimos la galería Barakat.

— Eso es bueno — dije con falsedad porque poco me importaba su profesión — ¿Cuándo te marchas?

— Jungkook, déjalo. Acaba de regresar — dijo mi padre, que también adoraba a Jimin como a su propio hijo.

Jamás hubo distinciones entre nosotros, ambos fuimos criados de la misma manera.

— En realidad, puede que esta vez sea permanente, he encontrado una nueva musa por aquí — sin prestar mucha atención a sus palabras empecé a observar la comida que estaba en mi plato.

— ¿Algún interés romántico al fin? — preguntó mi mamá interesada — ¿Te veré al fin con una novia?

— Digamos que es solo una musa.

Dado que mi papá ya había empezado a comer, yo hice lo mismo. No estaba interesado en si Jimin se quedaba aquí por una mujer o veinte de ellas. Su presencia me daba igual.

— Desearía que también Jungkook nos presente a alguien. Oficialmente — dijo mi mamá, distrayendo mi atención en la comida.

— Eso no va a pasar — sonreí, alternando mi mirada entre mamá, papá y Jimin.

— Eres un Jeon. Nosotros nos enamoramos — rodé los ojos ante la afirmación de papá — Se lo que te digo.

— Déjenlo. Jungkook es más de los que se divierte por un día, ¿cierto? — rodé los ojos, otra vez, Jimin era cansino en ciertos aspectos.

— La monogamia no es lo mío.

— Parece que llevarte a la iglesia desde pequeño no funcionó — dijo mi mamá con pesar — Sigo teniendo esperanzas en que algún día me des nietos.

No contesté porque quería dejar cerrada la situación. Ellos lo entendieron y su central tema de conversación empezó a ser Jimin lo cual no me molestaba en absoluto.

No habia tenido una buena mañana ni una buena tarde, asi que lo que menos necesitaba era a mi familia hablando de relaciones amorosas cuando claramente había evitado una. Que bueno fue que no se enteraron de mi aventura con Gyeong-hui, de lo contrario estarían pidiendo que la traiga a casa.

°

Después de la comida pasamos a tomar unos tragos, mamá nos dijo que no teníamos que emborracharnos pero no la escuchamos y los tres terminamos en una especie de fiesta. Mi papá que vanzado por la edad ya no aguantaba tanto el alcohol empezó a decir tonterías luego de su segundo trago. Jimin siempre había sido un buen tomador, por ende, de los tres él era el más cuerdo. Bueno, yo fui historia.






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Estoy actualizando seguido y eso es bueno.

Espero y les guste el capítulo.
Gracias por leer.

Psd: les recomiendo 'possibility' de Lykke Li.







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