𝒞𝒶𝓅𝒾́𝓉𝓊𝓁𝑜 12;
𝒥𝑒𝑜𝓃 𝒥𝓊𝓃𝑔𝓀𝑜𝑜𝓀
De pronto el tiempo parecía volar, habían días en los que me preguntaba cómo era eso posible. Sentía que cada día que pasaba tenía algo por hacer, pero después de las seis de la tarde todo se reducía a Gyeong-hui. Ya he pasado más de un mes cerca de ella y siento que en algún punto toda ella se está colando en mis nervios.
Desafortunadamente se demasiado de su vida, puesto que me hace tener conversaciones con ella sobre sus aspiraciones y su carrera, la de derecho que nunca ejerció y la de pastelera que ama por su padre, se todo eso porque es tan habladora que no se cansa de escupir palabras, incluso cuando le digo que ya he tenido suficiente, ella no para. Y eso me molesta.
Evidentemente es todo lo contrario a lo que le pedí que fuera, habla demasiado y ahora tiene la maldita costumbre de llamar por las noches para contarme historias irrelevantes sobre su vida, a pesar de que ya le he dicho que nada de lo que pase fuera del dormitorio es mi problema, ella sigue empeñada en eso, y de vez en cuando me obliga a entrar en su juego.
La primera noche que me llamó fue para preguntarme si quería ver una maldita película de Marvel y comer palomitas con ella. La segunda vez fue para quejarse de su maldita mejor amiga, o antigua mejor amiga, por haberse acostado con su novio. La tercera vez me obligó a contarle algo de mi vida porque si no lo hacía dejaría de follar conmigo, debí cortar en ese momento cualquier contacto con ella, pero en lugar de eso le hablé de que alguna vez tuve la aspiración de ser boxeador profesional y me metía a peleas ilegales, gran error, después de eso ella siguió preguntando más.
He llegado a sentirme harto de lo mismo, tanto que quiero decir que se acabó, pero en lugar de eso aquí estoy, acostado en la misma habitación de hotel de siempre, con ella al lado hablando demasiado.
— Jungkook... ¿Estás escuchando? — estaba tentado a decir que no, que no me interesaba a escuchar nada de su vida y que deseaba irme.
— Por supuesto — respondí. No quería iniciar una discusión, había venido a relajarme — ¿Has hablado suficiente, o aún tienes algo más por decir?
— He hablado suficiente — se acostó sobre mi pecho y me vi en la necesidad de apartarme — ¿Pasa algo?
— La otra noche mencioné que no me gustan los abrazos... — entrecerro los ojos en mi dirección e hizo una mueca, volviendo a su lugar — Gyeong-hui, de verdad, tienes que parar estas conversaciones irrelevantes.
— Te contaba de la muerte de mi padre... — su voz sonaba aireada, pero eso no tenía ni un solo efecto en mi — Quería que supieras algo de mi vida.
— Te dije que no quería. De verdad, no me gusta hablar.
— ¿Solo es sexo?
— Solo eso.
Sin querer pasar un segundo más de mi noche hablando de cosas que no me interesaban en absoluto, me puse de pie y empecé a vestirme, dispuesto a ir a mi casa y dormir.
Curiosamente, las pesadillas que alguna vez tuve han empezado a ser menores desde hace algunas semanas, lo que me permitía dormir más de cuatro horas diarias.
— Quédate... — pidió.
Le di una mirada sobre mi hombre y ver su cuerpo desnudo en medio de la cama sin duda me hacía querer olvidar que ella hablaba mucho.
—... Prometo dejar de hablar — dijo. Volvió a acostarse, sin cubrir su desnudez — Ven a la cama Jungkook — su suave voz hizo que reaccionara de manera inesperada, pues empecé a desabrochar mis pantalones otra vez.
— Bien — volví a meterme a la cama — Si empiezas a hablar otra vez de alguna mierda innecesaria te prometo que me largo — ella asintió.
Cuando me acosté le di la espalda, tratando de que el sueño se apoderara de mí, pero no pasó. Sentí la mano de ella recorrer mi espalda y después cruzarla por mi cintura, pegándose a mi cuerpo.
— Jungkook... — susurró a mi oído. Rodé los ojos y planee fingir que estaba dormido — Se que estas despierto, solo quería hacerte una última pregunta...
— ¿Te detendrás después de eso?
— Sí... — respondió suavemente — ¿Qué harás mañana por la noche?
— No responderé a eso...
— Casi todos los viernes hago nuevas mezclas de pasteles y como dijiste que te gustaban los mangos, pensé en hacer uno. ¿Quieres ser el primero en probarlo?
¿Cuándo diablos le dije que me gustaban los mangos? No lo recordaba, pero sentía que eso tenía algo que ver con Namjoon, porque él también hablaba tanto como ella y por alguna extraña razón ahora eran amigos cercanos. Sabía muy bien que él le revelaba detalles de mi vida.
— Odio el mango...
En realidad me gustaba mucho, pero no iba a ser un maldito catador de pasteles, no he probado ni uno solo desde que ella llegó a la empresa, siempre compro mis bollos de la tienda de en frente. Honestamente ella parecía una niña, y eso me crispaba un poco.
— Eres un ment... — la detuve.
— Duérmete, Gyeong-hui.
Ella suspiró profundamente, con mi mano aparté su brazo de mi cintura.
°
No se en qué momento de la madrugada me quedé profundamente dormido, pero cuando desperté ya era de mañana y extrañamente Gyeong-hui no estaba a mi lado, tampoco se oía ruido en el baño y de hecho no estaban sus cosas en la habitación.
¿Se fue sin antes decir algo?
Me levanté de la cama, dándome prisa porque no podía llegar tarde a trabajar y antes tenía que pasar por casa.
Antes de salir de la habitación noté que había una nota pegada en la puerta.
"Te espero hoy a las seis en mi pastelería"
"Psd: si no llegas, lo lamentarás"
¿Qué diablos? Le dije que no me gustaba esa mierda, ella sin duda quería transformar eso en una cita y eso era nefasto y un poco bajo. No pensaba ir bajo ninguna circunstancia.
Una hora y cuarenta y cinco minutos después estaba cruzando las puertas d emi oficina principal. Saludé al personal de trabajo como era costumbre y pasé directo hasta mi puesto. Lia entró dándome el itinerario de hoy, la primera reunión la tenía con el arquitecto que está llevando el desarrollo del hotel, y después con la diseñadora de interiores, una toca pelotas experta en molestarme con sus estupideces.
Lia me informó que el arquitecto ya estaba aquí, le dije que lo dejara pasar y esperé en mi lugar.
— Buenos días, señor Jeon — el hombre saludo nada más entrar, extendiendo su mano hasta a mí.
— Es un gusto saludarle, señor Park — tomé su mano y le indiqué que tomara asiento.
Sacó de su portafolio unas hojas de borradores de las propuestas de diseño.
— Señor Jeon, desafortunadamente estamos un poco atrasados con la construcción del mirador debido al terreno, he sobrediseñado el modelo y de aprobar uno de estos ya todo estaría listo para la construcción.
Sentía que la construcción de mi último hotel se estaba prolongando más de lo requerido, y eso podía llegar a ser muy molesto.
— No me importa, si tiene todo lo que pedí, no hay ningún problema.
— Excelente. ¿Le gustaría algún tipo de material en específico?
— Haz lo que desees...
Por unas dos horas tuve que escuchar todas sus propuestas de materiales, no mentiré, solo escuché una parte, sentía que podía quedarme dormido en cualquier punto.
Después de escuchar muchas cosas técnicas y hacer arreglos en el presupuesto, él salió de mi oficina y Kim Namjoon entró con cara de pocos amigos.
— Tenemos que hablar... — dijo tan pronto como estuvo cerca.
— No quiero escuchar regaños o alguna mierda por el estilo.
— En realidad vengo a felicitarte — arquee una ceja — Tu reputación ha mejorado porque aparentemente has mantenido tus pantalones abrochados, ambos sabemos que no es así, pero ya no hay escándalos.
— Te dijo que no lo habrían más... — Él entrecerro los ojos en mi dirección.
— La otra cosa es que desafortunadamente tienes a todo el piso de administración hablando sobre cómo se han escuchado ruidos "escandalosos" en los baños de las mujeres.
— Talvez una chica estaba metida en problemas...
— O talvez el imbécil de mi amigo es incapaz de ser silencioso.
— ¿Qué te hace pensar que fui yo?
— ¿Por qué no serías tú?
Negué con la cabeza y me reí.
— Tendré más cuidado.
— Eso espero. ¿Saldrás esta noche? — preguntó con una sonrisa en su rostro.
— No, iré directo a dormir.
— Pensé que tenías una cita — lo miré fijamente al rostro, sabiendo que él tenía mucho que ver en esto — Gyeong-hui te estará esperando.
— No es mi problema, le dije con anticipación que no estaría allí.
— ¿No puedes tratarla un poco mejor?
— ¿No puedes entender que ella y yo llegamos a un acuerdo? La trato con respeto y no la obligo a hacer nada, en cambio ella está irrespetando esas parte.
— Solo quieres que seas parte de su vida — chasquee la lengua — Podría ser bueno para ti.
— No, y nada de lo que digan o hagan hará que yo cambie de opinión.
Suspiró profundamente y a pesar de que sentí que aún quería dar la última palabra, prefirió salir de mi oficina.
No entendía la necesidad de querer hacer esto, ambos sabíamos que yo ya tenía una personalidad y que si eso era problema para los demás pues no tenía que disculparme o cambiar solo para que ellos no se sientan desplazados de mi vida. No me importaba, yo ya tenia un esquema bien hecho que me ha ayudado a sobrevivir durante todos estos años, así que no entendí el hecho de que Namjoon pensara que quería cambiar por Gyeong-hui.
Me permití pensar un poco en lo que había hecho en el pasado, recordando la historia que le conté a Gyeong-hui. Sí, una vez soñé con ser boxeador y aunque constantemente estaba golpeado, no quería renunciar a ello, pero después de meterme en muchos problemas y de casi no salir vivo, tuve que dejarlo a un lado porque de lo contrario moriría. Mi hermano me salvó en muchas ocasiones, él era más grande y más listo que yo, entonces cada vez que me miraba en aprietos corría a mi rescate.
En realidad en el pasado eramos más unidos que ahora, cada uno de nosotros tenía su vida, él era un amante soñador del arte y la fotografía, a él sí le gustaban las relaciones empalagosas y ñoñas. Todo lo contrario a mi.
Después de al menos otra hora, la diseñadora de interiores estaba aquí.
No sabía si ella era tonta o fingía serlo, porque cada vez que venía a mi oficina fingía olvidar algo con la excusa de pedirme una segunda reunión, o casualitosamente siempre tiraba algo al suelo, esta vez derramó su café sobre mi escritorio.
— Lo siento tanto, señor Jeon — sacó una caja de pañuelos de su infinito bolso y empezó a secar de manera lenta — Estoy un poco nerviosa — se acercó demasiado a mi y casi puso su trasero en mi cara.
— Relájese, no soy un matón.
— ¿Sabe? Últimamente he estado muy tensa, ya sabe, hay días en los que una necesita que alguien más le ayude a relajarse.
— ¿Qué me está queriendo decir?
— Que talvez si usted se anima, podríamos mover nuestra vida a cierta parte — si alguna vez consideré que Gyeong-hui estaba loca, la diseñadora era aún peor — He visto como me ha mirado durante toda la reunión.
— ¿Cómo lo he hecho?
— Con deseo...
Solté una risa sonora, ella tenía que estar jugando.
— No lo niegue.
— Escuche, señorita Choi, sí, la he estado viendo, pero no por los motivos que cree, en realidad me preguntaba cómo alguien pudo obtener un título de diseñadora sin saber una mierda, porque incluso yo sería incapaz de mezclar ladrillos rojizos con porcelana. Pensaba en que talvez tendría que buscar a una persona que sí pueda hacer su trabajo, señorita Choi. Jamás he pensado en follarla.
— Eh.. bueno, no se que decir — me dijo sorprendida, aun con la toalla de papel en su mano — Yo... ¿quiere que haga el diseño otra vez?
— Agradecería que fuera de esa manera, de lo contrario tendré que prescindir de sus servicios.
Ella asintió y avergonzada recogió sus cosas. Me recosté en mi silla y antes de que ella saliera se atrevió a decir una última cosa.
— Si aún no ha pensado en follarme sería mejor que empiece a hacerlo, no se va a arrepentir.
— Largo — contesté.
Después de eso me sumergí en trabajo, hasta que mi reloj marcó las seis me detuve, recordé a Gyeong-hui y lo que había dicho, pero no tenia importancia, no iría a probar ni un postre, menos hacerle creer que podía pedir cosas como esas.
Ignoré el recuerdo de lo que decía la nota y me puse mi abrigo para ir a casa.
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