🌻|Capítulo 9.|🌻
|𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪|
Capítulo 9.
“Az bajo la manga”
Los gemelos Hyuga observaron atentamente al marcador hasta que éste se detuvo en dos nombres al azar. El enfrentamiento número dos del día se daría entre un genin de la hoja contra uno del sonido, más específicamente, un novato de la hoja por apellido Aburame, mientras que el otro era de apellido “Abumi.
El encuentro comenzó con palabras de amenazas entre los dos contrincantes. Los compañeros del joven misterioso de lentes oscuros estaban algo expectantes ante la situación. Atentos a ver qué actuación les darían.
Zaku, el chico de Otogakure (Aldea del sonido) tenía un brazo lastimado, seguramente en el proceso de sobrevivir al exámen de supervivencia. Lee le señaló a Nami que él fue uno con quienes se encontró en cuanto fue a ayudar a Sakura y su equipo al verlos en apuros. Nami levantó una ceja con curiosidad, mirando como en realidad los ataques por parte de “Zaku” no fueron muchos. De hecho en un abrir y cerrar de ojos el shinobi de Otogakure ya estaba acorralado por los insectos de aquel muchacho de Konoha.
—–¿Insectos?—se preguntó Nami, enarcando más la ceja.
Es un jutsu muy peculiar. Se preguntaba de dónde habrían salido. Tal vez de un jutsu de invocación, o, de su cuerpo. Eran las únicas posibilidades, por lo que pensó un poco intentando recordar algo que debió haber leído sobre eso. Aún así, al parecer eso de los insectos no le serviría de mucho al Aburame, o eso se pensó ya que, segundos después, el chico del brazo roto demostró que en realidad estaba fingiendo todo este tiempo sobre su discapacidad, y expuso ambos brazos para defenderse. Fue un giro interesante, pero para vista de Nami, fue tonto y desesperado. Confirmó sus sospechas cuando se vio que todo lo que él hizo fue en vano. ¿Por qué? Todo este tiempo, Shino ya lo tenía bajo su poder. De forma que sus insectos ya estaban invadiendo aquellos orificios de dónde Zaku controlaba su jutsu.
Impresionante.
—–Vaya. Quién lo diría. ¿De donde crees que salgan esos insectos?—preguntó Nami, observando a Lee y Neji.
Su hermano no le dió respuesta, simplemente activó su byakugan para confirmar sus sospechas. Él ahogó un jadeo horrorizado de lo que estaba viendo.
—–¿Nii?—llamó Nami, levantando una ceja al verlo así.
—–No tenía idea.—dijo.—–Creí que los insectos habían salido por un jutsu de invocación. Pero no... De hecho, viven dentro de él.—musitó algo anonadado.
—–¿¡Qué!? ¿¡Viven dentro de él!?—exclamó Lee, sorprendido.
—–Hay una leyenda en la aldea de Konoha de un clan domador de insectos.—comentó Guy, aclarando más dudas a los estudiantes.
Nami sonrió ladina y asintió, ya lo recordaba. Había escuchado hablar de ese clan.
—–Avisaron que había nacido un maestro domador de insectos. Y que tenía una especie de pacto sagrado con ellos.—agregó Nami, apoyándose en la baranda con la cabeza inclinada hacia el frente.—–Él les permite vivir en su cuerpo, y como pago los insectos obedecerán a sus órdenes. Les sirven respondiendo a sus llamados y peleando en sus batallas.—aclaró la Hyuga, llamando la atención de el rubio que estaba cerca.
—–También oí que podían alimentarse de su Chakra como parte de su recompensa.—dijo Neji, asintiendo a la idea de su hermana.
Observaron cómo el chico domador de insectos se encaminaba otra vez hacia su lugar, con su equipo. Sin dudas era aterrador y misterioso. Algo que logró despertar el interés en Nami. Alguien interesante por fin. Frívolo. Con sólo tres movimientos logró que aquellos insectos taponearan los conductos en el brazo del joven Zaku. Al él utilizar su jutsu, se condenó. El aire buscaba por donde salir, y al final, sus brazos explotaron como un globo ante una aguja.
—–Cielos, ¡Shino es bueno! ¡No puedo esperar para enfrentarme a él!—Exclamó Naruto, con el puño firmemente apretado.
Nami lo observó de reojo y sonrió ladinamente. Consideraba a ese rubio chillón bastante divertido. Le recordaba un poco a Kai, la diferencia es que a su compañero sí lo soportaba.
Prosiguieron con el tercer combate. Entre tanto, y sorprendiendo a los cercanos, Kakashi llegó apareciendo de la nada con esa expresión relajada de siempre. La Hyuga notó ésto, y luego observó a su sensei que estaba en la otra esquina, aún distraída. Sin embargo, Meiko y Kai ya se habían dado cuenta de la llegada del enmascarado.
—–¿Eh?
—–¡KA - KA - SHI-KUN!
De repente Rei sensei ya estaba sobre Kakashi, dándole un abrazo y un gran beso en la mejilla, dándole cariños. Naruto, el rubio, puso los ojos en blanco, mientras que Sakura estaba más que perpleja ante la situación. Nami suspiró. ¿Como demonios corrió tan rápido?
—–¡Rei sensei! Ya basta.—ordenó Nami algo firme—–Puede darle cariños a su novio más tarde, ¡Pero ahora nos está avergonzando!—insistió la Hyuga, claramente fastidiada por las actitudes tan infantiles de su mentora. Llevó su mano a la frente, cerrando los ojos con vergüenza.
Ella hizo un puchero, y con una actitud infantil resopló quejándose por la amargada de su alumna.
—–¡Oh~! ¡Nami-chan, tú no sabes lo que es amor!—insistió. Rei aún apegada al hombre, a quien parecía no molestarle y en realidad disfrutarlo.
—–¿Su qué?—preguntó la peli rosada, observando a la Hyuga y luego a la mujer.
—–¿¡KAKASHI-SENSEI TIENE NOVIA!?—exclamó el rubio de bigotes.
Sip. Y es la hija menor del tercer Hokage.
De hecho, Rei y Kakashi llevaban pocos meses saliendo. Pero se notaba que la hija del tercero estaba realmente enamorada de él; y el de cabello plata disfrutaba sus muestras de afecto aún así en público. Él era muy relajado con eso. A pesar de ello, también la quería.
—–¡Vuleva a su lugar, vieja loca!—suspiró la Hyuga.—–¡Y quite el “chan” De mi nombre!—reclamó.
A Nami siempre le molestó que le agregaran el “chan” , incluso llamar a la gente así. Se le hacía estúpido y poco cortés. En eso el combate ya estaba por comenzar, y Rei dejó sus actitudes para otra ocasión para alivio de la Hyuga y sus otros dos estudiantes que se acercaban a la escena. Se quedaron junto al equipo Guy y junto al equipo siete, sin decir palabra para observar el enfrentamiento en silencio. Un joven de la aldea de Suna con un ser vendado en la espalda a cuestas, y un hombre con un palo que le cubría el resto del rostro.
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Después de un intercambio de palabras y huesos rotos, Kankuro de Sunagakure, logró ganar el encuentro con mucha facilidad. Resultó ser un buen maestro en títeres, o como lo llamó su contrincante antes de rendirse “El amo del títere” .
—–Impresionante.—admitió Kai.—–¡Pero siento que el próximo encuentro será grandioso!—cruzó los dedos, observando a la pantalla.—–¡Por favor, que sea yo!—deseó alegremente.
Mei Mei se sentó en el suelo y colocó sus piernas eentre las barandas, colgandolas al aire mientras observaba con una pequeña sonrisa. Los siguientes nombres de la próxima pareja de oponentes aparecerían en pocos segundos. Todos observaban expectantes, algunos aguantaron la respiración de la incertidumbre.
Hasta que al fin, los nombres y apellidos aparecieron.
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Kai Sakamoto.
V.S
Yori Horeshi.
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Meiko y Nami abrieron los ojos como platos al darse cuenta de contra quién Kai debía luchar.
Era uno de esos chicos que intentaron atajarlos antes de que pudieran llegar a la torre. El chico que tenía un alambre lleno de púas.
—–¡JIIIHAAA!—exclamó el castaño emocionado, apoyándose en el baranandal para después saltar y aterrizar con un giro.
En su rostro se podía notar la emoción de la lucha, y la alegría que ésta le proporciona. Aunque, cabe agregar que a Kai no le gusta mucho hacer el mal, no es violento para nada. En su lugar prefiere neutralizar al enemigo antes que acabar con él, prefiere forzarlo a rendirse para no dejar pasar la situación a mayores. Tanto el Hokage como los otros presentes estaban expectantes, con quizá expectativas muy altas hacia él.
Él se graduó el año pasado, junto con sus compañeras y el grupo de Neji, pero por razones misteriosas ellos prefirieron no presentarse a los exámenes hasta este año presente. Aún así, en ese tiempo Sakamoto Kai ha dado mucho de que hablar. El no tiene clan, tampoco proviene de una familia muy influyente, sus padres son herreros y fabricantes de armas; sin embargo, son acomodados. Él no se destacó mucho en su tiempo en la academia, tampoco sus notas eran muy buenas. Pero, sí se le conocía por ser un profesional en las tramas y engaños.
—–Mi niño le pateará el trasero.—murmuró Rei, observando con una sonrisa a su alumno.
Meiko juntó las manos un poco, antes de rezar y pedirle a su “padre” que ayudara a su amigo a ganar, que pudiera salir ileso. Eso no significaba que ella no confiara en las habilidades de Kai. De hecho, él era muy fuerte físicamente, era ingenioso y por muy tonto que se viera, no lo era. Pero aún así, a ella le gustaba estar segura y confiar en el cielo, pues le importaban mucho sus amigos.
Nami amplió su sonrisa, mirando cómo Kai se mostraba bastante motivado y emocionado por luchar.
—¡Vamos Kai!—animó, colocando las manos al rededor de su boca para amplificar el sonido—¡Tú puedes!
Rei sacó su abanico del cabello y comenzó a abanicarse entre un suspiro. Ella sabía de lo que su estudiante era capaz. Pero también había oído antecedentes de la violencia con la que el otro chico, Yori, desempeñaaba en la batalla. Después de todo, su equipo era conocido por eso. No eran del año de los novatos, y tampoco de la clase de los gemelos Hyuga. Eran una clase antes. Y los tres eran conocidos por ser violentos y -aceptemoslo- sádicos.
—Vaya...—mumuró Naruto.
Observando atentamente como Kai sacaba de su bolsillo un johyo, un arma que sólo podía manejarla él. Era un arma que más que todo, cumplía el objetivo de neutralizar a una persona, pero aún así, Kai sabía cómo usarla a su favor, dependiendo de algunos casos en los que sí o sí debe atacar.
—Ese chico se ve muy confiado.—habló Sakura.
—Pues claro. Es Kai.—dijo Nami, llamando la atención de la peli rosada y el rubio.—Siempre optimista.
Aunque aveces ese optimismo le puede costar la vida, Kai sigue adelante pase lo que pase.
Ambos oponentes se miraron fijamente y una vez Hayate Gekko, el censor dió la orden para iniciar, ambos chicos se apartaron el uno del otro.
Kai sonrió y de su porta-churikens sacó algunas de ellas, colocando en éstas una pequeña sorpresa para ese chico Yori. Las lanzó rápidamente.
—¡JA! ¿¡Crees que podrás vencerme con un truco tan barato!?—exclamó éste chico, sacando un kunai y bloqueandolas todas.
Kai sonrió, y comenzó a girar la punta filosa de su arma, a gran velocidad.—¡Bueno. Te dejé un regalito en ellas!—sonrió alegremente.
Se observó como en el chico se pegaron unas pequeñas esferas Rojas que comenzan a titilar. Cada vez más y más rápido.
—¡Son...!
—–Bombas.—continuó Meiko, sonriendo un poco mientras se apoyaba en la baranda.
Efectivamente, eran pequeñas esferas bomba que el mismísimo Kai había fabricado, tal vez cuando todos parpadearon. La rapidez en sus manos era sorprendente, y podía preparar una trampa mientras te distrae con una sonrisa. Así trabaja Kai. Hace que bajes la guardia.
Las bombas prontamente explotaron, hiriendo con quemaduras de segundo grado a Yori, quien soltó un grito de dolor.
Sin embargo, Kai no ha de confiarse mucho, pues sabía que su oponente también debía tener su técnica.
—–¡Regeneración!—Exclamó mientras desesperadamente hacía tres posiciones de manos diferentes.
De sus heridas comenzó a brotar una baba extraña y verde, que al final terminó por regenerar las heridas del chico.
—–Eso no es hermoso...—murmuró Rei más que asqueada.
Mei Mei se cubrió la boca, para no vomitar, y Nami simplemente apartó la mirada unos segundos.
—–¡Vamos, Yori! ¡Tu puedes!—se escuchó animar a la chica del Gran martillo con una sonrisa.—Yori va a ganar. Eso es más que obvio.
Nami la observó fijamente, y luego sonrió con levedad. Pues ella estaba más que equivocada.
No los llaman “Los tres grandes” Por nada.
Kai se aparato con levedad mientras corría. Planeaba algo, a él sólo le gustaba divertirse.
—–¡Mi turno!—exclamó Yori enfadado, mientras agitaba su látigo de púas, soltando estas por todos lados hasta quedar suspendidas en el aire.—–¡A él!—ordenó.
Y como si tuvieran vida propia, las púas de metal se dirigieron hacia Kai. Por todos lados.
¿Cómo podría defenderse?
–—¡Está acabado!—exclamó Naruto, sosteniéndose de la baranda. Escuchó a su lado que la Hyuga soltó una risa.
—–No hablas en serio. ¿Verdad?
—¿A qué te refieres?—preguntó Sakura, confundida.
“Esa es una de las cosas que hace a Kai tan habilidoso. Su poder para engañar. Todo éste tiempo lo estuvo guiando a su trampa” —pensó Lee.
El Kai que veían ahí era todo este tiempo un señuelo. Un clon. Un jutsu de sustitución que utilizó para distraerlo mientras la explosión liberaba el polvo que los hundió en invisibilidad limitada por unos pocos segundos.
En realidad, el verdadero Kai estaba detrás de él.
—–¿¡Qué!?—exclamó Yori horrorizado, al ver que no era más que un jutsu de sustitución frente a sus ojos.
—–¡Oops!—se escuchó a Kai hablar desde las espaldas de él.
Kai estaba en la pared, de pie, con control de su chakra podía estar ahí perfectamente cómodo.
Guió su johyo hacia los pies de Yori, que rápidamente le hicieron caer y chocar contra el suelo. En eso, fue jalado inmediatamente hacia los aires, quedando colgado de cabeza. Él estaba algo aterrorizado. ¿Como hizo eso? Una polea estaba halandolo hacia arriba, y Kai estaba con las manos libres.
—–¡Katon: Gōkakyū no Jutsu! —pronunció el castaño. De repente una inmensa bola de fuego se aproximó a Yori, amenazadora.
—–¡NO! DETENTE, ¡POR FAVOR! ¡ME RINDO!—rogó aquel chico, con temor a morir quemado.
—–¡Es el jutsu de Sasuke!—insistió Sakura, sorprendida.
En realidad no. En Konoha, hay dos clanes conocidos que manejan el fuego. El Clan Sarutobi y el Uchiha. La cosa es que, Kai es nieto de una mujer perteneciente al Clan Sarutobi, por lo que el ha sido hasta ahora el único en su familia que ha logrado desarrollar las habilidades de la abuela.
Sólo que él podía controlar el fuego a la perfección. Como si hiciera una especie de "pirokinesis"
Kai al escuchar las plegarias rió, y con un ademán disipó a la gran bola de fuego, quedando solamente un poco de humo hasta desaparecer.
—–¡Gracias!—sonrió Kai, chasqueando los dedos. Esa fue la señal para que la polea desapareciera y de ésta forma el chico callera al suelo.—–No me gusta la violencia. Admiro tu valorar para rendirte.—alagó, mirando a Hayate.—–¿Y bien?
—–¡Ah, sí! El ganador es... Kai Sakamoto.—señaló despué de toser un poco.
Posteriormente, Kai se dirigió a su lugar, chocando manos con Rei sensei y con Meiko quien lo recibió con un abrazo. A veces la albina actuaba como una madre con él. Nami por otro lado, asintió con media sonrisa. Los novatos e invitados de otras aldeas estaban sorprendidos por la habilidad del chico, nunca lo vieron venir.
Bueno. Como dije antes. No les llaman así por nada. Tienen habilidades realmente únicas, superando incluso a sus líderes.
Frívola como siempre.
—–Ahora. Veamos quién es el siguiente.
Discúlpenme si no les gustó mucho la pelea xd, prometo que la de Mei Mei y Nami será mejor ;-;
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