🌻|Capítulo 78.|🌻
𝓛𝓸𝓼 𝓗𝓮𝓶𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪
Capítulo 78.
"Fortaleciendo lazos"
--Doscientos noventa y ocho... Doscientos noventa y nueve...-Kai murmuraba, entre tanto sus ojos subían y bajaban conforme su compañera lo hacía.
Nuestros queridos protagonistas, el equipo de Rei: Kai, Sakamoto, Meiko Dai y Nami Hyuga, estaban, como siempre, reunidos en un espacio algo alejado de la ruidosa plaza de la aldea. Se encontraban un poco aislados en un campo. Meiko estaba sentada sobre una manta de pícnic, observando a las nubes y escuchando como Kai contaba las sentadillas que Nami hacía.
Habían pasado toda la mañana jugando a las apuestas, después de una ardua sesión de entrenamiento y ejercicio, claro está. Era el turno de Nami por cumplir su reto, el cual era hacer trescientas sentadillas sin quejarse o algo por el estilo, Kai contaba ansioso de que Nami fallara, ya que si ella ganaba, él tendría que cumplir un reto.
--¡Y...! ¡Trescientas, bravo Nami!-exclamó la albina alegremente, quien estuvo expectante a que su mejor amiga lo lograra, mientras Nami se desplomaba en el suelo con los brazos y piernas abiertas, pareciendo una estrella. Entre tanto, escuchó un suspiro frustrado de Kai.--¿Te sientes bien...?
Nami parecía ahora una estrella de mar, trataba de recuperar el aliento después de esa ardua sesión. Estuvo toda la mañana haciendo ejercicio, golpeando sacos, trotando, ejercitando sus brazos y piernas como loca, pero al imbécil de Kai se le había ocurrido ponerle eso como reto. Oh, le alegraba haber terminado, porque ahora podría vengarse del castaño como se debe.
--Estoy... Bien...-dijo con voz jadeante y cansada, en parte sonriendo orgullosa por haberlo hecho. --Voy... A patearte el trasero, Kai...
--Mírale el lado positivo.-dijo esta vez el mencionado, dibujando en su boca una sonrisa. Sí, le desanimaba perder, pero el estar tan impresionado por la voluntad de su amiga le impedía entristecerse o pensar en que seguramente el reto de Nami lo haría sufrir.--Te dará más resistencia en las piernas. Cuando des una patada se sentirá.
--También te hará crecer más el trasero y las caderas. Hiciste las sentadillas con las piernas separadas.-comentó Meiko, uniéndose a la conversación, hablando en un tono divertido.
Se estiró para alcanzar una botella con agua, acercándola a Nami, quien se sentó y recibió la misma, ansiosa por beberla.
Se la acabó en un instante, luego dejó salir un suspiro de alivio. Había sudado bastante, moría por ir a darse un baño.
--Lo que más me importa es fortalecer mi resistencia. Eso sí me ayudará en una batalla, no el tamaño de mis pechos o mi trasero.-sugirió en tono tranquilo, pero igual sonrió.--Ya casi es hora de almorzar. ¿Vamos juntos, o nos vemos más tarde?
--¿No vas a ponerme el reto?-preguntó Kai, señalándose a sí mismo, mirando a su amiga confundido.--Esa no eres tú.
--Nunca dije que no lo haría.-contestó la mayor del equipo, tomando la toalla que Meiko le estiró para secarse un poco el sudor del rostro.--Pregunté si vamos a comer. Preferiría irme a dar una ducha antes, debo oler mal... Te pondré el reto más tarde, después de comer, porque en serio me muero de hambre.--comentó, viendo a Kai con una sonrisa algo burlona.--Tu reto será invitarnos a almorzar, y más te vale prepararte, porque tengo hambre.
Se levantó del suelo, aunque sus piernas flaquearon un poco, pero logró agarrarse de Kai, quien también reaccionó al sostener a su amiga de los brazos, así la ayudaba a mantener su equilibrio.
--Sí... Creo que es mejor dejar el entrenamiento por hoy. Apenas y puedes caminar.-el castaño rió, como siempre encantador. Pero, como nos esperamos, esa risa sólo hizo que Mei se sonrojara.--¡Tengo una mejor idea! Siendo honesto, no tengo mucho dinero aquí, está en casa, pero, si a ambas les parece puedo cocinarles.
Meiko asintió rápidamente ante esa sugerencia, levantándose del suelo de un salto. Nami por su lado también asintió. No podía culparse, la propuesta era muy tentadora, ya que lo cierto es que Kai cocinaba muy bien, y a él le encantaba hacerlo, sobre todo si se trataba de cocinarle a personas que quería muchísimo, como sus compañeras en este caso.
--Me parece bien... Eso es hacer trampa, pero... No quiero retrasarme, se pasará mi hora del almuerzo. -Nami se hizo una cola alta, y frunció su ceño al ver que las puntas en su cabello se enroscaban, haciendo un par de rizos.--Y quiero darme un baño.
De nuevo, esto a ella no le gustaba mucho, lo sentía un poco raro y desordenado, sobre todo porque se supone su cabello es liso, pero al final decidió ignorarlo, quizá se sentía irritable porque ya comenzaba a sentir mucho calor. Necesitaba un baño frío, a la de ya.
--Entonces vamos.-incitó Kai, tomando a Nami de repente para cargarla en su espalda.--¡A toda marcha, Mei Mei!
--¿¡Qué estás haciendo, soquete!? ¡Bájame en este instante!
--Apenas y puedes caminar, Nami.-interrumpió Meiko, colgándose la canasta de picnic con todo y mantel dentro en su brazo izquierdo, actuando tan pacífica como siempre.--Nos vas a retrasar mucho.
Aquello fue un golpe bajo, muy bajo para Nami. Tan bajo, que simplemente se cruzó de brazos y chasqueó la lengua con molestia, mostrándose claramente muy indignada. Igual eso sólo bastó para que Kai y Meiko se rieran por el gracioso gesto de Nami. Aunque ella no lo admitiese, a veces podía actuar un poco infantil gracias a su orgullo.
--¿Sabes? Ya puedes bajarme.
--Dije que te dejaría en casa, y eso haré. Ni siquiera hemos entrado al Clan Hyuga.-se escudó Kai, mostrando una sonrisa divertida al ver que Nami no lograba encontrar una excusa para que la bajara.
--A los centinelas del clan no les agradan los extraños y lo saben.
--Ya no nos ven como extraños... -aclaró Meiko, deteniéndose frente a ese gran portón que separaba el interior del clan del exterior, viéndolo abrirse a la par, así les daba paso a los tres.--No es la primera vez que venimos contigo o sin ti, Nami.
--Bueno, pero ya estoy en casa. Ya puedes bajarme.
--Pero que chica.-se frustró el castaño, aún manteniendo una sonrisa graciosa.--En casa. Ya lo dije, y ahí te dejaré.
Nami no dijo más, simplemente resopló con frustración y acomodó la cabeza sobre la de Kai, luego hizo un gesto molesto, dejando que ellos la llevaran a casa, ya rendida.
Como lo prometido es deuda, Kai dejó a Nami en el suelo del interior de su casa. Él y Meiko obligaron a la chica a darles las llaves para entrar, y fue entonces que Kai se decidió por bajar a la chica sin más. Como siempre, ver todo ordenado en casa de los gemelos no les sorprendió ni mucho menos, siempre encontraban la casa así ya que ambos eran muy limpios, y bueno, solamente eran ellos dos en casa, y a veces las misiones los tenían tan ocupados que no les daba tiempo de desordenar nada. Por ejemplo, muchas veces sólo llegaban a empacar y ya, la casa se quedaba vacía por días, u horas, en su defecto.
En fin. A Kai le agradaba ver todo ordenado, pero al mismo tiempo le molestaba un poco en su interior, porque pues, en casa, estaban él, sus tres hermanas, su madre, su abuela, y a veces su padre. Eran muchas personas dentro, y por ende, mucho desorden.
Si se preguntan por Mei, bueno, ella estaba bien la verdad, pero, pues, sí había uno que otro desastre en su casa, sobre todo después del entrenamiento con la espada.
Pero bueno chicos, que nos hemos desviado del tema.
Ya con los pies en el suelo, Nami sacudió su ropa y sonrió con alivio, finalmente estaba en casa. Oh, pero ahora debía asearse. No quería seguir oliendo a sudor, mugre y tierra, aparte se moría por una tina de agua fría y burbujas.
--Bien. Me voy a bañar. Creo que ustedes deberían hacer lo mismo.-se cubrió la nariz al sonreírles divertida, haciendo que Kai se sonrojara y Meiko simplemente riese un poco. --Nos encontramos en la plaza en... ¿Una hora y media?
--Me parece bien, creo que es bastante tiempo para un baño y prepararme, pero bueno. Espero lleguen a tiempo, porque tengo hambre.-dijo Mei, tocando su propio estómago. --¿Nos vamos?
--Igual, creo que podemos pasar por mi casa antes, quizá mi abuela tendrá algo para comer. ¡Oh, o puedo comprarte algo de camino! De todas formas te pagaré el almuerzo.
Agh. Ver a Kai ser tan tierno y atento con Meiko hacía que a Nami se le revolviese el estómago. Sí, le alegraba que fuera lindo y dulce con ella, pero a veces podían ser muy empalagosos, y eso que ni siquiera estaban en una relación. Es increíble.
--Bueno, sea como sea, me quiero bañar, así que, largo.-pidió Nami, guiando a la pareja de amigos a la puerta.--Nos vemos en hora y media, en fin. ¡Adiós!-sonrió y se despidió, moviendo su mano de un lado a otro como insistencia para que Meiko y Kai entendieran claramente el mensaje.
Clara-mente Kai y Meiko entendieron al momento, a lo que ambos, sin molestarse, se despidieron también de Nami, aunque de todas formas iban a volverse a ver, ¿No? así que, no duraron mucho en ese plan de despedida, cada uno se fue por su lado.
Mientras tanto, Nami podría disfrutar de la paz de su casa silenciosa y solitaria, preparando una tina con burbujas y mucho jabón para más comodidad, también encendió una vela y, no tardó en meterse a la bañera con un manga que había dejado en stand-by por un tiempo. Ahora que estaba sola, finalmente podría retomarlo.
Tenía que admitir que, aunque le irritaba un poco la soledad de la casa, también tenía su lado dulce. Como Neji no estaba, tenía la oportunidad de leer esos mangas y libros tan románticos en la paz y seguridad de su baño, sin ser molestada y sin sufrir por la incertidumbre y nerviosismo de ser descubierta en pleno. No quería que su hermano la viera leyendo novelas románticas, mucho menos si llegaban a tener literatura roja, eso podría significar para ella el fin, sin dudas.
La sesión de lectura se había puesto algo intensa, de hecho. Sin medir el tiempo, ahora a Nami le quedaban sólo unos cuantos minutos para cambiarse, aunque aún llegaba a tiempo, no podría terminar de escurrirse el cabello. La verdad es que se le fue el tiempo en esa novela, pero ¿Cómo culparla? Suele suceder, y para los que somos amantes de la lectura, pasa y muy seguido.
Y ahí estaba ahora, corriendo de techo en techo, afanada por llegar pronto a la plaza de Konoha. Afortunadamente, no tardó en hacerlo. Oh, pero eso sí, le desagradaba un montón sentir su cabello mojado escurrirse por sus hombros y espalda, era para ella una de las peores sensaciones y le daba algo de calor, pero, ni modo.
Al menos tuvo tiempo de arreglarse y llegar, al parecer, siendo la primera en hacerlo.
O eso fue lo que pensó hasta que vio a Kai y Mei también caminando hacia ella, estando Meiko con una flor en el cabello, detrás de su oreja izquierda. Ella se veía tan bonita con ello, combinaba con el sonrojo en sus mejillas. Esa flor de color rosa contrastaba a la perfección con su color blanco de pelo, y su piel algo pálida, además de resaltar sus labios igualmente rosados; al verla así, sonriente y caminando con Kai hacia ella, Nami de inmediato sintió en su pecho una leve presión, un presentimiento de que, a lo mejor, ella no necesitaba estar ahí. En efecto, comenzaba a presentir que el almuerzo sería algo incómodo para ella.
O bueno, díganme ustedes, ¿Acaso no es incómodo ser la tercera rueda?
Lo es.
--Entonces las amenacé con que les dañaría a sus peluches si se atrevían a atacarme.-contó Kai, deteniéndose frente a Nami, así veía a Meiko reír dulcemente.
--¿No te dio miedo que igual lo hicieran? Tus hermanitas son adorables.
--¿Las trillizas? ¿Adorables?-cuestionó el castaño algo incrédulo.--Jamás. Son adorables cuando quieren algo. Cuando no, son como tres demonios juntos que siempre buscan hacerte una broma pesada.
Nami carraspeó un poco, así al aclarar su garganta llamaba la atención de los dos menores. Lo único que hizo fue sonreír de medio lado y cruzarse de brazos, pero luego dejó un suspiro escapar. ¿Debería arriesgarse? Si iba con ellos, el almuerzo podría estar lleno de chistes malos de Kai, tratando de hacer reír a Mei, o Mei hablando de cosas de su familia, y haciéndole preguntas a Kai. A decir verdad, cuando ocurría eso, Nami no solía participar mucho en la conversación.
Bueno, es que igual no podía culparlos. Desde que los conoce, Kai y Mei siempre han sido más cercanos, sin mencionar ahora que tenían un sentimiento de por medio; Nami sólo hablaba de vez en cuando, se dedicaba a escuchar, así que no podía molestarse por ello, así los acostumbró, y así también se acostumbró.
Igual, eso no significara que no estuviera feliz por ellos. La verdad hace tiempo que había notado que a Kai le gustaba Meiko, y viceversa, sólo que nunca pensó que llegarían momentos en los que no les preocupara ser tan evidentes con ello. A veces se le hacía divertido, pero llegaban ocasiones en las que simplemente se sentía por fuera.
Es que vamos, de todas formas Nami no tenía ni idea de lo que era gustar de alguien, coquetear, apenarse por un chico, en sí, cosas de una adolescente normal, ya que a su edad prácticamente lo era. De nuevo ¿Acaso podría culparlos?
--Hola Nami. ¡Como siempre llegaste temprano! ¿Vamos a almorzar ya? Tengo en mente un lugar que te dejará babeando. - exclamó Kai, animándose al pensar en comida. --De hecho no está muy lejos.
Nami miró a Kai, luego a Meiko y, tomó algo de aire. Lo cierto es que sí, tenía hambre, pero quizá esos dos necesitaban su espacio. Los veía muy felices juntos a decir verdad; no la necesitaban ahí, no la necesitaban presente. No tardó en pensar en una buena excusa para evitar la situación, así les haría un favor.
--¿Qué pasa, Nami?- Meiko notó como Nami cambiaba su semblante, a uno más serio y menos animado, era diferente al de esta mañana, cosa que hizo que tanto ella como Kai se preocuparan.
--Nada.-dijo en un tono suave, luego la Hyuga sonrió un poco.--Lo siento chicos. Pero... Vine a decirles que tal vez sea mejor dejar el almuerzo juntos para después.-comentó bajando la mirada un momento a sus pies, luego volvió a levantar el mentón.--Verán. Shiba está enfermo, así que lo llevaré con la doctora Hana a ver qué le ocurre. Entonces... Pueden almorzar ustedes dos ¿Saben? Podemos almorzar juntos en otra ocasión.
--¿Estás segura, Nami?- Kai se mostró preocupado.--¿No quieres que mejor te acompañemos con Shiba? Necesitas nuestro apoyo.
Meiko sólo asintió en silencio, esperando a que Nami aceptara.
--Si tú no almuerzas con nosotros entonces no almorzaremos juntos.-aseguró Kai firmemente, luego le mostró a Nami su clásica sonrisa.--Iremos contigo.
--¡No! No.-Nami se negó inmediatamente, queriendo evitar que él o Mei la siguieran. Realmente prefería que los dos estuviesen a solas, sirve y ella podría estar sola también, ya necesitaba una cita consigo misma.--Créanme chicos, no hace falta eso. Ustedes pueden ir a almorzar.
--Pero queremos acompañarte, seguramente nos necesitas.- insistió Meiko, a lo que Kai asintió.
¿Qué trataban de hacer? ¿Hacerla sentir culpable por no querer estar ahí? Pues no. En serio, necesitaba ya estar sola. Quizá le vendría bien a esos dos también.
Nami hizo que con un ademán, ambos dejaran de hablar o de hacer preguntas. Esta vez ella lo tomaría con calma, no quería que pensara que llegaban a molestarla cuando se ponían así.
--En serio... -se limitó a decir, luego sonrió levemente. --Estoy bien, sólo quiero estar sola un rato y ver que puedo hacer por Shiba, ¿Si? Volveré a mi casa. Ustedes vayan y almuercen que desde aquí puedo escuchar el estómago de Mei rugir.
Al decir eso, vio como Meiko se sonrojaba, así que sin más, ya sabía que los convenció. Eso la dejó aliviada, al menos así estarían todos felices, ellos tendrían su cita y ella no se sentiría incómoda por ser la tercera rueda.
--Está bien, Nami. Pero si necesitas algo, no dudes en decirme. ¿Si?--comentó Mei, sonriendo un poco. --Espero que Shiba pueda mejorar pronto.
--Yo también, sabemos que Shiba es más que un simple búho. ¡Es un miembro honorario del equipo!-exclamó alegremente, levantando su puño, con eso buscaba darle ánimos a Nami.--Avísanos si algo ocurre, ¿Si? Iremos volando si nos necesitas. Sabemos que puede ser algo difícil sin alguien que te ayude.
--No pasa nada.-dijo la Hyuga.--Neji regresa de su misión esta noche, o al menos es probable. De todas formas no es primera vez que estaré sola en casa... Siempre lo estoy. Así que...
Nami hizo otro ademán, un gesto de despedida, y sin más se giró sobre sus talones y tomó otro camino, diferente al de ellos. No iría a su casa, Shiba no estaba enfermo, pero, sí caminaría un rato a solas, así aprovechaba a pensar, o simplemente estar consigo misma. No era diferente a la mayoría de los días, casi siempre estaba sola...
--No puedo ir a la plaza, es probable que ellos estén allí todavía... Creo que sale mejor almorzar en casa. Aunque después me toque lavar los platos, agh.--susurró para sí misma, caminando por un sendero de piedra mientras pateaba una lata de frijoles.
Quizá pasar tiempo sola no le estaba ayudando demasiado, pero al menos no estaría junto a un par de tórtolos que obviamente necesitan un rato a solas para, ya saben, desarrollar su romance.
--Agh. Esto es una porquería.
A decir verdad, a veces se enojaba porque Neji no estaba con ella. Entendía que sí, a veces tenía misiones, ella también pasaba por eso. La cosa es que, él era su única compañía la mayoría del tiempo. A veces estaba Shiba, pero era un ave silvestre también, a ella no le gustaba mantenerlo encerrado, lo dejaba ser libre y que volviera cada vez que quiera, pero, bueno, la mayoría de tiempo sí, solía almorzar sola.
Hablando de eso, su estómago ya estaba exigiendo comida.
--¡Agh!
En un arranque de rabia, pateó la lata fuertemente que se fue algo lejos, pero no se dio cuenta de que alguien que caminaba en sentido contrario hacia ella, sería el desafortunado dueño del rostro con mala suerte que se encontrase con esa lata, y de lleno.
--¡AY, ESO DOLIÓ! ¿¡QUIÉN FUE!? ¡LO VOY A GOLPEAR!
Nami se apenó fuertemente y se cubrió levemente la boca, sorprendida, asustada y apenada, ¡No podía creerlo, había golpeado a alguien! No podía ser más torpe.
Suspiró yendo con rapidez hacia ese quejido, encontrándose con la persona a la que había golpeado. Ya había reconocido su chillona y molesta voz antes, pero aún así quería aparecer para disculparse. No se imaginó que alguien estuviera al otro lado de el camino, mucho menos que ella estuviese lo suficientemente distraída como para no verlo o percibirlo cerca.
--¡L-Lo siento! No fue mi intención golpearte, ¿Estás bien?-se apresuró a verlo.--Ammm, en serio lo siento... Naruto. No sabía que estabas ahí.
--¡Ah! Nami. Eres tú. ¡Quizá a la próxima podrías fijarte mejor! Auch...-dijo Naruto, cubriéndose un poco la nariz, luego quitó un poco sus manos del rostro para ver si sangraba. --Agh... Duele un poco. ¡Oh no! ¡Está sangrando! Ahora no podré ir con el sabio pervertido.
Nami se molestó levemente. Bueno, se estaba disculpando, no necesitaba que le recordara lo mala que había sido por patear la lata directamente a su rostro.
--Ven aquí, no seas llorón. ¡Déjame ver!-insistió forzando al rubio a quitarse las manos del rostro, luego de eso soltó un bufido al ver que no había ocurrido nada. Ni siquiera una sola gota de sangre.
En su lugar había un gesto burlón. Lo cierto es que, para Naruto era muy raro ver a Nami preocupada por algo, así que quiso aprovechar para burlarse un poco de ella.
--¡JA JA! ¡Debiste ver tu cara! Estoy bien, no pasó nada. Sabes que soy fuerte... ¡AY! ¿¡Y ESO POR QUÉ!?
Nami le pellizcó el brazo, claramente bastante molesta por haber sido tomada del pelo así. Esas cosas no eran bromas, además, eso sólo la hizo sentirse avergonzada.
--¿¡Cómo te atreves a mentir con eso!? Eres un idiota.-se cruzó de brazos, luego suspiró y sonrió de lado.--Te lo mereces por mentiroso.
--Al final el que terminó más golpeado fui yo.-se quejó aún acariciando esa parte lastimada de la piel en su brazo que Nami pellizcó.--¿Qué haces afuera? Pensé que tú y Neji irían a esa misión importante de la abuela Tsunade. Yo quería ir pero me dijo que ya estaban llenos.
Nami descruzó sus brazos, procediendo a apoyarse en su cadera aún mirando a Naruto con una ceja levantada, como si lo estuviese escaneando mientras escuchaba su pregunta.
--Bueno, tú lo dijiste. Estaban llenos.-le respondió en tono calmado, aunque debía admitir que le indignaba un poco saber que fácilmente estaría en una misión ahora, de no ser porque el cliente no podía pagarle a un ninja más. Igual era entendible, pero no quería pensar en ello.--¿Tú a donde vas? ¿Entrenarás con el viejo Jiraiya?
Naruto negó en respuesta a su pregunta, luego sonrió alegremente y se bajó un poco el cierre de su chaleco, Nami levantó las cejas con cierta sorpresa, pensando en cualquier cosa, menos un sobre con ramen instantáneo, con la leyenda de "edición limitada" en su papel de etiqueta. Fue entonces que Nami relajó su ceño y entendió todo, iba a casa a almorzar seguramente.
--Ah. Ya veo.-dijo, pensando en que la conversación acabaría ahí, así que se preparó para seguir de largo. Al menos eso creía ella hasta que Naruto la detuvo, así se pudo escuchar un rugido del estómago de Nami, pero ella decidió ignorar ese hecho.--¿Qué pasa?
--¿No has comido, o si? Bueno, traje mucho ramen.-sugirió el rubio, luego sonrió un poco.--Neji no está, así que supongo que comerás sola. Yo también suelo comer solo, así que ¿Por qué no vienes a mi casa y almorzamos juntos? Tengo un juego de cartas que podríamos usar luego de eso.
Ahora mismo no podía creer lo que estaba escuchando, mucho menos imaginar lo que estaba pasando. ¿Naruto la estaba invitando a almorzar? ¿Es en serio? Y no lo pensaba así por mal, o por querer rechazarlo, es sólo que, a ver, ¿Quién más aparte de Kai, Lee o Mei la han invitado a almorzar? Nadie, por eso sin dudas se le hacía raro. De hecho, casi le hacía sentirse conmovida... Le daba una extraña sensación de calidez en su pecho.
--Ammm...
--Lo siento. Acepto.-comentó la mayor, luego esbozó una corta sonrisa.--Suena bien. No me gusta mucho el ramen... Pero, si es edición limitada supongo que debe ser bueno. Sólo dime algo... ¿Por qué me invitaste a mí? Usualmente harías eso con Sakura pese a que siempre te rechace de mil y un formas.-soltó ella, sin una pizca de tacto, siendo altamente directa y diciéndolo como lo había pensado.
Naruto miró a Nami con los ojos chinitos, luego procedió a rascarse la sien mientras parecía pensar. Realmente no entendía porqué Nami le pedía una razón en particular para ello, y de hecho, no es como que tuviera una razón muy profunda, simplemente pensó que sería buena idea pasar tiempo con ella, quizá ser amigos.
Al final, cuando intentó responder, Nami negó con la cabeza y con un ademán le pidió silencio, luego la vio soltando una leve risita apenada.--Lo siento, lo hago de nuevo... Estoy sospechando. Ammm... ¿Por qué no mejor nos vamos ya? Se ve que tienes hambre.
Sin más, la mayor comenzó a caminar. Realmente no sabía Naruto no tardó en reír y en seguir a la más alta, adelantando sus pasos para ir a su lado y colocar los brazos detrás de su propia nuca. En eso, escuchó el estómago de Nami rugir más fuerte, inmediatamente la miró y lo único que Nami pudo hacer fue sonrojarse y apartar la mirada con mucha verguenza, lo cual, logró sacarle una carcajada al menor.
--A mí se me hace que quien está hambrienta eres tú.-señaló el rubio entre risas infantiles, tomándose su propio estómago. Pudo seguir burlándose, pero recibió un fuerte pellizco de parte de Nami, lo cual le hizo callar de inmediato.--Auch... Lo siento.
Nami giró los ojos mientras se cruzaba de brazos, luego se volvió a él y le sonrió un poco más, volviendo a caminar así, esperando a que la siguiera.
--Como sea. Apresúrate o me comeré todo el ramen que pueda.-le aseguró firmemente, volteando a verlo mientras caminaba, mostrando una sonrisa más cómplice y divertida. Luego volvió a ver el camino una vez Naruto le sonrió igualmente divertido.
--¡Nami Hyuga! ¿Me estás retando? ¡Ya veremos quien come más rápido su tazón!
Hola, wenas :D estoy de vuelta. Tenía este cap guardado y quería traerselos. He visto que a muchos les encanta ver este lado más humano de Nami, y créanme que yo también disfruto escribiéndolo jiji
Me alegra que les esté gustando como va, de nuevo, ya estamos en la recta final >:D pronto pasaremos a la Shippuden. A saber cómo haré con esa, pero algo se hará XD
En fin, al parecer tuve que descargar un mod de Wattpad para poder escribir desde el celular, ya que en la app oficial literalmente me es imposible siquiera meterme a la historia. Así que, ¡Bueno! Ni más.
Espero que les esté yendo muy bien mis queridos 🤍 los extrañé, y créanme los extraño, es que la universidad me mantiene ocupada pero aprovecho los descansos para estos y otros hobbies :'3
Intento actualizar lo más seguido que me da la cabeza.
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