🌻|Capítulo 76.|🌻
𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪
Capítulo 76.
“Viejo mañoso.”
Papeles bomba por toda la aldea, ¿Tenía que ser una broma, no? En primera, ¿Cómo Genno logró plantar todo eso en una noche? Y si es que pudo hacerlo en una noche, sería imposible. Por tanto, debió tomarse su tiempo, el tiempo que permaneció infiltrado en Konoha como un simple y humilde carpintero. Pero, aún así, era en serio una locura, es decir, ¿A caso estaban lidiando con un loco sociópata?
Bueno, no era momento de quejarse o algo más. Eso de pensar debían dejárselo a Shikamaru. Lo que quedaba ahora era ser discretos y desactivar los papeles bomba de una buena vez, cortando hilos. Sin embargo, estaban contrarreloj, porque si Genno seguía aún en la aldea, cabía la horrenda posibilidad de que se diera cuenta de los movimientos que estaban haciendo los demás, y aunque era baja, sería catastrófico si llegase a encontrar otra forma de conectar todo y hacerlo detonar.
Mientras Shikamaru le daba el reporte a Tsunade, la Hokage, los demás se encargaban de cortar los hilos, siendo cuidadosos de no llamar la atención de nadie, así no plantaban el pánico.
Kai y Meiko se fueron por su lado a desactivar papeles. Neji se quedó en otro para vigilar por momentos si observaba algún movimiento extraño de parte de alguien, o Genno, así evitaba que se diera cuenta o demás; Hinata estaba con Naruto, Kiba con Sakura, Shino con Tenten, y Rock Lee acompañó a Nami en la búsqueda de más papeles para desactivar.
Hasta ahora todo fluía con normalidad, y tranquilidad. Pero aún así era demasiada, e igual, Nami se había quedado con el mal sabor de boca por la reacción de su querido búho. Al parecer esa situación había sido demasiado para él; quería terminar esa misión pronto para buscarlo. Tan sólo esperaba que aún así estuviera bien. Se preguntaba a dónde iría, y eso la tenía algo ida.
—–¿Nami?
La voz de Lee la sacó de su ensimismamiento. La hizo parpadear y desactivar su byakugan. No se dio cuenta de que Lee ya había desactivado el papel bomba recién encontrado, cortando el hilo que lo conectaba a los otros, y que ya con eso ellos habían terminado con sus tareas en el lugar asignado. Dejó un suspiro salir y llevó la mano a su cabeza, sintiendo un leve mareo, pero aún así evitó moverse del lugar.
—–¿Qué pasa, Lee?—preguntó, volviendo a abrir los ojos tiempo después.—–Estoy bien, no te preocupes por mí... Solamente me preocupa que Shiba se haya ido así.—mencionó para tranquilizar a su amigo, luego volvió la mirada hacia él.—–No me mires con esa cara. Estoy bien.
—–Estás nerviosa.—comentó, haciendo que Nami dejara de hablar, y en su lugar simplemente recibió una silenciosa y muy mala mirada de parte de la Hyuga.—–No te conozco tanto como Neji, al menos eso creo, pero te conozco lo suficiente como para notar tu humor. Y ahora, estás nerviosa. Sabes que no tienes que esconderlo conmigo... Sabes que yo nunca te voy a juzgar.
Nami volteó a mirar a varios lados, estando atenta y preocupada de que alguien conocido estuviese cerca escuchando. Luego miró a Lee con su ceño fruncido y la nariz arrugada, y sin más le hizo una señal de silencio, luego juntó las cejas y suspiró, levantando levemente sus manos en señal de rendición. Bueno, sí, tenía razón. Toda esa situación la tenía nerviosa, pero ahora se sentía más insegura sin la compañía de su querido búho a su lado. Necesitaba que todo esto terminara, sobre todo porque realmente no tenía ni idea de qué podría estar pasando ahora, y se sentía poco útil en estos momentos, porque, ¡Hey! Ella era lista, ¿Cierto? Sin embargo no sentía que le estaba haciendo honores a esa característica.
Entre tanto, Nami miró una bolsa en donde habían dejado todos los papeles bomba que ya habían desactivado desde antes. Tenían que llevárselo a Shikamaru, y luego ver si podrían ayudar en otro lado. Aparte, debía apurarse si quería escapar de esa situación con Lee, sería una buena excusa.
Se inclinó y tomó la bolsa, apartando la mirada del pelinegro, luego sonrió un poco, queriendo mostrarse calmada y mejor, pero quería irse de ahí pronto, esas preguntas de Lee la incomodaban, y aunque sabía que él no iba con esa intención, realmente no soportaba esa insistencia.
—–Creo que debemos ir a entregarle los papeles bomba recogidos a Tsunade-sama y los demás...—le dijo al colgarse la bolsa sobre el hombro.—–Yo iré y llevaré esto. Tú ve a ver cómo está Neji y si percibe movimientos extraños.
—–¿Estás segura de eso?—Lee ya sabía porqué Nami había tomado esa decisión. Pero, aún así prefirió no insistir más, de lo contrario podría ser maldecido por la Hyuga. Aunque, bueno, lo cierto es que Nami nunca podía enfadarse con Lee, al menos no por mucho tiempo, ella lo apreciaba mucho, como un hermano, al igual que a Tenten. Él lo sabía, incluso. Pero aún así, iba a ceder. Tan sólo esperaba que Nami no se dejara llevar por sus nervios, como siempre.—–Está bien, Nami. Iré entonces a ver cómo está Neji, pero sabes perfectamente que si me necesitas sólo tienes que gritar mi nombre y vendré a salvarte.—se señaló a sí mismo con el pulgar mientras la miraba seriamente, pero a la vez determinado.
Nami aguantó una risita, manteniendo su semblante serio, pero por dentro en serio no podía evitar reírse, no como burla o jocosa, pero es que Lee le daba mucha ternura, aparte agradecía mucho que siempre quisiera cuidarla, pese a que él reconocía y sabía lo terca que era, además de orgullosa.
Ese orgullo a veces era un problema, pero para la amistad de Lee y Nami no.
La Hyuga no pudo reírse, pero sí suspirar, acomodando nuevamente la bolsa en su hombro. Luego se acercó a Lee y le dio un golpecito en la nariz, manteniendo una sonrisa ladina.
—–Deja de preocuparte por mí. No seas un tonto.—le dijo como despedida, luego subió al techo de un salto, y sin mirar atrás se despidió, ahora tenía que buscar a la líder de la aldea.
Después de correr un rato por sobre los techos, Nami finalmente logró llegar a la oficina de Tsunade, encontrándose con el equipo de Ino, Choji y Shikamaru, estando a pocos pasos de entrar al edificio en donde vivía la Hokage y estaba su oficina. Llamó la atención del menor con sólo pisar el suelo, quien por cierto, también iba acompañado de Ino y Choji, su equipo y amigos. Nami no dijo nada al respecto, simplemente suspiró un poco y se cruzó de brazos, haciendo una leve mueca de desagrado.
—–Vine por si tienes otro trabajo para mí. Con Lee ya acabamos nuestro lado, y dejé la bolsa con los papeles con Kai.—comentó bajando la mirada a sus zapatos.—–¿Sabes? Creo que necesitamos más manos... Sólo hemos acabado nosotros tres, y Meiko no cuenta porque estaba con Kai. Nos va a tomar una eternidad desactivar todos y cada uno.
Aunque era cierto, ¿Qué podrían hacer? No quedaban otros shinobi en la aldea. Los demás estaban aún en la frontera, seguramente regresando porque la alarma de una invasión inminente era falsa, y los otros, por cierto pocos, estaban como estatuas vigilando el edificio de la Hokage y con lo mismo la aldea, aunque más a la Hokage.
Shikamaru se rascó la nuca, un poco desmotivado con todo el reporte que Nami le daba, pero aún así suspiró, dispuesto a explicar que igual tenía a dos personas más ayudando, o bueno, más bien impuestas por la misma Hokage. En resumidas cuentas, los sabios de la aldea, la pareja de ancianos que, para Tsunade, eran un poco molestos.
—–Entiendo... Lo mismo le dije a la Hokage, hace rato, y mandó a los sabios.—se interrumpió a sí mismo, viendo por encima del hombro de Nami que se aproximaban de nuevo.—–De hecho, ahí vienen. Espero que con buenas noticias... Es mejor ir entrando.
Nami asintió levemente. Ella no iba a entrar, ni tampoco a subir a ver a la Hokage, la verdad es que no sentía que podría hacer algo de provecho ahí, pero cuando estaba por irse, la mano de Ino la detuvo, así que bajó a mirarla, observando con confusión que la rubia la había alcanzado a tomar del brazo. No tardó en verla seriamente, esperando así una respuesta de su parte.
—–Oye, no me mires así.—susurró, dejando que Choji y Shikamaru se adelantaran.—–Escucha... Sé que es extraño que te lo pida yo. Pero Shikamaru nunca lo hará, él es un poco... Ammm...
Nami levantó una ceja y sonrió de lado, cruzándose de brazos.—–¿Un... Sexista insufrible? Si, y no un poco.—Ino no se interrumpió, siguió hablando, pero aún así asintió a lo que decía la Hyuga.
Es que no se podía negar, hay que aceptarlo. Y aunque Nami no se relacionaba mucho con Shikamaru, por esa misma razón, las paredes tienen oídos y, aparte, aunque fuera muy listo y cuanta cosa, hasta podría admitir que atractivo, el hecho de que se quejara todo el tiempo de las mujeres y resaltara lo fastidiosas que suelen ser para él en serio, le quitaba demasiados puntos.
—–Si. Lo es... Eh je je... Pero creo que es mejor que vengas, digo, creo que podrías ser de ayuda. Shikamaru necesita de alguien más con cerebro, y Neji, Shino... Están ocupados. Quizá podrías ayudarnos con alguna estrategia, por eso te conocían en la academia ¿O no? Ven con nosotros.—pidió sonriéndole, en parte esperando que la mayor se conmoviera con su “ternura”.—–¿Podrías por favor?
Tal parece que Ino sigue sin comprender, o más bien aceptar, que sus tácticas de seducción o para verse linda con los Hyuga, son completamente inútil.
—–Me conocen más por mi buena memoria que por eso. Generalmente invento los planes en la situación, o antes, igual depende.—ella se encogió de hombros.—–Pero está bien, no tengo nada que hacer, supongo.
Ino celebró por lo bajo tan pronto Nami comenzó a caminar hacia el interior del edificio. Así ya no sería la única chica aparte de Tsunade, además, sí pensaba que Nami en algo podría ayudar ahora. Sabía que Shikamaru tenía una sensación de que faltaba algo, ya lo había dicho antes, así que, quizá Nami podría ayudar al ver las cosas desde otra perspectiva.
Llegaron entonces con Tsunade, siendo seguidas por ambos ancianos, que traían de regreso los papeles bomba recogidos por ellos a ese lugar tan recóndito y, prácticamente abandonado al que la Hokage los envió. Ellos pusieron uno de los papeles recogidos sobre el escritorio de la rubia. Al ver ese papel con los sellos escritos en él, esa forma tan diferente de escribir un jutsu, pensó en seguida que no estaban tratando con una trampa mortal de ahora; en realidad, Genno, o quien sea que haya iniciado con eso, se tomó su tiempo en verdad.
—–Miren esto.—dijo al mostrar el papel, llamando la atención de los más jóvenes. Le pasó el papel bomba a Shikamaru, quien lo recibió y alzó una ceja, sin entender porqué necesitaba verlo.
—–Sí, se ve diferente a la escritura de un jutsu. Se ve raro.—espetó.—–¿Y qué?
Nami se asomó por sobre el hombro del menor, aprovechando que era más alta por unos aproximados de ocho centímetros, sólo le bastó con acercarse para ver ese papel y los sellos. Lo reconoció muy rápido, ya que recordó haberlo visto antes en, ya deben saberlo, un libro.
—–Esa era la forma de escribir jutsus hace tiempo, ¿No? Si mal no lo calculo... En la época de los primeros Hokages.—murmuró, dirigiendo la mirada hacia los dos ancianos, Koharu y Homura, quienes asintieron a su observación.
—–¿Cómo sabes eso?—preguntó Choji, un poco curioso.
—–Nami es un ratón de biblioteca, ¿O no? Hasta yo estoy impresionada.—mencionó Tsunade esta vez, levantándose de su asiento.—–Es así. Los jutsu se escribían así en esa época. Sorpresivamente, la mayoría de papeles bomba encontrados son de este viejo modelo, cómo este.
—–Y miren.—Shizune decidió entrar a la conversación, colocando un mapa sobre el escritorio de la Hokage, un mapa donde se mostraban la distribución de las bombas por la aldea.—–¿Lo notan? No están plantadas en los lugares residenciales más poblados, sin embargo, en áreas ya no habitadas de la aldea, hay montones de estos papeles.
—–¿Eh? ¿Por qué? Eso no tiene sentido, ¿O hay algo ahí?—cuestionó el Akimichi, abriendo un poco más los ojos.
—–Ahora nada. Pero hace tiempo iban a construir ahí un distrito comercial.—explicó Koharu, la anciana, con voz tranquila.—–Esto solo nos dice que la trampa no es de ahora.
Nami asintió, de nuevo queriendo hablar para decir su hipótesis, pero se quedó en silencio por un momento, queriendo volver a replantearla. Claro, es que desde hace minutos se lleva preguntando cómo es que ese sujeto, que ya es un anciano, pudo plantar todos esos papeles entre las paredes de muchas casas, edificios y demás, sin ser descubierto, aparte de que ¿Con qué tiempo? Choji tenía razón, no tenía sentido, así como tampoco tenía sentido que en lugares más habitados actualmente no estén, mientras que en sitios abandonados, sí.
Fue entonces que llegó a la conclusión de que esa trampa fue hecha hace mucho tiempo, desde un inicio, sin que nadie lo notara, sin que nadie supiera que en cualquier momento la aldea podría verse envuelta en una tragedia, una masacre que a lo mucho, no dejaría sobrevivientes.
Fue lo mismo que explicó Tsunade, robándole la oportunidad a Nami de hablar, pero, ¿Qué mas da? Le daba alivio saber que había descifrado todo eso sola, aunque nadie nunca podría saberlo. A excepción de ustedes que lo están leyendo.
Era un poco tonto que desde entonces nadie lo notara, pero ¿Cómo ver algo que no buscas? Es decir, ¿Quién podría imaginarse que la aldea estaría plagada de bombas dentro de las paredes de sus casas? Es que ni siendo loco podrías llegar a esa conclusión. Pero, ¿Hace treinta años? Vaya que el anciano estuvo ocupado.
Nami salió de sus pensamientos a la fuerza, cuando vio a Shikamaru correr fuera de la oficina. Se preguntaba qué estaba ocurriendo, pero cuando vio que Ino y Choji lo seguían, entonces decidió hacer lo mismo. Aunque, mejor aprovecharía esa oportunidad para alejarse de ellos, pensaba que era mejor volver con Kai y Mei, ahí no se sentía tan ajena como ahora. Mientras que los demás se fueron corriendo, Nami dejó la sala, ignorando por completo la mirada de los ancianos y Tsunade, y Shizune, la verdad le importaba menos, tenía que irse de ahí rápido.
O al menos eso quería. Tan pronto cerró la puerta detrás de ella y avanzó unos cuantos pasos, comenzó a escuchar que los ancianos y Tsunade estaban hablando de algo. No aguantó la curiosidad y retrocedió los pasos que dio, pegándose a la puerta, sin apoyarse lo suficiente como para abrirla, así podía escuchar con más claridad. No sabía por qué, pero, presentía que debía quedarse a escuchar ahí, presentía que era importante.
—–Lo más probable es que haya sido intención de Genno por redimirse, a él y a su aldea.—espetó la rubia, con voz seria y calmada.
—–¿La tierra de las montañas? ¿A qué se refiere?
—–No. No es esa aldea.—murmuró Tsunade.—–Ahora tiene sentido. Puede querer vengar a su aldea después de lo que ocurrió, la Aldea del demonio de calor...
Nami frunció su ceño y a su vez, arrugó la nariz. Nunca había escuchado de esa aldea, o al menos, no lo recuerda. Quizá nunca lo leyó, de lo contrario al menos percibiría esa sensación de que sí lo conoce, de algún lado, aunque no recordara. Ahora comprendía porqué quedarse ahí fue lo mejor, quizá podría ayudar de algo.
—–¿No la conoces?
—–No.—negó Shizune, aún estando muy confundida.
—–Eso es porque el libro bingo que trajiste especifica que Genno nació en la tierra de las montañas, pero en realidad es la aldea del demonio de calor en la tierra de las montañas.—aclaró Tsunade.
—–Esa aldea desapareció hace tiempo, por eso su nombre ya no se encuentra en la mayoría de los registros.
Nami se pegó un poco más a la puerta, queriendo escuchar con más claridad. Las cosas se ponían más interesantes ahora. Dejó de arrugar la nariz para tranquilizarse, abriendo ligeramente sus ojos de par en par, atendiendo a la historia de guerra que Tsunade usaba como explicación para su asistente y amiga, Shizune.
Konoha y esa aldea estaban en guerra, hasta que se les dio la oportunidad de poder atacar con un golpe fuerte, poniendo esa noche los puntos sobre las íes, pusieron la guerra a su favor como lo esperaban, y debilitaron sus fuerzas a montones, por supuesto, mucha gente murió en medio de ello.
—–Fue entonces que una semana después, mientras Konoha comenzaba a ser reconstruida y se contrataba gente de afuera para ayudar, el general de la Aldea del demonio de calor murió en un accidente, y la persona que tomó su lugar prefería la paz, entonces se aceptó un acuerdo de armisticio. Fue una larga guerra contra ellos, pero aunque la paz finalmente se había logrado con nosotros, dos semanas después a las reconstrucciones y al armisticio, la Aldea del Valle los atacó. Nadie sobrevivió entonces.—finalizó, antes de suspirar brevemente.—–Habían quedado muy débiles después de una larga guerra contra Konoha... Admito que fue un triste final.
Nami se acomodó esta vez sobre la pared, dejando salir un pesado suspiro y un "Cielos", luego de escuchar todo eso. De repente todo comenzaba a tener sentido. ¿Shikamaru había hablado de una carta de recomendación falsa antes, o no?
¿Qué tal si entonces, Genno, perteneciendo a esa aldea, en plena guerra, luego de que Konoha haya girado el tablero a su favor, haya decidido, o enviado, a hacer aquello? No se podía esperar que la aldea enemiga se quedase de brazos cruzados mientras Konoha se reconstruía luego de un ataque, y luego de haber acabado con casi todas las defensas de esa aldea del demonio por esa larga guerra, eran tiempos oscuros, y si el otro general no iba a dar su brazo a torcer entonces mucho menos se iba a esperar un cese al fuego, sería extraño. ¡Claro! era para desquitarse, era una venganza.
Pero entonces, Genno apareció con ese plan, moviéndose por la aldea libremente, plantando bombas y demás, esperando a sus compañeros. Compañeros que nunca llegaron porque mientras él estaba en Konoha jugando al carpintero, sucedía el ataque de la aldea del Valle, dándole un sangriento fin a todo.
Por Dios. Sentía que le dolía la cabeza. Jamás había experimentado tanto una epifanía acerca de un misterio como ahora.
Se llevó la mano a la frente, dejándose caer al suelo, deslizándose por la pared para quedarse sentada. ¿Ahora qué? Debía decirle a Shikamaru entonces, ¿Verdad?
—–Tsk. Maldición.—susurró, pero no se midió mucho y dio un golpe al suelo con su puño, notando que había hecho ruido y de repente las voces en la habitación de oficina de Tsunade cesaron. Esa era su señal, no sería bien visto que la vieran espiando, así que no tardó mucho en levantarse de ahí e irse, corriendo a la salida, hacia las escaleras, para saltar desde los escalones altos a otro techo y finalmente al suelo.—–Eso... Estuvo muy cerca.
Lo del dolor en la cabeza no era broma, de verdad se sentía algo mareada, era inusual, tanto, que comenzaba a fastidiarle la bandana en su frente. ¿Ahora qué demonios estaba ocurriendo? En serio no se sentía bien, ¿Pero por qué ahora? ¿Por qué en plena misión? ¿No podía esperarse a terminar para enfermarse y sentirse mal? ¡No era momento!
—–Ugh...—quizá fue por usar el byakugan por mucho tiempo y sin descanso. Prácticamente lleva usándolo todo lo que va del día, y en unos pocos minutos el sol estaría por alistarse para el atardecer y darle paso a la luna. Había olvidado que aún estaba algo enferma con el byakugan y su molesta cabeza, pero, de repente sentía que ya ni podía controlarlo.
Entonces de la nada, mientras se tomaba la cabeza y trataba de esconder sus quejidos al morderse la lengua, su byakugan se activó por sí solo. Si alguien estuviera acompañándola, podría ver que sus ojos perlados cambiaban a un amarillo más fuerte, como el sol, pero como si se tratara de un bombillo, titilaba de tal forma que no podía completarse esa "transformación". Soltando un bajo quejido, Nami se sacó la bandana de su frente, y finalmente el dolor cesó, pero su byakugan quedó activado, y entonces percibió en el monte donde estaban los rostros de los Hokages plasmados, que habían dos personas ahí.
Su byakugan se apagó sin aviso, y sacudiendo la cabeza se aproximó a recoger la bandana del suelo, estando muy confundida. Fue tan rápido que no pudo ver bien quiénes estaban ahí, pero, ¡A la mierda! tenía que ir y descubrirlo ya.
Así que, sin más, echó a correr, entrando rápidamente al monte Hokage, esperando antes un tiempo prudente para volver a activar el byakugan, en busca de quiénes demonios estaban ahí.
Se detuvo de un frenón cuando volvió a hacerlo. Su byakugan fue activado con facilidad, no se preocupen, esta vez ella lo hizo. Pero, se quedó completamente helada con lo que sus ojos estaban viendo ahora.
—–Su intención... No era plagar la aldea de bombas.—llevó una mano a cubrirse la boca, se sentía petrificada e indefensa, y lo peor es que no tenía la presencia de su hermano para calmarse.—–No puede ser...
El monte Hokage estaba repleto de más papeles bomba. ¿Peligroso? ¡Demasiado! Los rostros Hokage estaban puestos sobre un monte que prácticamente funcionaba como una especie de represa de arena, tierra y rocas. Si todo eso explotaba, la Aldea sería aplastada bajo todo eso, nadie lograría escapar, porque sería en cuestión de segundos. Konoha quedaría sepultada.
Ahora sí que le estaba preocupando esto. Pero, vamos Nami. ¿Es el momento, el lugar? No, no señora. ¡Tienes que moverte ahora!
—–¿Naruto?—murmuró, acercándose a las escaleras, yendo rápidamente hacia el lugar en donde había localizado al rubio, hablando aparentemente con el famoso anciano que los tenía corriendo de aquí para allá.—–Naruto y... ¡Genno!
Podía escuchar, a medida que se acercaba, a Naruto frustrado y molesto, reclamándole al anciano por todo lo que estaba por hacer, por cómo quería vengarse aunque haya pasado muchísimo tiempo desde lo ocurrido, por cómo podía ser tan egoísta y sínico.
Al llegar, disminuye sus pasos para no hacer ruido, quedándose escondida tras el muro, así no la verían llegar por la puerta. Hasta ahora, no podía intervenir. Si el monte Hokage estaba lleno de papeles bomba, y él podría hacerlo explotar, necesitaba primero averiguar cómo acercarse a él, y a la vez cómo proteger a Naruto de ello.
Los papeles en la aldea habían sido sólo un señuelo, eso todo ya estaba claro, pero ¿Qué podía hacer ahora? Sólo quedarse a escuchar al anciano explicarle a Naruto cada detalle de cómo con esa meseta, sería fácil desaparecer en un santiamén a Konoha.
Aparte, nadie pensaría en un ataque a los rostros Hokage, ¿Cierto?
Ese anciano era mucho más listo de lo que ella podría ser. Aunque ahora estaba enojada, le guardaba respeto por eso.
Creo que este será el último capítulo que publicaré por hoy. Sirve les dejo el suspenso MUAJAJAJAJAJA
Si les soy honesta, estoy un poco resfriada, así que, sí, me siento un poco mal físicamente JSAAJSAJASJ pero, al menos creo que no me impide el seguir escribiendo un par de capítulos más.
¡Recuerden que ya estamos en la recta final! Ha sido un placer para mí compartir tanto con todos ustedes <3
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