🌻|Capítulo 71.|🌻
𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪
Capítulo 71.
“Un nuevo guardián”
—–Buaaah...~
El chico estiró sus brazos con bastante pereza encima. Había tenido una mala noche. Tenía el cabello despeinado, la pijama desordenada, y un par de ojeras bajo sus ojos que se le notaban bastante, puesto que siendo él, era algo inusual, ya que siempre tenía una noche agradable y amanecía resplandeciente.
Al parecer esta noche reciente no había por ese sueño placentero que siempre tenía. Era algo extraño, pero bueno, una mala noche no iba a arruinar su día, él siempre empezaba con positivismo, aunque fuera un día nublado.
—–Agh... Parece que tuve una mala noche. —susurró con somnolencia, luego estiró sus brazos, haciendo que su espalda crujiera.—–Jmm... ¡Bueno, no importa! Eso no me dañará otro gran día.—soltó por último una risita.—–Wow, aparte de guapo, también soy crujiente.
Se levantó de su cama de un salto bastante hábil, luego volvió a estirarse. Hizo sus clásicos estiramientos de brazos, piernas y espalda, escuchando crujidos por doquier. Ahora esbozó una sonrisa contenta y sin más, se acercó a su espejo, haciendo una pose que marcaba su leve musculatura. Y como siempre, mostraba su sonrisa característica. Hoy finalmente podría pasar tiempo con Mei y Nami, fuera de una habitación que los retenía, además, iban a almorzar los cuatro, y digo cuatro, porque su maestra Rei también estaría allí. Había pasado tiempo desde que los cuatro volvían a estar juntos, y pasaban una tarde, además Kai amaba con todo su corazón a sus amigas y a su maestra; Kai siempre estuvo rodeado de mujeres y no presume de eso, más bien estaba contento de ello. Mujeres como su abuela, su madre, sus tres queridas hermanas menores, en casa de los Sakamoto hay poca testosterona. Aparte, tenía dos compañeras de equipo, a quienes ya considera como sus mejores amigas, y claro, su maestra que también es una mujer, las adora y agradece que estén con él y no lo dice por presumir, más bien lo dice porque se siente orgulloso de ello, y de ayudarlas, porque piensa que gracias a vivir rodeado de féminas, es un ser alegre, sensible y muy feliz, además de esforzarse siempre para ser un buen chico.
Soltó un suspiro al haber aliviado con los estiramientos la tensión de sus huesos y músculos, luego peinó un poco su cabello y se apartó del espejo para buscar una toalla. Estaba algo cansado por no haber dormido bien, pero creía firmemente que el día es lo que tú haces de él, así que iba a seguir viendo el día con la mejor cara.
—–Aparte de guapo, soy crujiente.—bromeó consigo y se halagaba a sí mismo, así procuraba levantar su ánimo. Luego alzó la mirada, observando hacia el reloj en su pared.—–¡Oh! Demonios, se me hace tarde.
Caminó hasta la puerta de su habitación, saliendo de esta, luego se fue en dirección al baño. Podía sentir el rico aroma de la comida que su abuela estaba preparando para el desayuno de toda esa gran familia. A veces Kai se preguntaba como era posible que esa señora mayor todavía conservara la energía suficiente como para hacer de todo.
—––Buenos días, abuela.—saludó el castaño, acercándose a la mujer mayor, luego le dio un beso en su mejilla.—–¿Cómo durmió la...?—se interrumpió a sí mismo para contar con sus dedos, haciendo un cálculo.—–¿Cómo durmió una de las mujeres más importantes en mi vida?
La mayor sonrió enternecida como siempre, pero no separó sus manos de lo que estaba haciendo, concentrada en revolver eficientemente la comida en la olla. De lo contrario el desayuno se podría echar a perder, y no quería eso.
—–Estamos bien. Tu madre te necesita en la tienda, quiere que vayas a entregar un par de pedidos. Así que espera al desayuno, luego te vas.—le advirtió la mujer canosa, sonriendo muy amablemente.—–Ya después, puedes hacer lo que se te antoje, tu padre ya regresa de viaje esta tarde, así que ya él ayudará.
Kai asintió con seriedad, tomándose muy en serio las palabras de su abuela. Nunca negaría la oportunidad de ayudar a alguien, mucho menos si eso se trataba también de su madre o su abuela, o sus hermanas.
—–Muy bien, abuela. ¡Entendido! pondré los platos para que no tengas que agacharte.
—–Muchas gracias, cariño.
Después de desayunar, Kai se dispuso a hacer lo que su abuela y su madre le habían pedido. Los padres de Kai eran los dueños de una tienda en donde se reparaban armas ninja, e incluso él se encargaba de hacerles mejoras por un precio extra, pero afortunadamente a la familia Sakamoto le iba muy, muy bien en ese negocio. Kai ahora estaba por dirigirse a su destino, donde debía entregar un par de shurikens y kunais afilados y mejorados a su respectivo dueño. Pasó su mano por su cabello para peinarlo un poco, luego bajó la mirada, viendo a sus manos, pues en un papel que estas agarraban estaba plasmada la dirección de su destino.
Acomodó la mochila en donde cargaba las armas sobre su hombro izquierdo y la entrelazó hacia el lado derecho, luego sin más, pegó un salto muy hábil a un techo de los edificios de la aldea, comenzando a correr desde ahí.
Esperaba hacer la entrega lo más rápido posible, ya que, entre más rápido terminara con el trabajo que le pidieron, más pronto podría ir a buscar a sus amigas. La cosa era que la zona a la que debía realizar la entrega era un poco lejos de su casa, pero viéndole como siempre el lado positivo a las cosas, Kai esperaba entrenar un poco su físico con esa corrida.
Para él, llueva o truene, seguiría siendo un muy buen día.
Mientras tanto, dejemos a Kai hacer la entrega tranquilo, si mal no recuerdo en el capítulo anterior nos habíamos quedado en algo pendiente, algo que seguramente ustedes esperan que revele pronto ¿Quién será el guardián animal de Kai? El lagarto que estaba destinado a serlo resultó estar muerto, pero Shiba y Kuro sabían que él no podría quedar sin guardián, conocían que el destino haría lo posible para traer de vuelta a un guardián y no dejar al castaño desamparado.
Pero no se esperaban para nada lo que estaba por emerger de ese lago mágico en el que estos mismos renacían o recargaban fuerzas.
Shiba se bamboleó un poco, así podía girarse completamente en dirección al ruido burbujeante detrás de ellos. Él y Kuro, el gatito de Meiko y su guardián, habían acudido a esa cueva misteriosa y mágica, que es mucho más antigua de lo que parece, pero en donde apenas entrar sientes una extraña sensación pacífica, que a la vez es un poco inquietante, después de todo los humanos no estamos acostumbrados a tanto silencio.
Ambos estaban ahí con un objetivo, realizar un ritual de resurrección, o, de invocación para un nuevo guardián. No podían permitirse dejar a Kai sin un guardián, el trabajo de contener a los fantasmas dentro de sus amos era demasiado agotador para ellos dos solos, es por eso que necesitaban de un más, así completaban el equipo. Ambos estaban parados sobre las rocas en medio de una pequeña laguna poco profunda en esa misma cueva, la cual serviría como un portal para que un nuevo guardián escuchara su llamado.
Después de todo, necesitaban ayuda.
Unas marcas azules en las plumas de Shiba, que a simple vista no se logran ver, comenzaron a brillar, al igual que sus ojos, tenía en sus alas pequeños dibujos, parecidos a una lunas y soles, los dos juntos, simulando una especie de eclipse. Kuro no se quedaría atrás, en su frente aparecería una especie de sol intenso, marca que como las de Shiba, brillarían también. Era como una especie de corona en su cabeza. Ambos podían escuchar como el agua de ese lago comenzaba a levantarse y a rodearlos, estaban escuchando sus palabras, significa que serían ayudados.
El efecto mágico terminó de pronto, Shiba y Kuro suspiraron. Invocar a su mundo de guardianes y comunicarse con ellos era más agotador de lo que recordaban. Esperaban de corazón que ese esfuerzo hubiera valido la pena.
—–¿Crees que funcionó?—cuestionó Kuro, apoyándose en sus patas delanteras, mientras tenía su lengua afuera, y sudaba un poco. Shiba se peinaba las plumas tratando de tranquilizarse, ambos tenían que volver a acostumbrarse a ello, llevaban años sin hacerlo.—–Más nos vale que haya funcionado.
—–Estamos viejos para ésto.—replicó Shiba con cansancio, luego peinó finalmente sus plumas.—–Tenemos que esperar a que nuestro mensaje sea respondido...
Ambos se quedaron en silencio, estando atentos a cualquier sonido. Debían esperar con mucha paciencia para escuchar, esperaban de verdad que pudieran volver a ser tres guardianes de nuevo, la vida sería más fácil entonces.
El tiempo pasó más lento de lo que esperaban. De hecho el hambre ya les empezaba a molestar, extrañaban estar con sus amorosas dueñas, y comenzaban a hacer frío. El búho suspiró con pesadez, el gato le siguió el suspiro, estaban tan aburridos que comenzaban a perder las esperanzas de que su plan daría frutos.
Fue entonces que sucedió lo que ya les había comentado.
El agua del lago comenzó a burbujear, rodeando las tres rocas en donde dos de ellas, Shiba y Kuro estaban postrados, esperando. Al escuchar aquello entre el silencio, los dos encendieron las alertas. El gato levantó sus orejas y Shiba acomodó sus plumas, luego se giró hacia el sonido, bamboleándose como un pinguino. Kuro simplemente observaba de reojo.
En el agua comenzaba a formarse un par de hondas, como si algo fuera a emerger de ella. Ambos se apresuraron a pensar, ¿Cómo sería ese nuevo guardián? Fuera como fuera, esperaban principalmente a que fuera agradable. Es ahí cuando ambos se mostraron altamente sorprendidos cuando una criatura rosada, una especie de anfibio, asomó la cabeza. Sus ojos oscuros y su sonrisa tierna y divertida observaba a los dos animales sobre las rocas, parpadeando un poco.
Shiha reconoció que tipo de anima era, ya lo había notado,
—–¡Saludos, nuevos amigos al fin!—exclamó alegre. Tenía una voz femenina, lo que indicaba ante los dos machos que se trataba de una hembra.—–¡Estoy muy emocionada por trabajar con ustedes!
Shiba no tardó en saludar a aquella criatura. La reconoció de inmediato, él ya había visto su apariencia en uno de los libros que Nami solía leer. A veces él leía cuando su dueña no estaba, le gustaba mucho pasar el rato, gracias a ello era muy inteligente y sabio.
—–¡Oh! Que bien, ¡Fuimos escuchados! Muchas gracias, espíritus maestros.—susurró lo último mientras juntaba sus alas, simulando un rezo.—–Tú debes ser la nueva recluta. Es un placer en conocerte, mi nombre es Shiba, soy el primer guardián. Y mi compañero el gato es...
De golpe fue interrumpido por un fuerte maullido/chillido, no hará falta explicar de qué animar provino aquel sonido tan desgarrador ¿Cierto? Pero, vamos ¿Qué le pasaba? ¿Por qué gritaba así ahora? Al parecer, Kuro no se había tomado tan sencilla la llegada de esa criatura como Shiba, incluso se veía asustado. Jamás en su larga vida había visto un animal tan raro. Shiba lo miraba mientras levantaba una ceja. Claro para el búho era normal pero, para el gato, ver un animal con piel rosada y como babosa o escamosa, con cosas en la cabeza y un par de ojos oscuros que contrastaban aquella sonrisa larga que iba literalmente de oreja a oreja, era un aspecto sin dudas aterrador.
Era algo gracioso, ya que se supone Kuro pertenecía a un fantasma extremamente sádico, es decir, a lo largo de su vida eterna, ese gato ha presenciado muertes desagradables, ¿Pero le asusta una criatura más pequeña que él?
Bueno, ¿Cómo podemos juzgarlo? Somos humanos y le tenemos miedo a las cucarachas o arañas. O como Miss, que le teme a literalmente cualquier insecto, en serio.
—–¿¡Qué demonios sagrados eres tú!? ¡Pedimos un animal guardián, no un alien! ¿¡DE QUÉ PLANETA VIENES, COSA!—exigió saber Kuro, mientras intentaba con esmero alejarse lo más posible de la nueva guardiana.
Shiba le miró con pena ajena, por lo que giró su cabeza a ver a la ajolote y suspiró antes de murmurar un "Disculpa", estaba bastante avergonzado por esa extraña actitud del gato. La ajolote parpadeó lentamente para hidratar sus ojos, luego se metió al agua para nadar. Sacó la cabeza para poder hablar, dedicándole una sonrisa a Shiba, con ello le diría que estaba bien.
—–Nah, tranquilo. Sé que pronto nos llevaremos bien.—dijo alegremente, comenzando a nadar.—–¡Diganme! ¿De quien voy a ser guardián? ¿Es una niña, es un niño, es un hombre, una anciana?
—–Bueno, ya que insistes por información, no te preocupes, nos encargaremos de que estés totalmente en sintonía. Pero tú tendrás que averiguar como acercarte a tu futuro dueño. Así como todos.
Kuro seguía apartado en su roca, con su cola recogida y su espalda un poco arqueada, viendo con desagrado a la chica ajolote. Bueno, no podía permanecer alejado todo el tiempo, se supone que era equipo con esos imbéciles ahora, no podía hacer más, no había remedio. Así que, tomaría fuerzas, pero trataría de estar un poco alejado de esa "Cosa", como desde ahora iba a apodarla.
—–Por cierto. ¿Cuál es mi nombre? Ustedes dos se llaman Kuro y Shiba. ¡Yo quiero un nombre igual de bonito!
Al parecer, esa ajolote era la menor de los tres animales. Tenía una actitud muy agradable, pero a la vez era algo infantil, lo que denotaba su corta edad. De igual manera, a Shiba le alegraba que se mostrara tan dispuesta desde el principio.
—–Oh, ¿Tu nombre? Lo siento. No podemos dartelo nosotros. Tu futuro dueño debe ser quien te bautice. Sólo así se forma un contrato con un guardián animal.—explicó el búho en tono amable. En un momento extendió sus alas, y sin más comenzó a sobrevolar por sobre las cabezas de los otros dos animales.—–¡No perdamos el tiempo! Te contaremos en el camino sobre el chico.
—–¡Muy bien!
La ajolote se encerró a sí misma en una pequeña capa de agua transparente sobre su cuerpo, que ni se notaba. Podría estar fuera del agua, pero igual necesitaba mantenerse fresca. Ella estaba muy emocionada por conocer al chico o chico que cuidaría, realmente, ser ahora una guardiana animal la hacia sentirse importante, desde que era tan sólo una cosita de energía mística, soñaba con proteger a sus futuros amigos y ser guardiana algún día, esa era su misión.
El gato Kuro simplemente dio un salto hasta tocar la tierra fuera de esa laguna, y bueno, así los tres emprendieron viaje de regreso a Konoha, pero mientras, Shiba y este recién mencionado pondrían al corriente a la chica nueva.
Como Kai siempre ha sido un joven obediente con su madre, y básicamente también porque no quería despertar la furia de su abuela si no hacía caso a una orden, fue rápidamente a llevar las entregas de un par de shuriken recién afiladas y pulidas al cliente, se puso un poco pesado ya que como siempre, Kai cobró el envío, y dentro de las indicaciones estaba apartada la entrega al domicilio, por lo que, no hizo nada malo, pero el tipo se puso algo pesado; fuera de eso, no ocurrió nada más, al final Kai obtuvo el dinero.
Ahora mismo estaba de regreso a casa, ya estaba cerca, tanto que podía verla desde su posición. Le alegraba volver, ya había cumplido con sus obligaciones, por lo que ya podría irse a entrenar o a pasear con sus amigas. La cosa es, que se detuvo de una vez apenas vio dos siluetas conocidas acercándose a tocar la puerta. No se esperó a ver a a ese par de chicas conocidas esperándolo afuera de su casa. Vaya que ha pasado algo de tiempo desde la última vez que Nami y Meiko se presentaron frente a la casa de Kai para ir a recogerlo, de hecho ahora que lo recordaba bien, sólo ocurrió el primer año que pasaron como equipo. Pero bueno, el pasado no importaba ahora, lo que importaba es que sus amigas estaban ahí esperándolo, era un gran detalle, y eso causó que el castaño sin dudas se emocionara mucho.
—–¡Mei Mei! ¡Nami!— exclamó levantando su brazo, buscando con eso llamar la atención de las dos chicas.
Meiko inmediatamente se giró ante la voz, Nami ya había entrado a la casa, pero se regresó al notar de inmediato que Meiko no entraba. Observó a Kai acercarse rápidamente a ellas, la Hyuga cruzó sus brazos y Kai finalmente dejó de correr, viendo a las dos chicas con emoción y alegría, como siempre.
—–Hola Kai.— saludó la albina alegremente también, teniendo en sus labios una minúscula sonrisa. —–¿Dormiste bien?
—–Sí, dormí muy bien. — dijo con una sonrisa, acercándose a intentar abrazarlas a las dos, pero sólo alcanzó a Meiko ya que Nami sin dudas se apartó de él como si sólo se tratara de una sombra. Eso dejó a Kai y Meiko envueltos, lo que causó que ambos se sonrojaran por ello.
Bueno, ahora Nami había logrado dos cosas: la primera, juntar más a sus dos mejores amigos y, la segunda, escapar de que le rompieran las costillas ya que Kai al abrazar vaya que se tomaba en serio el estilo de "abrazo de oso" Era una locura.
Mei y Kai se separaron dentro de unos momentos, bastante apenados y sonrojados por haberse abrazado así, ambos reprendieron a Nami por no aceptar el abrazo de Kai, pero como sabían igual que un regaño de parte de cualquiera que no fuera Neji a ella la traía sin cuidado, lo dejaron pasar.
Entraron a la casa del castaño, topándose con que las tres niñas que Kai tenía como hermanas menores estaban en la mesa desayunando, la abuela de Kai había preparado además un plato con galletas para que ellos se lo llevaran, así tenían algo que merendar para después del entrenamiento, y después de saludar a la familia del castaño, nuestros tres queridos amigos se desplazaron a su lugar de entrenamiento en lo profundo de un bosque, lejos de la ciudad.
Pronto comenzarían a entrenar entre sí, primero tendrían que organizar un poco el lugar, ya saben, colgar los muñecos de lucha y esas cosas. Los tres estaban contentos de que al fin todo estuviera regresando a la normalidad, ya que aún no se explicaban porqué los habían querido separar en un principio, pero como he dicho antes, pasado pisado ¿Sí o no, mi gente?
Los tres se aseguraron de que sus músculos se sintieran bien, realizaron una buena sesión de estiramientos para estar completamente seguros de evitar algún esguince o dolores por un mal movimiento, o alguna lesión en sus músculos, lo último que buscaban era que alguno saliera lastimado de una forma tan tonta.
Sin más, los tres procedieron a hacer lo suyo, cada uno en su mundo, pero disfrutando de la presencia que el otro brindaba, se sentían acompañados. Eso era mucho mejor que entrenar solos.
Nami se fue a por las pesas, se recostó en el suelo bajo una, tenía la intención de levantarla sin más. Al ver lo que estaba por hacer, Kai, como siempre, se preocupó por el bienestar de Nami, por lo que decidió sin dudas aproximarse a serle de apoyo, no quería imaginarse una escena en la que Nami se sofocara por tener esa cosa aplastándola. Meiko mientras se acercaba al muñeco de lucha, ella también iba a mejorar unas cuantas técnicas en su combate de cuerpo a cuerpo.
—–Déjame ayudarte Nami.-
—–No.—se apresuró a negarse la Hyuga. Se preparaba para levantarla.—–Tú haz lo tuyo. Yo haré lo mío, no te preocupes por mí.
—–P-Pero se ve bastante pesada, Nami.—insistió el castaño, pero al ver que Nami se quedó en silencio, él suspiró un poco desanimado por no poder ayudarla y, sin más retrocedió para dejarla.
A él le gustaba ayudar, y entendía que Nami quería hacer las cosas sola, pero ¿Qué podría hacer él? Hace nuevos inventos y prepara armas en casa todo el tiempo, hacerlo también al entrenar ya comenzaba a aburrirlo. ¡Bueno! Permanecería positivo. Iba a practicar un poco de ninjutsu médico, así salía de la rutina y de paso estudiaba mucho más para sorprender así a Tsunade-sama.
Afortunadamente había guardado su equipo en su mochila. Los sacó todos y los organizó en frente de él, observando fijamente lo que estaba frente a él. Un pergamino con un sello, un pescado muerto envuelto en papel, sus dos manos y algo de chakra.
—–Bien... Ahora... Supongo que tengo que revivirte.—dijo mirando al pez que yacía sobre el pergamino.—–Bueno, espero que no sea muy difícil.
Ahora los tres estaban entrenando, cada quien en su mundo, pero disfrutando de la compañía del otro. Bueno, era mucho mejor que entrenar sólo, al menos con ellos tres se escuchaban algunos ruidos de fondo.
A Nami le dolían los brazos y piernas por levantar tanto peso, sin dudas iba a necesitar algo de ayuda para regresar a casa. Meiko estaba que dormía de pie, se había agotado demasiado golpeando ese saco, sin mencionar que seguramente tenía arena hasta en los calzones. Ambas eestaban igual de agotadas, y de hecho, querían irse ya. Estaba atardeciendo, pronto oscurecería, dando paso a la hora de cenar y de dormir, y ambas tenían personas que las esperaban en casa, incluso Kai también tenía que volver, ya que sabía que su abuela odiaba cuando él se perdía la cena, pero no podían convencerlo, él se rehusaba a irse aún.
Estaba bastante obstinado, y de hecho, era muy raro ver a Kai así.
Él había logrado revivir al pez varias veces, pero el verdadero chiste de ese reto era mantenerlo con vida. Sólo sanaba su corazón por unos cuantos segundos pero, no podía regresarlo completamente a la vida, lo cual le frustraba, pero no quería rendirse aún , quería aprovechar el poco de chakra que tenía para seguir intentándolo.
—–¿Kai?—llamó Meiko. Ella y Nami observaban al castaño esforzarse todavía, ambas algo preocupadas por él.—–Kai, parece que te vas a desmayar.—susurró juntando sus propias manos.—–Deberíamos irnos.
—–Si gustan pueden irse ustedes, chicas.—espetó sin más el mencionado, aún concentrado.—–No me iré de aquí hasta que logre revivir a este pez... Tengo que lograrlo.
—–Qué tipo.—susurró Meiko, algo frustrada por no poder convencerlo.
Nami suspiró con pesadez, realmente no tenía caso, pero era obvio que ambas no iban a dejar solo a Kai, si habían llegado juntos también tenían que regresar juntos. Aunque llevaban buen tiempo esperándolo, ambas decidieron quedarse al notar que esta vez , el pez que Kai intentaba revivir, comenzaba a moverse con más fluidez. Meiko sonrió con un brillo de emoción, señalando al animal, llamó la atención de los dos.
—–Espera... ¡Miren!—señaló, de inmediato los otros dos mostraban un brillo de emoción en sus ojos.
Kai no pudo evitar sonreír igual de emocionado, pero Nami le recordó con firmeza que se concentrara, aún no había acabado el entrenamiento. De ahí, ambas estaban expectantes.
—–Shh... Concéntrate.—indicó de nuevo la mayor del equipo, apretando ambos puños a su vez, bastante emocionada.
De la nada comenzó a moverse más bruscamente, daba a entender que lo que Kai hacía estaba funcionando. De repente intentaba brincar, ¡Había revivido! Una alegría completa para los tres, pero por supuesto, mucho más para Kai. Mei estaba por usar ese momento para abrazarlo, iba a aprovechar, pero Nami la agarró del brazo, negando con la cabeza.
—–¡No te quedes celebrando Kai, llévalo al agua!
Cerca de donde estaban había un lago cerca, era una oportunidad, regresaría a ese pez a su hogar, como lo merecía. Nami y Meiko se apresuraron con él al lago, en donde finalmente el pez sintió el agua fría correr por sus escamas. Kai cayó de rodillas a la orilla, apoyó sus manos sobre el suelo y sin más comenzó a llorar de la emoción, lanzando al cielo un grito de victoria. A él le daba igual si Nami después se burlaba un poco, él era un chico sensible, para nada tenía una masculinidad frágil. Después de tanto esfuerzo lo había logrado, ¡Tsunade-sama iba a estar muy impresionada!
Recibió como premio un beso en la mejilla de parte de Meiko, mientras que de parte de Nami un par de palmadas en la cabeza; con ello ya podrían irse de vuelta a casa.
Nami y Meiko se habían adelantado, no se irían sin él, pero recogerían las cosas para llevarlas a sus hogares como siempre, mientras, Kai se quedó lavándose la cara. Dios, se sentía realmente feliz por haberlo logrado finalmente, tenía que admitir que estaba muy cansado, pero al menos ahora podría dormir y eso le serviría para recuperar parte de su chakra perdido en ese entrenamiento.
Bueno, ver el rostro orgulloso de Tsunade, a sus amigas celebrando igual que él,y contarle todo ello a su maestra Rei, a sus hermanas y resto de su familia lo valía. Quería verlos a todos orgullosos de él, pero más que todo, sabía que esas miradas de alegría serán aquellas que él deberá proteger, deberá luchar por mantenerlos así.
A fin de cuentas para algo se quería hacer ninja médico, quería ayudarlos a todos y a muchos más. Ya sabemos que a Kai le fascina ayudar.
—–Uh...
Cuando quitó sus manos del rostro, notó que algo le caminó por sobre las piernas y se quedó ahí parado, por lo que con curiosidad bajó la mirada, notando a aquello que se le había acercado.
—¿Qué?— cuestionó, viendo curioso a ese animal.—¡Oh! ¡Eres muy lindo...! Y que color tan extraño... Nunca te había visto. Creo que Nami-chan debe saber qué eres. Pero creo que habrá que esperar hasta mañana.
Lo cargó en sus brazos, quería verlo más de cerca, pero ese extraño y rosado animal era una de las cosas más adorables que había visto a lo largo de toda su vida. Y también era super extraño, lo que lo hacía sin dudas más especial. Era un poco gelatinoso, pero tenía una cara tan tierna que le encantaba, quería llevárselo, no obstante, no sabía bien si el animal dependía del agua para sobrevivir, además estaba mal sacar a las especies de su lugar de origen, eso sólo le causarían problemas a aquellos animalitos. Era mejor dejarlo ahí y traer a Nami al día siguiente, o él mismo podría buscarlo en libros.
—–Bueno, lo siento amiguito. Pero tendré que venir mañana a verte.— Kai hacia lo posible por alejarse, pero cuando se levantó después de dejar al animalito en el suelo, éste lo siguió arrastrándose por la arena. —–Oh. ¡Espera, no puedes seguirme! Además en casa no hay espacio para otra boca, ¡Ya hay muchas que alimentar!...
Kai no sabía que ese animal era más especial de lo que él pensaba. De por sí ya le resultaba raro que lo estuviera siguiendo de esa forma, y encima su persistencia, pero aún así, la posibilidad de que ese animal fuera más que sólo un simple ajolote no estaba considerada por él, a veces se guiaba también por la lógica ¿Saben?
—–Vamos. Esperame hasta mañana.
Al final, Kai tuvo una idea.
—Bien... Parece que no te vas a rendir. Así que, aunque no puedo llevarte conmigo, te dejaré algo para que sepas que regresaré.—comentó. De hecho, no sabía bien sí ese animal podía entenderle, pero, al parecer lo hacía, ya que lo seguía con la mirada y le mostraba una sonrisa.
Aunque a lo mejor era el cansancio y ya estaba viendo cosas que ni al caso.
—–Ten.— se agachó sobre sus cuclillas, sacando de uno de sus bolsillos un listón. Era lo suficientemente ligero para que el animal no se sintiera incómodo, con ello podía marcarlo. Tomó al animal con cuidado y le ató el listón en una de sus patitas, no lo ajustó mucho, pero esperaba que no se perdiera con el agua. —–Vendré a verte mañana, cuando sepa bien qué eres. Hasta entonces amiguito.
—–¡Kaaaai! ¡Ya vámonos, ya Meiko tiene hambre y sabes cómo se pone!— a lo lejos se escuchó la voz de Nami, insistiendo claro, en que debían irse ya.
Kai gritó un “¡Ya voy!” en respuesta, luego sin más se despidió del pequeño animal, comenzando a caminar sobre sus pasos para volver con sus amigas. Realmente le parecía curioso , pero en serio iba a volver al día siguiente para ver a ese nuevo amigo.
Era extraño describirlo, pero, cuando lo vio a los ojos y este le sonrió sintió una pequeña conexión extraña. Bueno, quizá tanto entrenamiento lo estaba volviendo loco ¿Verdad? A lo mejor y era eso.
Pero era lo que él pensaba, más no sabía que él y ese animalito tan bonito iban a estar más relacionados que nunca. Así como tampoco sabía que estaba siendo observado por otros dos animales, un búho y un gato.
Que supongo ya no hace falta presentarlos.
—Bueno, creo que nuestro trabajo está hecho. Con ello los amos van a dormir por un buen pero buen rato.— comentó muy orgulloso y tranquilo el búho, que tenía sus alas recogidas.
—–También firmó el contrato con ella... Le puso una marca.—agregó el gato, quien después se estiró con pereza.—–Fue el más rápido, ¿Verdad?
—–Así es, Meiko-sama casi te aplasta.—burló el búho, viendo a su compañero con una sonrisa burlona.
—–Lo sé. —gruñó Kuro. —–De todas las personas a las que he podido asistir, me toca una preadolescente supersticiosa con un irracional temor al color negro.—espetó.—–Pero bueno... Es muy buena cepillando el pelaje. Y también cuando duerme me hace sentir calentito. Supongo que todos tienen cosas buenas y malas.
Observó al búho quien asentía, a modo de despedida por la ajolote. Ella ya los había visto, era mágica después de todo. Se estaba despidiendo, ya que volvería a ese lago a nadar un poco y a dormir, mañana volvería a ver a su amo, por lo cual, estaba bastante emocionada y quería conservar energías.
Al sentir la mirada sobre él, Shiba se giró a ver al gato, luego levantó una ceja.
—–¿Qué?
—–Quería preguntar. Tú fuiste el primero de nosotros tres en aparecerse.
¿Que tal es Nami-sama como dueña?— a veces le sorprendía lo leal que podía ser Shiba.—–Con la antigua ama, Hatsu-sama, no eras tan sobreprotector. En cambio, con Nami-sama, siempre la estás observando y cuidando. ¿Por qué son diferentes?
—–¿En serio lo preguntas?—cuestionó. El gato respondió en respuesta.—–Pensé que era obvio... Cuando pacté un contrato con Hatsu-sama fue muy diferente a Nami-sama. Hatsu-sama estaba más interesada en el poder y en cómo podría servirle... La verdad no fue mala dueña, cuidó de mí y le estoy muy agradecido... Sin embargo, Nami-sama me encontró en un estado vergonzoso, herido y estaba hambriento. Aún así, y aunque rompió las reglas de su clan de no se permiten animales, ella misma sanó mis heridas, me dio de comer, de beber, incluso quiso liberarme y, en ninguna ocasión me metió en una jaula.—comentó.—–Siendo honesto, Hatsu-sama tiene mi respeto... Pero Nami-sama... Tiene mi total lealtad y cariño. Haré lo que sea para que no le pase nada.
La brisa sopló, causando que las hojas de los árboles, algunas de sus plumas y el pelaje del gato se movieran con ella. Kuro estornudó por ahora de frío, pero le dio poca atención a ello. En lugar de eso, prefirió comentar y seguir la conversación con Shiba.
—–Eso fue tan cursi... —se quejó un poco, pero luego rió levemente.—–Bueno, digo lo mismo. Meiko-sama es mucho mejor que mi antigua dueña... Pero, eso no importa ahora... Estoy seguro de que Nami-sama debe sentir lo mismo con respecto a ti, búho.
—–Eso lo sé.—comentó.—–Entre tanto, espero que la nueva recluta logre forjar un vínculo así de fuerte con Kai-sama... Así las cosas serán mucho más fáciles para el momento del despertar...
El gato asintió en respuesta, estando de acuerdo con él.
—–Sí. Tienes razón...
📍Hola hola Chikibeis, aquí Miss reportándose con un nuevo capítulo de unas 5300 palabras 💙 ¿Como han estado? Yo ya estoy de vacaciones uwu
Este semestre me fue muy bien, debo admitir que no entré mucho a wattpad, creo que hasta lo puedo contar con mis dedos, pero ¡Les traje como medio de disculpa un capítulo muy largo! Me pareció mejor que dividirlo a 2 partes.
Nos acercamos al final de este libro, ¿Están emocionad@s? ¡Diganme que tal han estado! Los extrañé mucho mis preciosos 💛
Espero que disfruten de este cap tanto como yo disfruté escribiéndolo. ¡Los quiero!
Buenas nalgas ;)
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