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🌻|Capítulo 69.|🌻

𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪
Capítulo 69.
“Viejos recuerdos”

Tras se ajetreado día, Nami logró sacar la bomba de calabaza del baño, con éxito. Pero sólo eso, ya que la segunda fase de esa misión fue (Que era al menos lanzarla al aire o dejarla lejos) , sin dudas, un total fracaso. Antes, por supuesto, ya había dejado al gatito con su dueña respectiva y, Shiba, su querido búho, estaba durmiendo en un árbol cerca a la casa de la Hyuga. Como en el clan Hyuga no se permitían mascotas, Shiba no tenía más opción que simplemente dormir ahí de incógnito, pero, ese no es el caso, el tema es que la bomba de calabaza había explotado cuando aún estaba en las manos de Nami. Ahora mismo, la menor (En comparación con Neji) estaba sufriendo. 

Ya podrán oír porqué. 

—–¡Ay! ¡AY, MI CABELLO, ESTÁS JALANDO MI CABELLO!— se quejó la hermana menor. 

Cada pasada que su hermano daba con el cepillo al peinar su cabello, era una extrema, lenta y dolorosa tortura. Su melena castaña, que ya había crecido un poco con el paso del tiempo desde que se lo cortaron en una batalla, estaba completamente enredada, con trozos de pulpa  y semillas de calabaza por doquier. Neji estaba haciendo lo posible para no lastimarla, pero le era casi imposible, ya que su cabello estaba muy, pero muy enredado. Tenía que hacer lo posible para rescatarlo, porque cortarlo más significaría la ruina para su querida hermana menor. 

—–Deja de llorar, ya casi termino con esta mitad. ¡Nadie te pidió que dejaras una bomba de calabaza en el baño!—exclamó el mayor, viendo a su hermana, o más bien a su reflejo en el espejo, mientras él mantenía el ceño fruncido.—–Agradece que al menos no hay que cortarlo, ¿O eso prefieres? Te ahorrarás todo el dolor. 

—–Si me cortas un solo mechón de cabello sin mi permiso, Neji, no me importa que seas mi hermano mayor.—le amenazó la Hyuga, viéndole con el ceño fruncido. 

Nami tenía los ojos algo aguados, a causa del dolor que le provocaban los tirones en el cabello,  aunque sabe que Neji no la lastimaba a propósito, aún así le dolía horriblemente. Ella estaba acostumbrada a que Neji peinara su cabello, pero los restos de calabaza hacían que el trabajo fuera complicado. 

—–¿Crees que estuvo bien preparar esa venganza tan infantil por algo que no hice?—le reclamó el mayor, en un tono seco, pero a la vez bastante tranquilo. No estaba molesto con ella, de hecho, se le hizo divertido porque así su hermana había obtenido una cucharada de su propio chocolate.—–A veces se te pasa la mano, de todas maneras espero que con esto aprendas a dejar de juzgar de primera... Me sorprende que en un enfrentamiento seas tan paciente y metódica.

—–En una venganza también, bobo.—espetó ella mostrando una especie de sonrisa, aunque no podía ocultar su dolor ya que su hermano seguía deshaciendo los nudos que estaban en su cabello.—–¡Admítelo! Si hubieras sido tú...

—–Si hubiera sido yo, apuesto a que me habrías cortado todo el cabello.—le dijo Neji, teniendo una sonrisa ladina.—–Pero adivina qué, no fui yo. 

Él rió brevemente, centrando la mirada en el espejo. Luego usó una de sus manos para limpiar las pequeñas lágrimas que brotaban de los ojos de su hermana. Le fue bastante enternecedor verla así, de esa manera. Nami podría ser insoportable a veces, pero era su hermana menor y su gemela, era quien mejor lo entendía y su compañía, la quería sin importar qué. Nami sentía lo mismo, exactamente lo mismo, pero también veía a su hermano como un ejemplo a seguir, y claro, su apoyo. 

—–Serías un Neji pelón.—soltó Nami de repente, arruinando por completo la atmósfera tierna que Neji se había imaginado, ganándose por supuesto, un tirón de su cabello por parte del mayor.—–¡AY, ESO DOLIÓ! ¡MALDITO BASTARDO! 

—–¿¡Qué te he dicho de ese vocabulario!? ¡No deberías hablar así, es indecente y se ve mal!

—–¡ESO QUÉ IMPORTA, ES MI BOCA NO LA TUYA!

Y de repente, como todo hermano y hermana que se quieren pero siguen siendo hermano y hermana, empezaron a discutir. Clásico de hermanos, es normal que discutan entre sí, ¿Por qué? No lo sé, pero suele suceder. A veces, por cualquier estupidez. 

Como estamos presenciando ahora mismo. 

—–¡PERO ERES MI HERMANA MENOR Y YO TE EDUCO, TÚ ME DEBES DE HACER CASO!... ¿¡De qué te ríes!? ¡Hablo en serio!—exclamó el mayor con molestia, dejando de cepillar el cabello de su hermana, viéndola con los brazos cruzados. 

Nami no pudo evitar comenzar a reír con fuerza, escuchando que su hermano decía que por ser el mayor debía obedecerle. Ella lo consideraba algo tonto, pero no se decidía en realidad por cuál, si porque era gracioso que su hermano pensara que ella debía hacerlo, o peor, que pensaba que de verdad le hacía caso. 

—–¡Vamos Neji! ¿Estás seguro de que me conoces?—exclamó mientras limpiaba una lágrima gracias a la risa. Después de eso, paró de reír, viendo a su hermano desde el espejo, frunciendo su ceño algo molesta.—–¿Por qué te detienes? ¡Aún siento el olor de calabaza, quítamelo! Merluzo...

Neji suspiró rendido, haciendo que su hermana acomodara la cabeza de una forma algo incómoda para ella, luego le miró y esbozó una sonrisa ladina, viendo ese gesto de hermanita enojada. Le recordaba a cuando eran pequeños, Nami solía enojarse un poco por pequeñeces, y también se frustraba rápido, sobre todo cuando él no le hacía caso o le ponía atención. 

—–Siempre ponías esa cara después de jugar al escondite.—le comentó, retomando el proceso de quitar semillas y pedazos de fruta atorados en su cabello.—–Te frustrabas tanto que llegabas a llorar porque no me encontrabas. 

Recordar eso le hizo sonreír, y su hermana no se quedó atrás. Nami también esbozó una sonrisa al recordar eso, pero claro, la suya era un poco más discreta y avergonzada. Eso le hizo recordar lo delicada y llorona que era de niña, era demasiado sensible e ingenua. Es más, si su yo del pasado se encontrara con ella, no se reconocerían para nada, casi siempre su hermano le ayudaba con sus problemas, y lidiaba con ello sin dudar. La Nami de antes no era nada parecido a la Nami de ahora, pero claro, pese a lo seria y lógica que se ha vuelto, aún conserva su lado amable, sólo que sabe con quién mostrarlo y le cuesta confiar en los demás. 

La Hyuga apoyó las manos en su regazo, soltando un suspiro con lentitud, sacando de sus pulmones el aire que tenía contenido. Volvió a tomar aire e infló de nuevo una mejilla, manteniendo el ceño fruncido. 

—–"Onii-chan, toke, toke"—murmuró a regaña dientes, luego giró los ojos.—–Sí, me ayudaste mucho. Pero no se te olvide que yo te enseñé a hacer trenzas. Además de que tuve que enseñarte a cocinar porque los frijoles que hacías para cenar siempre se te quemaban.—le dijo con un gesto arrogante, luego sonrió de lado.—–Si yo no estuviera aquí te habrías muerto de hambre, eras pésimo cocinando. 

Neji giró los ojos con molestia, viendo que a su hermana de nuevo se le subían los humos, solamente por cocinar bien y porque a ella nunca se le quemó una olla cuando hervía el agua. ¡Todos cometemos errores! Él no es perfecto, nadie lo es. 

—–Ah, y también te enseñé a coser. 

—–Sí pero yo te ayudé a cortarte el cabello ¿O ya se te olvidó?—le recordó el mayor, viéndola al espejo con los ojos entrecerrados. Luego suspiró rendido, tomando una toalla húmeda para pasarla sobre el cabello de su hermana. Aún olía mucho a calabaza, era un olor que a él particularmente le daba naúseas, pero ahí estaba, ayudando a su gemela.—–Onee-chan toke toke. 

—–¿Ah? ¡A quien llamas tonta! bobo... ¡Ay, maldición, Neji! ¡Deja de pellizcarme, joder!... ¡AUCH, ESO DOLIÓ MÁS! 

—–¡Ya te dije que más te vale dejar ese vocabulario! Pareces un degenerado de sesenta años hablando así.—le reprendió Neji, pero luego volvió a suspirar, haciendo que su hermana inclinara la cabeza hacia atrás, sumergiendo sólo su cabello, de medias a puntas, en una gran taza con agua tibia, con ello terminaría de quitarle los trozos y semillas de calabaza. 

La hermana menor seguía con el ceño fruncido, pero después se relajó. Lo cierto era que ninguno podía permanecer enojado con el otro por mucho tiempo, era algo que tenían. 

—–¿Recuerdas esa vez que te ayudé con ese pequeño... "Accidente"?—le preguntó el mayor, queriendo cambiar de tema para mejorar el humor. Inmediatamente Nami se sonrojó, recordando esa vez en donde los planetas se alinearon y su cuerpo finalmente decidió darle la señal agridulce de que estaba limpiándose y que comenzaría en su vida una nueva etapa. 

Así es. Estamos hablando del maldito período menstrual, un tema que aún hoy en día sigue siendo un tabú ridículo, cuando en realidad es completamente normal y toda niña pasa por eso. Claro, a no ser que nazcas sin útero, lo cuál, es posible de hecho. 

—–Agh, ni me lo recuerdes, ese día fue toda una odisea. 

—–¿Tú crees? Si supieras lo que tuve que hacer y preguntar para conseguirte todo. Además, con esos cólicos te volviste más insoportable que de costumbre.—le dijo en tono de broma, ganándose una mirada molesta de parte de su hermana. 

Esa vez, o como lo diría Nami: Ese fatídico día... Nami se encontraba en la escuela, en la Academia. Estaba sentada junto a su hermano Neji mientras anotaba lo que veía en el pizarrón lo más rápido posible. Para ella no era difícil o pesado copiar, pero eso sí, su letra no era bonita, así que claramente, pedirle el cuaderno a ella no era una opción. De hecho, era más fácil pedirle que te dictara toda la clase de memoria a entender su letra, pero era solo porque copiaba muy rápido, para presentar sus tareas al maestro, la letra era impecable.

Cabe aclarar, antes de continuar, que los gemelos ya estaban a poco de graduarse de la Academia y convertirse en genins, junto con sus otros compañeros de esa misma clase. Sólo agrego esto para que logren visualizar de la mejor forma todo lo que están por leer.

De repente comenzó a sentir en su parte baja un pequeño dolor, que se le hacía cada vez más fastidioso. No le dolía, le molestaba. Por un momento pensó en que la comida que había merendado quizá le había caído mal, era lo más razonable que se podía imaginar, así que se levantó de su asiento y fue a pedirle al profesor un permiso, para ir al baño en paz. Su hermano Neji no se preocupó por esto, es decir, ¿Por qué lo haría? Iba al baño. No debía preocuparse porque su hermana fuese al baño ¿Verdad?

Pero ese par de gemelos no se esperaban que ese mismo día estaban por vivir una odisea, causada por una maldición de mala suerte, llamada "Escasez de toallas sanitarias en Konoha"

Pasaron un par de largos minutos, y Neji notó que su hermana gemela, su compañera de asiento, no había regresado del baño aún. Se le hizo extraño, demasiado extraño. ¿Le habrá pasado algo malo en el baño? ¿Tal vez unos niños malos volvieron a molestarla, como hacían cuando ella era pequeña? No, Nami sabía defenderse, se había vuelto más valiente y osada, no tenía sentido.

De todas formas, no se iba a dejar vencer por la paranoia de hermano mayor. Su sexto sentido de gemelo le decía que su hermana necesitaba su ayuda, por lo que, terminó de copiar rápidamente en su cuaderno, luego se levantó y se acercó al profesor para pedir el debido permiso, e irse al baño en busca de su hermana.

El profesor, afortunadamente, no le puso trabas, Neji era el mejor de su clase así que no le negaba los permisos, pero él también había notado que su hermana no estaba, así que le dijo de paso, que buscara si a su hermana le había ocurrido un problema en el baño.

—–Eso haré, gracias sensei.—hizo una pequeña inclinación hacia adelante, una especie de reverencia, luego se fue del Salón, yendo a buscar a su hermana directamente al baño de chicas.

Caminó en silencio por los largos pasillos hasta llegar al baño, luego suspiró un poco. En un principio pensó en activar su byakugan con la intención de ver si su hermana se encontraba ahí, pero ¿Y si habían más chicas, o peor, una profesora? No era un pervertido ni mucho menos, claramente usar sus ojos de esa forma no era ni jamás sería buena idea en esas situaciones.

Sólo se limitó a tocar la puerta del baño, con sus nudillos. Esperaba una respuesta.

—–Onee-chan.—llamó el mayor, aunque no levantó mucho la voz, pero esperó pacientemente a que su hermana respondiera.—–¿Estás ahí?

Neji esperaba pacientemente, hasta que escuchó el chasquido de Nami. A veces, cuando su hermana se frustraba, tenía la tendencia de chasquear la lengua. Gracias a eso, el mayor supo que su hermana estaba ahí.

—–Oye Neji...—escuchaba su voz algo seria, y a la vez un tanto nerviosa.—–Tengo malas noticias...

Neji se extrañó, no sabiendo porqué, pero instintivamente se acercó a tomar papel de baño, luego se lo pasó por el espacio bajo la puerta, frunciendo su ceño cada vez más preocupado. Su hermana estaba muy extraña.

—–¿Qué? ¿Por qué? ¿Qué pasó?

—–Creo que... —hizo una pequeña pausa, luego pudo escuchar como ella se levantaba y tomaba la puerta.—–T-Tengo... Y-Ya sabes...

Cuando Nami se dejó ver, estaba sonrojada y con los ojos algo llorosos, además de que tenía una mano sobre su estómago. ¿Se sentía mal? De ser así, podrían avisarle a un profesor y volver a casa, pero no se explicaba porqué su hermana estaba tan extraña.

—–Tengo mi período.—dijo finalmente, mientras le temblaba una ceja, viendo que intentaba mantenerse muy seria.—–Mi... Primer período...

"Oh no..."

Inmediatamente los gemelos se pusieron en marcha. Era una situación de vida o muerte.

O bueno, no tanto, pero Neji solía exagerar las cosas si se trataba de su hermana pequeña, así que sí, aquello de "Vida o muerte", aún sabiendo que se trataba de un proceso de cambio común por el que pasa toda mujer, dijo eso como excusa y no escuchó razones del profesor, pidió que le dieran el día libre tanto a él como a su hermana, ya que Nami tenía dolor de estómago —o más bien, lo que todo mi público femenino conoce como un maldito cólico menstrual— y que él debía irse con ella, ya que en casa nadie más que él estaría para cuidarla.

Lo cierto era que los maestros conocían su situación, además sabían que Hiashi-sama no haría mucho por ella, seguramente se encargarían los demás miembros pertenecientes a la rama secundaria del clan, así que al final dejaron que los gemelos se fueran mucho antes de finalizar la jornada de clase en la Academia.

En casa, Neji decidió dejar a Nami sola por un rato, antes, le hizo té de manzanilla y se aseguró de dejarla recostada, diciéndole que no se levantara. De ahí, se fue en búsqueda de toallas sanitarias.

No contaba con que en Konoha, o le estaban haciendo una broma, o ese día no tenía suerte sin dudas, pero por más que buscara en una farmacia no podía encontrar. 

Para empezar, ni siquiera sabía qué decir para pedir ayuda. Es decir, se trataba de un chico de no más de doce años, la única mujer con la que compartía su hogar era su hermana menor, era primerizo en esta situación, no conocía bien qué podría darle para evitar sus dolencias, además no quería seguir viendo a su hermana retorcerse así de dolor, ya que al parecer, le había llegado tan fuerte que a lo mejor, ya habria manchado las sábanas. Le preocupaba dejar a su hermana sola en ese estado, pero por primera vez, Neji no sabía qué hacer.

—–Por favor, padre, tienes que ayudarme...—murmuró para sí mismo, mientras caminaba por el mercado, buscando alguna tienda femenina o algo por el estilo.—–Todo seria más fácil sí estuvieras aquí...

Seguramente su padre ya hubiera aparecido con lo necesario. Bueno, tal vez sí, tal vez no, ya que como él, era un hombre.

Y vamos, público masculino, imagínense en esa situación ¿Ustedes sabrían que hacer, qué clase de toallas escoger? Porque déjenme decirles, son varios tipos, cada uno se adapta perfectamente a la necesidad de la mujer, y claro, lo más importante es su comodidad.

Difícil ¿Verdad?

Y vamos, no se apenen. Es el siglo XXI, es hora de que dejemos de ver este tema como un tabú, es algo normal y que nadie debe pensar que es asqueroso o antinatural. Es solo el cuerpo femenino limpiandose sólo, y sí, se ve un poco desagradable, pero sí alguna vez te encuentras con una chica en esa situación, por favor prestale una mano, no sabes lo agradecida que ella estará contigo.

Bien, fin del momento de conciencia. Prosigamos.

Neji ya estaba desesperado, comenzaba a perder la fe, y de hecho, estaba considerando seriamente dejar a su hermana dormir en la bañera.

Bueno, no. Quizá eso ya seria demasiado extremo. Pero ya había pasado por varias tiendas, y  aún no encontraba alguna.

Ay Neji, tan sólo esperalo. El problema no es encontrar, el problema es saber cuál deberías llevarle.

—–Espero que en esta si haya...

A decir verdad, Neji estaba cansado de caminar. Había aprovechado en el camino para comprarle dulces a su hermana, seguramente comer sus golosinas favoritas la harían sentir mejor, y también consiguió armar un pequeño "kit" de aseo, que ella pudiera usar. En esos días podrían salirle espinillas, o su cabello podría verse afectado, su cuerpo estaba sufriendo cambios y era algo sumamente natural, pero quería acompañarla en ese proceso y evitar, por supuesto, que su querida hermana menor se sintiera sola. A fin de cuentas, sólo se tenían el uno al otro.

Y además, sabía qué Nami haría lo mismo por él si estuviera en esa situación.

Durante su camino, se topó con una tienda, a la que ni siquiera se molestó en entrar. Simplemente activó su byakugan y buscó entonces un pasillo en donde mostraran toallas femeninas. Sintió que se le iba un peso de encima y el alma volvía a su cuerpo, tan pronto miró que sí habían. El punto ahora, era saber cuál de todas esas clases debía llevarle.

—–¿Algodón, aloe vera? ¿¡Es una broma!? ¿Por qué hay fangos tipos?

Estaba feliz de haberlas encontrado finalmente, pero ya estaba tardando demasiado en escoger una, realmente era primera vez que lo hacía, además le preocupaba que escogiera mal y su hermana terminara pagando por las consecuencias, no deseaba eso, de verdad que no, jamás. Así que, optó por la solución más fácil, afortunadamente le sobró un poco el dinero como para comprar un paquete de cada tipos. Algunos de esos debía de ser el correcto, como hermano mayor siempre buscaba sólo lo mejor para Nami.

Cuando salió de la tienda con las bolsas en las manos, vio que afuera estaban un par de chicos, viendole extrañados y con una sonrisa burlona, pero Neji no se mostró inquieto ni avergonzado. Allá ellos, él era un buen chico y por eso estaba haciendo su labor de hermano mayor, en vez de sentirse apenado, más bien tenía pena ajena con esos sujetos por su ignorancia, y por reírse de algo que era común y que seguramente, si es que llegaban a tener novia, les tocaría algún día.

Eso también, pobre de sus futuras novias, seguramente no contarán con esos idiotas para una emergencia de ese calibre.

Resopló levemente y se puso en marcha, ya era hora de irse de regreso a su hogar.

Se apresuró en volver a casa, entrando al clan Hyuga de inmediato y corriendo hacia su casa, esquivando a la gente como podía. Esperaba a que su hermana se encontrara bien, debía revisar si no había pescado fiebre o un resfriado, ya que normalmente, al sangrar así es común que las defensas del cuerpo bajen la guardia.

—–¡Nami!—exclamó, llegando a la habitación de su hermana. Nami estaba recostada en su futon, dormida completamente, pero despertó al escuchar a su hermano llegar.

Neji se alivió de ver que al menos estaba descansando. Pero aún así, esperaba no tener que limpiar una completa escena del crimen. No tenía problema en hacerlo, pero eso no significaba que también quisiera hacerlo, podría ser incómodo y vergonzoso para su hermanita.

—–Te prepararé la cena. No te levantes...

Una carcajada se escapó de los labios de la Hyuga menor, en comparación a Neji, claro. Ambos hermanos ya habían terminado con lo que estaban haciendo, que era quitarle todos los pedazos de calabaza atrapado en el pelo de Nami. Afortunadamente no tuvieron que cortar nada, y de hecho la calabaza le dio un brillo más bonito a su cabello, así que todo estaba bien.  Ahora mismo, la menor tenía su cabello envuelto en una toalla para secarlo, mientras que Neji acomodaba los platos en la pequeña mesa, así cenaban al fin.

—–¿De qué te ríes?—le preguntó Neji, viendo que Nami volvía a carcajearse.

Él separaba sus palillos, así sería más fácil usarlos al comer.

—–De nada importante. Sólo recordé que esa vez en mi primer período, actuaste como si estuviera enferma de alguna gripa o qué se yo. —le respondió Nami, levantando la mirada y viendo a u hermano.—–Parecías una mamá.

—–Bueno, si lo piensas bien, soy lo más cercano a eso contigo. Así como tú sueles hacerlo conmigo... Sólo que a veces pareces más una tía irresponsable y mala influencia.—le respondió, comenzando a revolver su comida.—–Sólo que ahora, Rei sensei ocupa ese puesto para ti, ¿O me equivoco?

Nami arrugó su entrecejo, viendole algo molesta por su primer comentario, pero al final decidió olvidarlo, sólo suspiró un poco y comenzó a comer sin más. Ya habían agradecido la comida, así que ya podría comenzar a comer con tranquilidad.

—–Bobo. Yo también me preocupo por ti.—le comentó, luego suspiró.—–No somos nuestro padre, tampoco somos como uno, sólo somos un par de hermanos que cuidan del uno al otro. Después de todo no tenemos opción... Aún así... Siempre voy a cuidar de ti.

Pocas veces Nami solía expresar cosas tan tiernas y sobre todo, tan sinceras, por lo que Neji le vio con asombro por un instante, pero luego lo dejó de lado, y simplemente esbozó una sonrisa.

—–Bueno, la verdad es que cuando estos juntos, aunque el mundo se acabe...—pausó, viendo a su hermana y esperando a que ella continuara.

Nami entendió a la perfección, pero primero tomó un pedazo de cerdo del que estaban comiendo con arroz, lo degustó y tragó, luego sonrió, lista para continuar.

—–No pasará nada malo, porque nos tenemos el uno al otro...

—–Así es.—agregó el mayor, al mismo tiempo que asentía con la cabeza.—–Yo nunca te voy a dejar sola, hermanita. Aunque a veces hagas estupideces.

Le picó una de sus mejillas, viendo a la menor sonrojarse y sonreír con vergüenza. Aquella imagen le recordó a cuando eran pequeños, es como si Nami, aunque haya cambiado y se haya vuelto una chica más reservada y frívola, aún así no dejara de ser esa pequeña niña curiosa que encontraba en todo algo con lo qué impresionarse. Sentía un lindo calor en su pecho cuando la veía sonreír así.

Estaba seguro de que iba a hacer lo que fuera para proteger esa sonrisa.

—–Ya cierra la boca, tarado.—le exigió la menor, señalandole con un palillo.—–Mejor come antes de que yo lo haga por ti.

Aunque claro, no se aguantó por mucho tiempo. De un momento a otro Nami ya estaba agarrando algo del plato del mayor, lo que hizo que Neji se molestara un poco, y así comenzarán una pelea amistosa con los palillos.

Por supuesto, con risas de por medio.

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ESPERO QUE HAYAN DISFRUTADO DE ESTE NUEVO CAPÍTULO. 

Recuerdo que un/a lector/a me sugirió la idea de la trama de este cap. El cómo enfrentaría Neji esa situación tan natural por la que pasa cada mujer, ya sea desde los nueve años, hasta los veinte. Fue bastante curioso imaginarme a Neji en esa situación, pero, también fue bastante divertido escribir este cap XD me encantó mucho. 

Querid@, muchas gracias por la idea. Ahorita no recuerdo tu nombre, y de hecho creo que más de uno ya me había sugerido una idea así, por lo que bueno, sólo espero que haya sido de tu agrado. 

Por cierto, perdonen la tardanza. Pero entre las clases y eso, poco puedo escribir, además, ahorita ando como que medio enferma ;u;

Y por supuesto, que pases un lindo día <3 muchísimas gracias por leer y por seguir aquí, no saben cuánto los amo uwu un abrazo, un beso,  y por cierto 

Buenas nalgas XD

Los quiero mucho ❤

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