Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌻|Capítulo 64.|🌻

𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪
Capítulo 64.
Maratón, parte ocho”

—–Lamento que hayas tenido que presenciar esa parte de mi tan horrible, Shiba.—se disculpó la mujer de cabello malva, manteniendo sus manos apoyadas en su propia cintura, estando de pie y con eso descansando, queriendo recuperar el aliento que gastó antes en esa batalla.—–No pienses que estoy loca. Puede que sí, pero en mí defensa ¿Acaso en este mundo hay alguien cuerdo? Eso no lo creo...

Lo dijo como consuelo, pero aunque queramos negarlo, sus palabras tienen de hecho mucha razón.

—–Uuhuuh...—le respondió Shiba, erizando sus plumas en el proceso. Con ello le estaba diciendo que no se preocupara, no habría problema en eso, porque además él sabía que tenía razón.

Tenía experiencia en estar siempre con personas poco cuerdas  a su alrededor. Incluso creía que, normalmente todos tenemos ese sentir, pero está oculto en lo más profundo de nuestra mente y en nuestro cerebro, el cual es el peor laberinto que existe en el mundo. El cerebro esconde rincones que nadie conoce aún, y hay cosas que aún no se pueden explicar de él, pero eso es lo que lo hace tan perfecto y a la vez tan misterioso e interesante.

Rei levantó sus manos, teniendo entre estas un listón que usó para volver a atar su cabello, haciéndose su peinado recogido de siempre. Ella tenía el pelo largo, no tanto como Nami lo tenía antes, ya que a ella le llegaba a más abajo de la cintura. Prefería mantener su cabello atado, ya que por experiencia sabía que, llevarlo suelto no presentaba un punto a tu favor en plena batalla, a veces podía estorbarte, y esa era otra razón para también no dejarselo crecer más de ahí. 

Apretó el listón al jalarlos dos extremos que quedaron colgando, así afirmó más su moño, y como siempre acostumbró, acomodó los dos abanicos de papel en forma de una "X" nomás para decorar su estilo. Se sacó dos mechones al frente y resopló, ya estando lista para volver al no tan divertido pero sí muy importante y riesgoso juego de encontrar a sus pupilos en medio de un gran bosque para evitar que las almas bestiales que llevaban en su interior despertaran y así evitar que se desencadene un caos propio para esos tres y evitar que mueran en el proceso. Sí, la operación necesitaba un nombre más corto, pero básicamente ya entendemos que eso no suena tan divertido.

—–Bien. Ya descansamos lo suficiente. Hay que seguir, tenemos que encontrar a Mei Mei antes de que pase lo peor...

El hermoso búho asintió con su cabeza, pero no permitió que ella andara, ya que antes tenía que decirle algo importante con su bello y melódico ulular. Rei lo comprendió enseguida, pero no pudo evitar antes fruncir ligeramente sus cejas, puesto que lo que él le estaba pidiendo, aunque ya conocía sus razones técnicas debía respetarlas, le iba a dejar mucho más preocupada e intranquila.

—–¿Te irás a buscar a Nami?—cuestionó, viendo que el animal hermoso asentía nuevamente a sus palabras en señal de afirmación —–Aunque, la verdad preferiría que te quedaras conmigo, así me puedo asegurar de que estés bien... Jamás me perdonaría si te pasa algo. Se me estrujaría el corazón de sólo saber que una de mis niños perdió a su mejor amigo... 

El búho notó la sinceridad en cada una de sus palabras. Es decir, lo entendía y muy bien, sabía que se preocupaba, pero a él tampoco le gustaría enterarse algún día que algo malo le pasó a Nami, por eso necesitaba ir con ella, para asegurarse aunque fuera desde las sombras que, su querida amiga de ojos perlados estaba bien, además, él podría ayudar, después de todo tenía poderes curativos. 

Shiba se acercó a Rei y extendió sus alas para abrazarla, restregando un poco su cabeza en la de la mujer, luego se apartó y se elevó en el cielo, dispuesto a irse por el camino al que Nami le mandó, de vuelta con ella, puesto que ya era hora de que regresara para avisarle que estaba bien y que además, la ayuda ya venía en camino. Rei no protestó ni le llamó para que volviera de vuelta, a las aves había que dejarlas libres y decidir sobre su propia vida, pero aún así esperaba a que pudiera cuidarse bien, realmente no quisiera que algo malo le sucediera, así como tampoco lo deseaba con alguno de sus pupilos. De nuevo, volvió a ponerse en marcha, camino a encontrarse con Kai y Mei. 

—–De los tres idiotas que habían de ustedes... ¿Porqué tuvo que tocarme con el más grande?—susurró la Hyuga para sí misma, tratando de levantarse del suelo, pero estaba tan agitada que las piernas le temblaban.—–Que suerte la mía... 

Aún así, se obligó a sí misma a ponerse de pie, casi cayendo en el intento. Tomó una bocanada de aire y se sintió mucho mejor, pero tuvo que apoyarse en sus rodillas para evitarse una caída. Sólo podía pensar en una cosa: sus amigos. Ese tipo la había encontrado, seguramente los otros dos ya estaban iniciando una batalla con Kai y Meiko. Sólo esperaba que estuvieran bien, es por eso que tenía que procurar salir viva de ahí, para irse a buscarlos. 

El gigante sólo los veía fijamente a cada uno, a la espera de poder masacrarlos a todos y aplastar sus cabezas como si se tratara de una espinilla. No quería esperar a que llegaran los demás ya que, si mataba a los tres, sería finalmente reconocido por sus compañeros como algo más que sólo alguien con fuerza bruta y nada de cerebro. A Nami se le acercó lentamente, quedando a una distancia prudente entre los dos. Sojiro y su hermano mayor Wang estaban detrás de la Hyuga, observando en silencio, pero el primer mencionado estaba que se lo comían vivo los nervios. 

Nami iba a erguirse, así daba mejor paso al aire, pero una mano la tomó del hombro y la hizo detenerse, haciéndola voltearse también. 

—–¡Espera! ¿¡Vas a luchar así, en ese estado!? ¡Para empezar estas exhausta! ¡Si peleas así te va a matar, Nami!—le advirtió, viendo que ella se soltó bruscamente de su agarre y nuevamente suspiró con cansancio, apoyándose en sus rodillas. 

Ella simplemente necesitaba recuperar el aliento, ahora mismo no quería frenar. 

—–¿Tú sabes luchar? Mejor que yo... Lo siento, pero no lo creo.—murmuró ahora dándole la espalda.—–No saldré corriendo cuando mi oponente está viéndome, no seré así de cobarde... Mi misión aquí es protegerlos a ustedes dos y eso haré. Así que harán lo que les digo.—le advirtió, mirando al hermano mayor de reojo. Cerró los ojos por un momento y volvió a abrirlos ya con el byakugan activado, ya dispuesta a darlo todo para acabar de una vez por todas con ese asunto y salir viva de ahí.

Con el byakugan, pudo observar a su alrededor caminos que se cruzaban, por lo que ellos podrían escapar y dejarla pelear sola si rodeaban y se iban siguiendo el sendero por el bosque. Nami sonrió ladina al saber que con eso, ellos podrían estar seguros al escapar de ahí. Ahora mismo ese asunto a ellos no les compete, por eso tenía que ella misma hacerle frente. 

—–Wang. Sojiro, si rodean el bosque encontrarán un camino que los lleve al otro lado. Es difícil que se pierdan así que, pueden irse directamente a Konoha si siguen el sendero. ¡Quiero que se vayan!

Se puso en posición de combate, mirando seriamente a su oponente, el cuál medía cerca de los dos metros, si no es que ya los pasaba. Era bastante corpulento. Su cuerpo estaba cubierto por su traje de tela negra, y no mostraba su rostro, lo único que se veía de él eran sus ojos, ojos perdidos pero que a la vez denotaban frialdad y unas inmensas ganas de matar. Escuchó que el más grande gruñó como un animal, dispuesto a hablar. 

—–¡De aquí no se va nadie, a los tres voy a matarlos, ya lo verán—se interrumpió a sí mismo para escupir saliva, puesto que Nami se había adelantado a golpearlo mientras estaba con la guardia baja, qué mejor momento para hacerlo.

El contrario dejó de mirar a los hermanos, quienes aún miraban a Nami con preocupación por ella. No querían dejarla sola en verdad, les asustaba que algo malo pudiera pasarle porque en estos días, apenas y habían comido algo y Nami se veía más agotada que nunca. Ella no sabía porqué se sentía así de cansada, ya que utilizar esa habilidad oculta de su byakugan no le causaba tanto cansancio y peso como ahora, pero estaba dispuesta a ignorarlo por cumplir con su deber.

Mientras su enemigo hablaba ella no esperó a que dijera su monólogo, sería realmente tonto hacerlo, prefirió adelantarse de una vez y darle un fuerte golpe con su palma, esperando con ello poder al menos dejarlo sin aire por un rato. Dada la masa corporal que lo rodeaba, alcanzar algún nervio o un punto de chakra requeriría más trabajo para causarle un golpe más interno. Sí, el estilo del taijutsu de un Hyuga podía penetrar la piel con el chakra y golpear directamente a un punto, para alterar el flujo de chakra, pero con este sujeto Nami notó algo diferente en su cuerpo, como si una armadura o coraza de piel y masa lo rodeara. Se encargaba de amortiguar su golpe.

De todos los enemigos idiotas que le han tocado para luchar, ¿tenía que ser un sujeto así? 

No necesitó voltear para ver que Wang y Sojiro no querían dejarla sola. Está bien. Les agradecía la preocupación, pero tanta espera era absurda, en ese estado sólo serían un estorbo para ella —en su idioma, quiere decir que está preocupada por ellos y no quiere que les pase nada malo— por lo que, en serio, no veía la hora de que se fueran de ahí.

Aún así volvió a concentrase en su objetivo, intentando hacer más fuerza y no separar su mano de el lugar en donde lo golpeó, directamente al pecho. Esta vez tiró a matar, ya que tiene la tendencia de siempre atacar al abdomen o al diafragma para asegurarse de que su enemigo dure un poco más, esta vez es distinto, lo que quiere decir que Nami reconoce que ese sujeto puede acabar con ella, se siente insegura, y realmente ahora no quería tener que lidiar con esa preocupación, necesitaba acabar con él cuanto antes.

—–¡Oye, grandote! ¡Es una falta de respeto y una estupidez... —le dijo, antes de rápidamente apoyarse con su otra mano y comenzar a intentar bloquear su flujo de chakra con ambas.—–Descuidar a tu oponente cuando estás en una batalla! ¡IDIOTA!

Su oponente, a quien anteriormente le llamé Bodoque pero se llama Zoro, se quejó del dolor del golpe bastante aturdido. Veía que Nami se apartaba rápidamente de él, aterrizando con gracia y retrocedía un par de pasos, estando de nuevo muy alerta, a cualquier movimiento que él pudiera hacer, lista y dispuesta a contraatacar.

—–¡Eres un insecto malo! ¿¡Porque le hacen esto a Hansok!?—dijo el grandote con voz insistente, comportándose como un niño.

Cosa que claro, no le quedaba bien con el tamaño tan inmenso que tenía. Parecía una persona que se frustrada con bastante facilidad, quizá lo manifestará de manera violenta, así que Nami debe tener cuidado a la hora de acercarse a él para atacar.

—–¡Hansok no te ha hecho nada malo!—le reclamó el tipo grande, sosteniendo su estómago y mostrando que de verdad le había dolido el golpe. Para Nami fue una buena noticia escucharlo quejarse, pero como dije antes, ella no dejaba de pensar en que esa actitud tan regresiva sería un problema más adelante.—–¡Hansok sólo sigue órdenes...! ¡HANSOK TE HARÁ PAGAR!

Y ahí está.

Hizo sus manos un gigantesco puño, utilizando su fuerza bruta. Al juntar ambas manos parecían una sola, y casi eran del tamaño de una cabeza; pero lo que más preocupaba a Nami era la cantidad de chakra que rodeaba al puño, parecía una especie de coraza, fluía sobre su piel de una manera tan uniforme que parecía una sola cosa y no sólo energía fluctuante. Eso definitivamente sería otro problema, al parecer ella no sería la única en el combate con un manejo de chakra impecable, su golpe anterior no pareció haber afectado en su flujo de chakra de ninguna forma.

Hansok se dirigió hacia ella, Nami quería correr, pero estaba más preocupada por Sojiro y Wang, que aún seguían viendo la pelea.

—–¡Agh! ¡OIGAN IDIOTAS! ¡LES HE DICHO QUE SE LARGUEN!—exclamó, viendo al grandote acercarse.

Dios, podía sentir su corazón latiendo por la adrenalina que empezaba a dominarla. En parte, la sensación para ella era agradable, pero tenía un límite y ya se estaba rebasando, estaba preocupada por esos dos, no quería que después se vieran envueltos en medio de ese enfrentamiento, de ser así jamás iba a perdonarselo, y ustedes ya conocen a Nami: aquello la dejará con un trauma más, y por lo tanto sería otra inseguridad.

Vamos Nami, mantén la calma.

Inhaló e hinchó sus pulmones de aire, conteniéndolo ahí por unos cuantos segundos. Después lo soltó lentamente con su boca, en un suave suspiro.

—–Bien, si ellos no se irán yo sí... Pero a ese grandote me lo llevo al infierno....—aseguró para sí misma, viendo la oportunidad de esquivar.

Cuando Hansok estuvo cerca de golpearla con ese puño bañado en su chakra, la Hyuga se deslizó bajo sus piernas, levantándose rápidamente y lanzándole a la espalda un total de tres shurikens. Si lo sacaba de casillas y lo hacía perseguirla entonces, Wang y Sojiro estarían a salvo, con eso podría pelear más concentrada.

—–¡Oye, grandísimo idiota! ¡A que no me atrapas!—le retó valientemente, comenzando a correr fuera de ahí, dirigiéndose a una colina abajo.

Tomaría el camino diferente al que una vez le indicó a los hermanos, solo así podrían estar seguros e irse a Konoha. Ella podría alcanzar los después.

No tenía que girarse a ver si Hansok la estaba persiguiendo. Gracias a su byakugan ya lo sabía, además, las pisadas de ese bodoque eran tan fuertes que casi podía sentir como temblaba el suelo, o al menos esperaba que solo fuera su imaginación. Entre tanto corría, tenía que pensar en algo para poder vencerlo y al menos salir viva.

Dudaba la posibilidad de salir ilesa.

—–¡JA JA JA! ¡Insecto tonto!—escuchó que exclamaba el grandote. Lo sentía muy cerca, pero aún estaban distanciados por metros. Eso le helaba la sangre.—–¡HANSOK TE ALCANZARÁ Y TE HARÁ PARTE DE SU COLECCIÓN DE TAXIDERMIA!

¿Por qué siempre le tocaban los más lunáticos? ¿No podía tocarle un oponente que al menos estuviera cuerdo? Claro, no iba a ser exigente, pero no olvidemos que al último que enfrentó antes de Hansok, Kaneshike, podría ser muy estratega y todo lo que quieras pero, era un absurdo misógino, y eso ya lo hacía idiota a los ojos de Nami. Aparte, también estaba loco.

En todas sus misiones siempre tenía esa fortuna. Pero bueno, no iba a quejarse ahora, primero tenía que pensar en sobrevivir.

—–¡AGH!

Se impulsó para saltar hacia un árbol y esconderse a pensar, pero uno de sus vendajes la traicionó. Bueno, solo exagero. Hansok logró agarrar el vendaje que Nami tenía suelto, entonces pudo jalarla al suelo y tumbarla, claro, dándole un fuerte golpe.

Y claro, no deja de ser malo.

Sintió un dolor terrible desde sus caderas hasta su espalda, esperaba que no fuese algo grave, pero ¿Podía acaso pensar en otra cosa? Ese sujeto prácticamente la tenía amarrada como el dueño de un perro a su correa. No podía ser más humillante.

—–¡Hansok tiene un nuevo perrito!

Comenzó a jalarla del vendaje, viendo a Nami arrastrarse gracias a su fuerza, él la atraía. Levantó el vendaje y la hizo ponerse de pie, tomandola fuertemente del mentón. Nami se quejó en silencio por el dolor tan desagradable en su mandíbula, pero ahora estaba obligada a ver a los horribles ojos de su oponente, y no descartaba que serían los últimos que viera y él sería su asesino.

Por lo tanto, decidió hacer uso de un gesto poco ortodoxo, pero que le funcionó para escapar de sus garras y redimirse en medio de esa batalla.

—–¡AAAAAAAAAAGGGGGHHHHH, PERRA MALA!—gritó con dolor, viendo que brotaba de su mano mucha sangre, como un chorro. Del dolor tuvo que soltar a Nami, lanzandola algo lejos de él gracias a su fuerza.—–¡A HANSOK LE DOLIÓ ESO! ¡AAAAGH! ¡HANSOK SOLO CUMPLE ÓRDENES!

La Hyuga no pudo evitar sonreír victoriosa por lo que había hecho.

Tan pronto él la acercó y la tomó del rostro, Nami pudo acomodarse para morder fuertemente uno de sus dedos. Pudo meterselo a la boca, procuró no saborear su asquerosa piel y simplemente usar sus dientes para morderlo y desgarrar. ¿Sabian que los dientes de un humano pueden ser tan fuertes como los de un tiburón? Yo lo leí. Y Nami también, por lo tanto, pudo hacerlo y arrancarle el dedo pulgar.

Ella volvió a caer al suelo, pero esta vez estaba sonriendo orgullosa de lo que hizo. Se levantó y saltó hacia un árbol, recogiendo su vendaje y pudiendo descansar un poco. Por lo que veía, ese sujeto estaba muy encariñado con ese dedo, o era más tonto de lo que creyó, ya que pasó un rato llorando porque ahora no sabría contar hasta diez.

—–Es un imbécil. Pero me las pagará por tocarme la cara.—susurró, limpiandose la sangre que quedó en su boca, con su antebrazo. Eso solo empeoró la mancha, pero, le dio igual, más tarde podría lavarse.—–Lo voy a matar...

En su interior sentía que estaba surgiendo una sed de sangre inigualable. Claro, no como la de un vampiro. Con sed de sangre refiere a, simplemente degollarlo o torturarlo en batalla. No sabía porqué se sentía así, pero de verdad quería vengarse por no dejarla subirse al árbol en un principio.

Su respiración estaba agitada, su pulso era rápido. ¿Que demonios le estaba pasando? Eso deseaba saber, pero, ¿estaria malo dejarse llevar por ese impulso, ahora que de verdad necesita deshacerse de ese sujeto?

—–No...—susurró, llevando su mano izquierda a su boca, lamiendo un poco la sangre que quedó en su piel.—–Hay que castigarlo... Por llamarme perra...

Tenía una sonrisa más macabra que de costumbre. Sus ojos no eran normales, tenían un brillo extraño, no era muy notorio, pero, ¿necesito dar más cosas para decir que no es ella?

No lo creo.

Se apoyó en la rama y salió disparada después de saltar, concentrando su chakra en su mano, utilizando la electricidad de su elemento afín para hacer el golpe mucho más doloroso, pero que no fuera letal. No quería matarlo, aún, esperaba divertirse un poco más con él.

—–¡Oye Hansok!—llamó antes de pegarle fuertemente en el rostro, más exactamente en el mentón.—–¡MAMÁ TE DARÁ OTRA RAZÓN PARA LLORAR!

Sus oídos se deleitaron completamente en cuanto escuchó la sinfonía completa de toda la fila de dientes de Hansok romperse gracias a ese golpe tan punzante. Ni siquiera estaba usando mucha fuerza, usaba más chakra, pero, el placer que sintió de escucharlo agonizando era inigualable.

Hansok solamente estaba cumpliendo órdenes, él solo buscaba reconocimiento al igual que el resto de sus compañeros, en realidad era un niño atrapado dentro de ese cuerpo grande, debido a que tuvo que crecer mucho para defenderse de todos aquellos que le hicieron daño, no confío en nadie hasta que se encontró con sus compañeros. Pero ahora, estaba solo, y pasó en un santiamén de ser el depredador, a ser una presa más de una chica enloquecida con catorce años de edad.

Nami aterrizó después de pegarle, soltando una risita y mordiendo su labio inferior al escuchar su dolor, pero, no esperó ahí, volvió a acercarse, paso a paso.

—–¡ESPERA, POR... FAVOR... HANSOK SOLO SIGUE ÓRDENES!

Escuchaba sus ruegos de piedad, pero solo los ignoraba. No le daba importancia alguna, consideraba que él merecía simplemente, morir, y ya.

Nami normalmente era despiadada, pero nunca torturó mucho a un contrincante, al menos no físicamente, y si lo hacia, no tardaba en terminar con su sufrimiento. Ella también tenía las manos manchadas de sangre ajena, de otras vidas, si, de malas personas, pero fueron vidas y eso no le quita peso a lo que ha hecho. Pasa con cada ninja y en este oficio, todo Shinobi lo sabe, y debe vivir con eso hasta que le llega la hora. Pero, era extraño. En realidad, quería terminarlo ya, pero su cuerpo se movía sólo, como si habitaran dos mandos en su cuerpo, el uno no escuchaba al otro.

Quería acabar con eso.

Estuvo un rato haciendo sufrir y huir a Hansok, como si fuera un espectáculo para ella. Ella estaba bañada en la sangre de su enemigo, sin dudas sería una mancha muy difícil de quitar. No obstante, cuando iba a darle otro golpe, escuchó un ulular llegar cerca y posarse sobre un árbol. Gracias a su byakugan lo vio, causando que, por extraño que parezca ya que ella no lo sintió, volviera en sí misma y se diera cuenta de lo que había estado haciendo inconscientemente.

—–¿Shiba...?—murmuró con un brillo en los ojos, desactivando su byakugan de una vez para girarse a la dirección del búho.—–¡Estas... Estas bien! ¡Shiba!

Mientras ella se le acercaba como una niña emocionada, en silencio, Rei aterrizó en el suelo y sacó de su bolsillo un frasco pequeño con algún líquido, seguido de una jeringa. Aquello se lo terminó por inyectar a Hansok, murmurandole algo que lo hizo dar su último aliento, y sin más, se quedó en el suelo, quieto, sin retorcerse más en su propia sangre y descansando de su dolor. Después de esto, Rei suspiró con cansancio y observó a Nami, viendo sus ropas blancas tintadas de rojo. Definitivamente las cosas se habían salido de control, pero nada de eso era culpa de la menor...

Shiba bajó del árbol y revoloteó hacia Nami. La Hyuga, esperaba a que se posara en su brazo como siempre, pero en lugar de eso recibió un arañazo con sus garras, en una de sus mejillas. Después de mirar a Shiba confundida, sintió que todo se volvió gris y oscureció, lo último que alcanzó a ver fue a su maestra Rei, acercándose hacia ella corriendo. Cuando cerró los ojos no se dio cuenta de que terminó su misión descansando en los brazos de su maestra, y, aunque no lo admita, madre sustituta...

—–¿Eso servirá para volver a dormirla, cierto Shiba?—le preguntó Rei, viendo al búho revoloteando en el aire.—–Cuando despierte ella volverá a ser la misma, y no recordará por el calvario que pasó...

—–Arru...—asintió Shiba, haciendo sus ojos brillar levemente, para después volar hacia Rei y posarse sobre su hombro.—–¡rru!

Rei sonrió levemente, sacando un pañuelo y limpiando un poco la mejilla de Nami. Tan pronto pasó este pañuelo por sobre su herida, hecha por Shiba, esta sanó, como si nada hubiese pasado.

—–Ya hiciste mucho... Descansa ahora—susurró a su alumna, levantándose con ella para cagarla al estilo princesa.—–¡Tienes razón! Aún faltan dos más... Vamos. ¡Alcanzaremos a Wang y a Sojiro en el camino...!

HOLA HOLA MIS NIÑOS, COMO ESTÁN ❤

ESPERO QUE HAYAN DISFRUTADO DE ESTE NUEVO CAPÍTULO. ESTO AÚN NO TERMINA.

RECUERDEN QUE PRÁCTICAMENTE APENAS ESTÁ EMPEZANDO TODO ESTO XDXDXD

Buenas nalgas, más les vale me las cuiden

Y besitos en su lóbulo parietal

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro