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🌻|Capítulo 56.|🌻

𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪
Capítulo 56.
“Al acecho”

—–¡Oye niña!—exclamó este.—–Alto ahí...

Demonios...

Podía sentir como de repente su corazón se aceleraba fuertemente, golpeando contra su pecho como si quisiera salirse. Tenía miedo, debía admitirlo. No sabía que tipo de habilidades tenían esos tres shinobi, no sabía qué tan fuertes eran. Pero, vamos Nami, debes pensar con claridad.

En primer lugar, la probabilidad de que te ataquen es baja, porque están en un lugar público, de cualquier u otra forma llamarán la atención de otros ninja, especialmente la guardia de la arena, serían muy estúpidos si se atrevían a atacarla ahora. Además, en todo ese tiempo que estuvo ahí, no la vieron, ni siquiera la notaron. Lo que dejaba el paso libre a una tercera opción, y teniendo en cuenta de que está tratándose del grandote aparentemente estúpido, seguramente su razón para llamarla sería sumamente estúpida.

Si, por supuesto, debía tratarse de eso.

Nami infló un poco sus pulmones, soltando el aire retenido y con ella toda la tensión de sus músculos. Debía verse lo más de tranquila si no quería levantar sospechas, por lo que, acomodó su rostro en un gesto sereno y desinteresado como suele llevar, y por supuesto, de cubrió los ojos con el cabello, para que no llamaran mucho la atención. Además, de que se cubrió un poco la boca con el cuello de su ropa.

—–... ¿Me habla a mí?—murmuró la Hyuga, finalmente hablando, observandolos de reojo.—–¿Qué?

—–¡Oye, no seas grosera! Solo quiero preguntarte si sabes qué tan buenos son los platos aquí.—habló, aunque con voz burda, su tono amigable. —–Muero de hambre. Y no me gusta perder mi tiempo en restaurantes que no valen la pena.

Pero no podía pasar por alto el hecho de que pese a su tono tranquilo y relajado, su voz fuerte, su contextura, su presencia, todo era terriblemente intimidante. No obstante, Nami no lo demostraba, sería su perdición si así fuese.

Nami dejó escapar un pequeño suspiro de sus labios, desganada y con cansancio, pero luego se cruzó de brazos y únicamente dio un par de pasos más para alejarse.

—–Eso depende de cada persona. Pero el lugar es bueno. Provecho.

Después de decir eso, siguió caminando hacia la salida del lugar antes de que la volvieran a llamar, saliendo de ahí afortunadamente con vida. Sintió que sus pulmones pudieron actuar cuando pisó las afueras de esa caseta y se alejó de ahí un par de metros, debía reconocer que esos tres sujetos le daban muy mala espina, y por lo mismo también le dio mucho miedo.

Siguió caminando en dirección al hotel, deteniéndose un momento para levantar su vista al cielo. Inmediatamente no evitó una sonrisa, levantando su brazo y extendiendolo para que su querido amigo Shiba pudiese aterrizar. No se preocupaba porque sus filosas garras de cazador le lastimaran la piel, porque las vendas que llevaba en sus antebrazos la protegían. Vaya que eran resistentes, debía seguir agradeciendo a Kai por eso mismo.

El bonito búho de color blanco levantó levemente sus alas al ya estar apoyado en el brazo de su querida ama, a quien debía proteger y ayudar en lo que pudiera. Pero luego, volvió a acomodar su plumaje. Con ese gesto intentaba decirle algo a Nami, cosa que la Hyuga de hecho no tardó en notar. Ella frunció su ceño por un momento, notando en los hermosos ojos del animal algo extraño.

Una silueta extraña que la observaba a distancia, pequeña, y cubierta por una manta. Era imposible definirlo bien, sin su byakugan. Sin embargo, no tenía mucha energía para activarlo, ahora lo que debía hacer era disimular y seguir caminando como si realmente no la estuviesen siguiendo para no formar un alboroto.

—–Lo sé, lo sé. Pero, no puedo correr ahora.—murmuró Nami, empezando a avanzar con Shiba ahora posado sobre su hombro.—–Para empezar me duelen los pies, y segundo, si corro, llamaré la atención de esos sujetos. Tal parece que están detrás de el anillo...

No quería voltear hacia atrás, de lo contrario podría levantar la más mínima sospecha de que sabe que la siguen. No sabía quienes eran esos sujetos o porqué estaban ahí, o incluso porqué querían el anillo, pero podía estar segura de que no se atreverían a atacarla a plena luz del día. Comenzando porque estaba en la plaza, en un lugar público y frecuentado tanto por civiles como por resto de ninjas de Suna. No podrían ser tan tontos como para hacer algo así.

Sin embargo, las plumas del bonito búho no paraban de herizarse por el nerviosismo y el mal presentimiento, pero no se preocupen audiencia, Nami logró llegar al hotel a salvo, con Shiba aún en su hombro.

Cuando ella entró, notó que el loby estaba algo vacío, cosa que al final le dio igual y procedió a seguir caminando, pasando por el escritorio del recepcionista. No obstante se detuvo y sus hombros brincaron al escuchar un fuerte golpe que vino desde abajo. Ella levantó una ceja confundida, y aunque quería ignorarlo, la curiosidad le ganó. Así que asomó su cabeza, apoyándose en la misma madera para observar, notando entonces con gracia y una pequeña pizca de confusión al joven recepcionista que los recibió esa misma mañana. Estaba mareado, con un par de papeles sobre el cuerpo y de hecho, parecía una cucaracha aplastada. Tenía un libro sobre el rostro que seguramente lo había noqueado.

Nami y Shiba se miraron el rostro, y con frustración, la Hyuga se apartó del lugar para poder entrar detrás del escritorio, saltando una pequeña puerta para pasar. Ella se inclinó hacia él y le quitó el libro de la cara, colocándolo sobre la mesa.

—–Ammm...—susurró ella, juntando las cejas por un instante. Luego leyó el nombre puesto en su ropa.—–Oye tú. Sojiro ¿no? ¿Estás bien?

El chico, con cabello castaño y algo largo, sacudió la cabeza para despertar, levantándose para apartarse de la Hyuga y carraspear un poco la garganta, como si nada hubiese pasado. Nami simplemente levantó una ceja bastante confundida, y luego se cruzó de brazos, esperando respuesta.

—–¡Descuida! Estoy bien señorita, no te preocupes. —murmuró, aunque su voz era un poco temblorosa. Se veía nervioso.—–¡Gra-Gracias por ayudar!

Inmediatamente, vio como ella desvió la mirada con un poco de rojo en sus mejillas, agachandose para acomodar los papeles. Lo cierto era que se había escondido para no tener que ver a Nami pasar, se sentía nervioso con su imponente presencia. La Hyuga igualmente se agachó para ayudarlo a recoger los papeles. No tenía nada mejor que hacer.

—–¿Porqué se te cayó? ¿Qué? ¿Acaso te escondías de alguien? —bromeó ella, buscando hacer conversación, pero luego suspiró un poco, ahogando después el aire en su mejilla al detenerse a ver un papel.—–¿Eh? ¿Esto que es?

El chico de cabello castaño y algo despeinado notó cual era el papel que ella estaba viendo, el cual de hecho era un anuncio de "se busca". Inmediatamente suspiró con cansancio y se lo quitó a la Hyuga de las manos. El retrato de "se busca" anunciaba una recompensa por atrapar a un ladrón que se sabía, estaba en la aldea, oculto. Le hacia falta un ojo, tenía cicatrices en el rostro, y según el tamaño de sus hombros a lo mejor no era muy alto. De hecho, Nami reconoció el color del cabello del sujeto.

—–Él es el líder del trío Kura. Esos tres han sido ladrones de otra aldea, no sé cual. Pero se dedican a saquear lugares como este y a robar joyas... Ten cuidado, quizá están detrás del anillo de bodas de mi hermano.

—–¿¡Qué!?—insistió Nami, tomando después el papel que él le había quitado, quitándole también el lápiz que tenía en la oreja para empezar a rayar el anuncio.

—–¡Oye, oye, qué estas haciendo!

El castaño no sabía qué demonios pasaba por la mente de la Hyuga, pero luego asomó la cabeza al verla rayarle encima al sujeto, como si vistiera una capa negra que solo dejaba verle los ojos y algo de la nariz.

—–Cierra... La boca...—murmuró en respuesta la Hyuga, abriendo un poco los ojos después para suspirar.—–Tienes razón, están detrás del anillo.

Efectivamente, era el mismo sujeto.

Nami levantó después la mirada para quitarle la lista de papeles al castaño, y buscar entre ellos a mirar si tenía otros igualmente, pero buscando el rostro de los otros sujetos. Encontró el de una mujer y un grandulón, a los cuales ya por intuición y lógica decidió no hacerles nada. Simplemente se giró a preguntarle a Sojiro si esos mismos sujetos también hacían parte de esa misma pandilla que él había mencionado. Al él afirmarlo, ella suspiró con pesadez y simplemente posó una de sus manos bajo su mentón, estando pensativa. El búho de plumaje blanco sobrevoló por el lugar para terminar de acomodar los papeles caídos, y luego los apiló como se debía. Recibió por parte de Sojiro un agradecimiento, pero luego se giró a ver a Nami, escuchando que ella pronunciaba su nombre.

—–Sojiro.—llamó la Hyuga, sonriendo ladina, y procediendo a estirar su mano para que él la tomara.—–Ven conmigo.

Escuchando bien lo que ella había dicho, y observando con atención esa sonrisa en el bello rostro de la Hyuga, no tuvo más remedio que desmayarse un momento y volver a dejar caer los papeles. ¿Le estaba pidiendo que fuera con él, en serio? Claramente, lo había malinterpretado. El búho Shiba simuló golpear su frente con su ala, claramente decepcionado y extrañado por esa reciente acción. Nami, por su parte,  simplemente observó con confusión y arrugando la nariz, para después encogerse de hombros.

Tomó sus pies sin ninguna pizca de consideración y comenzó a arrastrarlo con ella. Lo llevaría a su habitación, necesitaba hablar con sus compañeros y amigos de equipo, además, de claro, necesitar la información que Sojiro quizá podría darles acerca del tema de los ladrones.

Era mejor aprovechar el bug. Digo, era mejor aprovechar que estaba dormido y aprovechar que sabía alenos lo más mínimo de esos sujetos.

Nami tocó la puerta varias veces hasta que escuchó por parte de Kai que pasara, y cuando la abrió encontró la imagen de él , Meiko y Wang, quienes estaban jugando a las cartas. El último mencionado al ver a la Hyuga entrar con su hermano sobre uno de sus hombros, estando cargado como un bulto de patatas, juntó las cejas algo preocupado por él, pero esperó pacientemente a que la joven Hyuga explicara la situación. A decir verdad, ya podía imaginarse cuál había sido la razón de su desmayo aparente.

Nami entró al cuarto sin decir una palabra, únicamente se dedicó a buscar una cama libre para dejar al desmayado ahí, y despues lo lanzó a la cama sin ningún cuidado.

—–Ah... ¿Nami, que pasa?—cuestionó esta vez Kai, un poco preocupado y confundido por lo que estaba ocurriendo.

—–Shh.—cayó la Hyuga, tomando después al joven desmayado de la camisa. —–¡Oye, chico raro, despierta!—mencionó mientras empezaba a sacudirlo, esperando a que despertara.

Wang, el hermano mayor del castaño, soltó un pequeño suspiro antes de reír un poco, sintiendo algo de incomodidad con la escena. Es decir, ¿Quién trata a una persona desmayada de esa manera? Bueno, no debía juzgar. Seguramente la Hyuga tenía sus razones. Meiko frunció levemente el ceño, pero únicamente prefirió calmarse y no decir nada más. Ya sentía mucha tensión entre ella y Nami, llegar a una discusión en estos momentos sería realmente estúpido, quizá sólo sentía eso porque física y mentalmente estaba agotada, y reconocía que Nami también debía estarlo por cargar a Kai durante casi cinco horas porque se torció los tobillos. Era mejor quedarse en silencio. 

—–Lo siento, Wang. Nami es así, tiene sus razones.—defendió la albina, acercándose a la cama en donde Sojiro estaba recostado.

Igual que ella, Kai y Wang se acercaron.

Poco a poco, el castaño de cabello desordenado empezó a despertar, encontrándose con la imagen de Nami con el ceño fruncido, cerca de su rostro como si ella lo evaluara con la mirada. En cambio la Hyuga al ver que se despertó, soltó un pequeño suspiro y lo soltó tranquilamente sobre la cama, sin importar que él se pegara en la cabeza por el impacto de su cuerpo contra el colchón.

—–Bien. Ya despertaste. Ahora, ¿qué es lo que sabes sobre estos tres sujetos?—dijo ella, yendo directamente al grano mientras mostraba los panfletos de "se busca" de los tres extraños que le pareció ver en ese restaurante.—–Empieza a hablar.

—–¿Eh? ¿Te refieres a ese trío de ladrones?—cuestionó Wang esta vez, cruzando sus brazos.—–¿Los viste acaso?

Kai levantó una ceja mientras se sentaba en la cama, tomando uno de los papeles que Nami tenía para observarlos con atención. Vaya, esos tres sujetos eran aterradores, incluso la mujer.

—–¿Nami...?—volvió a preguntar Meiko, juntando las cejas con algo de preocupación.—–Ya dinos.

La Hyuga arrugó su nariz antes de responder, sin dejar de observar fijamente a Sojiro, que estaba acomodándose en las almohadas.

—–Fui a comprar comida para el camino, me quedé un rato en un restaurante cercano, pero estaba en la plaza. De repente entraron tres sujetos extraños, un enano, una mujer y un tipo como de dos metros y tres centímetros de altura, bastante fornido.—habló ella, volviendo a apoyar su mano bajo su mentón para pensar.—–Pude escuchar que hablaban sobre tres ninja de la hoja, que venían a escoltar a Wang...

Kai tragó saliva al escuchar aquello. Eso significaba que, efectivamente, estaban detrás de ellos. ¿Pero, porqué? ¿Qué tiene de especial ese anillo? ¿Porqué lo quieren?

Wang soltó un pesado suspiro, llevando las manos a los bolsillos de su pantalón, observando con atención la explicación de la mejor amiga de su cuñada. Se sentía un poco culpable por tener que exponer a los chicos a esa clase de peligro. Sabía que eran ninjas, hacia escuchado de sus logros pese a ser genins, y que prácticamente son un gran equipo, pero aún así eran niños. No veía justo que siendo tan jóvenes se expusieran así con humanos perversos y despiadados, peligrosos. Tenían la misma edad que su hermano menor, de alguna forma pese a conocerlos apenas, le preocupaban.

—–Es obvio que se refieren a nosotros ¿no es así?—cuestionó Mei, soltando después un suspiro pesado.

Dios, ¿porqué no sólo podían tener una misión normal en la que no tuviera que verse obligada a cortarle la cabeza a alguien? Bueno, al menos pudo afilar bien su espada antes de salir.

—–Entonces ¿cuál es el plan?—cuestionó el castaño Kai, juntando las cejas con preocupación. Estaba un poco asustado por el hecho de que, aún no perfeccionaba bien su técnica de ninja médico, ni siquiera estaba cerca, aún debía recorrer mucho.

Le preocupaba que Meiko o Nami sufrieran alguna herida que él no pudiese sanar.

—–Bueno. Esos sujetos ya deben saber nuestra hora de salida. Y sé que es un fastidio pero, si queremos ganarles en ese sentido, debemos irnos ahora mismo hacia Konoha. Ellos imaginan que saldremos mañana temprano, lo escuché, así que lo ideal es partir. Para cuando se den cuenta, estaremos bastante lejos.—sugirió Nami, apoyando las manos en su cadera mientras cerraba los ojos.

—–No creo que sea lo más conveniente. Los tobillos de Kai aún no se mejoran y tú estás muy cansada como para cargarlo de nuevo.—se negó Meiko.—–Si hay que luchar, lo haremos... Pero necesitamos descansar.

Nami negó un poco ante esa idea. Sí, estaban cansados, pero también podrían estarlo como para luchar, lo mejor era prevenir e irse antes para confundirlos y evitar una batalla innecesaria con tres sujetos a quienes desconocen sus habilidades, pero Meiko seguía pensando firmemente en que lo mejor era descansar por el resto del día, apenas habían pasado un par de horas de su llegada. Ella sugería que lo mejor era descansar un poco para tener más energía, y enfrentarse a una batalla de ser necesario, como siempre les ha pasado en ese tipo de misiones. Pero Nami estaba desganada, no necesitaba pelear ahora, y Meiko no daba su brazo a torcer.

Era extraño verlas a ambas discutir por un punto, normalmente la una cedía a la idea de la otra y viceversa, o discutían pasivamente hasta encontrar una idea en común, pero desde que llegaron con Wang de repente había mucha tensión entre ambas. Kai no podía dejar de pensar en alguna razón sobrenatural por eso mismo, era extraño; le preocupaba verlas discutiendo o molesta con la otra, en ellas eso no era común. sin embargo no se animaba a interrumpirlas, sentía que iba a empeorar las cosas y era lo que menos quería.

Viendo la escena de la albina y la Hyuga aún debatiéndose, Sojiro aclaró su garganta. En las miradas de ambas se les observaba bastante tensas. No era necesario tener más de medio cerebro para notar que ambas podrían comenzar alguna discusión más fuerte en cualquier momento, si es que la bomba estaba por estallar. 

—–En ese caso entonces ¿porqué no parten más tarde?—interrumpió esta vez Sojiro, levantando una de sus manos para llamar la atención de las chicas.—–Ellos saben que partirán en la mañana, ¿no? Seguramente se quedarán esperando por unos minutos, pero, suponiendo que se impacientarán al esperar, llegarán a pensar que se fueron antes para evitarlos...

Nami dirigió su mirada al castaño y frunció el ceño por un momento, arrugando su nariz después. Debía admitir que era la mejor idea sugerida para esa situación en realidad, solo que estaba el pequeño detalle de que las posibilidades de que se quedaran o se fueran eran de un 50/50.

—–Si de verdad quieren ese anillo... Esperarán... Pero, por otro lado, puede funcionar.—murmuró la Hyuga, desviando la mirada hacia la ventana.—–Mientras evitemos una batalla innecesaria por ahora, supongo que acepto.

—–Yo también, así todos podemos descansar en vez de gastar energías que no tenemos.—agregó la albina, asintiendo con lentitud, para luego simplemente juntar sus propias manos.—–Muchas gracias por la idea, Sojiro-san...

Tanto Nami como Meiko relajaron sus hombros con más calma, mirándose por un momento, pero después desviar la mirada. Nami simplemente le dio la espalda con disimulo, para retirarse hacia su cama y ahí sentarse, aún dándole la espalda a los presentes. Meiko únicamente suspiró con cansancio, también alejándose del lugar y regresando a su cama, para rezar un poco y calmar sus ansias. Kai observó aquellas acciones de ambas con preocupación, esperando tan solo que la situación no llegara a ser peor. Era muy extraño que entre las dos hubiera tanta mala vibra.

—–Bueno, en ese caso, es mejor que ustedes tres se vayan a dormir ya.—sugirió esta vez Wang, con una pequeña sonrisa.—–¿Quieren que les traiga la cena? Podemos cenar con ustedes como lo prometí, pero aquí para que no tengan que molestarse en bajar y caminar más. Sé que Kai no debe hacer mucho esfuerzo.

En conjunto todos asintieron en silencio, volviendo a hacer sus actividades mientras esperaban la comida. 

Sólo querían tener una noche tranquila y reponer fuerzas, lo necesitaban. Pero lástima para ellos, que tres sujetos tramposos y malvados,  les dañarían su hora de dormir con un plan alarmante. 


HOLA QUERIDOS LECTORES, BUENAS NALGAS <3 
¿COMO LES HA IDO? ¿ME EXTRAÑARON? PUES YO TAMBIÉN LOS EXTRAÑÉ Y MUCHÍSIMOOOOOOOOOOOOOOO <333

DISCULPEN TANTA TARDANZA PERO
Estuve muy ocupada, y de hecho aún no termino, pero ya he entregado trabajos que me ya dejado más libre para seguir escribiendo :')

Pero bueno, no quiero extenderme mucho dando más disculpas, ya di demasiadas en mi tablero XD así que, espero que les haya gustado el cap uwu

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