Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

🌻|Capítulo 54.|🌻

|𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪|
Capítulo 54.
“Peligro inminente.

Luego de que la Hokage les diese el informe necesario para la misión, qué tenían que hacer, cómo debían hacer y porqué, aunque sin dar muchos detalles, Kai, Meiko y Nami se fueron en dirección a la entrada de la aldea. No necesitaban regresar a casa para buscar cosas, pues, antes ya habían empacado los suficiente. Les gustaba estar preparados, además de que con los pergaminos de Kai no tendrían de que quejarse, ya que de estos podrían extraerse muchas cosas que les pidieran. Claro, que no contaba mucha comida, sólo medicinas y armamento pero, era mejor que nada. Además, a caballo regalado no se le mira el diente ¿verdad? Ellos estarían bien.

—–Vaya, que sorpresa. Hace tiempo que no los vemos a ustedes tres saliendo juntos para una misión.

Izumo acomodaba los papeles para que los tres menores pudiesen firmar y así registrar su salida, él era  responsable y amaba su trabajo en ese puesto, comúnmente se le veía haciéndolo con empeño. Mientras, que Kotetzu por otro lado, estaba ocupado sentado apartado de él y de los papeles, disfrutando de un jarro de miel. Él era la parte floja de ese dúo dinámico, siempre decía estar aburrido de trabajar ahí, pero lo hacía porque, bueno, no tenía de otra, era mejor que enfrentar a Tsunade enojada. Este último observaba también con curiosidad a Mei, Kai y Nami. Se supone que habían dado un informe personal de la Hokage en el que se explicabe que por el momento no sería lo más correcto tenerlos a los tres juntos, al menos hasta que las manifestaciones entre las tres almas intrusas en ellos volvieran a dormir por un par de años más; pero al parecer, esa orden había sido ignorada por la misma quien la puso. Izumo disimulaba su sorpresa, mientras que Kotetzu los observaba con los ojos entrecerrados, mostrando bastante recelo.

—–¿Si, verdad? Finalmente La Hokage-sama pudo encontrarnos una misión perfecta y únicamente para nosotros tres.—comentó Kai, mostrando una brillante sonrisa de oreja a oreja.—–De hecho, la persona que solicitó la misión exigió que fuésemos nosotros tres.

—–De lo contrario no pagaría ni una moneda.—agregó Nami, cruzada de brazos, mientras observaba a la salida con el ceño fruncido.—–Oye, Kotetzu.—llamó, después girandose a verlo sin moverse de su posición, sólo movió sus ojos.

Meiko notó este gesto, de hecho ya se imaginaba que iba a decir Nami, por lo que solamente se dispuso a observar a Kotetzu también. Desde que llegaron con ellos ese moreno no dejaba de observarlos a los tres de una forma desconfiada o extraña, le parecía realmente raro de su parte, a menos que tuviera problemas de vista, porque entrecerraba mucho sus ojos.

Ay, la tierna Meiko, ella nunca se aferra a la parte más obvia porque le parece que piensa lo peor y no quiere eso. Pero Nami, quien pensaba con más malicia, empezaba a sospechar que había algo extraño. ¿Y Kai? Bueno, ya conocen a Kai. Él apenas y de ve que tiene los pies sobre la tierra, aveces desaparece para hacer viajes astrales. Él es muy distraído.

—–¿Porqué nos miras así, nos salieron tres brazos, o qué?—preguntó entonces la Hyuga, apoyando sus manos en su cadera.—–¿Acaso sabes algo que nosotros no?

El hecho de que no salieran a misiones con su equipo ya era extraño, pero, ni siquiera permitían que entrenaran juntos desde que ocurrió un incidente con Meiko cuando Genma los entrenó una vez. Desde entonces, habían sido separados a la fuerza, y tampoco fueron tan tontos como para no notarlo, porque si se encontraban con el otro por cosas cotidianas, como por ejemplo, en la misma tienda del mercado, o paseando por ahí en soledad o con su o alguien de la familia, esos terceros procuraban también hacer algo para evitar mucha cercanía entre los tres. Ella lo había notado desde la primera vez, sentía que había algo raro, y siempre le hacía caso a su sexto sentido, a sus presentimientos, porque siempre terminaba teniendo la razón. Hasta su hermano había hecho eso, de forma “disimulada”, pero, no podía dejar de pensar que había una segunda intención en todo esto. Por algo, Nami era difícil de engañar con una o varias cortinas de humo.

Viendo la amenaza, y como Nami cambiaba su mirada a una más fría, que hasta podría congelarte si quisiera, Izumo interrumpió la escena y rompió la tensión comentando que el papeleo ya estaba listo, y que ya podían partirse. Además de eso, les deseó suerte. Ante ese gesto Nami frunció el ceño aún más, hasta el punto de arrugar con molestia su nariz.

¿Quería verle la cara de estúpida?

—–Ya pueden irse, muchachos. Buena suerte en el desierto.

—–Gracias Izumo.—dijo Kai, tomando a Nami de los hombros de repente, y causando que ésta se sobresatara un poco por reflejo.—–¡Nos vemos, disfruta tu miel, Kotetzu!

Este empezó a empujar a Nami para obligarla a caminar, caminando él también, con Meiko detrás.

—–Bendiciones.—despidió también Meiko, mientras escondía sus manos en las mangas largas de su nuevo kimono de batalla, para avanzar detrás de los ojos dos, mostrando una pequeña sonrisa en sus rosados labios.

La Hyuga por otro lado, no desaprovechó la última oportunidad que tenía y esta vez les envió a esos dos una mirada acusadora, diciéndoles por medio de ese gesto que no iba a dejar pasar eso tan rápido, para olvidarlo tendrían que provocarle amnesia. Literalmente, porque como ya sabemos y nunca me canso de decirlo, Nami Hyuga cuenta con una memoria realmente excepcional. —Además, siempre digo eso para escribir más palabras y que el capítulo se vea más largo. A, no te creas, sólo juego contigo. Amo jugar con la mente de los lectores, es divertido.— el dúo sólo pudo seguir sonriendo de forma tieza y fingida hasta que Nami volteó la cabeza hacia el frente, dejándoles así solamente la espalda, avanzando ya por sí misma. El castaño no evitó el ansia de golpear levemente la cabeza de Kotetzu con un rollo de papel, mostrándose bastante disgustado con su actitud.

—–¡Eres imbécil! ¿Cómo se te ocurre mirarlos así? Nami Hyuga es de su equipo, por favor. ¡La próxima vez jntenta disimular un poco!

Ante la reprimenda, Kotetzu frunció el ceño y siguió comiendo de su miel, negando levemente mientras su compañero  le observaba.

—–¡Oye, no los estaba viendo a ellos! Pensaba si el color naranja se llamaba así por la fruta o la naranja se llamaba así por el color.—insistió, aunque claro, lo acababa de inventar para salir de esa.

—–¿Me crees tonto?—habló, volviéndole a pegar con el rollo de papel.—–¡La próxima vez disimula bien! Ahora Nami sospecha de que hay una especie de complot, y ten por seguro que no nos dejará tranquilos. Y nosotros no tenemos tiempo para lidiar con problemas o interrogantes de una niña, que por cierto, fácilmente puede dejarnos en el hospital.

—–¡En serio, lo juro, pensaba en eso! No es mi culpa que ella ande de paranoica.—exclamó, tocandose la parte en donde él le golpeó. Pero la mirada de Izumo bastó para que se rindiera y desistiera de dar excusas inventadas y con poco fundamento.—–Tch. Bueno, sí. ¡Es que me parece extraño que de repente Tsunade-sama los envíe a una misión a los tres! ¡Sin supervisión! ¿Quién fue el loco suicida que exigió a los tres y nadie más?

—–La señorita Miku Dai. Habla con más respeto cuando te refieras a ella ¿Quieres?—advirtió un Izumo más calmado.

—–Ah. Miku, ¿porqué no me sorprende?- ¡AY, YA DEJA DE PEGARME!

Izumo volvió a darle otro golpe con el rollo de papel, soltando después un pequeño suspiro.

—–También me sorprendió. Pero ahora debemos actuar con más discreción. Está claro que es arriesgado, tanto para ella como para los tres, pero, no podemos hacer nada. Si la Hokage-sama no puso objeciones para esa petición, entonces no debemos preocuparnos mucho. Ahora, sólo tenemos que esperar que al volver Nami no sea un dolor de cuello.

Cosa que muy probablemente sí iba a ser. Nami es bastante terca, y siempre lo he dicho. Es imposible que se quede quieta en tanto una idea se le mete en la cabeza, y aunque es una buena virtud, también es un defecto terrible, porque literalmente, no deja de buscar hasta encontrar. Y ya sabemos que la curiosidad mató al gato ¿Verdad?

ೋ❀❀ೋ═══ • ═══ೋ❀❀ೋ

ೋ❀❀ೋ═══ • ═══ೋ❀❀ೋ

Una vez terminado el registro de salida, el equipo Reí se dirigió al lugar de la misión. Sería un viaje algo largo, al menos de un día, por lo que antes de que oscureciese debían se armar un campamento para descansar y continuar apenas el sol se levantara en el cielo como todos los días. Mientras tanto, durante la caminata, los chicos aprovechaban para charlar y recuperar el tiempo perdido. Hace rato que no estaban juntos los tres en uba misión solos.

—–¿Entonces, toda esa misión se echó a perder por un gas de Naruto-san?—preguntó Meiko, mirando a su mejor amiga con atención.

Nami simplemente chasqueó su lengua con algo de molestia, antes de suspirar un poco y mostrar su fastidio por solo recordar.

—–Sí... Como cinco días fueron echados a perder. En menos de cinco segundos.

—–Me sorprende que no lo golpearas.—bromeó Kai.—–Yo por otro lado, tuve una misión con el equipo del hermano de Rei sensei.

Esta vez, Meiko se giró a ver a Kai con atención. Claro, debia estar pendiente a todo lo que decía su chico favorito en toda la Tierra. Ya no se puede negar que entre esos dos hay mucha, mucha química. No me extrañaría que en un futuro estuviesen juntos, viendo el bosque, sentados sobre lo alto de una colina en donde no existe el riesgo del miedo por caerse, porque el otro sería quien estuviera ahí para sostener su mano.

Ya dije mucho.

—–¿Y qué tal fue eso?

—–Bueno... Me caen bien. Sobretodo Choji, es un buen sujeto. Ino es encantadora, como Mei Mei, y Shikamaru es como tú, sólo que flojo. Así que, no se sintió mucho el vacío.—rió levemente, girandose a ver a sus compañeras.

Meiko no pudo evitar sonrojarse fuertemente por severo comentario de parte de Kai. Se notaba que sus mejillas están rojas gracias a su pálida piel. Pero Nami por otro lado, observó a Kai con una ceja alzada, para después mirar a Meiko y desviar por consiguiente la mirada. Había notado que Kai le estaba coqueteando directamente a Meiko, incluso después de eso ambos se quedaron hablando en murmullos, como si tuviesen algo entre manos. Pero la Hyuga prefirió ignorar esas ideas, y solamente levantar la mirada para ver al cielo. Ese ambiente romántico para ella era incómodo, no le agradaba. Principalmente porque le recordaba un poco a alguien.

Pensaba con lógica. Kai le dijo un comentario indirecto a Mei, ella se sonrojó. Él estaba coqueteando con ella, estaba claro... Esperen. ¿Eso quería decir que, cuando Kiba mencionó que prefería verla amargada o con ganas de luchar como siempre a que verla con ese gesto triste en su rostro, era un comentario indirecto?

“¿¡ME ESTABA COQUETEANDO!?”—pensó la Hyuga, antes de abrir los ojos como platos.—–“¡No, imposible. Sólo fue... Un raro cumplido...”

Pensando aquello, no pudo evitar sentir como sus mejillas de nuevo tomaban un color rosa, y seguido de eso, un rojo que cubría también su nariz y llegaba a cada una de sus orejas. Se había sonrojado fuertemente de tan solo pensar en la alta probabilidad de que Kiba le estuviese coqueteando en aquel momento. Quizá por eso se mostraba tan caballeroso. ¿Entonces, por eso le prestó su abrigo? Claro. Por supuesto. Es un clásico en novelas. Pero, ¡aún así!

Detestaba la sensación en su estómago que le traía un mínimo pensamiento de él. Era tan raro.

“Pff. No. Claro que no. Si me estuviese coqueteando, me hubiese dado cuenta”

Por supuesto Nami. Como no.

Todos aquí sabemos que no puedes dejar de pensar en ese hermoso colmillito que le sobresale sobre su labio inferior cada vez que sonríe.

—–Nami...~

Esta vez, ella no duró mucho tiempo perdida en su mente. Solo bastó con un llamado de parte de la juguetona voz de Kai para que ella volviera a la realidad, y enseguida se girara a ver a sus compañeros con el ceño fruncido. Debía aparentar que pensaba en algo como armas, o... Un libro... O cosas en las que suele pensar. Sería ridículo si  saben que ella de hecho, estaba pensando en un varón por primera vez. Kai no dejaría de burlarse de ella, y Meiko solo la miraría con una pequeña sonrisa silenciosa, pero que a la vez revelaría todos esos pensamientos divertidos de ver a Nami enamorada de alguien. Nunca había pasado, y tampoco nunca va a pasar. Se rehusaba a aceptar esos sentimientos tan fácilmente. Primero, necesitaba estar completamente segura de ello, apenas y se había dado cuenta de que Kiba le había estado  coqueteando esa vez. Y eso, ojo, reitero, ocurrió cuando terminó su misión del bikochu. Es decir, pasaron como cinco días después para que ella se hubiese dado cuenta.

Vaya que la Hyuga es torpe en el amor.

—–¿te sientes bien, Nami? Tus mejillas están un poco rojas.—preguntó Meiko, juntando las cejas con algo de preocupación.—–¿Estás enferma?

—–Puedes decirme si te sientes mal, Nami. Este chico de aquí ha comido muy bien de sus vegetales durante toda su vida. Así que cualquier cosa, puedo llevarte en mi espalda.—habló Kai, con una sonrisa orgullosa y queriendo echarse flores, mientras tocaba uno de los músculos de sus brazos.

¿Ya mencioné que Kai es algo alto? Bueno. En sí, la más alta del equipo Rei es Nami, y es sólo por un centímetro de diferencia con Kai. Él mide 1,60, y Nami mide 1,61. Tienen una estatura promedio, pero, Nami es la mayor del equipo.

Y Kai es el menor del equipo, con casi trece años. Cumple unos meses después que Meiko.

Nami sonrió ladina al verle, para después negar. No iba a hacerlo, además, no quería causar un malentendido con Mei. Claro que sabía que Meiko jamás se atrevería a sentir celos de Kai con parte de ella, pero, quería prevenirse también. Además, no de sentía mal. Simplemente era una pequeña explosión de hormonas que a su edad, es común que sucedan.

No le agradaba. Pero al menos la ciencia servía para tranquilizarla un poco. No significaba que estuviese enamorada, pff. Eso sería ridículo. Simplemente era común esa reacción al pensar en un chico que fue lindo con ella, y dado que ella suele ser más ruda, no recibe halagos de muchos precisamente.

—–Es que no es normal que estés rojita.—habló Meiko, con su típica voz, tan tranquila como un rayo de luna.—–Si podemos ayudarte...

—–Muchachos, tranquilos. Ya están peor que Neji. Estoy bien.—interrumpió Nami, antes de suspirar.—–Sigan hablando ¿si? Me gustaría seguir escuchando que solian hacer con los equipos que les tocó. Mei, aún no haz contado nada. Quisiera oírlo.

La albina de hermosos ojos de color azul asintió con lentitud, mostrando después una pequeña sonrisa, dispuesta a contar su grata experiencia en una misión con un equipo diferente al que estaba acostumbrada.

—–Fui a una misión con Momo y con Wang.—habló.

—–¿“Wang”?—preguntó Kai confuso.

—–Él es ahora el prometido de mi hermana Miku.—respondió la albina.—–La misión no fue complicada. Teníamos que recoger unas plantas importantes para la fabricación de un nuevo veneno en el que trabaja mi Clan, que a la vez es un antídoto contra venenos. Pero sólo puede ser usado una vez en la misma persona. De lo contrario, será contraproducente.—explicó.—–La flor era rara, pero muy bonita... Tuvimos que recoger un par para el laboratorio. Y nos enviaron a los tres, porque, no somos los únicos fabricadores de veneno.

Nami asintió, observando a la albina con atención.

Tenía razón. En el mundo habían otros clanes, o incluso individuos que fabricaban y vendían venenos a los shinobi para impregnar en sus armas, o para simplemente cobrar una venganza o asesinar nada más. Era común que entre todos ellos se pelearan por distintas plantas de ese tipo venenosas, ya que, tras que no suelen crecer en grupos abundantes, tampoco suelen ser muy fáciles de encontrar o muy frecuentes. Son una aguja en un pajar, por lo tanto, son realmente valiosas para ellos. ¿Y como no?

—–De hecho... Es por eso que es importante que nosotros recojamos ese anillo y escoltemos a Wang a la aldea.—agregó.—–El anillo de casamiento de Miku es especial.

—–¿Huh? ¿Tiene veneno o algo así?—preguntó Kai.

—–No lo sé. Sólo me dijeron que era especial... No sé de qué se trate.—susurró ella.—–Pero, si sé algo. El anillo de casamiento de Miku ha pasado de generación en generación. Cada muchacha o muchacho hijo del líder del Clan lo ha usado en su casamiento.—explicó.—–Entre los Dai, es común que se casen con otro Dai, pero también se permiten matrimonios con gente fuera del seno del Clan. No nos molesta eso...

—–Si, pasó de generación en generación Mei. Eso ya lo sabemos pero.—murmuró Nami, levantando una ceja.—–¿Que ese anillo de bodas no debe llevarlo por ley alguien que tenga la sangre del Clan?... Todos sabemos que Miku no es una Dai al cien por ciento. Ella fue producto de una relación extramatrimonial de tu madre. ¿No?

Meiko asintió ante eso con una pequeña sonrisa.

Esos eran secretos importantes de su Clan. Sólo sus amigos y el Hokage eran las únicas personas que sabían de ese secreto. Y bueno, también está Shizune.

La cuestión es que, con respecto a la fidelidad, sobretodo los hombres del Clan Dai son demasiado rigurosos. Es decir, no aguantan ni la menor señal de una posible o supuesta infidelidad de parte de su esposa. Pero, básicamente como en el tiempo de la madre de Meiko, los matrimonios arreglados entre autoridades del pequeño Clan Samurai eran comunes y acotados, era de esperarse que ese matrimonio primero de la mujer albina y nueva matriarca no fuese consensuado, era sin amor. La mujer fue ilusionada y enamorada por un hombre fuera del Clan. Él era un simple shinobi más, y entre visitas y pequeños besos que pasaron a cosas más íntimas, concibieron a Miku. Desgraciadamente el padre de ella, el amante de su madre, murió en una misión de alto riesgo antes de que se enterara. Y, el entonces esposo de la matriarca al descubrir lo que hizo su esposa, no aguantó con la presión. Y prefiero no decirles con detalles que pasó. Pero digamos que no soportó la noticia y acabó con todo.

Luego, la madre de Meiko se volvió a casar cuando Miku ya era niña, y fue entonces que con su nuevo esposo, padre de Meiko y Momotaro, le dieron a Miku dos medio hermanos menores. No mucha gente del Clan es que sepa eso tampoco, pero, es mejor así.

Es previamente por eso que Miku, Momo y Meiko son medio hermanos, y aunque se quieren mucho; volviendo al tema inicial, Nami tenía razón al estar confundida. Pues esa reliquia de ese dicho anillo, o más bien cosas así que fuesen importantes para esos Samurai tan misteriosos y devotos, debía se supone, heredar el hijo mayor de los líderes del Clan. Si, Miku es la hermana mayor, pero, no es una Dai completa, no puede ser la líder del Clan si no tiene el kekeigenkai —porque si, Miku no posee sangre venenosa— Por lo tanto, se supone no debería heredar ella, sino Momotaro.

Pero está vez el Clan prefirió no complicarse la existencia. Así que simplemente dividió los papeles. Miku se quedaba con el anillo, y Momotaro sería el próximo a líder de Clan.

Meiko al ser la tercera en la línea, recibiria una herencia monetaria bastabte alta, si es que decidía casarse y formar una vida en familia con su futuro esposo, dentro o fuera del Clan.

Meiko simplemente, antes de responder a Nami, cerró los ojos con lentitud y suspiró con una pequeña sonrisa.

—–Sólo digamos que, prefirieron no complicarse. Por eso Momo está estudiando para ser el próximo líder. Y Miku se queda con su parte.

—–Si. Pero aún así me gustaría saber qué tiene de especial ese anillo.—se preguntó el castaño, haciendo un pequeño puchero mientras bajaba la mirada para pensar.

Haciendo ese gesto, Kai se veía sencillamente tierno.

—–Bueno. Eso no importa. Lo importante es que terminemos esta misión cuanto antes. Si ese anillo es tan especial y nos mandaron a los tres como escoltas, es porque de seguro hay gente que quiere quedarselo. Tenemos que estar alertas, atentos a cualquier cosa.—advirtió la Hyuga, suspirando después.—–Ya caminamos por un buen rato. Si mantenemos el curso, cortaremos bastante territorio antes de dormir, y podremos estar en Sunagakure en la mañana.

Kai también suspiró con algo de cansancio. Llevaban horas caminando y se fueron muy temprano de la aldea. Ya era hora de almorzar, o más bien ya había pasado la hora de almorzar.

—–¿No podemos parar a almorzar?—preguntó Kai, juntando las cejas para verse más tierno y manipular emocionalmente a las chicas.—–¡El pequeño Kai tiene hambre!

—–Por favor, Kai. Deja eso.

Nami sí lo reprendió. Pero Meiko por otro lado mostró un ligero brillo en sus ojos, conmovida por el gesto de Kai. Ella también tenía hambre, pero podría aguantar. No obstante, a los dos ya les sonaba el estómago.

Afortunadamente, en el bosque por el sendero, se encontraron con un pequeño restaurante. Ante la presión de Kai y la mirada de Meiko, Nami cedió y suspiró un poco, aceptando detener el rumbo para acercarse a visitar el restaurante y comer. Comprarían algo de comida, y guardarían el resto para una verdadera emergencia a lo largo de la misión. Llegaron al interior y se sentaron en una mesa junto a la ventana. No estaba muy lleno. Era de esperarse, un restaurante en medio del bosque no suele recibir mucha clientela. Mayormente son viajeros que están de paso y se detienen ahí a almorzar. Mei se sentó junto a Kai, como se esperaba. Nami se quedó en su asiento sola, y observó de brazos cruzados a la ventana. En unos segundos una joven mesera los atendió, tomando sus órdenes.

—–¿Qué van a ordenar?

—–Sopa.—murmuró Nami, cruzandose de brazos, y cerrando los ojos.

—–¡CARNE!—exclamó Kai, levantando una mano con mucha, mucha emoción y entusiasmo. ¿Qué sería de él sin la carne?

—–Yo quiero una ensalada con pollo frito en salsa agridulce, y también un poco de tocino. —habló Meiko. —–Quiero su plato más grande, por favor.

La mujer parpadeó un poco para ver a Meiko mejor, luego rió al pensar que, si, seguro iba a compartir ese plato con el joven sentado a su lado, ya que era realmente grande como para que una chica de contextura tan delgada lo terminara como ella. Pero alta sería la sorpresa que se iba a llevar cuando se diera cuenta de que de hecho, ese plato más grande era únicamente para Meiko.

Y vaya que sí se la llevó. Nami ya había terminado su sopa, Kai estaba a punto de terminarse las costillitas asadas, y Meiko estaba a punto de terminarse ese platillo por completo, con sus labios ligeramente manchados por la salsa que habían usado para la comida.

Meiko podría ganar sin dudas un concurso contra Choji. Quizá.

ೋ❀❀ೋ═══ • ═══ೋ❀❀ೋ

ೋ❀❀ೋ═══ • ═══ೋ❀❀ೋ

Dejemos a los muchachos comer por un momento, hay algo muy importante que quiero enseñarles a todos ustedes.

Cuando ellos fueron enviados a la misión, Reí ¿en donde encontraba ella? Pues, no estaba en la aldea. El día anterior había salido por una misión, de la cual regresó esta mañana justo después de que nuestros queridos niños se habían ido en dirección al desierto.

La Sarutobi no estaba enterada de que sus pupilos fueron enviados a tal misión sin su consentimiento, pues se supone que ella estaba a cargo de esos tres y no podían hacer una misión los tres juntos solos, pero al parecer la Hokage había omitido esa orden por cuestiones que la de cabello malva aún desconocía. Se enteró de la noticia porque vio en la lista de salidas los nombres y firmas de sus alumnos, e inmediatamente, se fue a la oficina de Tsunade, bastante inconforme con tal noticia.

Ella entró a la oficina sin tocar ni pedir permiso, simplemente abrió la puerta con algo de hostilidad. Tsunade en esos momentos estaba leyendo un libro, pero dejó de lado su lectura para observar con el ceño fruncido a la Sarutobi.

—–Más le vale que tenga una buena razón para haber enviado a mis pupilos al desierto por una misión.

—–El hecho de que seas hija de Sarutobi sensei no te da el derecho de hablarme así. Aún soy tu superior.—reprendió la rubia, suspirando después por un instante.

Rei estaba molesta, realmente se veía enfadada. La observaba de brazos cruzados, con el ceño fruncido, pero a la vez un gesto calmado en su rostro. Pero eso solo era una fachada para esconder lo furiosa que estaba. Si había algo que Rei detestara de un hokage, era su arbitrariedad con respecto a sus alumnos. De hecho, con su padre tuvo muchas discusiones por esa misma razón, ya que prefería que le consultaran antes, para asegurarse de que la misión no fuese un riesgo total para ellos que apenas eran niños. Esa manía había aumentado después del incidente de Nami, y sobretodo varias manifestaciones que tanto Kai y Meiko han tenido recientemente.

—–¡Tsunade-sama!—exclamó Rei, interrumpiendo a la rubia, acercándose a golpear ligeramente el escritorio de la rubia.—–¡Disculpará mis modales, pero realmente me encuentro furiosa por un acto tan irracional de su parte! ¿Donde quedó el “no pueden estar juntos y solos, porque presentan un riesgo para ellos mismos”?—insistió, con una voz calmada pero a la vez firme.

Tsunade ante eso se levantó, observando a Rei con el ceño fruncido y una vena marcada en la frente. Rei ante eso se apartó un paso, frunciendo más su ceño, y haciendo por primera vez una mueca de fastidio con los labios.

—–Conoce tu lugar, Rei.—insistió con voz calmada.—–No cuestiones mis razones... Quien pagó por esta misión exigió que no aceptaría a otros genin que no fuesen tus pupilos. No tuve otra opción. Además, esta misión puede servirles como un entrenamiento. Es totalmente segura—agregó.—–Sólo tienen que recoger un paquete y vendrán con él, es todo lo que harán.

Tsunade consideraba que la misión asignada para ellos sería sencilla, estaba segura de que no se presentarían complicaciones, además, necesitaba que ellos aprendieran a controlar sus impulsos inconscientes. Con una misión así de tranquila, no sería difícil para ellos ¿Verdad?

—–No crea que no me he enterado, Tsunade sama.—aclaró Rei.—–Ese dichoso paquete es más peligroso de lo que parece, sobretodo para ellos que están en pleno proceso de “despertar” ¡mis estudiantes no son conejillos de indias como para hacer experimentos con ellos!

—–Quejate lo que quieras, Rei. Pero no dejaré que vayas y entorpezcas la misión. Ellos deben aprender.—insistió de nuevo la rubia, soltando un suspiro después.—–Van a estar bien, debes dejar de sobreprotegerlos.

Rei negó repetidas veces. Estaba a punto de patalear, pero luego suspiró con pesadez.

La razón por la que estaba tan preocupada respecto a ese paquete, es que ese anillo que debían recoger no era un simple anillo de matrimonio. Ese anillo, conocido como los Dai como “El anillo de la paz o la discordia” tenía el poder de sacar a la luz las emociones más profundas de quien lo usara o estuviese cerca. Su energía era tan poderosa, que temía que está pudiera afectar a sus alumnos, y por ende terminaran liberando aquella energía del alma reencarnada.

—–Si eso llega a ocurrir, Tsunade-sama, ellos no sobrevivirán. Sus cuerpos aún no están preparados para soportar tal energía. Y puede que nunca lo estén.

Dicho aquello, Rei apretó sus puños, para después sonreír genuinamente como solía hacerlo siempre. Aunque quedó claro para Tsunade, que tomando en cuenta el carácter terco de Rei, eso sólo serviría para confirmar que ella de hecho, no se quedaría de brazos cruzados. Por lo que sólo se volvió a sentar en su silla, cerrando los ojos, queriendo volver a su momento de paz.

—–Bien. Haremos esto. Si descubro que decides desobedecer mi orden, lo tomaré como insubordinación, y te enviaré a dar clases en la academia de nuevo. Ya no serás una ninja de alto rango, y todo el empeño que pusiste para convertirte en lo que eres hoy se irá a la basura. —masculló, abriendo los ojos levemente, para después observar a Rei, diciéndole que hablaba en serio.

Ante tal amenaza Rei juntó las cejas por un momento, imaginando que se supone debería sentir miedo. Pero en lugar de eso luego sonrió con algo de cinismo, girandose para salir de la oficina.

—–Ya no tengo doce años, maestra. Esa amenaza ya no funciona conmigo. Y no me importa lo que haga.—exclamó. —–Quiero garantizar la seguridad de mis pupilos, porque eso me prometí... Así que puede hacer lo que quiera.

Se acercó a la puerta, y dio un paso más para salir, aun dándole la espalda.

—–Desobedecí a toda autoridad toda mi vida. Incluso la de mi querido padre. Lo que usted diga, sensei, no impedirá que cuide a mis niños...

Y sin más, dejó la habitación, dispuesta a volver a tomar sus cosas para irse al desierto, con la esperanza de alcanzar a sus queridos alumnos. Se aseguraría de que no vivieran ningún riesgo desde las sombras.

WENAS NALGAS😎👍🏻

QUE GUSTO VERLOS A TODOS OTRA VEZ

SIGO VIVAAAAAAAAAAAAAAA


Lamento tardar mucho en actualizar, las clases y las tareas me quitan mucho tiempo, por eso tardo demasiado TuT

Además de que sigo trabajando en nuevos proyectos que me emociona hacer, por lo que tampoco quiero descuidarlos  TuT

Pero bueno, aquí les triago un nuevo cap. Espero que les guste.

Vayan a darle amor a mi nueva historia de Dr Stone ✨

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro