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🌻|Capítulo 49.|🌻

|𝓛𝓸𝓼 𝓖𝓮𝓶𝓮𝓵𝓸𝓼 𝓗𝔂𝓾𝓰𝓪|
Capítulo 49.
Complicaciones

—–Ha sido un día pesado.—murmuró para sí misma.—–Jamás en mi vida pensé que... Vería a un insecto más grande que un humano... Ahora mi miedo sí es justificado.

Habían tenido un día de búsqueda bastante complicado, en parte gracias a las torpes acciones del rubio de Bigotes, que si bien, no regresaba a verlos con un bicho que no era, también les había dado un gran susto al molestar a un "Escarabajo Elefante" un insecto con las características perfectas para considerarlo un bikochu, salvo con la excepción de que el insecto era ridículamente grande. Aunque Shino le advirtió al rubio que esas especies eran peligrosas y se enojaban con facilidad, él ignoró ese hecho y se acercó a dicho insecto, picando su nariz con una vara, la cual terminó dentro de una de las fosas nasales de ese pobre animal y se molestó. Luego, tal y como el Aburame predijo, los persiguió hasta el cansancio.

Afortunadamente lograron perderlo, pero eso retrasó mucho la búsqueda y la noche cayó vistiendo con su manto de estrellas y azul oscuro el bello cielo. Ahora mismo, Nami estaba admirando este, recostada en la rama de aún árbol muy cerca de la copa. Los demás ya estaban en el campamento, y seguramente estaban durmiendo.

—–Siento que si... Estiro mi brazo, puedo agarrar una de esas estrellas...—susurró la Hyuga, mientras sonreía.

Anhelaba y admiraba ese espectáculo de estrellas con mucha frecuencia cuando no podía conciliar el sueño, o bien, si se aburría de leer en las noches. Pero aún así, no podía dejar de sonreír con admirarlas, eran tan bellas, tan brillantes, combinadas con el silencio de la noche, la llenaban de mucha paz interna.

—–Si tan sólo... Pudiera agarrar una. ¿Podría concederme un deseo?—se preguntó, para después sólo reír en voz baja.—–Si, claro. Como si eso de verdad fuera a pasar...

Un suspiro se escapó de sus finos labios, ahora acomodaba sus manos detrás de su cabeza para hacer de almohada; aveces se preguntaba si los deseos con acciones supersticiosas se cumplían. Como por ejemplo lanzar una moneda a una fuente o a un pozo, o soplar un diente de león a la brisa, o incluso pedir un deseo a una estrella fugaz. Mucha gente, como su amiga Meiko, y también Kai, le repetían que esas cosas eran reales, sólo se tenía que tener la suficiente fe para que se cumpliera, pero Nami no era así. Ella era más del tipo realista. No creía en esas cosas, tampoco en la suerte, ella siempre pensó que tú hacías tu propia suerte, no en esas tonterías de amuletos, o incluso brujería o fantasmas, o espíritus. Era muy ajena a todas esas cosas que consideraba de niños.

—–Pff... ¡JÁ!—la Hyuga se acomodó de nuevo en la rama del árbol, soltando un suspiro cansado. —–Aveces me pregunto, si estás allá arriba escuchando todo lo que digo, papá.—murmuró, sintiendo que se quedaría dormida.—–Aunque, creo que si fuera así estarías muy molesto conmigo dado a las muchas palabras soeces que salen de mi boca.

Al soltar lo último, sintió que en sus labios se formaba una pequeña sonrisa burlona. En sí, ella era cordial, pero también podía insultar y ser bastante ruda o brusca al hablar, cosas que de seguro su padre no aprobaría, ni a ella ni a Neji, después de todo cuando ambos eran niños, incluso los regañaba cuando decían una palabra “leve” como “rayos”. De seguro imaginaba a su padre queriendo regañarla un poco, para reprender su lenguaje.

Aunque, bueno, lo que ella no sabía es que, de por sí su padre debía aceptar ese pequeño rasgo de su hija. A fin de cuentas, su madre también fue así.

Pero no entraré más en detalles. No quiero seguir hablando, ya que nuestra quería Hyuga se ha quedado dormida. Lástima que el día de mañana despertará con un pequeño resfriado por dormir a la interperie.

¡Oh, no! ¿Dije un “spoiler”? ¡Oops! Lo siento.

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A la mañana siguiente, el sol se alzó en el cielo por completo, mostrando a todos que ya era de día. Tanta luz terminó por despertar a Nami, pues el resplandor le pegaba directamente en el rostro, causándole mucha incomodidad. No obstante, por el sueño, había olvidado que estaba sobre un árbol, pensaba que aún estaba en su saco o en su cama y se rodó queriendo ocultarse de la luz, pero su cuerpo cayó al vacío.

De no haber sido porque Nami es prevenida, y se ató a sí misma un arnés con las vendas flexibles que Kai le había obsequiado hace tiempo, ella hubiese caído e impactado contra el crudo y frío suelo. En lugar de eso sólo se quedó de cabeza colgando del árbol. Lo que no he mencionado, es que justamente un chico castaño recién se levantaba, y se encontraba estirandose fuera de la tienda. Que ella apareciera de repente, de cabeza, y frente a sus ojos de esa forma, lo tomó completamente desprevenido, tanto que sólo lo hizo quedarse quieto y perplejo, parpadeando de par en par al observar dos lindos ojos perlados, con pestañas largas y rizadas, que por cierto también parpadearon con él. Sin quererlo, Nami y Kiba sólo se quedaron así por un rato. Bueno, al final ambos acabaron de despertar, seguían algo somnolientos y tontos.

Pero la mayor no tardó en reaccionar pronto, mostrando una pequeña sonrisa ladina y arrogante, que a la vez estaba algo enternecida por ver el pequeño colmillito del Inuzuka.

—–Ammm.—soltó la Hyuga, levantando una ceja al ya reaccionar.—–¿Me vas a ayudar, o qué?—preguntó, dejando sus brazos caer con su cabello.—–Y deja de mirarme así, es incómodo. Parece que hubieses visto un fantasma.

El castaño observó a Nami hablar, aún bastante perdido. Bueno, jamás la había tenido a esa poca distancia, estaba demasiado cerca, podía apreciar mucho mejor sus finas facciones. Y, además seguía medio dormido, y por lo tanto, medio tonto.

No sabía muy bien como reaccionar ante eso.

Viendo que él no se movía, Nami giró los ojos y después soltó un suspiro, ignorando el hecho de que no entendía porqué el Inuzuka se había quedado así de perplejo. Quizá estaba sonámbulo, o quién sabe. Pero ya sabemos que lo último que ella sospecharía, es que realmente su presencia y cercanía tan sorpresiva le hizo ponerlo gravemente nervioso. Ya sabemos cómo es Nami, es muy ignorante con esas cosas, es más, ni siquiera lo identifica.

Para su buena suerte, Kiba sacudió levemente la cabeza al escuchar un par de ladridos eufóricos de parte de su pequeño cachorro. Logró despertarlo del trance, y aunque tenía un ligero sonrojo en sus mejillas causado por la pena que sintió al darse cuenta de que seguro estaba incomodando a Nami, toda ilusión se desvaneció tan pronto él levantó la mirada y la observó a ella, ahora distraída. Estaba intentando levantar su cuerpo y tomar la venda que ataba su cadera y sus pies como arnés, para intentar romperla por ella misma. Viendo que ella ni siquiera había notado lo que había pasado, sintió un gran alivio, por lo que sólo se enfocó en ayudarla de esa situación.

—–¿Quieres que use un kunai?—preguntó el Inuzuka, inclinándose al suelo para cargar al pequeño Akamaru.—–Tus armas están en la tienda. Puedo buscar una.

—–No seas idiota, estas vendas son especiales.—aclaró Nami, levantando la mirada para verle.

Comenzaba a sentirse un poco mareada, ya sentía que la sangre se le subía a la cabeza. De hecho, en esos instantes Kiba pudo ver como poco a poco ese pálido rostro de Hyuga se le iba poniendo algo azul.

—–No se cortan con cualquier arma, se cortan con chakra. Son tan resistentes que pueden balancear a un elefante. Créeme. Lo confirmé.—dijo Nami, sonriendo algo ladina.—–Pero podrías traerme un kunai. Supongo que eso me servirá si logro pasar mi chakra a esa arma.

—–Adivinaré. Esas vendas tuyas ¿son un nuevo invento de Kai, verdad?—preguntó ahora mientras se daba la vuelta para dirigirse a la tienda.—–Hmpf. Es bastante ingenioso, ¿eh?

—–Si... Lo es.—respondió la Hyuga, con voz narizosa.

Tenía que necesariamente ejercer algo de presión, al menos así intentaría que la sangre no le llegara completamente al cerebro. Además de eso, sentía un poco de comezón. Esperaba no presentar un resfriado por haber dormido afuera, porque de lo contrario sería ella quien retrasara el proceso de la misión, y ni quería hacerlo, se supone que era la mejor, que era grande, que era fuerte y habilidosa, no necesitaba esa humillación de no poder dar la talla ante genins que para ella aún eran novatos. Se supone que es la mayor, no puede darse por vencida así como así.

Se perdió tanto en su cabeza, negándose a pensarse que los demás la vieran débil, que no notó que Kiba ya había regresado, esta vez acompañado no sólo de Akamaru, sino también de Shino, que observaba la escena con cierta confusión.

—–¿Por qué dormiste afuera? ¿Los ronquidos de Kiba te incomodaron?

—–¡Oye, yo no ronco! ¡Ya cállate!—exclamó el contrario, tendiendole el kunai a la Hyuga, para que hiciera el resto.

Nami observó el kunai sin entender al principio, pero luego lo tomó al recordar la realidad. Últimamente se está perdiendo del mundo muy a menudo, debía procurar ser más atenta con lo que hacía.

Sin más concentró un poco de chakra en su mano derecha, la cual sostenía el kunai, pudo pasarlo a dicho objeto y después solamente se inclinó un poco hacia adelante, hacia la venda, para ayudarse a desatar fácilmente. Esas vendas no se podían cortar, o bien, era muy difícil hacerlo. Meiko, Kai y Nami ya lo habían comprobado, incluso una Rei sensei furiosa con ganas de rebanar un bosque entero con sus abanicos no pudo cortar nada más que unos 10cm de esas largas vendas elásticas. Hasta el mismo Kai se quedó perplejo de su propia creación.

¿Saben un dato curioso? Las hizo mientras estaba sonámbulo.

—–Oigan, ya dejen de hablar de eso ¿quieren?—insistió la Hyuga, terminando de abrir el nudo, y por ende, dejándose caer al suelo.

Sacudió las vendas, las cuales aún seguían atadas a sus muñecas, y luego las comenzó a enrollar en su lugar para que no siguieran estorbando. Al menos ya se había liberado, aunque sentía un pequeño temblor en sus piernas por la debilidad.

—–Puede que te resfríes, ¿te sientes bien?—preguntó Shino.—–Estás temblando un poco.

Ella se maldijo al escucharlo, frunciendo el ceño después. No iba a admitir que en efecto, sentía un poco de pesadez en su nariz, ni tampoco que gracias a que la sangre aún no regresaba por completo a cada rincón de su cuerpo sus piernas temblaban levemente, ni aunque le pagaran dinero lo haría. En lugar de eso, sólo sonrió ladina y negó en silencio, sin importar que por dentro se estuviese quejando por tener las piernas dormidas.

—–Descuiden, no tienen que preocuparse por mí. Mejor despierten a Naruto y Hinata-sama.—dijo Nami, ya acomodando sus vendas alrededor de sus muñecas por último.—–Yo iré al arroyo a refrescarme. Y advierto que el que se acerque lo mato, lo prometo.

Se veía ruda, se veía fuerte, y con su sonrisa, arrogante como siempre. Pero toda esa imagen que ella construía se vino abajo tan pronto comenzó a caminar en dirección al río cercano, para irse a bañar. Sus pasos eran torpes y también tiezos, ¿que más se podía esperar? Tenía las piernas dormidas, casi sentía que estaba flotando.

Kiba y Shino observaron eso mientras una gotita de incomodidad les baja por la cien, pero prefirieron no decirle nada a Nami y hacer como que todo estaba saliendo como ella quería, decirle lo que quería escuchar. Era mejor que discutir con esa terca Hyuga.

—–Ah... De acuerdo.

—–Intenta no mojar tu cabeza, si no estás resfriada eso sí puede enfermarte. Recibiste mucho frío en la noche.—habló Shino por último, sintiendo una mirada confundida y extrañada por parte de Kiba.—–Si ella se enferma nos va a retrasar.

Sin más, el serio del Aburame se dio la vuelta sobre sus talones, para dirigirse a la tienda e irse a despertar a Hinsta y Naruto, que aún seguían dormidos. Dejando a Kiba sólo, con su pequeño cachorro Akamaru.

—–Eso fue extraño...—murmuró el Inuzuka, aún viendo en la dirección de su compañero.

—–¡Wau, wau!—exclamó Akamaru, estando de acuerdo.

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El día transcurrió con normalidad, volviendo  a lo de siempre, a la búsqueda del bikochu.  Cada quien estaba separado, por su propio lado, Kiba y Akamaru usaban su olfato, o buscaban en las ramas de los árboles, Shino invocaba insectos con la esperanza de que alguno que se apareciera fuera aquel que buscan, Naruto revisaba todos los rincones, y Hinata forzaba su byakugan a más no poder, intentando encontrar siquiera algún insecto, pero no podía detectar cosas tan pequeñas como ellos.

Nami hacia lo mismo, pero aún así no había señales de nada, además de que procuraba no mantenerlo a tuvo mucho tiempo, porque comenzaba a dolerle la cabeza, ¿donde demonios estaba metido ese estúpido insecto?

Nami estaba sentada en una de las ramas de un árbol, buscando desde la altura, pero pronto la noche regresaría, y aunque sería más sencillo para ella encontrar las cosas en la oscuridad, prefería usar ese tiempo para descansar y nada más relajarse. Sentía todos sus huesos tensionados.

—–Ugh... Que migraña.—murmuró para sí misma, desactivando su byakugan por un instante.—–Uff...

Ella suspiró bajamente, saltando de la rama hacia el suelo, y cayendo en cuclillas. Se levantó y estiró su espalda, ya había terminado de buscar, no haría más por el resto del día, estaba cansada. Sin más, ella comenzó a caminar en dirección hacia el campamento, en donde seguramente no había nadie aún. Necesitaba estar sola por un instante. Cuando llegó, se acercó a sus cosas, y de su mochila sacó una cantimplora, junto con un pequeño frasco de pastillas. Como detestaba tomar medicinas, pero le prometió a su hermano mayor que no se saltaría ni un sólo antibiótico, así que debía cumplirlo.

Abrió el frasco y observó una de las pastillas, de color rojo con blanco. Hizo una mueca de asco, pero cerró los ojos y tomó fuerzas para meterla a su boca, luego bebió el agua con rapidez para empujar la pastilla hacia su garganta, y poder tragarla. Soltó un pesado suspiro, limpiando la poca agua que se derramó de su boca, y pasando su dedo suavemente por sus labios para secarlos.

No tardó en sentir un breve alivio en su cabeza. Al menos esas pastillas eran de rápido efecto.

—–Me sorprende lo rápido que pueden actuar estas cosas...—murmuró para sí misma, observando con curiosidad el frasco de pastillas.—–Hmpf. Bueno, Hokage-sama las formuló, supongo que es por eso...-

—–¡Nami-nee-san!

La Hyuga castaña se sobresaltó al escuchar la voz conocida, apretando sin querer la cantimplora y por ende, derramando un poquito de agua, empapando su rostro al mismo tiempo. Ella suspiró, se había llevado un susto, se supone que no podía dejar que nadie se enterara de que tiene que tomar medicinas, la haría sentir tan débil e incompetente que no lo soportaría.

—–A-Ah... —murmuró Nami, escondiendo el pequeño frasco en su bolsillo del pantalón.—–Hinata-sama. ¿Buenas noticias?

Se giró a verla con una sonrisa fingida, acercándose a Hinata con total naturalidad como si nada hubiese pasado. La contraria observó a su prima con una pequeña sonrisa, pues al parecer, no se había dado cuenta de nada.

—–Lo siento, no quise asustarte...

—–No lo hiciste. Descuide.—murmuró la Hyuga, cerrando la tapa de su cantimplora.—–¿Ya es hora de dormir?

—–En realidad, aún no pero... Ya paramos de buscar.—susurró la más tímida, mientras llevaba una mano a su propio hombro.—–¿Estás... Bien...? Parece que... Sudas...

Nami levantó una ceja al escuchar su pregunta, cruzandose de brazos y frunciendo el ceño después, para observar a su prima menor con confusión. Debía actuar como siempre, y si eso implicaba ser ruda con tal de disimular, lo haría. Las pastillas tenían un rápido efecto, si, pero también tenían efectos secundarios, aveces la hacían sudar frío, o le causaban insomnio, pero ya se había acostumbrado a ocultarlos para no preocupar, y eso que apenas llevaba un par de semanas usandolas.

—–Hinata-sama. Descuida. ¿Si? No estoy sudando, sólo que apareciste de la nada y me asustaste, sin querer apreté la bolsa y terminé prácticamente empapada.—explicó Nami relajando su ceño, para después girarse y darle la espalda a la Hyuga.—–Descuida ¿si? Estoy bien~ Iré al río a lavarme la cara y a refescarme un poco.

Después de avisar lo que haría, comenzó a caminar en dirección al río. Dejando a Hinata sola.

—–De acuerdo...—respondió la Hyuga menor en voz baja, bajando también la mirada hacia el suelo.—–¿Eh?

No obstante, se encontró con algo brillante. ¿Un frasco? Se acercó para recogerlo, y con ello confirmó lo que había dentro de dicha botellita.

—–Son... Pastillas...—murmuró ella, observando con atención.

En la etiqueta había una firma, dos letras. Pero Hinata supo de inmediato, quién era el dueño de ese objeto. Ella sólo juntó las cejas con preocupación, levantando la mirada en dirección hacia la Hyuga mayor, quien ya no se encontraba ahí.

—–Me dijiste que ya no estabas enferma...

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Quería lavarse la cara, pero su verdadera intención en irse era sencilla, escapar de ese interrogatorio. Hinata ya estaba haciendo muchas preguntas, y si llegaba a sospechar que Nami en realidad no estaba del todo bien, se enfocarán en ella, los distraerá de la misión inicial de encontrar al bikochu, y lo peor, le daría chance al resto de pensar que ella era débil, que era inútil, que solamente estaba de más en esa misión.

Y quizá si lo estaba.

Llegó al lago y se sentó en la orilla, sumergiendo los pies y admirando el bonito color que el sol del atardecer brindaba a las plantas y a la misma agua. Era una imagen hermosa, agradecía poder estar viéndola.

Pero, su buena energía sea arruinó, tan pronto sintió que de repente se comenzaba a hiperventilar. Llevó las manos a su cabeza, y dándose un pequeño pellizco en su mejilla izquierda logró volver en sí.

Estúpidas pastillas y sus estúpidos efectos secundarios, que rabia le daban.

Desde que fue a esa misión de rescate con los muchachos, ella no ha dejado de pensar en las inseguridades que ha tenido todo este tiempo. La Nami que se mostraba osada, valiente, que no le temía a nada ¿jamás existió? Bueno, se enfrentó contra un enemigo el cual fue el doble de fuerte que ella, y sin embargo, aunque quedó moribunda, pudo vencerlo. Lo hizo por sus compañeros...

Lo hizo por sus amigos... Sin embargo, ¿a qué costo? Su sacrificio no sirvió de nada, porque no trajeron a Sasuke de vuelta, y aunque no le importa mucho esa cuestión, seguía sintiendo un mal sabor de boca.

—–¿Qué está pasando conmigo?—preguntó para sí misma, observando su reflejo en el lago.—–No puedo permitir que mis emociones salgan a flote...

Comenzaba a cuestionarse el hecho de haber aceptado la invitación de Hinata a participar en esa misión, si ya con ella bastaba para encontrar a ese estúpido insecto, además, quizá fue una jugada ridícula por parte de Nami aceptar, aún no estando completamente recuperada de sus dolores.  Ahora, utilizar su byakugan era inútil, porque comenzaba a dolerle la cabeza y no entendía porqué, cada vez que le preguntaba a Tsunade-sama era igual, cambiaba de tema, o le daba una respuesta vacía que no aclaraba sus dudas. Tanto preámbulo le estaba desesperando, ¿porqué no sólo se lo decían y ya? Puede con eso, está segura. Además, pensar tan sólo en que sin su byakugan es totalmente inútil a su parecer, la llenaba de rabia, de frustración.

Todos esos pensamientos juntos la guiaban a uno por último: el fin de su vida como shinobi, como ninja, el fin de su sueño de convertirse en alguien admirable, no sólo para su clan, sino también para toda su aldea, para el mundo, que la gente tiemble al escuchar el nombre de “Nami Hyuga” en un futuro. ¿Era mucho pedir?

—–Oye, vamos a cenar.

De pronto una voz la despertó de sus pensamientos, haciendo que frunciera el ceño y se girara a ver al dueño de la voz.

—–Shino...

—–Parece que no te sientes muy bien.—habló el Aburame, sentandose a un lado de la Hyuga sin pedir permiso.—–¿Te gustaría hablar de eso?

Al cruzar miradas, la Hyuga soltó sólo una suave risa, mirando al Aburame incrédula. Siempre consideró a Shino como alguien muy indiferente a los sentimientos agenos, nunca imaginó que algún día descubriría lo contrario.

—–¿Ahora eres psicólogo?—preguntó Nami, con ironía, pero en un tono amistoso nada más.—–En realidad... Nada, Shino. Eso no te interesa.

—–En realidad no.—respondió.—–Pero, eso no significa que no me quiera cerciorar de que todos en mi equipo están bien, tanto física, como emocionalmente. ¿Qué te pasa? Te he notado decaída. Y, aunque no te conozco bien sé que no sueles pasearte con tristeza.

Nami levantó una ceja al escuchar sus palabras. ¿Era tan obvia? Nah, más bien admiraba la increíble percepción de Shino, debía admitir que no se esperaba que alguien lo notara. Pero de alguna manera, agradecía que fuese alguien prudente como él.

—–Bueno. No entraré en detalles. Pero, siento que no estoy haciendo mucho en esta misión.

—–¿Por qué piensas eso? Aparte de mí, eres la más razonable. Colaboras en no cometer torpezas o arrebatos.—habló el contrario.—–No eres una inútil, si es que piensas eso. Eres una kunoichi muy audaz; no debes acomplejarte por esas cosas.

La Hyuga sólo lo escuchó, moviendo los pies sumergidos en el agua, mostrando una pequeña sonrisa, tal y como una niña.

—–Guau, Shino.—soltó.—–Gracias. Significa mucho viniendo del líder de esta misión.

—–No agradezcas. Como líder, es mi trabajo verificar que todos mis compañeros estén bien, aún si no me relaciono mucho con ellos... Cambiando de tema. Me alegra que tú y Hinata se estén llevando mejor. Admito que antes no me agradabas para nada. Pero ahora me agradas un poco más.

—–¿Huh?—Nami frunció el ceño con levedad, antes de borrar su sonrisa.—–Pues tú no eres la mejor persona con quien querría estar ¿sabes?

Observaba como Shino se levantaba del suelo, y sacudía sus ropas dispuesto a irse. Aquello que él dijo le había molestado un poco.

—–Es básicamente eso lo que no me agrada de ti.—dijo, dándose la vuelta para comenzar a caminar.—–Pero es también lo que te hace única, Nami-san. Tu carácter fuerte e imposible.

—–¿¡Como que-!?—se interrumpió a sí misma, viendo que se alejaba, para después sólo soltar un suspiro, y cruzar sus brazos con molestia.

—–No te tardes, o Akamaru se comerá tu comida.

—–Ay, si, tú...—burló con ironía.—–¡Y omite el “San”! ¡Joder!

Sin más, Nami soltó un pequeño gruñido, pero decidió volver al campamento para comer.

Pueda que adore a Akamaru y lo considere hermoso, pero, no permitiría que NADIE, se comiese sus mochis de edición limitada con colores y apariencias personalizadas, ¡jamás!

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Un nuevo día llegó, otra vez, debían seguir buscando al bikochu. Pero esta vez, había un minúsculo problema que podría intervenir en la búsqueda y también evitar que la misión fuese todo un éxito. Y no, no hablo de que la temporada de lluvias está por comenzar y ya se siente la humedad en el aire, o se sienten nubes a la distancia como Kiba y Hinata dijeron.

Hablo de esos tres shinobi de la “Tierra de la tierra”, que aún acechaban como zánganos a los cuatro jóvenes que buscaban a ese insecto sin descanso. El enemigo aún no había hecho ni un solo movimiento, y eso preocupaba a todos, menos a Naruto pues él no estaba ni enterado.

Justo cuando se iban a separar, afamados porque el cielo estaba gris y quizá pronto llovería, Hinata detuvo a su prima para platicarle algo. Esta vez, Hinata procuraba quedarse cerca de Nami, quería encontrar la oportunidad para hablarle, y regresarle su frasco de pastillas personalmente. Esta mañana la había visto buscar algo en su mochila con esmero, y también frustrarse al no encontrarlo.

—–Ammm... Nami-nee-san.—llamó la Hyuga menor, observando a Nami.

Nami estaba a punto de saltar a un árbol para quedarse ahí y buscar con su byakugan al insecto, pero la voz de su prima la detuvo. Suspiró un poco y luego se giró, mostrándole a la menor una sonrisa amistosa.

—–¿Hinata-sama? ¿Qué pasa? ¿Está preocupada por no encontrar al bikochu a tiempo?—preguntó, acercándose para tocar su hombro.—–Hey, piensa bien. Con este clima es mucho más fácil para nuestros ojos encontrar el insecto. Prometo que dejaré que tú lo encuentres y le avises a Naruto. Así tendrás tu momento romántico con el amor de tu vida~

Nami no la dejó hablar, solamente se dejó llevar por la especulación de que Hinata quería hablarle sobre ese tema; pero en realidad, ya nos dimos cuenta que la Hyuga mayor se adelantó, como siempre.

Hinata sintió que sus mejillas se volvían rojas, y con ellas absolutamente todo su rostro, mostrándose avergonzada por todo ese tema. Ella sabía que Nami sabía, pero aún así no le agradaba que aveces su querida prima utilizara ese asunto como algo gracioso.

—–¡N-No quería hablarte de eso!—exclamó, impresionando a Nami por un momento.—–¡Y-Yo sólo quería...! ¡Es que yo...! ¡Quería...!—insistió, intentando formular palabras, pero el tema de Naruto ya sabemos como la pone.

Nami solo esperaba con impaciencia a que ella hablara, quería irse, pero tampoco podía, porque no quería ser mal educada con Hinata. Se supone que estaban llevándose mejor, no necesitaba echar a perder las cosas entre ambas.

—–¿Ajá...?

Hinata, dándose cuenta de que no podía decir nada, ya que estaba avergonzada aún pensando en Naruto, sólo suspiró y sacó del bolsillo de su abrigo el frasco de pastillas que le pertenecían a Nami, y se lo dejó en sus manos. Luego de eso, sólo levantó la mirada y sonrió con tranquilidad, aunque aún seguía muy apenada.

—–Tu secreto está a salvo conmigo, Nami-nee-san.

Y sin más, después de decir eso se fue de ahí, sin dejar que Nami hablara o refutara.

La mayor únicamente se cruzó de brazos y guardó con cierta vergüenza el frasco de medicinas. Más le valía a Hinata no decirles nada a los demás, porque, podría ser su prima, pero iba a golpearla si no respetaba su promesa. Nadie podía enterarse de que aún seguía algo enferma; y aunque le molestaba que Hinata ya lo supiera, lo iba a dejar pasar únicamente porque son familia.

Mejor continuó con su búsqueda.

Aunque, ya pronto comenzaría a llover. ¿Qué hay con eso? Es simple, el bikochu pone sus huevos en la temporada de lluvias, y este se abre casi de inmediato. El problema es que sólo rastrea el primer olor que se le presenta al estar recién acabado de nacer, por lo que si perdían esa oportunidad no habría modo de rastrear el aroma de el Uchiha hasta que apareciera otro espécimen, y eso, sería en buen tiempo.

Pese a que Nami intentaba encontrarlo, aveces sentía que su cabeza iba a explotarle, por lo que sólo buscaba a simple vista, paseándose por las ramas de los árboles, tal y como hacía Naruto. Cabe aclarar, que del equipo, el rubio era el más desesperado, y aunque ya muchos se estaban comenzando a dar por vencidos —como Nami— Gracias a que el rubio era terco, motivó a la Hyuga menor del grupo, a seguir. Las gotas ya estaban empezando a caer, y era cuestión de tiempo. De nuevo, la oportunidad de encontrar a su amigo Sasuke se le escapaba de las manos al rubio, pero, al menos la lluvia presentaba una ventaja.

Como dijo Nami al principio, la temperatura baja, la humedad sube, y es más fácil detectar los cuerpos con eso.

Aunque quería ser ella quien encontrara al bikochu, su cabeza y sus ojos me dolían, por lo que le dejó a Hinata la oportunidad. ¡Y así ocurrió! Hinata pudo concentrarse, y gracias a eso pudo encontrar al insecto. Afortunadamente Naruto estaba cerca, y no tardó en atraparlo para llevárselo a Shino y confirmar. Ahora, la esperanza estaba de vuelta.

El rubio no tardó en abalanzarse sobre Hinata para abrazarla fuertemente, agradeciéndole por haber encontrado al insecto. Una linda escena, y Nami los observaba alejados de los demás. Saber que no fue ella quien encontró al insecto, saber que prácticamente no hizo mucho era un duro golpe a su orgullo por no sentirse útil, pero al menos podrían regresar pronto a casa, y olvidarse de eso bebiendo una rica taza de té con su hermano mayor mientras discuten porque ella hizo trampa en el juego de cartas.

—–Hmpf.—Nami sonrió ladina, viendo aún la escena, y a Hinata con ojos brillantes y llenos de amor.

Ella nunca podrá entender eso, el amor a un chico. Es decir, ¿ustedes se imaginan a Nami poniéndose nerviosa por un chico? Si, claro.

—–Buen trabajo Hinata-sama.—habló la Hyuga, mostrando una sonrisa, luego bajó del árbol, acercándose al grupo.—–Debo admitir que me impresiona.

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Después de celebrar, metieron al bichito en una cajita cristalina, en donde puso un huevo. Pronto se abriría y podrían rastrear a Sasuke gracias a que Naruto conservaba su bandana. Parecía que todo estaba saliendo bien.

Sin embargo, aún no se ha cantado el último verso, y lo que les espera será más complicado de lo que piensan, pues los enemigos aún no han hecho ni un solo movimiento. Pero, ojo, no tardarán en hacerlo.

Hinata fue a lavarse la cara al arroyo más cercano, dejando a Naruto y a Nami junto a un árbol, Shino y Kiba por otra parte, se quedaron dando una vuelta al lugar. Nami no tardó en alejarse de Naruto, también con la excusa de que iría al arroyo.

—–Hey~—canturreó la Hyuga mayor, acercándose a Hinata por la espalda.—–Vaya. Mírate con esa sonrisa. Apuesto a que es por lo de hace rato, ¿eh? —preguntó ella, observando a la menor con una sonrisa ladina.—–Ustedes son tan tiernos, pero me dan asco.—bromeó, sentándose a un lado de Hinata.

La menor sólo se giró a verla, mostrándose también sonriente y muy feliz. El chico de sus sueños había puesto su rostro muy cerca de el de ella y ni siquiera se desmayó, no podía pedir más.

—–No deberías burlarte mucho de eso. Nami-nee-san. Estoy segura de que algún día te pasará, después de todo, eres una chica muy bonita... Y muy fuerte... Todos te admiran por eso. Hasta nuestro clan lo hace.—agregó, ahora bajando la mirada, con una sonrisa más triste.—–La verdad, aveces quisiera tener tu confianza...

Nami levantó la mirada, borrando su sonrisa y observando a la Hyuga con impresión. ¿Eso pensaba de ella? Vaya, y todo este tiempo se la había pasado dudando de sí era verdad, o sólo era su mente por atribuirse grandeza.

—–Eres una chica muy valiente que siempre dice lo que piensa y... Nunca te echas para atrás con una idea...—agregó la menor, levantando la mirada.—–Nunca tienes miedo de nada-

—–Hinata-sama. Se equivoca.—interrumpió Nami, levantándose, y mostrando una sonrisa, algo más tranquila.—–No lo parece, pero... En realidad, muchas cosas me asustan más de lo que cree. Y la verdad, la admiro por tener mucha gentileza. Es algo que a mi me hace mucha falta.—agregó, llevándose una mano a rascar su mejilla.

No mentía en ese aspecto. Aveces envidiaba a Hinata por ser tan linda y amable, porque ella no podía ser así. Muchos en el clan la tomaban como dulce y agradable, pero a Nami la saludaban con más prudencia, como su le tuvieran miedo.

Se sentía bien, pero a la vez era un poco solitario.

—–Je. Bueno. No nos pongamos sentimentales.—negó, antes de volver a mostrar su rostro de siempre.—–Gracias por devolverme mi medicina, y también por no decir nada. Se lo agradezco.

Y sin más, se giró sobre sus talones para retirarse. Ya no tenía nada más por decir. Además, quería escapar del momento sentimental que estaban teniendo. No se sentía mal, y tampoco estaba incómoda, pero no quería seguir hablando de eso. Todavía no se sentía fuerte, y el hecho de que Hinata le dijera eso fue contraproducente, sólo hirió más su orgullo porque, odiaba que le tuvieran lástima.

Un suspiro salió de sus labios, pero se interrumpió a sí misma al escuchar un par de zumbidos, y también un chillido por parte de su prima. Su primera reacción fue esconderse, asegurarse de camuflarse y presenciar la escena trágica en donde esos tres seres, dos hombres y una mujer enemigos, se llevaban a Hinata quien sabe para qué.

Seguramente no sería nada bueno, proviniendo por parte de esos zánganos.

—–Debo avisar al resto cuánto antes.

No obstante, cuando estaba a punto de salir de los arbustos para irse con los demás y contar la noticia, chocó con algo, o más bien alguien.

—–¿A dónde crees que vas? ¿No acompañarás a tu amiguita?

No podía creer lo que estaba pasando. ¿Ya sabían que ella estaba ahí desde un principio?

“Tsk... Como odio ser la damisela en apuros...”

Un poquito de Suspenso no hace daño a nadie uwu

Como lo prometí, Ya aquí está este hermoso capítulo nuevo y con fresco olor a limoncito para que ustedes disfruten mientras yo me tomo un descanso por este fin de semana😔👍🏻✨

Espero que les haya gustado 😔 de verdad lo espero, comentenme qué parte les agradó más, y qué shipp nuevo han desbloqueado JAJAJAJAJA

Ya dejen de shippear a la loca we, tienen la mínima interacción y ya me están shippeando a la niña xDxDxD

Lo mismo pasó con algunas cuando leyeron a Nami luchando contra Kaneshike, no me mientan, yo sé que fue así ¬¬ JAJAJAJJAJJAAJAJ JAJAJAJAJAJJAJ

EN FIN, CON ESTO ME DESPIDO YA 😎👍🏻✨

CUÍDENSE MIS BEBÉS REFERENCIAS

Y aquí les dejo un momazo acorde con el tema de los insectos como bonus extra 😘✨

Cuídense bien, lavense las manitos uwu

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